El oculto pasado activamente estalinista de una trepadora nata: la canciller Angela Merkel |
Rolf Ehlers · · · · · |
20/02/11 |
Si queremos juzgar lo que podemos esperar de una persona, preguntémonos inmediatamente después a quién tiene a su vera. Podemos hacernos una imagen aproximada sabiendo en qué entorno ha vivido en el pasado, quiénes eran sus amigos y a quien frecuentaba, cuáles eran sus convicciones pasadas, cuáles son sus convicciones presentes. No nos referimos a investigar que tenga los ojos azules o no... Los votantes alemanes nos movemos desde hace años entre tinieblas cuando nos preguntamos de qué entorno procede nuestra canciller. Ninguno de los principales rotativos ha informado de ello más que superficialmente, hasta que el Schweizmagazine titutló el 29 de mayo de 2008: “¿Fue la canciller Merkel informante de la Stasi?”
Oskar Lafontaine denunció en el talk-show de Anne Will cómo se había expuesto a virulentos ataques por su trabajo conjunto con Gregor Gysi, a quien entonces se señalaba como supuesto informante de la Stasi [1], cuando todo indicaba que la propia canciller Merkel había sido una activista del sistema de la desaparecida República Democrática Alemana.
La información que se encontraba enterrada en los archivos y que tras la caída del Muro no fue destruida por los servicios de seguridad antes en la operación conocida como 'Vernichtungsaktion' [2] es conocida desde hace años. Su publicación, sin embargo, no se considera oportuna. Por lo que parece, personalidades influyentes de las redacciones y las editoriales, o quienes detentan poder por encima de ellos, quieren proteger a la señora Merkel de todo ataque posible. ¿Acaso saben estas mismas personas a quién le tienden la mano?
La vinculación con el régimen de la RDA de Angela Dorothea Kasner, que tras su primer matrimonio adoptó el apellido de Merkel y lo mantuvo en segundas nupcias, es tan estrecha como que parte de su entorno familiar y de sus amigos personales y políticos, los cuales, casi sin excepción, estaban conectados con la Stasi. Así, tienen un rol destacado su padre Horst Kasner; su compañero durante muchos años, Michael Schindhelm; Clemence de Maizière así como sus hijos, Lothar de Maizière y Thomas de Maizière; Wolfgang Schnur; Manfred Stolpe; Klaus Gysi y Günther Krause. Con la sola excepción de Thomas de Maizière, todos ellos eran informantes de la Stasi de pura cepa, si no abiertamente, con una relación más que sospechosa...
El papá: Horst Kasner, un comecapitalistas en la política eclesiástica
El padre de Merkel, Horst Kasner, no fue un humilde párroco, sino un hombre importante en la política eclesiástica de la RDA, en la cual, junto con el influyente Clemence de Maizière, como un informante registrado de la Stasi, para la que promovió los planes de la RDA en la iglesia protestante, sobre todo la escisión de la iglesia evangélica en la RDA respecto de la iglesia evangélica para toda Alemania. Era miembro de la Conferencia Cristiana por la Paz (CFK, por sus siglas alemanas) financiada por Moscú y del círculo de Weißensee (Weißenseer Arbeitskreis), financiado por la Stasi. Tenía todas las libertades de las que sólo los bonzos del régimen disfrutaban: dos automóviles y el derecho a viajar al Oeste. En misión estatal viajó con el “Frente nacional” a Italia, donde declaró públicamente que sólo el Partido Comunista Italiano podía salvar el país. El biógrafo de Angela Merkel (que la canciller escogió personalmente), el politólogo de la CDU Gerd Langguth, de quien se dice que es un analista serio, informó que, para el dominante párroco Horst Kasner, su hija Angela había sido una persona “clave”. Langguth describe al togado, que en 1954, en el punto álgido de la Guerra fría, cruzó la frontera de Alemania occidental en dirección a la oriental y más tarde dirigió en Templin (Brandenburgo) un importante seminario para la formación de vicarios como simpatizante del SED (Partido Socialista Unificado, por sus siglas en alemán). Sus opiniones políticas le valieron allí el sobrenombre de “Kasner el rojo”. Sólo a fines de la transición hacia la Reunificación comenzó Angela Merkel –como Langguth, dicho sea de paso– a emanciparse de su padre, a quien describió como “entrampado en el sistema de la RDA”.
Sobre la estudiante Angela Kasner informó el “IM Bachmann” [3], quien se ocupaba entonces de espiar, entre otros, a remoquete a[l filósofo marxista disidente Robert] Havemann, que cabía hacer mención especial a su “actitud positiva en relación al marxismo-leninismo”. En el Instituto Hermann Matern, organizó como cuadro dirigente de la FDJ (Freie Deutsche Jugend, las juventudes comunistas de la RDA, por sus siglas en alemán) el acto de clausura para su promoción. Desde el podio del aula llamó a contribuir económicamente para la compra de armas para los rebeldes del Frelimo de Mozambique [4] y otros grupos comunistas que actuaban en África del sur. (Véase: geisteswelt.blogsome.com). Como dominaba de manera excepcional el ruso, fue encargada de viajar a Moscú para representar a Alemania en las “Olimpiadas rusas”, una competición escolar internacional.
El amante y el colega de trabajo
En un intercambio académico en Moscú conoció al estudiante de física Ulrich Merkel, también enviado por el régimen. Su propio padre los desposó en el año 1977. Cuatro años después, Angela Merkel no estaba feliz con el matrimonio. Tras su examen, trabajó en el Instituto central de físico-química, una sección de la Academia de las Ciencias de la RDA sita en Berlín-Adlershof. Por esta época realizaron una estancia de investigación en Praga y se les permitió unas largas vacaciones privadas en las que recorrieron la Unión Soviética. [5]
En esta época ascendió en el seno de la FDJ a presidenta delFreundschaftsrat de la FDJ [6] y, como miembro de la dirección de la FDJ, a secretaria de la FDJ y, con ello, a presidenta de esta organización juvenil comunista en la Academia de las Ciencias de la RDA. Su despacho lo compartía con un hijo de los Havemann, cuya familia, tras la separación y el divorcio de sus padres, estaba profundamente dividida. De su trabajo por esta época declaró más tarde que había organizado la compra de entradas de teatro. Su función fue en realidad, y por decirlo con todas sus letras, la de Secretaria de agitación y propaganda. (Véase politik.de/forum/)
Durante el trabajo de su tesis doctoral conoció en el despacho vecino en el Instituto a su nuevo amante, Michael Schindhelm. Él y Merkel estuvieron entre 1984 y 1986 trabajando en la Academia de las Ciencias de la RDA en el centro de élite en Berlín-Adlershof. Schindelm entregó durante su estudio en 1978 en Vorónezh, en la Unión Soviética, su declaración obligada como informante de la Stasi. También Angela Merkel había entregado en 1978 la misma declaración para con el Ministerio de seguridad del estado de la RDA como requisito previo para su trabajo en el mencionado instituto de élite de la RDA. Creía que, de lo contrario, podría haber sido rechazada.
