Las 20 exigencias de Susana Díaz a Rajoy para Andalucía.
La baronesa socialista cuela en el debate de investidura sus avales como
líder de la oposición al firmar este jueves con Ciudadanos el acuerdo sobre los
Presupuestos andaluces de 2017 que le garantizan estabilidad política frente a
la fragilidad del resto de administraciones. Rajoy lanza un guiño a la
sevillana, anunciando dos medidas prioritarias para Díaz: la reforma urgente
del modelo de financiación autonómica y la convocatoria de la Conferencia de
Presidentes.
DANIEL CELA
Público.es
SEVILLA.- En su sucinto discurso de investidura, Mariano Rajoy ha marcado
tres prioridades inmediatas para el inicio de la legislatura: buscar el
consenso de todos los partidos para lograr un pacto de Estado por la Educación en el plazo de
seis meses; convocar la
Conferencia de Presidentes Autonómicos en el Senado y abordar
la reforma urgente del sistema de financiación autonómica, que lleva dos años
de retraso. Ninguna de estas promesas aparecía como tal (y menos con tanta
premura) en el discurso que Rajoy pronunció hace siete meses, tras las
elecciones generales del 20 de diciembre. Pero más llamativo aún es que las dos
últimas propuestas son las dos reivindicaciones prioritarias de Susana Díaz
para Andalucía, las dos fueron reclamaciones explícitas que la líder del PSOE
andaluz le hizo a Rajoy hace menos de una semana en el Parlamento autonómico,
durante el Debate del Estado de la Comunidad.
Por si había caído en el olvido, en el último Consejo de Gobierno andaluz,
este martes, un periodista le preguntó al portavoz de la Junta, Miguel Ángel Vázquez,
cuáles serían las principales peticiones que el Ejecutivo andaluz trasladará al
futuro Gobierno del PP. Y Vázquez insistió en la urgencia de reformar el modelo
de financiación autonómica, cuya mala aplicación, advirtió, “hace perder a
Andalucía mil millones de euros al año”. La otra petición va ligada a la
primera, y es la convocatoria inminente de una Conferencia de Presidentes
Autonómicos, que lleva sin reunirse desde 2012. Rajoy, consciente de la
fragilidad de su Gobierno, ha concedido ambas demandas en los primeros 30
minutos de su discurso de investidura, después de haberlas ignorado durante más
de cuatro años.
En el entorno de Susana Díaz no han recibido este hecho como algo casual:
creen que el presidente busca desde el minuto uno la complicidad de la baronesa
andaluza como referente más sólido dentro del PSOE. La paradoja es que Rajoy
necesita que el principal partido de la oposición le aporte la estabilidad
necesaria para culminar una legislatura de cuatro años, marcada previsiblemente
por reformas estructurales y por los nuevos ajustes exigidos por Bruselas.
Para lograrlo necesita que el PSOE, un partido deshilachado y con un
conflicto interno sin resolver, logre su propia estabilidad interna, y en ese
sentido el presidente reconoce en la andaluza la máxima autoridad dentro de su
formación, y por tanto su principal interlocutora. Díaz es la presidenta
autonómica con más poder institucional, dirige la comunidad más poblada, con un
presupuesto de 32.000 millones de euros, y gobierna, como Rajoy, gracias a un
acuerdo de investidura con Ciudadanos. De hecho, este jueves lo programó todo
para que su mayor aval para liderar el PSOE en el futuro -la estabilidad
política y económica de su Gobierno- se solapara con el tormentoso debate de
investidura.
Un presupuesto de 32.000 millones
Justo cuando Albert Rivera replicaba a Rajoy en el Congreso, en el
Parlamento andaluz PSOE-A y Ciudadanos firmaban un acuerdo presupuestario sobre
un volumen de 32.000 millones de euros que blinda la tranquilidad política para
Díaz en 2017, y contrasta con la incertidumbre sobre las cuentas públicas en el
resto de administraciones, incluido el propio Ejecutivo central. Para que
quedase claro cuál es el mensaje que quiere trasladar la presidenta andaluza,
su número dos en el partido, Juan Cornejo, enumeró una a una todas las
comunidades autónomas y el estado de profesionalidad en el que se encuentran
sus presupuestos para el año que viene.
