lunes, 15 de agosto de 2022

Lo que une Pelosi en Taiwán a Zawahiri

 

Lo que une la visita de Pelosi a Taiwán al “asesinato” de Zawahiri

Afganistán: 1 de agosto

Un hombre se asoma por la cortina de un balcón en la "zona verde" de Kabul, y ¡Zas! dos misiles equipados con afilados cuchillos son disparados hacia su corazón. Era, según la Casa Blanca, Ayman al Zawahiri de 71 años, un supuesto líder de Al Qaeda. ¡Por una vez que, en 20 años en clandestinidad, el anciano intenta que le de sol, paga su imprudencia con su vida!

El cuento continúa así:

La CIA, el MI6, el BND, el MOSSAD, el MIT y otros servicios de inteligencia occidentales, que andan por este país desde hace 40 años, ni se enteraron de que este individuo hacía turismo con las esposas y los nietos por Pakistán y Afganistan -ambos con bases militares de EEUU-, y viene un soplón Talibán, hace un mes, y les da la dirección del domicilio del terrorista egipcio, para llevarse los 25 millones de dólares de recompensa.

Al recibir la noticia, la CIA informa a Biden y éste autoriza matarle. ¿Por qué no mandar un comando para atraparlo e interrogarlo sobre sus planes de los próximos atentados y descubrir las células terroristas que dirige por el mundo? ¿Por qué no le mata un francotirador y los contribuyentes tiene que pagar a las fábricas de armas otros 140.000 dólares que costaron los dos misiles? ¡Este año el presupuesto militar ha sido de 840.000 millones de dólares, una parte destinada a bombas nucleares de mochila!

Que no tienen el ADN del cadáver, confiesa el portavoz de la Casa Blanca, John Kirby. ¿No había ni un solo CSI disponible para sacarle la muestra? "Basándonos en múltiples fuentes y métodos de los que hemos recopilado información, no lo necesitamos". Se refiere a que llevaba turbante y barba. ¿Ni una foto del cadáver, aunque fuese falsa?

¿Qué han hecho con el cuerpo, si no hay mares ni ríos cerca, para evitar que el lugar del crimen "se convirtiese en un santuario del yihadismo", como argumentaron lanzado al supuesto Bin Laden a los tiburones?

Los vecinos no salen de su asombro: hubieran sabido de la existencia de un hombre cuyo idioma y rasgos no eran afganos, sino árabes.

Lo curioso no es que el excepcionalísimo de EEUU le llevase a mentir una y otra vez para justificar sus agresiones militares a estados soberanos, sino que los periodistas ni le exigieran pruebas.

Ahora en serio:

  • Las coincidencias no existen. Tras un año de "ausencia" y justo cuando la temeraria Nancy Pelosi viaja a Taiwán, EEUU decide que es buen momento para cometer un megaasesinato.  El país centroasiático es el único país donde las bases militares de EEUU tienen acceso terrestre a la República Popular de China (RPC). Además, comparte frontera con Irán , el espacio de influencia rusa y de India. Esto le convierte en el país más estratégico del mundo para la OTAN. En agosto de 2021, cuando EEUU entregó el gobierno de Kabul (que no el poder) a los talibanes, tras el Acuerdo de Doha, solo empezaba una nueva etapa, y más bélica, de su intervención en este país, mirando a China.
  • Declarar el regreso de Al Qaeda (creado y dirigido por la CIA) a Afganistán, dejando la puerta abierta a un "regreso" de la OTAN. De hecho, EEUU alegó este mismo motivo para la ocupación del país en 2001, cuando fue él quien en 1992 instaló a esta banda terrorista en Kabul. De hecho, así abre el camino para la designación de un líder joven y enérgico para el grupo que sea capaz de cumplir su misión de poner patas arriba toda Asia Central, involucrando a China y Rusia en su patio trasero.
  • Recuperar la imagen de la Alianza Atlántica erosionada con el fiasco de la "retirada" de Kabul. No podía hacerlo en una guerra de verdad con una potencia incluso media, sino en un territorio sin estado, sin adversarios.
  • Creer que así Biden recuperaría algo de su popularidad caída por los suelos, en la víspera de las elecciones parlamentarias de noviembre, y en medio del aumento del descontento popular por la grave situación económica.
  • Bajo el pretexto de "castigar a los talibanes",  apropiarse de los 3,5 mil millones de dólares de los fondos afganos en los bancos de EEUU.
  • Sabotear las relaciones entre China y los talibanes. Entre abril y junio, los representantes de la Embajada de China en Kabul mantuvieron numerosas reuniones con ministros talibanes para retomar los proyectos chinos para reconstruir el país. Beijing puede haberse equivocado en este extraño escenario. El jefe del Comando Central de EEUU (CENTCOM), el general McKenzie expresó su "preocupación" de que China extiende su influencia en la Ruta de la Seda desde Gwadar  (Pakistán) a África a través del Corredor Económico China-Pakistán (CPEC). Y ¿cuál es el problema? EEUU, que no puede competir económicamente con China, planea destruirle militarmente. El viaje de Biden a Oriente Próximo tenía el objetivo de crear una "Ruta de la Seda" occidental, con el dinero Saudí, y de paso disuadir a Israel para que deje su cooperación tecnológica con China.
  • Taiwán: 2 de agosto

"Nuestro enemigo es la inflación, la crisis económica. ¡En el país más rico del mundo, la gente vive en las calles! Ese es nuestro problema, ¡no China!", denuncia Sheila Xiao, la cofundadora de Pivot to Peace.

La presidenta del Congreso de EEUU, Nancy Pelosi, aterriza en Taiwán, en una visita nocturna, semiclandestina, como una "ilegal". Numerosas organizaciones antimilitaristas estadounidenses como CODEPINK, las Mujeres por la Paz, habían exigido la cancelación de la visita. "¿Para qué tal provocación en estos momentos y a pesar de que planteará enormes riesgos?", preguntaron.

El manejo del viaje estaba lleno de noticas falsas, manipulación de la opinión pública y también del tanteo de la reacción de los aliados europeos y asiáticos que no entendían tal innecesaria y estúpida provocación.

Ante las críticas, el gobierno de Biden empezó a lanzar informaciones ambiguas y contradictorias sobre si por fin Pelosi iba a visitar Taiwán. Hasta Forbes afirmó que la isla no estaba en la lista del itinerario anunciado. Se trataba de jugar a una ambigüedad calculada: unos, para salvar el cuello de Biden decían que "No le corresponde al presidente asesorar a Pelosi sobre una posible visita a Taiwán", y él afirmaba, de forma insólita, que los militares no estaban de acuerdo con la iniciativa de la presidenta del Congreso. ¿En serio? ¿No le incumbe al comandante en jefe de las fuerzas armadas impedir un viaje, que es una declaración de guerra a una superpotencia? Si Biden no estaba conforme, podría haberse negado a proporcionarle aviones militares y de combate para este viaje y a colocar el portaaviones USS Ronald Reagan y otros buques de guerra estadounidenses cerca de Taiwán.

