jueves, 22 de octubre de 2015

La violencia de la colonización israelí en Palestina .







Terrorismo palestino
Cuando la mentira es la verdad



Hemos sido educados para recibir las noticias de unos enajenados palestinos atacando civiles con armas blancas. En este adoctrinamiento han colaborado cientos de films donde hombres de mirada oscura, fanáticos, idiotas, pletóricos de odio venenoso, insultan y atacan a nuestra civilización hasta ser derrotados por Liam Neeson o algún otro héroe blanco.
Colaboran en esta tarea una serie de periodistas que nos informan del avance de una oleada terrorista que obliga al pacífico gobierno de Israel a tomar medidas. ¿Cómo chequean la información estos periodistas? Toman las declaraciones del gobierno israelí y las reproducen alegremente, cuando no las amplían consultando a algún académico de la Universidad de Tel Aviv. ¿Por qué actúan de forma arbitraria los grandes medios de comunicación? Esta pregunta se responde con otras preguntas. ¿Cuántos ministros de Economía de Uruguay de origen palestino conoce el lector y cuántos de origen judío? ¿Cuántos colegios palestinos? ¿Cuántos periodistas y banqueros y críticos de arte y consumidores palestinos? La comunidad palestina no tiene poder entre nosotros. Nada tiene para ganar, salvo problemas, quien ose atacar la política criminal de Israel y mucho tiene para ganar quien la defienda repitiendo como un loro la propaganda diseñada por el Ministerio de Defensa israelí, propaganda por la cual Israel sería una pequeña isla de democracia en un mar de irracional maldad islámica.
Decíamos que hemos sido preparados para recibir la información sobre la intifada de los cuchillos. Aunque me esfuerce, no logro concebir una imagen más idónea que la de un lechón que ha sido cebado y adobado previamente a su ingreso al horno. Este cebado y adobado incluye los videos por los cuales el EI y otros grupos criminales violan niñas, matan homosexuales, arrasan esculturas y en suma, cometen aberraciones incalificables. Uno tras otro hemos visto esos videos y los hemos reproducido y estos videos, junto a los films importados de Hollywood, nos formatean de tal manera que arribamos a una enfermedad llamada islamofobia. Tal es nuestra dolencia, que si el ejército egipcio, que controla un sector considerable de la economía de aquel país, perpetra un golpe de Estado contra el gobierno legalmente establecido, lo justificamos y aplaudimos, pues fue perpetrado contra los musulmanes que habían ganado las elecciones.
Occidente, más bien la cultura de Occidente, ha ejercido un rol benéfico sobre el mundo árabe; aunque Occidente, más bien algunos Estados de Occidente, ha ejercido un rol perverso sobre el mundo árabe. Al término de la segunda guerra, EEUU firmó con la monarquía saudí el Pacto del Quincey, que establecía que estos proveerían de petróleo a aquellos si aquellos permitirían que estos ejercieran su influencia reaccionaria sobre el mundo árabe, muestra elocuente de lo cual fue la invasión y masacre del 2011 en la Plaza de la Perla, en Bahrein y el actual financiamiento a grupos terroristas de ultraderecha, esos mismos que violan niñas, matan homosexuales y arrasan esculturas. EEUU se hizo de combustible a cambio de extender la peor versión reaccionaria en Medio Oriente. La segunda jugada de los Estados de Occidente fue clavar una cuña en Palestina, alentando la creación del Estado de Israel al repartir generosamente tierras que no les pertenecían. El día de la partición, Israel recibiría un poco más del 50% de Palestina, incluyendo territorios poblados por palestinos, pero antes de esta partición los fundadores de Israel, haciendo uso del terror en incursiones nocturnas en las aldeas palestinas, se aseguraron bastante más que la generosa tajada que les habían asignado. Desde ese momento hasta hoy no pararon de arrebatar territorios. Nada más ilustrativo que observar la evolución del mapa de Palestina e Israel (1) para entender la raíz de la violencia actual.
Ese mapa es una historia gráfica del conflicto. No hace mucho recordábamos (algunos festejaban) el 12 de Octubre, «Día de la Diversidad», también conocido como «Día de la Raza». El conquistador pretende cambiar la historia de aquella conquista y presenta entonces los hechos desmintiendo la «Leyenda negra». Lo irrefutable, por más que historiadores bien pagos quieran transformar lo negro en blanco, es que los aborígenes americanos fueron descuartizados, perreados, esto es, dados de comer a los perros, torturados, masacrados, apestados, esclavizados y hoy, junto a los esclavos traídos de África, son el estrato más pobre de nuestras poblaciones y conforman una sólida mayoría en las cárceles desde Tierra del Fuego a Alaska. Así como nosotros tenemos nuestro 12 de Octubre, el día en que las potencias atlánticas del Renacimiento pusieron pie en sus futuras colonias, los palestinos tienen su 15 de Mayo, el día del «Desastre», pues afortunadamente llaman a las cosas por su nombre y todavía no están enfermos de corrección política como para llamar al principio de una conquista como «Día de la Diversidad». Los palestinos, como los descendientes de los aborígenes, llenan las cárceles de aquel país, obtienen los peores empleos y carecen de esa cosa llamada futuro. En Cisjordania el paro afecta a un 60% de los aborígenes. En Gaza, según la ONU, si siguen las actuales condiciones, si esa cárcel