miércoles, 25 de marzo de 2020
El desierto de los tártaros
Imagen del filme El desierto de los tártaros
El confinado
A veces pasan cosas raras en
La vida de uno
Ciertas caras que aparecen
O desaparecen de improviso
Como una visita inesperada
Y en general no deseada.
La guerra o alguna enfermedad,
El corte de luz o una circunvalación
Que no acaba de girar serían
Unos botones de muestra pero
El confinamiento era algo
Que no había imaginado, algo
Que me coloca fuera del tiempo
Y de la sociedad. Tampoco
Es para tanto: está el ajedrez,
La poesía y la televisión,
Sin olvidar el vino y los juegos
De salón más uno va contando
Los días y las horas y se dice
En sus adentros que no llegó
La suya, su hora digo, en ese balbuceo
O meneo dislocado que se da
En ese tiempo cerrado
que no termina de pasar, algo
Así como un beso inesperado
En un ascensor.
Y uno aquí, acechando el asalto enemigo
Que no fuera de juego o a traición sino
De frente al púlpito o al frente marcha
Como una infancia de monaguillo
Y de boy scout. Y todo esto
Se proyecta en el cine de la eternidad
Y usted es el héroe, señorita o caballero
Pensando en qué cenar.
Berenjenas rellenas o sopa de tomar
Y el vino que despierte la sangre
Antes de cambiar
De lugar.
Omar Emilio Spósito
( Omar es un amigo argentino poeta y profesor de Derecho Constitucional Español en la Universidad de París , el ponerle otro titular es que me recuerda la preciosa novela de Dino Buzzati . El desierto de los tártaros )
. París.22/03/2020
martes, 24 de marzo de 2020
Hay alternativas a una catástrofe económica
Hay alternativas. Pero queda poco tiempo para evitar una catástrofe
El gobierno ya ha anunciado que propondrá al Congreso de los Diputados que se prolongue por 15 días el estado de alarma y eso quiere decir que ya sabemos con seguridad el problema económico al que se enfrenta España.
Es muy fácil de entender. Según un estudio del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo del año pasado, en nuestro país hay aproximadamente 2,9 millones de empresas, de las cuales:
- 1 millón son microempresas (1-9 empleos) que ocupan en total a 3,5 millones de trabajadores.
- 160.000 son medianas empresas (10-49) que emplean a 3 millones de trabajadores.
- 26.000 son medianas empresas (50-249) que emplean a 2,5 millones de trabajadores.
- Algo menos de 5.000 son grandes empresas (más de 250) que emplean a 5,6 millones de trabajadores.
- Y, en total, en España hay unos 3,2 millones de personas que trabajan como autónomos
Las preguntas que hay que hacerse son elementales y creo que no hace falta tener doctorados en economía para responderlas, ni las responderán de una manera diferente quienes sean de derechas o de izquierdas, ni quienes sean ricos o pobres:
¿Cuánto pueden aguantar las microempresas, las pequeñas y medianas empresas o los autónomos cuando dejan de recibir ingresos durante cuatro semanas o más porque se paraliza su actividad para evitar la propagación del virus, o incluso las empresas más grandes?
¿Qué pasará en España si una buena parte de esos millones de trabajadores que emplean dejan de recibir sus salarios?
Las respuestas creo que son evidentes y se pueden resumir en una sola conclusión: si no se compensa en todo o en buena parte y con dinero efectivo a las empresas, a los trabajadores autónomos y a los asalariados que ahora dejan de tener ingresos mientras deben seguir haciendo frente a los pagos de su día a día, la economía española va directa a la catástrofe Y se dispararán la pobreza y los problemas sociales de todo tipo. Se pueden hacer cálculos y poner números pero el resultado será siempre el mismo, una catástrofe.
En estos momentos, no hay otro problema económico por delante sobre la mesa y no hay otra solución que no sea garantizar ese flujo de ingresos a la totalidad de las empresas, los hogares y las personas que los pierdan como consecuencia de la cuarentena o del bloqueo productivo. Y es urgente hacerlo.
El gobierno español ya ha tomado medidas para tratar de hacerlo mediante ayudas de diferente tipo. Pero no queda más remedio que decir que son insuficientes y que no se van a dar por el camino adecuado.
- No basta con que esas ayudas sean parciales. Deben llegar a la totalidad de las empresas, trabajadores y familias que se quedan sin ingresos y de la manera más rápida.
- Es posible que para las empresas más grandes o en mejor situación económica sean suficientes los créditos con los avales anunciados, pero esa no es la situación de la inmensa mayoría de las empresas españolas que suelen estar en la cuerda floja. E igual ocurre con las familias.
La ayuda debe llegar en efectivo y no como deuda. - Hay que tener en cuenta, además, que se trata de llevar la ayuda a todos los rincones de la geografía española, a millones de trabajadores autónomos y microempresas que en los últimos tiempos han comenzado a estar en muchos casos financieramente desatendidos.