La política de Biden respecto a Taiwán es la misma que de Donald Trump, o sea es del establishment. En 2018, EEUU pasó de "relaciones escondidas" con los políticos taiwaneses a aprobar por ambas cámaras y por unanimidad la ley HR535-Taiwan Travel , que permite a los funcionarios de alto nivel de EEUU visitar la isla y viceversa.

Según The Wall Street Journal, desde 2020 EEUU ha estado entrenando en secreto a las fuerzas taiwanesas para una posible confrontación con China: los muertos los pondrán los taiwaneses y las armas, EEUU.

Pero, Biden es el primer presidente de EEUU, desde 1978, en recibir al enviado de Taiwán en su toma de posesión. Designó a nadie menos que el "Zar de Asia", Kurt Campbell, un halcón anti-chino de la era de Obama, como Coordinador del Consejo de Seguridad Nacional para el Indo-Pacífico. Después, se comprometió a respaldar militarmente a Taiwán, anulando oficialmente el principio de "Una sola China", que había sido de consenso universal y reflejado en la Resolución 2758 de la Asamblea General de las Naciones Unidas de 1971.

La isla, a 140 kilómetros de la China continental, ha sido parte del país desde el siglo XVII, salvo cuando fue ocupada por las potencias colonialistas, entre ellas Japón, que en 1945 tuvo que entregar la "Formosa" a EEUU. Con la revolución socialista dirigida por Mao Zedong en 1949, Washington la pasó a las fuerzas reaccionarias chinas, el "Kuomintang": fundaron la República de China, y fue reconocida por EEUU, hasta que en 1971 Richard Nixon eliminó el asiento de esta "República" de las Naciones Unidas, ofreciendo un puesto permanente a la RPC en el Consejo de Seguridad, a cambio de luchar juntos contra la URSS. Una vez desmantelado el país de los Soviets, se confeccionó en la era de Obama la doctrina de "Regreso a Asia" para ir ahora a por China.

Hoy, la importancia de Taiwán reside en su proximidad a la RPC y su valor geotecnológico: es la sede de la empresa TSMC que produce gran parte de los semiconductores del mundo.

Washington no entraría en guerra por Ucrania, pero sí por Taiwán. Decir que "EEUU puede hacer lo que quiera y donde quiera", aunque sea romper los acuerdos internacionales, solo exhibe la chulería de una potencia depredadora dominada por las compañías de armas y una mafia financiera, cuyo poder está basado en la destrucción de cientos de millones de vidas.

EEUU eleva el peso de los factores político-militares en su relación con China ante la pérdida de la carrera comercial. El Concepto Estratégico 2022 de la OTAN le considera la principal amenaza al poder del imperialismo estadounidense.

Los objetivos de EEUU en Taiwán

  • Apoderarse de la isla, iniciando su separatismo. A pesar de no tener embajada en Taiwán, EEUU cuenta con el Instituto Americano, de 250 millones dólares, que acoge a unas 400 personas entre civiles y militares. China está rodeada por unos 80.000 militares estadounidenses estacionados en las 23 bases que posee en Japón, otras tantas en Corea del Sur, Filipinas, Tailandia, etc. Por si todo esto fuera poco, ha montado las alianzas antichinas de AUKUSQuad y Five Eyes.
  • Provocar tensión en la región alentando el mercado de armas: Desde 2019, EEUU ha vendido unos 14.000 millones de dólares en artefactos militares al pequeño territorio chino. Pretende convertirlo en un puercoespín, un territorio erizado con púas, o sea, misiles a punto de ser disparados.
  • Demostrar que los demócratas apoyan a Taiwán tanto como los republicanos. Dice Henry Kissinger que la Casa Blanca a menudo se guía por motivos políticos internos en la formulación de la política exterior, especialmente hacia China.
  • Aumentar la presión sobre el presidente Xi Jinping, quien debe demostrar que tiene la misma valía que sus antecesores tanto en tener buenas relaciones con EEUU como en cumplir su promesa de reunificar China. En otoño se celebrará el congreso del Partido Comunista y él se presenta para un tercer mandato. Que las fuerzas armadas del país se llamen Ejército Popular de Liberación de China, refleja la importancia de recuperar sus tierras ocupadas. Durante lo que China llama el "Siglo de la Humillación", entre 1839 y 1949, la nación perdió Macao, Hong Kong y Taiwán. La RPC ha conseguido recuperar, de forma pacífica y tranquila, los dos primeros territorios. En cuanto a Taiwán, no tiene prisa. De momento, sigue el consejo de Sun Tzu: ganar la guerra sin combatir. La prioridad estratégica de China no es competir con EEUU por una expansión territorial. A pesar de ser una superpotencia comercial, pretende asegurar la paz en el mundo y sobre todo en Asia oriental. Ahora, considera óptima la actual situación, hasta que el ejército chino considere que es capaz de vencer a la maquinaria bélica de EEUU. De hecho, en este viaje, a pesar de poder declarar una zona de exclusión aérea, utilizando el pretexto de realizar maniobras militares cerca del Estrecho de Taiwán y forzar al avión de Pelosi a buscar otra ruta, no lo hizo. China no es suicida y es consciente de que Biden necesita un "momento Pearl Harbour" para dirigir la opinión pública hacia la aceptación de una guerra mundial contra el gigante asiático: no piensa facilitárselo.
https://blogs.publico.es/puntoyseguido/7895/lo-que-une-la-visita-de-pelosi-a-taiwan-al-asesinato-de-zawahiri/

sábado, 13 de agosto de 2022

Pelosi en Taiwan una pesadilla americana.

China halló salida a un callejón sin salida .


 Rodolfo Bueno 


 El Presidente Biden no podrá sacar a EEUU del atolladero en que se encuentra luego del viaje a Taiwán del presidente de la Cámara de Representantes de EEUU, Nancy Pelosi, una real provocación que se ha convertido en pesadilla de perros, y con la que ese país abre un nuevo frente de batalla para contener a China.

Este fracaso histórico se debe a que en EEUU se han olvidado del sagrado principio de Jefferson: “Aunque la voluntad de la mayoría prevalece siempre, la minoría posee los mismos derechos, los cuales están amparados por la misma ley, y violar sus derechos es un acto de opresión”, y pretenden no respetarlo aplicándolo al revés, o sea, que una minoría oprima a una mayoría.

Eso explica por qué a cualquier político estadounidense se le podría reclamar: “En lugar de acusar a otros países de violar los derechos humanos, arregle en su propio país el odio racial y enfréntese a la inseguridad y la violencia en las calles de sus ciudades. ¡Elimine la viga de sus ojos, en lugar de intentar sacar la paja del ojo ajeno!” Lastimosamente, eso equivale a pedir peras al olmo.

Durante su estadía en Taipéi, Nancy Pelosi sostuvo que la solidaridad de su país con Taiwán es hoy más importante que nunca, pues el mundo enfrenta una elección entre autocracia y democracia. Según ella, su visita no contradice la política de Washington respecto a Taiwán, que se guía por los tres comunicados conjuntos entre China y EEUU, por la Ley de Relaciones con Taiwán de 1979 y por las Seis Garantías. Lindo galimatías que no aclara la política de ambigüedad estratégica de Washington hacia Taiwán, que desde 1949, sin reconocer su independencia, se reserva el derecho de mantener relaciones especiales con esa isla.