a cielo abierto, con su muralla, sus torretas y sus miles de drones, continúa bajo el mismo régimen de bloqueo, será imposible la vida hacia el 2020. El carcelero la bloquea y regula el ingreso de alimentos, de agua (se bañan con agua salada), de electricidad (a veces operan alumbrados con la linterna de los celulares) y de medicamentos. Amén de esto, los pescadores tienen restringida su área de trabajo a seis millas de la costa y de tarde en tarde, cuando le conviene a Israel, son bombardeados. Esta es la paz de los sepulcros que impone Israel. Imaginemos a un joven palestino cuya madre ha sido violada, su padre descuartizado y su hermana sufre de parálisis a causa de un disparo. Imaginemos que este joven no tiene trabajo, que se lo ha humillado lo indecible y que ha zafado de un linchamiento. Pareciera que un conjunto de circunstancias lo impulsaran a tomar un cuchillo, pues ¿qué tiene que perder si igualmente perecerá?
No crea el lector que felicitamos y alentamos a este joven a tomar ningún cuchillo; sólo decimos que obligado, cualquiera pelea. Se teme, actualmente, una nueva intifada. Por mi parte también la temo, pues sé que traerá aparejada un montón de muerte sobre el pueblo palestino y algunas muertes sobre el pueblo judío (véase la desproporción de muertos y heridos en ambos bandos en estos 20 días de Octubre, desproporción que sigue la tónica de los últimos ochenta años). No sé qué otras opciones le quedan al pueblo palestino que una intifada. Por lo que veo, resisten como pueden con la esperanza de despertar a la comunidad internacional para que impida que Israel los cocine a fuego lento. Sé que algunos palestinos desesperados atacan con cuchillos, aunque no sé cuántos, pues se ha divulgado al menos un video donde militares israelíes plantan el arma sobre el aborigen ejecutado (2). Tal fobia se ha generado en la comunidad israelita, que se han linchado a varios aborígenes, como el caso del joven que recibió una serie de disparos de un policía, pues la turba aseguraba que era un aborigen terrorista (3) e inclusive lincharon a uno que no era ningún aborigen palestino, sino un aborigen eritreo (4). Mientras crece en Israel la alarma por miedo a los aborígenes armados con cuchillos (casi digo “arcos y flechas”) se disuelven los requisitos para conseguir armas de fuego, cercan los barrios palestinos, destruyen las casas de los eventuales agresores, se expulsa a sus familiares, a quienes por añadidura se les niega el cadáver del “terrorista” y se impide volver a construir en el solar donde cayó el «castigo de resonancia bíblica».
La barbaridad ha llegado a tales extremos que unas cuántas ONG han solicitado a Israel que deje de practicar terrorismo, práctica que no coincide con la cacareada Única Democracia en Medio Oriente. Amnistía Internacional hizo público un informe titulado “No hay justificación para los ataques deliberados contra civiles, las ejecuciones ilegales de las fuerzas israelíes y los castigos colectivos de los palestinos” y en esta crítica a la política terrorista israelí se han sumado grupos israelíes de defensa de los DDHH, como B’Tselem, así que, lector, salvo que creas que Amnistía Internacional es una filial del Islam, así como la organización judía B’Tselem (y Einstein y tantos otros judíos, miles de judíos, que condenan estas prácticas aberrantes) pareciera que una vez más te están mintiendo a cara de perro y resulta que ya estás bien cebado y adobado, te han colocado una manzana en la boca y ya abren la puerta del horno.
Unos de los signos del retroceso de nuestra civilización es la manida relatividad de la verdad, la inexistencia de la verdad ante tantos relatos igualmente verdaderos. Hemos arribado a la prostitución de la verdad: el agresor se convierte por arte de birlibirloque en agredido; el conquistador no arriba a un territorio donde viven otros, sino a una especie de Antártida, pues Palestina era una “tierra sin pueblo, para un pueblo sin tierra”; se niega la existencia del pueblo palestino y de la palabra Palestina, y para cumplir esta tarea sólo emulada por el stalinismo, en las modernas traducciones al hebreo de antiguos textos perpetradas en Israel, automáticamente las palabras “Palestina” y “Canaán” se transmutan por “Israel” y la crítica de una práctica deleznable, criminal y racista se convierte en antisemitismo. La economía israelí tiene un motor llamado venta de servicios de seguridad para aeropuertos, gobiernos y barrios privados. Este boom de la inseguridad los ha encontrado como los más eficientes proveedores de servicios de seguridad. Son la tecnología de punta. Necesitan aborígenes que atacar para mostrar la eficiencia de sus servicios y cuando no queden aborígenes (ya emigraron la mitad de los aborígenes palestinos) buscarán otro sparring. La venta de servicios de seguridad es un buen negocio, así como la venta de armas y cuando uno vende armas le conviene que haya guerras. Esa es la cruda realidad que impone el mercado. Allá los ejecutan sumariamente, los bombardean, los matan de hambre, porque nosotros, acá, no somos más que unos cerdos previamente cebados y adobados. Ese es el dilema que se nos impone, o hacer de la verdad una mentira y hacer de la mentira una verdad y convertirnos en cerdos cebados y adobados; o enfrentar la mentira y asumir la verdad, que sobre todo significa que no somos cerdos cebados y adobados, sino hombres.

