sábado, 26 de noviembre de 2022

La Unión Europea una marioneta

 

La penosa transformación de la Unión Europea en marioneta


Si quedaba alguna esperanza de que la Unión Europea se convirtiera en un vector decisivo para construir relaciones internacionales multipolares y pacíficas, y en impulsora de un nuevo tipo de economía sostenible y más equitativa, me temo que se ha desvanecido en los últimos meses.

Ante la invasión de Ucrania, la Unión Europea ha elegido la peor posición de entre todas las posibles. La que supone un mayor coste económico para Europa, la que la hace más dependiente de Estados Unidos, la que Rusia puede soportar con menos dificultades y la que más daño hace a Ucrania. Su torpe y desgraciada insistencia en que la vía militar es la única posible lleva a un camino fatídico, además de obligarle a mentir constantemente a la opinión pública sobre el curso real de los acontecimientos para poder ocultar el fracaso de la estrategia que defiende.

Frente a la inflación, el mayor problema económico que tenemos a corto y medio plazo, ha reaccionado tarde y sin política común, coordinada y de amplio espectro, como precisa un problema tan complejo y de tantas aristas. Estados Unidos, por el contrario, aprobó una ley de reducción de la inflación que supone un antes y un después en la forma en que se aborda este problema. Se propone reducir los costos de energía y el precio de productos básicos para las familias como la atención médica o medicamentos, llevar a cabo la mayor inversión para combatir el cambio climático de su historia y, todo ello, aumentando la fiscalidad sobre las rentas más altas y grandes corporaciones y, al mismo tiempo, reduciendo el déficit.

Mostrando sin disimulo los intereses que de verdad parecen preocuparle, la Comisión Europea no ha visto en esa ley un ejemplo, sino riesgo para algunos grupos industriales europeos. Riesgo que ni siquiera tendría por qué darse si hubiera sido capaz de impulsar en la Unión una respuesta tan inteligente y apropiada como la de Biden.

No pasa una semana sin que la Unión Europea dé bandazos y muestras claras de que carece de iniciativa e inteligencia, de respuestas acertadas y de coraje ante los problemas que tenemos por delante.

En solo 48 horas de esta semana se han dado tres muestras del único tipo de reacción que sale de Europa.

Ante la crisis energética que nos amenaza sin visos de apaciguarse, la Comisión ha hecho una propuesta de tope a los precios del gas que, hasta la ministra española para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, ha calificado de "tomadura de pelo" y "broma del mal gusto".  Con toda la razón, porque se pone un tope tan alto y durante tantos días que no se hubiera aplicado ni en los momentos de mayores subidas de la crisis actual. Además, hace que los precios dependan aún más de la especulación en los mercados financieros, lo que incluso puede hacer que suban en lugar de que bajen. Una propuesta, en fin, que igualmente muestra el cobarde repliegue de la Comisión ante las empresas oligopolistas que dominan los mercados y ante los dictados de Alemania y Holanda, que han decidido hacer frente a la situación por su cuenta, rompiendo aún más el mercado único, a base de ayudas que van totalmente en contra de las normas de competencia que tanto dicen defender y que presionan los precios al alza. 

Casi paralelamente y en otro orden de cosas, el Parlamento Europeo acordaba declarar a Rusia como país promotor del terrorismo. Una declaración rimbombante que no lleva aparejado compromiso concreto alguno y estúpida, pues dificulta que Europa impulse o contribuya a cualquier solución negociada del conflicto. Ni siquiera Estados Unidos ha decidido dar ese paso, consciente de las implicaciones problemáticas que comporta y de su escasa utilidad práctica. Y una decisión, además, muy cínica y cobarde porque, si Rusia merece esa consideración por lo que ha hecho en Ucrania (no voy a discutirlo), exactamente la misma debería hacerse sobre otros países que han llevado a cabo acciones militares prácticamente idénticas fuera de sus fronteras. Entre ellos y sin ir más lejos, Estados Unidos e Israel. Con ese tipo de doble moral, el Parlamento Europeo se convierte en un gallito de colegio, pero se descalifica como un operador que pueda contribuir real y decisivamente a establecer la libertad, la paz y la justicia en este planeta malherido.

Por si eso todo fuera poco, el vicepresidente de la Comisión Europea, Valdis Dombrovskis, ha dicho que "la política fiscal (de los gobiernos nacionales) no debe contradecir al Banco Central Europeo".

