sábado, 29 de diciembre de 2018

Patriotismo constitucional y derecho a la fragilidad .


El deber de unas instituciones realmente democráticas es el de eximir a sus ciudadanos de la obligación de ser héroes
Patriotismo constitucional y derecho a la fragilidad

Cuarto Poder


Roberto Scarpinato, nacido en 1952, es hoy fiscal general del Tribunal de Apelación de Palermo. Pupilo de los malogrados Falcone y Borsellino, él mismo amenazado de muerte por la mafia, ha dedicado toda su vida profesional a explorar y combatir las complicidades orgánicas entre el crimen organizado y el Estado, complicidades que reconstruyó minuciosamente en Il ritorno del Principe (“El retorno del Príncipe”), obra publicada en 2008 en Italia y silenciada por todos -políticos y periodistas- en una especie de omertá cultural muy reveladora. En una larga entrevista que le hizo en francés Anna Rizello en 2012, recogida en la obra de título Le dernier des juges (“El último de los jueces”), Scarpinato explicaba por qué se había hecho juez y cuál debía ser, en su opinión, el cometido de los Tribunales: “Paradójicamente” -decía- “las instituciones deberían garantizar el derecho a la fragilidad de los individuos, el derecho, en suma, a no renunciar a su propia humanidad”.No es difícil entender la apuesta del valiente juez anti-mafia. El “derecho individual a la fragilidad” implica dos principios asociados. El primero es el de que ningún Estado democrático puede apoyar su legitimidad y estabilidad en el heroísmo privado de sus ciudadanos; el de que no puede fundar su existencia en la convicción de que sus ciudadanos, obligados a elegir entre el bien y el mal, se inclinarán una y otra vez, como ángeles descarnados, por la opción más moral. Scarpinato describe Italia como “el país más moral del mundo” porque en él sus habitantes tienen que estar escogiendo en cada momento -en todo momento- entre la virtud y el vicio o, si se prefiere, entre el heroísmo y el colaboracionismo. El deber de unas instituciones realmente democráticas es el de eximir a sus ciudadanos de la obligación de ser héroes, el de garantizar su derecho a ser normalmente débiles, normalmente cobardes, normalmente egoístas, sin que su debilidad, su cobardía y su egoísmo les condene a quebrantar la ley para salvar la vida. El Derecho y la democracia están hechos -deben estar hechos- para proteger la normal vulnerabilidad del hombre normal. La existencia de grandes héroes sin laureles, como la existencia de pequeños bellacos sin maldad, refleja el estrepitoso fracaso del Estado y su connivencia estructural con la injusticia y la desigualdad.
Porque este es el segundo principio sin el cual no hay ningún posible “derecho a la fragilidad”. Para garantizar el derecho de los ciudadanos a ser normalmente cobardes y débiles, el Estado debe garantizar las condiciones en las que sea materialmente factible no convertir la vida cotidiana en una gesta moral; es decir, el Estado debe combatir al mismo tiempo el crimen organizado y las desigualdades sociales.
Cuando el Estado, como es el caso de Italia, se enreda promiscuamente en los mimbres mafiosos, su élites corruptas corrompen necesariamente, de arriba abajo, todo el entramado institucional y, peor aún, todo el entramado social. En una reciente conferencia muy recomendable, Scarpinato documenta esta relación de proporcionalidad directa entre los crímenes impunes de los grandes y los crímenes penados de los pequeños, entre la grandilocuencia de la legalidad formal y la sordidez selectiva de la legalidad real, entre la corrupción, el capitalismo global y la desigualdad, tanto en términos económicos cuanto -deriva inevitable- jurídicos y penales. No es una casualidad -dice Scarpinato- que en los países nórdicos, mucho más igualitarios, más de un 80% de la población tenga confianza en la Justicia; ni que ese porcentaje descienda vertiginosamente a un 36% en Italia, a un 13% en Bulgaria y a un nihilista 3% en México. Scarpinato no ofrece datos para España, pero mucho me temo que andaremos mucho más cerca de Italia que de Noruega.
 En la conferencia citada, Scarpinato defiende con entusiasmo y sin esperanza el “patriotismo constitucional” y lo hace evocando la intervención del diputado Piero Calamandrei en la sesión de la Asamblea Constituyente del siete de marzo de 1947. Vale la pena reproducir parte de la pieza, tan chocante y hermosa para un español de mi edad y tan incomprensible y escandalosa para nuestros sedicentes “constitucionalistas” patrios. Dice Calamandrei en el acto de fundar la República social italiana: “Creo que nuestros descendientes sentirán más que nosotros, dentro de un siglo, que de nuestra Constituyente nació realmente una nueva historia: y se imaginarán que en nuestra Asamblea, mientras se discutía de la nueva Constitución republicana, sentados en estos escaños no estábamos nosotros, hombre efímeros cuyos nombres serán borrados y olvidados, sino todo un pueblo de muertos, esos muertos que nosotros conocemos uno a uno, caídos en nuestras filas, en las prisiones y en los patíbulos, en montes y llanuras, en las estepas rusas y en las arenas africanas, en mares y desiertos, desde Matteotti a Rosselli, desde Amendola a Gramsci, hasta nuestros muchachos partisanos. […] Ellos murieron sin retórica, sin grandes frases, con simplicidad, como si se tratase de un trabajo cotidiano que cumplir: el gran trabajo necesario para devolver a Italia la libertad y la dignidad. (…) A nosotros nos corresponde una tarea cien veces más llevadera: la de traducir en leyes claras, estables y honestas su sueño de una sociedad más justa y más humana, el sueño de una solidaridad que una a todos los hombres en esta obra de erradicar el dolor. Bastante poco, en realidad, piden nuestros muertos. No debemos traicionarlos”.
Es muy bonito que un alto magistrado invoque este discurso fundacional y no sólo lo defienda en su práctica profesional sino que esté dispuesto incluso a dar la vida por defenderlo. A tenor de esta cita puede entenderse muy bien lo que Scarpinato concibe como “patriotismo constitucional”; así como no puede dejar de entenderse su sombrío pesimismo y su desconsuelo. Combinando los datos que aporta en la mencionada conferencia sobre la relación entre corrupción, desigualdad y derecho, su defensa del “derecho a la fragilidad” como condición de la democracia y esta memoria viva de los muertos que “votaron” luchando por la justicia y la igualdad, no puede extrañar la conclusión lapidaria que el juez siciliano resume en Il ritorno del Principe: “El poder no está en el consejo municipal de Palermo. El poder no está en el Parlamento de la República. El poder está siempre en otro sitio. El Estado es para mí la Constitución y la Constitución ya no existe”. Scarpinato es un patriota constitucional al que han arrebatado la patria.
En España, es evidente, los sedicentes “constitucionalistas” defienden un acto fundacional muy diferente: acto de desmemoria entre vivos que proyecta su larga sombra sobre nuestra crisis presente. Pero la tesis de -por ejemplo- el jurista Pérez Royo es muy semejante en sus conclusiones a la del juez Scarpinato: la Constitución española del 78, redactada por vivos olvidadizos y no por muertos resucitados, tampoco existe ya; la han matado los que la nombran sin parar. Incluso con todas sus limitaciones y pecados originales, podía haber dado mucho más de sí, sobre todo en términos socio-económicos, pero también a la hora de afrontar los retos territoriales pendientes. En Italia la Constitución antifascista del 47 la mató la convergencia hepática entre el Estado, la mafia y el neoliberalismo; en España la Constitución postfranquista de 1978 la ha asesinado la connivencia no menos intestinal entre el Estado, el franquismo y el neoliberalismo. La única manera de conservarla -la Constitución del 78- sería reformarla; pero no hay un solo reformista entre los sedicentes “constitucionalistas”: todos son elitistas radicales antipatriotas que prefieren la violencia, venga de donde venga, la suya propia y la del “enemigo”, antes que un poco (¡un poco!) de justicia, democracia y Constitución.
Fuente: http://www.cuartopoder.es/ideas/2018/12/23/patriotismo-constitucional-y-derecho-a-la-fragilidad/

jueves, 27 de diciembre de 2018

Mito, realidad y actualidad de la leyenda negra.


