El fin de la impunidad para un grupo de comisarios arruina la leyenda del rey emérito
Villarejo grabó a la antigua amiga del monarca en uno de sus
trabajos parapoliciales; las cintas salen a la luz ahora, con el
comisario en prisión
En las cintas que grabó el comisario, encarcelado por organización criminal, Corinna presenta a Juan Carlos I como un comisionista y defraudador fiscal
Con el arresto de los comisarios acaba una era en la Policía: cuarenta años de trabajo descontrolado y encargos “especiales” de todos los gobiernos
En las cintas que grabó el comisario, encarcelado por organización criminal, Corinna presenta a Juan Carlos I como un comisionista y defraudador fiscal
Con el arresto de los comisarios acaba una era en la Policía: cuarenta años de trabajo descontrolado y encargos “especiales” de todos los gobiernos
Pedro Águeda
El Diario .es
Juan Carlos I fue proclamado rey de
España en 1975, el año en que la Policía asignó su primer destino
relevante a José Manuel Villarejo, la lucha contra ETA en Euskadi.
Cuarenta y dos años después el decadente final del todopoderoso
comisario, encarcelado como cabecilla de una trama de corrupción,
amenaza con arrastrar al monarca y arruinar lo que queda de la leyenda
que acompañó durante casi medio siglo al rey de España. Los audios con
los que el comisario jubilado intenta sacudirse las graves acusaciones
en su contra han arrasado la imagen del rey emérito, aquella visión
idílica del jefe del Estado ha quedado hecha añicos por la gravedad de
las conductas que describe en esas grabaciones su presunta amante
Corinna Zu Sayn Wittgenstein.
¿Qué hacía un policía
adscrito a la Dirección Adjunta Operativa (DAO) de la Policía
entrevistándose con la amiga del rey en Londres con un importante
empresario como testigo en la cita? La respuesta, o la falta de ella,
resultan esclarecedoras. Villarejo se definía a sí mismo como “agente
encubierto”, un cajón de sastre que le ha servido durante cuarenta años
para justificar su presencia en escenarios y situaciones que desbordan
la misión que la Ley de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado
reserva a los miembros del Cuerpo Nacional de Policía. Una situación que
toleraron, cuando no fomentaron, todos los gobiernos de la democracia:
desde UCD al PP pasando por el PSOE. A todos les resultaron útiles esos
servicios de policías acostumbrados a vivir en el límite de la ley e
incluso a salirse por fuera de ella ya fuese para misiones
antiterroristas o cualquier otra misión de Estado que se les
encomendase.
Ocurrió recientemente con la Operación Cataluña, cuya legalidad siguió defendiendo Villarejo en
sede judicial, a pesar de que la búsqueda prospectiva del delito en que
consistía, la falta de control judicial y su intencionalidad política
también sobrepasaban todos los cometidos de la Policía.
Tanto las maniobras contra el proceso soberanista como el viaje a
Londres para entrevistarse con la comisionista amiga del rey se producen
en el periodo de Jorge Fernández Díaz en el Ministerio del Interior y
del comisario Eugenio Pino al frente de esa Dirección Operativa, una de
las etapas más oscuras del Cuerpo, según coinciden mandos de una y otra
época. En esas alcantarillas del Estado se movía Villarejo con tres DNI
distintos y otras tantas identidades falsas facilitadas por la
Secretaría de Estado de Seguridad.
Esa libertad de
movimientos que él defiende abarca gran parte de la carrera del
comisario más famoso de España y sólo acabó tras su jubilación hace dos
años. Villarejo estuvo fuera de la Policía entre 1983 y 1993, año de su
regreso con el socialista José Luis Corcuera en el Ministerio del
Interior. También con el PSOE en el Gobierno, el comisario recibió el
encargo de investigar el ático de Ignacio González, uno de los
dirigentes más poderosos del PP en Madrid y rival político de los
socialistas en aquel momento.
