miércoles, 6 de febrero de 2019

¿Quién es Juan Guaidó? ...( 2ª parte)

¿Quién es Juan Guaidó?


sepuede.com.uy


Desde hace un mes veníamos preguntándonos quién era Juan Guaidó que irrumpió fuertemente en la política internacional, reconocido por varios gobiernos como presidente de Venezuela (!!!), sin ser electo, y rápidamente también aceptado por representantes de la derecha uruguaya. Hoy Guaidó empezó a atacar a nuestro compañero presidente Tabaré Vázquez simplemente porque junto con México emprendieron el único camino posible que entendemos quienes amamos la democracia, la libertad, la paz y especialmente el diálogo. Y claro, Guaidó no está de acuerdo con esas posturas. Y nos encontramos con una nota escrita por por Pablo Pozzi para la publicación “Quién es quién” la cual transcribimos a nuestros lectores. Simplemente es un aporte más. Puede algún lector considerar que no se ajusta a la verdad y que Guaidó es un demócrata cabal. Tomémosla entonces como un insumo más para tratar de conocer qué sucede en Venezuela que parece haberse transformado en el centro del mundo.
Abro el New York Times (bueno, clickeo su ícono en la web) y veo que ha declarado a Juan Guaidó como alguien «con un refrescante estilo y una visión para hacer avanzar» a Venezuela. Al mismo tiempo Bloomberg News insiste que Guaidó intenta «restaurar la democracia», y el Wall Street Journal lo declara como «nuevo líder democrático». Me encantó, digo porque no solo no sabía quién era Guaidó, sino que no tenía siquiera noción de quién era. Por suerte, estos baluartes del periodismo objetivo, y la defensa de la democracia me lo aclararon.
Bueno, hasta que me llegó un mail de mi amigo, el sindicalista canadiense Sid Shniad, que traía consigo una larga investigación de los periodistas Dan Cohen y Max Blumenthal(1). Ambos periodistas deben ser muy mal llevados (ni hablar de Sid que siempre lo fue, como buen rojillo cascarrabias) porque se dedicaron simplemente a hacer algo que no han hecho otros periodistas: revisar la web, entrevistar a especialistas, leer diversos informes de ONG sobre Venezuela. Y ahí, oh sorpresa, resulta que el joven demócrata Guaidó no salió de la nada. Y mucho menos es la cara de la democracia en Venezuela (bueno, y tampoco en ninguna otra parte). Pero ¿quién es Guaidó? ¿Qué nos cuentan Cohen y Blumenthal?
Primero lo más simple: Guaidó es miembro del partido Voluntad Popular, fundado por Leopoldo López y protagonista de los enfrentamientos llamados guarimbas que costaron la vida de un par de cientos de venezolanos entre 2014 y 2017 (lo que nadie te dice es que 70% de los muertos fueron chavistas). Voluntad Popular es el sector más pronorteamericano, neoliberal e intransigente de la oposición antichavista, que rechaza cualquier tipo de negociación que no implica una purga total de los adherentes de Chávez y un desmantelamiento de todos los programas reformistas de las últimas dos décadas. López, además de ser un neoliberal y de ultraderecha, ha recibido casi 50 millones de dólares de «ayuda democrática» de las organizaciones USAID (del gobierno norteamericano) y National Endowment for Democracy (NED: un reconocido frente de la CIA), esto según el instituto español FRIDE. Guaidó fue electo diputado con el 26% del voto en 2016 por el pequeño estado de La Guaira, gracias a la fragmentación de candidaturas; o sea, no es lo que se dice un representante del pueblo. Y se convirtió en presidente de la Asamblea Nacional en circunstancias aún hoy poco claras (en realidad la presidencia legalmente le correspondía a un tal Juan Andrés Mejía).
Ya de por si los datos anteriores hacen de Guaidó una persona más o menos para desconfiar. Pero Cohen y Blumenthal se dedicaron a buscar un poquito más allá. Lo primero que encuentran es que Guaidó era un dirigente estudiantil de la Universidad Andrés Bello. Aparentemente fue uno de los cinco estudiantes venezolanos enviados por el NED a Belgrado en 2005 (Guaidó tenía en ese entonces 21 años) para ser capacitado por CANVAS. Este último es un grupo de entrenamiento para «protestas no violentas» responsables por varias «revoluciones de color» como la de los neonazis de Ucrania. En 2007 Guaidó se recibió de la universidad y viajó a Washington para estudiar con Luis Enrique Berrizbeitia, un ex director ejecutivo del FMI. Cohen y Blumenthal no discuten ni especulan sobre cómo hizo un muchachito de La Guaira para conectarse con uno de los principales economistas neoliberales de América Latina. Eso sí, poco después de comenzar sus «estudios» Guaidó era parte del grupo fundador de la Generación 2007: una organización de estudiantes entrenados por CANVAS y financiado por Washington cuyo objetivo era derrotar la reforma constitucional chavista de ese año. Según los emails del embajador norteamericano en Venezuela en 2007, «el objetivo de Generación 2007 era forzar al gobierno venezolano a reaccionar con represión», todo para crear un «evento internacional». Guaidó fue uno de los personajes identificados como dirigentes de esas protestas.
En noviembre de 2010 Guaidó y otros dirigentes de Voluntad Popular participaron de un seminario secreto de cinco días en el hotel Fiesta Mexicana de la Ciudad de México. El seminario fue organizado por Otpor, una institución dedicada a «los cambios de régimen» financiada por Washington. A su vez, el dinero del seminario provino de la petrolera mexicana Petroquímica del Golfo y la banca JP Morgan. Durante el seminario, según los emails de uno de los participantes, se planificó la desestabilización del gobierno de Venezuela, incluyendo el asesinato de Hugo Chávez y luego el de Nicolás Maduro. Las guarimbas de 2014 fueron parte de esa campaña, y en diversos videos se pueden ver a los dirigentes estudiantiles con camisetas que dicen Voluntad Popular. Entre ellos estaba Guaidó.
El gobierno venezolano detuvo a varios de los dirigentes de Voluntad Popular, acusándolos de terrorismo y de tenencia de armas de guerra. Entre ellos estaban Freddy Guevara, Lester Toledo, Carlos Graffe, David Smolansky, Yon Goicoechea y Leopoldo López. Varios de ellos fueron liberados a la espera de juicio, y en esa instancia salieron al exilio, mientras que Leopoldo López se encuentra el día de hoy bajo arresto domiciliario. Digamos que para las acusaciones de que es una salvaje dictadura, las penas para estos opositores han sido increíblemente leves. Más aún, Smolansky escapó sin muchos problemas a Estados Unidos luego de fugarse a Brasil disfrazado de cura. Una vez en Washington tuiteó que tuvo una «amable reunión» con Elliot Abrams, el famoso arquitecto de las bandas paramilitares durante la década de 1980 y hoy en día «enviado especial de Trump» en Venezuela. Para pobres estudiantes democráticos, estos muchachos tienen un acceso notable con muchos de los personajes más oscuros de la política norteamericana.
Lo anterior parece haber favorecido a Guaidó, que pasó de dirigente fundador, pero secundario, a ser el portaestandarte de Voluntad Popular. En diciembre de 2018 Guaidó viajó en secreto a Washington para planificar las movilizaciones en contra de Maduro que ocurrieron en enero de 2019. Allí recibió el compromiso de apoyo de los senadores trumpistas Marco Rubio, Rick Scott y el diputado Mario Díaz Ballart, para luego reunirse con el secretario de estado Mike Pompeo. El 5 de enero, antes de regresar a Venezuela, Guaidó fue nombrado presidente de la Asamblea Nacional, y 18 días más tarde se autoproclamó «Presidente a Cargo» de Venezuela (un título que constitucionalmente no existe). Rápidamente Washington se movilizó para reconocerlo mientras presionaba a sus aliados y títeres para que hicieran lo mismo.
Guaidó no salió de la nada, así como tampoco es un demócrata preocupado por la vida de los venezolanos. Eso queda muy claro en el informe de Cohen y Blumenthal. Evidentemente, ni el New York Timesni el Wall Street Journal se hicieron eco de la investigación de Cohen y Blumenthal. ¿Para qué? Si el Departamento de Estado siempre te dice la verdad y lo que hay que decir.

