sábado, 15 de abril de 2023

La dialéctica del amo y el esclavo. I y II .

Crítica a la dialéctica del amo y del esclavo, de Kojève a Hegel (I)


 

Kojève: sus cursos y el escenario de su lectura

La dialéctica del amo y del esclavo proviene del filósofo de origen ruso Alexandre Kojève (1902 – 1968), quien estudió bajo la dirección de Karl Jaspers en Alemania. Fue a través de los ojos de Marx y Heidegger que leyó a Hegel. Entre 1933 y 1939 hizo clases de la Fenomenología del espíritu (FdE), en los que estuvieron presentes intelectuales de la talla de Jean HyppoliteJacques LacanGeorges BatailleMaurice Merleau-Ponty, entre otros. Su lectura de la FdE estableció un desafortunado canon que, aunque todavía pesa, poco a poco se ha ido superando.

Como queda manifiesto en la Introducción a la Lectura de Hegel de Kojève[1] (ILH en adelante), el autor prestó escasa –por no decir nula– atención a la sección “Conciencia” de la Fenomenología, partiendo con la sección “Autoconciencia” y, en particular, con el apartado titulado “Independencia y sujeción de la autoconciencia; señorío y servidumbre”,[2] a través del cual va a ver el conjunto de la obra. Ese énfasis nos da luces del panorama al que se ve enfrentado Kojève y respecto del cual busque responder con su interpretación: la idea de deseo, proveniente de Freud y el psicoanálisis; el análisis histórico formulado por Marx; el auge de la fenomenología de Husserl y Heidegger.

Kojève parece buscar en la FdE temas que respondan a la contingencia de su tiempo y puedan conversar con estos desarrollos del pensar. Esa puede ser la razón de sus monumentales omisiones, por ejemplo, no encontró en la sección “Conciencia” un uso práctico para tales fines.[3] Kojève mismo menciona abiertamente su sesgado horizonte de lectura:

“Independientemente de lo que Hegel pueda pensar al respecto, la Fenomenología es una antropología filosófica. Su tema es el hombre como humano, el ser real en la historia… Aspira a describir la ‘esencia’ íntegra del hombre, es decir, todas las ‘posibilidades’ humanas (cognitivas, afectivas, activas).” (Kojève, ILH, p.39)

En 1971, el filósofo español Ramón Valls Plana cuestionó ese enfoque. Para él, “la experiencia clave de la obra no está en la dialéctica del señor y el siervo, sino en el perdón”.[4] Las críticas se han hecho más visibles en este siglo: en el año 2000, dos distinguidos especialistas, Ludwig Siep y Jon Stewart, señalaron abiertamente el reduccionismo de Kojève en sus respectivos comentarios de la Fenomenología;[5]en 2006, el profesor Carlos Pérez Soto sostuvo que la dialéctica Señorío-Servidumbre no logra articular la obra como sí lo hace “el análisis filosófico de la revolución francesa, de la modernidad, que es su condición y su contexto”.[6]

A pesar de existir un consenso académico respecto a la parcialidad e inexactitud de la interpretación de Kojève, es muy común ver aún ese tratamiento en manuales de filosofía, en Universidades, en medios de divulgación en general y sobre todo en redes sociales. El programa de televisión argentino, Filosofía aquí y ahora, conducido por José Pablo Feinmann, que se transmitió entre 2010 y 2016, repitió sin más la versión de Kojève en su capítulo 7; la serie de televisión española Merlí, que duró de 2015 a 2018, hace lo mismo cuando se habla de Hegel; más recientemente, la degradación del pensamiento hegeliano ha aumentado a grados inauditos en las redes sociales, el antropologismo de Kojève tiende a ser sustituido por un vil individualismo, un individuo se encuentra con otro y luchan (en la calle) para reconocerse, logrando solo la dominación de uno por el otro, parece broma pero no lo es.

En el fondo, esa degradación tiene una raíz: forzar la sección “Autoconciencia” a una aplicación concreta e inmediata, de uso práctico. De ahí también la conveniente traducción de Kojève, Señorío-Servidumbre por Amo-Esclavo, términos que nunca usa Hegel. En el idealista alemán la relación tiene un sentido lógico y abstracto, para hacer notar la posibilidad de reconocimiento entre dos autoconciencias libres. La relación Señorío-Servidumbre es un momento evanescente del espíritu que permite explicar sus configuraciones reales y efectivas. Es completamente valida (aunque debatible) una propuesta filosófica inspirada en la FdE, como la que hizo Kojève, pero es un completo error atribuírsela a Hegel, más cuando este último dice explícitamente que la relación Señorío y Servidumbre no existe realmente:

Todas las figuras anteriores de la conciencia [refiriéndose a la sección Conciencia, Autoconciencia y Razón, e. m.] son abstracciones de este espíritu; son el analizarse del espíritu, el diferenciar sus momentos y el demorarse en momentos singulares. Este aislamiento de tales momentos tiene al espíritu mismo como supuesto y subsistencia, o existe solamente en el espíritu, que es la existencia. Estos momentos, aislados de esta manera, tienen la apariencia de ser como tales; pero, su progresión y su retorno a su fundamento y esencia muestran que son solamente momentos o magnitudes llamadas a desaparecer” (A, p. 260)

Cuatro contrastes entre Kojève y Hegel

Si bien es de destacar el esfuerzo que hace Kojève al retomar a Hegel de forma directa, muy poco común entre marxistas, que se guiaron por los juicios emitidos por Marx o Engels como veredictos, se pueden notar cuatro conceptos que contrastan con lo expuesto en la FdE y la ILH.

1. Libertad

La libertad –que es, de hecho, el tema principal de toda la obra de Hegel– es lo que mueve a Kojève como hilo conductor de sus explicaciones. Desde una mirada marxista y quizá influido y preocupado por el estado “geopolítico” de su época, con el surgimiento y consolidación del fordismo, la URSS, las consecuencias de la primera guerra mundial y la inminente (y luego actual) segunda guerra mundial, su mirada crítica hacia el capitalismo y un sistema de división social del trabajo esclavizante, lo llevó a aterrizar a Hegel al terreno del materialismo:

“El hombre religioso es a la vez Amo y Esclavo; Amo en la medida en que es Esclavo, Esclavo en la medida en que es Amo: amo del Mundo, esclavo de Dios. (Forma laicizada y real: esclavo del capital, pero de «su» capital)” (p. 88).