Es el mismo Villarejo
que sigue imputado por agredir a una doctora en Madrid, presuntamente
por orden del empresario Javier López Madrid, el amigo o antiguo amigo
del actual jefe del Estado, hijo de Juan Carlos I. Felipe VI y la reina
Letizia trasladaron su apoyo a López Madrid en pleno escándalo de las
tarjetas ‘black’ con unos mensajes cuyo contenido desveló en marzo de 2016 eldiario.es.
Habían pasado cuatro años desde que su padre pidiera perdón a los
españoles por romperse la cadera en una cacería de lujo en Botswana,
junto a Corinna Zu Sayn Wittgenstein, mientras la crisis económica
devoraba a buena parte de sus súbditos.
Operación Tándem, el golpe definitivo
Villarejo es también el cupable de que un país entero asista ahora
perplejo a un espectáculo nunca visto. Programas en prime time y
tertulias de radio que durante décadas cantaron las bondades de la
monarquía y presentaron al Rey Juan Carlos como una figura intocable
garante de la democracia y la unidad de los españoles, hablan ahora sin
tapujos de sus amantes, de sus cuentas en Suiza y de los mismos
testaferros que sirvieron a la red Gürtel para esconder el dinero de sus
millonarios botines.
Todo eso sucede porque el
futuro del comisario Villarejo se torció definitivamente el 3 de
noviembre del pasado año, cuando fue detenido por Asuntos Internos
acusado de organización criminal, blanqueo de capitales y cohecho.
No era la primera investigación desde que, en poco tiempo y después de
años en el anonimato, distintos casos lo han colocado continuamente bajo
el foco. Las pesquisas a raíz del caso del Pequeño Nicolas, que lideró
su antiguo compañero de la policía política y hoy enemigo, el comisario
Marcelino Martín Blas, fueron rechazadas por Fiscalía y jueces por
inconsistentes. Pero esta vez la Audiencia Nacional asumió las tesis de
Anticorrupción y la Unidad de Asuntos Internos y ordenó detener y
encarcelar provisionalmente a Villarejo como pieza principal de la
llamada Operación Tándem.
El
grueso de la investigación de la Fiscalía Anticorrupción continúa
secreta ocho meses después. De lo conocido hasta ahora se desprende que
los fiscales Miguel Serrano e Ignacio Stampa comenzaron a tirar del hilo
que proporcionó un empresario para desmontar toda la trama liderada por
el comisario, una organización dedicada a vender a un alto precio
dossieres para desacreditar a rivales empresariales, políticos o para
torpedear procesos judiciales o blanquear dinero.
Escuchas y fondos reservados
La investigación apunta que esa organización criminal estuvo liderada
por Villarejo también durante su periodo en activo. En ella desempeñaron
distintos papeles otros dos comisarios, según la investigación, Carlos
Salamanca y Enrique García Castaño, conocido éste último en ambientes
policiales como El Gordo. Ambos fueron jefes de
una de las unidades más sensibles de la Policía, la Central de Apoyo
Operativo (UCAO), encargada de los seguimientos y escuchas en materia
antiterrorista, de la captación de fuentes, del manejo de fondos
reservados, el lugar donde recaían los “encargos especiales” de los
distintos gobiernos, el eufemismo habitual para las misiones sin control
judicial.
Como en el caso de Villarejo, los dos
comisarios entraron en la Policía en plena Transición. García Castaño
dos años después que el anterior, en 1975; Salamanca, en 1979. La
carrera en la Policía de los tres, ahora manchada por la Operación
Tándem, ha corrido paralela al reinado del monarca. A su manera, todos
han disfrutado del beneplácito político y mediático o al menos de su
silencio. La lacra de tantos años de terrorismo, el intento de golpe de
Estado, y las supuestas necesidades de una democracia incipiente
contribuyeron a que algunas instituciones quedaran fuera del control del
Parlamento, de los medios de comunicación y a veces también de la
Justicia.