Fuente: http://www.sepuede.com.uy/2019/02/05/quien-es-juan-guaido/


Nota del blog  (1) .. El informe   Cohen y Blumenthal.  https://www.rebelion.org/noticia.php?id=252114

Reconocimiento de gobiernos y no intervención

Reconocimiento de gobiernos y no intervención



La situación provocada por el gobierno de EEUU en Venezuela nos ha devuelto, de golpe, a la primera mitad del siglo XX. La posición de EEUU ha sido respaldada, de forma poco responsable, por varios países de la Unión Europea, entre ellos España, que han presentado un ultimátum de ocho días al gobierno venezolano (país soberano e independiente, según el Derecho Internacional) para que convoque elecciones, so pena de que reconozcan como presidente de Venezuela a un sujeto que se auto-proclamó a sí mismo presidente, sin haber sido electo por nadie ni designado por ningún órgano legal.
El reconocimiento de gobiernos es una figura esencialmente latinoamericana, cuyo origen está en los continuos cuartelazos y golpes de estado que alteraban la vida y las relaciones de los países afectados. Ello dio origen a distintas doctrinas, que buscaban resolver ese problema por la vía de reconocer o no a gobiernos nacidos de la violencia.
Curiosamente, donde primero se planteó la cuestión fue en los recién nacidos EEUU respecto a la revolución francesa. En 1792, el entonces secretario de Estado de EEUU, Thomas Jefferson, envió instrucciones al ministro (embajador) estadounidense en París, indicándole lo siguiente: "Evidentemente no podemos negar a ninguna nación ese derecho sobre el cual nuestro propio gobierno se funda: que cualquier nación puede gobernarse en la forma que le plazca, y cambiar esa forma a su propia voluntad; y que puede llevar sus negocios con naciones extranjeras al través de cualquier órgano que estime adecuado, sea monarca, convención, asamblea, presidente o cualquier cosa que escoja". Jefferson se pronunciaba por una política de no intervención ante un cambio de régimen, haciendo prevalecer el interés de seguir manteniendo relaciones diplomáticas,
La Latinoamérica de principios del siglo XX vio nacer dos doctrinas sobre el tema del reconocimiento de gobiernos, con distinta fortuna. Una fue la llamada Doctrina Tobar, o teoría de la legitimidad democrática, formulada por el doctor Carlos Tobar, ministro de Relaciones Exteriores de Ecuador, en marzo de 1907, en los siguientes términos: "Las Repúblicas Americanas, por su buen nombre y crédito, aparte de otras consideraciones humanitarias y altruistas, deben intervenir de modo indirecto en las decisiones internas de las repúblicas del continente. Esta intervención podría consistir, a lo menos, en el no reconocimiento de gobiernos de hecho surgidos de revoluciones contra la constitución". La propuesta de Tobar no tuvo éxito y quedó recogida más como la opinión de un canciller que no como una doctrina que debía ser aplicada entre países americanos.
Distinto camino siguió la Doctrina Estrada, formulada en México en septiembre de 1930, por el secretario de Relaciones Exteriores, Jenaro Estrada, en un comunicado que vale la pena recordar en sus términos esenciales. El comunicado expresaba lo siguiente:
"Con motivo de los cambios de régimen ocurridos en algunos países de la América del Sur, el Gobierno de México ha tenido necesidad, una vez más, de decidir la aplicación, por su parte, de la teoría llamada de "reconocimiento" de gobiernos… Es un hecho muy conocido el de que México ha sufrido como pocos países, hace algunos años, las consecuencias de esa doctrina, que deja al arbitrio de gobiernos extranjeros el pronunciarse sobre la legitimidad o ilegitimidad de otro régimen, produciéndose con ese motivo situaciones en que la capacidad legal o el ascenso nacional de gobiernos o autoridades parece supeditarse a la opinión de los extraños… Después de un estudio muy atento sobre la materia, el Gobierno de México ha transmitido instrucciones a sus ministros o encargados de negocios en los países afectados por las recientes crisis políticas, haciéndoles conocer que México no se pronuncia en el sentido de otorgar reconocimientos, porque considera que esta es una práctica denigrante que, sobre herir la soberanía de otras naciones, coloca a éstas en el caso de que sus asuntos interiores puedan ser calificados en cualquier sentido, por otros gobiernos, quienes de hecho asumen una actitud de crítica al decidir, favorable o desfavorablemente, sobre la capacidad legal de regímenes extranjeros. En consecuencia, el Gobierno de México se limita a mantener o retirar, cuando lo crea procedente, a sus agentes diplomáticos y a continuar aceptando, cuando también lo considere procedente, a los similares agentes diplomáticos que las naciones respectivas tengan acreditados en México, sin calificar, ni precipitadamente ni a posteriori, el derecho que tengan las naciones extranjeras para aceptar, mantener o substituir a sus gobiernos o autoridades".
La Doctrina Estrada fue ampliamente acogida y se convertirá en la doctrina dominante en el continente americano, como parte del principio de no intervención, aprobado en la Convención sobre Deberes y Derechos de los Estados, en 1933. Este principio fue recogido en la Carta de la OEA, en 1948, que dispone, en su artículo 3, lo siguiente: " Todo Estado tiene derecho a elegir, sin injerencias externas, su sistema político, económico y social, y a organizarse en la forma que más le convenga, y tiene el deber de no intervenir en los asuntos de otro Estado". Más claro, sólo el agua de un manantial divino.
La cuestión del reconocimiento de gobiernos fue sometida al Comité Jurídico Interamericano en1946, por Resolución XXXVIII de la Conferencia Interamericana de México. Dicho Comité emitió un Dictamen en el que sostenía que no era de recomendable aprobar un convenio sobre dicho tema pues "la facultad que en el proyecto [de convenio] se otorga a cada Estado de apreciar libremente si el nuevo gobierno es democrático, lleva notoriamente a una intervención en los negocios interiores de otro Estado", y que "abrir la vía a cualquiera forma de intervención sería grave error". La propuesta de un convenio sobre reconocimiento de gobiernos, por tanto, fue desechada, por considerarse contraria al principio de no intervención.
La Corte Internacional de Justicia se pronunció sobre el tema, en su sentencia de 1986, en el caso Nicaragua vs EEUU. La CIJ fue clara y contundente en cuanto al contenido y continente del principio de no intervención: "según las formulaciones generalmente aceptadas, este principio prohíbe a todo Estado o grupo de Estados intervenir directa o indirectamente en los asuntos internos o externos de otro Estado. La intervención prohibida debe, por lo tanto, referirse a materias a propósito de las cuales el principio de soberanía de los Estados permite a cada uno de ellos decidir libremente. Esto es así respecto a la elección del sistema político, económico, social y cultural y a la formulación de las relaciones exteriores. La intervención es ilícita si utiliza respecto de esas decisiones, que deben ser libres, algún medio de coacción".
La CIJ también se pronunció sobre si existía alguna nueva norma internacional que permitiera a un país o grupo de países intervenir a favor de la oposición interna de otro Estado. Después de examinar la práctica existente, la Corte expresó: "La Corte constata, por consiguiente, que el Derecho Internacional contemporáneo no prevé ningún derecho general de intervención de ese género a favor de la oposición existente en otro Estado."
Jurídicamente, pues, es más que evidente que lo que acontece hoy con Venezuela es una violación flagrante y abierta del Derecho Internacional y un retroceso brutal a las políticas imperiales de las primeras décadas del siglo XX. Por otra parte, y no menos importante, debe recordarse que, en materia de gobiernos, el Derecho Internacional se rige por el principio de efectividad, que quiere decir que el gobierno real de un país es aquel que controla efectivamente el país y tiene poder para hacer valer su autoridad y hacer cumplir con los compromisos internacionales de dicho país. En el presente caso, independientemente de que se considere al gobierno de Venezuela legítimo o no, el Derecho Internacional manda aceptarlo como el gobierno efectivo de Venezuela. En la misma línea, reconocer como gobierno real a uno que no existe más que en los despachos políticos extranjeros, constituye una violación inadmisible de principios esenciales del Derecho Internacional. Un gobierno puede decidir si reconoce o no al gobierno de otro Estado, pues esa decisión forma parte de sus derechos soberanos. No obstante, es principio generalmente admitido que el reconocimiento prematuro de gobiernos constituye un acto de intervención en los asuntos internos de un Estado.
La política del gobierno Trump y de otros gobiernos americanos y europeos pretende devolvernos a la primera mitad del siglo XX, cuando EEUU quitaba y ponía gobiernos usando, entre otros medios, la figura del reconocimiento o no reconocimiento de los mismos, práctica rechazada por los países latinoamericanos. Estamos ante una involución muy peligrosa, que puede llevar a intervenciones armadas como, bárbaramente, la pidió el secretario general de la OEA contra Venezuela. El retroceso es, además de evidente, peligroso, pues puede provocar la desestabilización de la región.
Los países latinoamericanos que apoyan la política de EEUU no sólo están traicionando un siglo de lucha contra el intervencionismo estadounidense contra Latinoamérica. Están haciendo algo más grave y es destruir lo poco bueno que ha producido el Sistema Interamericano, como es el principio de no intervención. Atropellado dicho principio, se ha adoptado una política injerencista, como el ariete de una política tardo-imperialista diseñada para derrocar a los gobiernos de izquierda. No está en juego la democracia. Está en juego el derecho de los Estados a su libertad, independencia y autodeterminación. Para hacernos idea de una de las tantas consecuencias del reconocimiento arbitrario de gobiernos ¿qué habría pasado si una suma de gobiernos extranjeros hubiera reconocido a Puigdemont como presidente de Cataluña y a Cataluña como Estado independiente? ¿Qué pasaría si se extendiera el modelo de reconocer como presidente al primero que proclame serlo? El mundo se convertiría en una chirigota. Por demás, no olvidemos que más sabe el loco en su casa que el cuerdo en la ajena.
Augusto Zamora es autor de Réquiem polifónico por Occidente, Akal, octubre 2018.

