sábado, 22 de febrero de 2020

George Steiner .- La revelación en el lenguaje

 

George Steiner y la impertinencia


El crítico literario, fallecido el pasado 3 de febrero, se opuso a las más conspicuas tendencias de la modernidad haciendo gala de una deliberada ‘no-pertenencia’ al territorio configurado por esta

Ignacio Echevarría

De igual modo que durante la vejez asoma al rostro la calavera que determina sus rasgos, así también en todo pensamiento destacan con nitidez creciente sus propios fundamentos. En el caso de Goerge Steiner, nadie duda de que esos fundamentos eran de naturaleza religiosa, anclados en sus orígenes judíos. Conforme fue envejeciendo, esta evidencia fue emergiendo con perfiles cada vez más cortantes, desinhibiéndose en sus años de senectud, en los que la “pasión” que animó siempre la ensayística de Steiner fue revelándose gradualmente como una pasión teológica, empeñada en reconocer en un mundo laico los signos de una revelación trascendente.

En 1983 Steiner describía su propia obra como “un intento de descubrir en qué estructura racional es posible tener una teoría y práctica de la interpretación (hermenéutica) y una teoría y práctica de los juicios de valor (estética) sin sanción ni garantía teológica”. Él mismo, sin embargo, terminó por recurrir a esa sanción, movido, entre otras razones, por su creciente adhesión a sus orígenes judíos.



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Implacable observador de la cultura moderna, Steiner reveló para el reconocimiento y la formulación de los problemas que la acechan un talento comparable solo a su incapacidad para comprenderla

“Indagar sobre el estatus del libro y sobre el enigma de la revelación en el lenguaje significa toparse una y otra vez con el judaísmo y su trágico destino”, afirmaba Steiner al frente de Pasión intacta (1997). Justificaba así el creciente protagonismo que esta cuestión iba ocupando en sus reflexiones. Pero es importante distinguir –pues en ello se jugaba la difícil, contradictoria posición de Steiner– hasta qué punto el judaísmo, en su caso al menos, no formaba parte de la respuesta sino de la pregunta misma. Hasta qué extremo la razón de toparse una y otra vez con el judaísmo obedecía a la inconsecuencia de esa indagación fuera del marco filosófico, moral, ideológico, en suma, que este determina.

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Implacable observador de la cultura moderna, Steiner reveló para el reconocimiento y la formulación de los problemas que la acechan un talento comparable solo a su incapacidad para comprenderla. Dicho talento tenía que ver con el ascendente que sobre él tenía la tradición intelectual del judaísmo, tradición que, como él mismo afirmaba, de ningún modo puede juzgarse ajena a “la provocativa preeminencia de los judíos en la modernidad tanto en el terreno humanístico como en el científico”. Pero era un talento en buena medida coartado por el recalcitrante afincamiento de Steiner en las coordenadas espirituales de esa misma tradición, que si obtuvo dicha preeminencia fue por virtud –no hay que olvidarlo– de su insólita capacidad para germinar fuera de aquéllas.

“A lo largo de toda mi obra, he defendido que la iniciación judaica al monoteísmo ha ejercido una presión psíquica intolerable en la conciencia occidental”, aseguró Steiner. La tesis abre perspectivas apasionantes al análisis del desarrollo de la cultura europea. Pero cuando Steiner niega a esta toda posibilidad de recuperación —de redención, al cabo— que no pase por la aceptación, por parte del cristianismo, “de su propio papel seminal en el surgimiento de la Shoa”; cuando plantea Steiner el debate de la actual crisis cultural en términos de reparación, apelando con insistencia a criterios de resistencia y, sobre todo, de supervivencia, delata una radical obcecación

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Por repelente que resulte proponer metáforas a este propósito, debe considerarse si los hornos crematorios en que sucumbieron millones de judíos no fueron el altar en el que la modernidad sacrificó de una vez por todas los vínculos seculares de la cultura europea con la palabra. Si toda pregunta sobre el futuro de la cultura occidental, al igual que toda respuesta, no ha de elevarse en medio de ese silencio definitivo al que Adorno condenaba a los poetas después de Auschwitz.

Tenía razón Steiner: el Estado de Israel supuso, en última instancia, un intento de “nivelar a los judíos en el común denominador de la pertenencia moderna”. El repudio que esa sola posibilidad provocaba en Steiner tenía que ver, sin duda, con los procedimientos empleados al efecto. Pero alcanzaba también al hecho mismo de que esa posibilidad se suscitase. Y es por allí por donde asoma la cualidad más atractiva pero también más dudosa y conflictiva del pensamiento de Steiner: su jactanciosa impertinencia.
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Una impertinencia que, más allá del talante arrojadizo con que Steiner se oponía a las más conspicuas tendencias de la modernidad, remite a su deliberada no-pertenencia al territorio configurado por esta. Remite, en definitiva, a esa extraterritorialidad de la que Steiner hizo gala repetidamente, además de teorizar sobre ella, pero que en su caso quedaba cuestionada por lo que cabe denominar un patriotismo del alma, un nacionalismo de la palabra, una difícil suerte de fundamentalismo. Me refiero a todo aquello que en sus argumentos brotaba de esa condición de superviviente que el propio Steiner reclamó siempre para sí y que, conforme pasaban los años, fue imprimiendo a su discurso un aire cada vez más fantasmal, el patetismo conmovedor de aquellos oficiales japoneses que, perdidos en cualquier isla del Pacífico, prolongaron individualmente una guerra ya terminada y no solo perdida.

Él mismo se jactaba de no pertenecer plenamente al mundo en que vivía, al que afeaba el sentirse “ensuciado” por él. De ahí que llegara a declararse “contento” de su “edad avanzada”, pues “una humanidad que carece ya de sed de ideal no me tienta en absoluto”.