El Consejo de Gobierno andaluz aprobará este viernes el anteproyecto de ley
de los próximos Presupuestos Autonómicos, pero la consejera de Hacienda, María Jesús
Montero, ya ha avanzado algunas de las grandes cifras. La más importante,
quizá, es que el presupuesto aumentará un 2,8% respecto al presente ejercicio,
aupado en una previsión de crecimiento de la economía andaluza del 2,3% del
PIB, lo que ha permitido a la
Junta diseñar unas cuentas con una previsión de crear 65.000
empleos nuevos en solo un año.
Pese a todo, la titular de Hacienda admite que el presupuesto no es más que
una proyección que depende de variables externas que ahora generan mucha incertidumbre,
como el efecto del Brexit en la economía española, la incidencia para las
comunidades del ajuste de 5.500 millones de euros que Bruselas le exige a
España o la aprobación de los próximos Presupuestos Generales del Estado, de
los que dependen las entregas a cuenta a las regiones por la recaudación
tributaria.
Montero ha dejado claro que Andalucía necesitará que el Gobierno de Rajoy
apruebe las cuentas pronto, pero el número dos del PSOE ha matizado en seguida
que, tras escuchar al presidente en la investidura, su partido no le dará el
apoyo que necesita. “La aprobación de los Presupuestos Generales dependerá de
si Rajoy se ha enterado de todas las cosas que tiene que cambiar y de que ya no
tiene 186 diputados. Si no cambia de la noche al día, ni presupuestos ni nada”,
ha zanjado Cornejo.
El PSOE andaluz ha reconocido que las dos primeras promesas de Rajoy en su
discurso son una concesión directa a la baronesa socialista, pero no se les
escapa que ese guiño también coloca a Díaz en un serio aprieto frente a los
partidos de la oposición situados más a la izquierda. “El PP va a querer
matarnos a besos. Tenemos que marcar claramente las distancias desde el
principio”, dice un miembro del Ejecutivo andaluz. Podemos e IU ya han definido
su línea de ataque: sitúan a Rajoy y a Susana Díaz en el mismo bando y harán
corresponsable a la presidenta andaluza de todas las decisiones que adopte el
Gobierno central y vayan contra los intereses de esta región.
Para la formación morada, además, es la oportunidad de echar por tierra las
constantes acusaciones que vierte sobre ella la presidenta andaluza cada vez
que hay coincidencia de voto de PP y Podemos en el Parlamento. “Se le ha
acabado el discurso de la pinza. ¿Con qué cara nos va a seguir acusando ahora
de aliarnos con la derecha si ella acaba de promocionar a un Gobierno del PP?”,
avisa el partido de Teresa Rodríguez.
Pulso en el Constitucional
Todo esto, claro, Susana Díaz ya lo había previsto, de modo que su plan para
contraatacar ya estaba escrito y convenientemente argumentado. Para neutralizar
las críticas de Podemos e IU (que no le llegarán únicamente desde Andalucía),
la presidenta de la Junta
no sólo no va a edulcorar lo más mínimo su estrategia de confrontación con el
Ejecutivo central. Al contrario, pretende endurecerla, ejerciendo como
principal portavoz de la oposición desde el palacio de gobierno en San Telmo.
Hasta ahora, la dinámica entre las dos administraciones era ésta: La Junta denunciaba el
“agravio” del Gobierno con Andalucía, y Rajoy reprochaba al equipo de Díaz que
alimente la “confrontación constante” con Madrid. La Junta cree que el presidente
“ha maltratado a esta comunidad», que no le da lo que le corresponde; y el
Gobierno replica que si hoy la
Junta puede pagar a sus proveedores y la nómina de sus
empleados, es gracias a su “ayuda financiera”. Como consecuencia de este pulso
endiablado, el Ejecutivo andaluz mantiene a día de hoy 17 recursos vivos en el
Tribunal Constitucional contra leyes de Rajoy.
Andalucía ha recurrido decretos leyes que regularon los ajustes urgentes en
Educación, Sanidad, estabilidad presupuestaria o tasas judiciales. Además,
consideró insconstitucionales las leyes de Educación (Lomce), la de reforma
local o la modificación de la Ley
de Costas. Rajoy respondió con el mismo movimiento, interponiendo recursos
contra la Junta
para paralizar las medidas de contención que ésta había articulado como
alternativa a los recortes, como la subasta de medicamentos, las oposiciones de
enseñanza Secundaria con una tasa de reposición del 100% o, quizá la más
polémica, la llamada ley antidesahucios, aprobada por el Ejecutivo de coalición
PSOE-IU en el anterior mandato.
