viernes, 31 de agosto de 2018

La Audiencia Nacional manipula las leyes a destajo.

La Audiencia Nacional busca atajos para la extradición de Valtonyc: delito de terrorismo y un código penal distinto


Por Fátima Caballero


El juez belga rechazó la entrega automática del rapero y ahora tendrá que determinar si los delitos por los que España le reclama lo son también el Bélgica
El formulario que deben redactar los tribunales para solicitar una euroorden permite a quien la redacta explicar los hechos por los que pide la detención y traslado de un ciudadano en el extranjero. Ese documento incluye un importante apartado final: un listado de delitos que los países solicitantes deben cubrir simplemente marcando con una equis en las casillas si alguno se ajusta al cometido por el reclamado. Esa clasificación de los delitos más graves, pactada entre los países de la UE, agiliza la entrega: cualquier ciudadanos que haya cometido uno de los de la lista será extraditado de forma automática al país que lo reclama. El terrorismo sí está en la lista pero no el enaltecimiento que la jurisprudencia de los tribunales españoles enclava dentro de los delitos de odio.
Pero además, en la euroorden que remitió al tribunal de Bélgica, la Audiencia Nacional hizo referencia a los artículos del Código Penal por los que fue juzgado de forma errónea. El tribunal se refirió a ellos según están actualmente redactadis después de una reforma en 2015 que endurecía las sanciones, en lugar de citar la normativa vigente en 2012, cuando Valtonyc cometió los hechos por los que fue condenado.
La defensa alegó que el rapero no cometió un delito de terrorismo, como figura en la euroorden, sino que fue condenado por delitos de opinión. Los abogados también repararon en el error de los artículos 578 y 579 del código penal. La justicia belga les dio la razón el pasado 21 de agosto. El juez de la ciudad de Gante rechazó que se tratara de un delito de terrorismo y requirió una justificación a la Audiencia Nacional y la literalidad de los artículos por los que Valtonyc fue condenado.
La Audiencia Nacional ha respondido al requerimiento del juez belga este pasado lunes. En el escrito firmado por el presidente en funciones de la Sección Segunda, Ángel Hurtado Adrián, y al que ha tenido acceso eldiario.es, el tribunal español de delitos especiales insiste en que Valtonyc fue juzgado y condenado por un delito de terrorismo. Lo argumenta asegurando que “son diez artículos los que se dedican al terrorismo, comenzando por el 571” y acabando por los 578 y 579, los referentes a entaltecimiento del terrorismo y humillación a las víctimas por los que Valtonyc fue condenado.
El presidente en funciones de la Sección Segunda muestra en la respuesta al tribunal belga su “malestar” por la solicitud de información complementaria, ya que a su juicio, al estar tipificado dentro de un delito de terrorismo la entrega debería haber sido automática. Ese “malestar” lo hace extensivo al requerimiento de información respecto a los artículos anteriormente mencionados pese a “reconocer que hubo un error en la transcripción”.
Así lo justifica el magistrado: “El referido error en la transcripción de los artículos 578 y 579 que se remitieron en su día surge porque los hechos por los que fue condenado el reclamado se sitúan en los años 2012 y 2013, lo que se tiene en cuenta en la dictada por la Audiencia Nacional, 41/2017, y que se condena por la redacción de esos artículos 578 y 579 del Código Penal vigentes en la fecha de comisión de los hechos”, mientras que actualmente esos artículos se vieron modificados tras una reforma de la ley orgánica en 2015.
Tal modificación suponía un endurecimiento de las penas por los delitos de enaltecimiento y humillación a las víctimas. El denominado “error” vulneraría el “principio de irretroactividad penal”, aseguran fuentes jurídicas a eldiario.es. Es decir, que no se puede juzgar a nadie con un Código Penal distinto al que estaba en vigor cuando se cometió el delito.

El delito de enaltecimiento no es terrorismo

Los juristas consultados por este diario enmarcan el enaltecimiento del terrorismo dentro de los denominados “delitos de odio”, aunque en el Código Penal se agrupen con los delitos de terrorismo, como intenta justificar ahora la Audiencia Nacional. Estas mismas fuentes hacen referencia a la jurisprudencia del Tribunal Supremo, que no ha sido modificada posteriormente, que establece literalmente que “la apología, cuando se persigue penalmente, es un delito (de opinión) que versa sobre otro delito distinto, o delito-objeto: el de terrorismo, con el que no puede confundirse”.
La sentencia de la sala 2ª del Tribunal Supremo de 23 de mayo de 2002 añade que “la diferencia es tan clara que mientras la primera clase de acciones se ha perseguido y se persigue siempre en todas sus modalidades, la segunda a veces es impune y con frecuencia conoce sólo formas atenuadas de persecución”. “Los antecedentes expuestos llevan necesariamente a la conclusión de que las conductas denotadas como apología del terrorismo, con independencia de la ubicación que decida darles el legislador cuando opte por su incriminación, no son delitos de terrorismo”, concluye.
En otra sentencia de ese mismo año del 14 de junio, el Supremo abordaba la inducción a error que se había causado redactando los artículos de terrorismo y enaltecimiento conjuntamente cuando se elaboró la ley en 2002, el argumento que ahora el magistrado de la Audiencia Nacional ha utilizado para justificar que se marcara la casilla de “Terrorismo”. El Alto Tribunal consideró que se “hizo difícil la comprensión integradora del cuerpo legal resultante, al etiquetar formalmente de ‘delitos de terrorismo’ conductas que morfológicamente no lo son”.
“Se trata de un delito de opinión, que tiene al de terrorismo como referente necesario pero externo, desde el punto de vista del iter criminis. De un delito, pues, relacionado con el de terrorismo en el plano ideológico y en la perspectiva del bien jurídico de referencia”, concluía el Tribunal Supremo.
Pese a la jurisprudencia, la Audiencia Nacional ha comunicado por segunda vez al tribunal belga que los delitos por los que se reclama a Valtonyc se enmarcan dentro de Terrorismo y ha vuelto a reclamar su extradición urgente apelando al principio de confianza entre los estados. La próxima cita será el lunes, cuando el juez belga ha convocado otra comparecencia de Valtonyc. El tribunal de Gante tras rechazar la entrega automática, tendrá que determinar si se cumple la doble incriminación, es decir si los delitos por los que se reclama al rapero lo son también en Bélgica.

miércoles, 29 de agosto de 2018

Y dicen que no habia franquistas.

