sábado, 20 de septiembre de 2025

El lenguaje de la guerra .

                                                                                      

Lenguaje y guerra

 Nevio Gambula......



El lenguaje precede a la guerra, la prepara y la hace posible. Hoy, como en el pasado, políticos y periodistas construyen un marco narrativo que transforma la posibilidad de conflicto en una certeza inminente. La amenaza atribuida a Rusia y, en general, a las autocracias, se presenta no solo como un hecho geopolítico, sino como una imagen implacable, que se repite hasta convertirse en el telón de fondo natural e incuestionable del debate público.

En esta representación, el «nosotros» se identifica con el bloque occidental, retratado como el único bastión de la libertad y la democracia. Se contrasta con un «ellos», una entidad autoritaria definida únicamente por la barbarie y la amenaza. Esta retórica, amplificada por los medios de comunicación, desarma el pensamiento crítico y normaliza la idea de que la guerra es la única solución viable.

Así, incluso antes de que las armas hablen, el conflicto ya se ha librado en el plano lingüístico, mediante simplificaciones, etiquetas y la supresión de todo matiz. Es en esta gramática del conflicto donde se sientan las verdaderas bases de la guerra real.

La retórica del «nosotros contra ellos» también establece una jerarquía moral en la que el Otro se reduce a la pura barbarie. El «nosotros» occidental se proclama la medida de toda virtud, definiendo a otras civilizaciones como inferiores y transformando una presunta supremacía ética en un derecho de dominio. En esta visión, los bienes, los mercados e incluso los ejércitos se convierten en instrumentos de una misión universal: todo lo existente debe someterse a este poder abrumador, mientras que el lenguaje mismo se convierte en una herramienta para armar a los Estados y absolver a las oligarquías occidentales.

Este mecanismo no solo limita, sino que destruye la universalidad de los derechos. El derecho internacional, por ejemplo, se convierte en una balanza manipulada que pondera los crímenes basándose en alianzas. Un dron ruso que viola una frontera es un casus belli que provoca indignación mundial; sin embargo, un bombardeo israelí contra un Estado soberano corre el riesgo de convertirse en una simple nota a pie de página.

En el primer caso, se alza el grito de agresión, evocando la intervención militar; en el segundo, todo se reduce al «derecho a la defensa». Es el lenguaje el que decide la culpabilidad y la inocencia, transformando los cadáveres en «daños colaterales» y las violaciones de la ley en legítima defensa. La guerra, por lo tanto, no se libra solo con armas, sino con las palabras que las justifican.

La guerra solo se puede entender entendiendo cómo se habla de ella. La guerra solo se puede evitar dejando de hablar de ella como se habla. Esta reflexión de Karl Kraus debería ser la base de cualquier pensamiento crítico que realmente busque evitar el conflicto.

Sin embargo, para ser eficaz, este enfoque requiere construir un «nosotros» alternativo, distinto del de las élites que promueven un lenguaje militarista. Un «nosotros» que afirme, desde sus palabras, un principio de «humanidad común» y aspire a la democracia entre los pueblos, no a la hegemonía de unos sobre otros.

Estamos perdidos.

Fuente: Contropiano

martes, 16 de septiembre de 2025

La militarización ucraniana .

 

Militarizar el Estado

“Habiéndose erigido en líder en tiempos de guerra, volver a ser un presidente en tiempos de paz equivaldría a un descenso de categoría”, escribe Politico para defender que la guerra de Ucrania no solo no va a terminar pronto, sino que se dirige a una nueva escalada. Pese a que ha sido Zelensky quien se ha erigido claramente como presidente de guerra, ha adecuado su vestimenta al rol y militarizado todos los aspectos de la vida del país, el medio se refiere, por supuesto, a Vladimir Putin. Rusia, que mantuvo durante años la ficción de la operación militar especial, ha realizado un esfuerzo por evitar mencionar la palabra guerra que los medios occidentales han llegado a afirmar falsamente que el término estaba prohibido. Mientras Rusia ha realizado estos años un tremendo esfuerzo para dar un aspecto de normalidad, mantener la guerra lejos de la vida diaria de su población e impedir que el conflicto bélico se convirtiera en todo su discurso, la narrativa ucraniana se ha apropiado de la guerra, razón de ser del Estado desde mucho antes de la invasión rusa, para promover una reconstrucción nacionalista del Estado.

Esa militarización de todos los aspectos de la vida se ha magnificado desde la invasión rusa, pero comenzó mucho antes de que los tanques rusos violaran las fronteras ucranianas el 24 de febrero de 2022. Desde ocho años antes, la guerra era ya el centro del discurso ucraniano. Aunque inicialmente se trataba fundamentalmente de una herramienta con la que justificar el inicio de una serie de reformas económicas privatizadoras que buscaban eliminar los últimos reductos del Estado social que Kiev heredó de la República Socialista Soviética de Ucrania cuando se produjo la independencia en 1991. Perdida Crimea sin que el nuevo Gobierno de facto pudiera hacer nada al respecto, Ucrania optó por luchar en el momento en el que otras dos regiones -Donetsk y Lugansk- iniciaron una serie de protestas y flirtearon con la secesión. En aquel momento, las conversaciones de Ginebra, en las que participaban los gobiernos ruso y ucraniano además de los países europeos y Estados Unidos, abogaron por el intercambio de detenidos, la devolución de los edificios ocupados -no solo el edificio administrativo de Donetsk, tomado por los manifestantes de Donbass, sino también, por ejemplo, las sedes del Partido Comunista ocupadas por la extrema derecha por toda Ucrania- y el inicio de un diálogo nacional inclusivo a través del cual resolver una situación que amenazaba con ser revolucionaria.

La imagen de ese diálogo inclusivo fue la de un Gobierno de Maidan negociando consigo mismo y con los sectores que le habían aupado al poder. Ese monólogo de la opinión oficial se produjo, eso sí, en diferentes ciudades de Ucrania. La inclusividad de ese proceso liderado por Arsen Yatseniuk, el hombre de Victoria Nuland, fue un argumento más para que la población de Donbass ratificara su percepción de un Gobierno nacionalista, hostil a todo aquello que no lo fuera y, sobre todo, completamente desinteresado por escuchar a la población que había visto en lo que Kiev presentaba como revolución de la dignidad un burdo golpe de estado. Antes de finalizar la primavera, el escenario ucraniano era ya una realidad bélica que Ucrania nunca trató de evitar, ya que prefirió inventar, como años después admitiría el recientemente asesinado Andriy Parubiy, una operación antiterrorista para justificar el uso de las fuerzas armadas en territorio nacional. Fue entonces cuando se produjo otra de las imágenes icónicas de este conflicto: la población de Slavyansk deteniendo con sus propios cuerpos a los blindados enviados por Kiev. La no menos impresionante fotografía de los jóvenes reclutas entregándose sin ofrecer resistencia a la población organizada y que comenzaba a armarse de forma rudimentaria, obligó a Kiev a tomar medidas de impacto. Apenas unas horas después de la aparición del grupo de Strelkov en Slavyansk, Ucrania decretaba su operación antiterrorista, que comenzaba con una gran redada del Ministerio del Interior en Kramatorsk y Slavyansk, las dos principales ciudades del norte de Donetsk, aún hoy bajo control ucraniano.