Yo mismo escribí en estas páginas hace unas semanas que es un grave error que la política fiscal y la monetaria vayan cada una por un lado y se anulen mutuamente (El gran disparate contra la inflación: el BCE frena la demanda y los gobiernos la impulsan). Pero la afirmación de Dombrovskis no es la solución, sino una barbaridad inaceptable.

La alternativa es que la política fiscal y la monetaria se coordinen y no que la primera se supedite a lo que establezca el banco central.

Esto último, lo que propone todo un vicepresidente de la Comisión Europea, equivale a dinamitar la democracia, pues socava las bases sobre las que se ha construido el Estado democrático moderno frente al absolutismo.

La política fiscal, la elaboración del Presupuesto, es una prerrogativa de los parlamentos, donde está representado el pueblo que es donde reside la soberanía nacional, según expresa nuestra Constitución y cualquier otra democrática. Nuestro artículo 134 establece que corresponde a las Cortes su examen, enmienda y aprobación.

Aunque lo que viene ocurriendo sea que poderes no democráticos se impongan sobre parlamentos y gobiernos, decir que eso es lo que debe ocurrir y que los parlamentos solo pueden aprobar Presupuestos Generales que no contradigan lo que establezca el banco central, una autoridad no elegida por nadie, es una fractura material de la democracia. Sobre todo, teniendo en cuenta que lo que dice el banco central no es, ni mucho, algún tipo de requisito neutro o técnico, sino el resultado de una opción política concreta que implica decidir que los ingresos y la riqueza que son de todos vayan a unos bolsillos y no a otros.

Es cierto, en todo caso, que lo más asombroso no es que haya un bárbaro que defiende acabar con la democracia representativa como vicepresidente de la Comisión Europea. Lo es, sobre todo, que 27 parlamentos nacionales más el Europeo callen y no se sientan aludidos; no solo ahora, sino desde que se vienen defendiendo esta tesis, aunque fuese con expresiones menos explícitas.

Europa se está convirtiendo en una marioneta en manos de Estados Unidos, de grupos de interés muy poderosos que condicionan las decisiones comunitarias, de un banco central gobernado por empleados del capital privado, y de unos dirigentes que, o no saben lo que es la democracia representativa, o no creen en ella.

ttps://blogs.publico.es/juantorres/2022/11/24/la-penosa-transformacion-de-la-union-europea-en-marioneta/#md=modulo-portada-fila-de-modulos:4x15-t1;mm=mobile-big   



viernes, 25 de noviembre de 2022

Los límites de la propaganda

Los límites de la propaganda

martes, 22 de noviembre de 2022

La prensa inglesa otánica .

 

La prensa británica ante la crisis de los misiles ucranianos


Fuentes: Rebelión

La prensa británica se esfuerza, como ninguna otra prensa europea, en ser el vocero mayor de la NATO en lo que al retorcido conflicto ucraniano se refiere.

Rastreros y serviles como ningún otro medio europeo, los principales mass media británicos se han sometido a pie juntillas -con una vergonzosa y abyecta obediencia- a toda la goebeliana campaña desinformativa que difunden desde los cuarteles “otanianos”.

Algunos de los principales rotativos de Londres se han referido a Putin como “terrorista y torturador”, simulando -como ya hicieron con los cadáveres de Bucha- todo un montaje de siniestras celdas donde los soldados rusos han estado torturando a los prisioneros ucranianos capturados en Kherson (diario METRO).                                                                                   

La BBC, tan deslenguada en otros temas sociales y económicos, también se ha plegado mansamente a la compaña desinformativa desplegada por la NATO y sus cómplices en Europa. De hecho, siendo un medio que el gobierno utiliza a su antojo, la tv pública británica -al igual que el resto de medios- no ha hecho otra cosa que seguir las erráticas declaraciones del primer ministro británico, Rhisi Sunak, afirmando que, aun cuando los misiles no provinieran de Rusia sino de las defensas ucranianas, la culpa de que en Polonia hayan muerto dos civiles por misiles disparados por Zelensky, seguiría siendo igualmente del presidente ruso.

El mismo The Guardian, considerado el diario mas izquierdista de toda la Gran Bretaña, se ha atrevido incluso a ir más allá de la versión oficial de los misiles ofrecida por la NATO. Sin ninguna vergüenza, The Guardian presiona desde su línea editorial para involucrar a la NATO en el conflicto armado y poner a Europa a las puertas de una tercera guerra mundial. En sus arrogantes artículos de opinión, los redactores de opinión de The Guardian repiten con insistencia que Rusia debe ser derrotada y humillada, mientras que Zelensky debe ser apoyado para que continúe cometiendo indefinidamente masacres como las del Donbas.

