viernes, 20 de marzo de 2020

Coronavirus y neoliberalismo .

Coronavirus y la otra pandemia: el desmantelamiento de la salud en el mundo

Más que la gravedad de la pandemia de coronavirus, preocupa el elevado nivel de contagio en poco tiempo, que es la causa del desborde del sistema sanitario. Si se prolongara durante dos años, como prevén algunos expertos, pero no hubiera grandes picos de internación, la situación sería menos grave.

En síntesis, el nudo del problema está en los sistemas de salud, que se han venido deteriorando como consecuencia de las políticas neoliberales de reducción de gastos sociales y privatización de servicios. Un somero repaso de las cifras de camas por habitante en diferentes países, pone al descubierto la crisis del sistema de salud.
Los cambios se aceleraron a raíz de la crisis de 2008. En 2006, la Unión Europea tenía 574 camas cada 100.000 habitantes, pero en 2017 la cifra había caído a solo 504 camas. Una disminución del 12%.
En la parte más alta de la gráfica, figura Alemania con 800 camas en 2017 (830 en 2016), el único país europeo que cumple con las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, de no menos de 800 camas cada 100.000 habitantes.
No es casualidad que Alemania presente en este momento uno de los niveles más bajos de muertos por infectados: 24 entre 9.257 infectados a fecha de la publicación de este artículo, apenas el 0,26%, diez veces menos que China y treinta veces menos que Italia, que supera el 7%.

Italia se sitúa en uno de los lugares más bajos de la tabla europea: en 2006 tenía 399 camas cada 100.000 personas y en 2017 cayó a solo 318, un descenso estrepitoso del 20%. Países mucho más pobres como Rumanía y Polonia, incrementaron las camas por habitante de 674 a 689 y de 647 a 662, respectivamente.
Bulgaria que tiene un PBI por habitante cuatro veces más bajo que Italia, aumentó su disponibilidad de camas en más del 18% en el mismo período. Datos generales que enseñan que la salud no depende mecánicamente de la riqueza de un país, sino de que sus autoridades la consideren un servicio o un negocio.
En América Latina, la disposición de camas muestra una situación aun peor. Cuba marcha a la cabeza con 520 camas cada 100.000 habitantes, seguida por Argentina con 500. A muchísima distancia le sigue Uruguay, con 280 camas, Brasil y Chile con 220. Una lista que se cierra con Haití, Honduras, Venezuela y Nicaragua, con menos de cien camas.
Privatización, la otra pandemia
La privatización de los servicios es otro dato fundamental, ya que aumenta la desigualdad en el acceso a la salud. En España la sanidad privada representa ya más del 30% del gasto sanitario, algo que se traduce en mayor opacidad y menor transparencia, según la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública (FADSP).
Según la misma organización, Madrid es la región que lidera los índices de privatización, así como el porcentaje de camas privadas sobre el total (27,7% en Madrid versus 5,1% en La Rioja). En la privada los datos enseñan sobre la utilización de estudios caros, como las pruebas diagnósticas de imagen. Un informe del sindicato UGT asegura que «en los últimos cuatro años, el porcentaje de inversión en la privada multiplicaba por tres el de la pública».
Una inversión de carácter especulativo, ya que no impidió que la crisis del coronavirus tenga su foco principal en la capital española, con el 44% de los contagios del país y el 72% de los muertos, al 17 de marzo.
Madrid destina elevadas sumas a la «atención especializada», cara y con resultados dudosos, mientras «destina muy poco a la Atención Primaria, que requiere de una inversión fuerte y urgente porque es el primer peldaño de la sanidad», según Marciano Sánchez Bayle, presidente de la FADSP.
En Italia, en diez años se perdieron 70.000 camas hospitalarias, se cerraron 359 departamentos y numerosos hospitales pequeños fueron abandonados. Entre 2009 y 2018 el gasto en salud creció 10%, frente a 37% de la OCDE.
Entre enero y febrero, el sector sanitario español perdió 18.320 trabajadores, en plena expansión del coronavirus. Además, los sindicatos del sector denuncian abuso de la contratación de interinos y la precariedad en el empleo, mientras las condiciones de trabajo son cada vez más duras.
Estados Unidos, líder mundial en desmantelamiento de la salud
Podríamos establecer una geopolítica del desmantelamiento de la salud y de la crisis sanitaria. Uno de los epicentros sería Estados Unidos, según el sociólogo y urbanista Mike Davis.
«La temporada de gripe de 2018, por ejemplo, superó a los hospitales de todo el país, mostrando la escandalosa escasez de camas hospitalarias después de 20 años de recortes de la capacidad de hospitalización en aras al beneficio».
Davis destacada los cierres de clínicas privadas y la escasez de personal, impuestos por la lógica de mercado, que «han devastado los servicios sanitarios en las comunidades más pobres y zonas rurales, trasladando la carga a hospitales públicos infradotados y clínicas para veteranos».
Los servicios de urgencias están sobrecargados, por lo que asegura que su país se enfrenta a un «Katrina sanitario», en referencia al huracán que arrasó la ciudad de Nueva Orleans en 2005.
Davis nos recuerda que «nada menos que 380.000 pacientes de residencias de ancianos mueren cada año debido al incumplimiento por parte de estas entidades de los procedimientos básicos de control de infecciones».
Como sabemos, Estados Unidos es el país referente en la privatización de la salud. Davis denuncia que las grandes empresas farmacéuticas dejaron de invertir en el desarrollo de nuevos antibióticos y antivirales.
«Los medicamentos para el corazón, los calmantes adictivos y los tratamientos de la impotencia masculina encabezan la lista de los más rentables, pero no los destinados a combatir las infecciones hospitalarias, las nuevas enfermedades y las tradicionales patologías tropicales».
Por eso vaticina que «dentro de un año puede que admiremos retrospectivamente el éxito de China en la contención de la pandemia, pero que nos horroricemos ante el fracaso de EEUU».

jueves, 19 de marzo de 2020

España y el Covi-19 .