Kojève lee la lógica de la relación Señor–Siervo como un hecho constitutivo en la realidad, operando en nuestro día a día, incluso manifiesta que la historia humana es esa dinámica:

“el hombre, en su estado incipiente, nunca es un hombre a secas. Siempre es, necesaria y esencialmente, o bien Amo, o bien Esclavo…si la realidad humana revelada no es nada más que la historia universal, esta historia debe ser la historia de la interacción entre Dominación y Servidumbre: la «dialéctica» histórica es la «dialéctica» del Amo y el Esclavo.”  (p. 44)

Esta lectura no parece corresponder con lo que Hegel quiere decir del espíritu y la correspondencia sujeto-objeto, ni mucho menos con el que Hegel expone como forma teórica y pedagógica en Fuerza y Entendimiento (B, FdE, p. 89).     

2. Muerte

Kojève se fija en la angustia ante la muerte, no sólo en la llamada lucha a muerte ejemplificada de ese modo por Hegel, sino que proyecta esa angustia como condición existencial, como el ser mirado desde una perspectiva donde la relación de ser y nada es externa; la nada actúa como un límite angustiante, amenazante al ser y lo determina de esa forma, o bien (cabe quizá la precisión) de ser existencial a una manera “heideggeriana” donde la nada es una suerte de “grieta” del ser, que lo interrumpe.

“El trabajo debe efectuarse (como el Esclavo) con la actitud de angustia ante la muerte… Cuando el Esclavo experimenta la angustia ante la muerte, experimenta la pura negatividad, es decir, su libertad, su humanidad” (p.78)

Esta conexión entre la angustia ante la muerte y la negatividad es confusa. Si bien es cierto que, en definitiva, la negatividad es/contiene la libertad, en Hegel esta “lucha a muerte” es una figura lógica. Nadie realmente está arriesgando la vida en la práctica; todo esto ocurre dentro de una autoconciencia desdoblada siendo desplegada desde/a través de las primeras determinidades de la reflexión. Lo que Hegel nos va mostrando es que en esta figura no hay verdadera mediación real y efectiva, ni mucho menos hay libertad propiamente tal. Es más, ni siquiera esta lucha es realmente “a muerte”. El señor necesita vivo al siervo para ser señor, ya que necesita a “alguien” (coloquialmente hablando) para ser reconocido como un “alguien” y necesita del servicio del siervo para ser señor, por lo que el arriesgar la vida realmente es contraproducente: aquel que prefiere la vida tiene la posibilidad de progresar como conciencia y eventualmente ejercer un verdadero señorío porque en definitiva entiende que necesita al otro y se rinde no sólo para conservar la vida, sino para formarse a través del trabajo y encontrar la manera de ser eventualmente libre. Tampoco el temor a la muerte es algo natural, es algo que nace en la lucha misma; recién al terminar la sección, con la conciencia desventurada[7] como resultado, se llegará a una libertad (aunque meramente pensada, sólo como concepto de libertad).

Esta visión de la muerte, claramente influenciada por Heidegger, hace de la lectura un ejercicio extremadamente confuso, quizá con una intención anti metafísica/antiesencialista, en vista que simplemente se descarta el argumento hegeliano lógico-ontológico que sustenta el ejercicio fenomenológico que expone en favor de una interpretación finita y existencial de autoconciencias, que son, aparentemente, tratadas como seres ya en-y-para-sí.

3. Deseo

Considerando la preponderancia que Kojève le da a la relación señor-siervo y en la medida en que esa lucha se genera desde el deseo,[8] el autor tomará un largo tiempo desarrollando esa idea y extrapolándola al conjunto de la obra. Desde una posición marxista, Kojève dirá que la lucha es el motor de la historia, la cual tiene como gatillante al deseo, entonces postulará al deseo como el fundamento del hombre.

Kojève ve en Hegel una antropología filosófica, entonces este deseo es el deseo de un hombre de carne y hueso, un individuo real, existente y obrante en el mundo. Incluso, describe a la historia humana como la “historia de los deseos deseados” (p.42). Parece que Kojève solo se quedó con el esqueleto de la dinámica de lucha.

El deseo en Kojève juega un papel indeterminado, en su caso el deseo desea desear, es por eso que la conclusión a la que se llega desde su lectura es a un reconocimiento imperfecto entre dos autoconciencias, el deseo no podría ser colmado, quedando en pie sólo la relación de dominación entre pares. En Hegel, el deseo desea otra autoconciencia, algo perfectamente realizable, aunque no dado.

4. Trabajo

Marx consideró el valor formativo del trabajo descrito en esta sección, pero sólo como trabajo exterior, material, descartando (o simplemente ignorando, quizá sin realmente quererlo) todo el trabajo interior que supone el verdadero desarrollo del saber de la conciencia. El canon del marxismo que se impuso en el siglo pasado, tomó el trabajo desde esta perspectiva, usando diversas citas de autoridad de Marx para legitimarse. Dado que Marx no pretendió establecer una doctrina sistemática –como es bien sabido– también hizo comentarios sobre el trabajo que no coinciden con esa orientación formativa, tal como cuando habla del trabajo enajenado. Georg Lukács, Herbert Marcuse y Karel Kosík, criticaron ese canon desde lecturas marxistas más cercanas a Hegel.

Aunque el debate es amplio y rebasa el comentario, es pertinente mencionarlo en la medida que la lectura de Kojève, anclada al canon marxista, obvióel carácter interior del trabajo que Hegel pone de manifiesto. Profundizando esta diferencia ontológica entre el canon marxista y Hegel, es precisamente la parte metafísica la que hace ese “trabajo” y va revelando el saber que tiene en sí, hacia sí. No es un hombre o la historia humana como tal la que se despliega aquí. Por lo tanto, no se estima que Hegel esté describiendo una cultura dada como tal en esta relación.

En Hegel, en un primer momento, en la sección “Autoconciencia”, el trabajo le permite a la autoconciencia servil reencontrarse consigo misma, saberse Ser, un intuirse ante la falta de reconocimiento que el señor no le otorga, es una determinación unilateral que se da a sí misma la conciencia, una autodeterminación. Es por medio del trabajo que la conciencia servil experimenta que ella es en el producto de su trabajo, se objetiviza en una exteriorización de su subjetividad, aunque este producto cósico no le pueda dar reconocimiento. Esta idea se encuentra expresada así en la FdE:

“Por el hecho de colocarse hacia afuera, la forma no se convierte para ella en algo otro que ella, pues esta forma es precisamente su puro ser para sí, que así se convierte para ella en la verdad. Deviene, por tanto, por medio de este reencontrarse por sí misma sentido propio, precisamente en el trabajo, en que sólo parecía ser un sentido extraño.” (A, p.120)

Puesto que ese trabajo está subordinado a la satisfacción del goce del señor, al tiempo que la autoconciencia servil se determina a sí misma, experimenta al trabajo de manera negativa, como apetencia reprimida.[9]

En un segundo momento, en la sección “Razón”, si mediante el trabajo la humanidad logra hacerse consciente de su alcance como totalidad, en la división social del trabajo, entonces el individuo se recobra a sí mismo en la obra colectiva. Si no lo consigue, no se recupera a sí misma, permanece disgregada en la obra de todos y de cada uno, como Hegel llama a la colección de individuos que no logran establecer una comunidad dada la falta de una eticidad que logre mediar la negatividad intrínseca de la individualidad moderna.