Eneko en Rebelión

Que no había franquistas

Aníbal Malvar

 25 agosto, 2018

Llevábamos décadas presumiendo de que ya no quedaban fraquistas en España. Nuestra modélica Transición había hecho desaparecer a la ultraderecha con el bálsamo borbónico de la concordia. Y mira por dónde han aflorado fascistas a miles en cuanto el maléfico gobierno de Pedro Sánchez ha osado tocarle su único cojón a La Paquita, que es como apodaban a Francisco Franco algunos de sus más leales condotieros. En parte, uno se alegra. Es difícil vivir en un país que se engaña tanto a sí mismo.

Francisco Marhuenda, director de La Razón y hagiógrafo perenne de Mariano Rajoy, nos llamó ayer “ignorantes” a los que consideramos a Franco un dictador: “Me parece delirante cuando se dice que Franco fue un dictador fascista. ¿Se puede ser más ignorante? Franco era un militar católico que hizo un régimen totalitario y ya está”.

Al día siguiente, en su periódico, sacó en portada la foto de la vicepresidenta Carmen Calvo metida en una burbuja roja, que le da aire de gorgona cautiva dentro de su bola de cristal: espejito, espejito, ¿quién es la bruja más piruja de la política española?

En su editorial de hoy —La izquierda rompe el consenso–, el periódico de Planeta califica de “indigno” y “distorsión de la realidad” el discurso socialista sobre los motivos del desalojo de Franco: “Es una artimaña legal que no está a la altura de la sociedad española”, un “ejercicio de tergiversación histórica en el que la izquierda, una vez más, culpará a sus adversarios de todas las causas de la Guerra Civil”.

En ABC, más de lo mismo: “Franco lleva 43 años allí enterrado sin que ese hecho haya sido durante este casi medio siglo motivo de especial preocupación para la inmensa mayoría de los españoles”. Ítem más: “El PSOE se ha empeñado en reescibir la historia de la Guerra Civil desde solo uno de los bandos (lo mismo de lo que se acusó al franquismo)”. De todos es sabido que Europa está plagada de historiadores que han estudiado la guerra mundial desde el punto de vista de los nazis. Los asesinos franquistas ya ofrecieron su versión de la guerra y la dictadura caligrafiada con mucha sangre. La democracia nos ofreció después otra versión escrita con mucho miedo. Ya va siendo hora de que nuestra historia deje un hueco a la verdad.





El Mundo, sorprendentemente, ha eludido editorializar sobre el tema que hoy colapsa las tertulias y ensordece las ondas hertzianas. Sus columnistas llevan los artículos al periódico escritos en papel de fumar. Ninguneando la decisión de Sánchez y minimizando el horror asociado al franquismo: “La distancia histórica ha reducido al dictador a la condición de caricatura”, escribe brioso Manuel Arias Maldonado en el periódico de la bola. Tal caricatura, tengo entendido, no hace mucha gracia a los habitantes de nuestras cunetas. Ni del Valle de los Caídos (vale: yo también me invento mayorías sociológicas, como Marhuenda).

Habla también Maldonado del “descontento con nuestra propia historia”, como si hubiera que alegrarse de que España sea el único lugar donde las guerras europeas de mitad del siglo las ganó el fascismo.

Esa conciliación entre vencedores y vencidos que nos venden en los zocos mediáticos es, fue y será imposible. Un demócrata no tiene ni derecho a conciliar con un fascista. Otra cosa es que el fascista, haciendo mucho ruido de fusiles y soldados para acojonar, te obligue a olvidar lo imperdonable, que es lo que sucedió en nuestra modélica y borbónica Transición.

Pero la Historia es terca y se transmite por generaciones, como un ADN cabezota y rabioso. No había franquistas en España, se decía hinchando al viento la española bandera. Triste trapo. https://blogs.publico.es/repartidor/2018/08/25/que-no-habia-franquistas/ 


 Nota .-  La red además se llena de mentiras a favor d e Franco

 Franco no inventó la seguridad social ni las vacaciones pagadas






martes, 28 de agosto de 2018

Llarena en la caja de Pandora.



