sábado, 8 de octubre de 2022

El método Yakarta .

  


 'EL MÉTODO YAKARTA'. 

Torturas y asesinatos: la estrategia de EEUU durante el siglo XX para vencer al comunismo 

 

La Guerra Fría fue sinónimo de cruzada anticomunista. En más de una veintena de países no alineados, la inteligencia y el poder estadounidense fraguó derrocamientos de gobiernos democráticos, cometió diversos crímenes y liquidó a una gran parte de la población civil sospechosa de ser de izquierdas. 

 

MADRID 


Asesinatos, secuestros, torturas, persecuciones, desapariciones, financiación de grupos paramilitares de derechas, apoyo militar y golpes de Estado. Esta lista, a grandes rasgos, ilustra la estrategia seguida por Estados Unidos a lo largo del siglo XX y tras el final de la Segunda Guerra Mundial para derrocar al comunismo, o todo lo que desde el país americano consideraban como tal. Son las batallas en el Tercer Mundo, en aquellos países no adscritos ni al capitalismo norteamericano ni al comunismo soviético. Son las batallas que arrasaron con millones de vidas inocentes y que no terminaron con la caída del Muro de Berlín en noviembre 1989. 

El Método Yakarta. La cruzada anticomunista y los asesinatos masivos que moldearon nuestro mundo (Capitán Swing, 2021) es el título del último libro traducido al español de Vincent Bevins, periodista y escritor estadounidense. Se trata de una monografía que, a lo largo de sus completos y minuciosos capítulos, atesora un conocimiento apenas expuesto a la sociedad y que se encuentra íntimamente ligado a la realidad geopolítica actual. En un tiempo en el que se dice que todas las grandes ideologías y creencias han caído, apenas se menciona que solo una de ellas es la reinante: el liberalismo y la individualidad que acarrea. Esta es la historia de la sangre que corrió por los ríos de los más diversos países hasta completar las 23 regiones en las que Bevins descubrió que se llevaron a cabo asesinatos en masa intencionados de civiles de izquierdas durante la Guerra Fría. Esta es la historia de los ríos y el mar en el que, recordando lo que pasó, la sociedad aún puede aprender a no ahogarse. 

El episodio aterrador que dio nombre al ya mencionado método fue el asesinato masivo, de forma consciente, de aproximadamente un millón de civiles inocentes en Indonesia, en 1965. Un año antes, lo ocurrido en Brasil sería el fermento de lo que durante las épocas posteriores se convertiría en la tónica preponderante: "(…) Los acontecimientos en ambos países llevaron a la creación de una monstruosa red internacional de exterminio —de asesinato sistemático y en masa de población civil— en muchos otros países, un elemento fundamental para la construcción del mundo que habitamos hoy", introduce el propio autor en la publicación. 

 

¿Qué quería Estados Unidos? "Construir, mediante el Método Yakarta, regímenes capitalistas autoritarios aliados que se unieran a ellos y las demás potencias del Atlántico Norte", responde el experto a Público. Él mismo incide en que, para mucha gente en Washington, ser un reformista liberal moderado era razón suficiente para tratar a esa persona de "comunista". Este Método, de todas formas, no fue la única táctica utilizada por la creciente superpotencia y sus aliados en la lucha contra el comunismo: "Si se presta atención a lo que realmente ocurrió en la Guerra Fría, se ve un proceso interesante. Un país relativamente joven, que se encuentra en una posición de poder abrumador en la escena mundial, pasa por una especie de proceso de aprendizaje rápido, averiguando cómo interactuar con el resto del mundo. Así que se ve la creación de la CIA, luego los golpes militares en Irán y Guatemala, el conflicto militar abierto en Indonesia y luego en Vietnam, el uso de la presión económica, el soborno", en palabras del escritor. 


De nombre, CIA, de apellido, impunidad 


Así, con el paso del tiempo, Estados Unidos aprendió que las operaciones de cambio de régimen más eficaces implican el establecimiento de la hegemonía dentro de las fuerzas armadas del país objetivo. Por otra parte, la CIA parecía estar detrás de todo lo que pasaba en el mundo. "Suele haber mucha confusión sobre la CIA en la Guerra Fría. Por un lado, a veces se ve una especie de línea de pensamiento conspirativo que afirma que cada vez que ocurre algo, la CIA lo ha planeado y ha tirado de todas las palancas. Por otro lado, tenemos todos esos casos en los que la Agencia hace cosas muy locas, en los que falla por todas partes de forma ridícula", inicia Bevins. 