Cómo subirse al carro político: informante de la Stasi y sospechosa de la Stasi a un mismo tiempo
Con la excepción de Helmut Kohl, a quien visiblemente no le importaba demasiado de donde venía alguien, y del inefable Günther Krause, comenzó con la caída del Muro el imparable ascenso de Merkel con el apoyo incondicional de personas que habían trabajado con la Stasi o sospechosas de haberlo hecho. Entre ellos Wolfgang Schnur, que había sido desenmascarado como informante de la Stasi y fue presidente de la llamada Ruptura democrática (DA, por sus siglas en alemán); Lothar Maizière, que se encontraba bajo sospecha de ser el informante con el nombre clave Czerny; y Manfred Stolpe, supuesto informante con nombre clave “Secretario”, que estaba en estrecho contacto con el padre de Gregor Gysi, Klaus Gysi, antiguo Ministro de cultura y secretario de estado para asuntos eclesiásticos de la RDA. De todas las personas, fue justamente Klaus Schnur quien la hizo portavoz de la presidencia de la DA. Schnur y Lothar de Maizière –colega de Horst Kasner–, Clemence de Maizière y Günther Krause convencieron a Helmut Köhl para que diera protagonismo a Angela Merkel. Lo que vino después es de sobras conocido. Es interesante que Merkel, con Thomas de Maizière, el tío de Clemence de Maizière y primo de Lothar de Maizière, ocupase el cargo de Ministro de la cancillería en el gobierno. ¡Dar y recibir prebendas está por encima de las generaciones!
De cómo Merkel espió al filósofo marxista disidente Robert Havemann
Desde 1976 la Stasi vigilaba la casa del que fuera el más importante de los disidentes internos de la RDA, Robert Havemann, con el apoyo masivo de cientos de activistas de la FDJ. Un día de 1980 también se encontraba allí visiblemente la hoy canciller, entonces casada ya con Merkel y cuadro dirigente de la FDJ. Puede vérsela en una fotografía de época a poca distancia de la casa de Havemann. Esta casa se encuentra en un barrio de Berlín con el que Merkel nunca tuvo nada que ver. A través de su cercanía con el hijo de Havemann, quien, tras el divorcio de sus padres, no vivía en la casa familiar, tuvo conocimiento de Havemann y se desplazó hasta allí sin motivo aparente. Esta ausencia de motivos, sin embargo, sí que sirve para levantar la sospecha de que Angela Merkel no se enfrenta a su pasado. Es más, los funcionarios de [Marianne] Birthler [7] publicaron la fotografía, en la que puede reconocerse a todos los participantes (véase: schweizmagazin.ch/news/ del 29 de mayo de 2008; spiegel.de/spiegel/ y de.indymedia.org/). Es interesante que Gregor Gysi, que, como abogado, defendió a Havemann contra las autoridades de la RDA –y, evidentemente, también contra la Stasi–, sea acusado por la CDU de Merkel y Birthler y sus esbirros como informante, valiéndose de sus conversaciones con la Stasi que no perseguían sino lo mejor para los intereses de su cliente. Y a fe –hay que decirlo— que tuvo éxito en su empeño de suavizar la condena.
El resumen
Tenemos a una canciller, cuyo entorno personal y hasta su fulgurante ascenso a la cancillería, se componía de y fue promovida por hombres que estaban fuertemente asidos al sistema de la RDA, los más importantes de ellos al servicio de la Stasi. Poco antes de la caída del Muro ella misma se convirtió en una opositora de la dictadura de la RDA. Hasta entonces había sido una firme y servil partidaria del sistema, en el cual quería seguir ascendiendo. ¿Y esta mujer se permite juzgar sobre naturalezas débiles como la de Filbinger [8], quien se dejó nombrar por el régimen nazi pero conspiró secretamente desde su interior? Mucho puede decirse de Filbinger, pero en ningún caso que fuese de naturaleza débil. Lo que la canciller siempre cita como su credo, subrayado con palabras altisonantes, son palabras hueras que, tanto da, se lleva el viento. ¿Desearían ustedes para sus hijos una mujer de la que saben que en su vida ha actuado en contra de lo que ha aprendido y hecho, que iba en contra de lo que ahora hace? No se trata de que alguien pueda cambiar sus opiniones, si no de si los caminos por los que transitó habrá de volverlos a transitar. De la señora Merkel se dice en muchas ocasiones que la RDA todavía no ha muerto para ella. El mejor ejemplo es su discurso en las últimas elecciones federales, en el que dijo que la vigilancia mediante circuitos cerrados de televisión de las plazas públicas estaba fuera de discusión. Así, dijo, todo “sería más fácil”. Como la Stasi, que tampoco preguntaba antes de actuar. Si tenemos una canciller que trabaja con la mentalidad no transformada de alguien que apoyaba a la Stasi, entonces no podemos sorprendernos de que la vigilancia estatal no se parezca sino a la que había en la RDA. [9]
NOTAS T.: [1] Abreviación de Staatssicherheitspolizei, la policía para la seguridad del estado, encargada del espionaje en la extinta República Democrática Alemana. [2] En los días del desplome de la RDA, la Stasi decidió destruir sus archivos. Como los servicios secretos no disponían de las suficientes trituradoras de papel, muchos de estos documentos fueron quemados o rotos en pedazos manualmente por agentes. Con todo, algunos documentos lograron salvarse de este operativo y los que fueron rotos en pedazos están siendo actualmente reconstruidos digitalmente por una agencia federal. [3] Sigas de Inofizielle Mitarbeiter, literalmente “colaborador no-oficial”, término dado a los informantes de la Stasi. [4] Frente de Liberación de Mozambique, de orientación comunista y promoscovita. [5] Las vacaciones, como la posesión de un automóvil (más todavía de dos) era, recuérdese, un privilegio reservado frecuentemente a personas próximas al régimen. [6] El Freundschaftsrat era un consejo formado por los miembros más destacados, a tenor del SED, de la organización. [7] Político de Los Verdes. Desde el año 2000 y hasta el 2011 fue encargada del Bundesbeauftragten für die Unterlagen des Staatssicherheitsdienstes der ehemaligen Deutschen Demokratischen Republik (BstU). [8] Hans Filbinger (1913-2007). Político de la CDU. En 1978 Rolf Hochhuth descubrió y denunció públicamente que Filbinger había militado en el Partido nacionalsocialista y participado en cuatro juicios militares entre 1943 y 1945 en los que se falló pena de muerte para los acusados. Filbinger se vio obligado a dimitir. [9] Bajo el nombre de 'Stasi 2.0' se desarrolla en Alemania una campaña de protesta contra las medidas propuestas por el ex Ministro de interior, el conservador Wolfgang Schäuble, que incluían, entre otras, la vigilancia especial de las comunicaciones por Internet, la instalación de cámaras de videovigilancia en las calles y la observación de los políticos que rechazasen la Ley fundamental de la RFA o algunas de sus cláusulas (Verfassungsfeind) –incluyendo en un mismo saco a la extrema derecha, los autónomos de Berlín y Hamburgo y hasta varios representantes de La Izquierda alemana–, métodos que recuerdan a los realizados por la Stasi, pero con las nuevas tecnologías de la comunicación y la información –de ahí el nombre–.
Rolf Ehlers es un periodista alemán que colabora regularmente con reportajes de investigación en distintos medios berlineses.
Traducción para www.sinpermiso.info: Àngel Ferrero
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jueves, 16 de julio de 2015
La biografía de la canciller Angela Merkel
miércoles, 15 de julio de 2015
martes, 14 de julio de 2015
Golpe de Estado contra Grecia.