Siguiendo la experiencia de la ciudad de Járkov, dividida entre población pro y anti-Maidan, con gran presencia prorrusa, pero también de grupos de extrema derecha nacionalista ucraniana vinculados a las organizaciones que habían marcado el desarrollo del nacionalismo radical ucraniano desde la independencia, fundamentalmente Patriota de Ucrania, la opción preferida fue la introducción de esos grupos paramilitares como batallones policiales. Así lo describió años después Anton Gerashenko, asesor del todopoderoso ministro del Interior Arsen Avakov. Acudieron a aquella reunión Andriy Biletsky y Dmitro Korchinsky, hoy líderes del Tercer Cuerpo de las Fuerzas Armadas de Ucrania y de Bratstvo, una de las bases de las tropas de la inteligencia militar de Kirilo Budanov en el GUR. Empobrecido desde la independencia,  en proceso de desindustrialización y en crisis perpetua, el ejército no había sido una prioridad para Ucrania en sus primeras dos décadas de existencia. Y aunque todo se achacó a la corrupción, hubo en 2014 un factor añadido: el ejército era reticente a disparar contra su propia población, armada, en muchos casos, con rifles de caza y protegida por barricadas creadas a base de neumáticos. La diferencia con el escenario de Crimea no podía ser más evidente.

Superar esas reticencias iniciales fue simple para Ucrania, que apeló a aquellos grupos que tanto en Maidan como en la represión posterior habían demostrado estar dispuestos a cooperar con las autoridades y a derramar la sangre que fuera necesaria. De esa forma nacieron los batallones voluntarios como avanzadilla de un ejército que, poco a poco, fue incorporándose también a las operaciones ofensivas una vez que comenzaron las batallas. El aumento del gasto militar, siempre a costa del gasto social, que nunca fue prioritario, pero fue aún más sencillo de recortar alegando el peligro existencial de la guerra, y la asistencia occidental mejoraron las condiciones de las Fuerzas Armadas, que volvieron a ser el grueso el esfuerzo bélico. Sin embargo, incluso entonces, grupos como Azov, batallones como Donbass, Kiev o incluso el Praviy Sektor mantuvieron el protagonismo mediático. Fueron sus líderes los que adquirieron presencia, aunque esta no siempre se tradujo en buenos resultados electorales, como pudo comprobar Andriy Biletsky, que obtuvo su escaño en 2014 gracias a que el Frente Nacional de Yatseniuk retiró a su candidato para otorgar el premio al líder espiritual de Azov. En 2019, en una candidatura de unidad en la que participaban Azov, Svoboda y Praviy Sektor, Biletsky no obtuvo el 2% de los votos, resultado que habitualmente se utiliza para alegar que no existe un problema de presencia de la extrema derecha en Ucrania.

Pese a esos resultados, el acceso al poder tanto del sector radical del nacionalismo como de figuras militares fue evidente mucho antes de la invasión rusa. Militares y paramilitares, en muchos casos con ideologías de extrema derecha, obtuvieron escaños al ser repartidos por los partidos generalistas, con lo que comenzó el proceso de aumento de la influencia de esos discursos belicistas y nacionalistas de extrema derecha en formaciones que eran equiparadas a sus equivalentes europeas. Solidaridad Europea, el partido de Poroshenko, por ejemplo, era equiparado al Partido Popular Europeo pese a que una de sus principales figuras, el presidente del Parlamento Andriy Parubiy, contaba con un pasado paramilitar del que nunca renegó. La guerra, la presencia militar en la política y el peso de la extrema derecha en la institucionalización de su discurso como nacional ha tenido consecuencias que se han traducido en un viraje hacia la derecha y una creciente militarización de la política de memoria e incluso de ministerios importantes. Más allá del Ministerio de Veteranos, feudo absoluto de la militarización, el Ministerio de Juventud funcionó también como herramienta de financiación de grupos de militares o paramilitares de extrema derecha para proyectos en sectores tan sensibles como la educación, instrucción militar y campamentos de infancia.

La invasión rusa vistió de verde a Volodymyr Zelensky, convirtió en héroe del país y portada de la revista Time a Valery Zaluzhny y es ya la razón de ser del Estado de Ucrania, que desde 2022 emplea más de la mitad de sus gastos en la guerra y el mantenimiento de los soldados y veteranos. El enaltecimiento de las figuras militares no se limita ya a su papel en la defensa de la patria en una guerra en la que Kiev asegura que Ucrania se juega su soberanía y su existencia, sino que las encuestas de intención de voto muestran la relevancia de personas vinculadas directamente al esfuerzo bélico entre las más populares del país. Por delante de políticos como Poroshenko o Timoshenko, y en algunos casos también de Zelensky, están personas como Budanov, Biletsky o, sobre todo, Zaluzhny, fijos en los puestos iniciales.

Necesitada de protección, como se pudo ver con las protestas lideradas por la sociedad civil vinculada a organizaciones e instituciones occidentales tras el error no forzado del movimiento contra el entramado anticorrupción creado por y para Occidente, la Oficina del Presidente, único Gobierno efectivo que actualmente existe en Ucrania, ha querido adaptarse a las circunstancias. Continúe o no la guerra, el apoyo del sector militar es imprescindible para cualquier aspirante a gobernar Ucrania, ya que a su poder militar se une ahora el crédito político que ha supuesto la batalla. La guerra, que durante once años ha sido una herramienta útil para Ucrania a la hora de justificar una austeridad social para sostener el derroche militar, no va a dejar de serlo incluso en caso de alto el fuego, ya que el estamento militar, y especialmente una serie de figuras selectas, han obtenido un estatus que les hará personas muy relevantes en la política de los próximos años.

Después de militarizar la vida civil y dar más peso a los sectores militares en aspectos clave de la política, la Oficina del Presidente, posiblemente para ganarse el favor de un grupo de población que será clave en el momento en el que vuelva a haber elecciones en Ucrania, ha optado por dar el siguiente paso, la militarización del Gobierno. “Hoy propuse al Presidente de Ucrania reformar la Oficina del Presidente. La idea es que una parte significativa del personal de la Oficina esté compuesta por militares en activo con experiencia de combate confirmada en la guerra a gran escala o veteranos de operaciones de combate. Esto aplica a empleados de todos los niveles y departamentos, sin excepción. El presidente Volodymyr Zelensky apoyó esta idea. Es justo. Porque estas personas son un referente de honor, moralidad y lealtad hacia Ucrania. Sé bien cómo cambia el ritmo cuando tienes a tu lado a quienes han pasado por la guerra. No buscan excusas, sino soluciones para lograr resultados”, escribió Andriy Ermak hace unas semanas en un mensaje que ha pasado totalmente desapercibido. Tras ignorar y restar importancia al creciente peso de la extrema derecha a nivel político y social, tampoco va a resultar problemático que Ucrania llene la Oficina del Presidente y dé orden de que lo hagan también todos los departamentos del Gobierno, de veteranos de la guerra contra Rusia y de la operación antiterrorista contra Donbass, la culminación de los cambios que comenzaron en 2014 y que han creado una Ucrania militarizada, nacionalista, cada vez más escorada a la derecha. Militarizar el Gobierno e incluir en él a representantes de esos sectores que han abogado por el reclutamiento forzoso o castigar, incluso con un tiro por la espalda, a quienes tratan de evitar la guerra huyendo del país es el siguiente paso.

 https://slavyangrad.es/2025/09/15/militarizar-el-estado/

Nota del blog ..-

La censura de  Kiev  https://www.diario-red.com/articulo/internacional/ucrania-censura-webs-diario-junge-welt-portal-nachdenkseiten-gobierno-aleman-hace-ni-triste-comentario/20250915113236054273.html

lunes, 15 de septiembre de 2025

Los once motivos del ataque de Israel a Catar.