Solo una cosa puede superar esas dos perspectivas de la una de las mayores agencias de inteligencia del mundo: la impunidad. "Cuando eres la fuerza clandestina del país más poderoso del mundo, no hay nadie que te meta en problemas cuando fallas, ni fueras de Estados Unidos ni, por lo general, dentro del propio Gobierno del país. Así que tienes una agencia que puede fracasar, volver a fracasar, y luego intentar otra cosa, hasta que finalmente tienen éxito. Podían ser caricaturescos y temerarios, y aun así tener una enorme influencia sobre lo que ocurría", concluye. 

 

Brasil, desapariciones forzadas y Vietnam 


En el caso de Brasil, la realidad fue algo diferente. Fue la primera ocasión en que Estados Unidos no aparecía como un factor clave en la conspiración contra su presidente elegido de forma democrática, João Belchior Marques, conocido con el nombre de Jango. El 31 de marzo de 1964, el ejército del país de habla portuguesa sufrió un golpe de Estado cuyas bases se habían asentado con la ayuda de Estados Unidos. ¿Qué ocurrió al final? Tal y como explicita Bevins, los Estados llevaban a cabo a cabo una acción encubierta en el país y su ejército puso armamento y portaaviones a disposición de sus aliados en el ejército brasileño. 

Sin embargo, en el momento del golpe, dicho apoyo no fue necesario. "¿Por qué no? Porque el golpe tenía un amplio apoyo en el ejército, entre las clases privilegiadas de Brasil y entre los medios de comunicación brasileños. Este tipo de situación es mucho más probable que conduzca a un aliado estable y a largo plazo (capitalista autoritario) de la Guerra Fría que el tipo de intervenciones muy ruidosas y desordenadas que tuvieron lugar en Irán y Guatemala", se pregunta y responde el mismo autor. 

La publicación, que aborda todos los conflictos armados en los que se ha inmiscuido Estados Unidos bajo el pretexto de terminar con un comunismo alineado sin fisuras con la Unión Soviética, vertebra el relato con lo sucedido en Indonesia y su capital, Yakarta. Además, estos hechos de 1965 fueron el pináculo de la escala de intervención militar exterior por parte de Estados Unidos y la primera vez que las desapariciones fueron utilizadas como parte del terror, al igual que después se repetiría en otros países de Latinoamérica. 

 

Así lo relata el propio libro: "Esta era una nueva característica de la violencia masiva. La gente no era asesinada en las calles, dejando claro a sus familias que se habían ido. No eran ejecuciones oficiales. (…) Las familias a menudo no tenían idea de si sus seres queridos seguían vivos, lo que las paralizaba todavía más de pavor. Si protestaban o se rebelaban, ¿podría costarles la vida a sus seres queridos que estaban presos? ¿Podrían detenerlos a ellos también? (…) Esto paraliza a las personas e inmoviliza en mucha mayor medida a la población, que es más fácil de exterminar y de controlar". 

Otro de los lugares más gélidos en esa Guerra Fría fue Vietnam. Estados Unidos perdió. ¿Por qué ganaron los comunistas vietnamitas y sus homólogos de Indonesia fueron masacrados? "Esta pregunta llevó a la izquierda internacional a hacer un gran examen de conciencia en los años 60 y 70, con algunas consecuencias de gran alcance. Pero el hecho es que los vietnamitas estaban organizados y esperaban una batalla. No querían una con Estados Unidos, pero sabían que iba a producirse. Llevaban luchando desde los años 40", relata Bevins a este diario. 

Realmente, "el Partido Comunista indonesio estaba desarmado, era moderado y —lo que es más importante— no tenía ni idea de que esto podía ocurrirles. Sólo se puede matar a un millón de personas en el transcurso de unos meses si no se lo esperan", explica el investigador en base a las numerosas entrevistas que ha realizado a supervivientes de Indonesia: "No tenían ni idea de que serían o podrían ser tratados como enemigos. Tenían una presencia tan grande, y tanta influencia en Indonesia, que participaban con orgullo en el sistema tal y como existía". 

 

Latinoamérica y los fantasmas de ahora 


Así pues, el comunismo estaba allí donde Estados Unidos ponía sus sospechas. Sin discernir en el grado de radicalidad de los izquierdistas, todos los países del Tercer Mundo (no alineados) eran sospechosos de unirse al Segundo (la Unión Soviética y sus satélites) que luchaba contra el Primero (Estados Unidos y las demás potencias del Atlántico Norte). Salvador Allende llegó a Chile, y los estadounidenses tras él. Después, la Operación Cóndor que se extendería por la mayor parte de países latinoamericanos cuya ciudadanía votaba mayoritariamente por partidos de izquierdas. El continente se convirtió en una "verdadera trampa mortal anticomunista", explicita Bevins en su libro. 