Golpe de Estado en Grecia
En Grecia ganó las últimas elecciones Syriza con un programa que pretendía sacar a la economía griega de la crisis en la que estaba sumida con una receta distinta a la de la austeridad, que es la que se ha venido aplicando en todos los países de la UE. La austeridad -en forma de privatizaciones, recortes salariales, y desregularización del mercado de trabajo- se ha mostrado como una vía completamente ineficaz para resolver los problemas que amenazan a la población europea (el creciente paro, la desigualdad social, la deuda), problemas que están teniendo consecuencias catastróficas inmediatas sobre la vida de las personas. Los gobiernos anteriores al de Syriza aplicaron disciplinadamente las recetas dictadas por la Troika, (BCE, FMI y CE), una alianza de organismos que se encuentra fuera del control democrático, y que vela por los intereses de los llamados mercados -los poderes económicos y financieros. La Troika pone una serie de condiciones a los gobiernos a cambio de recibir los rescates financieros que impiden que la banca pierda liquidez y evitando que la economía del país llegue a una situación de bancarrota. Así ha sucedido en Grecia durante los últimos años. Pero, hay que tener muy en cuenta que no se trata de rescates que favorezcan a la población, por mucho que nuestros dirigentes políticos estén intentando vender la idea de que los países de la UE hemos sido muy solidarios con Grecia, un país, al parecer, lleno de vagos y de funcionarios multimillonarios, que han estado viviendo a costa de los trabajadores europeos. Lo que se ha rescatado en Grecia ha sido a las entidades financieras, y en realidad, a los bancos alemanes y franceses, principales tenedores de deuda pública griega. Así lo ha reconocido en una carta Olivier Blanchard, principal economista del FMI, quien dice expresamente que la mayor parte de los rescates ha ido a parar a bancos con sede en Francia y Alemania. La increíblemente grande deuda griega tiene su origen no en el gasto público, sino en la transformación en deuda pública de la deuda privada generada por la banca. El problema de la deuda es una especie de espiral infinita, pues para impedir la quiebra de la economía se acude a nuevos rescates financieros, cuyos intereses se suman a la deuda ya existente, deuda que tiene que pagar el Estado, es decir, la gente. Sin duda, la deuda funciona como un eficaz instrumento de chantaje político: tu economía se está hundiendo y estás en peligro de dejar de ser solvente. Te puedo prestar dinero para salvar tu sistema financiero, pero a cambio tienes que hacer lo que yo te ordene, con independencia de lo que quieran tus electores. Así funciona en este momento la UE.
¿Cómo salir de la espiral? Syriza ganó las elecciones con un programa en el que se comprometía a emprender un camino distinto. Para solucionar los problemas de la economía griega Syriza planteaba la necesidad de llevar a cabo una serie de reformas en la economía que favorecieran los intereses del pueblo griego, obedeciendo así el mandato principal de todo gobierno democrático. Para ello es imprescindible buscar una solución al problema de la deuda pública, que actualmente representa el 180 % del PIB. La solución pasa por una reestructuración de la deuda, que puede llevarse a cabo de distintas maneras: en forma de quita, a través de moratorias o a través de una rebaja de los tipos de interés. Que la solución pasa por la reestructuración lo han dicho muchos economistas, e incluso el FMI ha hablado de la necesidad de una quita. Lo que el gobierno de Syriza ha planteado desde el principio es, pues, algo de sentido común, como han declarado muchos economistas, algunos de ellos premios nobel en economía, y no la ocurrencia de unos fanáticos, como quieren hacer pensar a la opinión pública las elites europeas, empresa a la que están contribuyendo eficazmente los medios de comunicación, y algunos intelectuales, como por ejemplo en nuestro país Fernando Savater que ha escrito hace unos días un repugnante artículo en El Pais en el que acusa a Syriza de haber apelado a la “bestia sarnosa del nacionalismo” por haber convocado un referendum democrático. La única salida posible pasa por una reestructuración de la deuda griega, porque el pago de la deuda y de los intereses mantienen a la economía griega completamente ahogada. Para poder llevar a cabo reformas en la economía e incentivar el crecimiento económico, el Estado tiene que poder invertir en gasto público, pero si todos sus ingresos se dedican al pago de los intereses de la deuda difícilmente va a poder hacerlo. La solución económica existe. Porque ante lo que estamos no es ante un problema técnico o económico, sino ante un problema de orden político, en el que se está jugando, nada menos que la posibilidad de la democracia. Y es un problema que no sólo afecta a Grecia, sino que afecta a toda la UE.
El Eurogrupo, que en un momento de las negociaciones llegó a expulsar al anterior ministro de finanzas griego Yannis Varoufakis de una reunión, comportándose como un verdadero cártel mafioso, ha estado jugando con la amenaza de la expulsión de la zona euro a Grecia si su gobierno no capitulaba y cumplía obediente las condiciones impuestas por Alemania, condiciones que de ser aceptadas suponen renunciar a las medidas con las que ganó las elecciones. Ante el chantaje el gobierno griego convocó un referendum -algo insólito en la UE, donde los gobiernos nos tienen acostumbrados a una disciplina militar frente a los mandatos de la Troika- para preguntar a su pueblo sobre el acuerdo que en aquel momento estaba sobre la mesa. El No ganó de manera rotunda, a pesar de que desde el anuncio del referendum se emprendió la guerra mediática más salvaje que se pueda imaginar a favor del Sí. De nuevo hemos visto a los medios de comunicación, a los políticos y a los intelectuales menospreciar, insultar y acusar de falta de responsabilidad al primer ministro griego Alexis Tsipras. Por poner tan sólo un ejemplo, la que fuera ministra de sanidad del último gobierno del PSOE, Trinidad Jiménez, en el programa de Ana Pastor en el que se analizaban los resultados del referendum griego, se permitió decir públicamente, en la televisión, que lo que había que exigir a Tsipras para que se llegara a un acuerdo era sentido de la responsabilidad, y enterarse de cómo funciona la maquinaria europea.(http://www.lasexta.com/videos-online/programas/el-objetivo/noticias/trinidad-jimenez-gobierno-griego-faltado-sentido-responsabilidad-saber-como-funciona-maquinaria-europea_2015070500108.html)
¿Y cómo funciona la maquinaria europea? ¿A base de golpes de estado encubiertos, como lo fue la reforma del artículo 135 de la Constitución española que acordaron el PP y el PSOE, y que obliga al Estado a priorizar el pago de los intereses de la deuda frente al gasto social? Trinidad Jiménez insinuaba que la celebración del referendum no iba a resolver el problema de Grecia, y que más bien iba a servir para tensar aun más la situación. Desde luego ella sí sabe como funciona la maquinaria europea: como una mafia. Pero entonces en lugar de exigir responsabilidad a Tsipras lo que debería hacer es denunciar con todas sus fuerzas que en la UE nos gobierna una banda de mafiosos, y que no es posible, por mucho que se ganen unas elecciones o un referendum, desobedecer a los mercados. Hace poco en una entrevista Varoufakis contaba que cuando se le ocurrió preguntar por el funcionamiento del Eurogrupo, por la vigencia de la norma de la unanimidad en la toma de decisiones, la respuesta que recibió fue que el Eurogrupo no existe. Aunque es el organismo que toma las más importantes decisiones dentro de la UE que afectan a la vida de todas personas que viven dentro de la UE, el Eurogrupo no existe. Y como no existe no tiene reglamentos de funcionamiento interno, no tiene normas, ni mucho menos actas. Pues bien, un organismo inexistente es la institución con mayor poder de toda la UE. (http://www.elmundo.es/economia/2015/07/04/5596f1b3ca47412d048b459e.html)
Tenía razón Trinidad Jiménez al augurar que el resultado del referéndum no iba a ayudar a Grecia. Eso sólo podría pasar en una UE en la que se respetara la soberanía de los Estados y la democracia. El “acuerdo” al que se ha llegado entre Grecia y Alemania, o más bien el resultado de un chantaje despiadado tras 17 horas de negociación supone asumir unas condiciones absolutamente inaceptables, mucho peores que las que se planteaban en un principio. Es indudable que lo que se está buscando es humillar al pueblo griego, y hundir al gobierno de Syriza, el primer gobierno de toda la UE que se ha atrevido a enfrentarse a la Troika y decir No. Entre las durísimas condiciones imprescindibles para que se recupere la “confianza” perdida por la irresponsabilidad del gobierno griego se incluye entre otras la financiación de la deuda a través de la privatización masiva, y recortes en las pensiones. Pero además se obliga a dar marcha atrás en las reformas emprendidas en estos meses de gobierno, y la imposibilidad de emprender reformas sin el visto bueno de las instituciones europeas: “Para normalizar completamente los métodos de trabajo con las instituciones, el Gobierno deberá consultar y acordar con las instituciones –la Troika- cualquier iniciativa legislativa en áreas relevantes y con la debida antelación en consultas públicas o parlamentarias”.