 



martes, 5 de febrero de 2019

Pedro Sánchez reconoce a Guaidó.


  

Pedro Sánchez admite no tener un plan tras el reconocimiento de Guaidó


Por El Salto




El presidente español reconoce como “presidente encargado” a Juan Guaidó, que no cuenta con el control efectivo del país, ni con el apoyo del Ejército venezolano, una situación inédita en la diplomacia española ante la cuál el Gobierno admite no tener un plan.



“A partir de ahora, paso a paso”, es el plan del Gobierno español para la crisis de Venezuela. En rueda de prensa sin preguntas, el presidente español Pedro Sánchez anunció este 4 de febrero la medida más esperada desde que lanzara conjuntamente con Francia, Alemania y Reino Unido un ultimátum de ocho días al Ejecutivo de Nicolás Maduro. “El Gobierno de España anuncia que reconoce oficialmente a Juan Guaidó como presidente encargado de Venezuela”, fueron las palabras de Sánchez.

Una decisión anunciada y cantada después de que el Parlamento Europeo lanzara un declaración no vinculante reconociendo a Guaidó como “presidente interino” con el apoyo de los principales grupos de la eurocámara. Con el anuncio en La Moncloa, el Gobierno español se convierte en el primer gobierno europeo en reconocer formalmente al autoproclamado nuevo presidente de Venezuela y el primero en desconocer oficialmente al Gobierno dirigido por Nicolás Maduro.

“Vuelve el espíritu de las Azores y vuelven a sonar tambores de guerra al ritmo que marca EE UU y el olor a petróleo. Esta vez el tambor no lo toca Aznar sino Pedro Sánchez”, dice Alberto Garzón

Una decisión calificada de “torpe” por el diputado y líder de Izquierda Unida Alberto Garzón, quien compara el papel protagonista que está tomando Pedro Sánchez en la crisis de Venezuela con el rol jugado por José María Aznar en los previos de la invasión de Iraq en 2003. “Vuelve el espíritu de las Azores y vuelven a sonar tambores de guerra al ritmo que marca EE UU y el olor a petróleo. Esta vez el tambor no lo toca Aznar sino Pedro Sánchez. Con la misma actitud soberbia, contraria a derecho internacional y, además, torpe”, escribía Garzón en Twitter.

El portavoz de Exteriores y diputado de Podemos por Madrid Pablo Bustunduy calificaba en la comisión del Congreso de “irresponsable” y de “irrealizable” la posición del Gobierno español. “En un país fuertemente polarizado y dividido… ¿Qué piensan hacer al día siguiente de reconocer a Guaidó? ¿Quién va a ejercer como mediador? ¿Apoyarán también un golpe militar? ¿Una guerra?”, preguntaba al ministro Josep Borrel.

Lo que sí es una “opción”, tal como reconoció este 3 de febrero el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, es “enviar soldados a Venezuela”

Con una población dividida —en las elecciones presidenciales de mayo de 2018, que la oposición no reconoce, participó el 46% de la población—, unas fuerzas armadas hasta ahora fieles al Gobierno de Maduro y unas milicias populares que probablemente no sean de dos millones de personas como decía Diosdao Cabello pero sí un elemento a tener en cuenta, la opción de una caída rápida e incruenta del Gobierno chavista no está sobre la mesa.

Lo que sí es una “opción”, tal como reconoció este 3 de febrero el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, es “enviar soldados a Venezuela” al tiempo que afirmaba haber rechazado encontrarse con el presidente Maduro: “Él ha solicitado una reunión y la he rechazado”.

Sin el control efectivo del país ni de las fronteras, sin el control de la policía o el poder judicial, sin el apoyo de las fuerzas armadas —exceptuando el general de la aviación venezolana Francisco Yánez—, el reconocimiento de Guaidó como presidente interino no deja de ser simbólico.

¿Con quién va hablar Sánchez, preguntaba Bustunduy en el Congreso, si hay un problema con Repsol o con algunos de los 200.000 españoles que viven en Venezuela? ¿Con Guaidó?

Es poco probable, al menos por ahora.

¿Y cómo se supone que el “presidente interino” obtendría ese “poder efectivo” si no es a través de una intervención armada o una guerra civil?, añadía el portavoz de Unidos Podemos.

En el programa Salvados de este domingo, el presidente de Venezuela respondía a las preguntas de Jordi Évole sobre el ultimátum español para que convocara elecciones: “No aceptamos ultimátums de nadie, es como si yo le dijera a la Unión Europea que le doy unos días para reconocer la república de Catalunya”.

A la pregunta de por qué no quiere realizar elecciones, Maduro respondía: “¿Por qué la Unión Europea tiene que decir a un país del mundo que ya hizo en su momento sus elecciones presidenciales que las vuelva a repetir?”.