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 Los amantes . Réne Magrite

España y el Covi-19 .


“Todo lo sólido se desvanece en el aire; todo lo sagrado es profano, y los hombres, al fin, se ven forzados a considerar serenamente sus condiciones de existencia y sus relaciones recíprocas”. (Karl Marx, El Manifiesto Comunista)

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 párrafo.. ......
Una crisis civilizatoria
Llegamos a esta crisis civilizatoria después de más de una década de la Gran Recesión de 2007-2008 y sin que la débil recuperación posterior haya permitido volver a situarnos en muchos casos en el punto de partida. Y como todos sabemos, las políticas de austeridad neoliberales han tenido efectos demoledores en el gasto público, muy especialmente en el gasto social. Las políticas neoliberales del PP y de CiU en Cataluña recortaron todo lo que pudieron en la sanidad pública. En Madrid, hace doce años disponía de 2.100 camas más que hoy y se perdieron 2.200 trabajadores. El colapso hospitalario para afrontar la crisis se explica por esos recortes. Ahora proclaman que quieren contratar a 1.700 trabajadores con urgencia, pero ese número ni siquiera llega a las plantillas de hace doce años. Los profesionales critican, además, que no se contraten no sanitarios, sin los cuales es imposible que funcionen los hospitales, como celadores, servicio de limpieza, etc. En Cataluña, la situación no es mejor. La sanidad catalana es la que menos inversión por habitante realiza, 1.192 euros. El presupuesto destinado a sanidad bajó del 40% al 32%. Ambas comunidades se han distinguido por desplazar hacia la sanidad privada una parte del dinero público, que ha servido para sostener económicamente los hospitales privados mientras se desprestigiaba a la pública.

.sigue  ......... ver artículo completo
http://www.sinpermiso.info/textos/para-derrotar-al-coronavirus-y-la-recesion-hacen-falta-politicas-republicanas-de-izquierda

http://www.sinpermiso.info/textos/madrid-y-el-covid-19


Nota del blog .Según la Organización Mundial de la Salud, las camas para casos agudos y cuidados intensivos en Italia se redujo a la mitad: en los últimos 25 años de políticas neoliberales, de 575 lugares cada 100.000 habitantes a 275 en la actualidad.

miércoles, 18 de marzo de 2020

La UE , ni está , ni se le espera.


Europa se pega tiros en los pies

Juan tORRES LÓPEZ
La reunión que celebró ayer el Eurogrupo fue otra decepción. Después de cinco horas y en medio de una catástrofe de perspectivas cada vez más negras, los ministros de economía y finanzas fueron incapaces de llegar al único acuerdo que hoy día cabe alcanzar: que ante una situación de emergencia sanitaria y de consecuencias económicas funestas que afecta a todos los países de la Unión Europea, es imprescindible poner sobre la mesa recursos extraordinarios, urgentemente y en común. No hay otra.
En lugar de eso, los dirigentes europeos han caído en la misma torpeza con la que actuaron en la crisis de 2008.
sigue...
https://blogs.publico.es/juantorres/2020/03/17/europa-se-pega-tiros-en-los-pies/




martes, 17 de marzo de 2020

La monarquía y el corinavirus .






