viernes, 9 de noviembre de 2018

La Aundiencia Nacional y la extrema derecha.

Tolerancia y risas ante la ultraderecha armada

Quien escuche a Herrera o a Losantos, quien vea la tele de los obispos o lea determinados digitales o periódicos de la caverna madrileña vive pensando que la mitad de los catalanes son unos jodidos terroristas
Una parte de la derecha mediática de este país está sobrepasando, desde hace mucho tiempo, todas las líneas rojas


 




Nueve y once minutos de la mañana. En la tertulia de la COPE, la segunda más oída en nuestro país en esa franja horaria, hablan sobre la detención del ultraderechista que quería atentar contra el presidente del Gobierno. El locutor, Carlos Herrera, ridiculiza el asunto: "El tipo este de Tarrasa que supuestamente era un francotirador y que quería… era un tipo que amenazó en un Whatsapp con pegar un tiro a Sánchez. No tiene antecedentes, ni por supuesto avanzó en los planes…".
La contertulia de turno, Pilar García de la Granja, no tiene palabras: "Yo es que estoy perpleja. No sé qué decir…". José María Fidalgo, aquel líder sindical que puso CCOO en manos de Aznar, es otro de los invitados en el aquelarre: "¿Perpleja? ¿De que quieran pegar un tiro a Sánchez?". La ocurrencia es recibida con risas por los colegas de charla que acaban estallando en carcajadas cuando Fidalgo remata su chascarrillo: "Yo creo que es por lo del salario mínimo…". La conversación continúa con el campechano locutor andaluz poniendo en duda la gravedad de los hechos, recordando que han sido "los Mossos" los que le han detenido, y con sus contertulios burlándose de los datos que se van conociendo: "Dicen que es un experto tirador… ¿un guardia de seguridad?", dice de la Granja; "esto es como lo de la mujer de la granada…", añade Fidalgo. Herrera reafirma, riéndose: "como lo de la granada…", para inmediatamente cambiar de tercio y de semblante. Toca entrevistar con tono grave y apesadumbrado a Teresa Giménez Becerril, hermana y cuñada de dos víctimas de ETA.



El problema no es solo la falta de profesionalidad periodística y la mezquindad humana que emana de esta tertulia. El problema es que en programas como ese, precisamente, es donde se está echando gasolina al fuego y se están agitando las peores pasiones de los españoles. Quien escuche a Herrera o a Losantos, quien vea la tele de los obispos o lea determinados digitales o periódicos de la caverna madrileña vive pensando que la mitad de los catalanes son unos jodidos terroristas. Vive creyendo que en España se ha producido un golpe de Estado liderado por el PSOE y por Podemos con la ayuda de independentistas y etarras. Vive odiando mortalmente a Sánchez, a Iglesias, a Echenique, a Torra, a Colau o a Carmena. Vive escuchando cómo su radiopredicador favorito manifiesta su deseo de disparar contra los líderes de Podemos, anima a atacar a los turistas alemanes en Baleares o se burla de un plan, por muy incipiente y descabellado que fuera (que lo veremos), para asesinar el presidente del Gobierno.
Una parte de la derecha mediática de este país está sobrepasando, desde hace mucho tiempo, todas las líneas rojas. Ya estamos acostumbrados a que publiquen en sus portadas los rostros de cualquier simple ciudadano que no piensa como ellos. Lo vimos con los profesores que, supuestamente, habían humillado a hijos de guardias civiles y que luego, en su mayor parte, fueron exculpados por el juez. Lo vimos con magistrados que dictaban resoluciones que no les gustaban. Lo estamos viendo incluso con humoristas, como Dani Mateo, fotografiados en las puertas de sus casas para que cualquier radical pueda tomar nota y cometer una barbaridad.
Que nadie piense, eso sí, que estamos ante una estrategia novedosa. Ya entre 2004 y 2011 este amplio sector de la derecha intentó que los ciudadanos identificaran a Zapatero con ETA e incluso con Al Qaeda. En aquellos años se publicó, incluso, el nombre del colegio al que iban los hijos de determinados políticos socialistas. Se repitió, una y otra vez, que el Gobierno había provocado directamente los atentados del 11M o, al menos, que protegía a sus verdaderos autores. Si yo escucho, día tras día en la radio, que un político es un golpista y el mayor cómplice de los asesinos islamistas o de los dirigentes etarras… ¿no tengo legitimidad para meterle un tiro entre ceja y ceja?
Ante todos estos comportamientos, la reacción de los medios de comunicación serios y también de la mayoría de los ciudadanos suele ser la de mirar para otro lado. En buena parte de los casos hay detrás una buena intención, la de no dar publicidad a estos energúmenos. "Mejor ignorarles"; "no demos difusión a lo que dicen…" ¿Es una buena intención o es una ingenua intención? Mientras no lo contemos, no lo denunciemos y no les contestemos seguirán alimentando el odio con su inmoralidad, sus falsedades y sus medias verdades. Mientras callamos, ellos hablan; mientras hacemos como que no existen, ellos siguen creciendo.
La ultraderecha violenta está ahí. Nunca se fue. Ante ella, al menos de momento, parecemos desvalidos. Para empezar, cuesta entender que la Audiencia Nacional actúe en horas contra marionetas, raperos o tuiteros y, sin embargo, sea por la razón que sea, no se entere y no investigue una intentona encaminada a cargarse a nuestro presidente. Para continuar, es incomprensible que un atentado neonazi, como el ocurrido hace diez días en Pittsburgh, ocupe la centésima parte del espacio informativo que hubiera acaparado un ataque similar perpetrado por islamistas radicales. Para terminar, existen una absoluta impunidad entre quienes tienen el privilegio de sentarse delante de un micrófono.
Un seguidor de Trump fue el autor en Estados Unidos del envío de decenas de paquetes bomba contra políticos y simpatizantes demócratas. Un neonazi, de aquellos a los que el presidente estadounidense justificó tras atropellar mortalmente a una persona y dejar decenas de heridos en Virginia, asesinó a once judíos en una sinagoga de Pittsburgh. Un ultraderechista español quería matar a Pedro Sánchez para vengar la posible exhumación de Franco. ¿Seguimos con las risas?





