martes, 19 de noviembre de 2019

Mientras dure la guerra , de Amenábar .



Reseña de la película Mientras dure la guerra, de Alejandro Amenábar
Mientras dure el silencio

El diario de la educación

“Cine de altura y sin sectarismo”. “Evita juicios de valor”. “Una película valiente y nada maniqueísta”. ¿Imaginan que cualquiera de estas frases fuera pronunciada como elogio a una película sobre el nazismo, la dictadura militar argentina o el golpe de Estado de Pinochet?


Pantallazo del tráiler de la película Mientras dure la guerra
“Es más difícil estar a la altura de las circunstancias que au dessus de la mêlée”, escribió Antonio Machado durante la guerra civil en sus Notas y recuerdos de Juan de Mairena. Es más difícil estar a la altura de las circunstancias que por encima de la refriega. O del bien y del mal, que decimos en castellano.
No dejaba de pensar en estas palabras de Machado durante la proyección de Mientras dure la guerra, película en la que Alejandro Amenábar recrea la entrada del ejército sublevado en Salamanca en julio de 1936, adonde se traslada el cuartel general de los golpistas. Tres son los protagonistas de la película. De un lado, el general Franco en su meteórico ascenso desde su campaña africana hasta su designación como Jefe de Estado y Generalísimo de todos los ejércitos y José Millán Astray, fundador de la Legión y su principal valedor. De otro, el escritor Miguel de Unamuno, en su giro desde el inicial apoyo al golpe de Estado hasta su doble enfrentamiento tanto con Franco -más contenido- como con Millán Astray, mucho más bronco, en el acto celebrado en el Paraninfo de la Universidad de Salamanca el 12 de octubre de ese mismo año. La película se cierra con la salida -el rescate- del ilustre rector de la mano de Carmen Polo, esposa del General Franco, en un plano detalle insistentemente subrayado.
El tratamiento de los tres protagonistas descoloca: el espectador parece invitado a mirarlos desde arriba, como se mira a una marioneta o un fantoche -“persona grotesca y desdeñable” (DRAE)-. Unamuno es ridiculizado. Ante Franco o Millán Astray el espectador no se siente pequeño sino crecido, no amedrentado sino divertido. “Si le damos el cargo, este no lo suelta hasta que se muera”, se dice en un momento de la película. Y el público estalla en carcajadas.
Pero lo que más me desconcertó de la película fue el quiebro cómico que Amenábar imprime -con un chiste, una frase, un gesto- a algunos de sus momentos más dramáticos, y que disuelven la solemnidad de la escena en un episodio de farsa o comedia bufa. Así en la conversación entre Franco y Unamuno, en que la alusión a cómo los sublevados permiten a sus víctimas confesarse antes de fusilarlos cosecha más sonrisas que náuseas. Así incluso en el acto final del Paraninfo, en que el reiterado “¡quiero hablar, quiero hablar!” de un histriónico Millán Astray provoca más risas que enmudecido silencio. Han de venir los rótulos que recuerdan la duración de la guerra y de la infinita posguerra -cuarenta años de dictadura- para que la gravedad vuelva a los rostros y el sobrecogimiento se imponga.
Cuando un director -o una novelista- recrea un hecho histórico, es inevitable que nos preguntemos por los motivos de ese viaje al pasado, por el porqué de su elección. ¿Por qué Amenábar elige a Unamuno como hilo narrativo de su relato? La respuesta se me antoja diáfana: porque le permite dar por buenas, por igualmente válidas, las razones de unos y otros.
 Mientras dure la guerra se vale de Unamuno para absolver el golpe de Estado aduciendo, por ejemplo, la quema de conventos -pero sin explicar en absoluto a qué respondía esa animadversión de gran parte del pueblo español a la Iglesia institucional-. De Unamuno se vale también para denunciar la represión de los sublevados en la ciudad de Salamanca y los cadáveres en las cunetas, apenas insinuados. A eso se refiere tal vez el director cuando insiste en su afán de ser ecuánime. Ecuanimidad: “Igualdad y constancia de ánimo”. “Imparcialidad de juicio” (DRAE). ¿Puede una película sobre la guerra civil española renunciar a un emplazamiento ético y político? ¿Es posible -deseable- mantener la imparcialidad de juicio sobre vencedores y vencidos?