Lo que tenemos delante por tanto es, como correctamente se ha nombrado desde las redes sociales, un golpe de estado (en Twitter ha sido TT el hastag “ThisIsaCoup”), porque se está quitando a Grecia -y a todos los países de la UE la capacidad de legislar. Cuando se le arrebata a una nación el poder de legislarse a sí misma, se le ha arrebatado la soberanía. A Grecia se le están imponiendo unas condiciones para el rescate que suponen no sólo incumplir su programa electoral, sino anular la capacidad legislativa del Parlamento. Se trata de un golpe de estado en toda regla, y no sólo en Grecia, sino a toda la UE. El mensaje que están enviando los poderes financieros a la población europea es que aquí no hay alternativa, que las decisiones no se toman en los Parlamentos, que no hay democracia que valga. Lo que se puede o no se puede hacer no lo decide el poder político. Lo que nos están diciendo es que no seamos ingenuas, que los mecanismos democráticos europeos, en realidad, son una farsa, porque las decisiones importantes no se toman ahí. Y es que si realmente se tomaran en los parlamentos sería un desastre, porque al pueblo, ignorante y pobre, a veces le da por votar a opciones políticas como Syriza, un partido de ignorantes y de pobres, que no saben nada de economía y que pretenden poner por encima de los intereses de los ricos y de los poderosos los intereses de los pobres e ignorantes. A Syriza se le ha olvidado que cada uno ocupa el lugar que le corresponde, y que los pobres e ignorantes -y aquí pueden entrar países enteros como Grecia, como España o como Portugal- lo vienen siendo históricamente. El único gesto político que los mercados están dispuestos a aceptar es de ponerse de rodillas frente a Alemania, y si pretendes no arrodillarte y mantenerte en pie, reclamando tu soberanía, entonces te vas a enterar de lo que vale un peine: no sabes con quien estás hablando. Te van a retorcer el brazo hasta que grites de dolor y hasta que te arrepientas de haber pronunciado en algún momento que no eras una colonia de Alemania. Y van a seguir retorciéndole el brazo a Grecia mientras el resto de países miran cómo se lo retuercen, para que olviden definitivamente, si es que alguna vez se les pasó por la cabeza, votar de manera equivocada, es decir, votar a una opción que no esté dispuesta a aceptar los chantajes de una banda de gangsters.
Lo que se está jugando en este momento es nada menos que la soberanía de los pueblos europeos, y no es la primera vez que sucede en Europa. Lo que se está disputando es que la democracia y el Estado de Derecho tengan alguna posibilidad, o que por el contrario sean los intereses de los poderes económicos, por encima de los intereses de las personas, los que dictaminen el funcionamiento de las instituciones. Como lleva diciendo desde hace muchos años el filósofo Carlos Fernández Liria, cuando las reglas del juego las ponen los mercados, los Parlamentos sólo tienen una posibilidad de existir: siempre y cuando no sirvan para nada. En cuanto un Parlamento pretende cambiar mínimamente las reglas del juego, entonces se da un golpe de estado, más o menos encubierto, para poner los puntos sobre las íes, y así se le enseña al electorado lo que tiene que votar.
..... ver también ..
http://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-276994-2015-07-13.html
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=201087
..... ver también ..
http://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-276994-2015-07-13.html
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=201087
lunes, 13 de julio de 2015
El Tratado de Versalles griego.
Grecia se hunde, Europa no gana, Alemania impera.
Blog de Juan Torres López
El Público.
Cuando escribo estas líneas no se sabe qué ocurrirá finalmente con la nueva propuesta griega al Eurogrupo pero sus consecuencias, sea lo que sea, me parece que están bastante claras. El Gobierno griego prácticamente ha renunciado a sus ideales y aspiraciones iniciales pero Europa le pide más, como seguiría ocurriendo si Tsipras volviera a renunciar y presentase una nueva propuesta. Cuanto mayores sean sus renuncias, más le van a exigir, tal y como decía en sus memorias Rosa Parker que le ocurría a los negros en Estados Unidos: “Cuanto más obedecimos, peor nos trataron”.
En primer lugar, quizá no sea exagerado decir que el euro ya ha muerto, al menos tal y como lo hemos conocido hasta ahora. No fracasará cuando salga un país sino que lo ha hecho ya, desde el momento en que no ha sido capaz de evitar la quiebra y la destrucción de economías que lo conforman (y mucho más cuando no se trata precisamente de las más grandes y difíciles de controlar). Suceda lo que suceda en las próximas semanas, será inevitable que se adopten medidas de reforma monetaria y un replanteamiento profundo de las instituciones y las reglas de la unión. No estoy seguro, sin embargo, de que sea para mejor.
Las potencias europeas no van a dejar que Grecia salga del euro, por mucho que amenacen con ello. Alemania, porque es la principal beneficiaria de que países como Grecia, Portugal o España formemos parte de una unión monetaria conscientemente mal diseñada para que actúe en su favor. Y también porque sabe que después de un periodo de sufrimiento (incluso quizá no mayor del que ya ha pasado) Grecia recobraría su economía y niveles de bienestar, mostrando así a otros países que, más allá del euro alemanizado, hay otro mundo más satisfactorio económicamente y con menos problemas para la gente –esto último se podría lograr a muy corto plazo, por cierto, con una moneda complementaria al euro dedicada a realizar pagos del circuito económico interno–. Pero, a pesar de ello, tampoco se puede descartar que Alemania tense al máximo la situación para reforzar su imagen de potencia europea todopoderosa e incluso para empujar a Grecia hacia Rusia y obligar así a que Estados Unidos potencie el flanco militar europeo en beneficio alemán. Por eso Francia y los demás países se opondrían a que los alemanes acosen en exceso a Grecia, pues quieren evitar que a su potencia económica e institucional se sume un papel aún mayor como gendarme y potencia militar europea que ya sabemos cómo utilizó en otras ocasiones.
Desgraciadamente para todos, el único plan y la única alternativa con la que juega la mayoría del Eurogrupo es imponer su solución al Gobierno griego aunque para ello tenga que hacer saltar por los aires los resortes más básicos de la estabilidad financiera, económica y social del país heleno. Los grandes grupos económicos no quieren otra cosa y los dirigentes europeos y los políticos, los economistas y los periodistas que conforman los valores y la opinión pública en Europa, no saben pensar de otro modo. No entienden que haya otro camino y, aunque quisieran y les agobie la situación, su ceguera les impedirá encontrarlo.