“Así como el individuo lleva ya a cabo en su trabajo singularinconscientemente, un trabajo universal, lleva a cabo, a su vez, el trabajo universal como un objeto consciente; el todo se convierte en obra suya como totalidad, obra a la que se sacrifica y precisamente así se recobra a sí mismo desde esta totalidad.” (A, p. 210)

Desde el análisis expuesto en la FdE, el trabajo no aparece como un mero satisfactor de necesidades biológicas, ni un puente para llegar de forma inmediata a lo histórico concreto, como en la versión de Kojève. El trabajo adquiere una dimensión lógica-ontológica.

También parece pertinente para ver como Kojève simplifica la visión de Marx (y mucho más aún la de Hegel). Tomemos como ejemplo a Marx en su Contribución a la crítica de la economía política[10]:

“No es la conciencia de los hombres lo que determina su ser, sino, por el contrario, su ser social lo que determina su conciencia” (p. 8).

Si bien es cierto que para Marx las condiciones materiales de producción determinan la interacción social, sólo determinan esas interacciones en forma exterior y no determinan ontológicamente a los individuos, sino que las clases sociales o pueblos constituyen el mundo, generan a los particulares y a través de ellos ese mundo es transformado. Al decir “El hombre es el ser supremo para el hombre”, Marx establece una versión atea del idealismo hegeliano, pero se mantiene dentro esa tradición idealista, cuestión poco aceptada por gran parte de los marxistas, debido al odio absurdo que desarrollaron contra la filosofía, que los llevó a plantear divisiones reduccionistas e insostenibles, como el debate entre idealistas vs materialistas, el cual contiene una connotación de retórica política más que de crítica filosófica.

Lo diremos claro: si se pretende leer a Marx en sus propios términos, debemos entender su “materialismo” no como un realismo ingenuo, sino que es la manera en la que autonombra su pensamiento como “científico”, pues tiene la intención de superar al “materialismo anterior” (por ejemplo, el empirismo) y cuando habla de “idealismo”, suele referirse a la tradición filosófica, en especial a la metafísica, que asocia con la “escolástica”.

Se puede decir que Marx pretendió superar la supuesta abstracción del idealismo en favor de la praxis y en sus Tesis sobre Feuerbach se pueden encontrar reflexiones al respecto. Aunque la fuente es sumamente problemática por ser un breve borrador de no más de una cuartilla que Engels publicó 43 años después de escritas, las podemos usar por ser muy conocidas. Ahí Marx reconoce el mérito activo del idealismo:

El defecto fundamental de todo el materialismo anterior -incluido el de Feuerbach- es que sólo concibe las cosas, la realidad, la sensoriedad, bajo la forma de objeto o de contemplación, pero no como actividad sensorial humana, no como práctica, no de un modo subjetivo. De aquí que el lado activo fuese desarrollado por el idealismo, por oposición al materialismo, pero sólo de un modo abstracto, ya que el idealismo, naturalmente, no conoce la actividad real, sensorial, como tal (Tesis sobre Feuerbach, p 3, TsF en adelante)[11]

Se puede apreciar que la actividad aparece como un elemento ontológico (de similar modo que en Hegel) y, por lo tanto, a pesar del mismo Marx, su sustrato constituyente es metafísico. Aunado a esto, Marx mismo siempre enfatizó que la materialidad de la realidad se funda en las relaciones sociales, no en el individualismo que recibe datos de forma pasiva desde el “exterior” y mucho menos en la materia en tanto cosa, a la usanza del empirismo y sus derivados, como el sensualismo o el posterior materialismo soviético. En las mencionadas Tesis lo expresa de la siguiente manera:

Feuerbach diluye la esencia religiosa en la esencia humana. Pero la esencia humana no es algo abstracto inherente a cada individuo. Es, en su realidad, el conjunto de las relaciones sociales (p 6)

A lo que más llega el materialismo contemplativo, es decir, el materialismo que no concibe la sensoriedad como actividad práctica, es a contemplar a los distintos individuos dentro de la «sociedad civil» (TsF, p 8).

Por último, Marx contraviene la noción de naturaleza humana por el determinismo inamovible en que desemboca:

La teoría materialista de que los hombres son producto de las circunstancias y de la educación, y de que por tanto, los hombres modificados son producto de circunstancias distintas y de una educación modificada, olvida que son los hombres, precisamente, los que hacen que cambien las circunstancias y que el propio educador necesita ser educado (Tesis 2, TsF, p 5).


[1]Alexandre Kojève, Introducción a la Lectura de Hegel, Titivillus, 2017.

[2] Así aparece en la traducción que Wenceslao Roces hace del apartado. En el presente trabajo consultamos tres ediciones de la Fenomenología del espíritu, la traducción de Antonio Gómez Ramos editada por Abada (versión bilingüe) en 2010 y dos del Fondo de Cultura Económica: la de 2003, que es la traducción de Wenceslao Roces en colaboración con Ricardo Guerra (cuyas citas referenciamos con la letra A); y la de 2017, que contiene los aportes de Gustavo Leyva (que referenciamos con la letra B).

[3]Como hipótesis de lectura, se puede hacer notar que la sección “Conciencia” como la sección “Autoconciencia” son las premisas lógicas de la obra y a su vez son paralelas entre sí.

[4]Valls Plana, Ramón, Del yo al nosotros. Lectura de la Fenomenología del espíritu, Barcelona, PPU, 1994, tercera edición, p. 389.

[5]Siep, Ludwig, El camino de la Fenomenología del espíritu, España, Anthropos, 2015; Stewart, Jon, La unidad de la Fenomenología del espíritu de Hegel. Una interpretación sistemática, México, Universidad Iberoamericana, 2014.

[6]Pérez Soto, Carlos, Sobre Hegel, Chile, Ediciones Palinodia, 2006, p. 82.

[7]Unglückliche Bewusstsein – Siguiendo a Roces. Desdichada en Gómez Ramos, Infeliz en Leyva.

[8] Kojève traduce Begierde como deseo y lo usa sistemáticamente a lo largo de toda su interpretación de la FdE. En una segunda parte se señalará la diferencia con la hipótesis sugerida de lectura.

[9]Ramón Valls Plana expresa este aspecto negativo del trabajo en su artículo “El trabajo como deseo reprimido en Hegel”.La distinción entre apetencia y deseo que sugiere el profesor Carlos Pérez Soto, no será necesaria hacerla por ahora.