Notas
(1) https://www.google.com/search?q=mapa+evolucion+de+palestina&client=ubuntu&hs=MaY&channel=fs&source=lnms&tbm=isch&sa=X&ved=0CAcQ_AUoAWoVChMIw4-F14zRyAIVS6geCh0tpQJ1&biw=1578&bih=765#imgrc=IJLurv8290LHSM%3A
(2) http://www.palestinalibre.org/articulo.php?a=58321
(3) https://www.youtube.com/watch?v=AGGp4e2oUhk
(4) http://irispress.es/irisnews/2015/10/19/matan-eritreo-confundido-terrorista/




 Y ver ...............










martes, 20 de octubre de 2015

Europa como desastre .El derrumbe moral está en los telediarios.

Europa como paradigma del desastre


En el fondo de la crisis económica y de valores que se está dando en estos momentos en Europa sólo está el espíritu de una gran mentira. No es que “Europa” no exista, es que no ha existido nunca. La supuesta defensa de los valores “democráticos y occidentales” se da sobre los cadáveres de 100 millones de europeos en las dos grandes guerras mundiales por dos nacionalismo antagónicos, y, además se hace sobre los estragos de guerras como las de “los Treinta” y los “Cien Años” por un quítame allá esas pajas de un sentir religioso diferente.
La Europa de la “Unión”, del Parlamento, el Banco Central Europeo y el euro es una pura entelequia. La economía hace aguas en las penínsulas del Sur, y al Norte, se le derrumba el mito de la precisión y la eficacia.
El escándalo de la Wolsvagen nos muestra una realidad tramposa, corrupta y chapucera, la agresión continuada a Grecia la existencia de un capitalismo usurero como único argumento y razón. Y un imperio alemán que se comportan como un depredador colonialista y falsificador de la mal llamada idea de “unidad europea”.
Sus supuestos órganos de Gobierno tienen una severidad y contundencia con los problemas de las economías griega, española, portuguesa, italiana o irlandesa que no aparece para nada con la altanería de países como Hungría o Eslovenia en el drama de los refugiados. Y un aliento, millonario y armado, del nazismo en Ucrania.
Estamos ante un caos puro y tangible, con un fascismo estructural creciendo y alimentando sus estructuras. Y caos significa intriga, traición, injusticia, explotación, autoritarismo, despilfarro y latrocinio.
En realidad, Europa ha vuelto a ser raptada por Zeus. Pero un Zeus miserable y capitalista, hecho de mezquindades, mentiras y ombligos de corruptos.
El presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, es un imputado por facilitar la evasión fiscal desde Luxemburgo, el presidente del BCE, Mario Draghi, intervino a través de su empresa en la ocultación y manipulación del déficit griego y gentes de la catadura de Timmermans, Arías Cañete, Valdis Dombrovskis u Orbán forman parte de su comisariado o plenario.
Europa es una vergüenza que agoniza en público y antes de fenecer descuartiza pueblos, derechos sociales y deja pudrirse al barro y al invierno a millones de refugiados en medio de una corrupción masiva. Europa era una ficción altanera para quitarse el hambre y los piojos de dos guerras mundiales y la realidad la ha aplastado. El derrumbe del imperio está en los telediarios.


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  https://lucasleonsimon.wordpress.com/

lunes, 19 de octubre de 2015

La construcción del enemigo .




La construcción del enemigo

Página/12


Nadie, ningún politólogo serio, negaría hoy que las dos bombas atómicas arrojadas por los norteamericanos en Japón fueron, no sólo para terminar la guerra, sino para evitar que los soviéticos se adueñaran del imperio de Hirohito.

 Y para exhibirles, como modo de amedrentamiento, el devastador poderío nuclear de Estados Unidos. El miedo a la “ola roja”, a su expansión, a sus conquistas, funcionó una vez más. Había que tirar esas bombas: para liquidar a los japos, desde luego, pero –proyectando las cosas hacia el futuro– porque todos sabían que la nueva guerra ya había estallado. La nueva, la verdadera, la que enfrentaba a los auténticos adversarios: occidente y el oriente soviético.


Entonces, ¿qué clase de guerra había sido la llamada “segunda”? Muchos, todavía hoy, no saben responder a esa pregunta. La nebulosa del enfrentamiento entre las democracias de Occidente y el totalitarismo nacional-socialista lo cubre todo, cree y dice ofrecer las respuestas, pero no, miente. Hitler fue, desde un principio, un aliado del occidente capitalista. Pese a su elocuencia, a su oratoria frenética contra la mediocridad burguesa, el Führer, y quienes lo rodeaban, eran enemigos de los bolcheviques. Una cosa eran los delirios de Hitler, sus extravagancias, sus ataques a los judíos, a los minusválidos, a los gitanos y a sus opositores, y otra era una verdad de peso genuino, que encajaba con la lógica de los tiempos: ese Führer tempestuoso era el único, en Alemania, decidido a luchar contra los soviéticos. Sólo él podría detener la amenaza de la ola roja. 








Las SA (Sturmabteilung) de Ernst Röhm se enfrentaban en las calles de Berlín con los grupos organizados de los sindicatos socialistas. Eso favorecía a Hitler y al Occidente “democrático”. Nadie decía nada. “Déjenlo al loco. Por ahora lo necesitamos. Cuando haga bien su trabajo, cuando lo complete, nos libraremos de él.” Esto se ve muy bien en una escena de la película Cabaret de Bob Fosse. Es la escena campestre. Un joven empieza a cantar una dulce canción, el sol brilla, los buenos alemanes toman cerveza y acompañan la canción del joven que viste una camisa parda. Poco a poco, casi imperceptiblemente, la canción se encrespa hasta transformarse en un himno de guerra que proclama: El mañana nos pertenece. Un aristócrata de la industria alemana, junto a un amigo que está de paso en Alemania, observa, sonriendo con aire despectivo, irónico pero aprobatorio, al joven y a todos los que lo han acompañado, elevando sus vasos de cerveza como lanzas de la vieja y gloriosa Alemania de los Nibelungos, del Sacrum Imperium, del Primer Reich. Su amigo pregunta: “¿Por qué no los frenan? ¿No son peligrosos?” “Sí”, contesta el aristócrata, “pero, por ahora, los necesitamos. Van a limpiar Alemania de bolcheviques y judíos. Después, nosotros tomaremos el control”. “¿Ustedes?” “Claro, nosotros: Alemania”. Alemania no tomó el control, Hitler se adueñó de Alemania. 