Mito, realidad y actualidad de la leyenda negra



Ha escrito recientemente Richard L. Kagan, profesor de la universidad Johns Hopkins, contradiciendo a Elvira Roca, que la Leyenda Negra ha desaparecido casi del todo. En realidad solo pervive en la propia imaginación de los españoles debido a una serie de motivos internos.De hecho, desde mediados del siglo XX hay una amplísima simpatía en universidades europeas y americanas hacia la civilización hispánica. Morel Fatio,(1) maestro de Marcel Bataillón, escribió que a España se le debía amar por haber cerrado el paso a los árabes, por haber salvado a la cristiandad en Lepanto y por haber implantado la civilización europea en el Nuevo Mundo. Sus palabras resultan desmedidas pero lo cierto es que tras él llegó un amplio grupo de historiadores europeos que se apasionaron con la historia del Imperio Habsburgo, creando cátedras de estudios Hispánicos en diversas universidades europeas y americanas. Entre los grandes hispanistas europeos contemporáneos no podemos dejar de citar a franceses como Pierre Vilar, Marcel Bataillón, Pierre Chaunu, Fernand Braudel, Bartolomé Bennassar, Joseph Pérez o Bernard Lavallé. Ingleses, como John Elliott, John Lynch, Hugh Thomas, Paul Preston, Trevor Dadson. Alemanes como Georg Friederici, Richard Konetzke, Horts Pietschmann, Karl Kout o Michael Zeuske. Y estadounidenses como Carlos Lummis, Lewis Hanke, Stuart Schwartz o Stanley G. Payne. Tampoco faltan hispanistas búlgaros –Tzvtan Todorov-, húngaros –Adam Szászdi-, polacos –Josef Opatrný, suecos -Magnus Mörner- e inluso isaraelíes -Tzvi Medin o Benzion Netanyahu-; son sólo algunos ejemplos. El historiador francés Pierre Chaunu escribió hace ya varias décadas: No se puede pensar sobre España sin amarla, no se puede estudiar el pasado de España sin interpretarlo… No disimulamos nuestra simpatía.
En pleno siglo XXI, la temática de la Leyenda Negra vive un nuevo resurgir, pero no parte de las potencias opositoras al imperio hegemónico, como en el siglo XVI, sino de algunos intelectuales españoles. Éxitos sorprendentes como Imperiofobia y Leyenda Negra de María Elvira Roca Barea y otros que han proliferado a su sombra. Y aunque Richard L. Kagan afirma no tener respuesta para este resurgir la explicación parece clara: se trata de un instrumento político para reforzar la conciencia nacional española en un momento en que la unidad del Estado está cuestionada.
Durante demasiado tiempo una parte importante de la historiografía española se ha empeñado tozudamente en negar la crudeza de las campañas militares del imperio en vez de negar la Leyenda Negra. Obviamente, los españoles ni inventaron las guerras de conquista, ni desgraciadamente fueron los últimos en perpetrarlas. La destrucción del más débil a manos del más fuerte ha sido una práctica recurrente desde la aparición de la civilización hasta pleno siglo XXI. Las consecuencias del posicionamiento de los que aludían a la Leyenda Negra, para en realidad defender la Leyenda Blanca, ha sido acallar cualquier crítica al pasado; fuimos maravillosos, y cualquier cosa negativa que se pueda decir es fruto de la Leyenda Negra. Y sin la posibilidad de crítica la ciencia histórica pierde todo su sentido.
Ya hace casi medio siglo que Ángel Losada advirtió que la única vía para replicar la Leyenda negra era asumir las verdades que contiene y contextualizarlas, para de esta forma demostrar que los españoles actuaron igual que otros pueblos europeos en la Edad Moderna. En mi opinión ésta es la clave. La Leyenda Negra solo desaparecerá del todo cuando todos reconozcamos sin problemas los excesos que realmente se produjeron en el sometimiento del Nuevo Mundo. No se trata de acusar a los españoles de los males pasados y presentes de Hispanoamérica, ni tampoco de disimular o ablandar con falsos discursos lo que allí ocurrió. ¿Qué potencia colonial a lo largo de la Historia no ha practicado la guerra a sangre y fuego? La historia de la humanidad es por desgracia la crónica de la imposición del más fuerte sobre el más débil. Y esta percepción no es nueva, ya en el siglo I a. C. el historiador griego Dionisio de Halicarnaso aseguro que esta dinámica constituía una ley de la naturaleza que nada ni nadie podría cambiar. Y es que la guerra ha sido una constante en la historia de la humanidad, pues prácticamente todas las sociedades han compartido esa alternancia entre la guerra y la paz. En este sentido ha llegado a escribir Robert Ardrey, con grandes dosis de pesimismo, que el hombre se diferenció del chimpancé cuando durante miles de años de evolución hizo del hecho de matar una profesión. Y es que paradójicamente, como escribió Michael Nicholson, la guerra es una actividad genuinamente humana, una de las ocupaciones favoritas de la humanidad. Efectivamente, a lo largo de la historia han existido multitud de personas que han sostenido que las guerras eran tan inevitables como necesarias. Por poner un ejemplo concreto, el escritor del Siglo de Oro Francisco de Quevedo, sostenía que la guerra era inexcusable para conseguir la paz y de paso frenar la soberbia de los turcos y extirpar la idolatría de los indios. Y aunque obviamente no estamos en absoluto de acuerdo con este determinismo lo cierto es que encontramos enfrentamientos bélicos desde la misma Prehistoria. De hecho, se han localizado pinturas rupestres del Mesolítico, con más de quince mil años de antigüedad en las que se pueden observar pequeños grupos tribales en pleno combate arrojándose flechas. Pero sin salir del continente americano, los taínos, procedentes del continente y mucho más evolucionados, habían irrumpido siglos atrás en las Antillas Mayores, arrinconando a los macorises y siboneyes hasta convertirlos en residuales. Estos vivían de la caza y la recolección en un estadío casi paleolítico y quedaron al borde de su extinción. Cuando los españoles llegaron a las Antillas exterminaron a los taínos en medio siglo, pero a su vez estos estaban comenzando a ser desplazados en determinadas áreas por los belicosos caribes que estaban en proceso de expansión, afectando particularmente a la isla de Puerto Rico.
Como ha escrito Ricardo García Cárcel no se puede estar a favor ni en contra de la Leyenda Negra porque como su propio nombre indica no se trata más que de eso, es decir, de leyenda. Tanto la Leyenda Negra como la Blanca parten de la manipulación de datos y abocan a conclusiones parciales y tendenciosas que no son más, como decía Moreno Fraginals, que una sola gran mentira.

Para saber más:

GARCÍA CÁRCEL, Ricardo: La Leyenda Negra. Madrid, Alianza Universidad, 1992.
----- El demonio del Sur. La Leyenda Negra de Felipe II. Madrid, Cátedra, 2017.
KAGAN, Richard L.: “¿Por qué la Leyenda Negra? ¿Por qué ahora?, Cuadernos de Historia Moderna N. 43 (1), 2018.
MIRA CABALLOS, Esteban: Mito, realidad y actualidad de la Leyenda Negra (en preparación).
MOLINA MARTÍNEZ, Miguel: “La leyenda negra revisitada: la polémica continúa”, Revista Hispanoamericana. Revista Digital de la Real Academia Hispano-Americana de Ciencias, Artes y Letras Nº 2, 2012. Disponible en http://revista.raha.es/ (Fecha de consulta 31-5-2018).
RODRÍGUEZ PÉREZ, Yolanda y SÁNCHEZ JIMÉNEZ, Antonio (edis.): España ante sus críticos: las claves de la leyenda negra. Madrid, Iberoamericana, 2015.
VILLAVERDE RICO, María José y Francisco CASTILLA URBANO: La sombra de la leyenda negra, María José Villaverde Rico y Francisco Castilla Urbano (Dirs.), Madrid, Tecnos, 2016



 Nota (1)  del blog .- La obra de Morel Fatio es tan portentosa , como olvidada y poco traducida  https://es.wikipedia.org/wiki/Alfred_Morel-Fatio

miércoles, 26 de diciembre de 2018

La posibilidad del fascismo.