[10] Carlos Marx – Contribución a la crítica de la economía política, 1989, Progreso

[11] Usamos la edición de editorial Luarna.

 Crítica a la dialéctica del amo y del esclavo, de Kojève a Hegel (I) – Rebelion

https://rebelion.org/critica-a-la-dialectica-del-amo-y-del-esclavo-de-kojeve-a-hegel-ii/


viernes, 14 de abril de 2023

El barco fantasma Nord Stream .

 

 El barco fantasma Nord Stream  .


  Seymour Hersh 


 




La CIA ha proporcionado historias falsas para mantener al mundo centrado en cualquier posible sospechoso menos el más lógico: Biden.

La Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos lleva a cabo constantemente operaciones encubiertas en todo el mundo, y todas necesitan una tapadera por si las cosas salen mal, como sucede con frecuencia. Es igualmente importante ofrecer una explicación cuando las cosas salen bien, como ocurrió en el Mar Báltico el pasado otoño. A las pocas semanas de que se publicara mi artículo en el que explicaba que Joe Biden había ordenado la destrucción de los gasoductos Nord Stream, la agencia elaboró una historia que interesó al New York Times y a dos importantes publicaciones alemanas.

Al crear una historia de buzos de aguas profundas y una tripulación que no existía, la agencia estaba siguiendo el protocolo, y la historia habría entrado a formar parte de los primeros días de la planificación secreta para destruir los oleoductos. El elemento esencial era un yate mítico irónicamente llamado Andrómeda por la bella hija de un rey mítico que fue encadenada desnuda a una roca. La tapadera fue compartida y apoyada por el BND, el servicio federal de inteligencia alemán.

Mi reportaje inicial recibió cobertura en todo el mundo, pero fue ignorado por los principales periódicos y cadenas de televisión de Estados Unidos. Puesto que la historia ganaba fuerza en Europa y en otros países, el 7 de marzo, el New York Times publicó un artículo en el que citaba a funcionarios estadounidenses que afirmaban que los servicios de inteligencia estadounidenses habían reunido una cantidad notable de información que sugería que un grupo proucraniano había saboteado los oleoductos. El artículo afirmaba que los funcionarios que habían “revisado” la nueva información la consideraban “un paso hacia la determinación de la autoría” del sabotaje de los oleoductos. El artículo del New York Times atrajo la atención mundial, pero desde entonces el periódico no ha vuelto a pronunciarse sobre el asunto. En una entrevista para un podcast del New York Times, uno de los tres autores del artículo explicó, sin darse cuenta, por qué la historia era insostenible desde el principio. Se le preguntó por la implicación del supuesto grupo proucraniano: “¿Qué le hace pensar que eso es lo que ocurrió?”. Respondió: “Debo dejar muy claro que realmente sabemos muy poco. ¿Verdad?”.

El 3 de abril, el Washington Post informó de que, en ese momento, algunos investigadores europeos dudaban de que el Andrómeda pudiera haber saboteado los oleoductos sin la ayuda de un segundo buque. Algunos en Europa se preguntaban si el papel del Andrómeda era “una distracción o solo una parte del asunto”. El artículo no sugería que la Administración Biden estuviera implicada en la destrucción del oleoducto, pero sí citaba a un diplomático europeo anónimo que decía que todo el mundo ve que hay un cadáver allí tirado, pero todos fingen que no pasa nada. “Es mejor no saber”, dijo el diplomático. El Washington Post no citó a ningún funcionario estadounidense, ni siquiera anónimo. El gobierno de Biden se ha convertido en una zona carente de información sobre Nord Stream.

Un triunfo para los diversos funcionarios de la CIA que han estado proporcionando historias falsas a los medios de comunicación, aquí y en el extranjero, en lo que ha sido un esfuerzo exitoso para mantener al mundo centrado en cualquier posible sospechoso excepto el que se ha manifestado como el más lógico: el presidente de Estados Unidos.

El New York Times también publicó que un legislador europeo que recibe información de las agencias de inteligencia de su país afirmó que los servicios de inteligencia estaban recopilando información sobre unos cuarenta y cinco barcos cuyos transpondedores no funcionaban cuando pasaron por la zona donde explotaron los oleoductos. Uno de los denominados “barcos fantasma” podría haber colocado las minas y posteriormente accionar el detonador.

Tras la aparición del reportaje del New York Times en internet, Die Zeit, el periódico más importante de Alemania, se apresuró a publicar un artículo sobre una investigación del atentado contra Nord Stream que llevaba meses indagando sobre el tema en colaboración con una cadena de televisión pública. El semanario aportaba una novedad: identificaba un yate que, según informaba, había sido “alquilado a una empresa en Polonia que al parecer era propiedad de dos ucranianos”. Se decía que el grupo que alquiló el yate y llevó a cabo la destrucción del oleoducto estaba formado por un capitán, dos buzos, dos ayudantes de buceo y un médico. Die Zeit describía al grupo como unos “asesinos”, cuyos nombres no se publicaron ni se conocen, que utilizaron pasaportes falsos y habían transportado los explosivos necesarios al escenario del crimen. El yate habría navegado cerca de la isla danesa de Bornholm, próxima al lugar del sabotaje del oleoducto.

El periódico informó de que el yate había sido devuelto a la empresa que lo alquilaba –el alquiler de este tipo de yates cuesta dos mil dólares o más por semana– “sin limpiar”, lo cual permitió a los investigadores alemanes encontrar restos de un explosivo en una mesa del camarote. Relatos posteriores afirmaban que los investigadores también habían encontrado dos pasaportes ucranianos falsos abandonados en el yate. Un artículo posterior publicado en Der Spiegel, el semanario alemán, decía que el yate en cuestión se llamaba Andrómeda.

Posteriormente publiqué un artículo en el que sugería que la información facilitada por la policía federal alemana tanto a Die Zeit como a Der Spiegel había tenido su origen en los servicios de inteligencia estadounidense. El autor del reportaje de Die Zeit, Holger Stark, un experimentado periodista al que conozco desde que trabaja en Washington hace aproximadamente una década, se puso en contacto conmigo para quejarse de dicha afirmación. Stark me dijo que tenía excelentes fuentes en la policía federal alemana y que se enteró por esos enlaces, y no por ninguna agencia de inteligencia, alemana o estadounidense. Le creí y corregí inmediatamente la historia.