- Las ayudas fiscales, las subvenciones finalistas, incluso los créditos para reincorporarse a los mercados y, en general, las medidas de estímulo a la economía serán necesarias más adelante pero no son lo imprescindible en este momento. Harán falta para la reactivación pero ahora se trata de no morir. Por mucho que se quiera, ahora solo se consumirán los productos básicos para los que se puede salir a la calle porque no todo el mundo usa el comercio electrónico, ni tampoco ese puede ser la solución porque la mayor parte de sus ganancias se derivan a grandes empresas que generan poco trabajo y de calidad en España.
La cuestión es muy clara: se trata de que los responsables de las empresas y los trabajadores se puedan quedar en sus casas (como es imprescindibles para frenar la propagación del virus) con la seguridad de que no van a perder ni sus negocios ni sus empleos una vez que se acabe con la epidemia.
- No vale tampoco con establecer simplemente una renta básica universal. Por muchas que sean sus ventajas en algunos aspectos, ahora no sirve: no sería suficiente en la mayoría de los casos en que se pierde el salario y sobraría en los demás y, sobre todo, no da respuesta a la otra cara del problema, la supervivencia de las miles de empresas que no pueden desarrollar su actividad.
Es difícil de calcular, pero, siguiendo la experiencia china y dependiendo de lo largo que sea el periodo de cuarentena sin ingreso, algunos economistas han estimado que una compensación total de la pérdida de ingresos podría costar entre un 7-8% y un 25% del Producto Interior Bruto, es decir, entre 85.000 y 300.000 millones de euros en España. Y una cantidad menor, lógicamente, si la compensación no cubre la totalidad de los ingresos.
Es mucho dinero y es evidente que el Estado no lo tiene disponible. Debe recurrirse a financiación externa. Lo ideal y lo lógico sería, como he explicado en otros artículos anteriores, que la proporcionara el Banco Central Europeo en cooperación con las demás instituciones de la Unión Europea. Pero los cestos tienen que hacerse con el mimbre disponible. Por tanto, y mientras Europa no rectifique, no hay otra posibilidad que actuar con independencia del BCE, aunque se deba seguir presionando para que en la Unión Europea se imponga la cordura.
En consecuencia, la única alternativa posible para evitar una catástrofe económica en nuestro país es recurrir al endeudamiento que haga falta. Sin límites.
Además de recurrir a la banca privada (ya llegará la hora de pedir cuentas a quien haya que pedírselas por el sobrecoste que eso supone) hay otras vías que se podrían explorar con urgencia. Se me ocurren tres:
- Emisión de Deuda Patriótica a largo plazo suscrita por los españoles que podamos tener una mínima capacidad de ahorro. Es verdad que pasamos una carga a las generaciones futuras, aunque en este caso por una razón de supervivencia y teniendo en cuenta que, como he escrito en un artículo algo más detallado que publicaré en los próximos días, no podremos salir bien de esta coyuntura si no ponemos las luces largas y nos replanteamos nuestro modo de vida, ofreciendo, a cambio, mejores condiciones de vida a nuestros hijos y nietos.
- Creación de un Fondo de Emergencia Solidario, una especie de crowdfunding nacional para proporcionar liquidez a las empresas que se comprometan a mantener sus puestos de trabajo, a no recurrir a paraísos fiscales y a poner en marcha lo más pronto posible estrategias de sostenibilidad y de contribución a la economía del bien común.
- La asunción de algún tipo de recorte temporal en el sueldo por parte de los empleados públicos o de cualquier otro colectivo profesional que goce de una mejor situación económica.
Para aliviar el peso de la deuda que haya que echarse encima a causa de la epidemia, también será necesario actuar en la línea anunciada por el gobierno, aunque complementando sus medidas: paralizando el pago de alquileres para quienes vean reducidos sus ingresos, tarjetas de crédito y otros gastos, quizá obligando a prorratear en el resto del contrato las cantidades postergadas, y, como se está anunciando, el de los impuestos. Y, por supuesto, tratando de recuperar en la mayor medida de lo posible y cuanto antes la ayuda que ahora se preste.
El gobierno debe tomar la decisión de proporcionar esta garantía de ingresos a empresas y familias inmediatamente y, lo que es muy importante, comunicar cuanto antes a la sociedad que va a hacerlo, para que cunda la tranquilidad y se pueda aguantar el tiempo que haga falta con la seguridad de que habrá compensación suficiente. Otros países con menos fortaleza económica que nosotros lo están haciendo y cada día que pase sin tomar esa decisión es un paso que damos hacia el abismo.
Algunos medios informan de que dentro del gobierno español hay algunos ministerios más favorables que otros a poner en marcha las medidas que impliquen incrementar el gasto y la deuda.
No sé si eso será cierto y, en todo caso, mi influencia al respecto es nula pero no puedo mantenerme callado y pido al resto de los españoles que tampoco se queden para presionar conjuntamente.