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Entrevista al historiador Ugo Palheta

"Nuestro tiempo no es inmune al cáncer fascista"

Contretemps


En el libro “La posibilidad del fascismo”, escribes: “este texto tiene como objetivo provocar un debate acerca de nuestra situación actual.” ¿Podrías explicarnos a qué te refieres con esa frase?
El deseo de escribir este libro está radicado tanto en una insatisfacción intelectual como en el sentimiento de que estamos viviendo un momento histórico cuya naturaleza extremadamente preocupante y peligrosa no parece ser tomada en serio.
Existe, me parece, una paradoja bastante extraña. Por toda una serie de razones analizadas en el libro, surgió una amenaza fascista de un nuevo tipo, desde la década de 1980 en Francia (también en otros países aunque en fechas diferentes)y se ha desarrollado desde entonces, pero, a medida que aumenta el peligro, la sensibilidad ante el peligro parece debilitarse.
En 2002, Jean-Marie Le Pen obtuvo el 18% en la 2 ª ronda de la elección presidencial y millones de personas se manifestaban contra la extrema derecha; en 2017, mientras Marine Le Pen obtiene el 34% en la segunda ronda, y no vimos casi ninguna movilización callejera, ni tampoco reacciones públicas importantes, incluidos a los intelectuales.
La paradoja va más allá: tengo la sensación de que nos hemos acostumbrado a la idea a que la extrema derecha este progresando en las elecciones y que esto se percibe falsamente como inexorable. Se han trivializado sus “ideas” que se difunden en el campo político-mediático y ya están arraigadas en el cuerpo social, Sin embargo la posibilidad que la extrema derecha termine conquistando el poder político(sola o en forma de alianza) no se toma en serio.
Pero esto no es una hipótesis abstracta. En Europa está Italia (donde la Lega, está en el gobierno) y en Austria, pero también hay otros casos en el mundo: en India, en Israel y en Brasil con la victoria electoral de un candidato fascista en la primera potencia económica de América Latina.
La creencia que la extrema derecha contemporánea no podría conquistar el poder se ha vuelto insostenible. Otra forma de eludir el peligro fascista es afirmar que esta extrema derecha no tiene nada de “fascista”. Otros no quieren reconocer la amenaza fascista afirmando que las “ideas” fascistas ya estarían gobernando.
En realidad los partidos de derecha están utilizando la retórica ultra y racista de la extrema derecha para implementando medidas reaccionarias porque hay una complicidad entre las élites políticas ante la posible llegada de los regímenes neofascistas.
Por lo tanto, desde este punto de vista, el libro es una llamada de atención. Pretende demostrar la urgencia de combatir el fascismo de manera frontal. Tanto en sus formas organizadas como las políticas que lo alimentan.
Me refiero a las políticas neoliberales, al endurecimiento autoritario de los estados y al auge del racismo y la xenofobia. Estas dos peleas están entrelazadas y uno no debería tener que elegir entre un enemigo “principal” que sería Macron, porque ya está en el poder, y un enemigo “secundario” que existiría solo como una marioneta para asustarnos.
Por el contrario, es un imperativo luchar contra el primero sin demora, porque sus políticas contribuyen en gran medida al advenimiento del fascismo. Del mismo modo, hacer retroceder a la extrema derecha es debilitar a un “enemigo ficticio” de la clase dominante, un “enemigo” cuyos éxitos se utilizan para dar un sello “progresista” a un “extremo” centro »que impulsa una radicalización neoliberal, autoritaria y racista. El espantapájaros de la extrema derecha también se utiliza para prevenir cualquier cuestionamiento real de los cimientos de un sistema en el que la explotación empresarial , el racismo estructural y la dominación patriarcal se entrelazan.
Durante mucho tiempo he estado leyendo estudios de la historia del fascismo “clásico” o los movimientos neofascistas de posguerra, investigaciones detalladas de la sociología política sobre la extrema derecha contemporánea, o elaboraciones sofisticadas en la teoría política sobre el fascismo. Pero me encontré con un panorama académico extremadamente fragmentado y muy marcado por la híper-especialización académica. En la practica este tipo de investigaciones favorecen una despolitización del análisis del fascismo porqué a menudo toma la forma de un discurso “contra el ascenso de los extremos” o “contra la violencia”.
Pocos investigadores están tratando de construir una comprensión sintética, histórica y sociológicamente armada del tipo de fenómeno político que enfrentamos actualmente en Francia y en otros países. A esto es lo que yo quería contribuir, probablemente de manera muy imperfecta dada la magnitud de la tarea.....
 SIGUE................leyendo...

martes, 25 de diciembre de 2018

Las falacias de Abascal ( Vox).


  
 Los datos para desmontar a Vox en las sobremesas navideñas

Hay muchos datos y evidencias que desmontan su discurso contra la inmigración y el feminismo. En caso de que quieras desmentir sus afirmaciones, te ofrecemos los datos y te deseamos suerte

Por María F. Sánchez   


En estos días en los que pasamos muchas horas con la familia y los amigos, en las sobremesas que se alargan más allá de lo posible, es probable que acabemos hablando de actualidad política. El terreno es seguro pantanoso, pero la conversación es prácticamente inevitable. Probablemente toque hablar de Vox porque, aunque solo ha conquistado un 10% de los votos en Andalucía, su irrupción en un parlamento autonómico ha hecho saltar alarmas por sus ideas incendiarias, abiertamente discriminatorias y contrarias a los Derechos Humanos.

En esta conversación puede que nos llevemos alguna desagradable sorpresa –o quizás no tan sorpresa–. Quizás coincidamos con personas seducidas por las propuestas de Santiago Abascal y compañía, y decidan defender sus ideas. Ocurre, sin embargo, que el discurso de Vox está construido sobre falsedades y mentiras. Hay muchos datos y evidencias que desmontan su discurso contra la inmigración y el feminismo. En caso de que quieras realizar la labor tan encomiable de desmentir sus afirmaciones, te ofrecemos los datos y te deseamos suerte.



1. “Un país tiene que tener fronteras, al contrario de lo que ha venido diciendo Mariano Rajoy de que todos podemos circular libremente. Las alambradas, que sean sustituidas por muros”, Santiago Abascal.




La idea de “invasión” a España por inmigrantes de fuera de Europa es una de las ideas más defendidas por el partido de Santiago Abascal. Sin embargo, no se sostiene. En España hay 46 millones de personas, de las cuales solo cerca del 10% son extranjeros, según los últimos datos disponibles del Instituto Nacional de Estadística (INE). El porcentaje aún se puede desglosar más: el 37,7% proviene de la Unión Europea, mientras que un 59,5% no es comunitario.

En esta frase Abascal se refiere, por un lado, a suspender el espacio Schengen, que supone la libre circulación de ciudadanos en Europa, que no depende ni de Rajoy ni de ningún Gobierno. Por otro lado, las alambradas de las que habla el líder de Vox ya son dobles o triples en algunos lugares y están reforzadas con concertinas. España en realidad incumple la normativa internacional al practicar las “devoluciones en caliente”, que significan expulsar al migrante negándole de inmediato el derecho a pedir asilo.

