sábado, 16 de noviembre de 2024

Los malos votos de Georgia y Moldavia .

 

Los malos votos de Georgia y Moldavia


 Rafael  Poch  de Feliu 

Occidente no entiende que su propósito de dominio exclusivo del entorno ruso ya no es viable

Se ha acabado la orientación exclusiva a Occidente en los países del entorno de Rusia. Eso ya es un hecho consolidado en Asia Central, presenta diversos grados y variantes en Transcaucasia y Moldavia, y, si no hay una gran guerra por medio, acabará ocurriendo en los países bálticos y quien sabe si hasta en Polonia. No se trata de la creciente percepción de que Rusia no va a perder la guerra en Ucrania, ni va a sufrir la pronosticada “derrota estratégica”. Mucho menos aún se trata de que Moscú vaya a ser para esos países el nuevo centro gravitacional, como pueda ser el caso de Bielorrusia. La amenaza de un nuevo dominio ruso exclusivo “a la soviética”, es uno de los mitos de la propaganda occidental. La simple realidad es que Rusia ni puede, ni quiere regresar a aquello y que, por el contrario, lleva décadas abierta a un condominio con otras potencias, lo que determina ciertos equilibrios y respetos a la soberanía e integridad de esos países.


Muchos desinformados objetarán aquí lo sucedido en Ucrania, olvidando que la invasión militar fue la respuesta de Moscú al inequívoco propósito occidental de afirmar un dominio occidental exclusivo en Ucrania, dirigido a consolidar una amenaza militar estratégica directa contra el régimen ruso. Moscú nunca pretendió contestar aquello con el mismo propósito exclusivista. Los dirigentes rusos se conformaban con que Ucrania fuera neutral, un país puente entre Europa y Rusia, mientras que Occidente insistía en que el gobierno de Kíev, contra el sentir, claro y mayoritario, de su población, respondiera a la disyuntiva, “o con nosotros, o con ellos”. Ese fue el sentido de los acuerdos comerciales presentados a Kíev por la Unión Europea de Merkel y Barroso en 2013, y de la invitación a integrarse formulada por la OTAN en 2008, contraviniendo los preceptos fundacionales y constitucionales de neutralidad y no alineamiento en bloques consagrados en la declaración de independencia y la constitución del país, así como los resultados de todas las encuestas de opinión, que además señalaban una clara división geográfica sobre estas cuestiones anticipando, con toda claridad, el riesgo de una guerra civil. Hace nueve años: “Impedir una destructiva guerra civil” – Rafael Poch de Feliu

Todo eso es conocido y ahora Occidente lo plantea en términos muy parecidos en países como Georgia y Moldavia. Pero no va a funcionar. No tanto porque Rusia no vaya a perder la guerra de Ucrania, aunque eso influye, sino por algo superior, más general y más fundamental: porque la correlación de fuerzas en la región, y en el mundo, está cambiando.

La cumbre de los BRICS del 23 de octubre en Kazán (Rusia) ha marcado el principio del fin del sistema internacional dominado por Estados Unidos en 1944 (Bretton Woods), agresivamente utilizado desde entonces contra la mayoría global. Kazán indica que hay una gran cantidad de países dispuestos a probar otras opciones. Eso es algo que no pudo hacerse en el pasado, por ejemplo en la Conferencia de Bandung de 1955, pero que hoy es factible porque mientras tanto los enanos de entonces han crecido y algunos hasta se han convertido en gigantes. El peso especifico de la potencia china unido a la experiencia estratégica heredada de la URSS por Rusia y a la demanda de autonomía de multitud de actores, grandes y pequeños, permite a los BRICS ser autosuficientes respecto a Occidente, comerciar y financiarse entre ellos e incluso protegerse militarmente. El mundo se está reorganizando y Occidente no está allí. No solo eso, en Bruselas, Berlín y París, no parecen entender la situación. Hay en el mundo actual una pluralidad de actores (Irán, China, Rusia, Turquía…) en la que las potencias occidentales van a ser uno más. Los países pequeños de la periferia europea entienden que hay que orientarse hacia esa pluralidad que, además, les da más juego, más margen de maniobra y mas oportunidades para actuar de forma más libre que lo que les ofrece el vasallaje a un dominio exclusivo.


Tras un cuarto de siglo con la incumplida cantinela del “radiante porvenir europeo” con resultados muy negativos, lo que se dirime en países como Georgia y Moldavia, y desde luego no solo allí, no es el “o con nosotros o con ellos”, ni los cuentos de “pro europeo versus pro ruso”, “democracia contra autocracia” y demás, sino el acceso de esos países a un terreno de juego más abierto y libre. Ante esa situación, la Unión Europea se comporta en su sometida periferia como un miope hegemón imperial.

Como forma de encauzar el voto hacia la candidata apoyada por Bruselas, Maia Sandu, en Moldavia se incluyó en las elecciones presidenciales un referéndum para la integración del país en la Unión Europea. Con un 50% de abstención, un 50,4% votó a favor. Pero para realizar tal integración se necesita enmendar la constitución con una mayoría de dos tercios que Sandu no dispone. Es decir el referéndum ha fracasado. La consulta vino acompañada de una ayuda europea de 2000 millones de euros (800 euros por habitante, cuando el salario mínimo de los moldavos no llega a los 300 dólares), anunciada in situ para apuntalar la victoria de Sandu por la Presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen. Esa clara injerencia no impidió que Sandu perdiera la elección en el interior del país y solo se impusiera en la segunda vuelta del 3 de noviembre con los votos de la diáspora moldava en la UE, episodio más que polémico que nuestros medios apenas han mencionado.