Reconozco que es difícil para cualquier periodista escribir sobre un colega, especialmente uno bueno. Pero este caso implica la aceptación de hechos que deberían haber sido cuestionados. Por ejemplo, no le pregunté a Stark si se había preguntado por qué un periódico estadounidense situado a casi seis mil kilómetros de distancia publicaba la misma acusación sobre un grupo de ucranianos anónimos, que no estaban vinculados a los dirigentes de Kiev, a los que las autoridades alemanas decían haber estado persiguiendo. Discutimos un hecho que él mencionó: que las autoridades de Alemania, Suecia y Dinamarca habían decidido, poco después de los atentados del oleoducto, enviar equipos al lugar para recuperar la única mina que no había estallado. Dijo que habían llegado demasiado tarde; un barco estadounidense había acudido al lugar en uno o dos días y había recuperado la mina y otros materiales. Le pregunté por qué creía que los estadounidenses habían llegado tan rápido al lugar y me contestó, con un gesto de la mano: “Ya sabes cómo son los estadounidenses. Siempre quieren ser los primeros”. Había otra explicación muy obvia.

El truco de una buena operación de propaganda es proporcionar a los objetivos –en este caso los medios de comunicación occidentales– lo que quieren oír. Un experto en inteligencia me lo explicó más sucintamente: “Cuando se lleva a cabo una operación como la de los oleoductos es necesario planificar una contraoperación, una pista falsa que tenga un tufillo a realidad. Y debe ser lo más detallada posible para que sea creíble”.

El truco de una buena operación de propaganda es proporcionar a los objetivos lo que quieren oír

“Hoy en día la gente ha olvidado que existe la parodia”, dijo el experto. “La ópera HMS Pinafore de Gilbert y Sullivan no trata de la Royal Navy del siglo XIX. Es una parodia”. El objetivo de la CIA en el caso del oleoducto era elaborar una parodia tan buena que la prensa se la creyera. ¿Pero por dónde empezar? No se pueden destruir los oleoductos con una bomba desde un avión o con marineros en un bote de goma.

“¿Pero por qué no un velero? Cualquier estudioso serio del suceso sabría que no se puede anclar un velero en aguas de 80 metros de profundidad” –la profundidad a la que fueron destruidos los cuatro oleoductos– “pero la historia no iba dirigida a un estudioso serio, sino a una prensa que no reconocería una parodia cuando se la presentaran”.

El experto en inteligencia enumeró todos los elementos necesarios para que cualquier individuo o grupo pudiera fletar un yate caro. “No puedes salir a la calle con un pasaporte falso y alquilar un barco. Tienes que contratar a un capitán que te haya proporcionado la agencia de alquiler o el propietario del yate, o a uno que venga con un certificado de competencias como exige la legislación marítima. Cualquiera que haya alquilado un yate lo sabe”. Asimismo, los buceadores y el médico requerirían una prueba similar de pericia y competencia para el buceo en aguas profundas que incluya el uso de Nitrox, una mezcla especial de oxígeno y nitrógeno.

El experto tenía más preguntas sobre el supuesto yate. “¿Cómo puede un velero de 15 metros encontrar los oleoductos en el Mar Báltico? Los oleoductos no son tan grandes y no figuran en las cartas náuticas que se entregan con el contrato de arrendamiento. Quizá la idea era meter a los dos buzos en el agua –algo nada fácil de hacer desde un yate pequeño– y dejar que los buzos los buscaran”. ¿Cuánto tiempo puede permanecer sumergido un buzo con el traje puesto? Quizá quince minutos. Lo que significa que el buzo tardaría cuatro años en buscar en una milla cuadrada.

“Los medios no se plantean ninguna de estas preguntas. Así que hay seis personas en el yate: dos buceadores, dos ayudantes, un médico y un capitán. Falta una cosa: ¿quién va a tripular el yate? o ¿y el cocinero?, ¿y el cuaderno de bitácora que la empresa arrendataria debe llevar por razones legales?”.

“No ha sucedido nada de eso», me dice el experto. “Deja de intentar vincularlo con la realidad. Es una parodia”.

Las historias publicadas en el New York Times y en la prensa europea no han dado indicios de que ningún periodista subiera a bordo y examinara físicamente el yate en cuestión. Tampoco explican por qué los pasajeros de un yate dejarían sus pasaportes, falsos o no, a bordo después de un alquiler. Se han publicado fotografías de un velero en dique seco llamado Andrómeda.

Nada de esto puede sostener una mala tapadera, me dijo el experto de inteligencia. “El esfuerzo por convertir la ficción en realidad continuará eternamente. Ahora es una foto de un velero que aparece después de la investigación y que no se puede rastrear: sin número de licencia donde legalmente debería estar. El Andrómeda ha sustituido al hombre de Piltdown en la prensa”.

El experto hizo una última reflexión: “En el mundo de los analistas y técnicos profesionales todos deducirían de tu historia, universal y acertadamente, que la diabólica CIA urdió una contraoperación a primera vista tan ridícula e infantil que su verdadero propósito sería reafirmar la verdad”.

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Este artículo se publicó originalmente en inglés en Substack el 5 de abril. Dos días después, el New York Times publicó un artículo en el que afirma que “las filtraciones de inteligencia en torno al sabotaje de los oleoductos han proporcionado más preguntas que respuestas”. Y concluye: “Puede que a nadie le interese revelar más”.

Traducción: Paloma Farré. 

Fuente: https://ctxt.es/es/20230401/Firmas/42653/Nord-Stream-oleoductos-Seymour-Hersh-Estados-Unidos-Biden-CIA.htm

miércoles, 12 de abril de 2023

Los documentos del Pentágono.

   Los  documentos del  Pentágono.

 LDM

  A lo que estamos existiendo  es a   una loca carrera de la administración Biden para tratar de detener la difusión de los documentos filtrados.

La explicación mas completa que he visto está  aquí .. https://simplicius76.substack.com/p/major-nato-plans-for-ukraine-leaked     ..

Si bien los documentos distribuidos en Telegram contienen detalles importantes sobre la OTAN y la capacidad militar ucraniana y destacan la asombrosa profundidad de la participación estadounidense en la guerra, su publicación plantea una serie de preguntas.

Si los documentos fueron parcialmente falsificados, ¿se difundieron para ayudar a Rusia a avanzar en sus objetivos de relaciones públicas, tal vez minimizando el número de víctimas o inflando el de su enemigo? Probablemente no estarían engañando a nadie en el Departamento de Defensa, ya que obviamente tienen los archivos originales a mano. ¿O podría ser que Estados Unidos filtró los documentos con inteligencia defectuosa esparcidos por todo su contenido para confundir a Rusia antes de una ofensiva ucraniana?

También existe la posibilidad de que sean cien por cien auténticos. Si es así, Ucrania y sus patrocinadores occidentales pueden tener problemas más serios que unos pocos documentos filtrados. La idea de que tales filtraciones podrían "adormecer al Ministerio de Defensa ruso" con una falsa sensación de seguridad no tiene mucha lógica debido al hecho de que Rusia puede verificar fácilmente todas estas cosas con sus propias capacidades avanzadas de HUMINT/ISR. 