 El Salto
  y ver ..

lunes, 4 de febrero de 2019

Cinco multinacionales acaparan el negocio de la salud en España

Los recortes en sanidad disparan la facturación de las cinco multinacionales que acaparan el negocio de la salud en España

El diario


- Quironsalud, Vithas-Nisa, HM, HLA y Hospiten suman 3.900 millones de facturación, dos tercios de un mercado al alza mientras decae el sistema público.
- Los ingresos han subido tanto por los fondos públicos dedicados a privatizaciones y conciertos como por el crecimiento de los seguros privados de salud.
- El auge del negocio ha hecho que gigantes como Fresenius, BUPA y Centene controlen contratistas que gestionan centros adscritos a la red pública
A las empresas de sanidad privada les ha ido muy bien con los recortes en la sanidad pública. Mientras se deterioraba el sistema común, se ha acelerado un mercado que no para de crecer tanto por el dinero que llega de las aseguradoras como por el de los conciertos o concesiones con los gobiernos.
El sistema público vio cómo cayeron sus recursos casi un 6% entre 2010 y 2015. La recuperación de los presupuestos que se ha registrado después no ha restañado la situación. Así lo explicaba la consultora AON al analizar el mercado de salud privado en 2018:"Las deficiencias en el sector sanitario público que sigue sufriendo las medidas restrictivas tomadas en 2012".
Las clínicas privadas no benéficas ingresaron 1.615 millones de euros públicos en 2017, según el último análisis disponible de DBK, encadenando cinco años seguidos de incremento (un 13% más). Las aseguradoras han pasado de facturar 6.900 millones en pólizas a unos 8.000 millones. Al calor de este negocio, grandes grupos sanitarios han acudido al negocio español: ocho operadores se reparten tres cuartas partes del pastel.
El sector está dominado por Quirónsalud, Vithas-Nisa, HM Hospitales, HLa (Asisa) y Hospiten cuya facturación –unos 3.951 millones– acapara el 64% de la cifra de negocio global. Otros operadores destacados son Sanitas y Clínica de Navarra. Todos juntos facturan alrededor de 4.500 millones de euros y presentan un incremento sostenido de ingresos hasta cotas récord. El mercado se ha convertido en algo atractivo de manera que corporaciones gigantescas han desembarcado adquiriendo el control de algunos de estos grupos.
Así, la alemana Fresenius se hizo con Quironsalud, la británica BUPA domina Sanitas y la estadounidense Centene se compró la mitad de Ribera Salud. Los tres son los principales agentes que dirigen hospitales 100% privatizados de la red pública (como los de la Comunidad de Madrid y la Comunidad Valenciana).
El resultado es que el nicho está en cada vez menos manos. Quironsalud se ha conformado a base de fusiones entre Quirón e IDC-Salud (la antigua Capio). Gestiona cuatro hospitales del sistema sanitario público madrileño y otros dos concertados en Catalunya. Esto le permitió facturar 2.540 millones de euros en 2016. Los conciertos con la sanidad pública aportan un tercio de lo que gana. Estos acuerdos se han convertido en un filón económico.
Sus números hicieron que Fresenius, la mayor empresa de sanidad privada de Europa, pagase 5.600 millones por ella (llamó a la división Helios Spain). "Los ingresos del lado público son más rentables que los del lado privado", confesó el consejero delegado de Fresenius al informar de la operación. Con la venta, el fondo de capital riesgo que dominaba el conglomerado, CVC, se embolsó 2.600 millones de plusvalías. Hasta septiembre de 2018, la división española ha ingresado 2.231 millones, un 20% más que en el mismo periodo de 2017, según los informes trimestrales de la empresa.
La valenciana Ribera Salud fue la pionera de la gestión externalizada integral de hospitales financiados con fondos públicos. Estrenó el modelo Alzira en el hospital de la Ribera en la Comunidad Valenciana y amplió sus concesiones a Dènia, Torrevieja y Vinalopó. También desembarcó en Madrid al hacerse con el contrato de los laboratorios que dan servicio a diferentes hospitales públicos y un centro en la localidad de Torrejón de Ardoz.
El Gobierno regional de Ignacio González (PP) le dio más cancha al adjudicarle dos de los hospitales que pretendió privatizar en su abortado proyecto de 2012. Ribera Salud se deshizo del hospital que controlaba al vender las acciones que poseía en la sociedad contratista de Torrejón de Ardoz a Sanitas. El año pasado, el grupo Centene compró el 50% de Ribera al tiempo que recompraba a Sanitas su participación en ese hospital madrileño.
Ingresos asegurados
El dinero que parte de los presupuestos sanitarios de las comunidades autónomas para concesiones administrativas de este tipo es una veta suculenta ya que asegura los ingresos. Incluso algunos contratos recogen el aumento en la facturación con diferentes criterios. Así, en la Comunidad de Madrid han pasado de asignar a los los hospitales privatizados 299 millones de euros en 2011 a 451 en 2012 y 617 en 2016. Ribera Salud y Sanitas se reparten los contratos de concesiones de la Comunidad Valenciana. La expansión del modelo privatizado hizo que de 56,9 millones de euros en 2010 se pasara a 283 en 2014 y 308 millones en 2018.
La Fundación Idis, que agrupa a empresas sanitarias, analiza que "continúa la tendencia comenzada hace algunos años de concentración en grupos hospitalarios cada vez más potentes, llegando a un sector cada vez más concentrado". Y, aunque la desinversión pública se ha revertido tras la crisis económica –sobre todo en la parte de hospitales–, el mercado se refuerza año tras año. También defiende que el auge de la sanidad privada es beneficioso para el sector público porque "descarga" al sistema y "libera recursos" al acudir más gente a los hospitales privados.
La presidenta de la Asociación de Economía de la Salud, Laura Vallejo-Torres advierte por su parte de los riesgos que acarrea la concentración. Esta profesora de la Universidad de Las Palmas entiende que aglutinar puede llevar a la creación de monopolios y oligopolios que acarrean problemas para la competencia y esto puede suponer perjuicios tanto para los pacientes como para los trabajadores del sector". La economista advierte de que la concentración es "una tendencia global en todos los sectores y también en el de la salud".
Otro de los gigantes que ha alumbrado esta nueva realidad sanitaria es el nacido de la unión entre Vithas y Nisa. "Dos importantes grupos sanitarios de prestación de servicios de asistencia privada de libre elección y concertada para colectivos públicos en España y servicios sanitarios a pacientes públicos mediante conciertos sanitarios", según los describió la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia al analizar su proyecto de fusión en 2016. Ambos sumaban entre el 10 y el 20% del valor de los conciertos públicos suscritos en Madrid, Comunidad Valenciana y Andalucía, explicó la CNMC.
La compradora, Vithas, es el proyecto de los hermanos Gallardo, y creció impulsada en parte con ese dinero público. Los dueños de los laboratorios Almirall presentaron la empresa de hospitales privados en 2012, el mismo año en el que se acogieron a la amnistía fiscal para regularizar 113 millones de euros ocultos. Ese curso ingresaron, al menos, 30 millones de euros de diferentes administraciones. En 2017 adquirieron Nisa para ampliar el negocio. La facturación global ha pasado de 205 millones en 2013 a 521 millones en 2017.
En esta cúpula también se halla el grupo HM Hospitales que muestra una senda de facturación al alza e ingresó 336 millones de euros en 2017, un 7,7% más que el curso previo, y la canaria (ahora extendida a México y el Caribe) Hospiten que ha pasado de 244 millones en 2013 a 287 en 2017 (un 17,6% más).
Hospiten es un gran grupo hospitalario de origen canario, cuyo crecimiento fue unido a los conciertos públicos que mantuvo desde 1977, desde el posfranquismo, algunos renovados irregularmente. El ejecutivo tuvo al fin que anular una batería ellos en 2018 para sacarlos de nuevo a concurso. El dueño de Hospiten, Pedro Luis Cobiella, apareció en los Papeles de Panamá por tener una sociedad off-shore para ingresar plusvalías.
Fuente: https://www.eldiario.es/sociedad/sanidad-privada_0_863014485.html