¿Qué queda de todo aquello? "Obviamente, la ideología del anticomunismo violento todavía está con nosotros aquí en Sudamérica. Parecía haber pasado a finales del siglo XX, pero en Brasil vimos su plena resurrección en la forma de Jair Bolsonaro. En Chile, están viendo la posibilidad muy real de un presidente que celebra a Augusto Pinochet. Es muy aterrador. (…) Los fantasmas de la Guerra Fría han vuelto", dice el autor al respecto. 


La sombra de la Guerra Fría es alargada 


Esa nueva guerra de los mundos pareció terminar en 1989, con la caída del Muro de Berlín. Una caída que fue más un derrumbe, pero que no llegó a todos los países inmersos en la Guerra Fría. "A veces, consideramos que esta Guerra fue algo que se libró entre Washington y Moscú, entre el Primer y Segundo Mundo, pero creo que es igual de acertado considerarla como una guerra entre el Primer y el Tercer Mundo", agrega el escritor. De ese modo, si la Guerra Fría era un enfrentamiento entre dos superpotencias, entonces sí terminó en 1989, "pero esto no cambió las estructuras sociales, políticas e ideológicas que se habían establecido en el Tercer Mundo, a través de una serie de intervenciones violentas desde 1945", completa. 

 

Bevins, por su parte, solía preguntar a sus entrevistados quién había ganado la Guerra: "Ustedes", le espetaban los interpelados a este estadounidense. "El socialismo perdió, y también el movimiento del Tercer Mundo, cuyo objetivo era remodelar la economía mundial para que los pueblos antes colonizados pudieran ascender a un estatus igual al de los países que los habían colonizado", completa el periodista. Él, en su labor de documentación y búsqueda bibliográfica, tan amplia como adecuada, tuvo especial interés por los testimonios de los supervivientes: "Lo que más me conmovía era cuando recordaban cómo pensaban que iba a ser el mundo, cuando recordaban el futuro que creían estar construyendo, allá por los años 50, 60 o 70. Sus ojos se iluminaban, inspirados por los sueños que les habían sido arrebatados, muy a menudo por mi Gobierno", finaliza. 

 

miércoles, 5 de octubre de 2022

El euro sin la industria alemana .

 El euro sin la industria alemana .

Michael   Hudson

¿Qué pasará si se rompen los lazos comerciales y energéticos con Rusia? ¿Por qué no se discute abiertamente las consecuencias económicas para Alemania, Italia y otros países europeos?

La reacción al sabotaje de tres de los cuatro sistemas de oleoductos Nord Stream se ha centrado en especulaciones sobre quién lo hizo y si la OTAN hará un intento serio por descubrir a los responsables. Sin embargo, en lugar de pánico, ha habido un gran suspiro de alivio, incluso de calma en la diplomacia anglosajona.

La desactivación de los gasoductos acaba con la incertidumbre y las preocupaciones de EEUU y la OTAN. Una incertidumbre que había crecido considerablemente por las manifestaciones que se produjeron en Alemania exigiendo el fin de las sanciones y la puesta en marcha del Nord Stream 2 para resolver la escasez de energía.

Los alemanes empezaban a comprender lo que significaría el cierre de sus empresas siderúrgicas, de fertilizantes, de vidrio y de papel higiénico. Estas grandes compañías anunciaron que tendrían que cerrar por completo (o cambiar sus operaciones a otros países) si Alemania no se apartaba de las sanciones comerciales y monetarias contra Rusia.

Al otro lado del Atlántico, la halcón del Departamento de Estado, Victoria "Fuck Europe" Nuland, ya había anunciado, a principios de enero, cuál era la opinión de EEUU: "de una forma u otra, Nord Stream 2 no funcionará". Un mes más tarde en conferencia de prensa, junto al canciller alemán, Biden respaldo directamente la amenaza: “No habrá un Nord Stream 2. Le pondremos fin. … Lo prometo, seremos capaces de hacerlo”.