El 40% de la población moldava666u7u< en edad laboral vive en el extranjero. El grueso de esa emigración, cerca de medio millón de moldavos, trabaja en Rusia. Hasta el 6 de septiembre esos emigrantes podían registrarse en las listas para participar en las elecciones. Como explica el embajador húngaro György Varga Botschafter a. D. Varga: Moldau als souveräner Staat in Gefahr, la mayoría de los inscritos en esas listas procedían de Rusia (38%), seguidos de los que viven en Italia (11,5%), luego Alemania (9%), Estados Unidos (6,6%) y Rumanía (5%). A pesar de ello, sólo dos colegios electorales se abrieron en Rusia (únicamente en Moscú, frente a los 17 en diversas ciudades rusas que dispusieron en las elecciones de 2020), mientras que había 60 colegios en Italia, 26 en Alemania, 20 en Francia, 17 en el Reino Unido, 16 en Rumanía, 16 en Estados Unidos, 11 en España, 10 en Irlanda y 6 en Portugal. Previamente, “Sandu había bloqueado los canales de televisión pro rusos y prohibido la participación electoral a toda una serie de políticos diciendo que habían violado la ley electoral o recibido fondos ilegalmente del extranjero”, se lee en The Wall Street Journal. La elección fue observada por la delegación de la OSCE en Moldavia, nueve de cuyos diez directores de los últimos treinta años han sido americanos y que ya es un aparato de la OTAN, pero no por observadores rusos o de la CEI. La plana mayor del gobierno moldavo tiene nacionalidad rumana: la presidenta Maia Sandu, el Presidente del parlamento, el primer ministro, el ministro de exteriores, la gran mayoría de los ministros del gobierno y de los parlamentarios del partido del gobierno, la mayoría de los directores de departamentos, los miembros del tribunal constitucional y el jefe de los servicios secretos. En un país multinacional y multilinguístico en el que el 53% declara que su lengua es el “moldavo”, un 23% el “rumano” (la diferencia entre uno y otro es mínima, pero la calificación contiene un matiz de identidad) y el tercio restante, rusos, ucranianos, búlgaros y gagauces, consideran que la lengua oficial del estado es el “moldavo”, el gobierno declaró oficial la lengua “rumana” y no el “moldavo”… Pese a todo este cúmulo de irregularidades que ilustran los métodos de la UE en su sometida periferia, la injerencia electoral denunciada por la UE ha sido rusa.

En Georgia, las elecciones fueron presentadas por un pulso entre un partido gubernamental “pro ruso” (“Sueño georgiano”) que quiere recortar libertades mediante el control de las ONG, y una oposición democrática “pro europea”. “Sueño georgiano” no es “pro ruso”, sino que se orienta pragmáticamente hacia la mencionada correlación de fuerzas. Eso determina que ni apoye las sanciones contra Rusia, ni participe del clima hostil hacia Moscú habitual en las repúblicas bálticas o en Polonia y que prefiera estabilizar sus relaciones con Rusia con la que Georgia ni siquiera mantiene relaciones diplomáticas desde 2008. En el país operan 25.000 ONG cuya financiación proviene del extranjero en un 90%. El acceso de esas organizaciones al dinero europeo y americano ha colonizado ámbitos enteros del sector público y los servicios en el país, como la educación, la sanidad, la reforma judicial y las infraestructuras. Son organismos no electos en manos occidentales que erosionan la soberanía y democracia, y compran a sectores enteros de la población que dependen de ellos mediante proyectos y subvenciones. Por eso, y por su manifiesta hostilidad hacia el partido del gobierno, “Sueño georgiano” estableció que aquellas organizaciones que reciben más del 20% de ayuda extranjera deban registrarse, como ocurre en Estados Unidos, lo que se presenta como una “ley rusa” e “influencia de Putin”. La simple realidad es que la principal injerencia es occidental y ésta no admite la derrota de la oposición en las elecciones parlamentarias del 26 de octubre.

Si en Moldavia, la plana mayor del gobierno y la presidenta Sandu tienen nacionalidad rumana, en Georgia, la presidenta Salomé Zurabishvili, es francesa. Fue diplomática de ese país y responsable de asuntos postsoviéticos en el Quai d’orsay, embajadora de Francia en Georgia en 2003 y 2004 y ministra de exteriores con el desastroso presidente georgiano Mijaíl Saakashvili, protagonista del ataque militar contra fuerzas rusas de agosto de 2008 en Osetia del Sur, que nuestros medios suelen describir como “ataque ruso a Georgia”. En cualquier caso, ese personaje de aire colonial europeo en Georgia no reconoce el resultado de las elecciones del 26 de octubre y apoya los llamamientos de la UE y Estados Unidos a la revuelta callejera.

Como dice el embajador Varga Georgia, oveja negra de Occidente – Rafael Poch de Feliu , la UE y Estados Unidos no quieren aceptar la realidad georgiana como base de la política exterior del país. Esta realidad se basa en su existencia como Estado sucesor de la Unión Soviética, una frontera común con Rusia, intereses económicos, decenas y cientos de miles de lazos de parentesco y amistad y los consiguientes y lógicos solapamientos culturales y lingüísticos con su país vecino. Occidente no entiende que los tiempos han cambiado y que su propósito de dominio exclusivo del entorno ruso e incluso de movilizarlo para el conflicto directo con Rusia, ya no es posible porque contradice las nuevas realidades creadas en el mundo que van mucho más allá de la lógica del “o con nosotros, o con ellos”.

 

https://rafaelpoch.com/2024/11/07/los-malos-votos-de-georgia-y-moldavia/#more-1811

miércoles, 13 de noviembre de 2024

El " neolenguaje" de la UE

 ¿Por qué la actual clase política europea rechaza la realidad?

Glenn  Diesen

 10 noviembre, 2024

¿Tiene Europa la racionalidad, la imaginación política y el coraje para evaluar críticamente sus propios errores y su contribución a la crisis actual, o cualquier crítica seguirá siendo denunciada como una amenaza para la democracia liberal?

Propongo el siguiente experimento mental  al político, periodista o académico europeo: Si fuera asesor del Kremlin, ¿cuál sería su consejo en caso de que no hubiera negociaciones posibles para resolver la guerra en Ucrania? Con seguridad la mayoría se sentiría moralmente obligada a dar respuestas ridículas, como aconsejar al Kremlin que capitulara y se retirara, aunque Rusia esté al borde de la victoria. Cualquier impulso de adherirse a la razón y abordar las preocupaciones de seguridad de Rusia probablemente sería disuadido con la amenaza de ser humillados por “ legitimar ” la invasión rusa.

¿Qué se explica el declive del pensamiento estratégico, el pragmatismo y la racionalidad en la política europea?