Caso Venezuela . No se puede confiar en los medios

Caso Venezuela
No se puede confiar en los medios



Hace tiempo llegó a mis manos un excelente libro de un autor que, para ser honesto, no conocía ni había escuchado hablar de él. El autor, Fernando Casado, es un analista español experto en medios de comunicación. El libro, que llamó mi atención entre tantos otros que había para escoger, elevó en mí una curiosidad extraña debido al título: Antiperiodistas: confesiones de las agresiones mediáticas contra Venezuela.
El autor hace un excelente análisis sobre el papel que han jugado los medios de comunicación en varios países del mundo y Latinoamérica; esto es, las formas en cómo los periodistas de distintos periódicos tergiversan la información en relación a los sucesos que tienen lugar en Venezuela. El autor del libro busca en todo momento mantener una postura imparcial en torno al tema, sin embargo, esto no es un óbice para demostrar con hechos y citas textuales cómo los periodistas y los medios desinforman una y otra vez. Asimismo, lo que busca el autor es señalar cuál es la postura que mantienen algunos periódicos importantes del continente, así como identificar quiénes son los actores que financian a los medios poderosos dueños de la verdad.
Si bien el texto lo leí hace tiempo, actualmente parece necesario acudir nuevamente a las reflexiones del autor, dado que hoy en día el tema Venezuela despierta gran interés en analistas, politólogos, comentócratas y en la población en general, sobre todo por los acontecimientos recientes que han ocurrido en relación a la intervención Estadounidense que busca imponer a Juan Guaidó como presidente de la República Bolivariana de Venezuela. Aunque el tema central de este articulo no es explicar qué ha sucedido en torno a este acontecimiento, sí deseo mencionar una preocupación que me aqueja con respecto al papel que deben tener los medios de comunicación en un momento de tensión y desinformación que vivimos actualmente.
A todos los interesados en el tema Venezuela, y que día con día nos preocupamos por buscar la información actual de lo que sucede, quisiera invitarlos a que comparen información entre un medio y otro. Así, como un primer ejercicio los invito a que lean el libro que mencioné al principio, ya que es un excelente texto que incita al lector a cuestionarse por qué algunos medios de comunicación y periodistas insisten tanto en poner en la mira las problemáticas de Venezuela, como si este país fuera el único que tiene problemas en todo el mundo. Una vez realizado este ejercicio, es importante que los interesados en el tema reconozcan cuáles opinólogos son los que mienten y desinforman en razón de atacar, sólo porque sí, el gobierno de Nicolás Maduro. Con esto quiero decir que es fácil identificar a aquellos analistas cuya posición ideológica no es compatible con el gobierno venezolano y que por esta razón buscarán reiteradamente hablar sobre Venezuela para referirse a aquello que no debe hacer un gobierno llamado de Izquierda y, de esta manera, golpear tramposamente a quienes defiendan la no injerencia y no intervención, además de colocarse la bandera de supuestos defensores de la democracia, la libertad y los derechos humanos.
Como un segundo punto, es de gran importancia que los medios de comunicación permitan el espacio a distintos puntos de vista, de manera que las contraposiciones ideológicas sirvan para alimentar el debate y que el espectador o lector tenga la oportunidad de formarse su propio juicio y punto de vista. En este sentido, una tarea importante de los grandes medios de comunicación sería tratar de posicionarse de manera imparcial y que sus principales figuras televisas no emitan algún punto de vista a favor o en contra del tema. Así, me parece deleznable que el periodista Leo Zuckermann, en el espacio Es la hora de opinar, decida en cada mesa de “debate” interrumpir reiteradamente a sus invitados con el fin de parecer protagonista y que sus opiniones se impongan a los demás. Si se supone que en la mesa de debate arman un escenario para dar la impresión de imparcialidad invitando a personajes proclives a la ideología de izquierda y personajes afines a la ideología de derecha, no encuentro la necesidad de que el mediador interrumpa una y otra vez.
Como este ejemplo existen muchos otros en donde los espacios televisivos más importantes y de mayor impacto buscan imponer una opinión única en la sociedad en relación a un tema, dado que no existe la posibilidad de encontrar opiniones que se confronten a las voces que por durante muchos años han dominado estos espacios de información. Afortunadamente en las redes sociales, tales como Facebook y Twitter, es más sencillo encontrar voces que hacen la diferencia y que sirven como oposición a lo imperante. Además, espacios como RompevientoTV, VillamilInforma, Animalpolítico, Sinembargo, entre otros medios digitales, han hecho una tarea muy importante en la labor de informar y brindar lugar a análisis y reflexiones que, por lo menos, permiten leer los acontecimientos y fenómenos socio-políticos desde una óptica distinta a la que dominó durante varios años.
Finalmente, considero que una última tarea para todos los lectores y espectadores que día con día se informan por uno u otro medio, es comenzar a ubicar las líneas editoriales que manejan cada espacio informativo, así como identificar los invitados que tienen, quiénes escriben, con qué frecuencia lo hacen, su trayectoria académica y/o política, entre otros elementos que permitan conocer cómo operan tal o cual medio, periodista, analista o cualquier persona que se haga llamar líder de opinión. Lo cierto es que ningún medio o analista es objetivo en tanto que la objetividad se pierde en la subjetividad que mantiene cada lector o espectador cuando lee una columna u observa algún problema. Es por esta razón que la tarea de todos nosotros para con la información, se vuelve un quehacer necesario de nutrir día con día

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domingo, 3 de febrero de 2019

Venezuela y el “capitalismo del desastre”