Hamás no es ninguno de los once motivos del ataque de Israel a Catar

  • El contexto, la dimensión y las consecuencias del ataque de Israel, coordinado con EEUU, contra el lugar de reunión de los líderes de Hamás, el 9 de septiembre, muestran que la "Operación Cumbre del Fuego" tenía como objetivo al propio Catar, en el marco del proyecto del Nuevo Oriente Próximo que impulsa Israel.
Lo raro de este escenario no es la agresión militar israelí a otro país de la región, sino que un partido-gobierno que afirma estar perseguido por el Estado Judío, celebre su reunión de jefes en un país “aliado de la OTAN”, que alberga la sede del CENTCOM, el Comando Central de EEUU (del que Israel es uno de sus integrantes), y la mayor base militar del Pentágono en Oriente Próximo (Al-Udeid) desde donde ha atacado a Afganistán, Irak, Siria y Libia, que acoge a 110.000 soldados, y a pocos metros de la embajada de EEUU. Es también donde Hamás tiene su oficina principal y sus dirigentes viven desde 2012.
Los islamistas a) no entienden el concepto del “imperialismo”. Son anti-israelíes porque el Estado judío ha ocupado la mezquita Al Aqsa. De hecho, Hamás es el acrónimo del Movimiento de Resistencia Islámica, que no Palestina [a Israel], y por esta misma razón denominó Tormenta Al Aqsa a su operación del 7 de octubre del 2023, b) aún no se han percatado que Israel, desde la caída del Sha de Irán en 1978, y por catorce razones, se ha convertido en el estado número cincuenta y uno de EEUU. Los emires cataríes, también por esos motivos, no salen de su asombro- A pesar de firmar contratos comerciales y de armas milmillonarios con EEUU, e incluso regalar a su presidente un avión Boing de lujo, el Pentágono había desactivado durante el ataque los sistemas antimisiles THAAD y Patriot de Catar. 
Cuando alguien habla de “operaciones secretas” en Oriente Próximo (como la de Hamás del 7 de Octubre), significa que son secretas para el pueblo llano, que no para el Pentágono, la CIA, el Mossad, o el MI6, que además de tener a cientos de infiltrados en los gobiernos de la zona, cuentan con 19 bases militares, equipadas con la tecnología más puntera de espionaje, con satélites que detectan hasta el movimiento de las hormigas en el subsuelo, 40.000 soldados y decenas de miles de mercenarios camuflados. De hecho, Netanyahu conocía el plan de asalto de Hamás del 7 de octubre meses antes, y que no lo sabotease y permitiese que los islamistas mataran a alrededor de 1.200 personas y secuestrara a 250, para lanzar el proyecto de “solución final” para los palestinos, muestra no sólo su desprecio absoluto hacia la vida de otros, sino su victoria en ocultar este detalle.
La reunión trampa había sido convocada por Donald Trump y con el permiso de Israel para estudiar su última propuesta de alto el fuego. Trump hizo lo mismo con el régimen, también islamista, de Irán: dos días antes de bombardear el país, en junio pasado, y matar a cerca de 1300 civiles y una treintena de generales y científicos nucleares, afirmaba que “las negociaciones van bien”, anestesiando a los ayatolás que con la Sharia en mano, se creían más listos, al copiar los métodos de guerras de Mahoma del siglo VII. En ambos casos, los ataques habían sido preparados meses antes.
La semana anterior, Israel atacó a Yemen, que lleva bajo incesantes bombardeos desde 2015. Asesinó al Primer Ministro y a seis miembros de su gabinete para mantener un foco de guerra en las fronteras de Arabia Saudí, aprovechando las útiles acciones del yihadismo hutí. También destruyó las posiciones militares de Turquía en el sur de Siria, huérfana y sin Estado, a la vez que Trump cambiaba el nombre del "Departamento de Defensa" a "Departamento de Guerra", y amenazaba a Venezuela, integrante en la alianza Sur Global, liderada por China.
Motivos estratégicos de Israel
¿Por qué Israel no bombardeó el hotel de los lideres de Hamás en Turquía, donde se alojaban antes de volar hacia Catar? ¡No digan que fue porque “Turquía podría invocar el artículo 5 del Tratado de la OTAN para que castigara al atacante”! Nadie en su sano juicio creerá que EEUU, que mandó en esta Alianza, sancionaría a Israel para salvar la reputación de un tal Erdogan .
1.     La israeilización de Oriente Próximo: imponer el mandato de Tel Aviv sobre otras capitales, y conseguir su obediencia a golpe de bombas y balas, mientras avanza en ocupar los territorios ajenos para cumplir, en un futuro lejano, con el sueño de un Gran Israel. Por el momento, se ha hecho con más tierras palestinas y el veinte por ciento del suelo sirio. Tocaba a Catar porque:
2.     Se trata de un diminuto país, gobernado por la monarquía absoluta de la familia Al Thani, hasta hace poco un puerto pesquero, y ahora una potencia no sólo regional sino mundial, el más formidable de los adversarios para Israel, gracias a: 
3.     Ser la tercera reserva mundial del gas, tras Rusia e Irán, y el tercer mayor exportador del gas licuado, detrás de EEUU y Australia, compitiendo con la tecnología de energías renovables de Israel. Es más ¿Por qué sus dueños son unos jeques beduinos si están los asquenazis protegidos por Yahweh para gestionarla?, se habrá preguntado Tel Aviv.
4.     Poseer una tecnología de energía renovable, ocupando los mercados de Israel.
5. A pesar de no tener un ejército como el israelí, con sus miles de mercenarios yihadistas, ha sido  capaz de desmontar y montar Estados (en Siria, Libia, Irak, Sudán o Túnez).
6. Que ha encontrado en el “poder blando” la clave de su éxito, en tres terrenos:
a) La compra de influencia en las principales capitales del mundo, sobornando a los políticos, periodistas y comprando clubes deportivos, universidades de élites etc. Catar ha sido, junto con Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos, elegido para la primera visita internacional del presidente Trump, tanto en su primer mandato como el actual (¡y sin ir a Israel, a unas horas en avión!), algo inaudito en la política exterior de los presidentes de EEUU. 
b) La propaganda, mediante el canal estatal Al Jazeera. De habla árabe e inglesa, y contratando con salarios envidiables a una serie de profesionales y “tertulianos” ha creado una imagen amable de la dictadura medieval en el mundo, mientras destroza a su rival: Israel. Gran parte de las denuncias del Genocidio palestino, que ha creado un impresionante movimiento global anti-israelí, se debe a este medio. Ni Israel, ni Turquía, ni Irán, ni Arabia Saudí cuentan con un instrumento de propaganda tan poderoso, respaldado por los demócratas de EEUU, que lo utilizan contra el wahabismo y sionismos apoyados por los republicanos. Las victorias militares de Israel han sido derrotadas por la pantalla de Al Jazeera. Hace exactamente lo que hizo el régimen israelí con el Holocausto judío con las imágenes, documentales y películas. Este canal, durante la agresión militar de EEUU y sus aliados para ocupar Afganistán, el país más estratégicos del mundo, convirtió al agente de la CIA Osama Ben Laden en el héroe Anti-Bush, confundiendo al mundo “musulmán”. Nadie preguntó cómo sus reporteros conseguían las “entrevistas exclusivas” con aquel monstruo en la Cueva de Ali Babá; y  cómo su mensajería rápida las pasaba al canal catarí, sin ser rastreada por la CIA. Luego las vendía a precio de oro a otras agencias. Hoy, sigue desinformando sobre lo que sucede en la región con su elegante y sofisticada narrativa ultraderechista.