Según la agencia de noticias Bloomberg, a la Casa Blanca le enfureció la tozudez de Nancy Pelosi de ir a Taiwán e intentó persuadirla de abstenerse del viaje, para lo que envió a altos miembros del Consejo de Seguridad Nacional y del Departamento de Estado a que le informen sobre las consecuencias geopolíticas de su visita a Taiwán, pero la señora Pelosi no les escuchó, buscaba en este periplo el epílogo de su carrera. ¡Vaya qué epílogo! Por poco envía a medio mundo al otro mundo.

John Kirby, coordinador de Comunicaciones Estratégicas del Consejo de Seguridad Nacional de EEUU, pidió a Pekín no reaccionar exageradamente ante esa visita ni utilizarla como pretexto para aumentar las tensiones y explicó que ello no implicaba que Washington reconociera la independencia de la isla y que, más bien, era consistente con el status quo de Taiwán, porque EEUU mantiene el principio de “una sola China” -que consiste en reconocer que sólo la República Popular China representa al Estado Chino- y esperaba que las diferencias al respecto se resolvieran por medios pacíficos. Qué dilema: era malo si la Pelosi no realizaba su anunciada visitaba a la isla, pues la poca credibilidad de EEUU se iba al suelo, y era peor si lo hacía, ya que podrían desencadenarse enfrentamientos militares entre Taiwán, China y EEUU; sólo habría perdedores en esta hipotética guerra que, finalmente, involucraría a otras potencias.

Kirby, en un intento de distanciase de la señora Pelosi, argumentó: “Hemos tenido claro desde el principio que ella toma su propia decisión de visitar o no Taiwán, porque nuestra Constitución recoge la separación de poderes y el Congreso es una rama independiente del Gobierno”. De sus palabras se colige que el Congreso de EEUU, independiente del gobierno, podría declarar la guerra a cualquier país.

Lo real de este caso es que EEUU, que dice reconocer a una sola China, con esa peripecia rompió el acuerdo por el que Taiwán no puede ser visitado por funcionarios de alto rango de EEUU; por eso Pekín, que considera a Taiwán una parte irrenunciable de su territorio, rechazó esa visita y acusó a la señora Pelosi, la tercera autoridad estadounidense, de tratar de coludir con los independentistas de Taiwán, para contener a China y socavar su soberanía e integridad territorial.

Wang Yi, Ministro de Relaciones Exteriores de China, recordó que la mayoría de países del mundo apoya el principio de “una sola China” y recalcó que Nancy Pelosi violó gravemente este principio al infringir maliciosamente la soberanía de China e iniciar flagrantes provocaciones políticas, dijo: “Si se ignora y abandona el principio de no injerencia en los asuntos internos, el mundo volverá a la ley de la selva y Estados Unidos será aún más inescrupuloso en el uso de fuerza para reprimir a otros países, especialmente a los pequeños y medianos, con su supuesta posición de fuerza”; según Xie Feng, Viceministro de Relaciones Exteriores de China, la parte estadounidense debe pagar el precio de sus errores, pues China tomará decididamente las contramedidas, y Zhao Lijian, portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, advirtió que el Ejército de su país no se quedará de brazos cruzados si la señora Pelosi visitaba Taiwán y subrayó que cualquier negociación con esa isla, que ignore al gobierno de Pekín, viola el principio de la política de una sola China. Previamente, el Presidente Xi Jinping manifestó a su homólogo Joe Biden que “los que juegan con fuego se prenderán fuego a sí mismos”.

Para Moscú, todo lo relacionado con Taiwán es un asunto interno de China, país que tiene el derecho a tomar las medidas necesarias para proteger su soberanía e integridad territorial. Serguéi Lavrov, Ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, afirmó que la visita de Nancy Pelosi refleja del deseo de Washington de demostrar al mundo su impunidad. María Zajárova, portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia, consideró que con acciones como las de la señora Pelosi, EEUU desestabilizó la paz. “Ni un solo conflicto resuelto en las últimas décadas, pero sí muchos provocados” e hizo un llamado a Washington para evitar incidentes, que minen la estabilidad y la seguridad internacional, y reconocer la nueva realidad geopolítica, en la que ya no hay cabida para la hegemonía de EEUU.

La Liga Árabe, Siria e Irán expresaron que la visita de la señora Pelosi es un acto hostil que no respeta el derecho internacional, la soberanía y la integridad territorial de la República Popular de China. Describieron la situación actual como la Segunda Guerra Fría y advirtieron que en el futuro podrían producirse grandes choques en las relaciones internacionales. Nicaragua, Venezuela y Cuba respaldaron la defensa plena de la soberanía nacional y la integridad territorial de la República Popular de China e hicieron votos por la reunificación completa de ese país.

En cambio, el G7 y la UE declararon estar inquietos por las acciones amenazantes emprendidas por Pekín. El periódico Global Times expresó que la misión diplomática de China ante estos organismos condenó esta declaración y escribió: “¿Qué es feo? ¿Qué es desvergüenza? La declaración de los cancilleres del G7 y el representante para Asuntos Exteriores de la UE son una muestra viviente de todo eso. El llamado ‘orden internacional basado en reglas’ y las declaraciones de los cancilleres del G7 y de la UE es sólo la lógica de los ladrones”, y comparó el grupo G7 y la UE con la Alianza de las Ocho Naciones que en 1900 invadieron China, para derrotar el Levantamiento de los Bóxers. “El pueblo chino hace tiempo que dejó de ser intimidado y manoseado por las potencias extranjeras. El mundo actual ya no es el de la época en la que las potencias occidentales podían desbocarse. Lo que hay que hacer con Taiwán depende de 1.400 millones de chinos”.

El viaje de la señora Pelosi provocó la movilización de equipos bélicos de China, EEUU y Taiwán, lo que intensificó los temores sobre un posible conflicto armado. China inició a gran escala una serie de ejercicios militares sin precedentes, incluidos simulacros con fuego real, en seis zonas alrededor de Taiwán y su espacio aéreo y marítimo, que incluye restricciones a la movilidad en el área aledaña.

La televisión de Pekín informó que los proyectiles probados sobrevolaron Taiwán por primera vez y alcanzaron objetivos en la parte oriental de la isla, lo que representa un mejoramiento significativo de las capacidades de estas armas. Según el Ministerio de Defensa Japonés, cinco misiles cayeron en la zona económica exclusiva de Japón. Taiwán acusó a China de comportamiento irracional, por lo que ordenó a sus fuerzas armadas permanecer en estado de alerta, para vigilar de cerca estos ejercicios que intentan desestabilizar la seguridad de la región.

Joshn Rogin, del The Washington Post, escribe: “China tiene una gama muy amplia de herramientas para dañar a Taiwán. Lo que hemos aprendido a lo largo de los años es que cuando China ve un paso en falso de su adversario, a menudo interviene agresivamente para sacar ventaja. Eso es lo que probablemente haga ahora”.

China, por lo visto, al evitar la guerra encontró la salida de un callejón sin salida, pues para acotar el poderío político y económico de Occidente, confió más en el tiempo, su mejor aliado..