Juan Carlos I fue el símbolo del sistema
político construido tras la dictadura. Los comisarios recibieron
cuarenta años de cobertura a una forma de actuar por el bien superior
que implicaba el combate del terrorismo y más recientemente la gravedad
del desafío soberanista catalán.
La prensa no fue ajena a todo ello y ahí está el papel que desempeñaron algunos medios de comunicación en la Operación Cataluña,
con la publicación de informes “de inteligencia”, apócrifos,
construidos para ser difundidos cuando convenía y no para entregarlos a
un juez.
La relación con los jueces: "Baltasar es amigo"
De aquella era de los grandes despliegues humanos y de medios para
combatir el azote de ETA procede la estrecha relación entre los
comisarios y jueces de la Audiencia Nacional. “No te preocupes, Baltasar
es amigo”, le dijo García Castaño al comisario condenado por el caso
Faisán en un pinchazo telefónico. El mismo Baltasar Garzón que a través
de su despacho de abogados se ha hecho cargo ahora de la defensa de
García Castaño, como lo hace desde noviembre de la de Carlos Salamanca.
El juez defendió los servicios al Estado de Villarejo en el programa de
Jordi Évole dedicado al comisario.
El abogado
considerado mano derecha de Villarejo, Rafael Redondo, quien permanece
junto a él en la cárcel de Estremera, es socio de un forense de los
juzgados de Plaza de Castilla que hace una década montó una escuela
jurídica por la que pasaron, cobrando, una larga lista de magistrados de
la Audiencia Nacional y el Tribunal Supremo y en la que tuvo una
participación de promoción activa el fiscal general del Estado José
Manuel Maza, fallecido el pasado invierno.
Los
indicios reunidos por Anticorrupción señalan que los tres mandos
detenidos en la Operación Tándem habrían compaginado su trabajo de
funcionarios con la práctica del delito, sirviéndose precisamente de su
impunidad para enriquecerse. Su historia se cruza ahora con la del rey
Juan Carlos I, a quien la archifamosa Corinna presenta ahora en esas
cintas como un comisionista y un defraudador fiscal. “Yo estaba delante cuando pedía dinero para Nóos. No distingue lo legal de lo ilegal”, aparece diciendo su presunta amante en las grabaciones realizadas por Villarejo.
Ninguno de los protagonistas ha desmentido lo que se dice en esas
cintas. Zu Sayn Wittgenstein ha emitido un comunicado para lamentar que
se haya montado una campaña de desprestigio contra ella. Y la defensa de
Villarejo ha confirmado, a través de otra nota de prensa,
que las grabaciones difundidas son parte del archivo secreto del
comisario, incautado en los registros de la Operación Tándem, que ya ha
originado otras piezas separadas y detenciones contra clientes del
negocio de Villarejo. En la nota del letrado Ernesto Díaz Bastien se
sugiere que la Policía podría haber filtrado las grabaciones.
Desde el Ministerio del Interior y la Fiscalía Anticorrupción guardan
silencio a la pregunta de si esos audios han sido localizados ya entre
el abundante material requisado al comisario y si son objeto de alguna
investigación. Sobre las publicaciones en los medios, una fuente de las
pesquisas se limita a señalar: “Villarejo no nos va a marcar los
tiempos”. El Gobierno de Pedro Sánchez respondió este viernes a través
de su portavoz Isabel Celaá que las grabaciones "afortunadamente no
afectan a Felipe VI" y subrayó tras el Consejo de Ministros que el
Ejecutivo ni las considera.
En el sumario que ha
permitido airear todo el escándalo figura también el comisario Carlos
Salamanca que llevaba muchos años fuera de la lucha antiterrorista
cuando fue detenido en noviembre. Antes de su último destino al mando de
una unidad central contra la inmigración irregular fue el jefe policial
del aeropuerto de Barajas. Allí habría protagonizado distintas
corruptelas a cambio de dádivas de ciudadanos guineanos a los que
facilitaba la entrada en España, según los investigadores.