Juan Carlos I, símbolo y síntoma de un régimen corrupto







Sin pretender negar la gravedad de la crisis sanitaria generada por el coronavirus –con el riesgo de que se convierta en coartada de los grandes poderes económicos para aplicar, una vez más, la doctrina del shock contra los y las de abajo-, y sin olvidar la tragedia cotidiana que se está viviendo en lugares como Lesbos, la noticia de que en 2012 el rey emérito regaló a Corinna Larsen 65 millones de euros -parte de los 100 millones donados por el rey de Arabia Saudí en agosto de 2008 a cambio del acuerdo del AVE a La Meca- no debería pasar por alto como una anécdota más. Porque a eso es a lo que quieren reducirla la mayoría de los medios de comunicación españoles y el establishment en general, con los partidos del régimen a la cabeza.
Escándalo de Estado
Contrariamente a lo que se busca con ese cierre de filas, hay que decir bien alto que nos encontramos ante un verdadero “escándalo de Estado”, como bien lo ha definido un editorial de ctxt, y que su investigación a fondo debería obligar a adoptar medidas de salud democrática inmediatas que abrieran el debate sobre la necesidad de introducir en la agenda política la convocatoria de un referéndum sobre la forma de Estado. Demanda, por cierto, que según encuestas no oficiales (porque el CIS sigue negándose a preguntar sobre esta materia) cuenta con el apoyo de una mayoría de la sociedad española, especialmente entre las nuevas generaciones y abrumadoramente mayoritaria en Catalunya y Euskadi, así como con una ya larga lista de consultas populares celebradas en los últimos años en muy diferentes lugares.
En efecto, se han ido acumulando demasiadas informaciones no desmentidas (en los últimos tiempos procedentes de importantes medios occidentales, como ha ocurrido en esta ocasión desde el paraíso fiscal suizo) sobre los grandes negocios sucios de la Casa Real, de los que el juicio y condena a su yerno Urdangarín solo permitió ver la punta del iceberg. De todo el mundo es sabido el papel que Juan Carlos I ha ejercido a lo largo de todo su reinado en el tráfico de influencias a favor de los grandes poderes económicos españoles y de su propio beneficio, tanto aquí como a escala internacional en nombre, eso sí, de una “política de Estado” y no cabe duda de que su hijo le ha tomado el relevo.
En realidad, los Borbones de la segunda Restauración no hacen más que seguir la estela de sus antepasados a lo largo de nuestra historia contemporánea como reflejo fiel de “la decadencia del país y la putrefacción de las clases dominantes”, con palabras de Trotsky, quien no hacía más que recordar la que ya hiciera Marx del absolutismo monárquico español. Con la única diferencia de que ahora han ido ampliando su área de influencia a medida que se ha ido transnacionalizando un bloque de poder sin reparo alguno para estrechar amistades tan enriquecedoras con dictaduras como la de Arabia Saudí.
Con todo, lo más grave en este caso es que, tratándose de una noticia que no tiene nada que ver con las funciones de la Corona que establece la Constitución y que además afecta a un rey emérito, los partidos del régimen se han vuelto a negar en la Mesa del Congreso a crear una Comisión parlamentaria de investigación para determinar en su caso “las consiguientes responsabilidades éticas y políticas”. Apoyan su rechazo en una interpretación completamente abusiva del artículo 56.3 (según el cual la persona del rey es inviolable y no está sujeta a responsabilidad) y del artículo 65 (que le permite distribuir “libremente” la cantidad global que reciba de los Presupuestos del Estado). Rechazo “jurídicamente no justificado y enormemente grave desde el punto de vista político”, como ha denunciado Gerardo Pisarello, miembro de la Mesa y del único grupo parlamentario que ha votado en contra de esa decisión.
Porque ¿qué sentido tiene aplicar esa inviolabilidad e irresponsabilidad, algo de por sí un privilegio, a actuaciones de un rey que no tienen nada que ver con el ejercicio de su cargo, sino todo lo contrario, ya que solo están al servicio de su beneficio personal ilegal? El único que tiene es, obviamente, el de persistir en continuar considerando intocable una institución que, lejos de haber sido el “motor del cambio”, es desde el mismo momento de su restauración por Franco y su imposición a través de los consensos de la Transición (recordemos la negativa de Adolfo Suárez a convocar un referéndum en 1978, como se hizo en Italia y Grecia, por temor a perderlo) la máxima representación de un régimen cuya reforma en un sentido democratizador en uno u otro de sus pilares se está demostrando imposible. La mitificación de su papel salvador en el golpe del 23F sigue teniendo muchas sombras, entre ellas la reunión celebrada al día siguiente en la que llegó a un acuerdo con los partidos de ámbito estatal para emprender una contrarreforma autonómica (Clavero, 2019: 71-72).
Un rey que ni siquiera tuvo que jurar la Constitución porque su origen es anterior, como se dice en su artículo 57.1, por ser “legítimo heredero de la dinastía histórica”, la de los Borbones, y que, sin embargo, ordena que se cumpla esa ley fundamental, siempre con la baza de tener el mando supremo de las Fuerzas Armadas. Una monarquía, en fin, que se presenta como “símbolo” de la “unidad y permanencia” del Estado (art. 56.1), o sea, de la “unidad de España”, consagrada como metaderecho fundamental, según la interpretación que han ido haciendo el Tribunal Constitucional y el Tribunal Supremo.
¿Monarquía parlamentaria?
Pero es que además, pese a ser formalmente una “monarquía parlamentaria” que “arbitra y modera el funcionamiento de las instituciones”, en realidad su papel ha sido cada vez más intervencionista en la política interior y exterior española. Bastaría con repasar muchos de sus discursos y, sobre todo, con sacar a la luz los “secretos oficiales” que podrían desvelar su constante trabajo sucio desde las cloacas. Se ha ido conformando así un presidencialismo disfrazado que tiene en Felipe VI un fiel continuador, como pudimos comprobar con su discurso el 3 de octubre de 2017 en defensa de la represión contra quienes en Catalunya reclamaron y ejercieron su derecho a votar sobre su propio futuro. Un activismo institucional que se ha ido manifestando también en las consultas de los últimos años para la investidura de la presidencia del gobierno, pretendiendo asumir como propia la competencia de proponer a un candidato, como ha criticado muy acertadamente Joaquín Urias (2019).
A lo largo, pues, de estos más de 40 años, se ha ido consolidando un proceso que, a medida que se fue abriendo la crisis de régimen a partir sobre todo de 2010, ha llevado a otorgar a la monarquía mayores poderes de hecho. Hasta el punto que, como también denuncia Urias, la fiscalía del Estado en el juicio al procés, llegó a presentar a aquélla como “garante” de la Constitución…material, convertida ya en una “democracia militante”, pese a los desmarques retóricos que respecto a la misma ha manifestado el Tribunal Constitucional.
Así que sobran razones para seguir rechazando toda legitimidad a esta monarquía heredera del franquismo, corrupta y cada vez más autoritaria. Para avanzar por ese camino, sin embargo, ya hemos visto que no podemos confiar en un parlamento en el que la mayoría de las fuerzas políticas presentes son firmes defensoras de esa institución y ni siquiera se atreven a poner en pie una comisión de investigación sobre el nuevo escándalo protagonizado por el rey emérito. Solo desde algunos parlamentos autonómicos, como el catalán, y ayuntamientos, como el de Barcelona, se ha expresado una mayoría contraria a la monarquía, si bien inmediatamente hemos visto cómo el Tribunal Constitucional ha salido en defensa suya anulando las resoluciones acordadas.
Queda todavía abierta la vía judicial respecto al caso que nos ocupa, pero, como estamos viendo con la querella argentina sobre los crímenes del franquismo, sin la presión de la movilización popular no podemos tener muchas esperanzas de que llegue hasta el final. Así que habrá que seguir trabajando a favor de iniciativas ciudadanas que reclamen el procesamiento de Juan Carlos I y redoblen el esfuerzo por ejercer el derecho a decidir sobre la forma de Estado. Será en el marco de esas actividades como deberemos impulsar un proyecto republicano, confederal, social, feminista, ecologista y antirracista.
Referencias
Clavero, Bartolomé (2019) “Desde el principio’: La quiebra jurisdiccional”, en B. Clavero, Constitución a la deriva, Pasado y Presente, Barcelona.
Urias, Joaquín (2019) “La monarquía y la crisis independentista catalana (la Constitución material al rescate del Estado)”, en I. Lasagabaster (ed.), Crisis institucional y democracia (A propósito de Cataluña), Tirant lo blanc, València.
Jaime Pastor es politólogo y editor de Viento Sur Fuente: https://www.vientosur.info/spip.php?article15701

lunes, 16 de marzo de 2020

Virus y capitalismo.