La realidad de Europa como construcción social

La clase política que surgió en Europa después de la Guerra Fría se volvió excesivamente ideológica y se involucró en narrativas para construir socialmente nuevas realidades. La aceptación europea del posmodernismo implica cuestionar la existencia de una realidad objetiva, porque nuestra comprensión de la realidad está determinada por el idioma, la cultura y perspectivas históricas únicas.

Por lo tanto, los posmodernos a menudo buscan cambiar las narrativas y el lenguaje para ganar poder político. Si la realidad es una construcción social, entonces las grandes narrativas pueden ser más importantes que los hechos. De hecho, las narrativas ideológicas deben protegerse de hechos inconvenientes.

El proyecto europeo tenía la benevolente intención de crear una identidad europea común, liberal y democrática, que trascendiera las rivalidades nacionales divisorias y las políticas de poder del pasado. Se cuestiona la relevancia de la realidad objetiva y las narrativas sobre la realidad reflejan la creencia de que las estructuras de poder pueden ser desmanteladas y reorganizadas a voluntad.

La prevalencia del constructivismo y el énfasis en los “actos de habla ” en la UE han llevado a la creencia de que incluso cuando se utilizan análisis realistas y se discuten intereses nacionales en competencia, es necesario legitimar la realpolitik y, por lo tanto, acomodar socialmente una realidad que podría ser peligrosa. Los “actos de habla” se refieren al uso del lenguaje como fuente de poder para construir realidades políticas e influir en los resultados. Al reducir la importancia de la competencia por la seguridad en el sistema internacional, se supone que se pueden mitigar las políticas de poder.

¿Es posible construir socialmente una nueva realidad? ¿Estamos ignorando la competencia en seguridad al no abordar el tema o estamos descuidando la gestión responsable de la competencia en seguridad? ¿Podemos trascender las rivalidades nacionales centrándonos en valores comunes o el descuido de los intereses nacionales conducirá al declive?

Construir socialmente una nueva Europa

El concepto de “ trampa retórica ” explica cómo la UE llegó a un consenso para ofrecer membresía a los estados de Europa central y oriental cuando no era de interés para todos los estados miembros de la UE. La trampa retórica se tendió haciendo que los Estados miembros aceptaran primero la premisa ideológica de que la legitimidad del proyecto europeo descansaba en la integración de los Estados democráticos liberales.

Al apelar a valores y normas como fundamento de la UE, se tendió una trampa retórica y se utilizó el sentido de obligación moral para avergonzar a los Estados miembros de la UE que vetaban el proceso de ampliación. Por lo tanto, el uso del lenguaje y el encuadre pueden haber alentado a los estados europeos a no actuar en beneficio de sus propios intereses, ya que fueron humillados para conformarse.

Schimmelfennig, quien introdujo el concepto de trampa retórica, sostiene que "la política es una lucha por la legitimidad, y esta lucha se libra con argumentos retóricos ". 1 La trampa retórica simplifica una pregunta compleja y la convierte en una elección binaria; apoyar el proceso de ampliación o traicionar los ideales democráticos liberales. Este marco moral cerró importantes debates sobre las posibles desventajas de aceptar nuevos miembros y la mejor manera de abordar estos desafíos.

Se pudo aplastar la disidencia porque enmarcar la cuestión como un imperativo moral significaba que quienes cuestionaban este marco moral podían ser acusados de socavar los valores sagrados que sustentan la legitimidad de todo el proyecto europeo.

El concepto de “discurso europeo ” implica el uso de retórica emocional para legitimar una comprensión de la UE que deslegitima conceptos alternativos para Europa. La centralización de la toma de decisiones y la transferencia de poder de los parlamentos electos a Bruselas se denomina generalmente “ integración europea ”, “ más Europa ” o “ una Unión cada vez más estrecha ”. Los Estados vecinos no miembros que se adhieren a la gobernanza exterior de la UE toman la “ elección europea ”, confirmando su “ perspectiva europea ” y adoptando “ valores compartidos ”. La disidencia puede ser deslegitimada como “ populismo ”, “ nacionalismo ”, “ eurofobia ” y “ antieuropeísmo ”, lo que socava la “ voz común ”, la “ solidaridad ” y el “ sueño europeo ”.El lenguaje también ha cambiado respecto a cómo Occidente afirma su poder en el mundo. La tortura se ha convertido en una “ técnica de interrogatorio mejorada ”, la diplomacia de las cañoneras es la “defensa de la libertad de navegación  ”, la dominación es una “ negociación desde una posición de fuerza ”, la subversión es una “ promoción de la democracia ”, un golpe de Estado. revolución democrática ”, la invasión una “ intervención humanitaria ”, la secesión una “ autodeterminación ”, la propaganda una “ diplomacia pública ”, la censura una “ moderación de contenidos ” y el desarrollo más reciente de la ventaja competitiva de China que se describe como “ sobrecapacidad ”. El concepto de neolengua de George Orwell implicaba un lenguaje restrictivo hasta el punto de que resultaba imposible expresar desacuerdo.

 

OTAN y UE: redistribución de Europa o “ integración europea ”

Los líderes occidentales reconocieron inicialmente que abandonar una arquitectura de seguridad paneuropea inclusiva mediante la ampliación de la OTAN y la UE probablemente provocaría otra Guerra Fría. La consecuencia predecible de construir una nueva Europa sin Rusia sería redistribuir los distritos del continente y luego luchar sobre dónde deberían trazarse las nuevas líneas divisorias.

El presidente Bill Clinton advirtió en enero de 1994 que la expansión de la OTAN corría el riesgo de “ trazar una nueva línea entre Oriente y Occidente que podría crear una profecía autocumplida de confrontación futura ”. 2 El Secretario de Defensa de Clinton, William Perry, incluso consideró dimitir por su oposición a la ampliación de la OTAN. Perry señaló que la mayoría de los miembros de la administración sabían que esta traición crearía un conflicto con Rusia, pero creían que no importaba porque Rusia era débil. 3 George Kennan, Jack Matlock y una serie de líderes políticos estadounidenses también lo enmarcaron como una traición contra Rusia y advirtieron sobre una mayor división de Europa. Estas preocupaciones también fueron compartidas por muchos líderes europeos.¿Qué pasó con estos discursos y advertencias sobre la instigación de otra Guerra Fría? La narrativa de la UE y la OTAN como una “ fuerza para el bien ” que promueve los valores democráticos liberales tenía que defenderse contra la narrativa “ obsoleta ” de la política de poder. Las críticas rusas al resurgimiento de la arquitectura de seguridad de suma cero de la política del bloque se han presentado como prueba de la “ mentalidad de suma cero ” de Rusia .