El policía conducía dos Porsche que los investigadores creen recibió a
cambio del trabajo para los guineanos. Fue detenido en su despacho de la
Comisaría General de Extranjería por un grupo de agentes de Asuntos
Internos que encabezó para la ocasión el comisario jefe de la Unidad,
quien tuvo que lidiar con la oposicion inicial del entonces jefe de
Extranjería, Juan Carlos Ortiz, a que el arresto se produjera en sus
dependencias.
La investigación a García Castaño
continúa secreta, pero desde la Audiencia Nacional se comunicó el
viernes que está acusado de cobrar por facilitar datos protegidos de
personas para los dossieres que elaboraba Villarejo. Su pareja y su hija
están también imputadas. Ambas conducían sendos BMW a nombre de
empresas de Villarejo, según fuentes jurídicas. También un hijo de
Salamanca figura como investigado. La detención de García Castaño
representó un choque entre el juez Diego de Egea y los fiscales del
caso. El primero no acordó el arresto, que se hizo a instancias de la
Fiscalía. Después, el Ministerio Público solicitó prisión incondicional y
el magistrado decretó la libertad con medidas cautelares.
“Encargos que nadie se atrevía a hacer”
En el centro de todo está el comisario Villarejo quien asegura que su
fortuna procede de la recalificación de unos terrenos familiares en
Córdoba y del trabajo que realizó en la década que se mantuvo en
excedencia fuera de la Policía, entre 1983 y 1993. Precisamente,
defiende que regresó al Cuerpo porque el Estado necesitaba una
estructura empresarial ajena para dar cobertura a determinadas
operaciones. También asegura que nunca ha cobrado de fondos públicos por
su utilización. Desde el entorno de los policías defienden sus éxitos
policiales: “Hacían lo que les encargaban y lo que nadie se atrevía a
hacer”.
El comisario jubilado afirma en un texto,
publicado por elespanol.com, que también la visita a Corinna constituía
una misión de Estado. Que viajó a Londres a ganarse la confianza de la
amiga del Rey por encargo del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), que
quería averiguar el nivel de amenaza para el Estado y la Corona que era
la comisionista alemana. La carta habría sido redactada por el
comisario para ser entregada al entonces presidente del Gobierno,
Mariano Rajoy, pero como siempre acabó en los periódicos.
El CNI guarda en este asunto el silencio oficial de costumbre. Un
silencio que solo rompió cuando Villarejo, en una de sus “notas
informativas”, acusó a la Inteligencia española de negociar con Jordi
Pujol para que éste no revelara las supuestas cuentas del rey en Suiza.
El Mundo publicó esa nota en enero de 2017, once meses antes de la
detención de Villarejo. Un portavoz del servicio secreto español hizo
entonces un comentario sin precedentes al mismo periódico: “Cuando el
CNI recibe un órdago, dice quiero”.
y ver
https://www.eldiario.es/zonacritica/Corona-agoniza_6_788181189.html
y ver ..
https://www.eldiario.es/zonacritica/Felipe-VI-eligio-bando_6_789581060.html
Nota .- Son muy curiosos los titulares en alguna prensa seria , en este caso Infolibre , pasando de puntillas, dicen : "Las revelaciones de Corinna resquebrajan el tabú sobre la fortuna del rey emérito" ...no era la censura se ve , era el tabu ...."PP y PSOE miran hacia otro lado y guardan silencio sobre el supuesto fraude fiscal y el cobro de comisiones del padre del rey".. el padre del rey no fue rey ni se llama juan carlos ...."El aforamiento blinda al rey emérito ante el Supremo pero permite investigarle si blanqueó dinero tras abdicar" ... o sea que si blanqueo antes , nada , tenia derecho a blanquerar se ve y en ultimo recurso le llaman el rey émerito no juan carlos I..o como el País , califica a Corinna de " amiga" , no de amante, ni querida..o sea que no es tabu , es hipocresia.
En fin para seguir la informacion vale tanto, El Diario .es ,como El Español .