La mayoría de los observadores asumieron que estas declaraciones reflejaban un hecho obvio: los políticos alemanes estaban completamente en el bolsillo de EEUU y de la OTAN. Los líderes de Alemania habían retenido las turbinas negándose a autorizar Nord Stream 2, y Canadá se apoderó de las dínamos de Siemens necesarias para enviar gas a través de Nord Stream 1. Esto medidas parecían resolver las cosas hasta que un número creciente de ciudadanos, y los empresarios alemanes, comenzaron a calcular lo que significa bloquear el gas ruso para el tejido industrial y, por lo tanto, para el empleo en casa.

Ante estas manifestaciones, la voluntad de Alemania de autoimponerse una depresión económica empezó a vacilar. Si los políticos alemanes se hubiesen decidido a poner fin a las sanciones, el frente de la guerra contra Rusia habría saltado por los aires. Italia y Francia podrían haber seguido su ejemplo. Esta perspectiva hizo urgente quitar el mecanismo de las sanciones de las manos de los políticos europeos

A pesar de ser un acto de violencia, el sabotaje de los gasoductos ha restablecido la calma en las relaciones entre EEUU y sus aliados europeos. No hay más incertidumbres. Europa ya no podrá apartarse de la política estadounidense, restaurando el comercio con Rusia.

La sola amenaza de que Europa pusieran fin a las sanciones comerciales y financieras contra Rusia se ha resuelto a favor de los EEUU. Ya no habrá gas barato para las industria europeas. La presión ha caído en tres de las cuatro tuberías, y el agua salada las corroerá haciéndolas inútiles.

 ¿Hacia dónde van el euro y el dólar a partir de aquí?

Después del sabotaje habrá que preguntarse ¿Qué pasará si se rompen los lazos comerciales y energéticos con Rusia? ¿Cómo cambiará la relación entre el dólar estadounidense y el euro? ¿ Por qué no se discute abiertamente las consecuencias económicas para Alemania, Italia y otros países europeos?

El resultado no lo discute ningún economista sensato: se producirá un colapso económico en Alemania y, en casi toda Europa. La próxima década será un desastre. Puede haber recriminaciones por el precio pagado por permitir que la OTAN dicte la diplomacia europea, pero no hay nada que Europa pueda hacer al respecto. Por el momento.

Las exportaciones industriales alemanas y la atracción de flujos de inversión extranjera fueron los principales factores que sustentaron el tipo de cambio del euro. Para Alemania, el gran atractivo de pasar del marco alemán al euro era evitar que su superávit exportador hiciera subir el tipo de cambio del marco alemán y en consecuencia sacara los productos alemanes de los mercados mundiales.

La expansión de la eurozona – incluyendo a Grecia, Italia, Portugal, España y otros países con déficit en la balanza de pagos – impidió que el euro se disparara. En la práctica la eurozona protegía la competitividad internacional de la industria alemana.

Después de su introducción a 1,12 dólares, el euro se hundió a 0,85 dólares en julio de 2001, pero se recuperó y, de hecho, subió a 1,58 dólares en abril de 2008. Desde entonces, ha ido descendiendo y, desde febrero de este año, las sanciones han empujado al euro por debajo de la paridad con el dólar, a $0.97 hace una semana.

El principal problema con un euro débil es el aumento de los precios del gas y del petróleo y, también, de productos como el aluminio y los fertilizantes que requieren grandes insumos de energía para su producción. Y a medida que el tipo de cambio del euro cae frente al dólar, el costo de mantener la deuda europea en dolares (condición normal para las filiales de las multinacionales estadounidenses) aumenta, reduciendo sus ganancias.

Este no es el tipo de depresión en la que los "estabilizadores automáticos" pueden funcionar para restablecer el equilibrio macroeconómico. La dependencia energética es estructural. Para empeorar las cosas, las reglas económicas de la eurozona limitan sus déficits presupuestarios a solo el 3% del PIB. Esto impide que sus gobiernos nacionales apoyen sus economías mediante el gasto deficitario. Los precios más altos de la energía y los alimentos, y el servicio de la deuda en dólares, dejarán muchos menos ingresos para gastar en bienes y servicios.

Como puntapié final, el analista internacional Pepe Escobar nos recuerda: “Alemania está obligada por contrato a comprar al menos 40 mil millones de metros cúbicos de gas ruso al año hasta el 2030… Según los contratos aunque a Berlín no le llegue gas, por ejemplo producto de un sabotaje, igualmente debe pagar a Gazprom” (https://lahaine.org/dJ0G). Se puede esperar una larga batalla judicial antes de que el dinero cambie de manos. Y la capacidad de pago final de Alemania se debilitará constantemente.