 

El hecho de que Rusia no hubiera reconocido que la OTAN y la UE eran actores positivos que trascendían la política de poder habría revelado su incapacidad para superar la peligrosa mentalidad de realpolitik causada por su persistente autoritarismo y sus ambiciones de gran potencia. La UE sólo estaba construyendo un " círculo de amigos ", mientras que Rusia supuestamente exigía " esferas de influencia ".

Rusia se enfrentaba al dilema de aceptar el papel de aprendiz con el objetivo de reincorporarse al mundo civilizado aceptando el papel dominante de la OTAN como fuerza para el bien, o de resistirse al expansionismo de la OTAN y a las “ misiones fuera de su zona ”, pero luego ser tratadacomo una fuerza peligrosa que debe ser contenida. De todos modos, Rusia no tendría asiento en la mesa de negociaciones en Europa. Los tropos democráticos liberales justificaron por qué el estado más grande de Europa debería eventualmente ser el único estado sin representación.

 

La expansión de la OTAN y la UE como bloques exclusivos también impone un dilema de “ nosotros o ellos ” a las sociedades profundamente divididas de Ucrania, Moldavia y Georgia. Sin embargo, en lugar de reconocer la predecible desestabilización de sociedades divididas en una Europa dividida, esto se presenta como una “ integración europea ” de suma positiva a pesar de la desvinculación implícita de Rusia. Las sociedades que favorecen relaciones más estrechas con Rusia por encima de la OTAN y la UE quedan deslegitimadas por rechazar la democracia, mientras que sus líderes son desestimados como “ putinistas ” autoritarios que privan a sus pueblos de su sueño europeo.

El marco moral mundial convenció a los líderes europeos de apoyar un golpe de estado para atraer a Ucrania a la órbita de la OTAN. Era bien sabido que sólo una minoría de ucranianos quería ser miembro de la OTAN y que esto probablemente iniciaría una guerra, pero la retórica democrática liberal siempre convenció a los líderes europeos de ignorar la realidad y apoyar políticas desastrosas. El sentido común se vuelve vergonzoso.

Los líderes políticos, periodistas y académicos occidentales que buscan aliviar el problema abordando las legítimas preocupaciones de seguridad de Rusia también son acusados de alimentar el molino de Putin, repetir como loros los temas de conversación del Kremlin, “ legitimar ” las políticas rusas y socavar la democracia liberal. Con el marco moral binario del bien versus el mal, el pluralismo intelectual y la disidencia son castigados como inmorales.

Además de estar plagada de guerras, Europa también está en declive económico. Los europeos compran energía rusa a través de la India porque están moralmente obligados a seguir sanciones fallidas. Esta supuesta virtud contribuye a que las industrias europeas sean menos competitivas.

La desindustrialización de Europa también es causada por la destrucción de los oleoductos Nord Stream, pero este evento que destruyó décadas de desarrollo industrial ha caído en un agujero de la memoria porque los únicos dos sospechosos son Estados Unidos y Ucrania. Además, Estados Unidos ofrece subsidios a las industrias europeas que han dejado de ser competitivas si se trasladan al otro lado del Atlántico. En ausencia de narrativas aceptables, los europeos simplemente permanecen en silencio y no defienden sus intereses nacionales. La narrativa de las democracias liberales unidas por valores en lugar de divididas por intereses contrapuestos debe defenderse contra cualquier hecho inconveniente.

Diplomacia, neutralidad y la virtud de la guerraLa diplomacia no es consistente con el esfuerzo por construir socialmente una nueva realidad. El punto de partida de la seguridad internacional es la competencia por la seguridad en la que los esfuerzos por aumentar la seguridad de un Estado pueden disminuir la seguridad de otro. La diplomacia implica fortalecer el entendimiento mutuo y buscar compromisos para mitigar la competencia en materia de seguridad.

 

Los constructivistas sociales a menudo ven la diplomacia como problemática porque “ legitima ” la competencia en materia de seguridad que reconoce que la OTAN puede socavar los intereses legítimos de seguridad rusos. Además, esto corre el riesgo de legitimar al adversario y crear una equivalencia moral entre los Estados occidentales y Rusia. Las élites europeas creen que están legitimando conceptos obsoletos y peligrosos de política de poder al comprometerse con un entendimiento mutuo con Rusia. La creencia absurda de que la negociación es una “ concesión ” se ha normalizado en Europa.

Por tanto, la diplomacia ha sido repensada como una relación entre un sujeto y un objeto, entre un profesor y un alumno. En esta relación, la OTAN y la UE consideran que su papel es “ socializar ” a otros Estados. Como maestro civilizador, el Occidente ilustrado utiliza la diplomacia como instrumento de enseñanza en el que los Estados son “ castigados ” o “ recompensados ” por su disposición a aceptar concesiones unilaterales.

Si bien la diplomacia siempre ha sido imperativa en tiempos de crisis, las elites europeas creen que, en cambio, deben castigar el “ mal comportamiento ” suspendiendo la diplomacia una vez que estalla la crisis. Reunirse con los oponentes durante las crisis corre el riesgo de legitimarlos.

Hasta hace poco, la neutralidad se consideraba una postura moral que mitiga la competencia en materia de seguridad y permite a un Estado mediar en lugar de enredarse y escalar los conflictos. En una lucha entre el bien y el mal, la neutralidad también se considera inmoral. El cinturón de estados neutrales que existía entre la OTAN y los países del Pacto de Varsovia ahora ha sido desmantelado e incluso la guerra se convierte en una justa defensa de los principios morales.

¿Cómo podemos restaurar la racionalidad y corregir los errores posteriores a la Guerra Fría?