Syriza sabe que están dispuestos a destruir a su país y que pueden hacerlo, así que lo más seguro es que termine aceptando lo que le imponga el Eurogrupo. El cual, además, tratará de hacerlo con la mayor humillación posible y con el máximo desgaste político de Syriza, pues las políticas de austeridad no se aplican solamente para conseguir distribuir la renta y la riqueza a favor de los más ricos sino también para someter y disciplinar a la población.
Ganadores y perdedores
También me parece que está claro quién pierde y quién gana en todo este proceso que estamos viviendo.
Sabemos que Grecia pierde porque las medidas económicas que se le imponen forman parte de un protocolo de actuación que se ha aplicado docenas de veces en todo el mundo desde hace años y cuyos efectos están perfectamente estudiados. Isabel Ortiz y Matthew Cummins, por ejemplo, han estudiado lo que ha ocurrido en 181 países después de aplicar medidas de austeridad como las que exige el Eurogrupo a Grecia (The Age of Austerity: A Review of Public Expenditures and Adjustment Measures in 181 Countries). Gracias a su estudio sabemos que la disminución de salarios públicos se ha llevado a cabo en 74 países de bajo ingreso y en 23 de alto; la reducción o eliminación de subsidios, en 78 países de bajo ingreso y 22 de alto; el incremento de impuestos al consumo, en 63 de bajo ingreso y 31 de alto; la reforma de las pensiones y de los sistemas de salud, en 47 de bajo ingreso y 39 de alto; las reformas en los sistemas de protección social orientadas a limitar su alcance, en 55 países de bajo ingreso y 25 de alto, y la flexibilización del mercado de trabajo, en 32 países según el FMI o en 40 según la OIT…
Y de su estudio se concluye que, en contra de lo que ahora dice el Eurogrupo que se va a conseguir con ellas en Grecia, lo cierto es que esas medidas nunca han promovido el empleo estable, ni el crecimiento, ni han mejorado el nivel de vida ni la cohesión social sino que, por el contrario, están empeorándolos y que son las que llevan a nuevas recesiones y al aumento de la desigualdad.
Y como no es posible que en Grecia suceda ahora un milagro, después de aplicar las medidas que impone el Eurogrupo, de privatizar sin medida, de recortar derechos, de reducir salarios, de bajar impuestos a las rentas y patrimonios elevados y subirlos a las bajas, y de destruir el sector público educativo, entre otras cosas, lo que ocurrirá allí será exactamente lo mismo que en todos los casos anteriores: una enorme destrucción de actividad económica y empleo, una gigantesca transferencia de renta y riqueza hacia los grupos ya de por sí más poderosos y ricos y mucha más fragilidad de la economía ante nuevos impactos de crisis que además serán cada vez más recurrentes. Cuando salga adelante después de diez, quince o veinte años lo hará con una gran dependencia y sin recursos endógenos para generar ingreso, con un porcentaje elevadísimo de la población al margen de la actividad y totalmente excluida, y con una sociedad dividida y destrozada.
Europa tampoco gana con el empeño de sus dirigentes en seguir aplicando políticas de austeridad que han sido un completo fracaso, que destruyen millones de empleos y aumentan la deuda, que sólo proporcionan satisfacción a los grandes grupos económicos y financieros y que no hacen frente al auténtico barril de pólvora en el que está asentada la Unión Europea: un sistema bancario podrido hasta los tuétanos y que acumula un riesgo letal y una unión monetaria mal diseñada que reproduce los desequilibrios previos y produce otros nuevos generando una tensión estructural que hace inevitable que antes o después salte por los aires.
Europa en su conjunto no gana nada hundiendo a Grecia y lo veremos en los próximos tiempos, más pronto que tarde.
En el proceso hay, sin embargo, un ganador, Alemania, pues es quien impone las condiciones a los demás socios y ahora a Grecia.
Es una terrible paradoja que el país europeo que más deudas ha dejado de pagar (incluido a Grecia) reclame ahora que las pague todas un país asfixiado que sólo pide aire para poder hacerles frente; que el país que sobrevivió a la ruina y se convirtió en potencia gracias a la generosidad de los demás (incluida Grecia) rechace ahora cualquier muestra de solidaridad; que el país en donde las políticas de austeridad prendieron la mecha del mayor desastre de la historia europea y que produjo millones de muertos (muchos de ellos griegos) se empeñe ahora en imponerlas a pesar de que todas las evidencias demuestran su inutilidad; que el país que se vio humillado y arruinado por la exigencia absurda de quienes le imponían reparaciones impagables tras la Primera Guerra Mundial, luche ahora para exigir condiciones imposibles de cumplir a los griegos; que el país que dejó que sus bancos cometieran una de las mayores irresponsabilidades financieras de la historia (dedicar el inmenso excedente alemán a financiar burbujas) y que ampara en silencio a uno de los bancos con mayor basura y riesgo financieros acumulados (el Deutsche Bank) reclame responsabilidad a los demás.
Pero por mucha que sea la paradoja, Alemania es efectivamente quien vence porque es quien obliga y quien manda en Europa. Aunque, eso sí, es una vencedora sólo aparente, porque la política de imposiciones de Merkel y de su Gobierno no beneficia a toda Alemania. Es verdad que el poder imperial que Alemania ejerce sobre el resto de Europa y las políticas que impone Merkel le vienen permitiendo obtener grandes excedentes comerciales y beneficios, pero éstos no se distribuyen equitativamente entre su población. Lo mismo que empobrecen a otros países, empobrecen también a sus compatriotas. Desde hace años, la tasa de pobreza no deja de aumentar por sus políticas y Alemania es el país de Europa donde la riqueza se distribuye más desigualmente.
También hay otro vencedor en Europa, el fanatismo. Hasta un gran maestro y persona de inteligencia tan preclara y de inmensa y brillante cultura como el filósofo Fernando Savater escribía ayer sobre Grecia (Respuesta) como si fuera un simple hooligan, concluyendo que lo que está en juego es el resultado del enfrentamiento entre la verdad (la suya) frente a la mentira (la de quienes no piensan como piensa él).
No son así de simples las cosas ni es verdad la verdad que están defendiendo sin pruebas ahora contra Grecia y desde hace mucho tiempo contra los pueblos.
–No es verdad que Syriza, que lleva unos meses gobernando, sea la responsable de los males de Grecia. Lo son los gobiernos conservadores, socios del Eurogrupo a la hora de reclamar nuevas medidas de austeridad, los que permitieron a los bancos endeudarse irresponsablemente y los que cargaron al Estado con deudas ilegítimas, por no llamarlas criminales por la forma en que fueron gestadas.
–No es verdad que la Unión Europea haya sido un sujeto pasivo de los males de Grecia y actúe ahora como su benefactora. Fue cómplice de los desmanes de aquellos gobiernos y guardó silencio cuando los cometieron.
–No es verdad que los problemas de Grecia provengan de su deuda pública por muy elevada que ésta fuera (que lo fue, por las razones que acabo de señalar) sino de la conversión en pública de la deuda privada y de la manera en que se financió.
–No es verdad que Grecia no haya aplicado las medidas impuestas por la Trolika, pues ha sido el país, después de Noruega, en donde más se redujo la deuda de 2011 a 2014 y el que ha realizado el recorte de gasto y de instituciones públicas de todo tipo quizá más amplio y más rápido de los últimos tiempos.
–No es verdad que las medidas de austeridad que impuso la Troika hayan sido positivas, sino que provocaron un mayor desastre en la economía griega. Fue la reestructuración y quita de la deuda lo que permitió reactivar algo la economía y generar ingresos adicionales.