Apelo a la responsabilidad de este gobierno, a la de todos los partidos y responsables de las instituciones públicas. No pueden caer en el error de creer que esto es una situación temporal. El periodo de inactividad que ya se ha anunciado es letal con toda seguridad. Cuatro o cinco semanas de inactividad, sin ingresos, son demasiadas para docenas de miles de empresas y trabajadores. Hay que actuar con valentía y poner el dinero que haga falta en sus bolsillo sin mirar en estos momentos a cualquier otra consecuencia. Los españoles sabremos estar a la altura a la hora posterior de hacer cuentas y de asumir las medidas que sea necesario adoptar ante una calamidad como la que estamos viviendo y vamos a vivir, siempre y cuando se adopten con equidad, repartiendo las cargas conforme al sacrificio realizado y a nuestra diferente capacidad de pago. No se puede anteponer la ideología fiscal a las necesidades de sentido común de los españoles en un momento de emergencia. En estos momentos, el "santo temor al déficit" del Ministro de Hacienda y Premio Nobel de Literatura José de Echegaray puede destruir a España. Ahora que hay que tomar medidas excepcionales, el miedo al peligro, como dijo Daniel Defoe, es diez mil veces más terrible que el propio peligro. Más nos vale pasarnos que no quedarnos cortos.
lunes, 23 de marzo de 2020
El independentismo entre la banalización y la paranoia ,
Steven Forti: "El independentismo lo banaliza todo, incluso una pandemia"
El profesor italiano especializado en el fascismo, señala que el 'procés' es "la declinación catalana de la ola populista global"
Steven Forti
Steven Forti (Trento, 1981) es investigador del Instituto de Historia Contemporánea de la Universidade Nova de Lisboa y profesor asociado en la Universitat Autònoma de Barcelona. Sus investigaciones se centran en los fascismos, los nacionalismos y las extremas derechas en la época contemporánea. Tiene ya una extensa obra publicada, entre ellas destaca El peso de la nación. Nicola Bombacci, Paul Marion y Óscar Pérez Solís en la Europa de entreguerras (USC, 2014); con Enric Ucelay-Da Cal y Arnau Gonzàlez i Vilalta, El proceso separatista en Cataluña. Análisis de un pasado reciente (2006-2017) (Comares, 2017); con Francisco Veiga, Carlos González Villa y Alfredo Sasso, Patriotas indignados. Sobre la nueva ultraderecha en la Posguerra Fría. Neofascismo, posfascismo y nazbols (Alianza, 2019). Ha escrito más de una treintena entre artículos en revistas científicas internacionales y capítulos de libro sobre los fascismos en la Europa de entreguerras, el socialismo en la primera posguerra mundial, los dirigentes políticos y los intelectuales que transitaron de las izquierdas al fascismo, las nuevas extremas derechas en la Posguerra Fría, el Procés catalán y el nuevo municipalismo. Y en los últimos meses ha logrado influir en determinados círculos intelectuales catalanes, que buscan en él una referencia para entender cómo el independentismo ha abrazado causas populistas. En esta entrevista con Crónica Global lo señala con claridad: "El independentismo lo banaliza todo, incluso una pandemia"
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domingo, 22 de marzo de 2020
Madrid y la sanidad del PP
Los Gobiernos del PP han cerrado una de cada cinco camas de los hospitales madrileños
Los datos del sistema sanitario madrileño empeoran: hay casi 3.000 camas cerradas en la región, 3.200 trabajadores menos que hace diez años y han aumentado las listas de espera.
BEATRIZ ASUAR
La falta de recursos de los hospitales madrileños se ha convertido en una denuncia más que habitual por parte de los sindicatos y las organizaciones por la sanidad pública. Y lo cierto es que los datos de la propia Consejería de Sanidad muestran los recortes y las deficiencias: en los últimos años disminuyeron las camas de los hospitales y las plantillas de trabajadores y aumentaron las listas de espera.
En concreto el cierre de camas se ha convertido en un mal endémico de la sanidad madrileña. Desde el Gobierno de Esperanza Aguirre han disminuido el número de camas de atención a los enfermos en los hospitales de la Comunidad de Madrid.
Por un lado, hay menos que en 2012, cuando el Servicio Madrileño de Salud (SERMAS) tenía 15.531 camas funcionando en la región. En la última memoria publicada de 2018 las camas instaladas eran 14.334, pero las que funcionaban eran 12.565.
Esto supone que hay 2.966 camas menos, un descenso de casi una de cada cinco camas (-19,09%). Una reducción continuada pese a que la población que atienden los centros madrileños ha aumentado en torno a un 6%.
El pasado junio, ya saltó la alarma sobre el cierre de 2.000 camas durante los meses de verano. Pero este recorte se cronifica siguiendo los datos ya que tampoco se han recuperado. De hecho, entre los datos de 2017 y 2018 casi no hay diferencia en la instalación de camas –las que constituyen la dotación fija del centro, aunque no estén en servicio, y en las que no se contabilizan las camas habilitadas o supletorias– y las funcionantes –las que realmente están en servicio–.