A la pasión crítica de Steiner, a su cultura y perspicacia admirables, escapaba una fibra principal de la modernidad: la ironía. Escapaba asimismo el resorte de esa resistencia al significado, esa rebelión contra el sentido que nace de la crítica de la razón y del lenguaje. Steiner ignoraba a Don Quijote y a Zaratustra. Al autor de páginas magistrales sobre Sófocles, sobre Racine, sobre Tolstoi o Dostoievski, la figura de Cervantes le era extraña, por razones que poco o nada tenían que ver, por cierto, con su sorprendente indiferencia hacia la literatura española.
Aborrecía la dispersión de la palabra tanto como su liberación. Él mismo lo decía: “Todas mis categorías son éticas”, vale decir, en su caso, religiosas. De ahí que se mostrara comprensivo con las severas reservas que Wittgenstein manifestaba a propósito de Shakespeare, reservas que apuntaban a la ausencia de un pensamiento religioso, de una filosofía y de una ética inteligibles en la obra del dramaturgo. Una actitud esta que por sí sola basta para trazar una profunda divisoria –casi podría decirse incompatibilidad, pese a su común judaísmo– entre el pensamiento crítico de Steiner y el de Harold Bloom.

La airada polémica que –al igual que Bloom—sostuvo Steiner con los representantes del “postestructuralismo”, de la “deconstrucción”, del “posmodernismo”, contra los paladines de lo que podría llamarse la democracia del significado, le condujo por su parte a una teoría de la trascendencia en la que no era difícil detectar cómo “el espíritu gime bajo su propio hechizo”. Sin obviar sus diatribas contra el bizantinismo académico, la “presión del significado” a la que se doblegaba Steiner abogaba por una restitución de la auctoritas de la que había de derivarse, a su vez, una rehabilitación de la condición del intelectual que no podía menos que suscitar sospechas por su arrogante elitismo.
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Como Kierkegaard, Steiner recorrió muy pronto el camino que va “de una posición estética a una ética, y de la ética a la religión”. Si de Husserl anotaba la afirmación de que “la filosofía genuina es eo ipso teología”, de Wittgenstein se quedaba con el postulado de que “la teología es una gramática”. En la telaraña trazada por estas identidades, Steiner caminaba “enfermo de Dios”, imbuido de la certeza de que, como en el léxico y la gramática de la Torá y de los Evangelios, habita en todo arte verdadero “un núcleo irreductible (y a menudo enigmático) de otredad significativa, de garantía trascendente”. De esa certeza arrancaba él su propia autoridad, solitaria y tronante, capaz de iluminaciones portentosas, dueña de una seductora, a menudo, irresistible elocuencia.

Con su ceño siempre enfurruñado, esa autoridad despertaba la mezcla de aprensión y respeto que despiertan los clérigos ensotanados. Y es que la “intacta pasión” de Steiner era también una pasión íntegra, por virtud de la cual él se mantenía en cierto modo a distancia de la tribu, apegado a una tierra de la que muchos de sus compatriotas se exiliaron definitivamente, buscando (por emplear unos hermosos versos de Mandelstam que él mismo citaba) improbables verdades “en algún lugar fuera de la gracia / sin sacerdotes que les guiaran”.


 https://ctxt.es/es/20200203/Culturas/30947/Ignacio-Echevarria-George-Steiner-critica-literaria-impertinencia.htm

 Y VER ..https://www.infolibre.es/noticias/opinion/plaza_publica/2020/02/08/la_europa_steiner_103752_2003.html

Francis George Steiner (Neuilly-sur-Seine23 de abril de 1929-CambridgeReino Unido3 de febrero de 2020 . Este  artículo de  Ignacio Echevarría se reproduce   en su recuerdo.  



viernes, 21 de febrero de 2020

Feijóo y el voto exterior venezolano


La embajada española en Venezuela destinó dólares del mercado negro para pagar favores electorales al PP en 2015 y 2016

El Partido Popular gallego se movilizó en diciembre para tapar con fondos de una fundación pública el agujero de 300.000 euros detectado por el Tribunal de Cuentas en las ayudas a emigrantes españoles en los años electorales de 2015 y 2016