En cuanto a los muros, hoy en día hay 65 erigidos o en proceso de construcción en todo el mundo. Según expertos como Elisabeth Vallet, politóloga y geógrafa de la Universidad de Quebec en Montreal (Canadá) estas experiencias demuestran que los muros terminan finalmente por crear cuellos de botella que canalizan los flujos de emigrantes hacia determinados países, que sufrirán un desborde. Además, de esta manera no se frena la necesidad de migrar, sino que los migrantes recurren a traficantes para poder viajar y se crean cada vez rutas más peligrosas y más violentas.

2. “Que nuestras abuelas puedan caminar por la calle sin que un delincuente español o extranjero, mayoritariamente son extranjeros, le tire del bolso”, Santiago Abascal.

La criminalización de las personas que migran a nuestro país es una constante de Vox. Santiago Abascal desliza, en frases como esta, que los extranjeros cometen más delitos y es rotundamente falso. Según los datos del INE de 2017, el 77% de los condenados por delitos fueron españoles. Del 23% restante, un tercio eran extranjeros de países de la Unión Europea.

De cualquier manera, España es uno de los países más seguros, con las tasas de asesinato más bajas no solo de la Unión Europea, sino del mundo. Por homicidio muere el 0,7 de casa 100.000 habitantes en nuestro país. Estamos muy por debajo de la media mundial, que asciende a 5,3%.

3. “Hay muchos españoles en paro a los que no les llegan las ayudas que sí alcanza a la inmigración, porque las instituciones públicas dice que ellos sí tienen arraigo”, Santiago Abascal.

También es falso. Amnistía Internacional recuerda que “las personas inmigrantes no acaparan las ayudas sociales”. Según apunta la ONG, el acceso a los servicios sociales es un derecho reconocido en todos los ámbitos administrativos –autonómico, estatal y europeo– y se rige por un mismo criterio: la situación socieconómica personal o familiar, no la nacionalidad española.

Pese a que los inmigrantes tienen una elevada tasa de pobreza, el uso por personas que hacen del Sistema Integrado de Usuarios de Servicios Sociales no pasa del 12,5%. Al ser una población mayoritariamente joven, apenas representan el 1% de las personas beneficiarias de pensiones en España –y de este mínimo porcentaje más de la mitad proceden de la UE– y tampoco “saturan” la Sanidad.

Además, numerosos estudios han demostrado que la inmigración es beneficiosa para la economía. En concreto, un estudio de La Caixa de 2011 – en plena crisis y cuando el porcentaje de habitantes de España nacidos en el extranjero ya había superado el 10%– reveló que los inmigrantes aportaban a la economía más de lo que recibían.

4. “Cualquiera pueda elegir el sitio del mundo en el que vive, es decir, que puede venir a España, que es un país que cuando ha emigrado lo ha hecho con orden y concierto.[Pero ahora se quiere que cualquiera] pueda venir a España con desorden y concierto y que tengamos que aceptarlo”, Santiago Abascal.

Tampoco es cierto que los españoles emigraran “con orden y concierto”, o al menos es una afirmación engañosa. Según los registros de la dictadura, dos millones de personas partieron sin contrato de trabajo a otros países y el 80% eran analfabetos. Desconocían donde se situaba en el mapa países como Alemania o Suecia.

5. ¿Quiénes son los autores de los asesinatos de mujeres?¿Cuál es su procedencia? ¿De qué nacionalidad son? Tiene también que ver con algunos problemas culturales”, Santiago Abascal

Abascal ha llegado a decir que la mayoría de la mayoría de agresiones y asesinatos machistas son perpetrados por extranjeros, pero que el dato se oculta. Las cifras ya existen y demuestran que la mayoría de estos crímenes son cometidos por hombres de nacionalidad española. En 2017 el 66,7% de los asesinatos fueron cometidos por españoles, en 2016 el 65,3% fueron también cometidos por nacionales y en 2015 fueron un 73,3%.

6. “Mueren 30 hombres al año, pero estas cifras no se dan desde 2005. No se refleja esa estadística”, Rocío Monasterio.

Vox considera que hay que abolir la ley de violencia de género y, para argumentarlo, se basa en datos que son falsos. Además, dice que no hay estadísticas sobre ello, cuando el Consejo General del Poder Judicial realiza todos los años informes que son públicos. Los últimos datos son del año 2016: en el ámbito de la violencia doméstica murieron 38 mujeres frente a 10 hombres. De estos 10, al menos 3 fueron asesinados por otros hombres.

Otra de las afirmaciones que defiende Vox es que las memorias de la Fiscalía General no recogen un porcentaje de denuncias falsas por violencia de género, que supuestamente es muy alto. Esa afirmación se sustenta en ninguna estadística oficial. En 2017 la Fiscalía recogió que había habido un porcentaje de 0,078% (96) de condenas por denuncia falsa frente a las 1.222.172 (136) denuncias interpuestas desde 2009. Si sumamos los casos que todavía están bajo investigación, se llega hasta el 0,1%.







lunes, 24 de diciembre de 2018

La España encabronada


Navidad en la España encabronada
 Antón Losada 

El diario .es
No hay nada que encabrone más a la España encabronada que ver cómo no se cumplen sus profecías
Se quedan sin calificativos en la España encabronada. Si el odio cotizara en Bolsa habría periódicos, radios y televisiones que ya habrían multiplicado por mil su valor. No hay nada que encabrone más a la España encabronada que ver cómo no se cumplen sus profecías. Habían anunciado un Armagedón en Catalunya el 21D, seguros como estaban que la Catalunya encabronada no les iba a fallar e iba a haber más violencia que en una película de Nicolas Cage. Pero ya no se puede confiar en los independentistas ni para eso. Hubo reunión presidencial, consejo de ministros y manifestaciones y protestas como en cualquier país normal, como si fueran posibles una España y una Catalunya desencabronadas.


Imagínense a la pobre Inés Arrimadas no sabiendo qué hacer con su querella preventiva contra las monstruosidades que se iba a perpetrar el 21D, o a Pablo Casado, máster en psiquiatría avanzada por UESC (Universidad Española de Su Casa) teniendo que explicarnos de nuevo cómo se puede llamar desequilibrado a alguien sin insultarlo mientras se le ve hablando tranquilamente. La gente normal reaccionaría callándose o incluso rectificando. Pero el español encabronado solo constata nuevas evidencias que le reafirman en su encabrone. No hubo sangre en Barcelona porque ahora mandan los CDR en Catalunya, proclamó Arrimadas; el desequilibrio ahora está en Moncloa, el verdadero centro de mando del independentismo; concluyó Casado; la complejidad es de cobardes.


A falta de hazañas bélicas con que indignarse, la España encabronada ha elevado a los altares a un mosso que le espetó a un manifestante que "la república no existe, idiota ". Lo cual plantea la interesante cuestión de qué hacía allí el mosso si la república no existe; al menos el chaval sabía por qué estaba allí. En este relato encabronado de España hablar es humillarse, negociar es traicionar y acordar es rendirse; y el español ni habla, ni negocia, ni acuerda, porque ser español es lo más grande que hay y con eso ya está todo dicho. Y quien no lo entienda, no es español; por lo tanto, se merece todo cuanto le pase y más.

No van a ser unas navidades fáciles para la España encabronada. A esa dramática estampa de familias divididas que ya no pueden hablar de política, como curiosamente sucede siempre que la derecha no está en el poder, cazadores abatidos por jaurías de animalistas enfurecidos, toreros con el rabo cortado por salvajes antitaurinos, caballeros españoles violentados por ejércitos de feminazis y migrantes matando carneros en los descansillos, ha de sumarse la tristeza de ver cómo Pedro Sánchez come el turrón en la Moncloa y aún habrá que esperar para darle su merecido. Menos mal que el Real Madrid se ha vuelto a hacer con el Mundialito ante el poderosísimo y legendario Al Ain Football Club. Aún podemos desencabronarlos. Bo nadal. 