 Nota .-   

Tras la reforma del Código Penal de 2015, para atribuir a una persona unos hechos delictivos calificados como terrorismo, ya no es necesaria su pertenencia a un grupo terrorista, una medida tomada para incluir figuras terroristas nuevas a raíz del yihadismo radical. Es decir, un ‘lobo solitario’ —como es este caso— puede cometer delito de terrorismo.

Desde la Audiencia Nacional afirman que “no les consta” que ningún juzgado central de instrucción valorase este caso y lo remitiese a los juzgados ordinarios. No obstante, el asunto fue enviado automáticamente a la Audiencia Nacional según    fuentes internas de las fuerzas de seguridad del Estado y de la policía autonómica catalana.  Y  la Audiencia Nacional lo rechazo y lo envió a juez ordinario

¿ La policía también se equivoco al enviarlo a la Audicencia Nacional ?
  Pero despues  de ver el supremo,   que emiten sentencias que a los pocos días tiran "patrás" y tienen los santo cinturones de decir que son independientes , poco queda ya por ver.
 y ver  .....

jueves, 8 de noviembre de 2018

¿Se jodió Vargas Llosa?

 Resultado de imagen de vargas llosa y la bandera española

 ( Sabemos ahora que este gran patriota español  envuelto en la bandera  de España ,además  de tener su dinero en paraisos fiscales,   Hacienda le reclama 2, 1  millones , e  hipoteca su casón madrileño, para pagar   )


 En  que momento se jodió Vargas Llosa?

miércoles, 7 de noviembre de 2018

Pesadilla judicial

Pesadilla judicial


Antes que probar su independencia ante el poder político, a la fiscalía y a la fiscal debería haberles preocupado bastante más demostrar su absoluta dependencia de la ley y su compromiso con la verdad
Ese y no otro es su trabajo



La fiscal general del Estado, María José Segarra, tenía un trabajo principal durante esta legislatura. Devolver la racionalidad jurídica, la tipicidad penal y la proporcionalidad punitiva al llamado juicio al ‘procés’. Para seguir al frente de la jauría política, mediática y jurídica que persigue a los presos, al Gobierno, a Pablo Iglesias y a Pedro Sánchez al grito de “golpistas” y “cómplices” ya teníamos a los fiscales del Supremo y al anterior fiscal general, Sánchez Melgar. Cumplir esa misión es la única causa que puede justificar tanto su nombramiento como el relevo de su antecesor. Alguien debió explicárselo cuando fue designada y alguien debió advertirle que iba a exigirle enormes dosis de coraje jurídico y cívico. Si no se lo explicaron, ella debería saberlo. No tiene excusa.
La función del escrito de acusación no consiste en demostrar su independencia frente al gobierno de turno, ante un jurado popular formado por tertulianos y lideres de la oposición que calificaran de traición todo cuanto no sea darles la razón. Su función principal reside en cumplir con la misión de “promover la acción de la Justicia en defensa de la legalidad, de los derechos de los ciudadanos y del interés público tutelado por la ley…(articulo 1. Ley del Estatuto Orgánico del Ministerio Fiscal). El trabajo de la fiscalía no es construir una acusación, es defender la ley.