Carlos Sosa





Cuando aPPestan las cloacas del Estado Español


jueves, 20 de febrero de 2020

Bancos, “fondos buitre” y desahuciados


El nuevo ciclo inmobiliario: bancos, “fondos buitre” y desahuciados


Fuentes: Rebelión
La compraventa de viviendas registradas en España –usadas y de mercado libre, la gran mayoría- ha pasado de 355.600 en 2015 a 501.100 en 2019, informó el Instituto Nacional de Estadística (INE) el pasado 12 de febrero.
Tras la crisis inmobiliaria, el punto más bajo en el precio medio de la vivienda (nueva y usada) se alcanzó en febrero de 2015; desde entonces y hasta febrero de 2020, se ha producido un incremento medio en los precios del 16,5%, según la empresa de tasaciones Tinsa.
Una de las tendencias significativas, tras la recesión de 2007, es el desarrollo del mercado de arrendamientos: el porcentaje de hogares con la vivienda en alquiler se situó en el 17,8% en 2018 (Encuesta Continua de Hogares del INE). En ese contexto, en el tercer trimestre de 2019 los desahucios por el impago de alquileres representaron el 68% -6.936 desahucios- del total de lanzamientos, según el balance del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). En enero de 2011, el precio medio de los pisos de alquiler era de 7,7 euros/metro cuadrado, mientras que en enero de 2020 el promedio había escalado hasta los 11 euros (18,9 en el barrio exclusivo de Salamanca, en Madrid), apunta el portal inmobiliario Idealista.com. En este contexto, el Sindicat de Llogateres de Catalunya ha convocado el 1 de marzo una manifestación en Badalona contra los “fondos buitre” y por la regulación de los precios del alquiler.
El geógrafo y profesor en la Universidad Complutense y el CSIC, Ricardo Méndez, analiza en el libro Ciudades en venta. Estrategias financieras y nuevo ciclo inmobiliario en España (Universitat de València, 2019) el papel de algunos actores. Entre otros la banca, y su relación con el negocio hipotecario (en 2006, antes que pinchara la burbuja, se firmaron 1,3 millones de hipotecas sobre viviendas, que descendieron hasta 199.703 en 2013 -el punto más bajo del ciclo-, mientras que en 2018 alcanzaron ya las 348.326); cuestión diferente son los créditos de la banca a las familias para que pudieran adquirir un piso, todavía no devueltos y que figuran en el pasivo de las entidades: sumaban en 2018 cerca de medio billón de euros (Banco de España, 2019).
Actualmente “la banca continúa siendo un actor importante como responsable del crédito a los promotores”, subraya Ricardo Méndez; los bancos se convirtieron, además, en propietarios de primer orden tras el estallido de la crisis, que dio lugar a una pesada transferencia: “La adjudicación de grandes bolsas de suelo y promociones inmobiliarias como contrapartida de los créditos impagados por las promotoras, junto a los cientos de miles de viviendas, locales, naves u oficinas desahuciados, supuso un peso muerto improductivo que lastraba sus balances y rentabilidad”. Para enajenar esta losa, los bancos constituyeron filiales inmobiliarias; por ejemplo Altamira Santander Real Estate (por el Banco Santander, en 2009); Solvia (Banco Sabadell, en 2008) Servihábitat (CaixaBank) o Anida (BBVA).
Las entidades han traspasado buena parte de los llamados activos inmobiliarios a fondos de inversión, actores de relieve en el nuevo ciclo. Por ejemplo, Caixabank vendió en junio de 2018 su negocio inmobiliario (valoración neta contable en cerca de 7.000 millones de euros) al fondo de inversión Lone Star, y en la nueva sociedad mantendría una participación del 20%. Tras la compra del Banco Popular, el Banco Santander acordó la venta -en agosto de 2017- del 51% de la cartera inmobiliaria del Popular al fondo Blackstone (el comunicado de la entidad financiera cifraba en 104.000 millones de dólares el negocio inmobiliario de Blackstone en Estados Unidos, Europa, Asia y América Latina). También el BBVA vendió, en octubre de 2018, el 80% de su negocio -“tanto los activos inmobiliarios como los empleados (para su gestión)”- a Cerberus Capital Management.
“Estas ventas han proliferado desde 2013, en mayor medida a partir de 2017, lo que ha generado cierta confusión, pues la búsqueda de rentabilidad a corto plazo multiplica las compraventas entre diferentes operadores”, explica el también autor de La telaraña financiera: una geografía de la financiarización y su crisis.
Tras la quiebra de algunos gigantes que hicieron fortuna durante el boom del ladrillo (la suspensión de pagos de Martinsa Fadesa se produjo en 2008 y la de Reyal Urbis, en 2013), han irrumpido en España grandes promotoras inmobiliarias controladas por fondos de inversión: Vía Célere (por el fondo estadounidense Värde Partners), que integró a la inmobiliaria Aelca y en 2019 entregó 1.241 viviendas principalmente en Madrid; Neinor Homes, cuya actividad se inició en mayo de 2015 cuando el fondo norteamericano Lone Star compró Neinor, inmobiliaria de Kutxabank; o Aedas Homes, en manos del fondo Castlelake; en otra de las grandes promotoras residenciales, Metrovacesa, el Banco Santander y BBVA suman el 70% de las acciones.