c) La religiosa, a través de la Hermandad Musulmana, la organización islamista de extrema derecha integrista más grande del mundo (parecido al Opus Dei). Abortó, en colaboración con Barak Obama, la revolución laica y democrática de Tharir egipcia, colocando en el poder al hermano Muhammad Mursi, asegurando un capitalismo dictatorial, mafioso, medieval y tercermundista, o mantener la Turquía de Erdogan, otro hermano, en su órbita.
7. Ser la sede del CENTCOM. Israel desea que EEUU lo traslade a la “Tierra Prometida” .
8. Ser un país turístico (comparando con otros regímenes islamistas como Arabia Saudí e Irán), y ha organizado (a golpe de talonario) los Juegos Asiáticos de 2006 y la Copa Mundial de Fútbol de 2022. Si no desparece del mapa, será la sede de los Juegos Asiáticos de 2030.
 9. Se ha convertido en otro desafío para Israel en Siria, por el reparto del botín manchada de la sangre de millones de sirios. Catar ha prometido invertir en la reconstrucción del país hoy gobernado por Al Qaeda, al que Israel planea también robar, pero vía su fragmentación. Los jeques consiguieron que Trump levantara las sanciones contra Damasco, recibiera al terrorista-presidente Ahmed al-Sharaa, y además le llamara “joven atractivo“.
 Israel es consciente de que la única manera de neutralizar el poder y la influencia de Catar es  destruir a la familia Al Thani (¡ y a sus miles de príncipes!) y devolver el país a la Edad Media.
Motivos personales de Netanyahu
10. Huir de la justicia, una vez más. El genocida de Gaza compareció, el día anterior, en el juzgado por el caso de Catargate. El jefe del Pueblo Elegido ha sido acusado de conexiones con agentes extranjeros, lavado de dinero, soborno y fraude por recibir unos 50 millones de dólares de los jeques cataríes a cambio de promover en sus medios una imagen positiva, como mediador y pacífico, en perjuicio de otra dictadura, cómplice en la masacre de los palestinos, que pretende jugar el mismo papel: la egipcia.
11. Sabotear las negociaciones. Desde que en 1948 la Banda terrorista israelí Stern asesinó a Folke Bernadotte, el primer mediador de la ONU para la guerra israelí-árabe, hasta hoy, Israel ha eliminado a todos los que se han opuesto a sus crímenes y su expansionismo. Nunca va a permitir un Estado Palestino pues si lo hiciera la coalición de su gobierno caería, y él acabaría en la prisión, al perder la inmunidad.
Israel en el pulso entre los NeoCon y los MAGA
Desde que los demócratas, dirigidos por Barak Obama, se percataron en 2014 de que la verdeara amenaza a su hegemonía mundial es el avance económico y tecnológico de China, y no los regímenes prehistóricos de Talibán y los ayatolás de Irán, la política exterior del establishment de EEUU (y Europa) se rompió en dos partes: la NeoCon que cree que Rusia es el principal enemigo e Israel su principal aliado, y la de la doctrina de “regreso a Asia” para contener a China, que ha intentado, sin éxito, parar a esta facción, sacar a EEUU del pantano de Oriente Próximo para centrarse en Asia Pacífico.
De hecho, los NeoCon- Israel promovieron la guerra entre los “Yihadistas” chiítas y sunnitas de Irán y de los países árabes y Turquía, -desde que los instalaron en Irán y Afganistán en 1978-, en el suelo de terceros para debilitarlos a todos.
Todo indica que también esta vez, el gobierno de Trump, lleno de sionistas (como el Subsecretario de Defensa Stephen Feinbergsu), será secuestrado por el lobby israelí, derrotando a los MAGA.
Ha nacido el Yihadismo judío
Primero fueron los Acuerdos de Abraham, que en 2020 le permitieron a Israel entrar no sólo en los Emiratos Árabes Unidos, sino en todos los países árabes del Golfo Pérsico por la puerta trasera, infiltrándose en sus entrañas, y después el traslado de Israel del Comando de EEUU para Europa (USEUCOM) a CENTCOM, en 2021 por Trump; dos pasos decisivos para que el Estado Judío se encargara de realizar el “trabajo sucio” (en palabras del canciller alemán Friedrich Merz) que Occidente no puede hacer, por su coste moral y económico, en esta vital región para sus intereses. Hace cuarenta y seis años, los G4 crearon el Yihadismo para desmontar Estados nacionalistas y semilaicos (Afganistán, Irak, Siria, Irán, Yemen, Yugoslavia, entre otros), y para que cumplieran otras cinco misiones. Ahora, parece que está reemplazando a este actor por el ejercito israelí y el Mossad, que en una misión divina, harán de buldócer para las tropas del imperialismo, masacrando a los pueblos, destruyendo Estados, cometiendo atentados con total impunidad, con la diferencia de que para este actor no habrá Guantánamos.
El proyecto de EEUU-Israel del "Nuevo Oriente Medio", reemplaza al acuerdo secreto de Sykes-Picot entre Francia y Gran Bretaña del 1916, para repartirse la zona. Gran parte de la tarea ya está hecha: Irak, Afganistán, Siria, Libia, Sudán, Irán, han sucumbido. Sólo quedan unos cuantos.
EEUU-Israel necesita a los grupos islamistas
Israel no quiere que desparezca Hamás: la extema derecha judía e islámica se retroalimentan, destruyendo a las fuerzas laicas y progresistas, arrasando a los que se oponen a sus ideas apocalípticas. Fue por la “recomendación del Shin Bet y el Mossad”, afirma Netanyahu, que se permitió a Hamás recibir la financiación por Catar: “Porque queríamos mantener divididos a Hamás y a la Autoridad Nacional Palestina” afirma, ¡aunque gracias a la propaganda de Al Jazeera, Hamás es el progresista y la resistencia y la OLP la corrupta y colaboracionista! Fue el dinero catarí que cubrió la campaña electoral de Hamás, expulsando a la OLP del poder en 2007. Y no fue el único al que patrocinó: el propio Netanyahu recibió al menos 50 millones de dólares del jeque Al Thani, en 2012.
Lo que dijo el jefe de Hamás, Khalil al-Hayyah, explica las razones de Israel: Planeamos el 7/10 porque necesitábamos "cambiar la ecuación por completo y no solo tener un conflicto", y "hemos logrado volver a poner la cuestión palestina sobre la mesa y ahora nadie en la región está en paz". ¿Sacrificando a cerca de 60.000 palestinos, sólo por eso? ¡Muera yo con los filisteos! [dijo Sansón], y se inclinó con todas sus fuerzas y el edificio se derrumbó sobre los príncipes y sobre todo el pueblo que estaba en él” (Jueces 16:30, Biblia).
Se vio el primer día que el beneficiario de la operación iba a ser Israel. Si un Estado palestino no es para la felicidad de su gente ¡con vida!, ¿para qué se debe fundar?
¿Qué más da para un palestino oprimido ser asesinado por los suicidas islamistas o los genocidas judíos? La presión de la idea primitiva, manipuladora y clasista de “Dios-Patria- Tierra-Bandera” impide que las fuerzas progresistas palestinas se libren de las vacías consignas de “resistencia hasta el martirio” y del “río al mar” sin estrategia viable. Hay una necesidad urgente de pensar en las iniciativas valientes e ingeniosas para salvar la vida de los palestinos de los campos de exterminio de Gaza y Cisjordania, organizados por los mercaderes de la muerte.
¿En qué parte del proyecto del Nuevo Oriente Próximo serán colocados los palestinos?
Y los árboles siguen impendiendo ver el bosque.
Analista política y traductora persa y dari