 Venezuela y el “capitalismo del desastre”
Por Reinaldo Iturriza

El lunes 28 de enero, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos anunció que todos los bienes e intereses de PDVSA bajo jurisdicción del país norteamericano habían sido “bloqueados”, y prohibía a las personas estadounidenses realizar cualquier tipo de transacción con la empresa venezolana (1). Agregó el secretario Steve Mnuchin que “si la gente de Venezuela quiere seguir vendiéndonos petróleo”, solo lo aceptarían si ese dinero va a “cuentas bloqueadas” que, eventualmente, pondrían a disposición del “gobierno de transición” (2).
Según John Bolton, Asesor de Seguridad Nacional de la Administración Trump, y presente en la misma rueda de prensa, estas sanciones a PDVSA provocarían a Venezuela pérdidas estimadas en 11 mil millones de dólares en exportaciones en 2019, y el congelamiento de 7 mil millones de dólares en bienes.
El jueves 24 de enero, en declaraciones al canal FOX Business, Bolton había afirmado que “haría una gran diferencia para Estados Unidos económicamente si pudiéramos tener compañías petroleras estadounidenses invirtiendo y produciendo petróleo en Venezuela”. Apenas tres minutos antes de hacer explícitas las verdaderas intenciones del imperialismo estadounidense, sostenía que Chávez y Maduro habían “empobrecido a Venezuela; tenemos ahora entre tres y cuatro millones de refugiados que han huido del país, un hecho sin precedentes en el hemisferio occidental; Maduro, y Chávez antes de él, saquearon sistemáticamente los recursos petroleros del país, no hay inversión de capital, los ingresos han disminuido; literalmente la sociedad civil está colapsando”, razón por la cual la Administración Trump había decidido reconocer a Juan Guaidó como “Presidente interino”. (3).
Horas después de que se hicieran públicas las sanciones contra PDVSA, el martes 29 de enero, la Asamblea Nacional aprobaba un “Acuerdo para la promoción del plan de rescate del país”, en el que se lee que en Venezuela se produjo un “colapso económico y social” que ha ocasionado una “emergencia humanitaria”, situación que es consecuencia de las políticas del “régimen de Nicolás Maduro”, que impuso “un modelo económico y político totalitario, de dominación y control social” que se conoce como “socialismo del siglo XXI” (4).
He aquí, en apretado resumen, un ejemplo de la manera como actúan los agentes foráneos y vernáculos de lo que Naomi Klein definió como “capitalismo del desastre” en su formidable obra “La doctrina del shock”, muy útil para comprender lo que ocurre en Venezuela, en momentos en que esas mismas fuerzas persiguen afectar severamente, de ser posible de manera irreversible, nuestra capacidad de interpretar nuestro presente.
Naomi Klein llama “capitalismo del desastre” a los “ataques organizados contra las instituciones y bienes públicos, siempre después de acontecimientos de carácter catastrófico, declarándolos al mismo tiempo atractivas oportunidades de mercado” (5). Fue lo que ocurrió, en primer lugar, en el Chile bajo la dictadura de Pinochet, pero también en Nueva Orleans, Estados Unidos, después del huracán Katrina, en 2005; en Sri Lanka después de tsunami de 2004; en Irak luego de la invasión encabezada por el gobierno estadounidense, en 2003; en el mismo Estados Unidos luego del 11 de septiembre de 2001; en la China después de Tiananmen, en 1989; en la Rusia gobernada por Yeltsin, en 1993, y un largo etcétera. En cada uno de estos casos, expone Klein, los ataques fueron dirigidos por fervientes defensores de las políticas de ajuste neoliberal, que fueron posteriormente aplicadas de manera implacable.
Es exactamente lo que ocurre en Venezuela, con el agravante de que la situación de shock es inducida, en buena medida, por las elites locales y el imperialismo estadounidense, con el aporte decisivo de sus respectivas bases sociales de apoyo, fundamentalmente provenientes de las clases media y alta, de manera muy similar a lo que ya ocurrió en Chile durante el gobierno de Salvador Allende, en 1970-1973. En ambos casos se trata de gobiernos democráticos, de orientación socialista, elegidos por el voto popular, que son sistemáticamente asediados, y sus respectivas economías asfixiadas, con el propósito de crear las condiciones para una salida de fuerza que les permita luego “neutralizar” a las clases populares favorables al cambio revolucionario.
Entre otras cosas, por eso resultan particularmente repudiables las recientes declaraciones de Alfonso Guerra, ex vicepresidente español, quien comparó al gobierno de Nicolás Maduro con la dictadura de Pinochet. Según Guerra, “Venezuela está sufriendo una dictadura, además incompetente, porque a veces las dictaduras liquidan la libertad de los pueblos pero al menos tienen eficacia en el terreno económico”. Más adelante remató: “Entre la dictadura de Pinochet, horrible, y la dictadura de Maduro, horrible, hay una diferencia: que en un sitio la economía no cayó y en otro sí ha caído” (6).
El actual “desastre” de la economía venezolana no es obra, como sentencia el documento de la Asamblea Nacional, del “socialismo del siglo XXI”, ni tampoco de la “incompetencia” del gobierno, sino fundamentalmente de la actuación de los poderes fácticos capitalistas globales y locales, a lo que se suman las dificultades políticas de la revolución bolivariana para dirimir el conflicto a favor de las mayorías populares. Venezuela padece hoy un verdadero “capitalismo del desastre”, casi de manual.
II.-
En el relato dominante, la situación en Venezuela ha sido traducida como “emergencia”, pero sobre todo como “crisis humanitaria”. Determinar las condiciones históricas que han hecho posible el uso de este concepto, y sus correspondientes efectos de poder, es todavía una tarea pendiente.
Un arqueo muy preliminar, tomando como referencia las noticias publicadas en “Voz de América”, órgano propagandístico del gobierno estadounidense, permite rastrear el uso del concepto en el año 2014. Curiosamente, aparece asociado al derecho a la libertad de expresión. En efecto, el 31 de marzo, en medio de la segunda oleada de violencia antichavista contra el gobierno de Nicolás Maduro, Rodrigo Diamanti, economista egresado de la Universidad Católica Andrés Bello y presidente de la oenegé “Un mundo sin mordaza”, declaraba que “la crisis política en Venezuela, combinada con la crisis económica y social está generando una crisis humanitaria” (7). Contra toda evidencia, Diamanti afirmaba que el gobierno violaba el derecho a la manifestación pacífica y libraba una persecución en las redes sociales.
En todo el año 2014 solo volvió a emplearse el término en una nota relacionada con la situación hospitalaria. La vocería la asumió entonces José Manuel Olivares, “médico residente del hospital universitario de Caracas y especialista en radioterapia oncológica y medicina nuclear”, quien sostuvo que “el país actualmente atraviesa una crisis humanitaria” (8). “Voz de América” omitió informar que Olivares ya era para entonces militante del derechista partido Primero Justicia. De hecho, actualmente es diputado a la Asamblea Nacional, resultando electo en las parlamentarias de 2015 por el estado Vargas, al igual, por cierto, que el diputado Juan Guaidó.
Será en 2015 cuando el término se instale definitivamente en la agenda. El 24 de febrero es reseñado un informe del tanque de pensamiento “International Crisis Group” en el que advierte que Venezuela “podría enfrentar una crisis humanitaria si no se toman las medidas para resolver los problemas del país” (9). Un par de semanas después, el lunes 9 de marzo, la Administración Obama declara a Venezuela como “amenaza inusual y extraordinaria a la seguridad nacional y política exterior” de Estados Unidos, e impone sanciones a siete funcionarios presuntamente incursos en violaciones de derechos humanos (10). En una nota fechada el 11 de marzo, una vez más José Manuel Olivares, ahora declarando en nombre de la oenegé “Médicos por la Salud”, sostuvo que el país afrontaba “una crisis humanitaria de salud” (11). Al día siguiente son reseñadas declaraciones del senador republicano Marco Rubio: “Mientras que las sanciones económicas individuales a los infractores de los derechos humanos, que fueron anunciadas a principios de esta semana, se han enfocado en la catástrofe que Nicolás Maduro y su régimen han infligido a los venezolanos, se debe hacer más y prestar más atención a esta crisis humanitaria y económica que amenaza la seguridad regional” (12). El mismo día, el secretario de Estado John Kerry “aseguró que si Venezuela detiene la ayuda petrolera que ofrece a los países de la región, podría desatarse una crisis humanitaria” (13). A partir de entonces, la vocería antichavista empleará el término con cada vez mayor frecuencia.
En 2016, ya bajo control de la oposición, la Asamblea Nacional se convertirá en caja de resonancia de este discurso: el 26 de enero declarará la “crisis humanitaria en la salud de Venezuela, en vista de la grave escasez de medicamentos, insumos médicos y deterioro de la infraestructura sanitaria” (14), y el 11 de febrero declarará “crisis humanitaria e inexistencia de seguridad alimentaria de la población venezolana” (15). El 23 de enero, el equipo de Misión Verdad publicó un informe en el que aportaba algunos datos que permitían demostrar la falacia del “cartelizado discurso sobre la ‘falta de dólares’ como causa fundamental de la restricción de la oferta de medicamentos que producen oligopólicamente” algunas pocas transnacionales farmacéuticas establecidas en el país (16). El 15 de febrero, el periodista Víctor Hugo Majano advirtió: “Las declaratorias de emergencia, tanto alimentaria como farmacéutica, impulsadas desde la Asamblea Nacional tienen como propósito principal obligar al Gobierno a mantener el flujo de divisas destinadas a financiar las importaciones de la capa comercial de la gran burguesía y de las corporaciones transnacionales dedicadas a la comercialización de bienes de consumo masivo” (17).