El libro de Publicacions de la Universitat de València (PUV) apunta ejemplos de complicidades y estrategias especulativas. En 2013, el antiguo Instituto de la Vivienda de la Comunidad de Madrid (IVIMA) vendió 2.935 pisos sociales de alquiler al banco de inversión estadounidense Goldman Sachs y el fondo Azora; el Tribunal Supremo anuló esta venta en diciembre de 2019. También en 2013, la Empresa Municipal de Vivienda y Suelo (EMVS) enajenó 1.860 pisos de protección pública a Blackstone. El PP gobernaba entonces el Ayuntamiento (Ana Botella) y la Comunidad de Madrid (Ignacio González); “se privatizaron bastante por debajo de su valor real de mercado y con el consiguiente deterioro de la situación para los inquilinos”, concluye Méndez.
Los fondos de inversión adquirieron también hoteles, naves logísticas, centros comerciales y grandes inmuebles de empresas (en septiembre de 2018 el fondo Angelo Gordon compró al BBVA, por cerca de 100 millones de euros, la antigua sede en Bilbao del Banco de Vizcaya, una torre de 21 plantas). Asimismo, subraya el autor de El nuevo mapa geopolítico del mundo, “los fondos se han convertido junto con las SOCIMI en los principales caseros del país, con una presencia hegemónica en el mercado del alquiler” (los fondos de inversión poseían, a finales de 2018, más de 110.000 viviendas destinadas al alquiler). Las Sociedades Anónimas Cotizadas de Inversión Inmobiliaria (SOCIMI) se constituyen con un mínimo de cinco millones de euros, cuentan con beneficios fiscales y al menos el 80% de su cartera de inmuebles ha de dedicarse al alquiler, entre otras características.
España es el segundo país del mundo –tras Estados Unidos- en SOCIMI por número, aunque no en cuanto a capitalización. Merlin Properties es una SOCIMI que cotiza en el IBEX 35 y tiene como principal accionista al Banco Santander (22% de los títulos); la sociedad cuenta, según su página Web, con una cartera de activos inmobiliarios valorada en más de 12.300 millones de euros, entre otros 148 edificios de oficinas, 760 locales y 18 centros comerciales, 45 naves logísticas y tres hoteles. Inmobiliaria Colonial es otro de los colosos, con el Estado de Qatar y el grupo mexicano Finaccess como accionistas mayoritarios; Colonial tiene en propiedad 19 inmuebles en el centro de negocios de Barcelona (921 millones de euros), 26 en el de Madrid (1.783 millones) y 20 en el de París (6.144 millones), que destina al alquiler de oficinas. Asimismo el 10 de enero Blackstone anunció la creación de una nueva sociedad, Testa Home, con la que gestionar los 20.000 pisos de alquiler que tiene –a través de diferentes SOCIMI- en España.
Ricardo Méndez Gutiérrez del Valle apunta otro agente del ciclo inmobiliario actual, la Sociedad de Gestión de Activos procedentes de la Reestructuración Bancaria (SAREB), conocida como “banco malo”. Se constituyó en 2012, explica en su página Web, “para ayudaral saneamiento del sector financiero español y, en concreto, a las entidades que arrastraban problemas debido a su excesiva exposición al sector inmobiliario”; esta idea se concretó en la recepción, por parte de la SAREB, de préstamos “tóxicos” que los bancos rescatados habían concedido a los promotores inmobiliarios, además de viviendas, plazas de aparcamiento, suelos rurales e industriales, promociones a medio construir, hoteles y locales comerciales (valorados en 50.781 millones de euros), con un plazo de 15 años para su venta; la mayor parte (55%) del capital del “banco malo” es privado (con el Banco Santander y Caixabank como principales accionistas), mientras que el 45% es público a través del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB).
El autor de Ciudades en venta se refiere a la SAREB como “oportunidad perdida”. De hecho, explica Méndez, “se desestimó la oportunidad de constituir –al menos con la parte del dinero público invertido- un stock de vivienda social o de alquiler”; además, “a partir de 2015 la SAREB descentralizó la tarea de comercialización en promotoras inmobiliarias de bancos –Altamira, Servihábitat, Solvia, Haya-, lo que apunta una similitud en las estrategias de negocio”. El “banco malo” creó, a mediados de 2019, su promotora inmobiliaria –Árqura Homes-, que dice contar con suelos y obras sin terminar por valor de 800 millones de euros.
Sin embargo, la jerga especulativa, la inflación estadística y el trasiego inmobiliario tienen un reverso: en diciembre de 2019 una veintena de familias resistían al desahucio -con el apoyo de los movimientos sociales- en tres bloques de viviendas del barrio madrileño de Carabanchel, propiedad de la SAREB y en las que vivían de alquiler. En otro ejemplo de lucha, 232 familias de Barcelona, l’Hospitalet de Llobregat, Terrassa, Granollers y Badalona han iniciado, con el respaldo del Sindicat de Llogateres, una campaña contra el “fondo buitre” Azora, “ante las subidas salvajes que quiere hacer en las renovaciones de los contratos del alquiler

