Colonialismo y epistemología de la ignorancia: una lección
afgana
BOAVENTURA DE SOUSA SANTOS
Traducción de Antoni Aguiló y José Luis Exeni Rodríguez
La retirada abrupta y caótica de Estados Unidos de
Afganistán a mediados de agosto ha copado los noticiarios de todo el mundo. Los
principales temas tratados han ido variando, pero los siguientes son
dominantes: humillación para EE. UU. y sus aliados europeos; repetición de la
retirada de Vietnam en 1975; misión cumplida según EE. UU., misión fallida
según los aliados en voz de Ángela Merkel; la huida desesperada de los afganos
que colaboraron con los aliados; el peligro inminente para los derechos de las
mujeres si se impone la sharía según la interpretación del islam por parte de
los talibanes; más de dos billones de dólares gastados en una misión contra los
terroristas para que, veinte años después, entren triunfalmente y sin ninguna
resistencia en el palacio presidencial, pero ahora ya no como terroristas, sino
como una fuerza política con la que los EE. UU., la principal fuerza militar en
Afganistán, firmó un acuerdo en febrero de 2020, tras más de un año de
negociaciones en Doha. Como resultado de ese acuerdo, EE. UU. se comprometió a
retirar las fuerzas militares en un plazo de catorce meses, un hecho que pasó
inadvertido para muchos porque el acuerdo ocurrió cuando estalló la pandemia de
la COVID-19.
Todo esto es dramático, además de incomprensible. Como la
superficialidad de la espuma de las noticias es para ver y no para entender,
nos dice poco sobre la profunda turbulencia que la provoca. La comprensión
exige en este caso un retroceso histórico y una crítica epistemológica. En
otras palabras, debemos retroceder en el tiempo y reevaluar la historia a la
luz de una epistemología que nos permita conocer el lado de la historia que se
ha ocultado y que ahora es precioso para entender lo sucedido en Afganistán.
Intentaré mostrar que hay continuidades intrigantes con todo lo que ha sucedido
y cómo fue narrado en el mundo eurocéntrico a partir del siglo XVI con la
expansión colonial.
Encubrimiento de la verdad
La expansión marítima europea desde el siglo XV en adelante
fue legitimada por el deseo y la misión de propagar la fe cristiana. La Iglesia
católica fue una presencia constante y decisiva. Bajo su égida, los territorios
del "Nuevo Mundo" se repartieron entre Portugal y España y fue
también ella quien legitimó la sumisión de los indios declarando en 1537 (en la
bula Sublimis Deus promulgada por el papa Pablo III) que los indios eran seres
humanos con alma y, por tanto, seres no solo necesitados, sino también capaces
de ser evangelizados. Sin poner en cuestión la buena fe de los miles de misioneros
que participaron en la misión de salvar a los indios en el otro mundo, sabemos
bien que el objetivo principal de esta misión era mucho más práctico y mundano:
la salvación en este mundo de los europeos a través de la prosperidad económica
que provendría del acceso a las riquezas naturales del Nuevo Mundo. Como
mínimo, resulta muy dudoso que la misión evangelizadora haya sido beneficiosa
para los indios, pero no cabe duda de que la misión de saquear las riquezas
permitió el desarrollo del que hoy presume el mundo eurocéntrico del Atlántico
Norte.
De manera similar, según las autoridades estadounidenses,
Estados Unidos invadió Afganistán para neutralizar el terrorismo del que habían
sido víctimas tan salvajemente con el ataque a las Torres Gemelas en 2001. Dado
que Osama bin Laden fue abatido, la misión se cumplió. La verdad es diferente.
Los terroristas que atacaron las Torres Gemelas procedían de cuatro países:
quince eran ciudadanos de Arabia Saudita, dos eran de los Emiratos Árabes
Unidos, uno era libanés y otro era egipcio. Ninguno de ellos de Afganistán. Bin
Laden, el líder de Al Qaeda, él mismo saudí, estuvo años escondido, no en este
país, sino en Pakistán y, de hecho, muy cerca de la Academia Militar pakistaní.
El interés de Estados Unidos en intervenir en Afganistán se remonta a la década
de 1990 y se justificó por la necesidad de construir y proteger el oleoducto
que, desde Turkmenistán a la India, pasando por Afganistán y Pakistán,
resolvería las carencias de energía del sur de Asia (gasoducto conocido como
TAPI, por las iniciales de los países involucrados). Fue el mismo motivo de
siempre: garantizar el acceso a los recursos naturales y, en tiempos más
recientes, evitar el control de China y Rusia. Por ello, al tiempo que se
desencadenaba una violencia macabra (alrededor de 200.000 afganos asesinados
entre militares y civiles), se gastaban millones de dólares, gran parte de
ellos devorados por la corrupción, y supuestamente se eliminaba a los
talibanes, se mantenían negociaciones (primero secretas y luego oficiales) con
algunos grupos talibanes. Por tanto, es ridículo hablar de misión cumplida en
la lucha contra el terrorismo. La misión parcialmente cumplida es el acceso a
los recursos naturales, pero incluso esta se logró gracias a la intermediación
de la India y Pakistán y sin comprometer el acceso al gas por parte de China y
Rusia.