Ahora todo el mundo sabe que algo falló en la coordinación de Zelensky con sus aliados de la NATO en el tema de Polonia (posiblemente la intervención de científicos neutrales en la investigación del origen de los misiles), pero la prensa británica parece no enterarse de lo que ya ha quedado bien claro. La retorcida maniobra ucraniana de acusar a Putin del ataque con misiles a Polonia se ha venido estrepitosamente abajo. Hasta el presidente Biden -en un insólito acceso de honestidad- ha tenido que reconocer públicamente que los misiles que provocaron dos víctimas en Polonia provenían de territorio ucraniano. Zelensky, descubierta su maquiavélica estratagema y viéndose con “el culo al aire”, ha acusado a sus aliados de la NATO de mala fe y deslealtad, reprochándoles abiertamente no haber apoyado la falsa bandera de los misiles rusos con que atacaron Polonia.

Hasta el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, confirmó que el incidente fue «probablemente causado por un misil de defensa aérea ucraniano”, pero aún frente a todas las evidencias que señalan al presidente de Ucrania como responsable del ataque con misiles en territorio polaco, la prensa del Reino Unido continua “erre que erre”, demonizando a Putin y acallando el crimen cometido por Ucrania. Aún bajo estas contundentes declaraciones, el diario The Guardian incluso le da cancha en sus páginas a dos de los más incendiarios periodistas polacos en el conflicto de los misiles ucranianos: Karolina Wigura y Jaroslaw Kuisz.

La que en otras épocas fuera considerada la prensa más independiente de Europa, promotora de una información libre y veraz, así como fundamento de la libertad de expresión en todo el territorio británico, se ha convertido en una institución servil y embustera que ahora toca su trompetilla de alguacil para pregonar desde sus páginas todo tipo de mentiras infundadas… ¿Quo Vadis Gran Bretaña?

domingo, 20 de noviembre de 2022

Una guerra de propaganda .

 "Se está produciendo una de las mayores guerras de propaganda" 

 

Una conversación del diario alemán jungeWelt con Clare Daly sobre el conflicto en Ucrania, las sanciones contra Rusia, las políticas neocoloniales de la UE y las perspectivas de una Irlanda unida. 


jW: Podría decirse que la guerra en Ucrania es el asunto de política exterior más importante en Europa en este momento. Usted se ha pronunciado repetidamente en contra de las sanciones a Rusia. Ya en octubre, volvió a votar en contra de una resolución de condena de la invasión rusa. ¿Por qué estas posiciones? 


CD: Me gustaría subrayar que en ambas resoluciones estamos de acuerdo con los párrafos que condenan la invasión rusa. Pero ese no era el único punto de estas resoluciones, y en ellas había muchos otros puntos con los que no podíamos estar de acuerdo. Desde la primera resolución hasta la última, en octubre, todas las resoluciones han incluido ciertas medidas que conducen a una escalada y, por consiguiente, a una prolongación de la guerra. Las sanciones afectan a las poblaciones aquí en Europa y en Rusia, y no ayudan a nadie en Ucrania. 

El envío de armas a una zona de guerra suele ser algo que nunca se practica a nivel internacional. Resulta irónico que estos belicistas de la UE envíen ahora armas a Ucrania, pero nunca considerarían hacerlo para Palestina o Yemen. Todo es una hipocresía. Estas sanciones son un grito de guerra, no de paz. La táctica de enviar más armas y utilizar sanciones más duras no ha funcionado, puesto que han pasado ocho meses y el conflicto está cada vez peor. 


¿Qué cree que llevó a la guerra de Ucrania? ¿De quién es la culpa? 


La culpa es de Rusia, que fue demasiado lejos y atacó el territorio soberano de Ucrania. No creo que no hubiera alternativas: había otros caminos. Pero al mismo tiempo, el argumento de que este paso de Rusia se produjo por sorpresa y sin provocación también es erróneo. El trasfondo es el golpe de Estado en Ucrania y la inestabilidad en la región, avivada por EEUU y la OTAN desde 2014. Desde entonces, tenemos una guerra en el Donbass, en la que ya han muerto unas 15.000 personas antes de febrero de 2022 y la población rusa ha sido discriminada. Y, además, Ucrania fue cada vez más utilizada por Estados Unidos e integrada militarmente en la OTAN. Rusia se vio amenazada por ello. Los EE.UU. construyeron este escenario que es el fondo de todo. Putin no debería haber reaccionado. Incluso una semana antes del ataque, Olaf Scholz todavía decía que no puede haber paz en Europa sin Rusia. Pero cuando comenzó el ataque, toda la razón fue arrojada por la borda. Creo que en aquel momento Alemania y Francia seguían buscando el diálogo, pero el centro de control a nivel de la UE se desplazó rápidamente hacia los Estados bálticos y Polonia, y en estos países hay una enorme rusofobia. 