¡Felices navidades !

domingo, 23 de diciembre de 2018

Entender la Rusia de Putin.

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Pascual Serrano presenta “Entender la Rusia de Putin”

¿Recuerdan qué relajados estábamos cuando al frente de Rusia había un borracho que pellizcaba a las secretarias? Con Yeltsin controlando el botón nuclear, nuestros dirigentes y medios de comunicación sí que estaban tranquilos. Ahora no, ahora hay un presidente en Rusia que es militarista, porque que no tolera que le sigan dando dentelladas alrededor (en Ucrania, en Siria…), que se le ocurre poner en el aire una televisión para contarnos las noticias a su manera y, encima, el muy tunante, ha logrado situar a «uno de los suyos» al frente de la presidencia de Estados Unidos. Y hasta está consiguiendo que se rompa España con su apoyo al procés.
Observando el discurso dominante en Occidente, esta caricatura podría ser la imagen de la situación rusa actual y de su presidente, Vladímir Putin. En la historia de la humanidad, los gobernantes han aplicado frecuentemente la clásica estrategia de señalar a sus ciudadanos que el enemigo estaba fuera para, así, desviar la atención de los problemas
interiores y sus responsabilidades. El agresor, el violador de derechos humanos, quien ponía en peligro la paz e incumplía las promesas y los tratados siempre era el otro. Excepto cuando el otro era una marioneta a nuestro servicio, como Yeltsin. De ahí que la imagen que siempre se nos ha transmitido de Rusia, y de la Unión Soviética anteriormente, estaba muy influida por los intereses occidentales. La realidad es que la evolución y los cambios desarrollados en Rusia en los últimos cincuenta años no los hubiera podido prever el más imaginativo de los escritores de ciencia ficción. De epicentro de una gran potenciamundial que contrapesaba el capitalismo y despertaba pasiones en los movimientos obreros de todo el planeta, pasó en pocos años a ser un Estado fallido y saqueado. De estar bajo el liderazgo de un símbolo del diálogo y de la paz mundial como era Gorbachov a estarlo de un patético borracho al que la comunidad internacional le permitió bombardear el Parlamento. Y cuando parecía que Rusia iba a terminar en el estercolero de la historia, se levanta de sus cenizas y acaba expulsando a Estados Unidos y sus amigos de Osetia del Sur, Crimea y Siria.
Es evidente que no se puede intentar descifrar la geopolítica internacional sin estudiar a Rusia y que no se puede conocer Rusia si nos limitamos a los grandes medios de comunicación. Por ello en la colección «A Fondo» de Akal hemos querido conocer ese país. Y para hacerlo hemos viajado a las raíces de la autocracia rusa, cinco o seis siglos atrás. Hemos recordado el derrumbe de la URSS, sus razones, su proceso y sus consecuencias. Y
así llegamos a la Rusia actual y a su presidente, Vladímir Putin. El hombre que, siendo anticomunista, ha terminado siendo más odiado y temido por los gobernantes occidentales que cualquier líder comunista ruso. Este libro se titula Entender la Rusia de Putin, y nuestro autor fue durante veinte años corresponsal en Moscú y Pekín, y otros nueve en Berlín y Europa del Este. Muchos estudiosos y periodistas nos explicaban en periódicos y libros los acontecimientos de la Rusia moderna, pero muy pocos vivían allí. Y Rafael Poch-de-Feliu era uno de esos pocos.
A lo largo de estas páginas, Poch analiza la geopolítica, pero también la historia de Rusia, porque sin ella no se puede entender nada. Y también nos debemos acercar a las ideologías y los valores que sacudieron a Rusia y a la Unión Soviética, porque tampoco podremos entender los acontecimientos y la actualidad si no desciframos las emociones que despertaron esas ideologías. Por cierto, algún mito sobre el pueblo ruso se nos puede caer leyendo este libro.
También se nos recordará algún dato que la historia ha sepultado. Como que ocho meses antes de que un contubernio palaciego entre los presidentes de Rusia, Ucrania y Bielorrusia disolviera la URSS, en diciembre de 1991, 148 millones de soviéticos de los 185 con derecho a voto habían participado en un referéndum sobre el mantenimiento de una URSS renovada en el que el «sí» obtuvo el 76 por 100 de los votos. La Rusia de hoy nace de un golpe de Estado contra la URSS.
Poch nos dará su valioso testimonio sobre la desilusión de la promesa socialista entre la población soviética. Como dice nuestro autor, es el problema de las religiones laicas, que, a diferencia de las religiones normales que no precisan ni demostración ni verificación, llevan incluidas la promesa de resultados con fecha de cumplimiento. Y el socialismo no la cumplió. Recuerdo la arrogante pregunta que me hizo un líder de Hezbolá en el Líbano hace varios años: «¿Por qué tantos marxistas se están pasando al islam?». Mi respuesta no fue menos arrogante: «Porque el marxismo no puede competir con ustedes en el más allá. Ustedes prometen paraísos y mujeres vírgenes, el marxismo sólo polvo tras la muerte porque sus promesas son aquí y se pueden comprobar o desmentir. Ustedes son una competencia desleal».
Con el derrumbe de la URSS se nos prometió la paz que un mundo dividido en dos bloques y bajo la tensión de la denominada Guerra Fría nunca pudo disfrutar. Nos volvieron a engañar. Sin el contrapeso del socialismo real el neoliberalismo se desbocó, los derechos de los trabajadores (tanto los del Este como los del Oeste) se desplomaron gracias a que se disparó la demanda desesperada de trabajo. En la película Los lunes al sol, del director
Fernando León, un emigrante ruso, recién despedido de una empresa astillera española, cuenta un chiste que circula por su país: «Se ven dos viejos camaradas de partido y uno le dice al otro: “Ves, todo lo que nos contaban del comunismo era mentira”. Y responde el otro: “No, todavía es peor, todo lo que nos contaban del capitalismo era verdad”». Pero, además, como recuerda Poch-de-Feliu, el camino libre hacia las zonas de Oriente Medio que estaban vetadas por el poder de la Unión Soviética desencadenó una serie de intervenciones militares de Occidente en todos los países cuyos Gobiernos no eran del agrado de Estados Unidos (Iraq, Afganistán, Siria, Libia, Yemen) dejando atrás millones de muertos.
Lo señala nuestro autor, el simplismo occidental nos lleva a dividir el mundo entre dictaduras y democracias, olvidando que algunas democracias son responsables de
miles de crímenes fuera de sus fronteras y que algunos Gobiernos, poco o nada democráticos, han logrado con su diplomacia y tolerancia colaborar más por la paz en el
mundo que nuestras democracias.
Este libro se subtitula De la humillación al restablecimiento, y su lectura nos ayudará a comprender esa evolución. Un país donde un día, tras la caída de la Unión Soviética, los ahorros de un profesor de la universidad, que llegaban para un retiro holgado, pasaron a valer lo que un par de zapatos. Donde el primer Parlamento plenamente electo de la historia rusa se disuelve a cañonazos ante el asentimiento de la comunidad internacional. Donde el saqueo de sus recursos naturales fue tal que tres toneladas de petróleo ruso costaban lo que una cajetilla de cigarrillos norteamericanos. Partir de todo ello nos debe servir para comprender cómo recuperar un mínimo de dignidad en el tablero internacional era fundamental para el pueblo ruso, y la garantía de apoyo para quien lo lograra. Pero, ¿qué más hay detrás de Putin? ¿Cuán seguro y firme es su régimen? ¿Cuál es su papel en la tríada con Estados Unidos y China? ¿Cuál es esa relación de amor/odio con Trump? Pongámonos el abrigo y viajemos a Rusia, sólo allí, de la mano de Rafael Poch-de-Feliu,
encontraremos las respuestas.
Pascual Serrano