Miguel de Unamuno parece el recurso perfecto para esa pretendida ecuanimidad. Pero una cosa es mostrar sus dudas, sus contradicciones, su inmensa ceguera en ocasiones, y otra despojar al escritor de su hondura intelectual. En Mientras dure la guerra Unamuno queda reducido a un pobre hombre, a un anciano que no parece tener idea de en qué mundo vive y que solo se siente concernido por lo más inmediato.
En este entorno inmediato, dos personajes se le enfrentan: su hija María y su antiguo alumno Salvador Vila, joven catedrático de Literatura. Amenábar busca, como ya buscara Manuel Menchón en La isla del viento, un contrapunto femenino a la figura del insigne rector. Y si Menchón recurre a Cala, una estudiante a la que Don Miguel conociera de niña en Fuerteventura, Amenábar recurre a María, hija de Unamuno. Me costaba encajar el enfrentamiento entre padre e hija en los códigos familiares de la época: no me resultaban creíbles y sí muy forzados.
Ecos también de la película de Menchón vemos en la escena que simboliza el cainismo español. En La isla del viento este enfrentamiento fratricida está protagonizado por los hermanos Castañeyra, y ahí no tenemos dudas de en qué lado se sitúa Menchón. En Mientras dure la guerra la discusión la encarnan Miguel de Unamuno y Salvador Vila, republicano convencido. Pero aquí, y a diferencia del director malagueño, Amenábar renuncia a un posicionamiento ideológico con respecto a las razones de unos y otros. La cámara se aleja, la música sube, y director y espectadores se sitúan, una vez más, au dessus de la mêlée.
Con esta película he intentado no ofender y no cargar las tintas en aquello que pudiera generar controversia. Leí esta entrevista a Amenábar cuando ya había visto la película y ahí encontré la respuesta a gran parte de mi desasosiego. Porque si había ido a verla pensando que podía ser una oportunidad de acercar a los más jóvenes a la guerra civil española, una y otra vez me había llevado las manos a la cabeza. Imaginaba a los jóvenes simpatizantes de Vox enardecidos en muchas de sus escenas. Identificados con el Millán Astray que discute con Unamuno a propósito de la vieja querella entre las armas y las letras y al que la película saca con luz favorecedora. Identificados con los legionarios a los que Millán Astray arenga cuando van “al encuentro de la muerte”. Identificados con los sublevados en la escena del himno y la bandera. Si hasta Francisco Franco se nos presenta más como un bobalicón que como el ser sanguinario y cruel que fue, ya desde la guerra de África.
“Cine de altura y sin sectarismo”. “Evita juicios de valor”. “Una película valiente y nada maniqueísta”. ¿Imaginan que cualquiera de estas frases fuera pronunciada como elogio a una película sobre el nazismo, la dictadura militar argentina o el golpe de Estado de Pinochet?
Salí del cine revuelta, pero por razones diferentes a las que se han vertido en tantas críticas elogiosas a la película de Amenábar. Me preocupa que este pueda ser el discurso hegemónico sobre la guerra civil española también en las escuelas: la denuncia aséptica del horror y la barbarie, sin ir más allá (ni más acá). Y ya sabemos a dónde nos conduce tanto silencio.
Por eso, y desde mi compromiso de no hacer de la guerra civil esa sempiterna elipsis en que la ha convertido nuestro sistema educativo, invitaré a mis estudiantes a leer a Arturo Barea y a Ramón J. Sender, capaces de denunciar la crueldad en “los suyos” y de reconocer la nobleza y la bondad en “los otros” sin renunciar, en modo alguno, a la contextualización de aquella formidable barbarie; sin renunciar, tampoco, a un emplazamiento político y moral inequívoco.
 Guadalupe Jover es profesora de Educación Secundaria.
Fuente: https://eldiariodelaeducacion.com/blog/2019/11/12/mientras-dure-el-silencio/

y ver ..


https://blogs.publico.es/vicenc-navarro/2019/11/25/unamuno-y-la-demonizacion-de-la-republica-espanola/

lunes, 18 de noviembre de 2019

Conexión Washington .