Por otro lado, en contra de los intereses estadounidenses,
es China la que emerge como la ganadora de la crisis afgana al asegurar la
continuidad de la gran inversión, la nueva ruta de la seda en Asia Central.
Desde 1945, Estados Unidos acumula derrotas militares, propaga la muerte de la
manera más terrible y nunca ha sido capaz de estabilizar gobiernos amigos. La
humillante salida de Vietnam en 1975, la desastrosa intervención en Somalia en
1993-94, la no menos humillante retirada de Irak en 2011 y la destrucción de
Libia en 2011. Pero casi siempre logran garantizar el acceso a los recursos
naturales, la única misión que importa cumplir.
La ignorancia como estrategia de dominación
La expansión colonial comenzó como un salto hacia lo
desconocido. Una vez dado el salto, lo que se quiso conocer sobre los pueblos y
países invadidos era justo lo que facilitase la invasión. La perspectiva de
penetración, saqueo, eliminación/asimilación se superponía a todo lo demás en
la inversión cognitiva realizada por los colonizadores. Todo lo que chocaba con
esta perspectiva fue considerado como no existente (civilización/cultura),
irrelevante (técnica), atrasado o peligroso (canibalismo, supersticiones). Se
produjo así una inmensa sociología de las ausencias. Con el tiempo, las
exigencias de siempre (la dicha perspectiva) obligaron a una inversión
cognitiva más sofisticada, pero todo ello siempre estuvo orientado hacia los
mismos objetivos de dominación. Surgieron así la antropología colonial, la
medicina tropical, la historia colonial, el derecho colonial, etc.
El desconocimiento occidental de Afganistán es asombroso. En
un artículo publicado en 2015 en el Wilson Center, titulado America’s shocking
ignorance of Afganistan, Bejanmin Hopkins muestra que las políticas
occidentales sobre Afganistán todavía se basan hoy en las ideas contenidas en
un libro del primer embajador británico en el reinado de Afganistán,
Mountstuart Elphinstone, publicado en 1815. El autor había leído las narrativas
de Tácito sobre las tribus germánicas y fue sobre esta base y los recuerdos de
los clanes de su Escocia natal que construyó todas las ideas de la sociedad
tribal afgana. Según Hopkins, el mapa etnolingüístico militar del ejército de
EE.UU. es hoy poco más que una actualización del mapa contenido en el texto de
1815. Por tanto, se asumió que el problema de Afganistán no era político sino
etnocultural y que la cultura tribal era responsable del extremismo y la
corrupción. Por supuesto, el problema no está en destacar la importancia de la
cultura, sino en tener una concepción ahistórica y estereotipada de la misma.
La ignorancia de la realidad afgana fue fundamental para concebir a los afganos
como receptores pasivos de las políticas occidentales, del bloque soviético o
de la OTAN. Los "expertos" en Afganistán eran expertos... en
terrorismo. El reduccionismo tribal no ha permitido ver que la sociedad afgana
es hoy también una sociedad de refugiados y globalizada. Pero permitió
justificar todo tipo de intervenciones que resultaron en trágicos fracasos.
La desespecificación del otro
Hoy sabemos que la complejidad de las sociedades encontradas
por los colonizadores era diferente a la que estos atribuían a sus sociedades
de origen y que, en consecuencia, se caracterizaron como sociedades simples,
sin estructuras e instituciones políticas. El privilegio de caracterizar y de
nombrar al otro es quizás la manifestación más genuina del poder colonial. En
el juego de espejos que construyó este privilegio, los pueblos colonizados
fueron descritos a lo largo del tiempo como salvajes, primitivos, atrasados,
holgazanes, sucios, subdesarrollados. El supuesto de estas caracterizaciones es
que agotan lo relevante que debe ser conocido sobre los caracterizados. Así,
promueven y disfrazan la desespecificación de sus objetos. Sobre la base de
esta política de nominación, las políticas coloniales durante siglos
encontraron una fácil justificación.
Desde la última invasión de Afganistán, los afganos fueron
divididos por los invasores en dos categorías: terroristas y víctimas. Sobre
esa base fueron documentados, vigilados y bombardeados. En ningún momento
(excepto para proteger el acceso a los recursos naturales) se les podría
considerar como interlocutores válidos o como poblaciones y generaciones con
aspiraciones y necesidades diferenciadas. Siguiendo estas premisas, lo que se
promovió fue el conocimiento sobre los afganos, nunca el conocimiento con los
afganos. La producción activa de ignorancia fue fundamental para justificar las
definiciones, representaciones y teorizaciones que sustentaban las políticas de
intervención. Afganistán fue visto como un enorme depósito de terrorismo. Y en
la guerra contra el terrorismo solo interesa identificar y eliminar
terroristas. Todo lo demás es "collateral damage". Al igual que en el
proyecto colonial, lo importante fue evitar que los afganos caracterizaran a su
país en sus propios términos y reivindiquen un futuro acorde con sus
aspiraciones.