En otro film, uno majestuoso que dirigió Stanley Kramer y se estrenó en 1961, Juicio en Nuremberg, se juzga a los jueces nacionalsocialistas, a los que impartieron justicia durante en Tercer Reich. El fiscal los acusa de ser culpables de las crueldades, de los desenfrenos nazis. La defensa, a cargo de Hans Rolfe, un hombre brillante y apasionado, que viste una toga negra y tiene las convicciones de un pelotón entero de SS, es impecable e implacable: “¿Qué hay del resto del mundo? ¿No conocía las intenciones del Tercer Reich? ¿No había oído las palabras de Hitler transmitidas a todo el mundo? ¿No había leído su intención en Mein Kampf, que se publicó en todo el planeta? ¿Dónde quedó la responsabilidad de la Unión Soviética, que en 1939 le ofreció a Hitler el pacto que le permitió hacer la guerra? ¿Dónde quedó la responsabilidad del Vaticano, que en 1933 firmó con Hitler el concordato que le dio su tremendo prestigio por primera vez? ¿Vamos a declarar culpable al Vaticano? ¿Dónde quedó la responsabilidad del líder mundial Winston Churchill, que en 1938, ¡en 1938!, dijo en una carta abierta al periódico Times: ‘Si Inglaterra sufriera un desastre internacional, le rogaría a Dios que nos enviara a un hombre con la inteligencia y la voluntad de Hitler’. ¿Vamos a declarar culpable a Winston Churchill? ¿Dónde quedó la responsabilidad de los industriales estadounidenses que, para ganar dinero, ayudaron a Hitler a reconstruir su armamento? ¿Vamos a declarar culpables a esos industriales? No, su Señoría. Alemania no es la única responsable. Todo el mundo es tan responsable por Hitler como Alemania”.
El defensor Hans Rolfe sabe lo que dice. El fiscal Lawson lo comprueba durante el juicio. Un superior lo invita una reunión privada y ahí, duramente, le dice: “Usted está loco. Deje de maltratar a estos jueces. Los necesitamos para la nueva guerra, la que se inicia ahora. No podemos pisotear el honor de los alemanes”. El fiscal argumenta: “Estos hombres mandaron a decenas de miles a los campos de concentración”. El superior insiste: “Eso ya pasó. Ahora hay que mirar hacia el futuro”. El fiscal Lawson, un liberal, un demócrata de esos que cada vez se encuentran menos en EEUU, llega hasta la puerta y se detiene. Mira a su superior. Dice: “Le voy a hacer una pregunta divertida: ¿para qué fue la guerra?” Abre la puerta y sale.
¿Para qué fue la guerra? Tratemos de ser breves. O sea, resumiendo: el terror a la “ola roja” se fijó en Alemania, la derrotada del Tratado de Versalles, humillante, torpe. El colmo de la diplomacia de la venganza. La República de Weimar no supo crear poder, una alegre negación de la realidad le permitía jugar a la democracia, tomar cerveza, y cantar y bailar como Sally Bowles en el Kit Kat Club. (Ver mi novela La sombra de Heidegger. También ‘La caída de los dioses’ en Siempre nos quedará París: el cine y la condición humana. Y, desde luego, el film de Bob FosseCabaret y el de Bergman El huevo de la serpiente.) La República de Weimar empezó a agrietarse. Los sindicatos bolcheviques, los activistas del socialismo, lucharon en las calles, en las fábricas y buscaron salir del desastre por medio del comunismo y el apoyo de la URSS. El mundo occidental entró en pánico. ¿Quién era el mejor, en esa Alemania derruida, para frenar eso? “Hay uno muy bueno. Adolf Hitler. Pero no es confiable. Creemos que está loco.” “Eso no importa. Mientras frene a los comunistas es nuestro hombre. Después nos ocuparemos de él.” Este fue el diálogo secreto que –no lo dudemos– se habrá sostenido en las principales alturas del poder político y bélico de Occidente. Entonces armaron al “loco”. Así crearon a su más feroz enemigo. El “loco” derrotó a los comunistas, ganó legalmente las elecciones (luego de haber matado a muchos de sus opositores y con las cárceles llenas de obreros, abogados, escritores, políticos disidentes) y se dispuso, sin más, a conquistar el mundo. El “loco” estaba loco y su locura fascinaba a Alemania. “¿Ha visto usted la belleza de sus manos?”, le pregunta Heidegger a Jaspers.

 Hitler pacta con Molotov y luego invade Polonia. Empieza la guerra. Esta guerra es visualizada, torpe o deliberadamente, como fruto de la locura del Führer y su entorno de fanáticos. Falso: la guerra tiene lugar porque Occidente armó a Hitler para que frenara a los comunistas. Que nadie se asombre si Henry Ford lo visitó. Si Charles Lindberg se declaró su entusiasta partidario y además antisemita. Si la Ford le vendió autos y aviones. Si la Inglaterra de Churchill le regaló o vendió a bajo precio aviones de la RAF (Royal Air Force), con los que luego Hitler llevaría a cabo sus bombardeos en Londres. ¡Qué paradoja siniestra! El León de Inglaterra, el gran Sir Winston, había entregado aviones al Monstruo que ahora destruía Londres, ciudad que él, también ahora, con gloriosa tenacidad defendía, defensa que le habría de permitir frases que la Historia recogería como ejemplo de coraje ante la adversidad (“Sólo puedo prometerles sangre, sudor y lágrimas”), una adversidad posibilitada por él mismo, por el héroe que ahora protegía a su pueblo de la furia de los aviones alemanes... e ingleses.
En suma, el guerrero anticomunista al que armaron, al que crearon para que impidiera que Alemania, el centro del mundo, el centro de Europa, la maltratada por las negociaciones posteriores a la “Primera Guerra Mundial”, cayera en manos de los comunistas, se les dio vuelta y les mostró la peor de sus caras: él derrotaría a los comunistas y también a los mercaderes norteamericanos, socios del pérfida Albión.

 Que nadie se asombre si ahora pasa lo mismo. A Osama bin Laden lo entrenó la CIA; a él y a los talibanes también la CIA los llenó sofisticadas armas, para que lucharan contra los comunistas. Luego, los norteamericanos preguntarían a los ex soviéticos “cómo se pelea contra los afganos”, sin obtener respuestas satisfactorias de militares que habían sido derrotados. Es la misma dialéctica boomerang de la que EEUU había sufrido las terribles consecuencias con Hitler. Arman hasta los dientes a un enemigo de su gran enemigo, y luego su aliado –que sigue armado hasta los dientes– se les vuelve en contra. Occidente creó a Hitler y luego creó a Osama bin Laden. Pareciera existir para crear, una y otra vez, sus peores pesadillas. Ahora, en esas tierras calientes, la CIA está más desorientada que nunca. Sus enemigos, como antes los vietnamitas, son evanescentes, acaso metafísicos, como decía Westmoreland de las guerrillas del Vietcong. Siempre que entro en este tema recuerdo el final de un gran film de John Milius: El viento y el león (The Wind and the Lion, 1975). En la orilla del mar, montados en sus hermosos caballos, dialogan el sheik (Sean Connery, acaso en su mejor papel) y su fiel seguidor, que le pregunta si aún están en peligro, pues los ha perseguido Teddy Roosevelt, nada menos. El sheik arroja una carcajada: “Nunca estuvimos ni estaremos en peligro. Ellos son el león, pero nosotros... somos el viento”.








domingo, 18 de octubre de 2015

Otro naufragio europeo . El derecho de asilo .



