El virus y la economía: mucho peor de lo que parece

Juan Torres López 
¿Un simple virus puede poner en solfa al mundo entero? ¿Una economía mundial tan potente y asentada pueda estar en peligro por esa causa? ¿Se pueden venir abajo las bolsas sólo por el efecto de la propagación de un virus? ¿Qué está pasando y qué puede pasar, por qué tanta alarma?
Es normal que la mayoría de la gente se haga este tipo de preguntas pero me temo que las respuestas que se están dando son confusas y que generan más dudas de las que resuelven.
Sobre la epidemia, lo cierto es que todavía no se sabe bien cuál puede ser su verdadera magnitud. Parece ser que si se aplican medidas de aislamiento e higiene que eviten su propagación, sobre todo a personas especialmente vulnerables, en muy pocas semanas se podría frenar su expansión sin que se produzca un efecto especialmente dramático. Eso es lo que parece que ha ocurrido en China, gracias a que allí hay un sistema de toma de decisiones muy centralizado, dictatorial, y en donde se han podido aplicar recursos millonarios para aislar a la población. Pero es difícil que se pueda actuar del mismo modo en otros países, de modo que no se puede descartar un contagio exponencial que afecte a millones de personas en unas cuantas semanas.
Diferentes estudios realizados en los últimos años sobre los efectos económicos de este tipo de epidemias nos permiten saber algunas cosas. Primero, que es seguro que lo que está pasando tendrá consecuencias y costes; segundo, que su efecto final dependerá del tiempo que dure la alarma y del frenazo de la actividad que produzca; y, tercero, que sólo si se actuara con gran ineficacia y se alcanzara un nivel de mortalidad ahora mismo posiblemente impensable (más 15 millones de muertos al año), quizá se produciría un coste que comenzaría a ser más o menos equivalente al que supuso la última gran crisis.
Sólo si se actuara con gran ineficacia y se alcanzara un nivel de mortalidad ahora mismo posiblemente impensable (más 15 millones de muertos al año), quizá se produciría un coste que comenzaría a ser más o menos equivalente al que supuso la última gran crisis 
A pesar de eso, a mi me parece que el peligro al que nos enfrentamos no es la difusión de un virus ni aunque este fuese mucho más letal de lo que ahora podamos imaginar que llegue a ser el coronavirus en el peor de los casos.
El problema grave que tenemos delante de nuestras narices y al que no le estamos dando la importancia que tiene es la situación en la que se encuentra el sistema en el que vivimos, el capitalismo de nuestros días. Un sistema complejo que tiene propiedades que le hacen funcionar de un modo muy específico.
Estos sistemas, como el capitalismo, son imprevisibles y permanentemente inestables, y de ahí que sea muy difícil predecir cuál será su evolución. Pero sí sabemos, sin embargo, algunas cosas importantes sobre su funcionamiento y evolución y, sobre todo, sobre lo que puede hacer que colapsen.
Sabemos, por ejemplo, que los sistemas complejos como el capitalismo viven al borde o expuestos permanentemente al fallo sistémico y fatal, que tienden constantemente a la crisis y que están siempre en peligro de colapsar, precisamente porque su complejidad no es otra cosa que inestabilidad y desorden.
Pero, al mismo tiempo, también sabemos que la gran probabilidad de fracaso, de fatalidad, que acompaña a cualquier sistema complejo hace que generen en su seno constantes y potentes elementos de protección. Por eso pueden resultar muy seguros a pesar de ser, al mismo tiempo, muy propensos al colapso. Precisamente por eso.
En segundo lugar, sabemos también que los sistemas complejos casi nunca colapsan por el efecto de un solo fenómeno. Para que se produzca un fallo total, sistémico, fatal, para que colapsen, es necesario que concurran diferentes fallos al mismo tiempo.
Y es muy importante saber que estos sistemas funcionan siempre en condiciones degradadas, es decir, con muchos fallos latentes que es imposible erradicar, bien porque se desconocen, porque no compensa o porque no se quiere asumir el coste de eliminarlos en todo o en parte.
Las consecuencias de esto que sabemos sobre los sistemas complejos son de aplicación a lo que está pasando con la epidemia del coronavirus
En primer lugar, que es muy difícil que resulte tan fatal como se está creyendo. El sistema se está defendiendo del "fallo" en su funcionamiento que supone el coronavirus con mecanismos del propio sistema que son seguramente mucho más potentes de los que serían realmente necesarios para evitar que se convierta en un peligro global o letal. Y, como he dicho, es altísimamente improbable, por no decir, imposible, que el sistema en su conjunto se vea afectado fatalmente por un solo fallo o factor.
Pero, en segundo lugar, hay algo que es mucho más preocupante.
La epidemia del coronavirus constituye un fallo añadido en el sistema que si se contempla linealmente puede parecer poca cosa. Pero que puede resultar de efectos muy graves si se tiene en cuenta que su presencia muta la condición del sistema en su conjunto porque interactúa con otros de sus fallos latentes. Es decir, el coronavirus es realmente peligroso no por lo que supone en sí mismo sino porque aumenta mucho la degradación del sistema en su conjunto, en mucha mayor proporción de la que correspondería a su aislada naturaleza de epidemia sanitaria.