–Es verdad que la actividad del sector público griego ha sido casi siempre muy ineficaz y corrupta, como consecuencia de su clientelismo hacia los grandes oligarcas, la Iglesia o las grandes empresas, pero no es cierto, sin embargo, que eso hubiera redundado en los derechos sociales desorbitados que se critican (como, por ejemplo, que tiene las pensiones más altas de Europa, lo que simplemente es mentira).
Hace bien Savater recordando a Erasmo cuando habla de Grecia y de Europa (“El espíritu del hombre está de tal modo constituido que la mentira tiene en él 100 veces más influencia que la verdad”). Pero Europa necesita más rigor, equidistancia y prudencia, y menos fanatismo a la hora de reconocer las mentiras y de enfrentarlas a las verdades.
domingo, 12 de julio de 2015
La catastrófica lógica interna de la crisis de la UE.
O la total capitulación de Syriza o nada: las mentiras económicamente populistas de los círculos dominantes europeos y la catastrófica lógica interna de la crisis de la UE |
Heiner Flassbeck · · · · · |
12/07/15 |
“Si esta noche François Hollande –tal vez de la mano de Matteo Renzi— no deja inequívocamente claro que no va a ser cómplice de la cura alemana radical, se habrá hecho realidad una Europa que hasta ahora sólo existía en las pesadillas de los franceses, los italianos y otros pueblos europeos que tuvieron en el pasado sus peores experiencias con Alemania. Si se impone Alemania, el daño que tal actitud nos hará a los alemanes a los ojos del mundo entero será inconmensurablemente grande. Porque, efectivamente, los ojos del mundo entero están puestos ahora en Alemania. Si la posición extremadamente pobre intelectualmente, y totalmente privada de sentido políticamente, se abre paso, el mundo entero, incluidos los socios europeos, sabrá desde hoy que con un gobierno alemán de democristianos y socialdemócratas jamás podrán encontrarse soluciones de política económica racionales. Pero todavía es más grave el aislamiento intelectual a que se entrega con esto Alemania. Las personas racionales de todo el planeta se preguntarán cómo es posible que un país entero (incluidos el grueso de sus medios de comunicación y de sus académicos) haya podido librarse a tamaña aventura política locoide. Se volverán a plantear cuestiones que quedaron muy lejos en el pasado. Cuestiones que se tenían por contestadas, pero que exigirán ahora nuevas respuestas, si se ve que 85 años no bastan para hacer de Alemania un miembro cooperativo y normalmente dialogante de la comunidad de los pueblos del mundo.”
Heiner Flassbeck, el internacionalmente respetado economista alemán, exsecretario de Finanzas con Lafontaine en el primer gabinete de Schröder, reflexiona tan lúcida como amargamente sobre Alemania, Grecia, la dramática crisis de la socialdemocracia y el empantanamiento político de la UE en el trágicamente tenso momento de la verdad que estamos viviendo estos días. No parece que la situación económica vaya a mejorar en Europa próximamente. Eso piensa el gran economista alemán: “Podemos hablar de alternativas, hacer sugerencias y proponer planes, pero nada de eso servirá de nada mientras no cambien las relaciones de fuerza dentro de los países acreedores. El cambio sólo tendrá una oportunidad cuando Francia y España –y posiblemente Italia también— comiencen a entender el pleno alcance del daño que el liderazgo alemán ha causado a la unión monetaria y cuando comiencen a oponerse abiertamente a la política alemana.”
Cuando Angela Merkel declaró el pasado lunes que “Europa sobrevive por su capacidad de compromiso” –una afirmación que, dada la presente situación, suena a chiste de Monty Python—, el llamado Vicecanciller (socialdemócrata) la respaldó en el acto. El Ministro alemán de Asuntos Exteriores (también socialdemócrata), para nada sospechoso de tener la menor competencia en asuntos económicos, hizo saber al mundo todo que la posición del Gobierno griego lo llenaba de “estupefacción”. El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker (democristiano), destacó que el paquete que SYRIZA había rechazado no contenía ulteriores medidas de austeridad y que nadie había sugerido recortes de pensiones de ningún tipo. Martin Schulz (socialdemócrata), Presidente del Parlamento Europeo, añadió que el paquete no requería incrementos del IVA. Todos ellos declararon que, simplemente, no es posible, una vez más, “dar” dinero a los griegos sin condiciones, especialmente dado que Grecia no ha devuelto lo que se le había dado antes. Peter Almeier, brazo derecho de la Canciller alemana, declaró desvergonzadamente que Grecia no había llevado a cabo reformas y que a otros países que habían puesto en práctica los paquetes de austeridad les había ido mucho mejor entretanto.
Tal vez no es sorprendente que en tiempos de crisis las puras mentiras y completas falsedades sean el pan de cada día de la política. Sin embargo, en este caso, hay más en juego que la política cotidiana y algo más está en curso: las desvergonzadas formas con que los medios de comunicación alemanes han estado librando una guerra ideológica contra el gobierno griego. No quiero repetir aquí todo lo que ya llevamos dicho y escrito en los últimos meses sobre estos asuntos.
La esencia del rompecabezas y la necia e insensata deriva de la socialdemocracia
Pero me parece importante volver a explicar brevemente la esencia de todo este rompecabezas y su fundamental importancia para iluminar el núcleo del marco ideológico de los acreedores y de sus instituciones. SYRIZA lleva absolutamente razón: con estos ideólogos de la línea dura no hay compromiso posible, pero resulta desgraciadamente inevitable si Grecia desea evitar lo peor.
No puede haber la menor duda de que, durante las negociaciones de los últimos 5 meses, SYRIZA ha hecho todo y lo mejor posible para elaborar un acuerdo honroso, factible e inteligente. No hay la menor duda tampoco de que desde 2010 Grecia ha sido un modelo de “reformas”. Esas “reformas” sólo trajeron miseria a los griegos. Quienes duden de eso o no estén de acuerdo, no tienen más que consultar el registro histórico. El endeble castillo de conservadurismo que los socialdemócratas alemanes han venido aceptando sin condiciones ni peros desde comienzos de siglo (y, más recientemente, también los socialistas franceses, y antes, el laborismo británico) se basa en una falacia. Ésta: que es posible gestionar con éxito una economía de mercado con sólo dos tipos de intervenciones minimalistas. La primera, desde del lado de la oferta: habría que rebajar drásticamente los impuestos de las empresas y permitir una presión permanente a la baja sobre los salarios, si no estimularla activamente y aun organizarla desde el Estado. La segunda: todo el abanico de la macroeconomía debe dejarse en manos del Banco Central, o dicho más simplemente, el Estado debe actuar como una empresa o como un hogar; jamás debe asumir deuda alguna, y si lo hace, recortar el gasto debe convertirse inmediatamente en la prioridad de la política macroeconómica. En la desinformada imaginación de muchos decisores políticos nacionales y europeos basta esa receta para manejar una economía en cualquier país, grande o pequeño, rico o pobre, e independientemente de que la economía esté relativamente cerrada o relativamente abierta. Esta es también la visión del mundo a la que están apegadas instituciones como el FMI, el BCE y la Comisión Europea.
Macroeconomía, keynesianismo y sentido común dominante
Huelga decir que ese minimalismo parece estar en el interés de las empresas (lo cual no es cierto, pero ellas así creen firmemente) y, al propio tiempo, resulta plenamente congruente con la orientación ideológica actualmente dominante en los sindicatos (que se basa únicamente en la microeconomía). Esas visiones fáciles de entender pueden venderse en cualquier esquina, al menos mientras el pueblo permanezca mal informado de lo fundamental, lo que explica en buena medida, en mi opinión, por qué las políticas conservadoras pueden ponerse por obra sin demasiada resistencia.