El derecho de asilo: un naufragio europeo

Anne Chemin 16/10/2015


Sin permiso .

En una foto, una extraña embarcación hecha de cajas, cartones y telas está embarrancada en la arena mojada. No viene de navegar, la playa está llena de refugiados : con una vela encima en la que se lee en grandes caracteres “Boat’s People”, fue instalada en 2012 en la playa de Calais por una asociación que auxilia a los emigrantes en el Mediterráneo.  Con esta imagen simbólica Boat’s People afirmaba su convicción de que el derecho de asilo en Europa estaba naufragando. “Naufragio del asilo”, proclama tres años más tarde, con esta misma foto, la revista del grupo de información y apoyo a los inmigrantes (Gisti), una asociación de juristas que milita por la libertad de circulación.

El derecho de asilo, en Europa, ha zozobrado verdaderamente, al igual que lo hacen, desde hace años, las barcas de migrantes que intentan atravesar el Mediterráneo?  Europa, que ha inscrito solemnemente el derecho de asilo en su Carta de derechos fundamentales, ha vuelto la espalda a su historia?  Son muchos los que lo creen y no solamente en el seno de las asociaciones de ayuda a los migrantes. El sistema europeo de asilo es “desequilibrado y disfuncional”, estima el alto comisario para los refugiados de Naciones Unidas, Antonio Guterres. Porque contraviene el principio de solidaridad – hace soportar esencialmente el esfuerzo a los países del Sur de Europa -  pero también el de igualdad – ofrece a los refugiados niveles de protección muy diferentes en Suecia y en Polonia.

El asilo nació, sin embargo, hace más de dos mil años, en la cuenca mediterránea. Introducida en la lengua francesa en el siglo XIV, la palabra deriva del griego asulon, que designa los espacios inviolables. En la antigüedad, los griegos y también los hebreos acogían, generalmente en los templos, a hombres perseguidos por sus enemigos, a veces incluso asesinos. La tradición continúa al principio de la era cristiana: en 511 el concilio de Orléans codifica este principio de inmunidad en nombre de la caridad. Esta hermosa idea es sin embargo enterrada en el siglo XVI por François I: en 1539 la ordenanza de Villers-Cotterêts suprime el asilo en materia civil y lo subordina al acuerdo de un juez en materia penal.

Hay que esperar a la Revolución francesa para que el derecho de asilo resurja en Europa. En 1789, la Declaración de los derechos del hombre  y del ciudadano proclama que la resistencia a la opresión forma parte de los derechos “naturales e imprescriptibles del Hombre”. Cuatro años más tarde, la Constitución de 1793 va más lejos: el pueblo francés es el “amigo y aliado natural de los pueblos libres”, “da asilo a los extranjeros expulsados de su patria por la causa de la libertad y lo niega a los tiranos”. El asilo tal como es concebido por la Revolución ya no es una práctica religiosa marcada por la caridad sino una prerrogativa política del Estado. Solamente quienes son perseguidos debido a su combate por la democracia pueden beneficiarse del mismo”, señala el historiador Gérard Noiriel en la revista del Gisti, Pleno derecho.

Después de un ligero eclipse en el siglo XIX, el asilo vuelve con fuerza en el siglo XX, que se convierte rápidamente en el “siglo de los refugiados”: los armenios huyen del genocidio de 1915; los rusos, la revolución de Octubre de 1917; los judíos de Europa del Este, el nazismo en los años 30; los republicanos españoles, la victoria franquista en 1939… “Los desplazamientos de población, en Europa, son tan importantes que la Sociedad de Naciones crea , en los años 1920, el pasaporte Nansen, un titulo que permite circular a  los ciudadanos privados de nacionalidad”, precisa el geógrafo Olivier Clochard, encargado de investigación en el CNRS en el seno del laboratorio Migrinter y miembro además de la red Migreurop. Después de la segunda guerra mundial Europa lleva esta idea a la escena internacional con la convención de Ginebra de 1951.”

En este año, los delegados de 26 países tan distintos como los Estados Unidos, Israel, Venezuela, Noruega e Irak firman un texto llamado a convertirse en “ el amparo de millones de desarraigados”. En un mundo trastornado por las consecuencias de la segunda guerra mundial y la aparición de tensiones Este-Oeste, la convención define al refugiado como una persona “que teme con razón ser perseguido a causa de su raza, de su religión, de su nacionalidad, de su pertenencia a un cierto grupo social o de sus opiniones políticas”. A estos perseguidos, la convención les ofrece una protección internacional: a partir de ahora tendrán derecho a obtener permisos de viaje, a trabajar, a la educación. Nadie podrá reenviarlos hacia un país donde teman ser perseguidos.

 Los tres principales países  de acogida se  encuentran en Asia o en el  Próximo-Oriente

Que se ha hecho de esta gran idea actualmente cuando centenares de miles de emigrantes desafían  los mares en canoas neumáticas para alcanzar las costas europeas?

Si nos atenemos a los textos Europa es una tierra de acogida para los demandantes de asilo: la Carta europea de derechos fundamentales, firmada en Niza en el 2000, proclama en efecto que en la Unión el derecho de asilo está “garantizado”. “ Los 28 países de la Unión Europea han ratificado todos ellos la convención de Ginebra de 1951 y además el protocolo de New York de 1967, que extiende la protección a los refugiados no europeos y a las personas perseguidas después del 1 de Enero de 1951, precisa Olivier Clochard. Para los últimos Estados miembros, esta ratificación era incluso una de las condiciones de entrada en la Unión.