Miembro de Grupo de Pensamieno Laico.
Nota delo blog .- Recordemos  que  el gobierno de Israel ha estado matando periodistas cataríes de Al Jazeera    en   Gaza 
Los líderes del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG-integrado por los países árabes ribereños del Golfo Pérsico) han “ordenado al Consejo de Defensa Conjunto la celebración de una reunión urgente en Doha, precedida por una del Comité Militar Superior” para “evaluar la postura de defensa de los Estados miembros y las fuentes de amenaza” después de un ataque fallido llevado a cabo por Israel el pasado martes contra una reunión de la delegación del Movimiento de Resistencia Islámica de Palestina (HAMAS) en Doha.ñLa cumbre árabe-islámica en Doha condena el ataque israelí a Catar, respalda la paz en Gaza y llama a revisar las relaciones diplomáticas y económicas con Israel. En su declaración final, la cumbre árabe-islámica extraordinaria celebrada este lunes en Doha, bajo la presidencia del emir catarí Tamim bin Hamad Al Thani, ha emitido un contundente comunicado final condenando el ataque israelí del 9 de septiembre contra Catar, que afectó áreas residenciales, escuelas, guarderías y sedes diplomáticas, causando víctimas mortales y heridos. 
Fuente: Hispan .TV .

sábado, 13 de septiembre de 2025

La militarización como proyecto de integración europea .

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 Remilitarizando Europa .


El pasado mes de marzo, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, anunciaba a bombo y platillo un plan para rearmar a Europa ante el peligro ruso y la imprevisibilidad del histórico sheriff norteamericano. Un nuevo aumento, sin precedentes, del gasto militar europeo: hasta ochocientos mil millones en cuatro años. Para ello, se propone relajar las omnipresentes reglas de disciplina fiscal, permitiendo el endeudamiento de los Veintisiete; se favorecerán nuevos préstamos a los Estados mediante la reforma del Banco Europeo de Inversiones (BEI) e, incluso, se permitirá a los gobiernos desviar dinero destinado a los fondos de cohesión para el gasto militar. Lo que nunca fue posible para construir una Europa social, ahora es posible para construir una Europa de la guerra.

Hace tan solo cinco años comenzaba la legislatura europea con la Eurocámara declarando la emergencia climática que dio paso a la justificación política del llamado Pacto Verde Europeo; ahora, la Comisión Europea acaba de anunciar el rearme europeo. Así, hemos pasado de la era del Pacto Verde a la militarización de la economía europea. Una buena muestra de cómo la invasión rusa de Ucrania se ha convertido en un elemento disruptivo clave para justificar una reconfiguración de la integración de la Unión Europea en clave militar.

Pero nos equivocaríamos si pensáramos que las veleidades militaristas de las élites europeas responden a un sentimiento coyuntural de inseguridad ante la amenaza rusa. Más bien, es parte fundamental de un proyecto estructural de largo aliento que pretende reorientar la Unión Europea como potencia en un contexto geopolítico de policrisis, marcado por una nueva carrera de recolonización del mundo y agudización de la competencia interimperialista. En este contexto, la remilitarización de Europa juega varios roles clave en el nuevo proyecto de UE-potencia, tanto externos –hablar el lenguaje duro del poder en el marco de la necesidad de asegurar las rutas comerciales que permiten el abastecimiento de las materias primas esenciales de las que carece Europa– como internos: construir un nuevo modelo de integración europea ya no solo basado en el mercado, sino también en lo securitario/militar; a la vez que se emprende un cambio de modelo productivo mediante una reindustrialización en clave militar. Pero vayamos por partes.

La militarización como proyecto de integración europea
La Unión Europea lleva sumergida en una crisis existencial prácticamente desde que perdió el horizonte de un proyecto de unidad política a partir de las sendas derrotas en referéndum del proyecto de Constitución Europea en Francia y Países Bajos. Un rechazo popular al modelo de integración europea que no solo fue desoído desde las instituciones y élites europeas, sino que, por el contrario, aceleró el paso de las reformas estructurales con la máxima de mejor decretar que preguntar. En ausencia de una constitución política, se ahondó en el constitucionalismo de mercado en el conjunto de las normas comunitarias, destacando el Tratado de Lisboa que, aunque no tiene formalmente el carácter de una Constitución, se erigió como un acuerdo entre Estados con rango constitucional. Una especie de Constitución económica neoliberal que consagró las famosas reglas de oro: estabilidad monetaria, equilibrio presupuestario, competencia libre y no falseada.

La aplicación del artículo 50 del Tratado de Lisboa, por el que se ejecutó la separación británica de la UE, produjo una cierta crisis existencial en unas instituciones europeas que parecían asistir impasibles a su lento desmoronamiento. Pero, justamente, la salida del Reino Unido del club europeo abrió una posibilidad hasta entonces bloqueada por los británicos: la integración militar. En su discurso sobre el estado de la Unión de 2016, con el referéndum del Brexit aún caliente, el expresidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, rompió el tradicional tabú europeo en cuestiones militares para hablar de un fondo de defensa común, un “cuartel general europeo” y una “fuerza militar común” para “complementar a la OTAN”. De esta forma, en los pasillos de Bruselas, se abría paso la vieja aspiración militarista, defendida ardientemente por una Francia necesitada de un Ejército europeo para velar por sus intereses neocoloniales en África.

Con motivo del 60º aniversario del Tratado de Roma y con el Brexit como telón de fondo, la Comisión Europea presentó el Libro Blanco sobre el futuro de Europa, donde se llamaba la atención sobre los peligros que para Europa suponía ser un “poder blando” en un contexto donde “la fuerza puede prevalecer sobre la ley”. Una clara invitación a reforzar el gasto militar para poder hablar el lenguaje duro del poder. Porque la Europa a la carta que ya diseñaba el Libro Blanco de Juncker tenía un menú muy concreto y reducido: quienes quieran y puedan están invitados a sumarse a más Europa en las áreas de defensa y seguridad. Por fin, ahí quedaba la puerta abierta a la integración militar.

Así, al menos ocho años antes del anuncio de Ursula von der Leyen sobre el plan de rearme europeo, la militarización de la UE era ya la gran (y por lo visto única) apuesta estratégica de las élites europeas. De esta forma, se empieza a desarrollar la “cooperación reforzada” entre los Estados miembros, con el objetivo de crear un Fondo Europeo de Defensa, una industria militar y armamentística común y una mayor coordinación policial y militar, con el tantas veces anunciado Ejército europeo en el horizonte. Un plan de integración militar europeo donde emerge un concepto clave: la autonomía estratégica, que se convierte desde entonces en una especie de maná milagroso para solucionar todos los problemas de una UE sin proyecto existencial.

La autonomía estratégica europea eran más armas
En este contexto, llegamos a la primera Comisión von der Leyen, que inicia su mandato trabajando, dos años antes de la invasión de Ucrania, en el desarrollo del Strategic Compass, un plan de acción para reforzar la política de seguridad y defensa de la UE con el horizonte de 2030. Aprobado finalmente por los Estados miembros en marzo de 2022, en el contexto del inicio de la guerra en Ucrania, esta Brújula Estratégica se adaptó rápidamente al nuevo contexto y se utilizó como justificación de una política decidida previamente: “Este entorno de seguridad más hostil nos obliga a dar un salto decisivo y exige que aumentemos nuestra capacidad y nuestra voluntad de actuar, reforcemos nuestra resiliencia y garanticemos la solidaridad y la asistencia mutua” 1.