A medio mundo le pareció muy raro que el mercado de valores de EEUU se haya disparado el miércoles. Tal vez, el Equipo de Protección contra un Colapso de Wall Street haya intervenido para tratar de asegurar al mundo que todo estaba razonablemente bien. Pero, el mercado de valores cayó el jueves y el viernes. La realidad no podía ignorarse más tiempo.

La competencia de la industria alemana con la de los EEUU está terminando. Ha perdido Alemania. Esto ayudará fuertemente a la balanza comercial estadounidense. Pero en la cuenta de capital, la depreciación del euro reducirá el valor de las inversiones estadounidenses en Europa y el valor de sus beneficios se contraerán sí o sí. En otras palabras, las ganancias globales reportadas por las multinacionales estadounidenses caerán.

 El efecto de las sanciones estadounidenses y la Nueva Guerra Fría fuera de Europa

La capacidad de muchos países para pagar sus deudas internas y externas ya estaba llegando al punto de ruptura antes que las sanciones contra Rusia elevarán los precios mundiales de la energía y los alimentos.

Los aumentos de precios provocados por las sanciones se han visto agravados por el aumento del tipo de cambio del dólar frente a casi todas las monedas (irónicamente, excepto frente al rublo, cuya tasa se ha disparado en lugar de colapsar). Los precios de las materias primas internacionales todavía se cotizan principalmente en dólares, por lo que la apreciación del dólar está elevando aún más los precios de importación para la mayoría de los países.

El dólar en alza también eleva el costo en moneda local del servicio de las deudas externas. Muchos países de Europa y del Sur Global ya han llegado al límite de su capacidad para pagar sus deudas denominadas en dólares y todavía están lidiando con el impacto de la pandemia de Covid.

Ahora que las sanciones de EEUU y de la UE/OTAN han hecho subir los precios mundiales del gas, del petróleo y de los cereales, y que la apreciación del dólar ha elevado el costo del servicio de las deudas, los países se encuentran en una disyuntiva feroz: importar la energía y los alimentos que necesitan para vivir o pagar su deuda externa. Algo en este dilema tiene que ceder.

El martes 27 de septiembre, el secretario de Estado, Antony Blinken, derramó lágrimas de cocodrilo y dijo que atacar los oleoductos rusos “no beneficia a nadie”. Pero si ese fuera realmente el caso, nadie habría atacado las tuberías. Lo que Blinken realmente estaba diciendo era otra cosa: "No hagas preguntas tontas". Nadie cree que los investigadores de la OTAN vayan a trabajar en serio y pongan en evidencia a EEUU.

Los estrategas de Washington tienen un plan sobre cómo proceder a partir de aquí. Intentarán mantener una economía global neoliberal todo el tiempo que puedan. Usarán la estratagema habitual para los países que no pueden pagar sus deudas: el FMI les prestará el dinero, a cambio de la privatización de todo lo que queda de dominio público, de otros activos y de los recursos naturales. Ya hay ávidos inversores, entre los estadounidenses y sus aliados, dispuestos a comprarlos a precio de subasta.

¿Funcionará? ¿O los países deudores se unirán y encontrarán formas de restaurar el mundo sin las condiciones que pone EEUU?

Que el sur del mundo implemente una alternativa al orden neoliberal es la gran preocupación de los estrategas estadounidenses. Sus mejores pensadores saben que la crisis no se resuelve saboteando Nord Stream 1 y 2. La solución probablemente será, una vez más, la intervención militar y nuevas revoluciones de color para recuperar el poder perdido en el Sur Global y Eurasia

Sin embargo, el hecho que las sanciones antirrusas hayan funcionado justo de la forma contraria a lo que creía Biden ofrece una perspectiva para un nuevo orden económico. El desprecio que expresan los diplomáticos estadounidenses hacia otros países que actúan en su propio interés parte de una visión unilateral y presuntuosa: Washington cree que no hay alternativa al dominio del dólar [ni a sus cañoneras].

Por tanto, a menos que los países trabajen juntos para crear una alternativa al FMI, al Banco Mundial, a la Corte Internacional, a la Organización Mundial del Comercio (y a otras agencias de la ONU controladas por los estadounidenses) la dominación financiera y militar se seguirá desarrollando de acuerdo con las líneas que han planificado los estrategas de Washington.

Entonces, ahora la gran pregunta es la siguiente: ¿serán los países capaces de desarrollar un orden económico alternativo para protegerse de un destino como el que ha impuesto EEUU a Alemania y Europa?

Traducido por Observatoriocrisis.com. Revisado por La Haine.