Sorpresas judiciales

eldiario.es


Intentar resolver políticamente la integración de Catalunya en el Estado español de una manera que resulte aceptable tanto para los ciudadanos de Catalunya como para los del resto del Estado es endiabladamente difícil. Pero intentar resolver el problema por vía judicial es mucho más que difícil.
Aunque al desplazar la respuesta a los tribunales de Justicia puede parecer que se va a controlar el curso de los acontecimientos, ocurre todo lo contrario. Mientras un problema de naturaleza política se mantiene dentro del campo de la política, hay alguna posibilidad de abordarlo desde la negociación. Cuando un problema de esa naturaleza es desplazado al terreno de la administración de justicia, tal posibilidad desaparece. No hay manera de controlar el curso de los acontecimientos. Y ya no se puede negociar.
Como, además, el problema sigue siendo de naturaleza política, aunque esté residenciado ante un tribunal de justicia, el cruce de la lógica política y la lógica jurídica desvirtúa la acción del Tribunal, haciéndole perder el control del propio proceso judicial que tiene que decidir. No solamente no se gana en seguridad, sino que se produce todo lo contrario.
Puede que Mariano Rajoy y el Fiscal General del Estado José Manuel Mazas estuvieran seguros de que activando querellas por el delito de rebelión contra Carles Puigdemont y otros políticos nacionalistas catalanes iban a controlar el procés y en poco tiempo el Tribunal Supremo dictaría una sentencia con la que pondría a cada uno en su sitio. Una vez dictada la sentencia, se podría volver a recurrir a la política, pero con la base sólida de una sentencia firme, con valor de cosa juzgada.
Pero esa confianza en la acción de la justicia era una ensoñación. Los meandros por los que puede discurrir un proceso judicial son casi tan numerosos como aquellos por los que puede transitar la acción política. Como, además, están codificados y hay derechos que se pueden hacer valer en cada uno de dichos meandros, el enmarañamiento puede resultar inmanejable.
El intento de procesar a Carles Puigdemont y demás políticos nacionalistas por el delito de rebelión lo está dejando claro. El Tribunal Supremo ha perdido el control del proceso. No puede proceder contra Carles Puigdemont tras la decisión del Tribunal Superior de Schleswig-Holstein y, al no poder hacerlo, tampoco puede proceder contra los demás querellados sin quebrar la "cadena de legitimidad democrática" en que consiste el Estado Constitucional, ya que, de todos los querellados, únicamente Carles Puigdemont es portador de legitimidad democrática a través de la investidura. Todos los demás la han recibido de él. Su procesamiento deriva del procesamiento del president, es un corolario del procesamiento del president. El Tribunal Supremo podría abrir juicio contra Carles Puigdemont exclusivamente, dejando fuera a los demás. Pero lo que no puede es procesar a los demás, sin procesar a Carles Puigdemont. Esto es una consecuencia insoslayable del principio de legitimación democrática del poder.
Pero es que hay más. Con la errática instrucción del juez Pablo Llarena, que le ha llevado a retirar primero la euroorden dictada en su día por la jueza Carmen Lamela ante la justicia belga, a dictar después una nueva euroorden para volver a retirarla, el juez instructor ha afectado a derechos fundamentales de Carles Puigdemont negándole al mismo tiempo la posibilidad de defenderse.
Tras la emisión de las dos euroórdenes, Puigdemont se tuvo que poner a disposición de la justicia belga y, aunque no se adoptaron contra él medidas privativas de libertad, sí se vio sometido a restricción de movimientos y a la comparecencia periódica ante el juzgado correspondiente. Tuvo que contratar un abogado para defenderse, incurriendo en los gastos que tal contratación conlleva. Y al final, al ser retirada la euroorden, no ha podido defenderse y tener una respuesta judicial frente a la acusación que el juez instructor español le dirigía.
Con su actuación de dictar y retirar la euroorden, Llarena le ha abierto la puerta a Puigdemont ante la justicia belga. Es el juez instructor español el que ha tomado la iniciativa. Puigdemont únicamente está reaccionando ante la iniciativa del juez. Si no hubiera retirado la euroorden, no podría haber planteado la demanda civil ante la justicia belga. Tras la retirada, Puigdemont, que es un ciudadano en pleno ejercicio de todos sus derechos fundamentales, porque no ha sido privado de ninguno de ellos mediante sentencia judicial firme, que reside en Bélgica y que se ha visto afectado en el ejercicio de sus derechos por el juez instructor sin darle posibilidad de defenderse, tiene todo el derecho del mundo a demandar a dicho juez instructor y a exigirle responsabilidad por su errática instrucción.
Es el propio juez Llarena el que se ha puesto en una posición jurídica insostenible. No estamos ante un ataque grosero a la integridad de la justicia española, como ha dicho Llarena. Es una reacción de legítima defensa frente a una instrucción errática.
El 4 de septiembre se va a producir una nueva sorpresa. Y no será la última.
Vamos de disparate en disparate.
Fuente: https://www.eldiario.es/zonacritica/Sorpresas-judiciales_6_805329465.html

y ver ...   https://www.cuartopoder.es/espana/justicia/2018/08/28/enrique-santiago-que-el-gobierno-defienda-a-llarena-cuestiona-la-independencia-judicial-belga/

NOTA.- El problema de la Llarena es que no quiso solo juzgarlos , como sería  lógico  ,sino castigarlos.

lunes, 27 de agosto de 2018

El colonialismo francés y europeo en África

La obra negativa del colonialismo francés y europeo en África

El franco CFA, una moneda colonial, servil y depredadora



bouamamas.wordpress.com




Por primera vez desde las independencias varias manifestaciones públicas en diferentes países de África (Dakar, Cotonou, Libreville, Bamako, etc) y en la región parisina han exigido la desaparición del franco CFA, una moneda que el colonialismo francés impuso a catorce países en el momento de las independencias. Estas manifestaciones impulsadas por movimientos juveniles marcan la entrada en escena de una nueva generación militante africana. No es casual que el franco CFA se haya elegido como objetivo en el arsenal de sometimiento a la dependencia que impone el colonizador en la década de 1960. En efecto, todas las demás zonas monetarias coloniales llegaron a su fin con la disolución de la última, la zona libra esterlina, en 1979 (1). Esta moneda, que el Estado francés presentaba como un símbolo de la cooperación, muestra cada vez más lo que es: un símbolo provocador de una dependencia colonial que además del franco CFA posee otras herramientas: la deuda, el Acuerdo de Asociación Económica (AAE), los acuerdos de defensa, la francofonía. “Mientras que las demás monedas africanas simbolizan por medio de su nombre la ruptura con la colonización y la independencia adquirida a principios de la década de 1960 (naira en Nigeria, cedi en Ghana, dinar en el Norte de África), la moneda que circula de Dakar a Yaundé pasando por Abidjan, Lomé, Bamako y Malabo sigue haciendo referencia al colonizador” (2), resume el jurista Yann Bedzigui. Génesis de una moneda colonial




sábado, 25 de agosto de 2018

La invención del pasado en la Historia de España. .