Los paraísos fiscales del IBEX 35

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La nueva lista de paraísos fiscales de la UE salpica al Ibex 35: diez compañías operan en ellos




miércoles, 19 de febrero de 2020

Falacias del capitalismo .



 ( Remedios Varo . Tauro )

El capitalismo no funciona


FERNANDO LUENGO 


La teoría económica convencional da por bueno un conjunto de premisas y postulados que pretenden dotar de racionalidad al capitalismo y a los mercados. Se trata de lugares comunes, sostenidos en toneladas de ideología, que no sólo cuentan con escasa o nula evidencia empírica, sino que ésta, con frecuencia, apunta justamente en la dirección contraria.

  1. El crecimiento crea empleo
No es cierto. El crecimiento, medido a través del avance del Producto Interior Bruto, nos empuja hacia un cambio climático de consecuencias devastadoras, alterando y destruyendo de manera irreversible los ecosistemas y la riqueza asociado a su conservación. En ese proceso, se eliminan millones puestos de trabajo, que sobre todo afectan a los grupos sociales más desfavorecidos, del Norte y del Sur. Hay que tener en cuenta, asimismo, que el crecimiento, el cual se supone que es el motor del empleo, se sostiene cada vez más en la sobreexplotación de la fuerza de trabajo, tanto de los asalariados, como, extramuros del mercado, de las personas, en su mayor parte mujeres, que garantizan los cuidados, básicos para la reproducción social y para la propia economía.
  1. El impulso del empleo crea las condiciones para el aumento de los salarios.
En absoluto. La tendencia estructural del capitalismo apunta al estancamiento o moderado aumento de las retribuciones de la mayor parte de los trabajadores, que, desde hace varias décadas, han tendido a descolgarse del igualmente moderado avance de la productividad laboral. La tendencia general es a la reducción del peso de los salarios en la renta nacional. Tampoco las actividades más competitivas, las que generan avances más sustanciosos en la productividad laboral, garantizan salarios más elevados; la precariedad salarial recorre de hecho todo el tejido empresarial, convirtiéndose de este modo en una práctica generalizada. La creciente relevancia, tanto en números absolutos como en porcentaje, de la categoría de trabajadores pobres cuestiona radicalmente la supuesta relación positiva entre empleo y salarios.
  1. Las políticas de estabilidad macroeconómica abren las puertas del crecimiento.
Erróneo. Esas políticas -implementadas desde que triunfaron las ideas y los intereses neoliberales- han estado en el origen del crack financiera y la recesión posterior. Poner en el centro de la agenda pública la contención de la inflación y del déficit público, así como la represión salarial, han tenido un impacto contractivo sobre la demanda agregada, lastrando el crecimiento. Pero no sólo eso, ha convertido a las finanzas y a la deuda en el motor de la actividad económica. A lo largo de la última década, la preservación y el reforzamiento de las políticas austeritarias, que han estado en el corazón de la gestión que las elites han realizado de la crisis económica, han agravado y prolongado la recesión, al tiempo que han contribuido al aumento de la fractura social y productiva.
  1. Más mercado equivale a más eficiencia.
Una premisa inaceptable. Estamos ante una sentencia que, repetida hasta la saciedad, es una de las afirmaciones preferidas del relato neoliberal. Supone, erróneamente, que todas las actividades encaminadas a satisfacer las necesidades de las personas deben evaluarse con criterios mercantiles, bajo el prisma de la obtención del máximo beneficio monetario. Con este planteamiento, se ha privatizado o mercantilizado una parte sustancial del sector social público. El aumento de las parcelas de negocio para las corporaciones ha ido de la mano de la degradación de las políticas sociales y productivas publicas, que han experimentado recortes sustanciales en los presupuestos. Pero, además, unir mercado y eficiencia es una ofensa al sentido común, pues las ineficiencias de los mercados nos han conducido a la crisis. Esos mercados y esas grandes corporaciones -instalados en la financiarización de los procesos económicos, el imparable avance de la desigualdad y las disparidades productivas, y la formidable concentración de la propiedad- están en el origen de múltiples ineficiencias.
  1. La globalización cierra brechas y da más oportunidades a los pobres.
También falso. Las últimas décadas han sido testigos de una creciente internacionalización de los mercados y de los procesos económicos, pero las promesas de una mayor convergencia productiva, social y territorial no se han materializado. Las brechas que separaban a las economías con mayores niveles de renta por habitante de las más rezagadas, y a las regiones más prósperas de las más pobres se han ampliado con la globalización. Las políticas de apertura externa, que han beneficiado especialmente a las grandes corporaciones, no han ofrecido a los de abajo más oportunidades, sino que los han hecho más vulnerables a la volatilidad y zozobra de los mercados globales, a cuyo dictado están sometidos, y que se mueven por impulsos y resortes que no controlan.
El capitalismo, el que realmente existe, tan alejado de los elegantes, inverosímiles e irrelevantes modelos que impregnan la enseñanza de la economía en la mayor parte de las universidades, no funciona, o funciona sólo en beneficio de los élites económicas y políticas. No se trata, sólo, de que los avances económicos no se trasladan a la sociedad o que el engranaje económico opera con imperfecciones e ineficiencias. Es mucho más que eso. La matriz teórica que sustenta el sistema no es creíble, esta compuesta de un conjunto de falacias y falsos supuestos que, digámoslo con claridad, sólo sirven para ocultar el carácter oligárquico y depredador de la dinámica capitalista.
