Entender la Rusia de Putin

La Rusia poscomunista y el particular régimen del presidente Putin, su nacionalismo, su crítico desdén y desconfianza hacia Occidente y su cínico escepticismo hacia los valores reclamados como «occidentales», así como el considerable consenso que todo ello tiene en la sociedad rusa, no se comprenden sin atender a los años noventa, a la forma y los motivos que llevaron a la autodisolución de la URSS por sus propios dirigentes, y al rasgo central que esa década imprimió en la conciencia social y nacional de los rusos: la humillación.
Aquel periodo no sólo supuso una gran y traumática depresión para millones de rusos, sino que ofreció también el medio ambiente idóneo para la reconversión social de una casta administrativa en clase propietaria. Una vez realizada esa crucial operación, en las elites rusas se planteó de nuevo la cuestión del Estado: recuperar su maltrecha función y restablecer su prestigio, tanto dentro como fuera del país.
Vladimir Putin, que, si concluye su actual mandato, habrá gobernado Rusia tanto tiempo como Stalin o Brezhnev, fue el encargado de esa restauración porque reunía tres características idóneas: era una persona «de orden» leal y obediente, no corrupta, con sentido de Estado y, al mismo tiempo, desengañado de las ideologías del antiguo régimen soviético y desmarcado de cualquier tentación de poner en cuestión la turbia privatización que acabó con la nivelación soviética y convirtió a Rusia en una sociedad de grandes desigualdades.
Pero todos estos sorprendentes vaivenes de la Rusia a caballo entre dos siglos se insertan también sobre un entramado histórico concreto, una impronta secular que explica no pocas inercias y regresos al régimen autocrático tradicional en Rusia desde su misma fundación como Estado.
Este libro aborda todos esos aspectos y es, de alguna forma, un epílogo y un regreso a la gran crónica que el autor realizó hace quince años sobre el fin de la URSS y el nacimiento de la Rusia poscomunista, La Gran Transición (Rusia 1985-2002), que Manuel Vázquez Montalbán consideró la mejor síntesis de aquel turbulento periodo.


viernes, 21 de diciembre de 2018

El autoritarismo policial de Macron .

Resultado de imagen de la detención de 151 jóvenes de Mantes-la-Jolie


Francia
La represión de Macron contra el pueblo de los chalecos amarillos, un estado de urgencia encubierto

CADTM

Traducido del francés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos

Según Vincent Brengarth, abogado del Colegio de Abogados de París, estamos asistiendo a una deriva inquietante de la represión policial en Francia en estos últimos años, más concretamente desde noviembre de 2015 cuando se declaró el estado de urgencia y se prolongó varias veces antes de ser integrado en el derecho común. Por consiguiente, nos encontraríamos ahora bajo “un estado de urgencia encubierto”, con detenciones preventivas basadas simplemente en la sospecha, sin que haya ningún elemento concreto de una infracción [1].
Las cifras del ministerio de las fuerzas del orden
El sábado 8 de diciembre el movimiento de los “chalecos amarillos” mantiene su progresión ya que reunió un total de 136.000 manifestantes en todo el territorio francés (de los cuales casi 10.000 en París), un nivel comparable al del sábado 1 de diciembre, mientras que el fin de semana anterior había contabilizado 106.301 personas según las cifras, generalmente a la baja, del ministerio del Interior. Al día siguiente de la manifestación del 1 de diciembre el ministro [francés del Interior] Christophe Castaner se apresuró a revisar a la alza las cifras del 24 de noviembre, ya que volvió a evaluar la cantidad de manifestantes en 166.000 personas en vez de las 106.000 que había anunciado antes. Se apreciará este salto de 60.000 personas aparecidas repentinamente en las estadísticas del ministerio, una manipulación contable para poder afirmar que el movimiento disminuye…
París en estado de alerta insurreccional
Para este cuarto sábado de movilización de los chalecos amarillos se movilizaron 89.000 miembros de las llamadas fuerzas “del orden”, 8.000 de ellos en París, apoyados por catorce “VBRG”, siglas en francés de “vehículos blindados con ruedas de la Gendarmería”. La tensión es palpable. En la capital han cerrado al público 36 estaciones de metro, muchos comercios no han subido la persiana y permanecen cerrados una decena de museos (entre ellos el Louvre, el de Orsay, el Grand Palais, el del Hombre o el de Arte Moderno) así como varios emplazamientos turísticos emblemáticos, como la Torre Eiffel, las Catacumbas o el Arco del Triunfo. Varias salas de espectáculos, desde la Ópera a la Comédie-Française pasando por el Teatro Marigny y el de los Campos Elíseos, han cancelado las representaciones.
1.723 detenciones
El pasado sábado 8 de diciembre, cuarto sábado o Acto IV de la movilización del movimiento de los “chalecos amarillos”, tuvo lugar una oleada masiva de detenciones. En el curso de estas detenciones la policía confiscó frascos de suero fisiológico (que se llevaban para ayudar y aliviar a las personas asfixiadas por los gases lacrimógenos), máscaras de protección, cascos de ciclista, etc., Este robo a los manifestantes del material de protección provoca indignación y echa aceite al fuego. A poco que sean no violentos y tengan la legítima intención de protegerse contra la violencia de las armas utilizadas por la policía, estas intimidaciones acaban por incitarlos a “dejar de ser pacíficos, puesto que no sirve para nada”, como dice Jean-Philippe en una entrevista de Mediapart [2].
En la capital la carrera de las detenciones llega a su punto culminante. Se pasa de 121 detenciones a las 7:30 horas a 575 a las 14:00 horas. Las comisarías se saturan a toda velocidad. Finalmente solo el día 8 de diciembre las fuerzas de policía detuvieron a 1.723 personas que participaban en el movimiento, 1.082 solo en París de las cuales 820 quedaron en detención preventiva. Una joven madre ofrece un testimonio abrumador cuando se encuentra en detención preventiva sin tener nada que reprocharse y sin poder amamantar a su bebé de cuatro meses. “Es un estado de urgencia encubierto, un abuso de poder a beneficio del poder judicial”, se subleva el abogado inscrito en el Colegio de Abogados Vincent Brengarth [3]. Desde que empezó el movimiento de los chalecos amarillos la policía francesa ha detenido a 4.523 personas, 4.099 de las cuales han terminado en detención preventiva [4].
Florent Compain, presidente de Amigos de la Tierra Francia, y Denys Crolotte, del Mouvement pour une alternative non violente [Movimiento para una Alternativa no Violenta], fueron detenidos durante la Marcha por el Clima en Nancy. Su único delito es haber organizado y mantenido una manifestación a pesar de la prohibición de la Prefectura. Sin embargo, la manifestación resultó ser un éxito ya que reunió a entre 1.000 y 1.500 personas. También en este caso parece que ofrecer “una respuesta tanto a los problemas del fin del mundo como a los de fin de mes”, por hacer converger los dos retos nacionales de la movilización, no gustó a la policía que hizo todo lo posible por evitar esta convergencia sobre el terreno. Pero los apoyos se multiplicaron y la centralita de la comisaría se vio desbordada por las llamadas de teléfono. Denys y Florent quedaron finalmente en libertad después de que la policía los mantuviera más de 21 horas en prisión preventiva. Se exponen a una pena de seis meses de cárcel y 7.500 euros de multa [5].
Mientras tanto, las denuncias presentadas se acumulan al mismo tiempo que se celebra, el 10 de diciembre, el setenta aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, cuyo Artículo 9 estipula: “Nadie podrá ser arbitrariamente detenido, preso ni desterrado”.
¡Hablemos de la violencia!
El sábado 1 de diciembre, cuando se celebran manifestaciones en toda Francia, Zineb Redouane, una mujer de 80 años, está en su casa del cuarto piso de la calle des Feuillants 12, junto a la [calle] Canebière en Marsella. Mientras se dispone a cerrar las contraventanas una bomba de gas lacrimógeno, disparada durante los incidentes en la Canebière después de las manifestaciones, le golpea en el rostro. Su vecina Nadjia Takouche recoge su testimonio mientras que la anciana es transportada al hospital de La Timone y después al de la Conception para ser operada. “Pero, ¿cómo pueden disparar a un cuarto piso? Los policías me apuntaron. Tiraron con una pistola, luego subieron a un coche y se marcharon. Quizá pensaban que estaba grabando con un teléfono móvil”, se preguntó antes de morir unas horas después en la sala de operaciones del hospital de la Conception el domingo 2 de diciembre. El fiscal ha confiado la investigación judicial, otra más, a la IGPN [Inspección General de la Policía Nacional], la policía de los policías [6].
Unos días después unos jóvenes del liceo Simone-de-Beauvoir, de Garges-lès-Gonesse, se manifiestan el 5 de diciembre de 2018 contra el Parcoursup* delante de su liceo. Uno de ellos, Issam, un alumno del último curso de bachillerato de 17 años, es alcanzado por un tiro directo de flash-ball** y se desploma delante de su profesor, Mathieu Barraquier, con la mejilla destrozada [7]. El mismo día Oumar, de 16 años, resultó gravemente herido por un disparo de lanzador de bala de defensa (LBD) a la puerta del liceo Jacques-Monod en Saint-Jean-de-Braye, cerca de Orléans [8]. Al día siguiente, el 6 de diciembre, la detención de 151 jóvenes de Mantes-la-Jolie impacta.( foto superior) . 
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6 de diciembre, la detención de 151 jóvenes de Mantes-la-Jolie