A mi juicio, la extraordinaria gravedad del coronavirus no es el daño que produciría una epidemia si se pudiera contemplar aisladamente, sino la aceleración del efecto degradante o destructor de los demás fallos que estaban más o menos contenidos hasta ahora.
Ya escribí hace unos meses que se estaba gestando una crisis de muchos frentes pero que -a corto plazo- tenía tres manifestaciones o vías de expansión principales: las bolsas, que han alcanzado una sobrevaloración disparatada que las lleva a estallar antes o después; la deuda en crecimiento insostenible; y el bloqueo de la oferta como consecuencia de la continua caída de la rentabilidad del capital material en favor del beneficio financiero.
Los problemas que puede traer ahora la propagación del coronavirus tienen que ver justamente con esa crisis de oferta que ya en los últimos meses se estaba produciendo en casi toda la economía mundial en forma de una desaceleración relativamente atenuada.
Ahora, las respuestas que inevitablemente van a tener que adoptar los gobiernos para evitar el contagio van a bloquear todavía más la oferta y sus consecuencias van a ser varias, pero todas con algo en común: reactivar los fallos hasta ahora latentes o adormecidos.
Las respuestas que inevitablemente van a tener que adoptar los gobiernos para evitar el contagio van a bloquear todavía más la oferta y sus consecuencias van a ser varias 
En primer lugar, va a disminuir la producción, se van a desarticular los canales de suministro y distribución, van a producirse carencias de aprovisionamiento a escala global y la crisis empresarial va a generalizarse, disminuyendo mucho más la rentabilidad del capital que mueve los motores de la economía productiva. La crisis de oferta va a ser muy fuerte.
En segundo lugar, va a aumentar la deuda empresarial y la dificultad para hacerle frente por parte de miles de empresas, especialmente por las "zombis" que hasta ahora han estado manteniendo su actividad a base de más deuda, pero sin generar beneficio suficiente.
En tercer lugar, el cambio de expectativas, la posibilidad de que se produzcan quiebras en cadena y movimientos extremos por parte de las autoridades en materia de gasto e intervención financiera, van a producir un caos bursátil de la mano de las operaciones automatizadas, de los algoritmos que utilizan los grandes fondos especulativos. Las bolsas, como ya anticipé, son ahora mismo el eslabón más débil y volátil del capitalismo, estaban a punto de saltar y el virus va a hacer que estallen sin remedio.
En cuarto lugar, todo eso va a afectar al sector financiero que perderá negocio solvente y frenará la financiación, amplificando los problemas anteriores, cuando no sufriendo él mismo una nueva crisis financiera.
En quinto lugar, la intervención de las autoridades va a ser bastante complicada y poco efectiva porque ahora no se trata de impulsar la demanda inyectando capacidad de gasto (que hará falta) sino de poner en pie la oferta, y eso es mucho más difícil cuando las empresas cierran y las redes productivas se han boqueado.
En sexto lugar, no descarto que, precisamente por el bloqueo de la oferta, se produzca un rebrote inflacionario que pondría a los bancos centrales ante un dilema terrible, pues estarían obligados a frenarlo. Y entonces estará por ver cómo podrán soplar y sorber al mismo tiempo, es decir, hacer política expansiva y contractiva a la vez.
Si no se toman medidas drásticas para evitar los contagios, si no se aísla a la población, la expansión de la pandemia es casi segura y esa expectativa de crisis paralizaría la actividad. Pero la cuarentena y el aislamiento también la frenará sin remedio. No hay salida. Pero el problema no es el virus, sino un sistema complejo en el que un fallo aparentemente sin demasiada importancia puede reactivar otros fallos hasta ahora latentes o medio controlados. Y es esa conjunción de factores lo que va a crear una situación nueva y que representa un peligro muy serio.
Si los fallos latentes diversos se hacen expresos y si su aparición coincidente los convierte en un fallo único y estructural, nos vamos a enfrentar a un problema económico hasta ahora desconocido en la época del capitalismo globalizado y neoliberal.
Y las recetas que los gobiernos y las autoridades monetarias han venido utilizando no les van a servir. Ahora tendrían que pensar "al revés" de como lo han hecho hasta ahora desde hace décadas y eso no les va a resultar fácil. No tienen soluciones porque ni siquiera se pueden imaginar cuál es la naturaleza del problema que tienen por delante. De ahí que estén desorientados y sin saber bien qué hacer.
El virus es la pequeña mariposa de la teoría del caos: el suave movimiento que producen sus alas en una esquina del planeta se está empezando a traducir en una tempestad a miles de kilómetros. La gente lo intuye con más sabiduría que los políticos y economistas que siguen creyendo que sólo se trata de tomar medidas sanitarias acompañadas de otras cuantas económicas convencionales, cuando el peligro verdadero está en otro lado, en los fallos estructurales del sistema que el virus puede haber reactivado ya.
Hablaré de alternativas en el siguiente artículo pero anticipo la principal: es obligado que vivamos de otro modo.