Resultado de imagen de la invención del pasado miguel anxo murado pdf

La invención del pasado de Miguel-Anxo Murado, una enmienda a la totalidad.




Traigo a El Polemista,  que por estas fechas cumple su tercer año y supera ampliamente el centenar de libros comentados, un ejemplo de cómo la historia de las naciones está sujeta al mito y a la invención, premisa necesaria para comprender el auge de nacionalismos que desgraciadamente padecemos.
Miguel-Anxo Murado en su La invención del pasado (Ed. Debate), pone en duda ante el lector muchos de los mitos históricos que generalmente se dan por válidos e incluso forman parte del pasado aceptado de los españoles. Y lo hace vehementemente:
“El escepticismo es también un conocimiento. Puesto que la historia es algo natural e instintivo, una carga que estamos obligados a llevar, queramos o no, es importante saber quitarle importancia para que no nos aplaste. Junto a la imaginación, ese escepticismo ha sido siempre una de las herramientas de los historiadores. Lo único que falta es que la utilicen también los lectores.” Comienzo por su conclusión, da una buena idea de lo que es un libro que sabe llegar a cualquier lector no necesariamente habituado a la lectura histórica.
Y es que ya desde las primeras páginas Murado recupera a autores entre tantos que en su día fueron tan polémicos como Ignacio Olagüe que en los setenta argumentó magistralmente la imposibilidad de que en el 711 se produjera una invasión ni árabe ni musulmana e iba más allá sosteniendo que, en realidad se habría tratado de una sustitución de la casta gobernante en la Península Ibérica desde el más desarrollado culturalmente norte de África, que ello explicaría la rapidez y la ausencia de resistencia a este hecho, entre otras cosas porque ni tan siquiera habría habido un cambio forzoso religioso, que este habría llegado más adelante por la vía del proselitismo por parte de predicadores y comerciantes. Quizá ello explique que no exista texto alguno contemporáneo al 711 que cite invasión árabe alguna de la Península, tampoco de cronistas musulmanes o europeos de la época. ¿No resulta extraño en uno de los hechos fundamentales del imaginario histórico de los españoles? Y disculpen que me haya extendido en esta cuestión, pero aquel La revolución islámica en Occidente, tuvo una notable repercusión en quienes aprendimos a tratar la historia con el escepticismo que propone Murado.
Pero esperen, que casi todo lo que sabemos del Reino de Asturias (718-925) lo tenemos a través de los textos realizados en el siglo XII por el Obispo Pelayo de Oviedo, que tanto interés puso en inventar un pasado de siglos atrás molestándose hasta en imitar la caligrafía visigoda para hacerlos pasar por más antiguos. Ya ven, ateniéndose a la documentación real, podríamos poner en duda la misma existencia del Reino de Asturias.
Por entonces, a mediados del siglo XII, Alfonso VIII reina en la emergente Castilla y requiere un pasado legitimador que se encargará de hacer otro obispo, en este caso Ximénez de Rada, que imitando la que con ese fin había realizado su similar Lucas de Tui para entroncar la monarquía leonesa con la asturiana, no será diferente a las crónicas inventadas de Navarra, Aragón… y de otros reinos europeos. No solo se buscaba legitimar y adular al monarca de turno, a través de estos relatos unos territorios se arrogaban derechos y primacías frente a otros; la cuestión es que hasta hace muy poco tiempo han sido aceptados de manera literal como correctos y las consecuencias a la vista están.
Los ejemplos se suceden en este La invención del pasado, su autor explica como en relatos épicos de nuestra historia, como es el caso del suicidio heroico y colectivo de Numancia que probablemente no se produjera dado que aparece en diferentes cronistas romanos entre el siglo I a.C. y el II d.C. como lugar común a las ciudades asediadas: se trataría de un cliché literario, no de un hecho real.
“Este proceso metafórico es universal. Se da en los geógrafos antiguos y los cronistas medievales, pero también entre los historiadores modernos, aunque sea de un modo más sutil. Nuestra mente, la de los cronistas y la nuestra, opera por medio de analogías, paralelismos y reiteraciones. No somos seres “científicos” sino literarios, y nuestra manera de recordar, también la del historiador, funciona más como la de un novelista o un poeta que como la de un científico.”
Miguel-Anxo Murado sigue poniendo en cuestión el relato histórico común: la Armada Invencible de Felipe II no sufrió una tormenta destructora, muy al contrario, la acción de los barcos incendiarios y la artillería inglesa no logró destruirla en su totalidad gracias a otra tormenta menor. De vuelta tuvieron más problemas por el clima de la zona.
De cualquier manera será el siglo XIX el que reescriba sobre mitos la historia de España. El autor pone a la cabeza en ello a Modesto Lafuente, que en su Historia General de España,  será el máximo exponente en la dotación de relato histórico a la identidad española. Entre otros mitos, aquí se apunta la invención del concepto de Reconquista nunca utilizado hasta entonces, que “convertía la presencia musulmana en algo provisional y en constante retirada, y desplazaba el foco de la acción hacia los reinos cristianos. El resultado es una gran narrativa clásica, de unidad (reino visigodo), pérdida (conquista musulmana), lucha (Reconquista), y redención (toma de Granada).”