Otros 20 litigios entre Gobierno y Junta fueron resueltos por el
Constitucional durante el mandato anterior, de los cuales siete fueron
favorables al Estado, cinco parcialmente a favor, una dio la razón a Andalucía
en su totalidad y otras siete parcialmente. Entre los pendientes y los
resueltos, al cifra alcanza los 37 pleitos andaluces contra el Gobierno.
Este intenso pulso judicial no hace sino evidenciar la confrontación de dos
modelos políticos antitéticos. Susana Díaz lleva años defendiendo que su
gestión al frente de la Junta
de Andalucía es el “paradigma de que hay otra forma alternativa de gobernar”,
demuestra que es posible lidiar con la crisis sin las políticas austeras, las
privatizaciones, los despidos en el sector público y los recortes del Ejecutivo
del PP.
La presidenta andaluza no va a variar esa dinámica y ya ha preparado una
lista de demandas pendientes para recibir a Rajoy, medidas concretas que quiere
introducir ya en los próximos Presupuestos Generales, y sin ellas, el PSOE
podrá allanar su rechazo a apoyar las cuentas del Estado.
8.000 millones de deuda
Sin embargo, casi todas las tensiones territoriales tienen que ver con el
dinero (con la falta de dinero), de ahí que la principal prioridad de Susana
Díaz y en la que se enmarcan todas las demás es la reforma urgente del actual
sistema de financiación autonómica, la forma en la que el Gobierno reparte los
ingresos por tributos entre comunidades. El modelo actual, diseñado por José
Luis Rodríguez Zapatero con el voto en contra del PP, hace que regiones tan
dispares como Andalucía y Valencia coincidan en su crítica, porque ambas se
sienten infrafinanciadas. Si se consolida la recuperación económica, uno de los
mayores retos de esta legislatura será el diálogo multilateral entre partidos y
comunidades para consensuar una nueva financiación autonómica.
En teoría, este asunto irá parejo al debate territorial y a la hipotética
reforma de la
Constitución, que conlleva clarificar las competencias de las
comunidades, del Estado, de los ayuntamientos, y decidir cómo y quién financia
cada servicio público. Díaz tiene intención de usar el peso de Andalucía como
garante de que se mantenga la igualdad entre regiones y el principio de
solidaridad –las mismas bases que el 28F, día de la autonomía andaluza–, y para
impedir cualquier tentativa del Estado de ofrecer prebendas a Catalunya para
desinflar la burbuja secesionista.
La líder del PSOE-A también ha puesto mucho empeño en abrir cuanto antes el
melón de la financiación autonómica para convencer a los socialistas catalanes
de que se suban a ese carro, de que peleen desde dentro y abandonen su lucha
interna por el no a Rajoy. Díaz les ha dicho que ganarán más si se anticipan al
resto de partidos de Cataluña en ese debate del reparto de fondos, que al final
será la única forma de afrontar el problema territorial. Pero no parece que por
ahora haya convencido al PSC, de momento inmóvil en su decisión de saltarse la
disciplina de voto y negar la abstención al presidente del Gobierno.
A partir de este debate, la presidenta andaluza presentará a Rajoy la
factura de la “deuda” del Gobierno con Andalucía que asciende a 8.000 millones
de euros por varios conceptos financieros, una cifra que ya ha bautizado como
“la segunda deuda histórica”, remitiendo a aquel término que tan buen resultado
político dio hace dos décadas, cuando la Junta reclamaba al Gobierno central “una deuda
histórica” por el déficit en inversiones estatales en Andalucía durante los
años ochenta (en esos 8.000 millones se incluye una partida de 2.525 millones
precisamente por las infraestructuras pendientes de realizar).
En un segundo nivel, la presidenta andaluza quiere comprometer a Rajoy a
cofinanciar la Dependencia,
como dice la ley, porque ahora mismo la Junta paga “a pulmón” el 80% del gasto para
atención a dependientes. También exigirá mayor implicación del Estado en el
proyecto estratégico de la línea ferroviaria Algeciras-Bobadilla y un plan
extraordinario de empleo, similar al que el Gobierno financió en otras dos
regiones azotadas por el paro: Extremadura y Canarias.