sábado, 14 de marzo de 2020

El Covid-19 y las realidades incómodas .


 

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El Covid-19 hace de Bin Laden, entre otras 11 verdades incómodas

  1. Este coronavirus se parece asombrosamente al terrorista saudí y el agente de la CIA Osama Bin Laden, no el de los años ochenta sino el de la década de 2000: es invisible, tiene una gran capacidad de movilidad, puede aparecer en cualquier rincón del planeta y en cualquier momento, su amenaza es novedosa, terrorífica, y ni el despliegue del conjunto de los países más poderosos del mundo puede acabar con él hasta dentro de unos años. Incluso si llega a "morir", puede tener varios dobles que continúen con la buena vida.
  2. La psicosis impulsada por los gobernantes y sus medios de comunicación, que en una astuta división de trabajo, unos invitan a la calma (para mantener el control sobre la población) y los otros no paran de inyectar el pánico en las masas, convirtiendo a coronavirus en el UNICO tema de la prensa de masa. Así, el bicho ha conseguido apartar el drama de los refugiados de Idlib, los bombardeos sobre Yemen y el asesinato de un niño cada 10 minutos por el hambre impuesto por EEUU-Arabia; o la naturaleza de la supuesta paz entre EEUU y los terroristas Talibán, entre otros.
  3. Las analogías históricas a veces nos ayudan a visualizar unas perspectivas que hoy se manifiestan opacas, borrosas. Al igual que hubo un antes y un después del 11S., tanto para la clase dominante mundial como para los ciudadanos y las poblaciones vulnerables de diferentes estados, habrá un "nuevo" mundo después del Covid-19: los ciudadanos asustados renunciarán por "su propio bien" a su libertad de movimiento, comunicación, asociación, manifestación, etc. y aceptarán que las grandes compañías farmacéuticas, entre otras, devoren los fondos que iban a ser destinados a crear puestos de trabajo, paliar las brutales desigualdades existentes, etc. aumentando la fortuna de este 1% de la población mundial que acapara el 82% de la riqueza del planeta. La fuerte caída de los mercados no hará más pobres a los trabajadores, ya que en un país como EEUU el 10% más rico de la población representa más del 80% de las acciones de las empresas. Con este virus gana, por ejemplo, la británica GlaxoSmithKline y la Coalición para las innovaciones en preparación para epidemias (CEPI), aumentando el valor de las acciones de Big Pharma en la bolsa. La propia OMS, poderoso organismo de farsantes que dirige nada menos que la salud internacional, y está compuesta por comerciantes de la industria médica, declaró en 2009 el brote de gripe porcina como una "pandemia global", pronosticando que "hasta 2.000 millones de personas podrían infectarse en los próximos dos años", forzando a los gobiernos a gastar miles de millones de euros en la compra de vacunas que luego tuvieron que tirar.
  4. Aunque fuese por un objetivo legítimo como controlar la propagación del virus, un gobierno, en este caso el chino, consiguió algo sin precedente en la historia: impedir el movimiento, primero de 11 millones de habitantes de Wuhan, y después de los 57 millones de la provincia Hubei, mientras los drones sobrevolaban el cielo de Hubei para vigilar la aplicación de la medida, que se consiguió gracias a una combinación de la confianza de la gente en las autoridades y la fuerza bruta contra los rebeldes. El experimento ha sido copiado por el gobierno italiano que ha bloqueado a 16 millones de ciudadanos, una cuarta parte de la población, mientras otros estados barajan probarlo, aunque no haga falta. ¡Luego nos acostumbraremos! Desde el 11S, ya se ha normalizado que, por ejemplo, millones de ojos de las cámaras nos vigilan por doquier, o nos traten como tontos en los aeropuertos durante los controles, ¡como si antes de pasar por el aro no se podía hacer estallar un petardo en el recinto! Antes de China, en EEUU y tras el 11S. The Model State Emergency Health Powers Act (MSEHPA) para controlar las epidemias y actuar en caso del bioterrorismo, otorgó un amplio poder a las autoridades para poner en cuarentena a las poblaciones enteras, forzarles a ser vacunadas e incluso movilizar a los militares para actuar bajo el pretexto de "contener el brote". MSEHPA ha sido criticado por ser un asalto sin precedentes a los derechos constitucionales de los ciudadanos.
  5. El Covid-19 podrá ser presentado por los gestores del capitalismo, no como resultado del sistema, sino el causante de la grave crisis económica que se avecina.
  6. El "Nuevo peligro amarillo" y el "Virus chino" forman parte de la campaña sinófoba de las fuerzas fascistas, como Matteo Salvini o Marine Le Pen, que han culpado a los inmigrantes por la propagación del virus.
  7. Trump que no ganó la guerra comercial contra China, ahora ve cómo el mundo entero ha congelado sus transacciones con su enemigo, aislándolo. Esta es la segunda pandemia que sufre China durante la guerra comercial con EEUU: la primera fue en el 2018 y por la gripe aviar H7N4, y la gripe porcina africana que además de matar a cerca de 600 personas eliminó a millones de pollos y cerdos, obligando a China comprar productos derivados a EEUU. La ciudad Wuhan tuvo un crecimiento del 7.8% en 2019, y es la sede de unas 300 de las 500 principales compañías del mundo y planeaba crear en 2020 unos 220,000 nuevos empleos. Aun así, es difícil contener a China: alrededor del 80% de los medicamentos de EEUU, por ejemplo, se fabrica en este país, entre ellos los antibióticos, los suministrados para el cáncer, el Alzheimer o el VIH. La construcción de un hospital en Wuhan de 25.000 metros cuadrados en 10 días fue uan pequeña exhibición de un poder que hay que tomarlo muy en serio. En 2003 levantaron en Pekín el Hospital de Xiaotangshan en tan solo siete días para combatir el SARS. A pesar de su crítica situación, Beijing ha enviado expertos y material médico a España, Italia e Irán para ayudarles en contener la enfermedad, mientras en la otra punta Trump ha suspendido durante 30 días de vuelos procedentes de Europa, sin siquiera avisar a sus aliados.