Hay que culpar a Rusia del ataque directo. Pero no llegó sin avisar, fue una respuesta directa a las maquinaciones de Estados Unidos y la OTAN en la región. Si no vemos eso y entendemos que la guerra de Ucrania es una guerra por delegación, entonces no tendremos recetas para encontrar una solución. 


En sus discursos menciona a menudo el movimiento internacional por la paz. Sin embargo, defender ese nombre en público para algo que merezca la pena ya es bastante difícil. Si te manifiestas en contra de la guerra y de dar apoyo militar a Ucrania, te etiquetan inmediatamente de ser una marioneta de Putin. Usted está tratando de construir un contrapeso a esta narrativa en Bruselas. Pero, ¿cómo se puede organizar un movimiento internacional por la paz? 


Esta pregunta tiene muchas vertientes, cada vez son más las personas que intentan plantearla y responderla. Incluso en los medios de comunicación irlandeses, que están muy controlados, veo cada vez más cartas al director pidiendo la paz. Creo que hay un cambio. 

Tenemos que analizar algunos puntos. A menudo vemos las cosas de forma demasiado estrecha, desde una perspectiva transatlántica. Pero vivimos en un mundo global y la mayoría de la población mundial vive en Estados que no han impuesto sanciones a Rusia, no porque estos Estados apoyen el ataque ruso, sino porque muchos de ellos fueron ellos mismos víctimas del imperialismo y de las invasiones estadounidenses. No siguen el juego ni la hipocresía de los Estados Unidos y la OTAN. Solo tenemos que mirar a la ONU: hay 66 países que han llamado a la paz. 

Cada día, innumerables personas de toda Europa se ponen en contacto conmigo y me dicen que se alegran de que haya dicho lo que piensan. Hay que decir claramente que aquí se desarrolla una de las mayores guerras de propaganda de nuestro tiempo. Todo el mundo acusa a Rusia de ejercer influencia y de su propaganda, pero los rusos son terriblemente malos en eso, han perdido el control de la formación de opinión. En cambio, todo lo dictan las fábricas de ideas y los medios de comunicación financiados por Estados Unidos. El discurso lo dicta Estados Unidos. 

Es así: Si estás hoy a favor de la paz, se te acusa de estar a favor de la derrota de Ucrania, sea lo que sea que signifique eso. Los que hablan así son los que quieren que Ucrania siga luchando hasta el último hombre. Y luego te acusan: Solo lo dices porque Ucrania está ganando en este momento. Me pregunto: ¿por qué la gente piensa que Ucrania está ganando ahora mismo? Millones de personas han sido desplazadas, miles han muerto y el país está destruido. Eso no es una victoria. Esta gente solo está siendo utilizada como carne de cañón en una guerra santa contra Rusia. Al mismo tiempo, las empresas armamentísticas estadounidenses y europeas obtienen enormes beneficios, y Estados Unidos se beneficia de esta inestabilidad con su gas natural licuado (GNL). 

Pero esto va a cambiar, y vemos esta tendencia. No es como cuando empezó la guerra de Irak, porque hoy muchos izquierdistas están confundidos, no tienen orientación y tienen miedo de decir algo. Pero la gente de a pie se está expresando. Hay movimientos en la República Checa, Francia e Italia. Siempre oímos que la verdad es la primera víctima de la guerra, y en este momento estoy experimentando por primera vez en mi vida que realmente es así. Nunca ha sido tan real para mí. Nunca antes se me había demonizado tanto, ni se habían malinterpretado mis declaraciones. Hoy en día, los que están a favor de la paz son presentados como belicistas que quieren romper Ucrania. 

Simplemente debemos recordar siempre que vivimos en un mundo global que es más grande que la UE. Recesión, inflación, carestía de la vida: la gente tiene que decidir si se calienta o come. Escuché en el Parlamento de la UE: la gente está en contra de la guerra porque ha sido víctima de la propaganda rusa. No, la gente está en contra de la guerra y cuestiona la política porque ya no puede permitirse vivir. De ahí surgirá el cambio. 