El fracaso en establecer un acuerdo mutuamente aceptable después de la Guerra Fría que borrara las líneas divisorias en Europa y fortaleciera la seguridad indivisible ha resultado en una catástrofe predecible. Sin embargo, corregir el rumbo requiere nada menos que reconsiderar las políticas de los últimos 30 años y el concepto de Europa en un momento en que la animosidad es endémica en ambas partes. El proyecto europeo fue visto como la encarnación de la tesis de Fukuyama sobre el “ fin de la historia ” y toda una clase política basó su legitimidad en conformarse a la idea de que desarrollar una Europa sin Rusia era una receta para la paz y la estabilidad.

¿Tiene Europa la racionalidad, la imaginación política y el coraje para evaluar críticamente sus propios errores y su contribución a la crisis actual, o cualquier crítica seguirá siendo denunciada como una amenaza para la democracia liberal?

 

Notas

 

Schimmelfennig, François, 2003. La UE, la OTAN y la integración de Europa: reglas y retórica, Cambridge, Cambridge University Press, página 208.

B. Clinton, “ Remarks to the Multinational Audience of Europe's Future Leaders ”, Misión diplomática estadounidense en Alemania, 9 de enero de 1994.

J. Borger 'La " hostilidad rusa" es causada en parte por Occidente", dice el exjefe de defensa de Estados Unidos ", The Guardian, 9 de marzo de 2016.

 

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lunes, 11 de noviembre de 2024

El imperio de la negación cierra los ojos y cree

 

El imperio de la negación cierra los ojos y cree

 

Por Jorge Majfud |

 

 08/11/2024  

 (Desde) Jacksonville, Florida

 ―Profesor ―me dijo un estudiante― juéguesela y diga quién va a ganar mañana.

 ―Trump.

 Ya lo había dicho en varios medios, pero no me interesa la política partidaria en mis clases.

 ―Según todas las encuestas gana Kamala. ¿Por qué habría de perder?

 ―Por Gaza. No se puede tapar el sol con un dedo.

 Horas después de conocer los resultados de las elecciones, las mayores cadenas, desde CNN hasta Fox News, comenzaron a digerir el triunfo de Donald Trump. Las figuras más conocidas parecían estar de acuerdo en que había tres temas que habían golpeado a los demócratas: 1. La economía; 2. La crisis migratoria; 3. El conflicto en Medio Oriente.

 En otras palabras, el bolsillo, el racismo y la moral. En los tres puntos vemos la fabricación de ideas y sensibilidades de la propaganda de esos mismos medios:

 1. La economía doméstica no está bien, pero veamos que esto no se debe a un gobierno en particular sino a un problema estructural mucho mayor que va desde la corrupción legalizada de las corporaciones que lo han comprado todo (políticos, medios) para continuar acumulando la riqueza (plusvalía) que le han venido secuestrando a la clase media y trabajadora. Desde 1975, la clase trabajadora ha trasferido 50 billones de dólares (dos veces el PIB de China) al uno por ciento más rico.

 El otro factor económico es la pérdida de hegemonía y poder de dictar de Washington en el resto del mundo, lo cual no sólo ha agravado su natural agresividad, sino que se ha encontrado con una competencia que no acepta. Pero si nos limitamos a las administraciones de turno, veremos que el periodo en que Trump fue presidente, el PIB creció menos que durante el período de Biden. Cierto, hubo una pandemia, pero el mismo argumento aplica cuando se alaba el precio del combustible más bajo en el período anterior, debido a la drástica reducción de la circulación viaria.

 2. Existe un problema migratorio en la frontera sur, pero no una crisis. Eso es una fabricación mediática, alimentada por los políticos que se benefician de la demonización de los más débiles que no votan y ni tienen lobbies para presionarlos y comprarlos. Por regla general, los inmigrantes ilegales ni son criminales ni incrementan la criminalidad sino que la reducen. No viven de los servicios del Estado sino que aportan impuestos al consumir y al cobrar sus salarios, con el pago de impuestos que nunca reclaman sino que van a la Seguridad Social para beneficio de alguien más. No le roban el trabajo a nadie sino que hacen el trabajo que los ciudadanos no quieren hacer y de esa forma lubrican la economía para que continúe funcionando.

 Según Trump, “los inmigrantes ilegales son criminales que están entrando sin control”. Amenazó a México con aranceles altos si no detiene el tráfico de drogas, sin mencionar que su país es la raíz del problema, no sólo en el consumo sino también en la distribución de la droga y de armas. Como está documentado, los criminales, genocidas y terroristas viven libres y legales en Florida y son poderosos donantes de su partido político.

 3. Si bien los estadounidenses suelen votar con el bolsillo, hay una parte que (aunque minoría, se cuentan en algunos millones) votamos con una fuerte convicción moral. Este ha ido el caso del genocidio en Gaza que los demócratas han tratado de silenciar para no hablar de las armas y los miles de millones de dólares que enviaron en solo un año a Israel para masacrar decenas de miles de niños bajo la retórica de “Israel tiene derecho a defenderse”; o como respondió Bill Clinton, “porque el Rey David estuvo allí hace tres mil años”. O la candidata Harris, silenciando cada pregunta sobre Gaza con la misma arrogancia nasal: “Estoy hablando yo”. El gobierno ha ignorado las numerosas protestas estudiantiles, reprimidas con violencia, las multitudinarias marchas urbanas, de camioneros…

 Luego, cuando aparece el voto castigo, los mismos medios que habían invisibilizado la masacre en Gaza quisieron explicar la catástrofe electoral recurriendo a lo mismo: relegando el tema moral a una tercera posición y hablando de “crisis en Medio Oriente”, evitando decir Gaza, Palestina y genocidio. Ni siquiera masacre.

 Este genocidio se está convirtiendo en una metástasis en Medio Oriente, una parada más en el Anillo de Fuego (Ucrania, Siria, Palestina, Irán, Taiwán) producido por la fricción del Macho Alfa de Occidente que intenta rodear al Dragón que ya se despertó.