Know-how tecnológico contra la sabiduría
El conocimiento tecnológico se basa en la comprensión y
transformación de la realidad a partir de fenómenos que se observan
sistemáticamente y con desprecio e ignorancia por fenómenos no observados. Lo
que desde el siglo XVIII se considera progreso social es un producto del
conocimiento tecnológico. La sabiduría no se opone necesariamente al
conocimiento tecnológico, sino que lo subordina a la comprensión y promoción
del valor de la vida, tanto individual como colectiva, para lo cual es
necesario tener en cuenta tanto los fenómenos observados como los no
observados. El conocimiento occidental, sobre todo cuando estaba al servicio de
la expansión colonial, fue siempre un conocimiento tecnológico militantemente
contrario a la idea de sabiduría. Las consecuencias de esto son claramente
evidentes en los epistemicidios (la destrucción del conocimiento de los
colonizados), lingüicidios y genocidios cometidos a lo largo de los siglos.
En Afganistán, el vértigo tecnológico ha llegado a su
paroxismo, dejando más de 200.000 muertos en el terreno y una plétora de nuevos
expertos en nuevas tecnologías de destrucción. Una de las áreas más macabras
son los drones. En un texto titulado Damage Control: the unbearable whiteness
of drone work", publicado el 16 de marzo de 2021 en la revista Jadaliyya,
Anila Daulatzai y Sahar Ghumkhor muestran cómo los afganos, al igual que los
somalíes, yemeníes, iraquíes y sirios, son caracterizados por la nueva
especialidad científica interdisciplinaria, la "cultura de los
drones". Esta disciplina "explora las culturas de los drones desde
múltiples perspectivas y prácticas con el objetivo de generar diálogos entre
las disciplinas para comprender la diversidad de los drones y la cultura de los
drones". En el contexto de Afganistán, que ha servido mucho al crecimiento
de la especialidad, nos enfrentamos a una tecnología de la muerte elevada a la
dignidad de epistemología, un edificio científico en cuya base solo hay muerte
y ruina. Es difícil imaginar en los últimos tiempos otro tema en el que el
know-how tecnológico y la sabiduría se desconozcan tan completamente.
https://blogs.publico.es/espejos-extranos/2021/08/25/colonialismo-y-epistemologia-de-la-ignorancia-una-leccion-afgana/
Nota del blog .-
Solo les queda la utilización del terrorismo para intervenir . Y seguir haciendo de pirómanos y luego de bomberos. Pero la guerra preventiva y la contra insurgencia americana igual que las primaveras o las revoluciones de colores también han
caído como un castillo de naipes como Afganistán como un
fracaso estrepitoso de su intento de conquistar el pivote
continental a partir de desintegrarse la
URSS . Todo empezó con la intervención
en Yugoslavia . Otra cosa que no tienen
en cuenta ahora es la repercusión de la
revolución islámica en Irán y el intento
de Arabia Saudí , de contraponer una
revolución sunnita , por eso
entre todos intentan destruir el Yemen
y por ello financió a los talibanes o la guerra en Siria o pagar
mezquitas por toda la zona y bien aliados con Israel y USA y Europa haciendo
de cipayos. Los talibanes no son
pro saudíes , aunque sean sunnitas , son nacionalistas y mucho menos tribales que dicen .Esa era la vieja interpretación colonial
inglesa y copia americana. Bin Laden quería derribar el saudismo ..Afganistán era muy
clave ya para los ingleses , era el pivote continental euroasiático-
siberiano y ha caído .. Eso sí con la
OTAN controlan Europa y seguirán como
cipayos que son e intervenidos sin
soberanía , Les queda
su patio trasero sudamericano . Cada vez más en contra. Si Rusia , Irán y China juegan bien sus alianzas se les
acabo la zona . Es una derrota mucho
peor que en Vietnam .Similar a las napoleónicas en Rusia o en
Iberia o como cuando los japoneses derrotaron a los rusos allá por 1905 . Arabia
Saudí ha recibido un duro golpe e Israel lo mismo . Y en África recordemos Somalia . El excepcionalísimo americano que apela al uso de la fuerza
como rasgo necesario para implantar sus valores, está en franca decadencia y
parece que de ello no se enteran sus élites políticas, empresariales y
militares, regidas por las tentaciones depredadoras y expoliadoras de los
territorios. Por otra parte el narco estado titere en estos años dejo un monton de muertos civiles El Diario