  Yo pienso , que si son auténticos y filtrados por militares americanos  que no ven posibilidad a Ucrania de ganar , si no a que vendría  el resto  de  papeles  publicados espiando a Corea y al propio Zelenski. Las  filtraciones completas  dicen que son 100 paginas  de material muy denso  y difícil  de falsificar

 https://thegrayzone-com.translate.goog/2023/04/07/leaked-documents-us-nato-ukraine-war-plan/?_x_tr_sl=en&_x_tr_tl=es&_x_tr_hl=es&_x_tr_pto=sc


lunes, 10 de abril de 2023

Entrevista al economista Juan Torres

                              


 Entrevista a Juan  Torres

Rodrigo Ponce de León

“Quienes toman las grandes decisiones económicas se están equivocando una vez más a la hora de prevenir los problemas, de reconocer su naturaleza y, como consecuencia de ello, cuando toman decisiones para tratar de resolverlos”. Juan Torres (Granada, 1954), catedrático de Economía Aplicada en la Universidad de Sevilla, vuelve a poner el dedo en la llaga sobre las decisiones cortoplacistas de la economía más ortodoxa. En su nuevo libro 'Más difícil todavía' (Editorial Deusto), Torres explica que los orígenes de la inflación que golpea a la economía tiene más que ver con problemas mucho más profundos -el cambio climático, el desorbitado papel de las finanzas, una globalización que ya no aporta soluciones, el enorme tamaño de la deuda y la desigualdad- que no se arreglan con decisiones a corto plazo como la subida de los tipos de interés por parte de los bancos centrales.

Usted explica que en su libro que la inflación no es el principal problema económico, sino que hay un conjunto mayor de amenazas mucho más graves. Sin embargo, la respuesta generalizada es volver a recetas del pasado para intentar solucionar los problemas mediante una política económica restrictiva. ¿Tiene sentido este incremento tan rápido de los tipos de interés como han hecho los bancos centrales?¿A qué responde?

Responde a una visión ideológica de los bancos centrales, que la experiencia y los datos han demostrado que es errónea: no soluciona los problemas de inflación cuando ésta se produce por circunstancias estructurales y de oferta. Responde a la idea que tienen los bancos centrales de que la inflación es un fenómeno exclusivamente monetario y que lo que hay que hacer es reducir la demanda y el poder de compra. La experiencia también nos ha demostrado que la respuesta de subir los tipos de interés no ha sido buena porque la inflación subyacente no ha disminuido y han provocado un problema financiero grandísimo.

Entonces nos deberíamos plantear la autonomía de los bancos centrales o, dicho de otra manera, habría que replantear su objetivo de guardianes de la inflación.

Que haya dos autoridades, como son el Gobierno y el Banco Central, actuando con problemas que son concomitantes es un absurdo que atenta contra el sentido común. Primero, como hemos visto en los meses anteriores, el BCE ha estado tratando de restringir el gasto mientras que los gobiernos lo han ido aumentando. No hay nadie en su sano juicio que pueda entenderlo. En segundo lugar, la independencia de los bancos centrales se ha demostrado inútil para combatir los problemas para los que fueron creados. Por ejemplo, estamos viviendo la etapa más grande de la historia de inestabilidad financiera. Tampoco la independencia de los bancos centrales ha permitido que anticipen correctamente la inflación y que le den una respuesta adecuada.

Además, por definición, la independencia de los bancos centrales equivale a constituir un poder no democrático que socava la base del Estado democrático moderno. La independencia de los bancos centrales se ha demostrado inútil y es antidemocrática.

Hasta el Banco de España ha avisado de que los márgenes de las empresas están funcionando como un estímulo evidente de la inflación, es decir, ya no es cuestión de salarios. ¿Existe alguna fórmula para frenar los beneficios tan exagerados de las empresas? 

Debería haber mecanismos en situaciones normales, pero ahora en tiempos complejos es más difícil. Debería haber información más transparente, más fidedigna, sobre cómo se forman los precios en los mercados. Además, debería haber autoridades que verdaderamente combatieran las restricciones de la competencia que imponen las grandes empresas con su poder de mercado. Por otro lado, se deberían desarrollar políticas fiscales que supusieran un desincentivo a la obtención de márgenes muy altos. También una negociación colectiva que permitiera un reparto más equitativo del incremento de productividad. Si todos estos elementos funcionasen sí que se puede evitar que las grandes empresas con poder de mercado contribuyan como lo están haciendo a generar inflación.

También es necesaria una nueva regulación en algunos mercados específicos, como en en el caso de la electricidad. Durante muchos meses hemos estado sufriendo una presión originaria de los precios que luego se ha ido transmitiendo al resto de sectores. Y esto responde a una regulación diseñada para mantener los privilegios del oligopolio de las eléctricas.

Cuando la inflación se concentra en productos como los alimentos, ¿se debería tener mecanismos que reordenaran los precios, aunque sea de forma temporal?

Hacer negocio con el derecho humano básico de la alimentación es una inmoralidad, aunque sea legítimo y esté justificado. Es bueno que haya iniciativa privada, como es natural, en el suministro de bienes básicos y de alimentación, pero de ahí a permitir que haya un poder de mercado excesivo que impone restricciones artificiales y subidas de precios innecesarias hay un abismo. Los poderes públicos tienen el imperativo moral de garantizar el derecho humano básico a la alimentación y a la satisfacción de las necesidades primarias. Y también que la estabilidad económica no se ponga en peligro por una presión del oligopolio en esos mercados. La intervención pública en esos casos no es que esté justificada, es que es un imperativo moral. Además, desde el punto de vista económico es una cuestión esencial puesto que se trata de subidas de precios que tienen un efecto de arrastre extraordinariamente grave para el conjunto de la economía.

Usted propone la necesidad de alcanzar pactos de rentas y de reparto de las ganancias y la productividad, pero en nuestro país, por poner un ejemplo, la CEOE ha tardado meses en sentarse en la mesa de la negociación colectiva. Lo que usted en su libro comenta como “resistencia feroz”.

Desgraciadamente, el sector empresarial en España, tan importante en la economía, es un sector empresarial acostumbrado a dar pelotazos, a vivir de las rentas y de la influencia política. La patronal CEOE está contaminada, tiene unas propuestas ideológicas primitivas y equivocadas, que le hacen muchísimo daño a la inmensa mayoría de las empresas. La CEOE no representan los intereses del conjunto de las empresas españolas, sino los intereses de empresas muy grandes que tienen poder de mercado y que viven de aprovecharse de otras empresas. Si la CEOE fuera verdaderamente la defensora de los intereses del conjunto de las empresas no permitiría que las grandes compañías del Ibex se salten la ley y tengan una deuda tan grande con sus proveedores; o estaría reclamando límites a los privilegios de la banca que impone una serie de costes innecesarios a la mayoría de las empresas. Uno de los problemas de España es que la patronal es primitiva, reaccionaria ideológicamente y esclava de las grandes empresas, que son un freno para la innovación y la productividad.

