Torra o la autonomía como estorbo
Francesc-Marc Álvaro .
Él buscaba un momentum de épica colectiva pero, finalmente,
solo ha encontrado un final triste de botella de champán sin burbujas. La
inhabilitación del president Torra es un fracaso de la democracia española y
también del independentismo catalán. Porque dos cosas son igualmente ciertas:
el Supremo ha dictado una medida desproporcionada –como han notado juristas
reputados– y Torra se ha jugado el cargo por una batalla simbólica menor que
–como le advirtieron todos sus consellers y Puigdemont– ha acabado debilitando
el autogobierno.
Rebobinemos. La decisión de poner a Torra en la presidencia
una vez era imposible investir a los otros candidatos, después de los comicios
celebrados en diciembre del 2017 bajo el 155, ha tenido un efecto funesto para
la credibilidad de las instituciones catalanas y, oso decir, para la imagen del
independentismo como opción de gobierno. No es solo que el abogado y editor
asumiera el cargo de modo explícitamente vicario, el problema tiene raíces más
profundas: Torra proviene del sector del independentismo que considera todavía
hoy que la transición es el pecado original de los partidos catalanistas, en la
línea de lo que Xirinacs –activista emblemático– sintetizó como “la traición de
los líderes”.
Sin las herramientas del autogobierno el catalanismo no
habría trascendido su carácter de contracultura
Con la conformación del primer Govern tripartito y la
apuesta estratégica de ERC por la alianza con socialistas y poscomunistas, este
independentismo de las esencias tardó poco en denunciar que el partido que
lideraba Carod-Rovira se había “vendido” a intereses espurios. Recuerden que
Joan Carretero acabó saliendo del Gabinete Maragall y, posteriormente, impulsó
Reagrupament, una versión actualizada del partido Estat Català, que abogaba por
la independencia exprés. Torra militó ahí, a la vez que colaboraba con los
democristianos soberanistas de El Matí y se dejaba querer por la Convergència
que había mamado el “Freedom for Catalonia” a partir de 1992.
Si se tiene todo eso en cuenta, no sorprende que Torra diga
lo que dice. En una entrevista en VilaWeb , el 131è president enseña las
cartas: “He llegado a la conclusión de que uno de los obstáculos para alcanzar
la independencia es la autonomía. Los límites de la autonomía que ha puesto al
descubierto esta legislatura también son los límites de lo que significa una
autonomía como esta: con interventores, con Mossos, con cualquier colectivo que
nos podamos imaginar”. La idea es errónea pero puede ser un calmante en tiempo
de frustración y pensamiento mágico. Pone en evidencia que hay entornos
inflamados que desean que el independentismo no tenga responsabilidad
institucional alguna y se dedique solo a la agitación, porque así no podrá ser
acusado de “colaboracionismo” (se utiliza esta palabra de manera nada inocente)
con el Estado español.
El fracaso del procés , en los términos agónicos de
simulación unilateral que se ha dado, abona –en algunos círculos– la tesis
engañosa de que la Generalitat es un estorbo para llegar a una república
catalana. Que eso lo diga un hombre que conoce bien la historia del país es
paradójico: sin las herramientas del autogobierno –primero la Mancomunitat y
después la Generalitat– el catalanismo no habría trascendido su carácter de
contracultura y contestación, y muy probablemente no habría podido crear un
marco de sentido mainstream ni consensos importantes.
Este menosprecio tan frívolo hacia la autonomía que
verbaliza Torra tiene un vínculo con un discurso ahistórico que algunos
entornos repiten desde que empezó el procés : el catalanismo es nocivo porque
ha impedido separarnos del Estado español. Esta falacia hace abstracción del
hecho que, hasta hace cuatro días, el independentismo ha sido minoritario,
marginal y absolutamente irrelevante. En esta línea, y según el último
inquilino de la Casa dels Canonges, “el independentismo no es una evolución del
catalanismo; el independentismo es ruptura; el independentismo persigue una finalidad
que es la república catalana y por lo tanto no le sirven los métodos del
catalanismo”. La historiografía más rigurosa sí habla, en cambio, de evolución.
Jordi Casassas, en su último y magnífico libro Pervivència de Catalunya ,
explica que la demanda de reconocimiento de los catalanes ha ido cambiando de
nombre pero tiene una continuidad indiscutible, eslabones de una misma cadena:
“El catalanismo nunca ha retrocedido en su reivindicación particularista; para
decirlo claro, nunca se ha dado un retroceso y se ha vuelto de un estadio
autonomista, pongamos por caso, a uno regionalista”. El debate está servido:
¿el estadio independentista –que hoy tiene un apoyo electoral muy importante–
crecerá, se estancará o reculará?
Pensar que la autonomía es un estorbo contribuye a erosionar el autogobierno y enaltece la pura impotencia a la espera de una ruptura idealizada. Pensar que el catalanismo merece un juicio negativo y que el independentismo tiene que ignorar sus valores pone en evidencia que algunos viven de espaldas a la complejidad de la Catalunya del siglo XXI. Con esta gente –que tildaría de blando a Prat de la Riba– será imposible hacer política. Estamos avisados.
https://www.lavanguardia.com/opinion/20201001/483772676775/torra-o-la-autonomia-como-estorbo.html.
Nota del blog.- El jurista Joaquín Urias dijo en la entrevista en enlace de abajo ."Creo que Torra se equivocó cuando dijo que había desobedecido”. No, no se equivocó lo hizo a propósito. Indudablemente el desobedeció al final y el retiro las pancartas. Pero luego ante el tribunal se afirmó en la desobediencia pues así les facilitaba la inhabilitación y su condena y era una forma de hacer resistencia.
Y el TS como son como el perro de Paulov cayó en su trampa. O le cumplio su gusto.
El artículo de arriba de Marc-Álvaro que conoce muy bien el "proceso”, y es independentista, lo cual no le empide verlo distanciado , lo deja claro. Por eso termina "estamos avisados". Como si ya no lo estuvieramos y fuera de ahora.
O sea que si Cataluña se hunde , la culpa será de la autonomía y de los autonomistas y de quien la defienda , por tanto de España y no de ellos .Y .. "Después de mi el diluvio”. Y tanto peor mejor . Y tira milla. Pero largarles esto y desde la Vanguardía o retaguardia , los sectarios lo excomulgan.
Pero lo hizo igual Mas después de aplicar la austeridad que tocaba por la crisis pactada con el PP y aumentar el cabreo de la gente, la culpa era de España y se fue pedir a Madrid la loteria y como no tocó , ya lo esperaba , se hizo independentista. Recordemos además que cuando las protestas cercaron el Parlament el entro en helicóptero y luego envió 20 cogidos por su policía a boleo entre los activistas. Igual que dias antes habian desalojado el 15M de la Plaza de Catalunya a garrotazos.
Curioso , algunos ni estaban allí si no que buscaron cabezas de turco entre
activistas conocidos comarcales y los enviaron a la Audiencia Nacional, y no a un juez natural como ellos piden ahora , pero algunos eran de
CUP y
se lo cobraron haciéndolo dimitir luego. Aquello de que, no hay mal que por bien no venga, y de lo que se come se cria , luego como aprendices de brujo tiene su penitencia en sus propios errores . Mal camino para lograr una revolución democrática, aunque los "jueces" españoles bien que les "ayudan" obcecados . Al final a lo mejor incluso lo logran .
https://www.naciodigital.cat/noticia/209308/joaquin-urias-es-buscava-condemna-torra-des-inici