Peor lo tiene Menéndez Pidal en este libro, Murado no puede disimular cierta obsesión por tan erudito medievalista, aparece a lo largo del texto, incluida su portada, como la representación misma del mito y le acusa abiertamente además de fantasioso de manipular una idea castellanocéntrica de nuestra historia, no solo se habría inventado toda su aportación sobre el Cid Campeador, es que también sería entre otras muchas más manipulaciones, el autor de la idea del Imperio español que hoy tenemos hecha a medida del franquismo.
Tampoco se libra Sánchez Albornoz, que partía de “la historiografía alemana de las décadas de 1920 y 1930, fuertemente influida por el nacionalismo o incluso por el nacionalsocialismo.”  A él le atribuye la equivocada idea que de los godos tenemos, incluida la dichosa lista de reyes que trajo de cabeza a nuestros padres en las escuelas, y aquí se llega a plantear la posibilidad de que no fueran ni tan siquiera un pueblo como tal, sino simplemente un ejército nómada de mercenarios de diferentes procedencias.  Como habrá podido notar a estas alturas el lector hay momentos de la lectura en los que da la sensación de que Murado exagera tanto el juicio y revela una incapacidad para leer la historiografía en su contexto histórico que puede resultar excesivo, pero ello en ningún caso priva a quien lo lee de una divertida y provocadora puesta en duda de casi todo aquello que creía saber. Pero ciertamente, en la decostrucción de los mitos que aquí se hace hay que poner en práctica el mismo escepticismo que el autor solicita en la lectura de la historia, en esta también.
Y ahora le toca a Américo Castro, aquí toma partido por su enemigo Sánchez Albornoz  (solo a medias, niega la posibilidad de debatir sobre “el origen de los españoles”) y califica al mito de las “tres culturas” como inexistente; sostiene el autor que intercambio entre cristianos, musulmanes y judíos hubo, pero que Castro lo eleva a niveles disparatados.
Una conclusión insostenible y gratuita del autor que confunde la visión esencialista de la historia de parte del siglo XX con la del franquismo, simplemente resulta incomprensible que esta frase haya superado la más mínima revisión:
“El propio Pidal regresó pronto a la España de Franco y recuperó su cátedra en 1947. Sánchez Albornoz y Castro prefirieron no regresar nunca, pero sus ideas sobre el pasado fueron las del franquismo (también las de Castro, más de lo que sus admiradores están dispuestos a aceptar.”
Llegamos a los relatos ilustrados, la importancia de la pintura de historia del siglo XIX, fuente de las imágenes mentales de apoyo al relato histórico creado y premeditadamente reforzado artísticamente. Por ejemplo, durante el reinado de Isabel II se suceden las representaciones pictóricas de Isabel la Católica motivadas porque ambas llegarían al trono tras dudosas interpretaciones del derecho dinástico y además coincidían en el nombre, pero se citan numerosos casos de escenas que teniendo orígenes literarios se han convertido en testimonio del pasado y transformado en documentos.
La fotografía también ha cumplido su papel, comprobar que un clásico de la Guerra Civil como la foto Los caballos de Agustí Centelles en realidad es un posado, me ha resultado más decepcionante que las falsedades y anacronismos que encierran cuadros como La rendición de Breda de Velázquez o la imposibilidad de que Goya fuera testigo de las escenas que recrea en Los desastres de la guerra, o peor aún, nuestro imprescindible Los fusilamientos de la Moncloa  (más conocidos como los del tres de mayo), en realidad son una copia de una escena central del anterior Tres de mayo de Juan Carrafa. ¡No dejen de buscar y comparar ambas imágenes!
Objetos y lugares, la famosa Tizona, la espada del Cid que la Junta de Castilla y León pagara en pleno aznarismo por 1,6 millones de euros cuando varios expertos negaban su autenticidad y no valoraban en más de 7000 euros, la falsedad de las viviendas atribuidas a Cervantes en Alcalá de Henares, el Greco en Toledo o a Colón en Las Palmas, las reconstrucciones sin el más mínimo criterio histórico-artístico del siglo XIX donde primó la imaginación sobre la realidad, ¡incluida la Alhambra con la que Miguel-Anxo Murado es implacable!, las rutas turísticas que se identifican con episodios o leyendas históricas, las conmemoraciones y los recuerdos selectivos, cierran un libro que  concluye poniendo a la Historia en una descalificación a mi juicio excesiva y que injustamente ignora la gran cantidad de trabajo serio y riguroso que también se realiza a diario para el conocimiento de nuestro pasado.

La lectura de La invención del pasado es un sanísimo ejercicio de puesta en duda de casi todo, un alegato de independencia intelectual que podía haberse extendido a otras deformaciones de la Historia que padecemos actualmente en España, y ello a pesar de que el autor en su obsesión por destruir el relato histórico aceptado mayoritariamente no duda en descalificar y generalizar, presumir las intenciones maléficas del legado historiográfico recibido sin la más mínima empatía contextual, y en muchas ocasiones escudarse en la negación por duda más que en la afirmación alternativa.
La edición de Debate, impecable, bien dotada de bibliografía, notas, créditos, alguna ilustración… hace justicia a un libro que hará las delicias de los lectores que se acerquen a él con el mismo escepticismo que Miguel-Anxo Murado pide para la historia que pone en cuestión. 


miércoles, 22 de agosto de 2018

La guerra financiera global deTrump .