La reducción destaca en que tan sólo en el último año hay 117 camas menos. En la lista, además, destaca que 55 de las camas cerradas son del Hospital 12 de Octubre.
Los profesionales de los centros también han disminuido considerablemente. Respecto al año 2010, hay 3.296 efectivos sanitarios menos en 2018. Según la evolución de los datos ofrecidos por la propia Consejería de Sanidad, aumentaron los efectivos respecto al nivel más bajo que se alcanzó en 2013 – 69.242 –, pero no se llegaron a alcanzar los números previos a la crisis económica.
"Esto pasa porque la sanidad pública no está presupuestada debidamente. Hay un porcentaje muy alto que se deriva a los conciertos con la privada. Si se presupuestara como se debe, se podrían recuperar los miles de puestos de trabajo que faltan en la sanidad pública y abrir las camas que se han cerrado este tiempo", explica Mariano Martín-Maestro, secretario de Acción Sindical de Comisiones Obreras (CCOO) de Madrid, explica a Público.
El informe elaborado por UGT de balance de la legislatura 2015 - 2019 también señala la falta de financiación como el motivo de los déficits del sistema sanitario. Según los datos recabados, desde hace cuatro años el gasto sanitario per cápita ha estado situado por debajo de la media de todas las comunidades autónómas: en 2015 se invirtió menos de cinco puntos que la media, pero en 2019 esta cifra alcanzó hasta los catorce puntos por debajo.
Los recortes, además, se producen mientras aumentan las listas de espera. Tan sólo en el último año, la lista de espera quirúrgica ha pasado de los 71.690 pacientes a los 79.235 y de los 46 días de demora de media a los 48. Los pacientes en espera en consultas para la primera cita también aumentaron de 430.333 a 451.330 –sin contar los pacientes del Hospital de Torrejón que no tiene los datos por el virus informático que sufrió el pasado mes de diciembre–.
Siguiendo también los datos de la Consejería de Sanidad, los pacientes en espera para pruebas diagnósticas y terapéuticas también pasaron de los 121.921 hace un año a los 148.807 este último mes de enero –sin contar otra vez los pacientes del Hospital de Torrejón–.
"El equivalente a las camas de tres hospitales"
"La Consejería de Sanidad del Gobierno de Isabel Díaz Ayuso (PP) e Ignacio Aguado (Ciudadanos) mantienen cerradas 2.966 camas de hospitalización en los hospitales públicos de la Comunidad de Madrid, lo que equivale a tener cerrados tres hospitales: La Paz, el Gregorio Marañón y el Infanta Sofía de San Sebastián de los Reyes", denuncian desde CCOO. El sindicato, además, ha puesto el foco, sobre todo, en la situación del Infanta Sofía que es "uno de los que peores datos presenta".
"Tiene una demora de un año en las citas para ecografías, según las últimas emitidas en los centros de salud de Atención Primaria adscritos a este hospital. Se están dando para marzo de 2021. Casi 3.500 usuarios esperan para ser operados en este hospital", explica Martín-Maestro.
En efecto, la lista de espera que cuantifica el Portal de Salud de la Consejería en este hospital es de 3.336 pacientes para intervención quirúrgica, con una demora media de 73,5 días. Mientras que en el Gregorio Marañón los pacientes en espera ascienden a los 7.108, con una demora media de 63,8 días y en La Paz hay 5.867 usuarios que esperan una media 48,5 días para ser operados.
Además, desde el sindicato denuncian que el total de camas de hospitalización en el Infanta Sofía es de 269 menos que en el año 2012. "Y desde que se inauguró hay un ala del centro, la Torre 4, que nunca se ha llegado a abrir y equivale a tres plantas de hospitalización", explican
https://www.publico.es/sociedad/comunidad-madrid-falta-trabajadores-camas-hospitales-madrilenos-crecen-listas-espera.html
y ver .. video https://youtu.be/ujuCRb8r-h8
y ver ..La corrupción vuelve a golpear a la sanidad madrileña con la Púnica y la “cláusula del 1%” http://cort.as/-PGP6
y ver .. video https://youtu.be/ujuCRb8r-h8
y ver ..La corrupción vuelve a golpear a la sanidad madrileña con la Púnica y la “cláusula del 1%” http://cort.as/-PGP6
sábado, 21 de marzo de 2020
Dilemas e inercias de los gobiernos ante la pandemia .
El Imperio y el Capital no cierran en domingo
Rafael Poch
Sobre los dilemas e inercias de los gobernantes durante la pandemia
Ante una crisis de gran alcance histórico en la que hay millones de vidas humanas potencialmente en juego como la que estamos entrando, el sentido común le sugiere a la lógica imperante una pausa, un receso, una jornada de descanso como la que el propio creador se concedió. Nada de eso: el Imperio no cierra en domingo.