martes, 18 de febrero de 2020

Globalización de la cloaca





Globalización de la cloaca



Toda persona medianamente informada conoce algo de lo sucedido en Ucrania. Sabe que en la plaza Maidán de Kiev hubo manifestaciones en rechazo a la pobreza, la corrupción y la mala administración del gobierno de Víctor Yanukovich , todas reivindicaciones justas. E l 21 de febrero del 2014 se firmó un acuerdo entre el gobierno y la oposición, por el que se adelantaban las elecciones del 2015; se retornaba a la Constitución de 1992, que era parlamentaria y no presidencialista; se liberaba a los presos de Maidán, independientemente de los delitos cometidos, y se establecía un gobierno unitario conformado por todos los sectores de la sociedad ucraniana. Para avalar el fiel cumplimiento de lo acordado, sirvieron de garantes la UE y Rusia, pese a lo cual, la oposición de ultraderecha dio al día siguiente un golpe de Estado y un gobierno legítimo fue sustituido por fuerzas nacionalistas, neonazis, antisemitas y rusófobas, que usaron la represión, las persecuciones políticas, el terror y el asesinato para mantenerse en el poder hasta el día de hoy.La ultraderecha ucraniana defiende y propaga ideas chovinistas; porta insignias y símbolos nazis; saluda al estilo hitleriano; profana y destruye monumentos históricos levantados a patriotas ucranianos, al mismo tiempo que rinde culto y venera a los que colaboraron con los nazis. El rabino Reuven Azman aconsejó a los judíos abandonar Kiev e, incluso, el país. Dijo: “No quiero tentar al destino”. Sabe que en Babi Yar, barranco cercano a Kiev, comenzó el holocausto judío.
EEUU y la UE promovieron este putsch con el objetivo de impedir la integración de Euroasia; también buscaban la expansión de la OTAN hacia el Este luego del posible ingreso de Ucrania a ese organismo y, sobre todo, el despliegue en las cercanías de Rusia del sistema de defensa antimisiles. E n los años ochenta, Zbigniew Brzezinski, exasesor de seguridad nacional de EEUU, señaló: “Rusia sin Ucrania es un Estado nacional normal, pero Rusia con Ucrania es un imperio”.
En Ucrania no hay autoridad legítima alguna, pues, como resultado del golpe de Estado, llegó al poder un gobierno electo por Washington y han sido eliminados brutalmente los partidarios de la constitucionalidad. Dmitri Yarosh, líder de Pravy Sektor , Sector Derecha, mantuvo estrechos vínculos con oficiales de inteligencia europea y con la embajada de EEUU en Kiev, integró los comandos armados que llevaron a cabo el asesinato de policías , llamados Berkut , y civiles en Maidán. Existe el testimonio de personas que certifican que todos los disparos eran del mismo calibre y que se asesinó tanto a manifestantes como a la policía que defendía los lugares públicos. A pesar de las numerosas filmaciones que muestran lo contrario, la denominada prensa libre sostiene que fue la policía la que disparó, pese a que el gobierno nunca la armó y que a sus miembros les arrancaron los ojos, los mutilaron sin misericordia y fueron quemados vivos con bombas molotov.
Ashton, Ministra de Relaciones Exteriores de UE, y Paet, su homólogo de Estonia, reconocen en una conversación que estos asesinatos a sangre fría fueron cometidos por mercenarios contratados por los sectores que actualmente gobiernan en Kiev, que aúpan esos crímenes y se niegan a investigarlos, pero EEUU y los miembros de la UE no quieren ni oír de este asunto. Así, los fascistas crearon el bodrio de los ‘mártires del movimiento’, que usan para llamar ‘traidores a los mártires’ a quienes se apartan de sus métodos y objetivos. Maidán fue el anochecer de mucho y el amanecer de nada; la libertad duró en manos del pueblo ucraniano, lo que dura un mendrugo de pan en boca del hambriento.
En una conversación entre la Secretaria de Estado adjunta, Victoria Nuland, y el embajador de EEUU, Geoffrey Pyatt, se nombró primer ministro de Ucrania a Yatseniuk y no a Vitali Klichko, líder propuesto por los demócrata-cristianos de Alemania. La misma Victoria Nuland, en una conferencia en el Club Nacional de Prensa en Washington, dijo que “Estados Unidos ha apoyado a los ucranianos en el desarrollo de instituciones democráticas mientras promovían la participación de la sociedad civil y el buen gobierno, todo lo necesario para alcanzar sus aspiraciones europeas. Hemos invertido más de 5.000 millones de dólares en ayudar a Ucrania a conseguir estos y otros objetivos”.
Ese dinero fue entregado a grupos que, una vez en el poder, prohibieron la lengua rusa, hablada por la mayoría de los ucranianos, y elevaron a nivel de héroe nacional a S tepan Bandera, colaborador de Hitler durante la ocupación nazi de Ucrania, al que le otorgaron el título de ‘Héroe Nacional ’ . D urante la Gran Guerra Patria, librada por la Unión Soviética contra la Alemania nazi, Ucrania perdió casi nueve millones de personas. Bandera luchó por una Ucrania sólo para ucranianos puros y lideró acciones terroristas durante y después de la Segunda Guerra Mundial. Entre sus crímenes está el genocidio de 70.000 polacos y 200.000 judíos.
Hay archivos soviéticos y polacos que constatan la implicación de Bandera en misiones de limpiezas étnicas de polacos, rusos y judíos, en territorio de Ucrania, Polonia y Bielorrusia. Bandera fue responsable de la masacre de Volinia, al oeste de Ucrania, donde en 1943 asesinaron, luego de ser torturadas, a unas 80 mil personas. En 1943, los banderistas participaron, junto a un escuadrón de las SS, en la matanza de los habitantes de la aldea Jatín; las víctimas fueron niños, mujeres y ancianos.
Puesto que Step a n Bandera es para los golpistas un héroe nacional, los que le creen traidor se revelaron. Eso pasó en todas las regiones del sureste de Ucrania, que desconocieron al gobierno de Kiev y se declararon favorables a la reunificación con Rusia; reivindicaban así el hecho de que los bolcheviques, sin considerar la opinión de sus habitantes, entregaron arbitrariamente gran parte del sur de Rusia a Ucrania. Hoy esas zonas, habitadas fundamentalmente por rusos, son parte de Ucrania.
En Crimea, Sebastópol, Járkov, Donetsk, Lugansk, Jerson y Nikolayevsk se dieron manifestaciones en las que se tachaba de ilegítimas a las nuevas autoridades. El 7 de abril del 2014, las regiones de Donetsk y Lugansk, para impedir que en su tierra se propagara el fascismo que se desarrollaba en el resto del país, se declararon Repúblicas Populares. Desde entonces, Ucrania realiza operaciones militares contra esos territorios, que han desembocado en un conflicto armado. Los acuerdos de Minsk, suscritos en septiembre de 2014 y febrero de 2015, han sentado las bases para la solución política de este conflicto, pero hasta ahora no han conducido al cese de la violencia, que ha causado por lo menos unos 13 mil muertos.
Los habitantes de Crimea y Sebastopol, representados por el Consejo Supremo de Crimea, tomaron como punto de referencia la libre autodeterminación de los pueblos, consagrada en la Carta de la ONU, que reza que “Ninguna prohibición general puede deducir de la práctica del Consejo de Seguridad en cuanto a las declaraciones de independencia. El derecho internacional general no contiene ninguna prohibición contra las declaraciones de independencia”. Incluso, EEUU sometió el siguiente texto a la Corte Internacional de la ONU: “Las declaraciones de independencia pueden -y es a menudo el caso- violar la legislación nacional. No obstante, ello no constituye una violación del derecho internacional”. Principio válido para Crimea, donde no se disparó una sola bala luego de declarar su independencia y organizar un referéndum. El 16 de marzo del 2014, el 82% de los electores participaron en esa consulta, en la que el 96% de los votantes se pronunciaron a favor de la unificación con Rusia.
En 1786, Catalina la Grande conquistó Crimea, donde están enterrados soldados rusos que derramaron su sangre para que ese territorio formara parte de Rusia. En 1954, Nikita Jruchev, sin consultar a los ciudadanos de Crimea, transfirió a Ucrania ese territorio. No se conoce por qué lo hizo, puesto que no preguntó a nadie ni dejó algún escrito donde explicara sus motivos, sólo se sabe que lo hizo de manera ilegal, violando las leyes vigentes en la Unión Soviética, cuya desintegración era impensable. En otras palabras, a Rusia le arrebataron Crimea.
Este es un resumen de lo que toda persona debería conocer sobre Ucrania. ¿Qué es lo nuevo? Resulta que el Presidente Trump, a raíz del impeachment , envió a ese país a su abogado Rudy Guiliani, al que llamó “el mejor procurador o uno de los mejores”, con la finalidad de que investigue sobre la corrupción en Ucrania, y Guiliani hizo una indagación profunda y comprometedora para la anterior administración demócrata, en particular, para Joe Biden y su hijo.
Los resultados de esa investigación han sido trasmitidos en el canal One America News mediante el reportaje “ The Ukraine Hoax: Impeachment, Biden Cash, Mass Murder”, dirigido por el politólogo Michael Caputo, exasesor de Trump. Parecería que por la globalización de la cloaca, los trapos sucios no se están lavando en casa.





lunes, 17 de febrero de 2020

Geopolítica .- La teoría Heartland .