Hecha esta relación parcial de los hechos, y a primera vista, considerando las condiciones históricas en que emerge este discurso, el tipo de vocería que lo emplea, los motivos que la inspiran, parece claro que cuando comienza a hablarse de “crisis humanitaria” en Venezuela se hace a la manera de una profecía autocumplida. Quienes hablan este lenguaje “humanitario”, más que advertir sobre lo que puede ocurrir, están anticipándose a una realidad con cuya materialización están comprometidos. Por otra parte, más que describir una situación, se plantea el problema de tal forma que única y exclusivamente el gobierno es “culpable”, y se propone de una vez la solución: la “intervención humanitaria”. Esto es clave entenderlo: no hay “crisis” sin “intervención”.
Otro efecto político es la progresiva degradación del lenguaje político: la “humanitarización” del discurso es la expresión más reciente de la deshumanización del chavismo, que es consustancial al antichavismo. Las “hordas” de los primeros años de la revolución bolivariana son el equivalente del chavismo cómplice y criminal de un “genocida” que, como Nicolás Maduro, además es “usurpador”, como era “ilegítimo” Hugo Chávez. La actual virulencia de los ataques contra el chavismo, al que se considera poco más que sujeto de legítimo exterminio, despreciable y ruin, no obedece a la “crisis humanitaria”, como pudiera pensarse: se trata de exactamente la misma virulencia de hace veinte años, atizada por la brutalidad con que hoy se expresa el “capitalismo del desastre” en Venezuela.
Esa “humanitarización” del discurso político es la espesa trama a partir de la cual se intenta legitimar el ataque artero de la Administración Trump contra PDVSA: se “justifica” porque, palabras más, palabras menos, tal y como declaraba John Bolton a Fox Business el pasado 24 de enero, estamos hablando de un gobierno “genocida” y “corrupto”. ¿Dónde está la trampa? En que esta trama discursiva funciona como un pantano: cualquiera que la ponga en entredicho es porque o “no reconoce” o “justifica” la crisis o la corrupción. Así, los principales responsables de la “catástrofe” quedan exentos de toda responsabilidad.
III.-
La “crisis humanitaria” es una oportunidad de negocios, como reconoció Bolton en la entrevista a Fox Business, y como también lo dejan ver los planes que se promueven entusiastamente desde la Asamblea Nacional.
El 19 de diciembre de 2018 fue presentado, a iniciativa de la Asamblea Nacional, el “Plan País, el día después”, que vendría a perfilar la hoja de ruta a seguir durante la “transición a la democracia”. De acuerdo a “Banca y Negocios”, el plan contempla:
– “reactivar el aparato productivo […] accediendo al financiamiento de la banca multilateral”, léase Fondo Monetario Internacional;
– “desmontar el sistema de controles, regulaciones, trabas burocráticas y normas punitivas”;
– “inversiones internacionales en un marco regulatorio que genere confianza y protección efectiva a la propiedad privada”;
– “apertura a la inversión privada en la empresas públicas”;
– “aprobación de una nueva Ley de Hidrocarburos que […] permita al capital privado ser accionista mayoritario en proyectos petroleros”.
– “sector privado será el responsable […] de la operación de los activos de los servicios públicos”;
– “eficiencia del Estado para por reducir su tamaño”.
En materia social: “Se trata de abastecer y dar acceso continuo a bienes y servicios de primera necesidad, a dar una atención especializada a los sectores salud, educación y nutrición de los más vulnerables e incentivar empleos de calidad y protección del ingreso familiar” (18).
El 9 de enero de 2019 fue distribuido en la Asamblea Nacional el Anteproyecto de “Ley de Estatuto que rige la transición a la democracia y el restablecimiento de la vigencia de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela”. En su artículo 21 puede leerse: “La Asamblea Nacional dictará las Leyes necesarias a (sic) atender la emergencia humanitaria compleja y promover el rescate de la economía venezolana, de conformidad con el Acuerdo del Plan País aprobado el 18 de diciembre de 2018”.
De inmediato, pasa a enumerar los objetivos a cumplir: “rápida recuperación económica mediante la asistencia financiera internacional extraordinaria de organismos multilaterales” (numeral 1); “se abolirán los controles centralizados y medidas arbitrarias de expropiación y otras medidas similares, incluyendo el control de cambio. A estos fines, se sustituirá el modelo centralizado de controles de la economía por un modelo de libertad y de mercado basado en el derecho de cada venezolano a trabajar bajo las garantías de los derechos de propiedad y libertad de empresa” (numeral 2); “empresas públicas serán sometidas a un proceso de restructuración que asegure su gestión eficiente y transparente, incluso, mediante acuerdos público-privados” (numeral 4)” (19).
Como puede verse, tanto el “Plan País” como el Anteproyecto de la “Ley de Transición” está plagado de medidas de corte claramente neoliberal: desregulación, privatizaciones masivas (incluyendo PDVSA), reestructuración del Estado, etc. Y lo que se plantea como medidas en materia social que, dado que atravesamos por una “crisis humanitaria”, tendría que ser lo central de cualquier propuesta de “transición a la democracia”, no pasa de ser una muy modesta versión de las políticas impulsadas durante la revolución bolivariana.
Tal es la engañosa propuesta de los “capitalistas del desastre” en Venezuela: nos prometen volver al país de Chávez, que habría sido destruido por el “socialismo del siglo XXI”, pero aplicando las mismas políticas neoliberales de los años 80 y 90, contra las cuales ya se rebeló el pueblo venezolano.
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(1) U.S. Department of the Treasury. Treasury Sanctions Venezuela’s State-Owned Oil Company Petroleos de Venezuela, S.A. 28 de enero de 2019. https://home.treasury.gov/news/press-releases/sm594
(2) Ricardo Vaz. US Hits PDVSA with More Sanctions as UNSC Fails to Pass Resolution on Venezuela. Venezuelanalysis, 28 de enero de 2019. https://venezuelanalysis.com/news/14268
(3) Fox Business [Fox Business]. (24 de enero de 2019). John Bolton: I don’t think Maduro has the military on his side [Archivo de video]. Recuperado de https://www.youtube.com/watch?v=8av-cPP1uPE
(4) Asamblea Nacional. Acuerdo para la promoción del plan de rescate del país. 29 de enero de 2019. http://www.asambleanacional.gob.ve/actos/_acuerdo-para-la-promocion-del-plan-de-rescate-del-pais
(5) Naomi Klein. La doctrina del shock. Paidós Ibérica. 2007.
(6) Alfonso Guerra afirma que hay dictaduras que “al menos son eficaces” frente a la de Maduro, “que no sirve para nada”. El Diario, 28 de enero de 2019. https://www.eldiario.es/rastreador/Alfonso-Guerra-dictaduras-economica-Maduro_6_862023791.html
(7) Luis Alberto Facal. Venezuela vive una crisis humanitaria según ONG. Voz de América, 31 de marzo de 2014. https://www.voanoticias.com/a/venezuela-libertad-rodrigo-diamanti/1883104.html
(8) La crisis en Venezuela llega a los hospitales. Voz de América, 16 de junio de 2014. https://www.voanoticias.com/a/la-crisis-en-venezuela-llega-a-los-hospitales/1937809.html
(9) Álvaro Algarra. Venezuela: Alertan posible crisis humanitaria. Voz de América, 24 de febrero de 2015. https://www.voanoticias.com/a/venezuela-crisis-humanitaria-maduro-escasez/2657047.html
(10) Obama firma decreto contra Venezuela alegando que es una “amenaza inusual y extraordinaria a la seguridad nacional”. Alba Ciudad, 9 de marzo de 2015. http://albaciudad.org/2015/03/obama-implementa-nuevas-sanciones-contra-venezuela/
(11) Venezuela: Ratifican crisis humanitaria de salud. Voz de América, 11 de marzo de 2015. https://www.voanoticias.com/a/medicinas-hospital/2677025.html
(12) Senado prepara audiencia sobre Venezuela. Voz de América, 12 de marzo de 2015. https://www.voanoticias.com/a/marco-rubio-senado-audiencia-venezuela-crisis/2677466.html
(13) “Cancelar Petrocaribe desataría crisis humanitaria”. Voz de América, 12 de marzo de 2015. https://www.voanoticias.com/a/venezuela-john-kerry-nicolas-maduro-sanciones-crisis/2677535.html
(14) Asamblea Nacional. Acuerdo mediante el cual se declara crisis humanitaria en la salud de Venezuela, en vista de la grave escasez de medicamentos, insumos médicos y deterioro de la infraestructura sanitaria”. 26 de enero de 2016. http://www.asambleanacional.gob.ve/actos/_acuerdo-mediante-el-cual-se-declara-crisis-humanitaria-en-la-salud-de-venezuela-en-vista-de-la-grave-escasez-de-medicamentos-insumos-medicos-y-deterioro-de-la-infraestructura-sanitaria
(15) Asamblea Nacional. Acuerdo mediante el cual se declara crisis humanitaria e inexistencia de seguridad alimentaria de la población venezolana. 11 de febrero de 2016. http://www.asambleanacional.gob.ve/actos/_acuerdo-mediante-el-cual-se-declara-crisis-humanitaria-e-inexistencia-de-seguridad-alimentaria-de-la-poblacion-venezolana
(16) Guerra farmacéutica y el plan de la “crisis humanitaria”. Misión Verdad, 23 de enero de 2016. http://misionverdad.com/la-guerra-en-venezuela/guerra-farmaceutica-y-el-plan-de-la-crisis-humanitaria%20
(17) Víctor Hugo Majano. Burguesía importadora usa declaratorias de emergencia para mantener flujo de divisas. Misión Verdad, 15 de febrero de 2016. http://misionverdad.com/la-guerra-en-venezuela/burguesia-importadora-usa-declaratorias-de-emergencia-para-mantener-flujo-de
(18) Puntos clave del Plan País para la recuperación de Venezuela. Banca y Negocios, 26 de diciembre de 2018. http://www.bancaynegocios.com/puntos-clave-del-plan-pais-para-la-recuperacion-de-venezuela/
(19) Asamblea Nacional. Anteproyecto de “Ley de Estatuto que rige la transición a la democracia y el restablecimiento de la vigencia de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela”. 9 de enero de 2019. http://puntodecorte.com/wp-content/uploads/2019/01/10E-T-Ley-Marco-del-Estatuto-08-01-19.pdf.