Felices eran los días en los que nos preocupaba el riesgo de que Trump desencadenase una guerra contra Irán, la virulencia de las artificiales tensiones con Rusia, la intensa guerra comercial y propagandística contra China, o los incendios de California o Australia. Se evitó el bombardeo americano de Irán, pero las sanciones de Washington -el Secretario de Estado, Mike Pompeo, acaba de anunciar su refuerzo- están incrementando allá los efectos de la pandemia. Es imposible comprar medicinas y suministros esenciales cuando, según la reputada Universidad Sharif de Tecnología de Teherán, ya se están produciendo; una muerte cada diez minutos, 50 nuevos afectados por hora (viernes,20 de marzo), y se barajan escenarios de 3,5 millones de muertos. Eso sería más del triple de la mortandad causada por la guerra con Irak de los ochenta. En la actual coyuntura -y eso vale igual para Cuba, Venezuela, Corea del Norte, Siria y otros- las sanciones son puro terrorismo.
Mientras en California se están abriendo las cárceles en previsión de un contagio generalizado, en Gaza hay dos millones de palestinos -con 60 UCIs para todos y 1,2 camas por mil habitantes- encerrados y privados por Israel de suministros fundamentales. La inercia es la de siempre.
UE: Había una vez un circo
En Europa el espectáculo es sobresaliente. El 4 de marzo Alemania decretó una prohibición de exportación de artículos de protección médica al resto de la UE. El ministro de sanidad alemán, Jens Spahn, respondió dos días después a las críticas de Bruselas, diciendo que la UE debía prohibir tal exportación al exterior de su espacio en lugar de criticar. Ante el escándalo, Alemania introdujo el día 12 algunas excepciones en su prohibición, entre indicios de que su principal agencia de control y prevención de enfermedades, el Robert Koch Institut está embelleciendo a la baja las cifras de muertos y afectados en el país.
En esas circunstancias, Italia dirigió su petición de ayuda a China, Cuba y Venezuela -países objeto de sanciones europeas- después de que “ni un solo país de la UE” respondiera a sus peticiones, según el embajador italiano ante la UE, Maurizio Massari. Instalada en una “lógica nacional” hacia sus socios, Alemania, “se ha cargado las últimas ilusiones” sobre la UE, se lee en un diario tan europeísta como La Repubblica. Las prohibiciones exportadoras de la UE eran citadas por el Presidente serbio Aleksandr Vucic en una carta a Xi Jingping en estos términos: “la prohibición nos ha llegado de la misma gente que nos aleccionaba diciendo que no debíamos comprar productos chinos”. En la crónica europea se echan a faltar informes sobre Grecia, cuyo sistema de salud fue particularmente devastado por la inflexibilidad europea.
El 12 de marzo Trump anunciaba su prohibición de viajar a Estados Unidos para los ciudadanos de la zona Schengen. Bruselas denunció la medida como una estupidez populista. Cuatro días después, el 17 de marzo, Bruselas prohibía todos los viajes entre países no europeos y la UE durante 30 días…
La pandemia retrata a cada uno. A Trump, por ejemplo, ofreciendo mil millones a la empresa alemana CureVac para hacerse con la exclusiva de un supuesto tratamiento contra el virus. En esa foto de grupo, China es la que sale más favorecida, pese a la masiva reeducación de los uigures, a la falta total de complejos a la hora de instalar su sistema de vigilancia ciudadana por puntos y al resto de la lista que la realidad -y también la propaganda- acumula contra ella. Como lamenta un comentarista del Wall Street Journal: “hay indicios de que China espera usar la crisis para fortalecer su posición global”. Otro observador de mayor calidad, Patrick Cockburn, resume así la situación: “Al fracasar en una respuesta coherente ante la amenaza y acusar a los extranjeros por su difusión, Trump ha arrinconado a Estados Unidos y socavado el papel hegemónico que ha desempeñado desde la Segunda Guerra Mundial. Incluso si Biden es el próximo presidente, en el mundo post pandemia Estados Unidos habrá perdido su indiscutible primacía”.
Dilemas y estrategias de los gobiernos
Con su estricta política de contención en el foco inicial e intenso intercambio de información con el resto del mundo, China ayudó a Occidente a prepararse. Brindó tiempo. El hecho de que esa política exitosa fuera también practicada en lugares como Taiwán o Corea del Sur, invalida el tontorrón argumento de la “ventaja de la dictadura”. La diferencia que habrá que explorar apunta más bien a mentalidades colectivas, prácticas de buen gobierno y prioridades gubernamentales. No se trata de China, sino de lo que podríamos llamar “estrategia de Asia Oriental”.
Sea como fuere, Occidente ha perdido un tiempo precioso al vacilar a la hora de aplicar una política que al final no ha sido de estricto confinamiento a la china, ni de control generalizado a base de test, sino de relativa restricción de movimientos. Ahora ya, uno tras otro, los gobiernos europeos, en Italia, España, Francia, Austria… , se pronuncian por la ampliación temporal de sus medidas restrictivas que los científicos califican de insuficientes y claman desesperadamente como causa de futuros males mayores.