De esta forma, el Strategic Compass repite varias veces que “la agresión de Rusia a Ucrania constituye un cambio tectónico en la historia europea” al que la UE tiene que responder. ¿Y cuál es la principal recomendación de esta Brújula Estratégica? El aumento del gasto y la coordinación militar. Precisamente en un contexto en el que los presupuestos militares de los países miembros de la UE ya suponían más de cuatro veces el de Rusia y donde el gasto militar europeo se ha triplicado desde 2007 2. De esta forma, en el Consejo Europeo de Versalles se concreta el incremento del 2 % del PIB de cada Estado miembro en gasto directo en defensa. El mayor aumento de los presupuestos europeos en defensa desde la II Guerra Mundial hasta la reciente propuesta de rearme europeo. En este sentido, el por entonces presidente del Consejo, Charles Michel, declaró sin tapujos que la invasión rusa de Ucrania y esa reacción presupuestaria de la UE habían “consagrado el nacimiento de la defensa europea”.

Aunque la propuesta de rescatar el proyecto de integración de la UE en torno a la remilitarización de Europa es un proceso que lleva años en marcha, nadie puede negar que la invasión de Ucrania lo ha acelerado y, sobre todo, lo ha legitimado socialmente. Sin la auténtica doctrina del shock, aderezada con un fuerte sentimiento de inseguridad que se ha impuesto en los países miembros de la UE, sería impensable impulsar aumentos presupuestarios militares de estas características sin un fuerte rechazo social y electoral. Como afirmó von der Leyen pocos días después de la invasión rusa de Ucrania, la UE había avanzado más en materia de seguridad y defensa común “en seis días que en las últimas dos décadas”, en referencia al desbloqueo de 500 millones de euros de fondos comunitarios para equipamiento militar para Ucrania.

Militarización y agresividad comercial
Una visión de la defensa europea recogida en el Strategic Compass que ya no se basa en el mantenimiento de la paz, sino en la protección de infraestructuras críticas, la seguridad energética, el control de fronteras y la protección de las “rutas comerciales clave”. Es decir, proteger los intereses europeos asegurando la “autonomía estratégica” de la UE. En este sentido, el interés de las élites europeas por hablar el lenguaje duro del poder está íntimamente relacionado con la nueva agresividad neocolonial y extractivista verde de la UE, que tiene como objetivo asegurar el abastecimiento de materias primas escasas y fundamentales para la economía europea y su supuesta transición verde, en un contexto de aumento de las pugnas entre viejos y nuevos imperios.

Como afirma Mario Draghi: “En un mundo en el que nuestros rivales controlan gran parte de los recursos que necesitamos, tenemos que tener un plan para asegurar nuestra cadena de suministro –desde los minerales esenciales hasta las baterías y la infraestructura de recarga–” 3. La remilitarización europea no deja de ser el paso necesario para poder hablar el lenguaje duro del poder que asegure las materias primas y los recursos necesarios para las empresas europeas.

Así, la remilitarización europea no se puede disociar del aumento de la agresividad comercial, extractivista y neocolonial de la Unión Europea, para acelerar el paso en la carrera imperialista por la disputa de recursos escasos. En este marco se insertan nuevos mecanismos de inversiones, como el Global Gateway. Un paquete de inversiones público-privadas que pretende movilizar 300 000 millones para intentar competir con el Belt and Road de China, esto es, la Nueva Ruta de la Seda. Con el que la UE aspira a afianzar su papel en el orden mundial, contrarrestando el auge de la presencia china en todo el mundo, especialmente en los sectores relacionados con las infraestructuras y conexiones.

De esta forma, la agenda de inversiones Global Gateway y la nueva oleada de acuerdos comerciales que la UE ha impulsado en los dos últimos años –renovación de los tratados con Chile y México, conclusión del acuerdo con Mercosur, firma de partenariados estratégicos sobre materias primas con una decena de países– se ha diseñado en el marco de la autonomía estratégica de la UE con el claro objetivo de asegurar el acceso de las transnacionales europeas a los recursos minerales de estas regiones. La competencia global por posicionarse en los nuevos mercados verdes y digitales, frente a la imparable hegemonía de China, está en el origen de la velocidad crucero con que la UE ha impulsado una batería de herramientas para garantizar una disponibilidad segura y abundante de estos minerales 4.

El imposible Pacto Verde Militar
Aunque el Pacto Verde fuera insuficiente y no representara plenamente las aspiraciones de las movilizaciones climáticas de la juventud europea, sirvió como coartada necesaria para relegitimar socialmente un desgastado proyecto europeo. Especialmente desde la crisis de 2008, con los mal llamados rescates de los hombres de negro de la Troika, el golpe de Estado contra la Grecia de Syriza, la crisis de las personas refugiadas o el Brexit. En este sentido, el Pacto Verde apareció como la justificación perfecta para dotar de una nueva legitimidad política y social al proyecto neoliberal europeo, esta vez teñido de verde.

El Pacto Verde europeo no solo fue una forma de legitimación social de la UE, sino también un mecanismo para pilotar la transición del modelo productivo europeo hacia nuevos nichos de negocio verdes y digitales para las multinacionales. Los fondos Next Generation, teñidos de verde, se convirtieron en el buque insignia de la propuesta europea para salir de la crisis pospandémica. Así, se pretendía sustituir un sistema energético fósil por otro supuestamente descarbonizado, como si bastara con darle la vuelta al calcetín, sin tocar el modelo económico, las relaciones de poder ni las lógicas de explotación del territorio. De hecho, el Pacto Verde no solo se ha revelado como insuficiente, sino que, a la postre, ha favorecido un impulso de la agresividad comercial de la Unión Europea y el extractivismo neocolonial, bajo la coartada de obtener materias primas para la supuesta transición ecológica.

Pero con la invasión de Putin a Ucrania hasta el Pacto Verde saltó por los aires: ya nadie parece acordarse de la emergencia climática; todo vale cuando estamos en guerra. Una buena muestra de ello fue cómo la directiva “De la granja a la mesa”, la más ambiciosa del Pacto Verde, se convirtió en una víctima más de la guerra en Ucrania. Incluso el gas y la energía nuclear pasaron, de la noche a la mañana, a ser consideradas energías verdes 5 con el pretexto de romper con la dependencia energética rusa. Se reactivaron megaproyectos gasísticos y se dio una nueva vida a la energía nuclear. De esta forma, la tantas veces anunciada transición energética necesaria para cumplir con los planes de descarbonización ha quedado sepultada bajo las bombas. Pero la carrera armamentística europea, además de evidenciar el fracaso del greenwashing verde y digital, supone una aceleración hacia el abismo de la emergencia climática, consumiendo materiales esenciales y escasos –incluso para asegurar una transición ecosocial– que ahora también se utilizarán en los planes de rearme europeo.

Una reindustrialización armada
El rearme europeo es mucho más que el aumento del gasto militar: estamos ante un auténtico cambio de paradigma que pretende impulsar no solo el gasto armamentístico, sino favorecer una reindustrialización europea en clave militar, como ya defendió el expresidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, en su informe Un plan para el futuro económico de Europa. En él afirma que en la  UE hemos podido separar la política económica de las consideraciones de seguridad y utilizar los “dividendos de la paz” para perseguir otros objetivos de política pública, gracias a que contábamos con el paraguas de la protección de Estados Unidos. Pero, en el nuevo contexto de policrisis global, necesitamos “aprender a reaccionar en un mundo geopolíticamente inestable, donde las dependencias se convierten en vulnerabilidades y la seguridad ya no puede externalizarse” 6.