 En lugar de negociar y beneficiar a sus pueblos con una cooperación global, el Macho Alfa va detrás de eliminar la competencia. Esta metáfora proveniente de la manada liderada por un lobo macho, ahora por los ideólogos de la derecha. Olvidan que cuando el macho alfa envejece y se enfrenta a uno más joven termina en un conflicto mortal.

 En 2020 los demócratas ganaron Wisconsin y Michigan, dos estados con una fuerte presencia de población árabe. Ahora, los republicanos ganaron en los dos. Sin embargo, la representante de origen palestino, Rashida Tlaib (Michigan) retuvo su banca con el 70 por ciento de los votos e Ilhan Omar (Minnesota) lo hizo con el 75 por ciento.

 Más que un voto por Trump (quien había perdido las elecciones cuatro años antes por alguna razón) fue un voto contra Harris y los demócratas. Un voto indignado y sin esperanzas. Este sistema electoral es una herencia de la esclavitud y el sistema político-mediático ha sido comprado por las corporaciones tecnológicas y financieras, que son las que gobiernan este país. Larry Fink, el CEO de BlackRock (financiera que administra tanto dinero como cinco veces la economía de Rusia), lo dejó claro: “no importa quién gane; Harris o Trump serán buenos para Wall Street”.

 Es un saco de fuerza: el dinero pasa de los partidos a los medios para publicidad y promoción. Es decir, con el mismo dólar se compra a políticos y a medios de prensa en dos momentos diferentes. Los presidentes se encargan del circo. Se encargan de mantener las pasiones encendidas, sobre todo las pasiones raciales y de género. No existe otra estrategia mejor para invisibilizar los problemas de clase social. El racismo es la forma más efectiva de invisibilizar el profundo problema de clases sociales que tenemos, incluida su traducción global, el imperialismo.

 Por fin tendremos un presidente convicto de la justicia (34 causas), quien se jactó de ser listo por no pagar impuestos. Claro que con ser listo no basta. Es necesario tener al pueblo embrutecido con divisiones identitarias, con individuos alienados por las mismas tecnológicas que dominan la economía, la política y la geopolítica.

 Algo que no es difícil en un pueblo acostumbrado a creer por encima de los hechos. Un pueblo entrenado en las iglesias para cerrar los ojos y reemplazar la realidad con el deseo hasta que la realidad cambie. Porque para la mentalidad religiosa, la realidad narrativa importa más que la factual: “En el principio era el verbo…”.

 De ahí a aplicar las mismas habilidades intelectuales y convicciones al salir de un templo para ingresar en otros (bancos, bolsas de valores, televisión, partidos políticos) hay solo un paso. A veces ni siquiera eso.

https://rebelion.org/el-imperio-de-la-negacion-cierra-los-ojos-y-cree/


  y ver  .

 https://rebelion.org/la-perdida-de-fe-en-la-religion-progresista-y-el-triunfo-pirrico-de-los-cancelados/



viernes, 8 de noviembre de 2024

USA gana la abstención.

 

                                    


 
                                USA    la abstención gana

LDM

 109 millones de personas decidieron no votar en EE.UU y ninguna explicación se da sobre ello.

244 millones de personas estaban convocados a votar en las elecciones de EE.UU. 

Han ejercido el voto 135 millones 

70 millones lo han hecho por Donald Trump 

65 millones por Kamala Harris

 La abstención estimada es del 45%

 Trump será presidente con el apoyo del 27% de la población mayor de edad censada 

Votaron 20 millones menos de personas que en las anteriores elecciones. 

Decenas de millones de personas, que pudiendo, ni siquiera se registraron para votar.

 Millones de personas ilegales no pudieron registrarse.

 La población total de EE.UU es de 334 millones de personas 

La abstención es, pues, la principal opción política, 

Y eso indica que la mayoría ve que voten a quien voten no van cambiar nada y por eso mismo sube la extrema derecha.

Si  la  abstención es la ganadora  es bien indicativa   de que  se creen  que votar no cambia la situación ante un sistema injusto y que no se puede variar bajo un bipartidismo en que uno u otro mas de lo mismo o da lo mismo  y no hay posibilidad cambiar..

martes, 5 de noviembre de 2024

Los déficits de la democracia estadounidense .

 

Lo que no se dice en los medios: los enormes déficits de la democracia estadounidense

Vicenç Navarro


 Extracto ...

Existe una percepción generalizada de los mayores medios de información en España de que la democracia en Estados Unidos es ejemplar y punto de referencia para el resto de las democracias en el mundo. Un ejemplo, entre muchos otros, es la definición de “la democracia estadounidense como uno de los sistemas democráticos más desarrollados que existe hoy en el mundo”, definición hecha por una de las periodistas más conocidas en España, la señora Ana Pastor, de la cadena de televisión La Sexta, que se presenta como la más progresista del país. Tal observación es común entre miembros del establishment político y mediático en España,  como ocurre también entre los países de la Alianza Atlántica, promovida por los dirigentes de Estados Unidos, incluyendo el Presidente Biden, quien definió recientemente a Estados Unidos como el país más democrático del mundo. Los datos, sin embargo, no confirman tal percepción. EEUU es en realidad uno de los países menos democráticos entre los países democráticos hoy a los dos lados del Atlántico Norte.


 Texto completo...

https://www.diario.red/opinion/vicenc-navarro/que-dice-mayores-medios-informacion-espanoles-proximas-elecciones-presidente-congreso-estados-unidos/20241022143933037126.html

lunes, 4 de noviembre de 2024

Cómo funciona el mecanismo del fraude electoral en USA.

 Elecciones en EEUU: cómo funciona el mecanismo del fraude.

 MANLIO DINUCCI,  

 4/11/24

 El sistema de elección presidencial

 1) Los dos principales partidos, el republicano y el demócrata, eligen a su candidato presidencial mediante elecciones primarias celebradas en 50 estados. Estas elecciones se organizan de forma diferente en cada estado. En algunos estados, los candidatos se seleccionan mediante votación secreta, en otros estados mediante reuniones abiertas, llamadas asambleas partidarias. En algunos estados, sólo los miembros registrados del partido que organiza las asambleas partidarias pueden participar en ellas, en otros, también pueden participar y votar personas que no sean miembros del partido o miembros del partido oponente.