Sin embargo, Europa está lejos, muy lejos, de ser el gran continente de acogida que a veces nos imaginamos. Según el Alto Comisariado de Naciones Unidos para los refugiados (HCR), la inmensa mayoría de los refugiados (más del 80%) estaban protegidos, en 2013, no en los países industrializados sino en los países en desarrollo. Es la tasa más elevada desde hace más de dos decenios”, precisaba. Los tres principales países de acogida no se encontraban en Europa sino en Asia o en el Próximo Oriente: se trataba de Pakistán (1,6 millones de refugiados), Irán (857.000) y Líbano (856.000). De los 11,7 millones de refugiados correspondientes, en 2013, a la competencia del HCR, Europa, a pesar de su riqueza y de sus discursos generosos, acogía apenas a 1,8 millones de ellos, o sea, alrededor del 15%.

Si Europa asume una parte tan pequeña de la acogida mundial de refugiados, no es porque los demandantes de asilo la eviten: es sencillamente porque ella evita de tenderles la mano. “La Unión Europea ha erigido un verdadero muro para protegerse de los refugiados”, resume Olivier Clochard. Fin de la inmigración laboral, restricciones al reagrupamiento familiar, limitación de “visados de asilo”: las puertas de entrada son tan estrechas que el HCR no cesa de exhortar a Europa que abra “vías legales y seguras” de acceso al continente. “Los países europeos deben proceder a cambios fundamentales a fin de aumentar sus cuotas en materia de reinstalación y de admisión, de ampliar las condiciones de obtención de visados, de apadrinamientos y de becas así como otros medios de unificar a Europa legalmente” ha recordado en Septiembre por boca de Antonio Guterres.

A estos muros de papel se han añadido recientemente kilómetros de alambradas: para impedir a los inmigrantes que invadan su territorio, Hungría y Bulgaria han erigido vallas a lo largo de sus fronteras. Como sorprenderse, en estas condiciones, de que Europa de la sensación de traicionar sus promesas en materia de asilo? “Quienes son victimas en sus países se ven obligados a poner en peligro sus vidas para hacer valer sus derechos: esta doble pena es inadmisible, por lo tanto debemos abrir vías de acceso seguras y legales en Europa para los inmigrantes y los demandantes de asilo” , afirmaban en Septiembre, en una tribuna común, los diputados europeos Pervenche Bérès, Sylvie Guillaume, Christine Revault d’Allones-Bonnefoy y Vincent Peillon.

 La primera víctima de esta crisis es el reglamento de Dublín

Mientras los refugiados llegaban en cuentagotas los disfuncionamientos de la Europa del asilo pasaban relativamente desapercibidos. Pero el aflujo de estos últimos años ha puesto a la luz las incoherencias del sistema. La primera victima de esta crisis sin precedentes es el reglamento de Dublín, que obliga a los emigrantes a presentar su demanda de asilo en el primer país que pisan. Presentado desde hace años como el pilar indispensable de la Europa del asilo, ha sido suspendido provisionalmente por la Comisión Europea : para luchar contra el increíble caos que reina en Grecia y en Italia ha adoptado un plan de « relocalización » que entierra el principio de Dublín – a partir de ahora los demandantes de asilo se repartirán en el conjunto de los países europeos.

En las asociaciones de ayuda a los emigrantes raros son quienes defienden este reglamento de 2003 : al obligar a una presentación de expediente desde el mismo momento de inscripción en el territorio europeo, se prohíbe de facto a los demandantes de asilo la elección de su tierra de acogida. « El reglamento de Dublín es una aberración, afirma Catherine Teule, vicepresidenta de la Asociación europea para la defensa de los derechos humanos (AEDH). Para reconstruirse, los refugiados deben instalarse en los países donde ya tienen lazos. La integración es obviamente más sencilla si hablan la lengua o si tienen familia o amigos en el lugar. No se les puede pedir que se  establezcan en un país donde el racismo es fuerte o el trabajo escaso únicamente porque los azares de la geografía han hecho que desembarcaran allí. »

La absurdidad del sistema

Según Olivier Clochard, Dublín engendra además varios efectos perversos. « Complica considerablemente las trayectorias de los refugiados. Si un demandante de asilo presenta su demanda en Francia pero sus huellas digitales han sido registradas en Italia, es devuelto a Italia, lo que crea muchos movimientos secundarios en el seno mismo de Europa. Si se niega, su petición francesa se pone en stand-by durante seis meses – en este caso, su situación se precariza y algunos terminan por renunciar. Dublín no tiene en cuenta los deseos de los emigrantes a pesar de que este deseo es más fuerte que cualquier reglamento : hay refugiados que prefieren vivir en la clandestinidad con sus próximos a tener un estatuto protector en un país donde están aislados. »

Finalmente, Dublín presenta el inconveniente de hacer soportar un gran peso a los países que controlan las fronteras Sur de la Unión Europea. Como se puede pedir a los servicios de inmigración italianos que acojan y registren, con sus escasos efectivos, los 110.000 emigrantes que han desembarcado desde principios de año en las costas italianas ? Como exigir a Grecia, cuyo Estado está exangüe, que gestione las demandas de asilo de las 200.000 personas que han llegado en su territorio en 2015?  Durante el mes de julio, solamente, este país llamado “de primera línea” ha acogido a más de 50.000 emigrantes – para medir la absurdidad del sistema basta saber que Francia, que tiene estructuras de asilo mucho más solidas que Grecia, ha examinado 64.000 demandas… durante todo el año 2014.

 « Un mosaico de regímenes de asilo nacionales »

Al agravar el caos que reina en las fronteras del Sur de la Unión, Dublín no ha podido sobrevivir a la crisis de los refugiados. « El plan de « relocalización » de la Comisión da acta de fe de que este reglamento no se sostiene y que penaliza a los países con fronteras exteriores » afirma Catherine Teule. Pero Dublín no es la única fisura que la crisis ha puesto de manifiesto : si los refugiados prefieren ciertos países como Suecia o Alemania en detrimento de otros, como Hungría, es porque saben pertinentemente que la protección europea es de geometría variable. « La Unión es un mosaico de regímenes de asilo nacionales entre los cuales las divergencias son a veces muy  preocupantes », resume la jurista Joanna Pétin en una nota del think tank Terra Nova.