Porque, como señala el informe Draghi, el 78 % de las compras europeas de material militar provienen hoy de fuera de la UE, básicamente de Estados Unidos (el 63 % del total). Reducir la dependencia y aumentar la autonomía estratégica pasa por reactivar el complejo industrial-militar europeo. Como afirmó el por entonces canciller alemán, Olaf Scholz, en la ceremonia de inicio de las obras de una nueva planta productora de munición del fabricante de armamento Rheinmetall: “Debemos pasar de la fabricación a la producción en masa de armamentos” 7. Como defiende el informe Draghi, el objetivo sería que, para 2030, al menos el 50 % de las adquisiciones militares se formalice dentro de las fronteras de la Unión, y que el 40 % de todo el material militar que se compre sea desarrollado conjuntamente entre varios países de la UE.

En este sentido, en marzo de 2024 la Comisión Europea presentó la Primera Estrategia Industrial de Defensa 8, que pretende un ambicioso conjunto de nuevas acciones para apoyar la competitividad y la preparación de la industria de defensa en toda la Unión. La finalidad primordial es mejorar las capacidades de defensa del bloque, promoviendo la integración de las industrias de los Estados miembros y reduciendo la dependencia en la adquisición de armamento fuera del continente. En definitiva, preparar la industria europea para la guerra. Como afirmó von der Leyen ante el pleno del Parlamento Europeo: si bien “la amenaza de guerra puede no ser inminente, pero no es imposible”, es hora de que “Europa dé un paso al frente” 9.

Para responder a estas transformaciones, el informe Draghi propone una nueva estrategia industrial para Europa basada, en particular, en la plena realización del mercado único, la alineación de las políticas industriales, comerciales y de competencia, el aumento de la tasa de inversión total en relación con el PIB hasta alrededor del 5 % anual –unos 800 000 millones de euros en inversiones adicionales cada año– y la reforma de la gobernanza de la Unión. Se ve así complementado el constitucionalismo de mercado que ha imperado hasta ahora con una integración militar y securitaria que pretende transformar la economía europea para la guerra.

Un refuerzo al federalismo oligárquico y tecnocrático de la UE
Unas transformaciones que solo serán posibles –continúa el informe Draghi– introduciendo cambios importantes en la estructura institucional y el funcionamiento de la Unión. Acelerando la puesta en pie de mecanismos de decisión conjunta de las instituciones europeas para favorecer la unión de los mercados de capitales de la UE y poder actuar en mejores condiciones dentro de la carrera de la competitividad, cada vez más intensa, con las otras grandes potencias, ya estén en declive o en ascenso, tras el final de la globalización feliz. Un modelo que refuerza el federalismo oligárquico y tecnocrático de la UE.

Todo ello en detrimento tanto del Parlamento Europeo como de los parlamentos estatales y, por supuesto, del respeto a la soberanía de los distintos pueblos. Un proceso que se está viendo facilitado por el habitus del consenso que se ha ido estableciendo en la UE, en donde se trata de despolitizar las cuestiones que se abordan para reducirlas a meras políticas sin política. Una buena muestra de esta tendencia ha sido el multimillonario plan de rearme que se aprobó y gestionará al margen del escrutinio parlamentario de la Eurocámara.

Así, Ursula von der Leyen decretó la excepcionalidad de la situación, recurriendo, de forma bastante cuestionable, al artículo 122 del Tratado de Funcionamiento de la UE para sortear al Parlamento Europeo. Una acelerada militarización de los espíritus europeos vía decreto que no solo ha gozado del apoyo unánime de los gobiernos de los Veintisiete, sino también de la casi totalidad de los grupos parlamentarios europeos, querer más allá de quejarse por las formas de su aprobación –saltándose a la Eurocámara–, han celebrado el plan de la Comisión para un rearme europeo. Un auténtico consenso de guerra.

Un gasto público sin precedentes que todavía no está muy claro cómo se va a financiar. Por el momento, desde la Comisión se ha apuntado la relajación de las reglas de control presupuestario para permitir que el gasto militar no compute como déficit, la facilitación de nuevos préstamos (permitiendo un mayor endeudamiento) e, incluso, el desvío de los fondos de cohesión. Pero todas son medidas a corto plazo y con un carácter coyuntural. Como aseguró la presidenta de la Comisión, en algún momento los gobiernos tendrán que reducir su déficit para volver al ajuste presupuestario. Porque la activación de la cláusula de flexibilidad presupuestaria para aumentar el gasto conlleva rápidamente que, a medio plazo, tendrá que acomodarse presupuestariamente, ya sea subiendo los impuestos o reduciendo el gasto en otras partidas. Como ya señaló en una intervención en el Parlamento Europeo el secretario general de la OTAN, Mark Rutte: “Los países europeos gastan fácilmente hasta una cuarta parte de la renta inicial en pensiones, sanidad y sistemas de seguridad social, y solo necesitamos una pequeña fracción de ese dinero para reforzar mucho más la defensa” 10. El mensaje está claro: una Europa social es incompatible con una Europa de la guerra.

La nueva Europa bascula hacia Paris
Una Europa de la guerra que también cambia de centro de poder, basculando de Berlín a París. Hasta ahora, la locomotora alemana había sido, con su superávit comercial, el indiscutible centro de la Europa de los mercados. Ahora, con la locomotora gripada por la falta de gas barato ruso y ante el giro guerrerista de la UE, Francia adquiere un protagonismo inusitado en los últimos lustros. La industria armamentística gala, con cerca de 20.000 empresas que dan empleo a unas 200.000 personas, es la columna vertebral de la UE en materia de defensa. De hecho, Estados Unidos y Francia dominan actualmente las exportaciones mundiales de armas, ya que Washington ha aumentado sus exportaciones un 17 % entre 2014-2018 y 2019-2023, y París un 47 % en el mismo periodo. Por primera vez, Francia se situó por delante de Rusia en la lista de mayores exportadores de armas del mundo, ocupando el segundo lugar, mientras que Rusia ocupó el tercero.

Uno de los grandes problemas para la autonomía estratégica europea es su extrema dependencia de la industria armamentística norteamericana. En el periodo 2020-2024, los países europeos de la OTAN aumentaron las importaciones de armas hasta un 105 % 11, coincidiendo con la guerra de Ucrania y el aumento presupuestario en defensa. Un 64 % de este total fue suministrado por los EE UU, que es con mucho el principal proveedor europeo y que ha aumentado un 12 % sus exportaciones armamentísticas al viejo continente respecto al período anterior. Aquí es donde la industria armamentística francesa puede ser un elemento clave para reducir la dependencia de Washington: es la única con capacidad para intentar, a corto plazo, ocupar parte del espacio que actualmente ostentan los EE UU.

Pero no solo la industria militar le aporta un elemento diferencial a Francia en este contexto, sino también el hecho de ser el único país de la UE con armas nucleares y asiento en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Aquí también Francia podría intentar ocupar el espacio que podría dejar EE UU. En este sentido, Emmanuel Macron ya ha propuesto “un debate estratégico sobre el uso de la disuasión nuclear francesa” para extender su protección a los aliados europeos, sugiriendo la posibilidad de desplegar armas nucleares francesas en un país aliado, de manera similar a lo que ha hecho EE UU en Europa. Sin embargo, esas armas seguirían bajo control exclusivo de Francia. El primer ministro de Polonia, Donald Tusk, ya declaró en el parlamento polaco: “Estaríamos más seguros si tuviéramos nuestro propio arsenal nuclear” 12, esgrimiendo como razón su preocupación frente al “cambio profundo en la geopolítica estadounidense”. Más que proponer que Varsovia desarrolle una bomba atómica, parecía responder a la oferta de Macron sobre la necesidad de un debate estratégico sobre el uso de la disuasión nuclear francesa.