China halló salida a un callejón sin salida – Rebelion


jueves, 11 de agosto de 2022

El nacionalismo español y la espada de Bolivar

 

Adiós al histórico idilio españolista con Bolívar: el "héroe de la raza" ahora es un "sádico" y "genocida"



Ganadores y perdedores de la guerra en Ucrania .

 

Ya se sabe quiénes son los ganadores y los perdedores de la guerra en Ucrania  .

Marc Vandepitte

Traducido del neerlandés para Rebelión por Sven Magnus

La invasión de Ucrania dura ya más de cinco meses y las hostilidades pueden continuar durante algún tiempo. En términos militares, el resultado es todavía incierto, pero lo que ya está claro es quiénes son los grandes ganadores y perdedores de este conflicto.

Los ganadores

Para los fabricantes de armas esta guerra es como un regalo del cielo. Ante la insistencia de la OTAN los países europeos aumentarán su esfuerzo armamentístico en cientos de billones en los próximos años. En Europa Central podemos esperar una nueva carrera armamentística, basta con pensar en la amenaza de la instalación de armas nucleares en Bielorrusia.

En la región del Ártico seguramente pase lo mismo con la adhesión de Finlandia y Suecia a la Alianza Atlántica. El impulso de la llamada «OTAN global» amenaza con una nueva y peligrosa carrera armamentística también en Asia.

Esta militarización y las nuevas amenazas de guerra han hecho que se disparen las acciones de las empresas de defensa en Estados Unidos. Lo mismo ocurre con las grandes empresas de combustibles fósiles. Debido al espectacular aumento de los precios del gas y el petróleo, sus beneficios aumentaron un 350%.

El tercer gran ganador es la OTAN. Tras la caída de la Unión Soviética la alianza dejó de tener razón de ser y bajo Trump se declaró todavía su muerte cerebral. Hoy en día la alianza militar está más viva que nunca.

En Europa se añaden dos miembros y las tropas de combate operativas pasan de 40.000 a 300.000 efectivos. En Asia, pero también en otros continentes, se está gestando otra expansión, ya sea a través de nuevas asociacionesi o aumentando la presencia militar.ii

En el último cuarto de siglo la OTAN ha librado guerras contra Yugoslavia, Afganistán, Irak, Libia y Siriaiii, ue han tenido como resultado casi un millón de muertos. Con una alianza vibrante y ampliada, podemos esperar muchas más aventuras militares.

El cuarto vencedor claro es Estados Unidos. Hace veinticinco años Zbigniew Brzezinski, principal asesor de varios presidentes estadounidenses, escribió que para Estados Unidos el control sobre el continente euroasiático era esencial para mantener su hegemonía. Se debía evitar a toda costa una cooperación estrecha entre Europa, Rusia y China. Según sus palabras: «Los tres grandes imperativos de la geoestrategia militar son impedir que los vasallos cooperen y garantizar que sigan siendo dependientes en términos de seguridad; mantener a los subordinados obedientes y protegerlos; e impedir que los bárbaros se unan».iv

En la última década se han reforzado las relaciones económicas entre Europa, China y Rusia. Esta guerra invierte esa tendencia. Por ejemplo, la dependencia europea del gas ruso se está reduciendo a un ritmo acelerado, principalmente a favor del gas procedente de Estados Unidos. Las sanciones cortaron casi todos los demás vínculos económicos entre Rusia y Europa.

Pero esta guerra también está dirigida a China. Mike Pompeo, exdirector de la CIA y Secretario de Estado con Trump, lo dice claramente: «Hay que evitar la creación de un coloso pan-euroasiático en el que Rusia sea absorbida, pero que esté dirigido por China. Para ello debemos reforzar la OTAN, y vemos que nada impida que Finlandia y Suecia se unan a esa organización».

También se debe considerar en este contexto el reciente discurso de Liz Truss, ministra de Asuntos Exteriores del Reino Unido, en el que aboga por una «OTAN económica». Un bloque económico de estas características aislará en gran medida a China y Rusia de las economías occidentales, lo que haría imposible la integración del continente euroasiático y permitiría a Estados Unidos seguir ejerciendo su hegemonía.

Los perdedores

En primer lugar, toda la población ucraniana ha sido duramente golpeada por esta invasión: miles de civiles muertos y heridos, decenas de miles de soldados muertos y heridos, y millones de habitantes desplazados. Gran parte de la infraestructura del país ha sido destruida, la cosecha se ha reducido a más de la mitad y el país se dirige a la bancarrota total.

A causa de la ley marcial, los derechos democráticos se han visto gravemente erosionados. Once partidos políticos fueron suspendidos y, según la ONU, los periodistas han sido «objeto de ataques, torturas, secuestros, agresiones y asesinatos». Los trabajadores lo pasan mal: se legalizan los contratos de cero horas y se exime de protección laboral al 70% de los trabajadores.

El pueblo ruso también sufre. Decenas de miles de soldados rusos perdieron la vida y muchos más resultaron heridos. El pueblo ruso está sufriendo las sanciones de Occidente y el aumento de la represión en su país.

Esta guerra ya ha costado decenas de miles de vidas en Ucrania, pero este conflicto también puede destruir millones de vidas lejos del campo de batalla. La guerra es especialmente perjudicial para el sistema alimentario mundial, ya debilitado por el covid-19, el cambio climático y los altos precios de la energía.

Afortunadamente, se ha llegado a un acuerdo para reanudar las exportaciones de grano desde los puertos ucranianos. Pero eso no impide que mientras tanto los precios de los alimentos suban fuertementev y que, por tanto, sean inasequibles para una cantidad cada vez mayor de personas. Según el Programa Mundial de Alimentos (PMA), un total de 50 millones de personas en 45 países están al borde de la hambruna y, según la ONU, este conflicto podría desnutrir gravemente a otros 13 millones de personas este año.

Otro gran perdedor es Europa y su población. Según Willy Claes, antiguo Secretario General de la OTAN, se trata esencialmente de una guerra entre Estados Unidos y Rusia, en la que Europa quedó fuera de juego.vi Aunque la guerra se libra en el continente europeo, no es la Unión Europea, sino la OTAN, controlada por Estados Unidos, la que marca la pauta. Los europeos se quedan mirando pasivos.

Pero es aún peor, con las sanciones contra Rusia Europa simplemente se está disparando en el pie. Se avecina una gran escasez de gas para el invierno, lo que no solo causará mucha miseria, sino que también aumentará las posibilidades de una recesión económica.

El problema no es solo la escasez. El precio del gas se ha multiplicado casi por diez en comparación con el año pasado. Además de disparar la inflación, esto está empobreciendo a grandes sectores de la población. Y mientras tanto Rusia ve cómo su tesorería se llena y su rublo se fortalece debido a los astronómicos precios del gas.

Europa perdió mucho prestigio ante muchos países no occidentales a causa de esta guerra. Estos países no pueden entender cómo la Unión puede renunciar casi por completo a su soberanía exterior y bailar al son de las melodías y los gritos de guerra de Estados Unidos y Gran Bretaña.