Sin embargo hace ya unos cuantos años que se debate sobre la armonización de los regímenes de asilo europeos. El tema se lanzó en 1997, cuando el tratado de Amsterdam, que introdujo  el asilo en las competencias de la Comunidad. Dos años más tarde, el Consejo europeo de Tampere (Finlandia) prometía instaurar “un régimen de asilo europeo común basado en la aplicación integral y global de la Convención de Ginebra”. En 2003, 2004 y 2005, tres directivas desarrollaban estos grandes principios intentando armonizar las condiciones de acogida, los criterios del estatuto del refugiado y los procedimientos. A lo largo de los años, se crearon varios instrumentos – el Bureau europeo de apoyo en materia de asilo en 2010, el fondo Asilo, migración e integración en 2014.

La armonización del asilo dista mucho de estar terminada

Aunque este largo proceso se ha situado bajo los auspicios del « respeto absoluto del derecho de asilo » está lejos de obtener la unanimidad. La armonización ha estirado las reglas hacia abajo, afirma Catherin Teule. El derecho al trabajo, que debería ser inmediato, se concede lo más tarde al cabo de nueve meses de procedimiento : esto sumerge a los demandantes en una gran precariedad. La detención de los demandantes de asilo, que debería debería estar prohibida, está autorizada en ciertos casos, incluso para los menores : es una extraña forma de concebir la protección internacional. La instauración futura de una lista común de « países seguros » (países democráticos) es absurda : va a permitir la exclusión a priori  de demandas de asilo – como si en ciertos países fuera imposible ser perseguido. »

A pesar de que estas directivas sean contestadas, muchas de ellas han sido trasladadas a las legislaciones nacionales. Sin embargo, la armonización dista mucho de estar acabada. « Es como la construcción europea : un proceso en curso, explica el director de la Oficina francesa para la protección de los refugiados y apátridas (Ofpra), Pascal Brice. La base está echada pero todavía hay mucho trabajo que hacer : hay que establecer una lista común de países « seguros » y hacer converger las practicas – nos dedicamos a ello trabajando regularmente con los alemanes y los belgas, por ejemplo. El movimiento es lento ya que los países europeos tienen culturas diferentes : Francia y Suecia tienen una larga experiencia de asilo mientras que en ciertos países de Europa del Este la demanda era, hasta estos últimos meses, casi inexistente. »

A pesar de los esfuerzos de la Unión Europea, las disparidades siguen siendo muy importantes. “La Europa del asilo es una verdadera lotería”, afirma Catherine Teule. Algunos países conceden ayudas financieras y viviendas, otros no; algunos exigen largos periodos de procedimiento, otros examinan los expedientes en pocas semanas. Por razones misteriosas, los tipos de reconocimiento difieren de un país a otro: mientras que  los sirios y los eritreos obtienen fácilmente el estatuto de refugiados en todos los países, los demás demandantes no son tratados de la misma forma: en primera instancia, los tipos de reconocimiento del estatuto varían, de un país a otro, de 13 a 94% para los iraquís y de 20 a 95% para los afganos, constata en 2014, el informe del Bureau europeo de apoyo en materia de asilo.

Estas disparidades se mantienen una vez que el procedimiento está terminado. “ En Francia, a los refugiados reconocidos por la Ofpra se les concede un permiso, llamado “de larga estancia” , de diez años que les permite, si lo desean, instalarse en Bélgica , en Alemania o en otras partes de Europa, explica Olivier Clochard. Por lo tanto tienen libertad de movimiento. En Chipre, la situación es muy diferente, incluso teniendo en cuenta que está evolucionando: los permisos de residencia no duran más que tres años, lo que obliga a los refugiados a permanecer en el lugar. Muchos quedan pues atrapados en la isla, lo que no siempre es una suerte: el trabajo es escaso y los niños no pueden realizar allí estudios superiores.” Nadie lo duda: queda mucho camino por hacer hasta que una verdadera Europa del asilo vea la luz. Los más optimistas esperan que la crisis de los refugiados permita acelerar el movimiento.

Anne Chemin Periodista del suplemento Culture-Idées del periódico francés Le Monde
Fuente:
http://www.europe-solidaire.org/spip.php?article36028
Traducción: Anna Maria Garriga Tarré

 Y ver ,,,


La salvaje jungla de Calais








sábado, 17 de octubre de 2015

Una cosa es la ley y otra la justicia .La justicia es para quién la trabaja

Rajoy y Mas juegan con los jueces




El Tribunal Superior de Justicia de Catalunya (TSJC) se ha convertido en un campo de batalla político. Por un lado, el Partido Popular, a través de Carlos Lesmes, presidente del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial, presiona al TSJC para que actúe con contundencia contra Artur Mas y, por otro lado, los convergentes han encontrado en el TSJC un inesperado aliado, especialmente en su presidente, Miguel Ángel Gimeno, y en el instructor del sumario, Joan Manel Abril, porque facilitan que Artur Mas saque rendimiento político de su imputación por la convocatoria de la consulta del 9-N.
Los populares se suben por las paredes por la ocurrencia del magistrado Joan Manel Abril de citar a declarar a Artur Mas el 15 de octubre, coincidiendo con el 75º aniversario del fusilamiento del presidente Lluís Companys por el régimen franquista. En Madrid, en los despachos del PP y en los de la cúpula judicial, se preguntan si la elección del 15 de octubre se ha programado intencionadamente y, a estas alturas, pocos creen en las casualidades.
Como presidente en funciones de la Generalitat, Artur Mas tiene la prerrogativa de declarar en su despacho, de forma que el juez instructor, el fiscal y las partes personadas se tendrán que desplazar a palacio para interrogarlo, pero, según las fuentes consultadas del entorno convergente, no hará falta que vayan: Artur Mas arrastrará la cruz de la imputación judicial hasta el juzgado para que todas las cámaras capten su vía crucis.
Según estas fuentes, a primera hora de la mañana del 15 de octubre, el presidente Mas irá a depositar la ofrenda floral al Cementerio de la Pedrera, donde está la tumba de Companys, y después hará otra ofrenda en l Cementerio de Santa Eulàlia del Castillo de Montjuic, donde lo fusilaron. Posteriormente, acudirá al juzgado para prestar declaración como imputado.
Ante el edificio del TSJC, Mas se encontrará con una concentración de cargos electos convocada por la Assemblea Nacional Catalana, Òmnium y la Asociación de Municipios por la Independencia, tres entidades que apoyan a Junts pel Sí a las que se ha añadido la Asociación de Municipios de Catalunya, dominada por convergentes y republicanos.
Artur Mas hará el papel de presidente mártir, pero, a diferencia de Companys, no lo fusilarán, sólo tendrá que declarar como imputado y ello le permitirá sacar rendimiento político ahora que se juega la continuidad como presidente de la Generalitat.
Juan Manuel Abril Campoy, instructor de la querella contra Artur Mas, es un jurista muy técnico que fue director de los Servicios Jurídicos del Ayuntamiento de Barcelona y profesor de la Universidad Autónoma de esta ciudad, donde impartía clases de Derecho Civil. Curiosamente, fue elegido magistrado para el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) en la terna propuesta por el Parlamento catalán, con el voto favorable del entonces vocal del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) por CiU Ramón Camp en la etapa de José Luis Rodríguez Zapatero al frente del Gobierno.
Figuraba en la terna de los tres nombres propuestos por el Parlamento de Cataluña y contó con el voto a favor de Convergència y su representante en el órgano de gobierno de los jueces, Ramón Camp.