Teoría Heartland, cómo un geógrafo del siglo XIX desarrolló la idea que rige la geopolítica actual

BBC Ideas


Vivíamos en un mundo dominado por Estados Unidos pero que de cierto modo estaba organizado por tratados internacionales. Sin embargo, eso se está viniendo abajo.Los países más poderosos están haciendo valer su potencial y cada vez más crean sus propias reglas.
El presidente de Estados Unidos Donald Trump, por ejemplo, ha declarado en alguna ocasión que "rechaza la idea de la globalización".
Controlar territorios es un concepto importante para los Estados más poderosos. Eso les brinda poder económico y apoyo militar.
Se trata de un juego geopolítico que ya vaticinó un geógrafo británico nacido en el siglo XIX llamado Halford John Mackinder.
Mackinder diseñó una teoría en 1904 que marcó profundamente la geopolítica durante décadas el siglo pasado y que ahora parece estar nuevamente de vuelta.
En aquella época, los océanos eran dominados por la marina británica, lo cual era crucial para que una isla como Gran Bretaña sostuviera su gran imperio.
Sin embargo, Mackinder pensó que esta situación se encontraba amenazada y fue ahí donde comenzó a profundizar sobre lo que él llamaba el "Heartland" (Corazón de la Tierra) de Eurasia.
Esta zona abarcaba las áreas agrícolas de la parte europea de Rusia, se extendía por vastos territorios hasta Asia central y llegaba hasta los bosques y las llanuras de Siberia, un territorio rico en recursos sin explotar como el carbón, la madera y otros minerales.
Mackinder pensó que un área tan extensa y rica, que a la vez podía ser recorrida con un sistema ferroviario, era una zona clave para los países con ansias de poder.
AdvertenciaQuince años después, tras la Primera Guerra Mundial, los líderes se reunieron en una conferencia de paz en Versalles para rediseñar las fronteras del mundo, expandir la democracia y acabar la guerra para siempre.
Pero Mackinder pensó que para poder llevar eso a cabo había que afrontar la realidad geográfica y tomar ciertas precauciones. De lo contrario, temía, le dejarían la puerta abierta a Rusia o Alemania para dominar el Heartland y convertirlo en una base militar gigante.
Desde allí, el poder de Heartland podía construir una flota indestructible, derrotar a la poderosa marina británica y finalmente dominar Eurasia y África y convertirse en la "Isla del Mundo".
Eso significaba que Europa y Rusia debían mantenerse divididas. Mackinder escribió esta teoría en un libro que llamó "Ideales democráticos y realidad".
"Quien domina el este de Europa, domina Heartland, quien domina Heartland, reina en la 'Isla del Mundo', quien domina la 'Isla del Mundo', gobierna el mundo entero", según la teoría de Mackinder.
Inspiración naziEn Múnich, otro geógrafo y veterano de guerra llamado Karl Haushofer estaba estudiando los trabajos de Mackinder.
Haushofer temía y odiaba el victorioso Imperio británico, al que veía como un estrangulador mundial. Así que convirtió la Teoría Heartland de Mackinder en una estrategia.
Pensó que su país, humillado tras la gran guerra, podía formar una gran alianza con Rusia y Japón y así cortar los tentáculos del poder naval británico.
Esta teoría intrigó a uno de los estudiantes de Haushofer, Rudolf Hess, quien era miembro del nuevo partido nacional-socialista.
En 1923, intentaron tomar el poder, pero Hess terminó en la cárcel. Allí lo visitó Haushofer para ofrecerle tutorías tanto a él como a su compañero de prisión, el líder nazi Adolf Hitler.
En 1933, los nazis consiguieron llegar al poder. Y en 1939, el ministro de Exteriores nazi y su homólogo soviético sorprendieron al mundo firmando un pacto de no agresión.
Haushofer estaba feliz. Pensaba que se trataba del nacimiento del gran poder territorial entre Rusia y Alemania que había soñado.
Inmediatamente después de las noticias del pacto, la revista británica New Statesman publicó un artículo para demostrar cómo los nazis habían realizado sus planes geopolíticos a través de las ideas de Haushofer, a su vez inspiradas por Mackinder.
Fuera cierto o no, la idea de que Mackinder había inspirado el pacto se extendió por Estados Unidos. La revista Life desarrolló un gran reportaje mapeando las ideas de Mackinder y explicandos cómo sus conceptos estaba siendo usados por los nazis y cómo los estadounidenses debían estudiarlo.
Hollywood también se interesó por esta teoría, representando en un filme las reuniones entre Haushofer y Hess. En la cinta, presentaba a Haushofer como un genio malvado a cargo un gran Instituto de Geopolítica que supuestamente estaba detrás de los "planes de destrucción" nazis.
En Estados Unidos, "geopolítica" se convirtió en otra palabra para calificar el fanatismo germánico.
La propaganda de la industria cinematográfica estadounidense contó a su audiencia que la teoría de Mackinder era la base de la estrategia de Hitler.
La idea de que su teoría inspiró a los nazis perturbó a Mackinder. En 1943, la revista estadounidense Foreign Affairs se puso en contacto con él para preguntarle por su opinión geopolítica sobre el curso de la Segunda Guerra Mundial.
Durante la entrevista, Mackinder advirtió que "si la Unión Soviética salía de la contienda como conquistadora de Alemania, se convertiría en la gran potencia terrestre del mundo".