Otro gran perdedor es la estabilidad mundial. Tras la caída de la Unión Soviética nos quedamos temporalmente con un mundo unipolar, completamente dominado por Estados Unidos. Con el auge de China y otros países emergentes parecía que avanzábamos hacia un mundo multipolar. Eso era una evolución positiva, pero bajo el impulso de esta guerra y los discursos que la rodean parece que ahora nos dirigimos a una división del mundo en dos campos: por un lado, un bloque dominado por Occidente, por otro lado el resto del mundo.vii Es muy dudoso que esto tenga éxito, ya que solo una cuarta parte de los países de todo el mundo se han mostrado dispuestos a apoyar las sanciones contra Rusia.viii Pero, en cualquier caso, es una evolución negativa.

Otra víctima de este conflicto armado es el planeta. Los daños ecológicos siempre son enormes en un conflicto armado. Esta guerra no es diferente. El intercambio de fuego tendrá un impacto considerable en el entorno urbano y rural. Como resultado, Ucrania y la región circundante pueden cargar con un legado tóxico para las generaciones venideras. Así lo afirma un estudio preliminar realizado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y organizaciones asociadas.

Pero esta guerra también pone en peligro la urgente lucha contra el calentamiento global. Este conflicto podría haberse aprovechado para acelerar la gran transición energética. Pero no se hizo nada, al contrario. Se están construyendo nuevas plantas de gas e incluso se están reiniciando plantas de carbón.ix Desgraciadamente, en lugar de conseguir una reducción de las emisiones de CO2, estamos consiguiendo otro récord de emisiones de carbono.

La primera víctima de la guerra es la verdad y en este conflcto es más evidente que nunca. Los principales medios de comunicación adoptaron la versión de la OTAN casi al unísono. Apenas se escuchan las voces discrepantes del movimiento pacifista o del mundo académico. Las excepciones confirman la regla, como siempre.

Los numerosos giros que han dado los medios de comunicación en los últimos meses han sido a veces dolorosos. Antes de la guerra se describía a Ucrania como «el país más corrupto» de Europa; hoy en día el país es el epítome de los ideales liberales.

Antes del conflicto había un problema con los neonazis. Posteriormente se presentó a estos grupos como héroes. Y así sucesivamente.

En tiempos de paz los medios de comunicación dominantes a veces se hacen un lío. En tiempos de guerra meten la pata olímpicamente. Esto deja claro una vez más por qué los medios de comunicación alternativos son tan importantes en un panorama mediático dominado por gigantes de los medios de comunicación propiedad de poderosos grupos de capital.

Se requiere un frente amplio

Cuanto más se prolongue la guerra mayores serán las pérdidas para los ucranianos, los rusos, los hambrientos del Sur y los trabajadores de occidente, y más perjudicial será para el planeta, la paz mundial y el periodismo fiable.

Se necesita urgentemente un frente amplio entre el movimiento pacifista, el movimiento tercermundista, el movimiento obrero y el movimiento ecologista para detener esta locura bélica.

Notas

i Es el caso, en particular, de Asia, con el QUAD (Diálogo de Seguridad Cuadrilateral entre Australia, India, Japón y Estados Unidos), AUKUS (pacto de seguridad entre Australia, Reino Unido y Estados Unidos) y los llamados Five Eyes (colaboración en materia de inteligencia entre Nueva Zelanda, Australia, Canadá, Reino Unido y Estados Unidos).

ii Por ejemplo, se habla de una nueva base militar estadounidense en Zambia. Fuera de las fronteras europeas la OTAN tiene como socios a los siguientes países: Colombia, Australia, Irak, Japón, Corea del Sur, Nueva Zelanda, Mongolia y Pakistán.

iii En Siria la OTAN proporcionó apoyo logístico a los combatientes musulmanes extremistas para derrocar al presidente Assad del poder. Hoy la OTAN apoya a Turquía, que ocupa parte de ese país.

iv Brzezinski Z., The Grand Chessboard: American Primacy and Its Geostrategic Imperatives, Nueva York 1997, p. 40.

v En comparación con la situación de hace un año, el precio de los cereales aumentó un 27,6%. El precio medio de los alimentos aumentó un 23,1%. Fuente FAO (ONU).

vi Willy Claes en De Afspraak, 24 de mayo: «Si se me permite decirlo con un poco de descaro, se trata de un enfrentamiento ahora entre Rusia y Estados Unidos. Con todo el respeto y la simpatía hacia los ucranianos, y por cierto, Europa que no toma parte en el juego».

vii El G7 está intentando desarrollar una contrapartida a la Nueva Ruta de la Seda. Al mismo tiempo que Putin viaja por África Macron también se dirige al continente para asegurar o ampliar la esfera de influencia occidental. En América Latina Biden intenta contrarrestar la influencia de China con su iniciativa Build Back Better World (B3W). Y así sucesivamente.

viii Según la Unidad de Inteligencia de The Economist, dos tercios de la población mundial vive en países neutrales o amigos de Rusia en relación con la guerra de Ucrania.

ix Alemania, Austria y los Países Bajos vuelven a poner en marcha las centrales de carbón clausuradas o reducen las restricciones de producción.

Fuente: https://www.dewereldmorgen.be/artikel/2022/07/29/oorlog-in-oekraine-de-winnaars-en-verliezers-zijn-gekend/

martes, 9 de agosto de 2022

Ucrania y la guerra cognitiva


Por: Alejandro Kirk, enviado especial a Donbás

 De acuerdo a mi observación tras meses en la zona de guerra, hay dos conflictos distintos: uno, el que narra la prensa occidental, y otro, el que ocurre en el terreno, que queda oculto.

Ucrania: cómo desaprender

Hace algunos días, el gobierno ucraniano informó que ordenó desconectar uno de los reactores de la central nuclear de Zaporizie, en el centro-sur del país, debido a un ataque ruso que dañó instalaciones accesorias, y advirtió al mundo del peligro de un desastre nuclear en el centro de Europa.

La noticia se difundió de ese modo en todo el mundo occidental, y prácticamente ningún medio reparó en un detalle fundamental: Ucrania no puede desconectar reactores, porque desde abril las instalaciones y la ciudad aledaña, Energodar, están bajo control ruso, hecho que la "información" pone indirectamente en duda.

De acuerdo a la "noticia" difundida, entonces, Rusia está atacando la central nuclear que ella misma gestiona, y que le da electricidad a toda la región circundante, también bajo control ruso, con el malvado fin de culpar a Ucrania.

Adicionalmente, y por razones que no tienen que ver con falta de información, la propia Agencia Internacional de Energía Atómica se niega a investigar, y asume una posición ambigua, sumándose asi de hecho a la desinformación

Algunos segundos de reflexión bastarían para que cualquier persona concluya que este es un escenario absurdo, pero pasa lo contrario: se alzan en todo el mundo occidental voces condenatorias a la irresponsabilidad rusa. Es un reflejo condicionado.

Estos escenarios se repiten día a día desde el 24 de febrero, cuando Rusia inició las operaciones militares en Ucrania, y en todos ellos, Moscú aparece como una capital dirigida por una banda de idiotas malignos desatados en una guerra loca y sin límites, y que además están perdiendo.

Guerra cognitiva

De acuerdo a mi observación tras meses en la zona de guerra, hay dos conflictos distintos: uno, el que narra la prensa occidental, y otro, el que ocurre en el terreno, que queda oculto.