La vacilación de los gobiernos occidentales también tiene que ver con el enorme dilema que esta crisis plantea: para contener la pandemia hay que matar la economía. Si se trata de dos o cuatro semanas de quietud, como pensaban inicialmente en la UE, el asunto era serio, pero si se trata de seis semanas, o de algunos meses, entonces a lo que se enfrentan los gobiernos es a un colapso económico con hundimiento del sector servicios, depreciación bursátil, contracción del consumo y las exportaciones, y, finalmente, millones de despidos laborales.
Tal es el dilema al que se enfrentan hoy los que mandan en Occidente: o se opta por una larga hibernación, con lo que la pandemia se contendrá pero la “economía” se hundirá, o se opta por la actual restricción soft con la economía en apuros y una gran mortandad. Al día de hoy seguramente nadie sabe cual de las dos opciones es más dañina, pero lo que está claro es que lo primero no es computable para quienes representan políticamente los intereses de los más ricos, porque el Capital tampoco cierra los domingos.
Mientras en Francia, Italia y España, los gobernantes, aprueban dineros y subsidios especiales, discursos y actitudes como las de Boris Johnson, Angela Merkel, Donald Trump, Jair Bolsonaro y otros, evidencian, la opción por el “abierto las 24 horas”: cualquier cosa menos el colapso económico. Johnson, y al parecer también los holandeses y suecos, ha dibujado un cierto “laissez faire” a la pandemia. Merkel ha añadido un cierto fatalismo. Todo ello cosido por la sugerencia del darwinismo social: que sobrevivan los más fuertes, confiémonos en la “inmunidad colectiva”, etc. En su discurso del miércoles, la canciller alemana no propuso nada, ninguna medida. Cero. “Estoy completamente segura de que superaremos esta crisis, pero ¿cuantas víctimas habrá? ¿cuantos seres queridos perderemos?” dijo, antes de apelar a la “disciplina de cada cual”. Y ahí lo dejó.
Opciones como suprimir los planes de rearme de la OTAN (400.000 millones para los 29 estados miembros en los próximos cuatro años), o subir un 20% los sueldos de los más expuestos, profesionales de la sanidad, repartidores, dependientes de comercio, conductores, son medidas de sentido común que deberían estar en los discursos de todos.
La crisis económica y social que se dibuja abrirá ciertamente algunas oportunidades, hemos dicho, desde nuestra ligera ignorancia, que la pandemia contiene ciertas oportunidades de cambio, , pero lo que va a abrir a corto plazo, y con toda certeza, es un sufrimiento humano enorme, y muy especialmente entre los más débiles, pobres y vulnerables. De la misma forma en que no es lo mismo el confinamiento en un piso-colmena del extrarradio que en una amplia villa con jardín, tampoco es lo mismo vivir con la mitad para los que tienen mucho, o suficiente, que para quienes no llegan a fin de mes o están en precario. Somos una sociedad dividida en clases.
(Publicado en Ctxt)
Guerra al coronavirus... y al gobierno de coalición!
Guerra al coronavirus... y al gobierno de coalición!
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No soportan que Sánchez, por culpa de la presencia de Podemos en el Gobierno, se haya atrevido a promover medidas de gran calado social con las que afrontar esta espantosa crisis. Ni en estos jodidos momentos parece dispuesta la derecha a levantar pedal. Ni coronavirus ni gaitas, a continuar con el raca-raca sin tregua así se caiga el mundo, que por cierto se está cayendo, porque de lo que se trata es de conseguir dinamitar el gobierno de coalición cuanto antes. Deprisa, deprisa, no vaya a ser que las medidas anunciadas funcionen y queden en evidencia tantos años de mentiras neoliberales.
No hay que olvidarlo: la única diferencia entre la manera de afrontar la crisis en 2008 y la de 2020 es la presencia de Podemos en el Gobierno. Por aquel entonces, Zapatero no dudó en machacar derechos sociales, con el célebre hachazo al artículo 135 de la Constitución, para plegarse a las exigencias de los supercicutas europeos y priorizar la estabilidad en las cuentas aunque eso supusiera, como así fue, el incremento de la desigualdad y la ruina para los más débiles.
Las medidas adoptadas en el Consejo de Ministros del sábado 14 de marzo, ¿habrían sido las mismas si no hubiera habido segundas elecciones en noviembre y el Psoe estuviera gobernando desde el verano de 2019 con el apoyo de Ciudadanos? "Hay que echar a estos perroflautas del poder cuanto antes". Esa es la única obsesión, el único objetivo de una derecha que no soporta ver a un señor con coleta ejercer con solvencia sus responsabilidades como vicepresidente del Gobierno. Por eso cada mañana, desde muy temprano, empiezan a bombardear:
"Queridos jóvenes, queridos españoles, no seáis como Iglesias y demos ejemplo. Respetemos la cuarentena y estemos en casa. No se puede estar más pendiente de un sillón en el CNI que de proteger a los sanitarios que se juegan la vida." (Teodoro García Egea, todavía secretario general del PP, en twitter) "Muchos padres no hemos podido ni ver a nuestros hijos en el día del Padre más que por las redes, mientras un tío que es VP del gobierno rompe la cuarentena, con un par de huevos, para echarnos un mitin." (Rafael Hernando, intentando hacer méritos en el PP para volver a primer plano, también en twitter).