Razones por las que Trump acaba de desencadenar una nueva crisis financiera

Russia Today

Traducido del inglés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos.

El ataque de Trump a la lira turca unido a las recientes medidas de la Reserva Federal estadounidense para cortar el suministro de dólares están llevando al mundo hacia una repetición de la crisis monetaria de 1997. Puede que ese sea precisamente el objetivo.  El pasado viernes Donald Trump anunció nuevas sanciones contra Turquía, incluido el duplicar los aranceles del acero y el aluminio que había impuesto a principios de año. La lira turca ya estaba en dificultades pero estas nuevas sanciones son “la gota que colma el vaso”, según Edward Park de la empresa de inversión británica Brooks Macdonald.
Ese mismo día la lira turca bajó a más de seis frente al dólar, lo cual era la primera vez que ocurría, para bajar hasta 7.21 frente al dólar el sábado. Después de que Turquía pusiera topes a los swaps de divisas, recuperó lentamente algo del valor perdido y el miércoles se cambiaba a 6.12, lo que todavía era muy inferior al 4.75 por dólar que valía la semana pasada.
Aunque la reacción de Turquía ha tenido cierto efecto no se debe exagerar: prohibir simplemente el comercio de la lira por encima de ciertos límites, que es lo que ha hecho Turquía, apenas es un medio sostenible de revalorizar la moneda y según el Financial Times, los inversores “continúan aumentando sus apuestas contra Turquía de otras maneras, como los swaps de incumplimiento crediticio que se pagan en caso impago de la deuda”. Las acciones de los bancos turcos están ahora en su nivel más bajo desde 2003.
La vulnerabilidad de la moneda se debe a la enorme deuda del país en dólares. Las empresas turcas deben actualmente casi 300.000   millones de dólares de deudas en divisa extranjera, una cifra que representa más de la mitad de su PIB. La pregunta es cómo ha ocurrido y por qué de pronto se ha convertido ahora en un problema.
Durante la era de la expansión cuantitativa (QE, por sus siglas en inglés) la Reserva Federal estadounidense inundó las instituciones financieras estadounidenses con 3.5 billones de dólares nuevos, la mayoría de los cuales se destinaron a los llamados “mercados emergentes”, como Turquía. Mientras la música seguía sonando todo iba bien: unas tasas de interés cercanas a cero combinadas con un dólar débil hicieron que estas deudas fueran asequibles. Pero desde que la Reserva Federal puso fin a su programa de expansión cuantitativa el año pasado y a continuación empezó a revertirlo vendiendo los activos financieros que había comprado (y, por lo tanto, sacando los dólares del sistema financiero) el valor del dólar ha empezado a aumentar otra vez, lo que ha hecho que los pagos de la deuda sean menos asequibles.
Esta apreciación del dólar se ha visto agravada por dos aumentos sucesivos de las tasas de interés por parte de la Reserva Federal, pero también por los pasos dados por Trump. Paradójicamente, las guerras comerciales de Trump han llevado a que el dólar suba más ya que los inversores lo han considerado un “refugio seguro” en comparación con otras divisas que se consideran menos capaces de soportar las impredecibles turbulencias que ha desencadenado Trump. Incluso el yen y el franco suizo, que tradicionalmente se suelen considerar “tan buenos como el oro”, se han debilitado frente al dólar, lo mismo que le ha ocurrido, de hecho, al propio oro.
Como afirmó Aly-Khan Satchu, fundador y presidente de Rich Management, “han convertido al dólar estadounidense en un arma, ya sea deliberadamente o según un plan” (¿hay diferencia?). Añadió además que el “dólar está castigando básicamente a los países” y advirtió que otros países sufrirán el mismo trato “si siguen llevando adelante las mismas políticas que Erdogan”.
Por consiguiente, Estados Unidos ha propinado un revés cuádruple a Turquía: subidas de los tipos de interés y corte del suministro de dólares por parte de la Reserva, aranceles y sanciones de Trump. El resultado es una pérdida del valor de la lira de casi el 40 % desde principios de año.
Los efectos ya se sienten mucho más allá de las fronteras turcas: el rand sudafricano cayó el lunes a su nivel más bajo desde hace dos años y la rupia india, el peso mexicano y la rupiah indonesia también se han visto fuertemente afectados. No es de extrañar ya que el aumento de las deudas en dólares (de 2 billones de dólares hace 15 años a 9 billones hoy en día, sobre todo en el Sur Global) junto a la reversión del QE era una crisis que se veía venir. Actualmente se están dando todas las condiciones que prefiguraron la crisis monetaria de sudeste asiático en 1997. Solo se necesitaba un empujón, que es exactamente lo que ha hecho Trump.
De todo esto hablan los manuales o deberían hacelo en caso de que los manuales de economía guardaran alguna relación con la realidad (cosa que no hacen). Los diez últimos años son casi una repetición exacta de la década que llevó a la crisis de 1997. Aunque la devaluación del dólar del “Acuerdo Plaza” de 1985 no fue exactamente un QE tuvo los mismos objetivos y resultados: una avalancha de dinero barato y de deuda en dólares y, por lo tanto, una dependencia global del dólar y una vulnerabilidad cada vez mayores respecto a la política monetaria y económica estadounidense.
A continuación esta vulnerabilidad se “cobró” con la “anulación del Acuerdo Plaza” diez años después que, al igual que con la actual anulación del QE, cortó el crédito y disparó las tasas de interés, lo que hizo más inestables los mercados y más probables las quiebras.
Finalmente el detonante fue el colapso del bath (la moneda de un país, Tailandia, con un PIB que es la mitad del de Turquía) que se convirtió en una crisis que acabó extendiéndose a toda Asia, saboteó el desarrollo del país y permitió a las corporaciones estadounidenses comprar algunas de las plantas industriales más avanzadas de mundo por una mínima parte de su valor.
Así pues, no es tan difícil ver por qué Trump y la Reserva Federal pueden desear desencadenar hoy esta crisis. Cuantas más monedas de países endeudados en dólares bajen más bienes y servicios reales tendrán que pagar como tributo a Estados Unidos para pagar los intereses de las mismas deudas en papel dólar, mientras que aquellos que no puedan pagar serán engullidos por muy poco dinero.
No obstante, más allá de estos beneficios meramente económicos, también subyace el imperativo geopolítico: mantener y extender la dominación estadounidense hundiendo a sus rivales. A fin de cuentas Trump no hace otra cosa que convertir todos los posible medios de poder de los que dispone en una palanca para destruir a sus oponentes. Empujar a un país tras otro al borde de la ruina (y, por tanto, a caer en manos del FMI para que los rescate) es una forma de convertir la dependencia respecto al dólar creada durante la década pasada en poder puro y duro.
Son fáciles de imaginar las exigencias que podría tener Estados Unidos a cambio de apoyar un rescate del FMI: acabar con las importaciones de petróleo procedente de Irán, suspender la participación en la “Iniciativa del Cinturón y la Ruta” de China… el potencial es enorme. Ya se ha amenazado directamente a Turquía acerca de “lo que debe hacer” para “tranquilizar a los mercados”: The Times, por ejemplo, pedía que “Erdogan ponga fin a su rencilla con Occidente si quiere evitar una crisis más profunda; […] su forma de actuar debería ser clara: debería subir las tasas de interés [esto es, prometer a los inversores internacionales de divisas un recorte mayor de la economía turca], hacer caso a economistas competentes, garantizar explícitamente la independencia del Banco Central [estoy es, hacer que deje de estar bajo supervisión democrática] y reconciliarse con el presidente Trump” ya que, a fin de cuentas, “se necesitará el apoyo de Estados Unidos si el FMI y el Banco Mundial van a intervenir”.
De hecho, ahí es donde se descubre una vez más la falsa dicotomía entre los “globalistas” y los “nacionalistas económicos” en la Casa Blanca de Trump (y en el país en general). Cuando se trata de empujar a la quiebra al Sur Global sus intereses coinciden totalmente. Por mucho que los comunicados de prensa de Goldman Sachs peroren una y otra vez contra de los aranceles de Trump, la realidad es que la guerra comercial es la guinda del pastel de la propia política de la Reserva Federal de aplastar a los “mercados emergentes”.
Wall Street depende precisamente del tipo de inestabilidad financiera que ha desencadenado la guerra comercial de Trump. Como señala Peter Gowan, “la economía estadounidense […] depende de reproducir constantemente la inestabilidad monetaria y financiera internacional”. Wall Street en particular “depende de las inestabilidades caóticas en los sistemas financieros del ‘mercado emergente’”. Pero la verdadera naturaleza de estas acciones se disimula envolviéndolas en la bandera y presentándolas junto a los gritos de alarma de los “globalistas”. El Sur Global está ahora al borde del precipicio y tanto los “liberales de la clase dirigente” como los “insurgentes nacionalistas” hacen fila para darles un empujón.