El momento para hacerlo era ahora. En el escrito provisional de acusación se hallaba la oportunidad para presentar una acusación razonada y razonable por desordenes y desobediencia, lejos de esta hipérbole penal de la rebelión o la sedición. La fiscal general no solo no ha cumplido con su tarea, sino que, exhibiendo dosis asombrosas de cobardía jurídica y cívica, ha firmado un escrito que convierte el juicio al ‘procés’ en una pesadilla jurídica que se llevará por delante la credibilidad del Tribunal Supremo y la imagen internacional de España.
Cuando, ante el tribunal, los fiscales presenten argumentos tan concluyentes como que “Pese a reivindicar el pacifismo de la movilización, apeló también (Jordi Cuxart) a la determinación mostrada en la Guerra Civil (empleando la expresión “¡No Pasarán!”) y retó al Estado a acudir a incautar el material que se había preparado para el referéndum…” el bochorno se volverá insoportable. Cuando, ante el tribunal, los fiscales presenten como prueba del alcance de la rebelión el discurso del Rey el 3-O, no sabremos si reír o llorar. Cuando, ante el tribunal, los fiscales pretendan demostrar la concurrencia de violencia sin citar como testigo ni a uno solo de los ciudadanos apaleados el 1-O y descalificando todos sus testimonios en el escrito sin una sola prueba, el asombro recorrerá Europa. Cuando, ante el tribunal, los fiscales pretendan probar el uso de los Mossos como fuerza armada en apoyo del supuesto golpe con el testimonio protegido de un único mosso, entre más de 17.000, el esperpento de tratar a un cuerpo policial como una mafia criminal habrá llegado a su apoteosis.
Son solo algunos ejemplos delirantes de un escrito de acusación donde, desatendiendo sus obligaciones como acusación pública, todo aquel testimonio o prueba que contradice el relato de los fiscales ha sido ocultado, silenciado o tergiversado. Si tan claro es que las denuncias de violencia policial son falsas ¿por qué no se llama a las supuestas victimas para demostrar la simulación de sus heridas? Si tan valido es el discurso real para probar la gravedad de la rebelión ¿por qué los fiscales no citan ni una sola de las múltiples declaraciones públicas del presidente Rajoy y sus ministros, afirmando que la situación estaba bajo control y ni se había celebrado referéndum alguno? Es más, ¿cómo se pretende probar una acusación de rebelión sin que la ratifique con su testimonio ni un solo miembro del gobierno que, en teoría, debió hacerle frente? Antes que probar su independencia ante el poder político, a la fiscalía y a la fiscal debería haberles preocupado bastante más demostrar su absoluta dependencia de la ley y su compromiso con la verdad. Ese y no otro es su trabajo.



 Nota .- Lo increible es como  manipulan las palabras de el rey  , la Fiscalía invoca el mensaje dirigido por el Rey al país el 3 de octubre como signo de la gravedad de los acontecimientos. Los fiscales afirman, en este sentido, que el Monarca actuó ante el “levantamiento generalizado, salpicado de actos de fuerza, agresión y violencia que se estaba desarrollando con el fin de conseguir la secesión de ese territorio autonómico, y considerando la magnitud y gravedad del ataque al orden constitucional que se había producido”. El Rey –añaden– obró precisamente como “primer garante del orden constitucional”. En ningun momento el rey   dijo lo subrayado arriba indicado en negritas , asi dicho , es una  manipulación  de la fiscalia para justificarse..con el rey .


 Y luego   la Fiscalía solicita 25 años de prisión para Oriol Junqueras como máximo responsable de la dirección del proceso –las conclusiones no se refieren a Carles Puigdemont, que está declarado en rebeldía- y que está exiliado .. y que si seria el máximo responsable.

 y ver ..


https://www.lavanguardia.com/politica/20181107/452784956631/sin-compasion.html