La "guerra cognitiva" consiste en desarticular el raciocinio cartesiano y reemplazarlo por uno que "parece" lógico, pero en realidad es una representación manipulada de la realidad. Se planta una idea matriz en el colectivo, asmilada en cada persona, que pasa a ser la premisa desde donde se juzga todo lo que ocurre.

Esto hace que personas con educación formal y un elevado nivel intelectual comiencen a aceptar incondicionalmente información dirigida y arbitraria de múltiples fuentes -formales e informales-, para elaborar conclusiones que en su mente aparecen como reflexión propia.

Es una técnica que la publicidad ha utilizado siempre, pero que al menos desde la primera guerra del Golfo (1991) fue tomando forma en el plano mediático, que hasta entonces operaba con relativa autonomía bajo los standards liberales del periodismo, con ciertos espacios para el pluralismo.

Se fueron reemplazando asi las operaciones de inteligencia o guerra psicológica tradicional, por el tipo de manipulación masiva y sutil que los nuevos medios de comunicación iban permitiendo.

Tras la guerra de Vietnam, los mandos militares comprendieron que no bastaba con dar información falsa: debían controlar directamente a los reporteros, sin que necesariamente ellos se enteraran.

Las noticias falsas siempre estuvieron, pero más a la bruta, como el intercambio en 1897 entre el empresario periodístico Randolph Hearst y su enviado especial a La Habana: "Por favor quédate: tú dame las ilustraciones y yo te organizo la guerra", y el ilustrador,  Frederic Remington, hizo lo suyo: un dibujo con policías españoles y una pasajera cubana desnuda en un barco norteamericano fue la "prueba" de que se violaban los más minimos derechos.

Un año después, una bomba hundía el destructor estadounidense "Maine" en la bahía de La Habana, con resultado de 260 marineros muertos. Los diarios de Hearst atribuyeron inmediatamente la bomba a España, y asi comenzó la guerra que terminaría con el dominio colonial español en Cuba, para ser reemplazado por uno semicolonial norteamericano, que duraría hasta 1959.

En agosto de 1964, el presidente de Estados Unidos, Lyndon Johnson, inició la intervención militar en Vietnam sobre la base de un supuesto ataque vietnamita a buques de guerra en el golfo de Tonkin. Tal ataque nunca ocurrió, pero hasta nuestros días la prensa define Tonkin como un "confuso indicente", pese a que desde el año 2000 documentos desclasificados prueban que fue un engaño deliberado.

Los grandes medios corporativos han estado siempre dispuestos a reproducir y agrandar este tipo de incidentes, y a partir de ahi crear postverdades. La diferencia hoy es cómo llegan esos mensajes a nuestro subconciente, y determinan nuestro pensamiento.

El medio y el mensaje

La tecnología permite que las redes sociales sean invadidas por mensajes falsos producidos en serie por usuarios inexistentes. Los llamados bots. El mensaje dirigido se alimenta del análisis de los comportamientos de los usuarios de internet, que clasifican y determinan gustos, preferencias, temores, adicciones. Funciona mediante palabras y frases clave, que se repiten hasta convertirse en dogma.

Los grandes medios -agencias internacionales, cadenas de televisión- participan de este mecanismo creando o reproduciendo ese tipo de mensajes, aportando la supuesta confiabilidad que les otorga su trayectoria y condición profesional.

Todo indica que con frecuencia actúan de manera coordinada: el 7 de noviembre de 2020, segundos después de que la agencia estadounidense Associated Press difundiera un despacho con datos extraoficiales de la elección presidencial, todos los grandes medios occidentales dieron por ganador indiscutido a Joe Biden, y -junto con las redes sociales- cortaron todos los canales de expresión al mandatario en ejercicio, Donald Trump, quien alegaba fraude.

Este hecho inusitado fue recibido con aplausos por parte de prácticamente todo el espectro de la opinión pública occidental, que ya estaba preparada para ello, en parte gracias al comportamiento caricaturesco del propio Trump. Pocos quisieron, o se atrevieron, a cuestionar que un conglomerado mundial de medios de comunicación y redes sociales censurase a un Presidente en ejercicio, y estableciera una verdad única, sin necesidad de evidencia ni datos oficiales.

No sabemos realmente si hubo fraude, y ya no importa. Pero sí sabemos que todo el "establishment" corporativo de Estados Unidos se propuso detener a Trump, peligroso vocero de grupos sociales desplazados o empobrecidos, y con capacidad de alterar la institucionalidad, como lo demostró el asalto al Congreso, en enero de 2021.

Las armas principales de esta confrontación fueron los medios de comunicación y el sistema de redes sociales, que anularon -al menos temporalmente- los intentos insurreccionales de Tump y sus partidarios, sin disparar un tiro. Con los demócratas, regresaron las guerras, y la tensión mundial.

El frente de batalla

En el campo de batalla real ya no existen la "primera línea" ni los asaltos masivos de infantería. Si antes la batalla se definía por el tipo de armas disponibles, hoy se fabrican armas para el tipo de guerra que se propone combatir.

A fines del siglo XIX los ejércitos podían verse pero no hacerse daño, si estaban a más de mil o 1.500 metros uno del otro. Esto cambió cuando se produjeron armas capaces de golpear más de tres o cuatro kilómetros, que es el alcance normal de la vista.

Hoy los contendientes difícilmente tienen la oportunidad de verse y luchar cuerpo a cuerpo. En el Donbás, la infantería entra en acción en la etapa de control territorial, en combates urbanos o semiurbanos, cuando ya el intercambio de artillería y las operaciones con misiles disparados a larga distancia han determinado el curso principal de la batalla.

La ofensiva rusa se desarrolla en todas direcciones, presionando en profundidad, y creando pequeños bolsones en torno a ciudades y pueblos, pero sin establecer sitios cerrados, en lo que parece una táctica de desgaste para forzar la retirada o rendición, y evitar una destrucción masiva como la que se experimentó en Mariupol.

Desde el inicio, las fuerzas ucranianas se atrincheraron en viviendas, escuelas, hospitales, en la esperanza de evadir la artillería enemiga. No organizaron o simplemente impidieron -a balazos- la evacuación de los civiles. De esto hay miles de testimonios, decenas de ellos recogidos en Mariupol, Volnavojo y otros sitios, por quien escribe estas líneas.

En estos días lo denunció tal vez la menos prorrusa de las organizaciones internacionales: Amnesty International.

Estas denuncias, sin embargo, tienen bajo impacto en una población occidental adormecida por la deconstrucción cognitiva de que son objeto, y que les impide ver cómo crece el fascismo en sus propias narices, en sus calles, centros de trabajo y hasta en sus hogares.

Una ruta al fascismo amparada en un ropaje de democracia e incluso de progresismo de izquierda, que apoya al régimen de ultraderecha de Kiev con armas y dinero, y participa en sanciones que dañan a su propia población, a su propia economía e hipoteca el futuro.

La verdad única de la negación cataloga a quienes informan de estos hechos como propagandistas, agentes o provocadores al servicio de Rusia. Ni Amnesty International se salva.