Dan Glazebrook es un escritor independiente de artículos políticos que escribe, entre otros medios, para RT, Counterpunch, Z magazine, The Morning Star, The Guardian, The New Statesman, The Independent y Middle East Eye. Su primer libro, Divide and Ruin: The West’s Imperial Strategy in an Age of Crisis fue publicado por Liberation Media en octubre de 2013. Constaba de una colección de artículos escritos a partir de 2009 en los que se examinan las relaciones entre el colapso económico, el ascenso de los BRICS, las guerras en Siria y Libia y la “austeridad”. Actualmente está investigando sobre el uso por parte de Estados Unidos y Gran Bretaña de los escuadrones de la muerte sectarios contra Estados y movimientos independientes desde Irlanda del Norte y América Central en las décadas de 1970 y 1980 a Oriente Próximo y África en la actualidad.
Fuente: https://www.rt.com/op-ed/436206-turkey-crisis-trump-financial/ 

 Nota .- Llama la atención como nuestra prensa lo publica por separado y por apartados, no conexionando lo que pasa el Turquía con Rusia o con Argentina o Venezuela o Sudáfrica o Irán y la caída de sus monedas frente la dólar .. por ejemplo .

Israa al-Ghomgham activista chiíta saudí , no ha sido ejecutada, de momento .

Arabia Saudí quiere hacer la primera ejecución de una mujer por motivos políticos  


Por Marta Valls Ribas

 Kaosenlared

Israa al-Ghomgham es activista defensora de los derechos humanos. Este año el régimen ha ejecutado, como mínimo, a sesenta y cinco personas.

La fiscalía de la Arabia Saudí pide la pena de muerte para Israa al-Ghomgham, activista defensora de los derechos humanos. Si la sentencia se ejecuta, será la primera mujer saudí a quien se aplicará la pena capital por motivos políticos. Su delito es haber participado en manifestaciones pacíficas para pedir el fin de la discriminación del régimen contra la minoría chiita y la libertad de los presos de conciencia. El 28 de octubre el juzgado tendrá que ratificar o denegar la condena.