 2) Según el resultado de las asambleas partidarias, a cada candidato se le asigna un número variable de delegados, que representan a su estado en la convención nacional del partido, que elige a su candidato presidencial. En la convención participan no sólo los delegados estatales, sino también los superdelegados, personalidades importantes del partido que pueden votar por quien quieran, a veces invirtiendo la situación.

 3) Una vez que los dos partidos han elegido a sus candidatos presidenciales, se celebran elecciones generales. Los electores no eligen directamente al Presidente, sino a un Gran Elector que representa al candidato propuesto.

 4) 558 Los Grandes Electores eligen al Presidente de los Estados Unidos. Para ser Presidente es necesario obtener los votos de al menos 270 de ellos. Cada Gran Elector representa al partido al que pertenece, pero la Constitución de los Estados Unidos no le obliga a votar por el candidato presidencial elegido por su partido.

 5) Cada estado tiene un número de Grandes Electores, calculado para favorecer a los estados más pequeños: Wyoming, escasamente poblado, tiene un Gran Elector por cada 194.000 habitantes; California, más poblada, tiene un Gran Elector por cada 723.000 habitantes.

 La democracia electoral en Estados Unidos: dólares, votos amañados y balas.Kamala Harris contra Donald Trump

 RESULTADO : Este sistema permite todo tipo de maniobras políticas: por ejemplo, que los miembros de su partido acudan a votar por los miembros del grupo parlamentario del partido contrario, de forma que se impida la elección de un candidato determinado considerado políticamente peligroso.  La designación de un Gran Elector en función de un número de habitantes varía de un estado a otro y a veces conduce a la presidencia de los Estados Unidos a candidatos que recibieron menos votos en las elecciones generales.

 El mecanismo de votación

 1) No existe ninguna ley federal que obligue a los electores a identificarse . El gobernador de California, miembro del partido demócrata, ha presentado una ley que prohíbe exigir la identificación de quienes se presentan a votar en los centros de votación.

 2) En las elecciones de 2020, el voto por correo aumentó sustancialmente hasta más de 66 millones (hasta 28 millones en 2016). 

 3) Una ley de 2002 exige la presencia de una máquina de votación electrónica en todos los colegios electorales. Sin embargo, no existe una norma que regule la construcción de una máquina electrónica que pueda utilizarse de forma segura.

 4) Aproximadamente una cuarta parte de los electores votará con máquinas que emiten papeletas de votación. El resto votará mediante máquinas electrónicas que almacenan los votos y pueden o no generar un registro en papel de la votación.

 RESULTADO: Este mecanismo permite todo tipo de fraudes. Las papeletas que llegan por correo son abiertas y registradas por personal contratado a través de empresas privadas, en esas empresas puede haber personas encargadas de falsificar los resultados. Las máquinas de votación electrónica pueden ser manipuladas cargándolas con programas que falsifiquen los resultados. El profesor Alex Halderman, que enseña informática en la Universidad de Michigan, lo demostró simulando una votación que las máquinas electrónicas anularon.

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 y ver  ..

 Las elecciones presidenciales no son cuestión de votos sino de dinero

 

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viernes, 1 de noviembre de 2024

Aprendiendo de los «primitivos» .

                                            

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Reseña de La sociedad contra el Estado, de Pierre Clastres (Virus, 2024)

Aprendiendo de los «primitivos»

    

 

Encerrados en nuestra jaula capitalista a punto de explotar, contemplamos a los “primitivos” que han sobrevivido al holocausto con una mezcla de desprecio y condescendencia.

Ellos representan “sin duda” una etapa inicial, pobre y oscura, frente al éxtasis tecnológico de nuestro mundo. Hay que decir, sin embargo, que entre los estudiosos de esos pueblos “atrasados” se han escuchado voces que reivindican en ellos aspectos importantes, perdidos con la civilización, y que señalan el interés de comprenderlos cabalmente para buscar remedio a nuestros problemas.

En la nómina de los que laboraron en esta dirección, un nombre imprescindible es el de Pierre Clastres, que con sus estudios de campo entre indígenas de Sudamérica puso de manifiesto cómo sus sociedades disponen de mecanismos para evitar la acumulación de poder y riqueza, lo que las vacuna contra la división en clases que marca la irrupción de los Estados en la historia. En la obra de Clastres destaca La sociedad contra el Estado, una colección de artículos publicada en 1974, que acaba de ser reeditada en castellano por Virus (trad. de Francisco Madrid) con textos liminares de Carlos Taibo y Beltrán Roca Martínez. Este libro supuso un revulsivo en su momento y sigue atrapando a los lectores con su reflexión que amenaza prejuicios bien asentados.


Pierre Clastres nació en 1934 en París y realizó estudios de filosofía y luego de etnología y antropología, doctorándose en 1965 con la tesis de 3er ciclo: “La vida social de una tribu nómada: los indios guayaquíes del Paraguay”, dirigida por Claude Lévi-Strauss. Clastres imparte docencia después en París y São Paulo, continúa sus trabajos de campo en Paraguay, Brasil y Venezuela, y colabora con grupos de izquierda antiautoritaria franceses, lo que lo lleva a tener un papel destacado en el mayo del 68. Tras la ruptura con Lévi-Strauss en 1974, los años siguientes estuvieron marcados para nuestro etnólogo por polémicas, con estructuralistas y marxistas, al tiempo que iban apareciendo sus libros, siempre aclamados y criticados a partes iguales. Pierre Clastres falleció en 1977 en un accidente de automóvil.

La sociedad contra el Estado presenta una recopilación de once ensayos, publicados entre 1962 y 1974, que promueven una reflexión sobre el poder en sociedades caracterizadas por una visión de este concepto sorprendente para nosotros. Un rasgo esencial en América es que los “jefes” o “caciques”, que podríamos ver como detentadores del poder, no ejercen sin embargo ninguna coerción o violencia, de forma que no existe subordinación jerárquica en torno a ellos. Esto es señalado por los estudiosos, hasta hoy, como signo de “primitivismo” y se asocia a una economía de subsistencia que en muchos casos en realidad no es tal. Para Clastres por el contrario estas sociedades demuestran que: “Es posible pensar lo político sin la violencia, pero no lo social sin lo político, es decir no hay sociedades sin poder”, lo que supone una revolución copernicana en la que las culturas consideradas “primitivas” dejan de girar en torno a la civilización occidental, como tentativas deficitarias, para constituirse por sí mismas en centro de una reflexión política.