Los periódicos disparan desde primera hora sin piedad, así como las radios, cadena Ser incluída, donde la mañana de este viernes, por cierto, se despacharon a gusto contra Iglesias en el programa de Ángels Barceló y Miguel Ángel Aguilar remató la faena en su famoso "telegrama" de las noticias del mediodía. De postre Televisión Española, que no se sabe a qué juega, y si lo sabe peor, volvió a meter una cuña infecta en una pieza del Telediario de este viernes en la que se hacía eco, como de pasada, de una recogida de firmas en change.org contra Iglesias sin añadir más explicaciones.
¿Tendrá algo que ver con todo esto que el vicepresidente se pronunciara a favor de la libertad de expresión que protege a los muchos ciudadanos que por todo el país protagonizaron una contundente cacerolada el pasado miércoles a la misma hora en que Felipe VI hablaba por la tele?
¿Sería mucho aventurar que existe un movimiento coordinado para minar la cohesión en el ejecutivo y propiciar un gobierno de concentración PP-Psoe, esa ansiada gran coalición con la que los poderes de siempre llevan tanto tiempo soñando?
No han dejado pasar ni los primeros cien días –todavía falta un mes para ello-, ni parecen dispuestos tampoco a respetar el momento tan complicado que estamos viviendo. Guerra al coronavirus, sí, pero al gobierno de coalición, también.
Me llamó mucho la atención una frase de Espinosa de los Monteros durante el desangelado debate del miércoles en el Congreso de los Diputados: "Miedo me da –vino a decir el portavoz de la ultraderecha- que le ocurra a usted algo, señor Sánchez, y acabemos teniendo a Iglesias (también citó a Calvo) en la presidencia del Gobierno ¡Cómo me hubiera gustado que el realizador nos hubiera ofrecido en ese momento un contraplano de Cayetana o de Casado para ver la cara que estaban poniendo! Ahora va a resultar que Sánchez les gusta a todos, ¿no es maravilloso?
NOTA DEL BLOG .- Por desgracia, los mismos sectarios que ahora critican la actuación del Gobierno son los que votaron a Aguirre y Cifuentes, es decir, a las que trataron de desmantelar la Sanidad pública. Su grado de cinismo es inaudito. .- Recordemos como el gobierno de Rajoy suprimió la Sanidad Universal y se cargo la Salud Publica , fundamental ante cualquier pandemia y suprimió la financiación del I+D y suprimió cientos de camas y personal médico. Mientras la mareas blancas inundaban Madrid Y cuando llego le PSOE , lo primero fue restaurar la sanidad universal ante el escándalo de la derecha. http://cort.as/-V5Ua Madrid dispondría de 277,09 camas por cada 100.000 habitantes. En lo que respecta a cuidados intensivos, España tiene 9,7 camas de hospital por 100.000 habitantes, frente a 29,2 de Alemania.
Salas de urgencias en las que no es posible la separación entre pacientes sospechosos y pacientes con otras patologías, falta de respiradores, supresión de cirugías absolutamente necesarias, etc.
viernes, 20 de marzo de 2020
Coronavirus y neoliberalismo .
Coronavirus y la otra pandemia: el desmantelamiento de la salud en el mundo
El verdadero motivo de alarma, en Occidente por lo menos, es el desborde de los servicios sanitarios. La posibilidad de que mueran muchas personas por no tener acceso a hospitales abarrotados se convertiría en una crisis política que los Gobiernos buscan eludir con medidas draconianas de aislamiento forzado.
Más que la gravedad de la pandemia de coronavirus, preocupa el elevado nivel de contagio en poco tiempo, que es la causa del desborde del sistema sanitario. Si se prolongara durante dos años, como prevén algunos expertos, pero no hubiera grandes picos de internación, la situación sería menos grave.
En síntesis, el nudo del problema está en los sistemas de salud, que se han venido deteriorando como consecuencia de las políticas neoliberales de reducción de gastos sociales y privatización de servicios. Un somero repaso de las cifras de camas por habitante en diferentes países, pone al descubierto la crisis del sistema de salud.
Los cambios se aceleraron a raíz de la crisis de 2008. En 2006, la Unión Europea tenía 574 camas cada 100.000 habitantes, pero en 2017 la cifra había caído a solo 504 camas. Una disminución del 12%.
En la parte más alta de la gráfica, figura Alemania con 800 camas en 2017 (830 en 2016), el único país europeo que cumple con las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, de no menos de 800 camas cada 100.000 habitantes.