El conservadurismo juega también con los instintos básicos y con los prejuicios y concepciones erradas de una parte substancial de la población: la naturaleza reprensible de la deuda (“paga lo que debes”) y la visión de la economía como una competición entre naciones en la que gana la mejor y sucumbe la débil (“trabajar duro compensa”). Rima con los instintos básicos.
El argumento alternativo –el keynesianismo en un sentido amplio de la palabra— se basa también, por supuesto, en los principios de la economía de mercado, pero requiere cierto esfuerzo de explicación y de comprensión, y en esa medida, resulta mucho menos apto para la ideología política y para la terminología del lego. El keynesianismo trata de la responsabilidad económica global del gobierno como un actor económico indispensable. A ojos de algunos, borra la aparentemente clara distinción entre las responsabilidades de los gobiernos y las de los bancos centrales, contradice lo que la gente, basada en el sentido común y en la experiencia, tiende a pensar sobre el vínculo entre salarios y empleo y rechaza la competición entre naciones como un juego de suma cero. Nada de eso resulta fácil de explicar, especialmente cuando nociones ideológicas de la economía como “supervivencia del más apto” y el régimen mercantilista reinan a sus anchas. La capacidad de atención se cuenta por segundos, y los autoproclamados expertos económicos publican falsedades y falacias en los periódicos de todo el país diariamente, durante años y sin cuento.
A la posición conservadora y al keynesianismo los separa realmente un mundo, pero nunca entran más en conflicto que en una situación de estancamiento y recesión (como en el caso de la Grecia de hoy) y cuando es necesario divisar una estrategia de crecimiento. Puesto que la posición conservadora ha llegado a identificar cualquierpensamiento macroeconómico como satanismo keynesiano, no quedan otras estrategias revitalizadoras de la economía que no sean las usadas por el ama de casa suaba que cayó en una ciénaga: trataba de abrirse paso bien resolviéndose a pisotear a otros, bien resolviendo perder peso a toda velocidad en la esperanza de salir de la ciénaga por propia iniciativa.
La posición conservadora es esencialmente errada porque ignora sistemáticamente –y excluye activamente— todas las repercusiones negativas de las políticas restrictivas de austeridad, y en primerísimo lugar, sus consecuencias para el crecimiento. No se precisa más que de una comprensión básica para entender este asunto esencial. Cuando los gobiernos aumentan los impuestos, recortan el gasto y presionan a la baja a los salarios, la demanda agregada cae inevitablemente. Este es en resumidas cuentas el problema de Grecia: las reformas destruyeron la demanda y, con ella, el potencial de la economía para recuperarse. Entretanto, tras 5 años de “reformas”, ni siquiera mejoró la proporción deuda/PIB (ni en Grecia ni en parte alguna). La proporción empeoró en Irlanda, aun cuando estos días la isla esmeralda es presentada como el emblema conservador de la “austeridad expansiva”. De acuerdo con la doctrina imperante, los recortes públicos tienen efecto positivo sobre los intereses. Sin embargo, puede mostrarse fácilmente que ese efecto no existe. Pero aun si tal efecto se diera, el efecto no puede darse en Europa, porque de todas maneras el BCE redujo ya los tipos de interés a cero. La otra verdad del asunto –intragable para el paladar conservador— es que en el mundo real los efectos negativos de los recortes salariales siempre desbordan a sus efectos positivos (que sólo se darían bajo muy específicas condiciones). Los recortes salariales tienen efectos negativos inmediatos en la demanda de los hogares y traen a largo plazo consigo efectos desastrosos en el exterior.
El errado y dañino ideario económico populista de los conservadores
La posición conservadora es, en realidad, pura ideología. Pero no importa realmente si sus tesis se revelan o no equivocadas. Su modelo económico y las reformas por las que aboga no deben ser cuestionadas políticamente, porque la menor concesión al respecto significaría admitir su imperfección y vulnerabilidad y abriría, como temen sus abogados, la caja de Pandora. A los conservadores les resulta imposible aceptar la idea de que el gobierno debe volver a jugar un papel macroeconómico activo, aun cuando es de toda obviedad que el gobierno es el único agente que puede jugar un papel macroeconómico específico y absolutamente indispensable, como se ve en Grecia estos días. La elemental razón por la que los partidos conservadores cristianodemócratas rechazan obstinadamente cualquier tipo de keynesianismo –los socialdemócratas hacen lo mismo, pero en su caso la cosa carece de propósito y es llanamente estúpida— es que no pueden esperar que su clientela burguesa y su electorado lleguen jamás a abandonar sus ideas económicas pequeñoburguesas, parroquianas y filisteas.
Pero observen las consecuencias de este estado de cosas. Hay un elemento de autoalimentación en el mismo. Lleva a una situación extremadamente deplorable y dañina. El ideario económico conservador pivota en torno a nociones populistas: la opinión económica del director de la empresa local de fontanería o del primer constructor local, por ejemplo. El resultado final es que esas visiones desinformadas y erradas, pero ideológicamente potentes, se propagan y perfilan como un asunto de sentido común (“todo el mundo entiende que…”). Las elecciones se ganan sobre la base de posiciones que “todo el mundo entiende”, sin importar si son manifiestamente erróneas y dañinas. La última y perversa consecuencia es que los partidos conservadores sólo pueden ser políticamente pragmáticos y seguir las indicaciones keynesianas (como hizo efímeramente Angela Merkel luego de que la crisis financiera global golpeara a Alemania) si el fontanero y el constructor (o los altos ejecutivos de las más importantes industrias exportadoras) se les acercan pidiendo ayuda. Pero eso ocurre sólo cuando están amenazadas las empresas y el sustento nacionales.
En otros países ni siquiera está abierta esa posibilidad. En lo tocante a problemas que no afectan a su electorado, los partidos burgueses conservadores jamás cambiarán de curso. Jamás admitirán el fracaso de sus políticas. No concederán que la austeridad ha sido una receta para el desastre. Que es, sin embargo, exactamente aquello en lo que ha venido insistiendo muy correctamente SYRIZA desde el principio. Dadas esas posiciones de partida, las “negociaciones” no permitían compromiso alguno. Las instituciones y el gobierno alemán dirigido por la CDU (democracia cristiana) tenían que insistir en políticas restrictivas y, luego, en políticas aún más restrictivas con independencia de los obvios fracasos de esas políticas, mientras que los objetivos principales de SYRIZA eran poner fin a la austeridad y dar a la economía griega un impulso positivo. Durante la última semana de junio, el Eurogrupo ofreció finalmente un paquete algo mitigado, pero seguía siendo muy restrictivo (esa oferta ha sido retirada de la mesa luego del referéndum). Las tuercas se aflojaron un poco tras cinco meses de negociaciones, pero seguían apretadas y resultaban muy dolorosas. Ahora SYRIZA ofrece un paquete que es muy similar a la última oferta hecha por la Troika. Rendición incondicional se llama a esto en tiempos de guerra. SYRIZA decidió aceptar las reformas y permitir que siga la austeridad. SYRIZA parece haber aceptado que el regreso de Grecia al crecimiento es imposible.