Usted habla de una "solución pacífica del conflicto". ¿Cómo debería ser esa solución pacífica? 


Vuelvo a insistir en que no depende de mí. No vivo en Ucrania y no vivo en Rusia. Una paz negociada significa que hay dos partes que negocian la paz. Así que los dos tienen que dar las respuestas. Pero creo que hay algunos puntos evidentes. El acuerdo de Minsk fue apoyado por ambas partes. Había concesiones en él que fueron apoyadas por ambas partes: La neutralidad de Ucrania, las concesiones en el Donbass, el respeto a la integridad territorial de Ucrania. Eso ya es pasado, pero sin embargo no veo una solución sin la integridad nacional y la neutralidad militar de Ucrania. 

La neutralidad ofrece la mejor protección para las personas. No se trata de una humillación, sino de una coexistencia pacífica con los vecinos, y eso es bueno. Se han resuelto los conflictos más difíciles. El problema son los Estados Unidos y la OTAN, que quieren aprovecharse de la situación. También están los miembros bálticos de la UE que ven esto como una forma de destruir a Rusia. 

Hillary Clinton dijo al principio de la guerra que esto se convertiría en el Afganistán de Rusia. Y tal y como van las cosas ahora, podría llegar a ser eso, como Afganistán para EE.UU. en el verano de 2021, pero ¡mira cómo es Afganistán ahora! Es un caos absoluto, el 90% de la población depende de la ayuda humanitaria, miles de personas han muerto y el país no funciona. Así que este es el modelo que Clinton prevé para Ucrania. El pueblo de Ucrania no debe ser sacrificado por los intereses de la OTAN y de Estados Unidos. 


Recientemente se ha manifestado de manera crítica sobre la política de la UE en los Balcanes Occidentales 


Porque todo esto son intereses geopolíticos: Nosotros contra ellos, nuestro bando debe ser más grande que el suyo… Si somos sinceros, lo mejor sería algo así como unos Estados Unidos de Europa, incluyendo a Rusia. Esto podría dar lugar a mejoras. Pero la UE es un club neoliberal. La UE pretende ser un bastión democrático, pero las leyes están solo para el beneficio de las grandes empresas. La ampliación también sirve a este interés: conseguir aliados contra Rusia y mano de obra barata para Europa Occidental. No tengo ningún problema con que alguien del Este venga a vivir aquí. Tengo un problema cuando se explota a estas personas para los intereses de la UE. 


¿Cuál es el papel de la UE en el Sur global? Usted criticó el papel de la UE en Haití en un discurso 


En los últimos años vemos que la UE persigue cada vez más intereses globales. Esto se hace en interés de las multinacionales con sede en la UE. En África lo vemos claramente. 

El discurso que pronuncié sobre Haití sirvió para mostrar la influencia histórica de Francia y Estados Unidos allí. Hubo un debate al respecto en el Parlamento de la UE. Subrayé que fue el primer país en el que se prohibió la esclavitud y que por ello ha sido víctima de influencias, intervenciones, golpes de Estado y desestabilización en los últimos dos siglos. Esto continúa hasta el día de hoy: Un títere como jefe de Estado que prepara el terreno para una nueva intervención para poder seguir en el cargo, en contra de la voluntad del pueblo. Vemos el mismo procedimiento en toda África. La UE es el colonialismo moderno: dice que viene a proteger los derechos humanos y a desarrollar la democracia. En realidad, la UE va allí para enriquecerse. 


Usted es muy crítica con la UE. ¿Por qué entonces quiso ser eurodiputada? 


Fui parlamentaria en Irlanda durante ocho años y creo que aproveché muy bien esa etapa para poner en tela de juicio el statu quo político. Durante ese tiempo, nos dimos cuenta de que la mayor parte de la legislación está dictada por la UE. Me dije: entonces vamos a ver cómo se hace en Bruselas. ¿Es posible cambiar algo ahí? Si no, lo quemaremos todo. 

Durante tres años y medio siempre hemos llevado una caja de cerillas. Quemar todo el lugar podría ser la solución más sensata, pero al mismo tiempo somos europeos. Soy internacionalista, no solo europea, y como tal me gustaría que hubiera una estrecha cooperación entre los pueblos de todo el mundo. Me he dado cuenta de que el Parlamento de la UE es una buena plataforma: desde todo el mundo, activistas e izquierdistas se ponen en contacto conmigo en busca de una alternativa. Estas personas no están realmente representadas en Bruselas. Hemos venido a cambiar algo y hemos visto que es muy difícil. Pero si se eligen algunos gobiernos radicales en Europa, eso puede servir para influir en algo. 