En unas imágenes que han circulado profusamente por Internet se ve a los alumnos en fila, arrodillados en el suelo con las manos en la cabeza o esposados con Rilsan (esposas de plástico), vigilados por agentes armados. Se oye claramente a un policía comentar la escena: “Aquí tenemos una clase que se porta bien” [9]. Ese mismo día, el 6 de diciembre, unos 130 antiguos alumnos que habían estado implicados en los movimientos estudiantiles en 1968, 1977, 1986, 1990, 1994, 2000, 2005 o 2013 bajo los diferentes gobiernos del general De Gaulle, Georges Pompidou, Valéry Giscard D’Estaing, François Mitterrand, Jacques Chirac, Nicolas Sarkozy o François Hollande dan la señal de alarma: “Se ha traspasado una etapa” en la represión, afirman preocupados [10].
Dos días después Fiorina, una estudiante de 20 años originaria de Amiens, y Thomas, también de 20 años y estudiante de Nimmes resultan gravemente heridos la cara por balas de caucho en los Campos Elíseos [11]. Acto seguido Le Front de mères [El Frente de Madres], primer sindicato de padres de los barrios populares, publica una tribuna en la que los padres denuncian “la infame represión policial digna de una dictadura” que sufren sus hijos. Le Front de mères expresa su “solidaridad con las reivindicaciones legítimas de nuestros hijos, que rechazan que “reforma” tras “reforma” se restrinjan sus posibilidades y perspectivas de futuro […], solidaridad con sus reivindicaciones contra el Parcoursup, la “reforma” del bachillerato, la supresión de 2.600 puestos desde septiembre y las discriminaciones en el sistema escolar”. Exigen que se respete “el derecho de nuestros hijos a manifestarse y expresarse” y apoyan las demandas presentadas por los abogados de los y las estudiantes víctimas de la violencia policial. Por último, Le Front de mères llama a proteger a sus hijos colocándose como escudos frente a la policía porque “un país en el que se aterroriza a los niños se dirige a la dictadura y al fascismo”.
Durante una concentración en Burdeos el pasado 8 de diciembre Antoine, de 26 años, sufrió la amputación de una mano cuando le explotó una granada [de gas lacrimógeno] que pretendía devolver a “las fuerzas del orden”. Otros 32 manifestantes resultaron heridos. Probablemente Antoine resultó mutilado por una granada explosiva tipo GLI-F4, un arma compuesta de 25 gramos de TNT y una carga lacrimógena que llega casi a los 165 decibelios cuando explota, es decir, más que un avión al despegar, y que solo Francia las utiliza en sus operaciones de “mantenimiento del orden” [12]. “No culpo necesariamente a los policías”, explica Antoine, “sino a este sistema que ha permitido armarse así frente a otras personas que no están preparadas para afrontarlo”. Sin embargo, ya el 30 de noviembre un colectivo de abogados de personas heridas por este tipo de municiones había enviado una carta al ministro del Interior Christophe Castaner en la que pedían que no se utilizara esta granada en la movilización prevista para el día siguiente, 1 de diciembre [13]. “Aunque desde 2016 tanto el Defensor de los Derechos Humanos como la Asociación Cristiana para la Abolición de la Tortura (ACAT) han estado advirtiendo sobre el uso de estas armas de fuego, el Estado persiste en hacer un uso generalizado de estas granadas explosivas con el riesgo asumido de mutilación o muerte”, denunciaban en su carta [14]. Por el momento la única respuesta a esta carta sigue siendo la represión indiscriminada de un gobierno desesperado. El colectivo prevé presentar recursos ante el tribunal administrativo. “En un informe conjunto fechado en 2014 tanto la Inspección General de la Gendarmería Nacional como la Policía Nacional indican que estas granadas son susceptibles de mutilar o herir mortalmente”, recuerda Raphaël Kempf, uno de los abogados del colectivo. “Ya sea en la zona que se está defendiendo en Bure (Meuse) o en Notre-Dame-des-Landes (Loire-Atlantique) esta granada ya ha provocado muchos heridos…”, denuncia Aïnoha Pascual, abogada de Gabriel, otro manifestante al que una granada arrancó la mitad de la mano el 24 de noviembre [15].
 Se confisca el material de protección, se pisotean los derechos de la prensa
Varios foto-reporteros declararon que les habían confiscado su material de trabajo. La fotógrafa Véronique de Viguerie contó a L’Express que la policía le había confiscado las protecciones, lo que la hacía vulnerable en plenas manifestaciones del sábado 8 de diciembre. “Llegué delante del Louvre y había ahí cuatro chicos sentados en una acera. Los acababa de detener la policía. Hice una foto y vinieron los policías. Me controlaron, me dijeron que me marchara. Enseñé mi tarjeta de prensa y les recordé que era periodista. Pero se llevaron mi bolso, en el que tenía dos cascos de snowboard en los que estaba escrito “prensa” con cinta adhesiva, dos máscaras de snowboard y dos máscaras de pintor”.
El lunes 10 de diciembre cuatro sindicatos de periodistas, SNJ, SNJ-CGT, CFDT y FO, pidieron ser recibidos “urgentemente” por Emmanuel Macron tras los “atropellos inadmisibles” de las fuerzas del orden, sobre todo en París, contra los reporteros que estaban sobre el terreno y los fotógrafos al margen de las manifestaciones de los chalecos amarillos. Exigen “explicaciones a la prefectura de policía, al Ministerio del Interior y al gobierno sobre las consignas que se habían dado para llegar a esa situación” [16]. “Desde las 8 de la mañana se confiscó a muchos fotógrafos de prensa, claramente identificados como tales, sus equipos de protección individual (cascos, gafas, máscaras de gas), a veces bajo amenaza de una detención preventiva”, escriben en un comunicado conjunto. Entre los periodistas heridos el sábado 8 de diciembre, dos fotógrafos del parisino recibieron un disparo de Flash-Ball, uno de ellos, Yann Foreix, fue disparado por la espalda desde dos metros de distancia por un oficial de policía. Lo mismo le ocurrió a Boris Kharlamoff, un fotógrafo de la agencia A2PRL, que también recibió por la espalda una bala de caucho disparada por un policía vestido de civil. Un fotógrafo del Journal du Dimanche, Éric Dessons, fue hospitalizado debido a una fractura en la mano tras haber sido golpeado dos veces por un CRS [antidisturbios] [17] y un fotógrafo de Reuters recibió un tiro de flash-ball en Burdeos [28]. En París el sábado 8 de diciembre el periodista del famoso programa de radio Là-bas si j’y suis, Gaylord Van Wymeersch, fue agredido por un agente de la BAC (brigadas anticriminalidad de la Policía Nacional desplegadas masivamente con o sin brazalete) que le dio un porrazo y le rompió el móvil. Su colega, Dillah Teibi, grabó la escena [19].