18-11-2019


Conexión Washington
Las características del golpismo neoliberal

El cohete a la Luna

Ningún golpe de Estado puede llevarse a cabo en América Latina sin la habilitación, aprobación, planificación o complicidad del Departamento de Estado

 

Ningún golpe de Estado puede llevarse a cabo en América Latina sin la habilitación, aprobación, planificación o complicidad del Departamento de Estado. Solo Estados Unidos posee la capacidad de legitimar la discontinuidad de los sistemas institucionales dentro de la región. Hace cinco décadas se llevaban a cabo en nombre de la Guerra Fría, basados en una doctrina de la seguridad nacional difundida por la Escuela de las Américas. Luego de la caída del muro de Berlín, la estrategia del Pentágono redujo su legitimidad. La posterior lucha contra el fundamentalismo islámico no logró cuajar como justificativo en América Latina, por lo que fue necesario apelar a otra doctrina. Se sistematizó entonces como nueva formulación de la seguridad regional (funcional a los intereses de Estados Unidos) una doctrina de sostén al denominado Consenso de Washington. Esta nueva plataforma se basa en promover una institucionalidad frágil y quebradiza, subalterna del cumplimiento de los principios emanados del neoliberalismo extractivista y financiarizado.
Los responsables últimos de la Doctrina de la Seguridad Nacional eran –hasta la década del ’80– los oficiales de las fuerzas armadas de los países latinoamericanos. Su formación se instituía en la Escuela de las Américas, radicada en Panamá desde 1946, y sus órdenes –legitimadas por la necesaria salvación de la supervivencia del occidente cristiano— incluían la tortura, la desaparición forzada y el exterminio de opositores. El pretendido triunfo del capitalismo fue conceptualizado como el “fin de la historia”, y fue necesario generar un nuevo cuerpo de protagonistas de la manipulación geopolítica, más coherente con la etapa. Las representaciones diplomáticas de Washington readecuaron sus dispositivos hacia la financiación de:
  • iglesias neo-pentecostales, cultoras de una teología de la prosperidad individual, enemigas de cualquier opción al servicio de los humildes;
  • grupos periodísticos, convertidos en agentes de operaciones psicológicas destinadas a debilitar vínculos entre los referentes políticos y sus bases sociales;
  • actores seleccionados del Poder Judicial, cooptados ex profeso para actuar como cuña (pseudo) republicana disfrazada de prudencia, cordura y equilibrio de poderes; y
  • grupos empresariales y financieros acoplados a la lógica corporativa global, cuyos intereses son convergentes con los directorios de las transnacionales.
En esta nueva etapa, los ejecutores de los golpes de Estado ya no rotulan como sus enemigos a los grupos insurreccionales —hoy inexistentes—, sino a quienes promueven la inclusión social, el pleno empleo, la defensa soberana de los recursos estratégicos y la integración regional. Dado que no resulta políticamente muy redituable justificar la persecución de estos defensores de la equidad, se los caratula como responsables de toda forma de corrupción e incluso del narcotráfico. Las usinas ideológicas que fundan dicha tarea son los think-tanks (centros de investigación ligados mayoritariamente al Partido Republicano), que suelen canalizar sus formulaciones y apotegmas a través de ONGs seleccionadas, con amplia capacidad de penetración al interior de los cuatro actores colectivos mencionados. Como staff de apoyo de las mismas, se suman las agencias de inteligencia y espionaje con doble comando: empresarial y subsidiario de la Agencia de Seguridad Nacional con sede en Maryland.
Este nuevo modelo de interrupción de los sistemas democráticos de la región se inició en 2002, con el frustrado golpe contra Hugo Chávez. Continuó en junio de 2009 con la destitución forzada de Manuel Zelaya en Honduras y se prolongó ese mismo año, en septiembre, con otra intentona malograda (en Bolivia), que produjo la matanza de Pando. El 30 de septiembre de 2010, le tocó el turno a Ecuador, a través de una asonada policial, pero Rafael Correa logró abortarla gracias a la movilización popular. En junio de 2012 el golpe logró consumarse en Paraguay, y Fernando Lugo fue desplazado gracias a la eficiente labor del representante diplomático de la embajada de Washington, que se negó a condenar el quiebre institucional.


La tela de araña

Presidenta en sí y ante sí Jeanine Añez.