Uno de los problemas de España es que la patronal es primitiva, reaccionaria ideológicamente y esclava de las grandes empresas, que son un freno para la innovación y la productividad

Cada crisis el sistema aporta como solución la desaparición de ciertas empresas de manera que el mercado queda cada vez en menos manos (ocurrió con las cajas en la anterior crisis financiera), al final se impone la destrucción creativa como el costo normal de hacer negocios aunque provoque un sufrimiento.

Lo más contrario al capitalismo de nuestros días es la competencia en su sentido estricto y auténtico. Las grandes empresas lo que buscan es acabar con la competencia y lograr posiciones de dominio de mercado, conseguir establecer oligopolios ejerciendo su influencia política, mediática y cultural. Es un mito que el capitalismo actual sea una economía de libre mercado con competencia. Las grandes empresas capturan a los gobiernos y a los reguladores para que las protejan. Las grandes empresas no saben vivir sin la protección del Estado, sin el privilegio político, lo acabamos de ver ahora en esta crisis bancaria. Frente a esta situación la única manera de responder es que la ciudadanía se dé cuenta y que el conjunto del empresariado, que se juega su patrimonio día a día y que no disfruta de esos privilegios, reaccione.


Usted avisa de un riesgo real de colapso económico por el cambio climático, las finanzas especulativas, una deuda en crecimiento acelerado y la desigualdad, que al entrar en conjunción pueden provocar un desastre. ¿Hay solución? ¿los objetivos 2030 van en la adecuada dirección?

Multitud de organismos internacionales independientes, muchos de ellos conservadores, están diciendo lo que hay que hacer frente a estos problemas estructurales desde hace muchos años. Lo que pasa es que no hay voluntad política y predomina el interés privado. Frente al cambio climático, el fondo BlackRock cambió su estrategia de inversión para hacer políticas favorables a la lucha contra el cambio climático. Un año después, cuando aparece la posibilidad de ganar más dinero se olvidan de esos objetivos. Prima la maximización del beneficio.

Los problemas grandísimos que tenemos hoy día en nuestro planeta -el cambio climático, el desorbitado papel de las finanzas, una globalización que ya no aporta soluciones, el enorme tamaño de la deuda y la desigualdad- son el resultado de desnaturalizar la propia economía capitalista y darle una prioridad absolutamente injustificada a la búsqueda del beneficio por encima de cualquier otro objetivo.

Hace falta equilibrio y ver que es necesario avanzar para conseguir otros fines. No hay voluntad política ni capacidad suficiente para enfrentarse al poder que han acumulado las grandes organizaciones empresariales. Ya lo vimos en la última crisis bancaria, que fue el resultado de que los grandes bancos del mundo lograron que los gobiernos establecieran una regulación que provocó la crisis. Ganan más dinero así, pero recurrentemente provocan problemas. No hay dificultad en saber lo que hay que hacer, el problema es tener el poder suficiente para llevar a cabo las medidas.

No hay voluntad política ni capacidad suficiente para enfrentarse al poder que han acumulado las grandes organizaciones empresariales 

Llevamos con tensiones recurrentes desde la crisis del petróleo de 1973 y parece que no hemos aprendido nada.

De la crisis del 73 nació un cambio de civilización, fue el germen de la revolución conservadora. Se aprendió, claro que se hizo, pero fueron los grandes capitales los que pusieron en marcha una estrategia que mantienen hoy para priorizar los beneficios. Pero han volcado tanto la carga hacia un lado que la economía que así no puede funcionar. Lo lamentable es que solamente las grandes empresas aprendieron lo que tenían que hacer para ganar más dinero, pero parece que no se ha aprendido demasiado en otro ámbito para tratar de imponer otras lógicas.

Con la invasión de Ucrania por parte de Rusia parece que vamos a un nuevo mundo de bloques. No parece que haya un proyecto que tenga visos de convertirse en hegemónico. ¿Cree que vamos camino de acabar con la globalización? Que se va a cumplir la premisa de la fragmentación económica y comercial del mundo en bloques?

En el plano geoestratégico se va a ir a una dinámica más multipolar. En el plano económico, el poder de Estados Unidos empieza a tener contrapesos. No creo que se vaya a producir una globalización completa, pero lo que sí está ocurriendo es que las propias empresas globalizadas han comprobado que la lógica dominante en estos años les puede proporcionar un enorme beneficio, pero a costa de tener que soportar una incertidumbre, enormes riesgos y una casi nula resiliencia ante shocks y los impactos imprevistos. Hay miles de empresas que se están replanteando la lógica de la globalización, y están definiendo una política de localización y de estrategias comerciales, quizá menos rentables, pero más seguras y más sostenibles a la larga.

Por eso creo que España puede tener una posición bastante favorable. Espero que nuestro gobierno sea capaz de hacer las cosas bien y aprovechar esta coyuntura, porque puede ser muy favorable para una economía como la nuestra.

¿En qué sentido puede ser más favorable para España?

Se está produciendo una relocalización de mucho capital, que está tratando de encontrar nuevas ubicaciones. España tiene recursos que en estos momentos son estratégicamente muy importantes y una posición internacional que puede ser muy valiosa: vamos a sufrir menos deterioro de la economía productiva que Alemania. Tenemos una buena expectativa por delante de la que podemos obtener ventaja en los próximos años. Otra cosa es que la confrontación política permanente y absolutamente carente de sentido ponga en peligro esta posición.

Juan Torres: "La independencia de los bancos centrales se ha demostrado inútil y es antidemocrática" (eldiario.es)

sábado, 8 de abril de 2023

Los nazis de la OTAN

 

Los nazis de la OTAN

 

En mayo de 1945, el Institut français d’opinion publique reveló que el 57 por ciento de los franceses entendían que la Unión Soviética había sido la potencia que había derrotado a la Alemania de Hitler. Sólo el 20 por ciento consideraba que se debía a la intervención de Estados Unidos. Para 2004, los franceses pensaban exactamente lo contrario: sólo el 20 por ciento atribuían un rol relevante a los soviéticos y sus 27 millones de muertos.

El caso de los alemanes no es muy distinto. Aunque Alemania enfrentó la historia del nazismo con más coraje y más éxito que lo hicieron los estadounidenses con la esclavitud, la Confederación y la Guerra Civil, también pecó de amnesia programada con respecto al rol jugado por la Unión Soviética en su liberación.