Desde que Macron alcanzó la presidencia francesa, hace ya ocho años, su objetivo ha sido ocupar el sillón que dejó Angela Merkel como timonel europeo. Para ello, creó su propio grupo en la Eurocámara, propuso renovar los tratados europeos y, desde el inicio, se comprometió con el concepto de autonomía estratégica en su versión más gaullista. En 2017, en un discurso en la Universidad de La Sorbona, en París, afirmó: “En materia de defensa, debemos dar a Europa la capacidad de actuar de forma autónoma, complementando a la OTAN” 13; en 2019 decretó la muerte cerebral de la OTAN y ahora propone un escudo nuclear europeo independiente de EE UU, bajo paraguas francés. Un proyecto neogaullista europeo en serio riesgo, al encontrarse el propio Macron en sus dos últimos años de mandato, con una importante inestabilidad parlamentaria y con un horizonte en donde emerge la figura de Le Pen. Seguramente veremos cómo en los próximos meses Macron presionará para avanzar en decisiones clave antes de que termine su mandato.

La militarización de los espíritus europeos
La remilitarización se ha convertido en la clave de bóveda del nuevo proyecto de Europa potencia en el marco de la policrisis global, complementando el constitucionalismo de mercado que ha imperado hasta ahora con un pilar securitario más reforzado en pro de una supuesta autonomía estratégica europea. Pero el plan ideado en los despachos de la Comisión Europea tiene un problema complicado de solucionar: a su población le falta ardor guerrero.

En este sentido, el vicepresidente de Estados Unidos, J. D. Vance, ha asegurado que ya no existen los “ejércitos vibrantes” de antaño, que “al menos pudiesen defender su territorio”, salvo unas pocas “excepciones” 14. Unas semanas antes había publicado en su cuenta personal de la red social X: “Seamos honestos: hay muchos países que ofrecen apoyo, ya sea en privado o en público, pero que no tienen ni la experiencia en el campo de batalla ni el equipo militar necesario para hacer una diferencia real” 15..., en referencia al ofrecimiento británico y francés de mandar tropas a Ucrania. Las diferentes declaraciones de J. D. Vance desde la conferencia de seguridad de Múnich, en febrero pasado, han puesto el dedo en la llaga, evidenciando el gran problema de la defensa europea: ni las sociedades ni los ejércitos de los veintisiete Estados miembros de la UE están en capacidad de sostener un conflicto armado. Y mientras no recuperen esa capacidad, cualquier política de rearme no será creíble. Como afirmó el por entonces jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell: “Los ejércitos europeos están en los huesos”.

La desmilitarización de la sociedad europea, con la paulatina profesionalización de los ejércitos y la desaparición de los servicios militares obligatorios, ha sido una tendencia sostenida hasta la invasión de Ucrania. Una vez más, la guerra en Ucrania está sirviendo como coartada para emprender una auténtica militarización de los espíritus europeos, que pretende reinstaurar los servicios militares como una forma de asegurar una fuerza de reserva a los ejércitos profesionales.

De esta forma, Donald Tusk ha anunciado los preparativos “para ofrecer a cada adulto de Polonia un entrenamiento militar a gran escala y permitir a esa gente que se convierta en soldado de pleno derecho en situaciones de conflicto”. En Italia, la Lega de Matteo Salvini ha presentado ante el Parlamento un proyecto de ley para reintroducir un servicio militar o civil entre las personas de 18 a 26 años durante seis meses, como una especie de servicio comunitario; mientras, Alemania, Países Bajos y Bélgica quieren establecer incentivos económicos y sociales a la gente joven para que participe en un servicio militar voluntario, engrosando así las listas de reservistas. En Francia, Macron ya propuso en 2017 recuperar la mili, aunque recientemente ha apostado por un modelo como el alemán: reformar el Servicio Nacional Universal voluntario, ofreciendo incentivos para pasar de 40 000 a 100 000 reservistas en los próximos diez años.

En este sentido, el kit de supervivencia que lanzó la Comisión Europea para que cada hogar esté preparado para sobrevivir durante 72 horas sin ayuda externa ante “agresiones”, “catástrofes naturales”, “pandemias” o “ciberataques” es una buena muestra de cómo se construyen narrativas para entrenar a la población a vivir con miedo, bajo apariencia de consejos útiles. Un miedo que pretenden que sea la gasolina que prenda el ardor guerrero de la población, para justificar el rearme europeo y volver a llenar de voluntarios los ejércitos. Una auténtica militarización de los espíritus europeos que va más allá del aumento del gasto militar y que supone un auténtico cambio de paradigma en Europa, que nos acerca cada día más hacia un peligroso escenario de guerra.

Miguel Urbán, activista, militante de Anticapitalistas y ex diputado al Parlamento Europeo

Referencias:
Balhorn, Loren (2024) “Unión Europea: Mercados dispuestos al combate”. SinPermiso, marzo 2024. 

González, Erika y Ramiro, Pedro (2024) Global Gateway: alianzas público-privadas para el control de fronteras y el extractivismo neocolonial.  viento sur, junio 2024

Ramiro, Pedro (2024) Ecologismo, internacionalismo y lucha de clases contra la Europa-fortaleza. Zona Estratégica Diciembre 2024

Ramiro, Pedro (2025) ReArm Europe, el triunfo del capitalismo verde militar. El Salto, marzo 2025

Ramiro, Pedro  y Hernández Zubizarreta, Juan  (2024) La Unión Europea y el capitalismo verde militar: materias primas y acuerdos comerciales para el extractivismo neocolonial. Informe OMAL, julio 2024

Pastor, Jaime y Urban, Miguel (2024) Hacia un despotismo oligárquico, tecnocrático y militarista. viento sur, junio 2024.

Ruiz Ainhoa, Vranken Bram, Vignarca Francesco, Calvo Jordi Sédou Laëtitia, de Vries Wendela (2022). Una Unión Militarizada. Informe Fundacion Rosa de Luxemburgo, abril 2022. 

Urban, Miguel (2022) La remilitarización de Europa y la mirada cansada de la izquierda. viento sur, junio 2022.

Urban, Miguel (2025). “El Imposible pacto verde militar”, Público, marzo 2025

Urban, Miguel (2025). “ReArm Europe y la militarización de los espíritus”, Público, marzo 2025

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    https://multimedia.europarl.europa.eu/en/webstreaming/committee-on-foreign-affairs-jointly-with-sede-and-in-association-with-delegation-for-relations-with_20250113-1600-COMMITTEE-AFET
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    https://www.lavanguardia.com/internacional/20250310/10462429/europa-duplica-dependencia-armamento-estadounidense-ultima-decada.html
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     https://www.dw.com/es/el-importante-papel-de-francia-en-la-defensa-europea/a-72169123#:~:text=El%20presidente%20franc%C3%A9s%2C%20Emmanuel%20Macron,de%20la%20Soborna%2C%20en%20Par%C3%ADs 
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    https://www.infobae.com/america/agencias/2025/04/15/jd-vance-afirma-que-la-mayoria-de-paises-europeos-carecen-de-una-capacidad-militar-razonable/
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    https://www.20minutos.es/internacional/vance-cabrea-reino-unido-francia-despreciar-los-ejercitos-europeos-no-han-librado-una-guerra-30-40-anos-5688036/
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