  8. La realidad del virus ha desnudado a los reyes incompetentes, líderes populistas, déspotas mentirosos y los bufones. En vez de declarar la sanidad pública y gratuita, el germenófobo presidente Donald Trump, encerrado posiblemente en la habitación de pánico, y con el grito de "¡Necesitamos el muro!" aprovecha el virus pensando en su reelección, que justamente por este agente va a tenerlo algo más complicado que antes.
  9. El virus aumentará la deuda de los estados al FMI y el Banco mundial. Irán, por ejemplo, que sufre un bloqueo brutal por parte de EEUU, ha pedio al FMI unos 5.000 millones de dólares para prevenir y curar a los afectados.
  10. En el marco de la "Destrucción creativa" del capitalismo, esta es la oportunidad para dar un salto en la aplicación de la inteligencia artificial, sustituyendo a los trabajadores por robots "impidiendo el contagio".
  11. Es es probable que Covid-19 haya aparecido por casualidad, y hasta hoy no se ha localizado ni identificado el 'paciente cero', aun así, han aparecido varias "teorías" al respecto:
    a) COVID-19 es chino: y hay dos ideas: 1) el diario Washington Times refleja el relato opaco de Danny Shoham, que afirma ser un ex oficial de inteligencia militar israelí, de que el Instituto de Virología de Wuhan podría estar colaborando con el programa de guerra biológica del ejército chino, aunque no dice que el virus se haya escapado de este laboratorio, ni que el brote fuese el resultado de un arma biológico. Y 2) Que los animales salvajes vendidos el mercado de en Wuhan fueron el origen de nacimiento del virus. El portal chino de investigadores científicos ChinaXiv lo niega. Además, "aunque el COVID-19 se descubrió por primera vez en China, no significa que se originase en China", afirma el principal especialista en enfermedades respiratorio del país, Zhong Nanshan.
    b) COVID-19 nació en EEUU: y hay dos ideas: 1) en agosto del 2019, Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EEUU (CDC) clausuraron el laboratorio USAMRIID de investigación militar de armas biológicas de Fort Detrick en Maryland- que trabaja con agentes patógenos más peligrosos del mundo como el ébola, el ántrax, la bacteria Yersinia pestis-, por no cumplir con los estándares de seguridad establecidos que eviten la pérdida de los patógenos (como carecer de sistemas capaces de descontaminar las aguas residuales o la formación continua para trabajar en los laboratorios) y "poder representar una amenaza grave para la salud pública". Los CDC no proporcionaron más detalle por "razones de seguridad nacional", informó el New York Time. Una opacidad que impide saber si el virus se escapó de este laboratorio, o cuántos estadounidenses están infectados. Y 2) Que COVID-19 es un arma biológica de EEUU contra China: En 2013, el coronel de la Fuerza Aérea de China, Dai Xu, acusó al gobierno de los EEUU de liberar el virus de la gripe aviar H7N9 en China como un acto de guerra biopsicológica. Xu recordó la epidemia SARS del 2003 y que "en ese momento, EEUU estaba luchando en Irak y temía que China aprovechara la oportunidad -concluye- Toda China cayó en crisis y eso fue exactamente lo que EEUU deseaba". ¿Insinúa que Trump echando mano a este virus pretende conseguir lo que no ha obtenido de su guerra comercial o en su batalla contra Huawei? Sin duda, el aislamiento de China, perjudica también a Rusia e Irán para la felicidad de Washington. Todos recordamos el 5 de mayo del 2003, cuando el Secretario de Defensa de EE. UU., Colin Powell llegó a mostrar en el Consejo de Seguridad de la ONU un tubo con tiza y juró que era una muestra de los 25.000 litros de ántrax que poseía Iraq, y que Sadam Husein los metía en unos sobres y los enviaba por el correo postal a EEUU matando a bebés y ancianos. Este fue uno de los pretextos de Bush para bombardear Iraq, aunque luego la prensa confesó que el autor-terrorista era un compatriota llamado Bruce E. Ivins, empleado durante 18 años en el Instituto Militar para el Estudio de Enfermedades Infecciosas. Habia liberado las bacterias de ántrax, según el FBI, para probar la vacuna sobre humanos afectados: él "murió" en la cárcel para que nunca sepamos la verdad. Que los dos principales focos del contagio hayan sido China e Irán -países con los que EEUU está en "guerra" económica-, aumenta esta sospecha.
    c) Otra hipóstasis sitúa el origen de los últimos brotes epidémicos, - el SARS, la gripe aviar, la gripe porcina, el MERS, el ébola, y el Zyka en la agricultura, y la cruel industria ganadera intensivas. El lema del capitalismo "reducir los costos para aumentar los beneficios" recorta la inversión en la investigación de las enfermedades del ganado, o utiliza menos espacios para los animales amontonados y enfermos enjaulados, provocando al final la "venganza poética de los animales" oprimidos y explotados contra el inhumano sistema en el que vivimos.
La actual crisis económica, que ha eliminado 6 billones de dólares de las acciones en la bolsa, se asemeja a la Gran Depresión: como consecuencia ¿habrá un nuevo ciclo de grandes guerras bélicas (más allá de la guerra comercial y política), -adaptadas a los avances tecnológicos del siglo XXI-, para un nuevo equilibrio de fuerzas y un nuevo reparto de las zonas de influencia a nivel global? Sin duda, aprovecharán la ausencia de un movimiento contra las guerras imperialistas, y la indiferencia social y política ante la muerte diaria de al menos 100.000 personas solo por el hambre, de las que 8.500 son niños. Sólo en 2017, cerca de 6,3 millones de niños menores de 15 años murieron por causas prevenibles, o sea,  un niño cada 5 segundos. Y aquí, en los países europeos, nuestros políticos nos enseñan cómo lavarnos las manos.
https://blogs.publico.es/puntoyseguido/6312/el-covid-19-hace-de-bin-laden-entre-otras-11-verdades-incomodas/