En marzo de 1952, el malo y exaliado de Gran Bretaña y Estados Unidos, Joseph Stalin, le envió a Washington, Paris y Londres una propuesta para resolver la nueva escalada militarista. La propuesta consistía en unificar Alemania, no obligando que la parte occidental se convirtiese al comunismo sino que la Alemania comunista adoptase el sistema de democracia liberal de la Alemania capitalista. A cambio, Stalin proponía el retiro inmediato de todas las fuerzas de ocupación de la nueva Alemania unificada, el establecimiento de un ejército propio, independiente, pero neutral y libre de alianzas. El acuerdo de paz también aliviaría a una Unión Soviética degastada por la guerra y con desventaja militar.

La propuesta fracasó cuando Bonn y Washington aceptaron el regalo de la Alemania comunista pero no lo que demandaba Moscú a cambio, es decir, la neutralidad de la Alemania unificada y el enfriamiento de la escalada armamentista. El Plan A de Occidente era integrar a la Alemania occidental al sistema militar del bloque capitalista antes de cualquier otra negociación. A lo largo de ese año, Stalin envió tres propuestas más, con el mismo resultado.

En los años 80s, los archivos desclasificados mostraron que las propuestas de Stalin iban en serio, pero en 1952 se acusó a Moscú de proponer un imposible con fines propagandísticos. El más que razonable plan de paz del mayor aliado de Occidente contra los nazis pocos años antes, fracasó. El objetivo de Washington, Bonn y Londres era continuar expandiendo su maquinaria militar a cualquier precio. Todo en nombre de la democracia y la libertad.

En 1961, la OTAN nombró al general Adolf Bruno Heusinger como jefe de su poderoso Comité Militar en Washington. Heusinger había sido uno de los más cercanos oficiales de Hitler (el tercero en la línea de mando) que nunca fueron condenados por las potencias vencedoras de Occidente, sino todo lo contrario: como fue el caso de otros miles de nazis menos conocidos, fueron premiados a cambio de su pasión y conocimiento en “la lucha contra el comunismo”. El nombramiento de Heusinger se produjo cuando la Unión Soviética lo reclamó para ser juzgado por sus crímenes de guerra, sobre todo durante la invasión nazi a los países de la Europa del Este y de la misma Rusia a comienzos de la Segunda Guerra Mundial.

Aparte de su nombramiento como jefe militar de la OTAN, Heusinger fue condecorado por Estados Unidos con la medalla Legion of Merit, creada por Franklin D. Roosevelt. Heusinger la colgó junto con la Cruz de Hierro y la Cruz Nazi al Mérito de Guerra, otorgadas por Hitler, entre otros ornamentos que los militares importantes se cuelgan en las fiestas de sociedad. En 1971, Johannes Steinhoff, también honrado con una Cruz de Hierro nazi, fue nombrado jefe militar de la OTAN. Ernst Ferber, condecorado con la Cruz de Hierro fue nombrado jefe de las Fuerzas Aliadas de Europa Central de la OTAN en 1973. Karl Schnell también recibió la Cruz de Hierro nazi y también sucedió al General Ferber como como jefe de las Fuerzas Aliadas de la OTAN en Europa Central en 1975. Franz Joseph Schulze también recibió una Cruz de Hierro nazi y fue nombrado jefe de las Fuerzas Aliadas de Europa Central de la OTAN en 1977. Entre otros…

Nada de esto debe sorprender si consideramos que la misma idea de una OTAN había surgido en la Alemania nazi como una forma de alianza con el bloque capitalista contra los soviéticos. Alianza que, a nivel empresarial, político y económico, ya existía mucho antes de que estallara la guerra. Heinrich Himmler, uno de los principales organizadores del ahora llamado Holocausto judío, fue uno de los primeros en proponer esta idea. Reinhard Gehlen, Hans Speidel, Albert Schnez y Johannes Steinhoff, otros de los militares nazis más poderosos, protegidos y premiados por Occidente, tuvieron más suerte y fueron empleados por Washington y la CIA, todos unidos por un nuevo enemigo común (el exaliado en tiempos de guerra) y con un plan claro de alianza militar que se llamó OTAN.

Existían dos razones a la luz del día para la negativa de las potencias occidentales a la propuesta de Stalin de 1952. Como desarrollamos en otros libros, las palabras crean la realidad que creemos es independiente de las palabras. La primara razón era puramente militarista, resumida en lo que el presidente Eisenhower consideró uno de los mayores peligros para la democracia y, en 1961, llamó el “complejo industrial militar”. La segunda razón también procede de las profundidades de la historia: en solo treinta años, la Unión Soviética había realizado una de las proezas económicas y sociales más impresionantes de la historia moderna, todo a pesar de haber sido el país que más sufrió, social y económicamente, en su lucha contra el nazismo.

El objetivo era, a cualquier precio, evitar el mal ejemplo del éxito ajeno. Aunque la propaganda de “los medios libres” insistieran en lo contario, la inteligencia de los países occidentales no veían ninguna posibilidad de alguna invasión militar soviética. Que Stalin confirmase dichos informes con una propuesta que apuntaba a reducir la tensión belicista del mundo capitalista era inaceptable.

Cuando la Unión Soviética cometió suicidio en 1991 (en condiciones mucho peores, Cuba mantuvo su sistema comunista), Rusia cayó en una crisis económica y social al mejor estilo capitalista, empeorando casi todos los indicadores sociales; una especie de regreso a la Rusia zarista, pero los poderosos medios lo vendieron como una “salida de la crisis” festejando la apertura de un gigante McDonald’s en Moscú como símbolo de libertad y de alimentación democrática.

Toda esta historia, como otros casos, fue olvidada. Según Stephane Grimaldi, director del Museo Caen Memorial: “En 1945, el gran aliado era Stalin y la Unión Soviética; su papel estaba absolutamente claro para los franceses”. Pero el efecto Guerra Fría y la masiva propaganda cultural de Hollywood, el mayor creador de mitos modernos del siglo XX, dio vuelta el juicio sobre un hecho relevante del pasado. Lo mismo hizo Hollywood con la mitificación de la guerra contra México en 1845 con películas como The Alamo. Lo mismo con el lavado moral del rol de la Confederación en la Guerra Civil. Más recientemente, lo mismo hizo con la invención de un triunfo moral (similar al del Sur durante la “reconstrucción”) en la Guerra de Vietnam con innumerables películas, aparte de libros, del apoyo de una prensa funcional y un periodismo mayoritariamente obediente.

Ahora que Rusia no es más comunista, queda clara la paranoia calvinista por mantener al resto de la humanidad bajo control moral y productivo, a cualquier precio y en nombre de la libertad y la democracia. 

Los nazis de la OTAN – Rebelion