Desde hace varias semanas hay una ola de protestas en Irán. Usted misma es socialista y feminista. ¿Apoyaría usted las sanciones contra Irán, como piden muchos en la UE? 


No apoyo ninguna sanción bajo ninguna circunstancia. Las medidas punitivas solo afectan a las personas que queremos proteger. La idea que subyace a las sanciones es que conducen a un cambio de régimen, pero eso solo significa sufrimiento y miseria, como vimos en Irak en la década de 1990. Lo mismo ha ocurrido en Irán en los últimos años, donde mucha gente ya está sufriendo a causa de las sanciones. ¿Qué sentido tendrían más sanciones? Toda la población de Irán tiene derecho a manifestarse y las autoridades deben reconocerlo. Por supuesto que hay intentos de desestabilizar el país e influir en las protestas, pero la mayoría son activistas honestas que exigen derechos para las mujeres. 

Soy atea, pero también creo que todo el mundo debería tener derecho a practicar su religión libremente y que debe haber una separación entre Estado y religión. Me resulta interesante ver lo ruidosa que es la UE con respecto a Irán, pero no se dice ni una palabra sobre la situación en Afganistán, donde las mujeres tienen que esconderse y tienen muchos menos derechos que las mujeres en Irán. 


Irlanda ha sido un tema frecuente en los medios de comunicación desde el Brexit. Bruselas y Londres vuelven a hablar del protocolo de Irlanda del Norte y el DUP (Democratic Unionist Party) boicotea la labor del gobierno en Belfast. ¿Hay alguna solución para Irlanda del Norte? 


Tiene que haber una solución. Todos los problemas con los tories la han aparcado, pero en última instancia Londres tiene que encontrar una solución. Las nuevas elecciones no lo son. La isla de Irlanda tiene que funcionar como una sola. Tiene que ser una unidad económica. 


Se ha adelantado a mi última pregunta: ¿Cómo ve la cuestión de la reunificación de Irlanda? 


Mucha gente que antes se burlaba de ella ahora sale a la luz y trata de sacar provecho de la reunificación. Hace unas semanas hubo un gran acto en Dublín en el que participó todo el mundo: Representantes de grandes empresas, sindicatos y políticos de derecha como Leo Varadkar. Desde el Brexit, es un tema más importante que nunca. Pero eso no significa que la reunificación esté garantizada. Aunque se puede ver que la clase política intenta ahora marcar el tono por sí misma y presentar una Irlanda unida como un paraíso fiscal como lo es la República. Ya lo están promoviendo como un lugar que puede ser explotado por las multinacionales. 

La mayoría de los irlandeses quieren la reunificación, pero los que están en contra en el norte también necesitan ser escuchados y que se respete su cultura y tradición. ¿Creo que habrá una Irlanda unida? Sí, pero no en uno o dos años. ¿Creo que cambiará la situación económica? Responderé a eso con las palabras de James Connolly: "Si solo cambias la bandera de Dublín pero no la base económica, seguirás dominado por Inglaterra". Eso es lo que ocurrió después de la partición de Irlanda en 1922 más o menos, y cuando conseguimos la independencia en el sur vendimos el país a los capitalistas estadounidenses. Ahora ya no somos un vasallo británico, sino uno de los Estados Unidos. 

Cada vez son más fuertes los llamamientos a la reunificación para que toda la isla esté en la UE. Pero, ¿realmente queremos ser un miembro de la OTAN no neutral? Eso es lo que quiere el establishment. Pretenden ser los europeos que mejor se comportan de la unión. Esa Irlanda unida no traerá ninguna mejora para el pueblo, no la apoyaré. Necesitamos una Irlanda radicalmente diferente que ponga a las personas en el centro de todo lo que se haga. Una Irlanda así puede desempeñar un papel importante en la política mundial como Estado neutral, como antigua colonia, pero también como Estado europeo occidental. 

(Entrevista realizada per Dieter Reinisch para jungeWelt) 

  

  

es diputada irlandesa en el Parlamento Europeo en el Grupo de Izquierda GUE/NGL desde 2019 y miembro del partido de izquierda irlandés Independents 4 Change. 

Fuente: 

Traducción: 

Jaume Raventós