Los conservadores son incapaces de gobernar una economía grande y relativamente cerrada como es la economía europea
La conclusión que se sigue de todas estas consideraciones es amargamente decepcionante: prueba que es imposible hallar una vía de salida de la crisis de la unión monetaria europea mientras los conservadores estén en el poder y mientras la socialdemocracia les apoye. Los conservadores son incapaces de gobernar una economía grande y relativamente cerrada como es la economía europea. Eso puede sonar a juicio exageradamente sumario, habida cuenta del historial de la CDU y sus éxitos económicos. Pero si lo miramos con un poco más de detalle, es un juicio correcto. En las dos primeras décadas que siguieron a la II Guerra Mundial, cuando el pensamiento de Keynes imperaba por doquiera en la teoría y en las políticas económicas, la CDU se limitó a poner en práctica las nuevas políticas sin tener que decidir por sí misma. La Reserva Federal [estadounidense] dirigía la economía global, y los otros países secundaban. En la segunda fase de su gobierno, cuando la CDU regresó al poder en 1982 –tras haberlo perdido en 1969—, su “éxito” estuvo en gran medida determinado por factores ajenos al ámbito de su tomas de decisiones políticas: la apreciación del dólar en los 80 ayudó tremendamente a la economía alemana, y la unificación alemana en los 90 forzó a la CDU a adoptar políticas keynesianas.
Pero hemos entrado recientemente en la tercera fase de la hegemonía de la CDU. Esta vez no hay traza alguna de keynesianismo. Los conservadores están causando un daño enorme a la economía europea, porque sus políticas son falaces. El problema, por así decirlo, es que, entretanto, la economía alemana ha acumulado ventajas de tal envergadura en materia de comercio y competitividad, que se ve harto menos afectada por el daño colateral producido por las medidas conservadoras anticrisis. Los conservadores lo hicieron bien, piensan. Ignoremos las perniciosas consecuencias del desempleo exportado por Alemania, la presión por doquiera en Europa sobre los salarios, el desplome de la demanda, la consiguiente falta de inversiones, el auge de la deflación y el bajo crecimiento de la productividad.
No parece que la situación económica vaya a mejorar en Europa próximamente. Podemos hablar de alternativas, hacer sugerencias y proponer planes, pero nada de eso servirá de nada mientras no cambien las relaciones de fuerza dentro de los países acreedores. El cambio sólo tendrá una oportunidad cuando Francia y España –y posiblemente Italia también— comiencen a entender el pleno alcance del daño que el liderazgo alemán ha causado a la unión monetaria y cuando comiencen a oponerse abiertamente a la política alemana. Tal como están ahora mismo las cosas, sólo hay partidos antiausteridad en dos de esos tres países. Son esos partidos los que tienen el potencial para estar a la altura de desafío de mostrar a Alemania los límites de su poder situándose explícitamente contra esta Europa y este euro.
Poscriptum, 12 de julio: capitulación incondicional de Syriza o nada
Tras el salto atrás del gobierno de Syriza, es decir, tras el regreso al programa rechazado por el propio pueblo, algunos países, entre ellos Francia, se han percatado manifiestamente de que ya no se puede exigir más sin convertir en tragedia la farsa que ha venido representándose desde hace casi seis meses.
Muy otro es el caso en Alemania. Lo que Alemania y otros países septentrionales de la línea dura esperan es la capitulación incondicional de Grecia y, como yo ya sospechaba la semana pasada, la caída del gobierno griego por la vía de desencadenar una reacción de pánico en Atenas que desemboque en una salida de la Eurozona.
Esta actitud del ministro federal de finanzas, a la que evidentemente se ha sumado la Cancillera federal, apunta a monstruosos daños en Europa, en Alemania y en el mundo entero. Se insiste tercamente en una política carente de todo sentido (véase la carta de los cinco economistas) y demuestra ante el mundo entero que se tiene el poder y la desfachatez suficientes como para imponerse contra toda razón.
Ahora llega la hora del Presidente francés. Ahora se verá si, acorralado en una esquina, es al menos capaz de devolver el golpe. Ya no puede ahora seguir escondiéndose detrás de Alemania, porque hasta ayer mismo él mismo no quería evidentemente creer hasta qué punto de obstinación puede realmente llegar este gobierno alemán.
Si esta noche del 12 de julio François Hollande –tal vez acompañado de Matteo Renzi— no deja inequívocamente claro que no va a ser cómplice de la cura alemana radical, entonces se habrá hecho realidad una Europa que hasta ahora sólo existía en las pesadillas de los franceses, los italianos y otros pueblos europeos que tuvieron en el pasado sus peores experiencias con Alemania.
Si se impone Alemania, el daño que tal actitud nos hará a los alemanes a los ojos del mundo entero será inconmensurablemente grande. Porque, efectivamente, los ojos del mundo entero están puestos ahora en Alemania. Si la posición extremadamente pobre intelectualmente, y totalmente privada de sentido políticamente, se abre paso, el mundo entero, incluidos los socios europeos, sabrá desde hoy que con un gobierno alemán de democristianos y socialdemócratas jamás podrán encontrarse soluciones de política económica racionales.
Pero todavía es más grave el aislamiento intelectual a que se entrega con esto Alemania. Las personas racionales de todo el planeta se preguntarán cómo es posible que un país entero (incluidos el grueso de sus medios de comunicación y de sus académicos) haya podido librarse a tamaña aventura política locoide. Se volverán a plantear cuestiones que quedaron muy lejos en el pasado. Cuestiones que se tenían por contestadas, pero que exigirán ahora nuevas respuestas, si se ve que 85 años no bastan para hacer de Alemania un miembro cooperativo y normalmente dialogante de la comunidad de los pueblos del mundo.
Heiner Flassbeck (Birkenfeld, 1950) fue secretario de Estado en 1998-99 con el ministro de finanzas Lafontaine en el primer gabinete de Gerhard Schröder. Entre 2003 y 2012 fue economista en jefe (Chief of Macroeconomics and Development) de la Organización de Naciones Unidas para el Comercio Mundial y el Desarrollo (UNCTAD) en Ginebra hasta la fecha de su jubilación.
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Javier Krahe.- Cuervo ingenuo.
De izquierda a derecha,
Javier Krahe, Joaquín Sabina y Alberto Pérez , el grupo La Mandrágora .
Tú decir que si te votan,
tú sacarnos de la OTAN,
tú convencer mucha gente.
Tú ganar gran elección,
ahora tú mandar nación,
ahora tú ser presidente.
Y hoy decir que es alianza
ser de toda confianza,
incluso muy conveniente.
Lo que antes ser muy mal
permanecer todo igual
y hoy resultar excelente:
Hombre blanco hablar con lengua de serpiente
Cuervo Ingenuo no fumar La pipa de la paz con tú,
¡por Manitú!
Tú no tener nada claro
cómo acabar con el paro,
tú ser en eso paciente,
pero hacer reconversión
y aunque haber grave tensión
ahí actuar radicalmente.
Tú detener por diez días
en negras comisarías
donde mal trato es frecuente:
ahí tú no ser radical,
no poner punto final,
ahí tú también muy paciente:
Hombre blanco hablar con lengua de serpiente
Cuervo Ingenuo no fumar La pipa de la paz con tú,
¡por Manitú!
Tú tirar muchos millones
en comprar tontos aviones
al otro gran presidente,
en lugar de recortar
loco gasto militar.
Tú ser su mejor cliente.
Tú mucho partido, pero
¿es socialista, es obrero,
o es español solamente?
Pues tampoco cien por cien
si americano también,
gringo ser muy absorbente.
Hombre blanco hablar con lengua de serpiente
Cuervo Ingenuo no fumar La pipa de la paz con tú,
¡por Manitú!
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