   Y VER….




jueves, 15 de octubre de 2015

El País apuesta por la lista de confluencia del Ibex 35. Vota PSOE y Ciudadanos.

















El País apuesta por  la lista de confluencia del Ibex 35. Vota PSOE y Ciudadanos.  Te desorinarás.


Suelen alegarse razones económicas, una coyuntura de peso que uno, a su juicio, no debería obviar. Pero ahí es donde entra el centro. A fin de devolvernos la esperanza, la bandera de un nuevo tiempo y de un renacimiento económico general hondea en las portadas, en los titulares. Es el centro: se alza como la única opción digna de crédito, como la auténtica hora de la verdad, mediodía de ensueño eclipsado tan sólo por la particular idiosincrasia del poder. De un poder que no muere, en cualquier caso. Un poder que, a semejanza de las fuerzas naturales, no descansa. Mientras el Partido Popular cae como vicario de lo viejo que es y Podemos, por su parte, como el de lo que aún es demasiado joven para vencer, el centro, defendido por El País, resiste. El centro, en definitiva, parece adquirir así la consistencia de los propios ritmos vitales. Unos deben dejar paso a los otros. Es el orden natural.

El País apuesta por PSOE y Cs
El centro como la hora de la verdad




La estrategia propagandística de El País funciona ya a toda máquina para reducir el potencial de Ciudadanos a una ocasional alianza con el PSOE. Ese torpe ejercicio de prendido, en los últimos tiempos, de todo obstáculo imaginable y avanza así, pues, libre de sospecha, en dirección a su única meta: el centro.
Ese centro, que ellos se avienen a identificar con seguridad, con igualdad, con estabilidad, no es sino la vieja y dulce promesa de todos estos Estados-Nación que se hacen llamar demócratas y que, en la historia de su decadencia, no se resignan a abandonar. Su cadáver rebota entre las cámaras, se rememora a menudo en la ONU y, a veces, parece incluso estar apareciéndose en nuestros sueños, signo de un mundo que podría haber llegado a ser.
¿De no ser por qué? Suelen alegarse razones económicas, una coyuntura de peso que uno, a su juicio, no debería obviar. Pero ahí es donde entra el centro. A fin de devolvernos la esperanza, la bandera de un nuevo tiempo y de un renacimiento económico general hondea en las portadas, en los titulares. Es el centro: se alza como la única opción digna de crédito, como la auténtica hora de la verdad, mediodía de ensueño eclipsado tan sólo por la particular idiosincrasia del poder.
De un poder que no muere, en cualquier caso. Un poder que, a semejanza de las fuerzas naturales, no descansa. Mientras el Partido Popular cae como vicario de lo viejo que es y Podemos, por su parte, como el de lo que aún es demasiado joven para vencer, el centro, defendido por El País, resiste. El centro, en definitiva, parece adquirir así la consistencia de los propios ritmos vitales. Unos deben dejar paso a los otros. Es el orden natural.
El País, sabio como la madre naturaleza misma, se arroga pues el don y el privilegio de poder colocar a cada uno en su sitio. A la hýbris de la izquierda no se le perdonará jamás haberse jugado todo a la carta de la novedad. Impertinente soberbia que, para un país decente como el nuestro, no merece sino nuestra más sincera aversión. Y al recalcitrante orgullo de la derecha popular, lo mismo –pero en sentido contrario: apestan a viejo, a enfermo y a podrido.
La igualdad, la estabilidad y la seguridad son supuestos principios ideológicos a los que la opinión pública nos tiene ya acostumbrados. Sin duda, su capacidad de atracción es enorme, pero es eso mismo lo que ha pervertido el discurso, lo que ha conducido a la capacidad crítica de los agentes implicados en el mismo a la debacle, induciendo a la disidencia a su miseria: a creerse en posición de rebatir a tales colosos, de hacerlo en sus mismos términos y en el espacio de sus propias certidumbres.
Baluartes de la burguesía, los principios de los que nos hablan El País y otros medios han de retumbar en nuestras cabezas por mucho tiempo. Hasta diciembre y más allá. Porque el dilema al que el modelo de partido supuestamente transversal se enfrenta: decidir por sí mismo o dejar que las bases decidan, no es un problema para El País. No lo es en absoluto. El País ya ha movido ficha, es una astuta computadora virtual y, por añadidura, tiene pila para rato.
Demócratas de este país, no os engañéis: la suerte está echada

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Metroscopia retuerce sus sondeos para promover una alianza PSOE-Ciudadanos


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martes, 13 de octubre de 2015

Artur Mas ,contra vaguistes i manifestants.

Artur Mas, víctima i botxí


El dit acusador del president de la Generalitat ha impulsat nombrosos procediments penals contra vaguistes i manifestants els últims anys. El cas més conegut el trobem en l’acció Aturem el Parlament, però la llista és llarga.