No es casualidad que Alemania presente en este momento uno de los niveles más bajos de muertos por infectados: 24 entre 9.257 infectados a fecha de la publicación de este artículo, apenas el 0,26%, diez veces menos que China y treinta veces menos que Italia, que supera el 7%.
Italia se sitúa en uno de los lugares más bajos de la tabla europea: en 2006 tenía 399 camas cada 100.000 personas y en 2017 cayó a solo 318, un descenso estrepitoso del 20%. Países mucho más pobres como Rumanía y Polonia, incrementaron las camas por habitante de 674 a 689 y de 647 a 662, respectivamente.
Bulgaria que tiene un PBI por habitante cuatro veces más bajo que Italia, aumentó su disponibilidad de camas en más del 18% en el mismo período. Datos generales que enseñan que la salud no depende mecánicamente de la riqueza de un país, sino de que sus autoridades la consideren un servicio o un negocio.
En América Latina, la disposición de camas muestra una situación aun peor. Cuba marcha a la cabeza con 520 camas cada 100.000 habitantes, seguida por Argentina con 500. A muchísima distancia le sigue Uruguay, con 280 camas, Brasil y Chile con 220. Una lista que se cierra con Haití, Honduras, Venezuela y Nicaragua, con menos de cien camas.
Privatización, la otra pandemia
La privatización de los servicios es otro dato fundamental, ya que aumenta la desigualdad en el acceso a la salud. En España la sanidad privada representa ya más del 30% del gasto sanitario, algo que se traduce en mayor opacidad y menor transparencia, según la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública (FADSP).
Según la misma organización, Madrid es la región que lidera los índices de privatización, así como el porcentaje de camas privadas sobre el total (27,7% en Madrid versus 5,1% en La Rioja). En la privada los datos enseñan sobre la utilización de estudios caros, como las pruebas diagnósticas de imagen. Un informe del sindicato UGT asegura que «en los últimos cuatro años, el porcentaje de inversión en la privada multiplicaba por tres el de la pública».
Una inversión de carácter especulativo, ya que no impidió que la crisis del coronavirus tenga su foco principal en la capital española, con el 44% de los contagios del país y el 72% de los muertos, al 17 de marzo.
Madrid destina elevadas sumas a la «atención especializada», cara y con resultados dudosos, mientras «destina muy poco a la Atención Primaria, que requiere de una inversión fuerte y urgente porque es el primer peldaño de la sanidad», según Marciano Sánchez Bayle, presidente de la FADSP.
Madrid destina elevadas sumas a la «atención especializada», cara y con resultados dudosos, mientras «destina muy poco a la Atención Primaria, que requiere de una inversión fuerte y urgente porque es el primer peldaño de la sanidad», según Marciano Sánchez Bayle, presidente de la FADSP.
En Italia, en diez años se perdieron 70.000 camas hospitalarias, se cerraron 359 departamentos y numerosos hospitales pequeños fueron abandonados. Entre 2009 y 2018 el gasto en salud creció 10%, frente a 37% de la OCDE.
Entre enero y febrero, el sector sanitario español perdió 18.320 trabajadores, en plena expansión del coronavirus. Además, los sindicatos del sector denuncian abuso de la contratación de interinos y la precariedad en el empleo, mientras las condiciones de trabajo son cada vez más duras.
Estados Unidos, líder mundial en desmantelamiento de la salud
Podríamos establecer una geopolítica del desmantelamiento de la salud y de la crisis sanitaria. Uno de los epicentros sería Estados Unidos, según el sociólogo y urbanista Mike Davis.
«La temporada de gripe de 2018, por ejemplo, superó a los hospitales de todo el país, mostrando la escandalosa escasez de camas hospitalarias después de 20 años de recortes de la capacidad de hospitalización en aras al beneficio».
Davis destacada los cierres de clínicas privadas y la escasez de personal, impuestos por la lógica de mercado, que «han devastado los servicios sanitarios en las comunidades más pobres y zonas rurales, trasladando la carga a hospitales públicos infradotados y clínicas para veteranos».
Los servicios de urgencias están sobrecargados, por lo que asegura que su país se enfrenta a un «Katrina sanitario», en referencia al huracán que arrasó la ciudad de Nueva Orleans en 2005.
Davis nos recuerda que «nada menos que 380.000 pacientes de residencias de ancianos mueren cada año debido al incumplimiento por parte de estas entidades de los procedimientos básicos de control de infecciones».
Como sabemos, Estados Unidos es el país referente en la privatización de la salud. Davis denuncia que las grandes empresas farmacéuticas dejaron de invertir en el desarrollo de nuevos antibióticos y antivirales.
«Los medicamentos para el corazón, los calmantes adictivos y los tratamientos de la impotencia masculina encabezan la lista de los más rentables, pero no los destinados a combatir las infecciones hospitalarias, las nuevas enfermedades y las tradicionales patologías tropicales».
Por eso vaticina que «dentro de un año puede que admiremos retrospectivamente el éxito de China en la contención de la pandemia, pero que nos horroricemos ante el fracaso de EEUU».
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