Finalmente, cuando un policía republicano se dirigen en estos términos a un fotógrafo independiente que cubre las manifestaciones, “¡Si quieres seguir vivo, vete a casa! ¡No tienes una mierda que hacer aquí!”, uno se plantea dudas acerca del mantenimiento del orden republicano [20]. En su discurso del 10 de diciembre Macron habla exclusivamente de la violencia de los “incontrolados”, sin hacer mención alguna a las muchas personas heridas por las armas letales de las fuerzas del orden, a pesar de que el balance provisional del cuarto sábado manifestación, el 8 de diciembre, es muy elevado: 264 heridos, incluidos 39 agentes de policía, más personas incluso que la cifra de 229 heridos de la semana anterior, incluidos 28 agentes de policía. Los hospitales de París atendieron a 170 heridos, frente a los 162 del 1 de diciembre [21]. En total desde el inicio del movimiento a mediados de noviembre casi mil personas han resultado heridas y a veces muy graves. Una lista no exhaustiva de los heridos graves de estas últimas manifestaciones recopilada por el colectivo Désarmons-les! es escalofriante  [22]. Menciona 3 manos arrancadas por granadas GLI F4 y al menos 4 ojos arrancados por disparos de LBD 40.
Por desgracia, para hacer frente a semejante afluencia de heridos, de la que aquí sólo ofrecemos una lista muy parcial, los servicios de salud sufren una falta flagrante de recursos que se podrían volver a movilizar fácilmente si se restableciera, por ejemplo, el impuesto sobre el patrimonio (ISF). Tras la manifestación del 8 de diciembre, la Association des usagers et du personnel de la santé (AUP'S, Asociación de Usuarios y Personal Sanitario) expresaba su indignación en un comunicado por la reducción cada año tanto de efectivos como de recursos humanos, con lo que no se puede prestar una atención digna mientras “las personas mueren en urgencias o duermen en catres de campaña por falta de espacio”. La asociación afirma estar dispuesta a volver a salir a la calle de nuevo y movilizarse con los chalecos amarillos [23].
Notas:[1] Maintien de l’ordre: «C’est un état d’urgence qui ne dit pas son nom»Mediapart, 12 de diciembre de 2018.
[2] Jérôme Hourdeaux, Jade Lindgaard, Dan Israel et Matthieu Suc, «Les “arrestations préventives” ou la fin du droit de manifester»Mediapart, 10 de diciembre de 2018.
[3] Ibidem
[4] «Gilets jaunes: plus de 4500 interpellations depuis le 17 novembre»Libération, 10 de diciembre de 2018.
[5] Franck Depretz et Hervé Kempf (Reporterre), «La garde à vue du président des Amis de la terre : “Les ordres venaient d’en haut”»Reporterre, 8 de diciembre de 2018. https://reporterre.net/La-garde-a-vue-du-president-des-Amis-de-la-terre-Les-ordres-venaient-d-en-haut
[6] Louise Fessard, «Zineb Redouane, blessée par une grenade lacrymo et décédée à l’hôpital à Marseille»Mediapart, 3 de diciembre de 2018.
* Parcoursup es una aplicación web diseñada para recoger y gestionar las preferencias de asignación de los futuros estudiantes en la educación superior públicas francesa, creada por el Ministerio de Educación Superior, Investigación e Innovación en 2018. Parcoursup se presentó como una herramienta para empoderar a los estudiantes, pero ha sido criticado por su lentitud, la ansiedad que genera y su opacidad. (N. de la t.).
** Un flash-ball es un arma de fabricación francesa considerada subletal y diseñada para no poder matar. Sin embargo, es un arma de fuego que sigue siendo potencialmente peligrosa y puede causar lesiones graves. (N. de la t.).
[7] Véase el reportaje de Street Press, de Inès Belgacem y Matthieu Bidan, 7 de diciembre de 2018: «La police lui a tiré dessus, il avait le visage déchiqueté»
[8] Violaine Morin, «Lycéen blessé à la tête à Orléans: “Je ne comprends pas que les policiers aient pu tirer”»Le Monde, 8 de diciembre de 2018.
[9] Faïza Zerouala, «À Mantes-la-Jolie : “Voir la chair de sa chair à genoux, c’est horrible!”»Mediapart, 7 de diciembre de 2018.
[10] «Lycéens d’avant, nous n’avons jamais connu la répression actuelle»Mediapart, 6 de diciembre de 2018.
[11] Karl Laske, «Nombreux blessés par flashball à Paris: la nouvelle 'doctrine' Castaner»Mediapart, 12 de diciembre de 2018.
[12] Thibault Lefèvre, Valeria Emanuele, «Gilets jaunes»: «Le gouvernement envoie des grenades sur des gamins qui lancent des œufs»France Inter, 10 de diciembre de 2018.
[13] «Monsieur le ministre de l’Intérieur, il faut renoncer à l’usage des grenades GLI-F4»Libération, 30 de noviembre de 2018.
[14] «Florilège de violences et blessures policières»Lundi matin, 7 de diciembre de 2018.
[15] Karl Laske, «Deux blessés graves aux Champs-Elysées: l’exécutif en accusation»Mediapart, 27 de noviembre de 2018.
[16] «Des syndicats de journalistes en appellent à Macron après les violences»Reuters, 10 de diciembre de 2018.
[17] «Gilets jaunes: un photographe du JDD blessé sur les Champs-Elysées»Le journal du dimanche, 8 de diciembre de 2018.
[18] Reuters, op. cit.
[19] «Quand les flics de la BAC agressent Là-bas»Là-bas si j’y suis, 11 de diciembre de 2018.
[20] Véase el post de Raymond Macherel, https://blogs.mediapart.fr/raymond-macherel/blog/091218/un-crs-si-vous-voulez-rester-en-vie-vous-rentrez-chez-vous
[21] Karl Laske, «Nombreux blessés par flashball à Paris: la nouvelle 'doctrine' Castaner»Mediapart, 12 de diciembre de 2018.
[22] «Bilan provisoire des blessés graves des manifestations du mois de novembre-décembre 2018»Désarmons-les, 11 de diciembre de 2018.
[23] «Lettre des hospitaliers aux gilets jaunes», L’Association des Usager·e·s et du Personnel de la Santé (AUP’S), 12 de diciembre de 2018.
Jérôme Duval es miembro del CADTM, Comité para la abolición de las deudas ilegítimas (www.cadtm.org) y de la PACD, la Plataforma de Auditoría Ciudadana de la Deuda en el Estado español (http://auditoriaciudadana.net/). Es autor junto con Fátima Martín del libro Construcción europea al servicio de los mercados financieros, Icaria, 2016, y también coautor del libro La Deuda o la vida, (Icaria, 2011), libro colectivo coordinado por Damien Millet y Eric Toussaint, que en 2011 recibió el Premio al libro político en Lieja, Bélgica.
Fuente: http://www.cadtm.org/Repression-macroniste-contre-le-peuple-des-Gilets-jaunes-un-etat-d-urgence-qui


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