En las sociedades indias americanas se da una dicotomía entre un polo mayoritario de democracia e igualitarismo y otro de tiranía. En el primero, el “jefe” es típicamente un “hacedor de paz”, generoso con sus bienes y buen orador, al que en Sudamérica se añade como privilegio ocasional la poliginia. Sólo durante las guerras, que a veces están a cargo de un jefe militar, se concentra en estos personajes un poder considerable. De estas características del cacicazgo, Clastres deduce que lo que se pretende en realidad con esta institución es anular los pilares de la vida social como valores de cambio a través de una estructura perfectamente ritualizada, y prevenir así las “luchas por el poder”: “La misma operación que instaura la esfera política, le impide su desarrollo.

Se resalta después el carácter exogámico de las sociedades indias de la cuenca amazónica, que favorece la expansión de relaciones entre grupos, con lo que a veces se observa una evolución a formas más autoritarias, mientras que otras la fidelidad a los viejos esquemas igualitarios es la norma. Se discute la demografía de algunas de estas sociedades, llegándose a la conclusión de que en el momento de la conquista existían aproximadamente, en 350 000 km2 de territorio guaraní, 1 500 000 habitantes, muchos más que los admitidos anteriormente. Se describe luego la división de trabajo entre los guayaquíes, de vida nómada, con los hombres encargados de la caza y recolección y las mujeres del transporte del ajuar, cestería y alfarería. Son dos mundos separados, simbolizados en el arco y el cesto, y se expone el conflicto que generan “seres intermedios”, como un cazador inhábil que pasa a ser considerado una mujer y sufre por ello, o un homosexual que, por el contrario, se identifica feliz con las labores femeninas. Conocemos también los cantos femeninos y masculinos de los guayaquíes, la poliandria motivada por el exceso de hombres o los tabúes de la caza entre ellos.

Dos relatos míticos de los chulupíes del Chaco paraguayo, que se reproducen y analizan, narran las aventuras de héroes grotescos —un viejo chamán y un jaguar—, que causan hilaridad a los indios, pero sobre todo impugnan la estupidez y vanidad que pueden encontrarse en los seres más “poderosos”. Se trata de una transgresión liberadora contra lo que se teme a través de la risa.

Se establece luego una diferencia entre las sociedades con y sin Estado, en el sentido de que en las primeras la palabra es un “derecho” del poder, mientras que en las segundas es un “deber”, lo cual marca una oposición entre la coerción y un igualitarismo ritualizado en el que la sociedad es el lugar “real” del poder. En otros textos se muestra la profundidad religiosa de algunos mitos de los guaraníes, como su Tierra sin Mal, o su obsesión por la finitud de todo lo que existe, y se reflexiona sobre los ritos de iniciación de los jóvenes en las sociedades primitivas, que involucran habitualmente torturas. El punto de vista clásico es que con éstas se pretende una demostración de valor, pero para Clastres se trata también de un marcaje del cuerpo y la memoria que fortalece la unidad del clan, y un mensaje de que “nadie es más que nadie”, que vacuna contra la sumisión.

El último texto, que da título al libro y fue publicado por primera vez en él, sirve para sintetizar sus aspectos esenciales. Más allá del “evolucionismo” que considera las sociedades sin Estado como algo “incompleto”, se defiende que éstas son capaces de alimentar a sus miembros y disponen de una tecnología bien desarrollada y adaptada a sus exigencias. Las necesidades se satisfacen con unas pocas horas de trabajo diarias (tres o cuatro en general), e incluso se producen excedentes, con lo que podemos hablar de escenarios de ocio y abundancia. Y estas sociedades, según Clastres, se inmunizan contra la desigualdad mediante la organización ritualizada que se ha descrito.

En América se demuestra que pueden darse transiciones de la caza a la agricultura, pero también a la inversa, sin una modificación de la estructura social, lo que revela una independencia entre la infraestructura económica y la supraestructura política. La gran revolución de la protohistoria resulta ser según esto la revolución política, y no la del Neolítico. ¿De dónde viene el poder político entonces? En este sentido Clastres sólo se atreve a plantear sugerencias: el crecimiento demográfico como posible desestabilizador de las sociedades, y el recurso por parte de los “jefes sin poder” a su “palabra profética” para transformarse en auténticos caudillos.

El volumen concluye con una entrevista de 1975 en la que nuestro antropólogo insiste, contra el criterio marxista, en su visión de lo político (el Estado) como previo y condicionante de lo económico (la desigualdad), lo que lo lleva incluso a una interpretación original de lo ocurrido en Rusia tras la Revolución de Octubre. Reflexiona también sobre la guerra entre los pueblos que investigó, permanente e inevitable, contra los enemigos que amenazan a la comunidad.

En las páginas finales, el estudioso de la vieja América examina la Francia del momento y aprecia una exacerbación estatista y autoritaria apoyada por las masas, con los partidos políticos como instrumentos imprescindibles. Concluye tristemente que los “salvajes” dispuestos a exigir su autonomía contra el imperio del Estado y el capital son cada vez más escasos, aunque reconoce lo viejo de su estirpe y no cree desdeñable su capacidad de aprovecharse de las grietas del sistema.

El trabajo de Pierre Clastres, en la estela de Piotr Kropotkin, influyó a otros antropólogos también seducidos por el anarquismo, como Harold B. Barclay, James C. Scott, Brian Morris o David Graeber. Todos ellos reivindican rasgos de las sociedades sin Estado que fueron por largo tiempo las de nuestros antepasados, y ven en ellas una fuente de inspiración para superar la situación actual. Como escribió Clastres en una ocasión, comprender el nacimiento del Estado tal vez nos dé las claves de su posible desaparición.

https://rebelion.org/aprendiendo-de-los-primitivos/

Blog del autor: http://www.jesusaller.com/. En él puede descargarse ya su último poemario: Los libros muertos.