En 1945, Alemania se hundió. El régimen nazi se rindió de forma incondicional y el país fue divido en dos zonas por los aliados.
El modelo de Mackinder pasó a presagiar el enfrentamiento Este-Oeste de la Guerra Fría. Occidente y la Unión Soviética se convirtieron en enemigos otra vez.
Después de que fuerzas prosoviéticas absorbieran Polonia, Hungría, Rumanía y otros países, el poder que dominaba el este de Europa y Heartland no era Alemania, sino la Unión Soviética.
En las universidades de la Liga Ivy de EE.UU., los académicos ya habían impulsado el estudio de los trabajos de Mackinder para confrontar el riesgo de que un país dominara la "Isla del Mundo".
hora que los soviéticos se estaban expandiendo, las ideas de Mackinder llegaron al diplomático estadounidense George Kennan.
Kennan propuso que para prevenir que la URSS dominara la gran masa de tierra euroasiática, había que contenerla de algún modo.
"Amenaza soviética"El 6 de marzo de 1947 murió Mackinder, pero sus ideas siguieron muy vivas.
Seis días después, el presidente Harry Truman dijo al Congreso de EE.UU. que debían contener a la URSS y ayudar a los países amenazados por la expansión comunista.
De esa forma, el occidente capitalista y el este soviético se enzarzaron en una Guerra Fría durante décadas.
Estados Unidos estableció una serie de bases alrededor de los bloques dominados por los soviéticos, desde Alemania hasta Italia, Turquía, Corea del Sur y Japón.
Los críticos veían la contención norteamericana como parte de una agresiva e imperialista política exterior. Otros argumentaban que protegía la democracia.
En 1991, los pasos hacia la caída de la URSS habían desencadenado demandas independentistas en varias repúblicas soviéticas. Nada pudo detener la desintegración del bloque socialista del este.
Nuevo enfoqueTerminada la Guerra Fría, la teoría de Mackinder tomó otro matiz.
tras el abandono del comunismo, la economía rusa estaba atrapada entre viejos y rotos sistemas soviéticos, y la repentina introducción del capitalismo occidental.
El contraste fue agresivo. Y para muchos rusos supuso un caos y una humillación. Entonces, nuevos pensadores políticos comenzaron a emerger.
Uno es un exdisidente de derechas llamado Aleksandr Dugin, quien se involucró profundamente en las ideas de Mackinder para presentar a Rusia como un país encerrado en medio de las ansias de poder de occidente.
En 1997, Dugin expresó sus ideas en un libro llamado The Foundations of Geopolitics, el cual se convirtió en un bestseller.
"En geopolítica, hay dos polos absolutos de poder. Está el poder naval, que pertenece a Occidente, y el poder terrestre, que es Rusia. Hay una pelea por controlar Heartland. Como decía Mackinder, quien controla el este de Europa, controla Heartland. Y quien controla Heartland, domina el mundo", dijo en una conferencia en Shanghái.
A raíz de su liberación del dominio soviético, varios países del este de Europa hicieron fila para unirse a la OTAN y a la Unión Europea, temerosos de una futura agresión rusa.
Pero si el este de Europa se preocupó de Rusia, Rusia se preocupó de la OTAN.
Dugin utilizó la teoría de Mackinder para concluir que Rusia debía moverse hacia la dominación, una vez más, de las antiguas repúblicas soviéticas o "Eurasia".
Algunos académicos han argumentado que las ideas de Dugin demostraron ser útiles para los líderes rusos que quieren mantenerse fuertes ante lo que consideran un dominio excesivo de occidente.
En 2011, el presidente Vladimir Putin propuso la formación de la Unión Económica Euroasiática. Y en 2014, en la ceremonia celebrada en Astaná, la capital de Kazajistán, se firmó un acuerdo entre este país, Bielorrusia y Rusia.
Pronto se unieron otras ex repúblicas soviéticas, pero la situación se agravaría en 2013.
Ese año, Ucrania estaba en conversaciones para integrarse en la Unión Europea, pero el presidente ucraniano de entonces, Víktor Yanukovich, se retiró del pacto bajo presión rusa.
Manifestantes proeuropeos ocuparon el centro de Kiev, y Yanukovich envió la policía armada y la situación degeneró un conflicto sangriento.
En el este de Ucrania se llevaron a cabo protestas prorrusas que al final se transformaron en una insurgencia apoyada por ese país.
Y en el sur de Ucrania, Rusia aprovechó la oportunidad para anexarse Crimea, la cual, como el este del país, tiene una alta población étnica rusa.
Un nuevo pretendienteAunque Rusia controle gran parte de Heartland, no significa que controle la "Isla del Mundo" en su totalidad.
El territorio euroasiático ha sido testigo del crecimiento de un nuevo poder, un nuevo pretendiente al control de la región.
Si Mackinder viviera hoy, quizás estaría preocupado de las extensas redes ferroviarias que China está construyendo a lo largo de todo el continente.
Las relaciones entre China y Rusia son buenas, pero dadas las experiencias del pasado, nada asegura que se mantendrán así en el futuro.
Más de un siglo después de Mackinder, surge la pregunta de si sus teorías forman parte del pasado o siguen vigentes en el presente.
Fuente: https://www.bbc.com/mundo/noticias-51066744?SThisFB

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