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Nota del blog ..Resumen de la guerra económica contra Venezuela . Datos sacados de post anteriores

A lo largo de la década que subsiguiera a la elección de Chávez los índices de pobreza cayeron del 50% al 25% y los de pobreza extrema del 25% al 7%. Por su parte, el PIB per cápita se duplicó holgadamente mientras la mortalidad infantil y el desempleo cayeron un 50%.
Antes de Chavez  las tasas de pobreza e inflación estaban por aquel entonces saliéndose de las gráficas. Las de inflación eran, de hecho, las mayores de la región, y asimismo las mayores de la historia previa de Venezuela. [No, Maduro no se sacó de la chistera la profundamente enraizada tendencia a la inflación de la economía venezolana].
  Venezuela tuvo algunos de los logros más importantes del continente. Figura como el país del área con la mayor reducción del porcentaje de pobreza, que pasó de un 28,9% en 1998 a un 19,6% en 2013; y el porcentaje de hogares en pobreza extrema disminuyó del 10,8% al 5,5% en ese mismo período.
  Venezuela es el país de la región que más ha luchado contra la desigualdad. El coeficiente Gini (según el cual 0 es la igualdad máxima y 1 la desigualdad superlativa) en 1998 era de 0,486 y en 2013 llegó a 0,398, el más bajo de América Latina.
 La Unesco declaró a Venezuela bajo el gobierno de Chávez “Territorio Libre de Analfabetismo”, y este país tiene la tasa neta de escolaridad primaria en un 95,90%.

  La evolución de la desnutrición infantil en menores de 5 años pasó de 7,70% en 1990 a 2,53% en 2013, mereciendo este país un reconocimiento de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura-FAO. Mientras que la tasa de desocupación pasó del 15,2% en 1999 al 7,1% en abril de 2014 (la que ya quisiera de lejos el Reino de España). Venezuela alcanzó el 0,771 en el IDH, lo que la incluye en el grupo de países considerados con un “Alto Nivel de Desarrollo Humano”, al ubicarse por encima del promedio de América Latina y el Caribe. También   el gobierno de Venezuela procura viviendas a su población y que allí no existen los desahucios. La  enseñanza  paso de 800 mil alumnos a 2, 6 millones .Con creación de varias universidades. Lo mismo ambulatorios con personal y médicos cubanos en barrios populares .
La crisis  viene en primer lugar    de  la manipulación de tipos de cambio a través de compañías como DolarToday, dedicada al control cambiario desde Miami y acérrima opositora del gobierno venezolano.
En segundo lugar, las sanciones económicas. En 2014 la administración Obama impuso sanciones económicas a Venezuela alegando razones de «seguridad nacional». Más tarde, en agosto de 2017, la administración Trump prohibió las transacciones con títulos de deuda y acciones emitidos por el gobierno venezolano y su compañía petrolera estatal (PDVSA), así como las transacciones con bonos del sector público venezolano y los pagos de dividendos al gobierno, lo que redunda, en resumidas cuentas, en un bloqueo comercial y financiero que obstruye la afluencia de los dólares necesarios para las importaciones de las que Venezuela depende.
El cierre unilateral de cuentas bancarias del Estado venezolano para dificultarle el pago a proveedores de bienes esenciales y para atender otros compromisos. La cancelación, por razones exclusivamente políticas, de importaciones vitales, como fue el caso de los tratamientos para la malaria.
La retención de divisas cruciales para adquirir bienes de primera necesidad (así, por ejemplo, en noviembre de 2017, la proveedora de servicios financieros Euroclear retuvo 1.650 millones de dólares de Venezuela que estaban destinados a la compra de alimentos y medicinas).
El Ejecutivo venezolano tiene retenidos cerca de 2.500 millones de dólares operaciones internacionales, en diferentes Bancos, bien sea por pagos de deuda o de importaciones, o por factura petrolera. El Banco Wells Fargo retuvo y anuló pagos de 7,5 millones de dólares,  por    concepto de venta de energía a Brasil. También tiene retenidas divisas para satisfacer los pagos atrasados a los pensionistas en el exterior.

 Y se le vienen reteniendo cargamentos de alimentos para la población que ya fueron pagados (por ejemplo, en diciembre de 2017, 2.200 toneladas de carne de cerdo fueron retenidas por dos semanas en la por dos semanas en la frontera de Colombia, pudriéndose durante la retención).
Ahora le quieren sustraer también sus reservas de oro que tiene en Bancos extranjeros y robarle los beneficios de su petróleo.
A lo que se suma la guerra económica interna que la propia clase empresarial venezolana lleva a cabo, acaparando toda clase de productos para provocar una generalizada escasez, o jugando con las tasas cambiarias de la divisa para desestabilizar al país.
Y después,   que colaboran con todo ello proclaman que hay que enviar “ayuda humanitaria” a Venezuela.
Venezuela tuvo algunos de los logros más importantes del continente. Figura como el país del área con la mayor reducción del porcentaje de pobreza, que pasó de un 28,9% en 1998 a un 19,6% en 2013; y el porcentaje de hogares en pobreza extrema disminuyó del 10,8% al 5,5% en ese mismo período.
Venezuela es el país de la región que más ha luchado contra la desigualdad. El coeficiente Gini (según el cual 0 es la igualdad máxima y 1 la desigualdad superlativa) en 1998 era de 0,486 y en 2013 llegó a 0,398, el más bajo de América Latina.
La Unesco declaró a Venezuela bajo el gobierno de Chávez “Territorio Libre de Analfabetismo”, y este país tiene la tasa neta de escolaridad primaria en un 95,90%.La evolución de la desnutrición infantil en menores de 5 años pasó de 7,70% en 1990 a 2,53% en 2013, mereciendo este país un reconocimiento de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura-FAO. Mientras que la tasa de desocupación pasó del 15,2% en 1999 al 7,1% en abril de 2014 , 
Tamaño cinismo forma parte también de esa brutal guerra económica a la que me refería, cuyos pasos y objetivos concretos ya expliqué en este mismo medio y que busca provocar muertes y sufrimiento sin límites en la población venezolana, con el fin de que se rinda y se levante contra su gobierno. Esa guerra va acompañada por un terrible bombardeo mediático que casi no tiene precedentes. Siempre se han utilizado los medios de difusión de masas para “ablandar” las conciencias de las sociedades antes de iniciar una guerra contra alguna población. Lo hicieron recientemente en Irak, en Yugoeslavia, en Ucrania, en Libia, en Siria… pero lo que está padeciendo Venezuela está siendo ya verdaderamente largo y desgastante. De hecho, es tan insistente ese bombardeo monocorde que ya tiene convencidas a casi todas las gentes europeas de que algo malo tiene que tener ese gobierno para que tanto le persigan. Cuando en realidad deberían preguntarse qué hace un gobierno de bueno para que todos los poderosos y las extremas-derechas, empezando por el “loco” de Trump, quieran hundirle.


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