La oleada de golpes del siglo XXI tiene la impronta del denominado poder blando teorizado por Joseph Nye, quien sugiere implementar estrategias de acción publicitaria, simbólica y cultural en vez de recurrir, como se estilaba durante el siglo XX, a modelos contrainsurgentes de coerción. Esta conceptualización fue profundizada por el militar y politólogo estadounidense Gene Sharp, quien considera que “la naturaleza de la guerra en el siglo XXI ha cambiado (…) Nosotros combatimos con armas psicológicas, sociales, económicas y políticas”. Uno de los más conocidos trabajos de Sharp, “De la dictadura a la democracia”, ha sido el material más difundido por quienes asimilan democracia (únicamente) con neoliberalismo, y asocian toda forma de promoción de Estado de Bienestar con dictadura.
Los antecedentes del reciente golpe contra Evo Morales fueron prologados por declaraciones altisonantes de Roger Noriega –ex director de USAID y subsecretario de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental—, quien instigaba una semana antes del quebrantamiento institucional a derrocar al líder del MAS: “Bolivia podría estar cayendo en espiral hacia una dictadura absoluta o un conflicto sangriento”. Las operaciones de la embajada contra Morales, son numerosas y se retrotraen al mismo inicio de su presidencia. Los cables divulgados por WikiLeaks –complicados en el libro BoliviaLeaks— muestran la sistemática faena desarrollada durante más de una década: “El trato con el gobierno del MAS requerirá una cuidadosa aplicación de zanahoria y palos para alentar los buenos comportamientos y políticas, y desalentar los malos”.
El formato de este nuevo golpe neoliberal busca presentarse como el resultado de la crisis institucional, ajena a la disputa de intereses, y apela –como factor de última instancia– a las FFAA como garantes de la gobernabilidad, cuando en realidad sus oficiales han sido parte constitutiva de la paulatina deslegitimación de los gobiernos populares.
Frente a la lógica del supuesto poder blando emanado de las embajadas, se imponen tres desafíos epocales. En primer término, lo que Samir Amin denominó la “desconexión”, es decir la sutil y gradual disminución de los lazos tóxicos que unen a América Latina con Washington. En segundo término, la indagación y problematización del lugar de las FFAA en la democracia (su reclutamiento y capacitación para cumplir el rol de garantes de la soberanía, y no –como en la actualidad—como gendarmes del neoliberalismo). Y por último pero no menos importante, la profundización de la organización y la movilización social, capaces de constituirse en defensa de la voluntad mayoritaria y popular. Sin estos tres elementos, todo tejido político –incluso el más eficaz— quedará aislado, navegando en aguas turbulentas, monitoreadas por satélites supeditados al Departamento de Estado. Un escenario demasiado arriesgado.
Fuente: http://www.elcohetealaluna.com/conexion-washington/

y VER http://www.alainet.org/es/articulo/203244

 y ver ..
https://nacla.org/news/usaids-silent-invasion-bolivia
 ( este enlace si introduce así en Google y se pica traducción se puede leer en castellano?

 y ver ...
https://blogs.publico.es/dominiopublico/30122/quienes-son-los-responsables-del-golpe-en-bolivia/

 y ver ...
https://jovencuba.com/2019/11/14/golpistas-bolivia-fbi/

Los medios laban el golpe en Bolivia .