 El Roto.

Nota del blog  .-En medio de la rápida extensión del COVID-19 en EE.UU. y la ineficacia del sistema de salud para contenerlo, reportan que hay más de 100 000 contagiados en Ohio. Mientras Trump lo oculta . 

viernes, 13 de marzo de 2020

¿Habrá un “corona-bono” en la UE?





En aguas desconocidas 
Rafael Poch.
Con casos detectados en más de setenta países y brotes preocupantes en varios de ellos (y subiendo), ya nadie parece discutir la importancia de la pandemia. Caen bolsas, se rompen cadenas de suministro mundiales y una recesión global está a la vuelta de la esquina. Las aclamadas comparaciones iniciales con la simple gripe ya se han guardado discretamente en el cajón. También han remitido, aunque no han cesado, las campañas de ridiculización de China y el desprestigio de sus líderes, que ahora resulta que lo hicieron bastante bien (repasen las portadas de febrero de los grandes semanarios anglosajones y germanos).
Las reticencias iniciales de los gobiernos europeos a tomar medidas drásticas, perdiendo un tiempo precioso, para contener la expansión del coronavirus y subestimando las evidencias de una emergencia global, recuerdan a la actitud habitual en materia de crisis climática. No es que “desde que existe el Covid-19 ya no ocurre nada, ya no hay cambio climático”, es que es lo mismo: el mismo ciego dirigiendo la cordada.
En Bruselas, radiografía plana. El viernes se contaban en Europa unos 7000 afectados, una cifra comparable a la que China registró el 30 de enero. Para entonces en China ya llevaban una semana adoptando drásticas medidas de contención. “Esos datos permiten considerar probable que Europa vaya a ser afectada por la pandemia de una forma más fuerte que China”, señala Alexander Unzicher, un experto alemán que hace suya la máxima, “Es más sabio alarmarse pronto que alarmarse tarde”.  El comunicado de la Comisión Europea del 4 de marzo decía lo siguiente: “Vigilamos la situación de muy cerca y haremos todos los esfuerzos necesarios”. De momento las cosas ocurren en los estados nacionales. En Italia, un médico de Bergamo, Daniele Macchini, ha causado gran impresión al explicar que a causa de la saturación de pacientes y a la escasez de aparatos de respiración, los médicos tienen que elegir entre los casos graves a aquellos que tienen mayores posibilidades de sobrevivir. La situación cambia de una semana a otra: comienzan a escucharse patrióticos discursos de los jefes de gobierno europeos a sus ciudadanos.
Aislamiento. ¿Una saludable cura de adelgazamiento en casa, en el torbellino de esta absurda hiperactividad? Pero hay mucha gente que no puede permitirse un aislamiento sin paga durante dos semanas. En el documento de 27 páginas del gobierno británico sobre la respuesta al virus se contempla un escenario en el que “hasta uno de cada cinco empleados podría ausentarse del trabajo en las semanas agudas”. ¿Cómo gestionarían eso?
Según un informe de 2015, hasta 56 países, ricos y pobres,  recortaron sus presupuestos de sanidad tras la crisis financiera de 2008. Hoy esos recortes, como la disciplina presupuestaria en general, se hacen indefendibles. Para evitar los colapsos sanitarios hacen falta más dineros, si no se quiere poner en mayor riesgo el mismo Sanctasanctórum del templo capitalista, el sistema productivo. La virtud presupuestaria, antigua vaca sagrada, se convierte en una memez. ¿Nuevas condiciones para lo público y el keynesianismo? ¿Habrá un “corona-bono” en la UE?
En Estados Unidos la gran potencia más rica parece mal preparada. Su sanidad en manos privadas ofrece un buen campo a la propagación del problema. El presidente idiota que cerró el Consejo de Seguridad Nacional de la unidad de salud global (puesta en marcha en 2014 tras la crisis del Ebola) y que disolvió el equipo encargado de coordinar las diferentes agencias gubernamentales de salud en caso de pandemia, le quita importancia al asunto del coronavirus. El Congreso dedica a la pandemia 8300 millones de dólares, menos de una décima parte del coste de un año de guerra en Afganistán, y los medios de comunicación parecen más preocupados por las repercusiones en la bolsa que por el coste humano. Cuando se necesita una estrecha colaboración y cooperación internacional para afrontar un problema que avisa, una vez más, sobre la integración e interdependencia de este mundo en sus problemas, la mentalidad sigue siendo la misma: las sanciones contra Irán complican sobremanera la crisis de su sistema de salud cuando está lidiando con un número de afectados muy elevado. Imperium über alles.
“Un duro golpe a la economía globalizada”, se dice. Esa economía basada en la locura de la extrema movilidad-contaminación, en el frenesí de la búsqueda del menor coste salarial, de la santificación del “low cost”. Un golpe a su modo de vida excesivo, obeso y acelerado por la digitalización, con sus estreses y profusión de tesis, informes y pensamientos en 200 carácteres y 20.000 “likes” por minuto que jalonan la expansión de la estupidez moderna.
Un golpe, también, a la especialización en las cadenas de producción. Los “principios activos”, la esencia de las propiedades terapéuticas, del 80% de los medicamentos consumidos en la UE se producen en China. Golpe a los “monocultivos” de las economías nacionales, desde los turismos de España, hasta la exportación de automóviles de Alemania. Las pandemias contienen una advertencia en pro de la diversificación, la suficiencia y la proximidad. El ministro de economía francés, Bruno Le Maire, ya está glosando “la imperativa necesidad de relocalizar cierto número de actividades”, de restablecer “una soberanía económica”, francesa o europea (EU, first!), e incluso apunta la necesidad de crear un “Airbus de la batería para el coche eléctrico”. ¿Todo tan claro?
Si no sabemos ni cuanto durará esta vaina, ni cómo evolucionará, ni hasta dónde llegará. ¿Se quedará en nada, o en poca cosa? No es que “la propaganda de los grandes grupos económicos y mediáticos oculte la realidad e impida comprender adecuadamente lo que está ocurriendo”, como se ha dicho. Es mucho más simple: estamos entrando en aguas desconocidas.
Y al mismo tiempo una “sensación Chernobyl”. Tampoco entonces sabíamos las consecuencias de aquellas nubes radioactivas. Se especulaba mucho, pero había una clara certeza de que era algo chungo. Y después de eso quedaba una sensación en la trastienda: la de un desastre que se sumaba a otros y que concluía en la afirmación de la “perestroika”: no se puede seguir viviendo así (так жить нельзя!), esto tiene que petar! Este sistema es inhumano. No sirve, no es viable para un futuro decente. El problema es que no sabemos hacia dónde petará el anunciado shock mundial ni que futuro nos preparan.
(Publicado en Ctxt)