A partir de las guerras del Golfo (1991) y Yugoslavia (1999), se estableció el concepto de la "guerra sin restricciones", según la definición de Qiao Liang y Wang Xiangsui, dos coroneles del Ejército Popular de Liberación de China, una situación en que todo vale, gracias a la tecnología.

En su libro Comprensión de los medios: las extensiones del ser humano, el canadiense Marshall McLuhan instaló en 1964 la frase: "el medio es el mensaje", o sea, que la forma de transmisión del mensaje determina el mensaje mismo. Twitter o TikTok son hoy tal vez el mejor ejemplo de cómo el formato define el contenido.

"El mensaje de cualquier medio o tecnología es el cambio de escala, ritmo o patrón que introduce en los asuntos humanos", escribió McLuhan.

De ese modo, si Randolph Hearst era capaz de instalar la idea de justicia en una guerra de rapiña, con un mensaje falso -una ilustración- que llegaba a centenares de miles de personas, hoy ese mismo mensaje falso llega a miles de millones como un diluvio, en diversos formatos, ininterrumpidamente, moldeando el subconciente con una matriz que la conciencia elabora como reflexión propia e informada.

La guerra, según eso, es obra de Putin, un dictador maligno que dirige hordas de soldados sin escrúpulos, saqueadores, violadores de niños y mujeres, para apoderarase primero de Ucrania y después del resto de Europa. Hordas asiáticas que recuerdan a los Hunos.

No es nada nuevo: en su retirada, desde 1943, los mismos nazis que habían devastado a la Unión Soviética, aterrorizaban a la población alemana con advertencias de "proteger a nuestras mujeres y niños de la bestia bolchevique".

Es por eso que, contra toda lógica, la mayoría de la población ucraniana y del mundo occidental, cree que son las fuerzas rusas las que lanzan sobre las calles de Donetsk centenares de minas antipersonales diminutas que aquí llaman "pétalos" o "mariposas", que mutilan piernas y brazos, y matan niños.

También son rusos los proyectiles de 155 mm que caen en los barrios y el centro de la ciudad. O con alta precisión en escuelas y hospitales. Los rusos atacando a una población rusoparlante, que los apoya y se identifica con ellos.

Siempre ha sido un misterio para quien escribe, el que connotados científicos y médicos alemanes se entregaran sin reservas a las brutalidades de la ideología nazi, aplicando todos sus conocimientos a "probar" la superioridad racial aria, midiendo cráneos, dibujando labios, orejas y narices, o clasificando el color de los paladares. Y sumarse entusiastamente a la eliminación total de los judíos, gitanos o eslavos que se cruzaran en su camino.

Hoy ocurre lo mismo.

Fuente ..

Ucrania y la guerra cognitiva | Opinion | teleSUR (telesurtv.net)


domingo, 7 de agosto de 2022

Fascismo y revolución .


La memoria de la revolución frente a la amenaza del fascismo

El fascismo se sirvió muchas veces de una retórica revolucionaria para presentarse no solo como un movimiento del pasado, sino también como uno del futuro y por ello mismo rupturista

Edgar Straehle 

 Fascismo y revolución

A veces se olvida que el fascismo se sirvió intencionadamente de una retórica en muchos casos revolucionaria. En tales ocasiones se quiso presentar no solo como un movimiento del pasado, sino también como uno del futuro y por ello mismo rupturista. En los años veinte del pasado siglo el aura que rodeaba a la palabra “revolución”, y esa retórica subversiva o transgresora que le podía acompañar, influyó en que la quisiera hacer suya. Se trata de un aspecto importante para comprender que, aunque haya muchos elementos en común, el fascismo no debe ser entendido mera o fundamentalmente como un movimiento reactivo o reaccionario. Si De Maistre definió célebremente su propia posición reaccionaria no como una Revolución contraria “sino lo contrario de la Revolución”, se podría decir que en este caso sucedió más bien al revés: en cierto sentido, la reacción fascista a la revolución se planteó a menudo en sí misma, y se quiso mostrar a nivel público como una revolución. Cuando menos, si bien pienso que no solamente desde una perspectiva como la estética o discursiva.

Esto no pasó desapercibido a unos cuantos contemporáneos. Por ejemplo, el gran poeta estadounidense Archibald MacLeish cargó tempranamente y con fuerza contra la peligrosa emergencia del fascismo, algo plasmado en escritos como su breve The Irresponsibles. A Declaration (1940), publicado en pleno apogeo del nazismo en Europa. En este contexto, resaltó el componente revolucionario del fascismo, pero en un sentido inequívocamente peyorativo: lo retrató como una revolución de lo negativo, como “una revolución de crueldad, astucia y desesperación”, cuyo único objetivo era el poder. Más que como una contrarrevolución la vio como una revolución contra (revolution against). Antes, Hermann Rauschning había destacado en su Revolución del nihilismo (1938), cuya edición británica llevó el título de Germany's Revolution of Destruction, que el nazismo era a la vez una revolución y una contrarrevolución. Antes que Hannah Arendt, también lo definió por su manera de funcionar como una suerte de revolución permanente (y nihilista) que no era fiel a ningún programa o doctrina. Para acabar, en esos mismos años Franz Neumann denunció en Behemoth (1942) que la retórica revolucionaria nacionalsocialista no era más que una burda apropiación de la fraseología marxista con el fin de atraer y seducir a la clase trabajadora. En su opinión, el objetivo era desarraigar el socialismo mediante un proceso de trasmutación por el que se reinterpretaba y rearticulaba el marco marxista desde un prisma nacionalista y racista. Al respecto escribió que “la nueva ideología nacionalsocialista es a todas luces una tergiversación de la ideología marxista” para atraer a la clase trabajadora.

No se puede dar cuenta aquí de una retórica revolucionaria fascista que se manifestó de múltiples maneras y acusó no pocas modulaciones, contradicciones y/o tensiones internas. El propio carácter plural y proteico de los diferentes fascismos, con no pocos cambios según la geografía y las coyunturas temporales, imposibilita explicar adecuadamente en unos párrafos lo que merecería un libro entero. De hecho, la misma palabra “fascista” no deja de ser problemática como término común.

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viernes, 5 de agosto de 2022

Crisis energética en Europa

 

No todos los países dependen igual de Rusia

Europa arde por todos los costados este verano, pero Bruselas solo tiene ojos para el invierno. La UE, que depende del gas para mantener a flote una industria que sufre y para calentar hogares e infraestructuras básicas, teme al frío. Los números son los que son: En 2021 Europa consumió 604 millardos de metros cúbicos (bcm) de gas (un 15% del consumo mundial) y produjo 223 bcm (un 5%). La dependencia es descomunal.

Aunque hay muchos pequeños productores, solo hay dos países con capacidad de equilibrar o desequilibrar balanzas negativas como la europea. EEUU, que produce el 23% del gas global, y Rusia, que produce el 18% –el siguiente, Irán, se queda en el 6%–. El suministro estadounidense, sin embargo, tiene dos problemas.

Primero: debe transportarse en estado licuado por barco, lo cual es más costoso y limitado, porque la flota de buques metaneros y las infraestructuras de regasificación son limitadas.