Cuando los medios no ven un golpe de Estado

eldiario.es


Los expertos coinciden en que golpe de Estado es la interrupción inconstitucional de un jefe de gobierno por parte de otro agente estatal, se diferencia de revolución en que esta última está protagonizada por civiles ajenos al Estado. En el transcurso del siglo XX, el golpe de Estado adoptó la forma típica de una acción de las fuerzas armadas que desplazan por la fuerza al gobierno establecido, sin embargo, en las últimas décadas, se han adoptado formas más complejas con la incorporación de desestabilizaciones económicas, grupos civiles de agitación y medios de comunicación.
El caso de Bolivia no permite duda alguna. El 20 de octubre Bolivia celebró la primera vuelta de las elecciones presidenciales con Evo Morales como favorito. Para evitar la segunda vuelta se necesita más del 50% de los votos o un 10% de diferencia respecto al segundo candidato. Con el 84% escrutado Morales es el más votado pero todavía no cumple las condiciones para evitar al segunda vuelta. Faltaba el voto rural y el del exterior, más laborioso de contabilizar y más partidario del candidato indígena Evo Morales. Dos días después, con el 99% escrutado, el Tribunal Supremo Electoral da la victoria a Evo Morales por 10’5 puntos de diferencia. La oposición denuncia fraude y exige una segunda vuelta. La Organización de Estados Americanos pide realizar una auditoría que el Gobierno acepta y la oposición rechaza. La oligarquía rica del Departamento de Santa Cruz, históricamente beligerante y agresiva contra Morales y los indígenas comienza su escalada de violencia. Con su habitual estilo racista humillan a una alcaldesa del MAS a la que cortaron el pelo, le tiraron pintura roja y le hicieron caminar descalza. La policía pudo evitar su linchamiento.
El viernes la policía se amotina en siete de los nueve departamentos exigiendo la renuncia de Evo Morales. Evo Morales ya denuncia un golpe de Estado. La oposición y la policía rechazan las propuestas del presidente de crear una mesa de diálogo. El domingo, Evo Morales comparece y convoca elecciones y pide un acuerdo para una renovación total de los órganos electorales. A la oposición no le basta, no quiere segunda vuelta, ni quiere nuevas elecciones. Entonces el comandante jefe de las Fuerzas Armadas, Williams Kaliman, pide la renuncia de Evo Morales. Oligarquía blanca, policías y militares frente a indígenas. Bolivia se encuentra ante la amenaza de un baño de sangre. Evo Morales y su vicepresidente, Álvaro García Linera, renuncian denunciando el triunfo de un golpe de Estado.
Hordas opositoras comienzan a perseguir a los líderes del MAS, incluso contra los jueces del Tribunal Supremo Electoral que cometieron la osadía de validar el triunfo de Evo. Incendian sus viviendas de los políticos indigenistas e incluso secuestran a sus familiares, saquean la de Evo Morales. Ante el peligro que corre su vida, se mantiene en secreto el paradero del ya ex presidente.
El peligro que se cierne sobre Morales es tal que México propone concederle asilo. Por si había alguna duda de quién mandaba en Bolivia, las negociaciones de las autoridades mexicanas para poder enviar un avión para recoger a Evo Morales se deben de hacer con el mando de la fuerza aérea boliviana.
El martes  el jefe del Ejército le coloca la banda presidencial a Jeanine Áñez, la vicepresidenta segunda del Senado.
Esto es lo sucedido. Si lo de Cataluña fue un golpe de Estado, imaginen cómo debería llamarse esto. ¿Cómo nos lo contaban los medios españoles?
Seguir leyendo...
  
1- Nota del blog  .-  Hay ejemplo claro en el  País  le denomina a Áñez  vicepresidenta segunda del senado...
https://elpais.com/internacional/2019/11/12/america/1573566340_453048.html


A una senadora que no tenía ningún rol en la sucesión constitucional, que es: presidente, vicepresidente y presidenta del Senado. Ella es presidenta de una comisión del Senado. No reconocen el órgano constitucional, y un militar coloca la banda.
 
Además, para aceptar la renuncia del presidente y el vicepresidente se tienen que reunir ambas Cámaras, y leer allí las renuncias. Pero no hubo convocatoria de la Asamblea porque sólo tienen un tercio de los escaños. Así que se reunió ese tercio para que un militar le coloque la banda presidencial.



 2- Nota del blog  .--No reconocen el golpe además para no reconocer  la conexión americana  y otras  , o sea los que estaban en Cucúta   por eso además es un golpe de la extrema derecha  modelo  que intentaba Lopéz y Guaidó en Venezuela  , y también Macri...y Piñera pero estaba ahora  colapsado internamente
La clave está que el avión de Evo no pudo ir a Argentina ni a Perú  ni Brasil ni otros. Y la otra calve es que modelo de EVO funcionaba y era posible una socialdemocracia plena en la zona y no la podían permitir los neoliberales globales americanos. Mientras los europeos disimulan el golpe como su prensa , eso que la golpista ya saco un decreto dando la impunidad para los militares que repriman las protestas.
  Al menos seis de los conspiradores golpistas clave eran ex alumnos de la tristemente célebre Escuela de las Américas, mientras que Kaliman y otra figura sirvieron en el pasado como agregados militares y policiales de Bolivia en Washington.
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https://www.rebelion.org/noticia.php?id=262585

3 -Nota del blog  .--Pascual Serrano ( que escribe  este artículo ) recibe el premio de periodismo de la Asociación Pro Derechos Humanos de España


André Mamelic