El lunes circuló por la red que ya había sido ejecutada, pero era una noticia falsa.
Al-Ghomgham fue arrestada en 2015 por ‘actividades antiestablishment’. Desde entonces, ha pasado treinta y dos meses detenida, sin poder contar con la defensa de ningún abogado.
Su futuro está ahora a manos del tribunal penal especializado de Riad, encargado del caso. Este tribunal es el que dictó en noviembre de 2017 la implantación de la polémica ley contra el terrorismo, que penaliza hasta con diez años de prisión los insultos al rey o a la familia real y con penas de muerte ‘los actos de terrorismo’. La Organización Saudí Europea por los Derechos Humanos (ESOHR) describe a este tribunal como ‘un organismo totalmente parcial, controlado por el rey’. ‘Sus sentencias ya son dictadas antes del juicio, siempre en consonancia con el discurso oficial del estado’, afirmaba un informe publicado la semana pasada por esta organización. Pero este documento ha sido eliminado de la red y sólo queda la referencia que hicieron algunos medios.
Quién es al-Ghomgham?
Israa al-Ghomgham es originaria de la ciudad portuaria de Qatif, en la provincia Este del Arabia Saudí, donde hay una fuerte presencia de musulmanes chiitas y que durante las Primaveras Árabes del 2011 y del 2012 fue uno de los principales focos de protestas y de represión y violencia: fueron asesinados o arrestados miles de activistas. Fue entonces, también, cuando el nombre de Israa al-Ghomgham se situó bajo el foco de las fuerzas gubernamentales, como participante y activista en las protestas.
Es conocida por haber levantado la voz y haberse manifestado de manera pacífica a favor de los derechos de las mujeres, haber denunciado la persecución de los chiitas en la Arabia Saudí y haber criticado el régimen del rey Mohammed bin Salman. La decisión de la fiscalía ha alertado a los defensores de los derechos humanos y ha encendido la red. Aun así, también han aparecido mensajes que defienden la sentencia.
Pena de muerte: sesenta y cinco ejecutados en 2018
No hay cifras oficiales de personas ejecutadas por el régimen saudí. Según el Centro Cornell sobre la pena de muerte, hasta el 15 de agosto el Estado había asesinado, como mínimo, a sesenta y cinco personas. Aun así, según un recuento de la Agencia de Prensa Francesa (AFP), hasta el 17 de julio el número de ejecutados por el estado se sitúa en setenta y tres. Amnistía Internacional denuncia que el número real de sentencias de muerte es probablemente muy superior al número de ejecuciones conocidas.
Tampoco se puede confirmar el número de personas que están en el corredor de la muerte, debido a la carencia de cifras oficiales. El ESOHR asegura que, como mínimo, a estas alturas hay cincuenta y una personas esperando ser ejecutadas. De estos, ocho eran menores de edad cuando los detuvieron o cuando cometieron el crimen que se les imputa.
Según Amnistía Internacional (AI), los tribunales saudíes imponen la pena de muerte por varios delitos, como los relacionados con el tráfico de drogas, o por conductas que según las normas internacionales no tendrían que ser penalizadas, como por ejemplo ‘brujería’ o ‘adulterio’. ‘Muchas personas fueron condenadas a muerte en juicios injustos ante tribunales que las declararon culpables sin investigar adecuadamente las denuncias –dice la organización–. Las confesiones de los acusados son obtenidas mediante la coacción y la tortura.’ Además, en general, las autoridades no informan a las familias de los condenados que serán ejecutados inminentemente ni siquiera después.
Amnistía Internacional afirma que Arabia Saudí es el tercer país del mundo en número de ejecuciones por año, detrás China e Irán. En 2017 fueron asesinadas casi ciento cincuenta personas.
Los derechos de las mujeres, prácticamente inexistentes
Israa al-Ghomgham es defensora de los derechos de las mujeres en un país en que existe una carencia de derechos dramática. Las mujeres necesitan una autorización de un hombre tutor –padre, esposo, hermano o hijo– para matricularse en un centro de enseñanza superior, buscar trabajo, viajar o casarse. Tampoco reciben la protección adecuada contra la violencia sexual ni ningún tipo de violencia contra su condición de mujeres, tal como denuncia Amnistía Internacional.
A pesar de esta situación, Arabia Saudí forma parte de la Comisión de los Derechos de las Mujeres de Naciones Unidas desde abril de 2017, y de la entidad para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de las Mujeres, también de las Naciones Unidas, desde abril de este año.
Cómo es que el Arabia Saudí forma parte de los organismos de la ONU? También se sorprenden los activistas de los derechos humanos. ‘El país estos últimos años ha hecho cambios marginales en el ámbito de los derechos de las mujeres, principalmente en el acceso a la educación superior y al mercado laboral’, dice Adam Coogle, investigador sobre Oriente Medio, en un artículo publicado por HumanRights Watch. ‘Pero estos cambios –añade– han sido obstaculizados o incluso anulados porque las autoridades han permitido que el sistema de tutela masculina continúe siendo intocable, de forma que los hombres continúan controlando la vida de las mujeres.’
Uno de estos cambios marginales es la despenalización de la conducción de las mujeres. El 24 de junio, por primera vez en la historia del reino, las mujeres pudieron conducir legalmente. Pero el proceso tampoco estuvo exento de polémica: pocas semanas antes el régimen había detenido a cuatro activistas que habían capitaneado las campañas a favor del derecho de conducir de las mujeres.

 Nota .- Se ve que  al ser publicado en la red el lunes ,. la noticia falsa , que había sido  ejecutada , desencadeno  que se publicara  lo que pasaba y logro además tener abogados que la defiendan