Segundo: la demanda propia de los EEUU es también muy alta, por lo que los excedentes son muy limitados. De hecho, aunque EEUU produce más que Rusia, Moscú exporta mucho más: en 2020 fue el principal exportador de gas, con 230 bcm, muy por delante del segundo, Qatar (127 bcm) y triplicando las ventas de EEUU (77 bcm). Todas las cifras que se han dado hasta ahora son de la Agencia Internacional de la Energía.

Con estos números, es evidentemente cierto que Rusia tiene literalmente agarrada por el forro del invierno a Europa. Bruselas lo sabe y teme que Moscú, que sabe jugar bien su baza, corte el suministro cuando el frío aceche y la necesidad apriete. Los meteorólogos van a estar muy solicitados este invierno. Un par de olas de frío equivalentes a las que hemos tenido con el calor en el último mes serán capaces de dar al traste con cualquier previsión, incluida la formulada esta semana por la Comisión Europea, que ha pedido a los estados miembro que reduzcan un 15% el consumo de gas para hacer frente al hipotético corte ruso.

La cifra coincide con la ofrecida a principios de mes por el think tank Bruegel, con buena entrada en los despachos de Bruselas. En un informe sobre el escenario del fin del gas ruso, Ben McWilliams y Georg Zachman explican que el descenso de las importaciones de gas ruso ha podido ser compensado hasta ahora con nuevas importaciones de Gas Natural Licuado (GNL), pero que esta sustitución «ha llegado en gran medida a su límite». «Menores importaciones desde Rusia solo pueden afrontarse reduciendo la demanda de gas de la UE», añaden, cifrando en esa cifra fetiche del 15% la reducción que Europa debería realizar para hacer frente a un corte total.

El informe de Bruegel, sin embargo, añade dos elementos que el miércoles la Comisión Europea apenas mencionó. El primero es la fragilidad de la previsión: se ha realizado sobre la demanda media de los años 2019-2021. Es decir, es una orientación; un invierno más frío obligaría a recortar en mayor medida la demanda. El segundo es que ese 15% es la media resultante de las reducciones –muy dispares– que debería afrontar cada país.

reduccion demanda necesaria

Porque no todos los países dependen del gas ruso en la misma medida. El gráfico que acompaña este texto, elaborado a partir del informe de Bruegel, agrupa a los estados europeos según sus interconexiones –cuestión clave para la península Ibérica, como veremos– y su dependencia de Rusia, y muestra en qué porcentaje deberían reducir el consumo de gas para hacer frente a un corte total del suministro por parte de Moscú. Se comenta solo: hay un mundo del 54% de reducción al que se verían abocados los países bálticos y Finlandia, y del 49% de Bulgaria, Grecia, Hungría y Croacia, al 0% de Portugal y los Estados francés y español. Conviene no perder de vista el 29% alemán.

«Nos ayudaremos los unos a los otros con los suministros de gas», dijo a principios de semana el ministro alemán de Economía, Robert Habeck. Una promesa bastante provechosa para Berlín, en este caso. El país germano, mano de hierro durante la crisis de deuda que siguió al derrumbe de 2008, artífice de la austeridad que llevó a Grecia al abismo y a Italia a una solución tecnocrática que ahora amenaza con dar paso a la extrema derecha, va a pedir solidaridad a sus socios europeos. Berlín, que prohibió la exportación de mascarillas a sus vecinos en los primeros compases de la pandemia, va a apelar al espíritu comunitario.

La tentación de pagar con la misma moneda no será pequeña en algunas capitales, aunque conviene no perder de vista que si sufre la locomotora, en este tren sufrimos todos. Las dos principales fábricas de Euskal Herria son alemanas. El test de estrés a la cohesión europea, ya maltrecha por mucho que Ucrania lo haya maquillado, puede ser fenomenal a partir de otoño. Y lo que ocurra en Italia lo puede complicar todo todavía mucho más.

De momento, el Estado español dice que no va a reducir su consumo. No solo es que Madrid, París y Lisboa no dependan de Rusia, es que además apenas están conectadas gasísticamente con el resto de Europa. La propuesta de la Comisión Europea incluye una cláusula para estos países en situación de excepción, a los que podría pedir que, en vez de 15%, reduzcan un 10% siempre que demuestren que ya están ayudando todo lo que pueden al resto de socios.

Cabe preguntarse por qué se insiste en que países que no pueden ayudar reduzcan igualmente su consumo. La respuesta puede ser simple –aunque no siempre funcione así, lo que deja de consumir un país lo podrá comprar en el mercado otro–, pero apunta al meollo de la crisis energética actual, que va más allá de Ucrania y las tensiones con Rusia. Como toda materia prima de origen fósil, el gas natural es finito; y sin Moscú, esa finitud aflora. La cantidad de hidrocarburos que se pueden extraer del planeta es limitada y, a su vez, impone límites a lo que se ha mal llamado crecimiento económico, que no es sino crecimiento del PIB, un indicador que haríamos bien en guardar en el armario.

Depender como depende Europa de materias primas fósiles que, además de causar la emergencia climática, hundirán la economía el día en que falten, era muy poco inteligente ya antes de que Putin decidiera invadir Ucrania.

Las tensiones con Rusia han puesto a Europa frente a esta realidad de forma brusca, pero hace años que se sabe que la producción de gas y de petróleo –a menudo ligadas– van a ir declinando, obligando a unos cambios que van más allá del desarrollo de energías renovables. Porque la simple sustitución de combustibles fósiles por energías limpias es una quimera. No sirve de consuelo, pero las viejas consignas a favor del decrecimiento cuentan desde ahora con la razón histórica: el plan presentado por la Comisión para reducir el consumo del gas es, en gran medida, una propuesta decrecentista. Nunca lo admitirán, pero ahí estamos.

Aunque no solo. Antes de sucumbir a la evidencia y reducir el consumo energético, Europa aboga por quemar hasta los muebles. La propuesta presentada por la Comisión dice muy claramente que cualquier fuente de energía, incluido el carbón, será bienvenida si sirve para reducir la dependencia hacia Rusia. Las renovables son una recomendación: entre petróleo y renovables, elijan renovables; entre petróleo y nada, petróleo.

El primer problema de este planteamiento lo asume la propia Comisión, al admitir que no es suficiente e insistir en que, pese a quemar los muebles, será necesario consumir menos energía –de ahí las recomendaciones de ahorro–. La segunda resulta evidente: si en vez de gas, se quema petróleo o carbón, las emisiones de CO2 aumentan. La asociación Climate Action Tracker advirtió en junio que la búsqueda de alternativas al gas ruso en los países occidentales estaba poniendo en riesgo unos objetivos climáticos ya de por sí maltratados.

Las tensiones con Rusia obligan a hacer con prisas un trabajo que debería estar haciéndose desde hace años. La transición se podía haber dado de manera democrática, pausada y con la voluntad de poner freno a la crisis climática, pero si una movilización general hoy lejana no lo impide, todo indica –y el precedente que marca el conflicto con Rusia así lo subraya– que será por las bravas, a destiempo, sin demasiados miramientos democráticos y sin la menor preocupación por la habitabilidad futura del planeta.

Fuente: https://www.naiz.eus/eu/info/noticia/20220724/no-todos-los-paises-europeos-aguardan-el-invierno-a-la-misma-distancia-de-moscu