Los clamorosos silencios del lobby promarroquí español
Trasfondo y sentido de la visita borbónica a Marruecos
Tlaxcala
Con motivo de la reciente
visita de los reyes de España a Marruecos, el diario
El País publicó el 12 de febrero pasado un artículo de opinión firmado por
María Teresa Fernández de la Vega,
en su condición de presidenta del Consejo de Estado, titulado
“Marruecos y España, unidos en la diversidad”. Formaba parte de un
amplio dispositivo propagandístico ideado para complacer al régimen
alauita y publicitar las presuntas razones del viaje que emprendían
-¡por fin!- los monarcas españoles al país vecino, después de varias
intentonas fallidas (léase “desplantes” de Mohamed VI)
.
En
dicho dispositivo publicitario participaban, en diversos medios de
comunicación, otros destacados miembros del lobby promarroquí:
José Luis Rodríguez Zapatero, en su condición de expresidente del Gobierno, en el diario
La Razón;
Ana Palacio, exministra de Exteriores y también ‘miembra’ del Consejo de Estado, en
El Mundo;
Haizam Amirah Fernández, investigador del Real Instituto Elcano, en
El País;
Josep Borrell, actual ministro de Exteriores, a través de declaraciones a diversos medios; o
Luis Planas, ex embajador en Marruecos, ministro de Agricultura y
conspicuo lobbista merecidamente condecorado por Marruecos -como también lo fuera el exministro de Exteriores
Miguel Ángel Moratinos- con el Gran Cordón de la Orden del Wissam al Alaoui, por los
servicios prestados, como siempre entre bambalinas…
El
artículo publicado en El País subrayaba –al igual que los publicados en
otros medios- la importancia ‘estratégica’ de Marruecos y los intereses
mutuos; cantaba las excelencias del vecino alauita y, sobre todo, las
inmejorables oportunidades para los buenos negocios…; destacaba el
“momento particularmente dulce” que atraviesan las relaciones
comerciales bilaterales y señalaba que va en interés de todos “cuidar el
excelente trato político y comercial” para así poder “seguir trabajando
en beneficio de la paz, el progreso y la democracia”. En opinión de la
firmante, el ‘estratégico’ viaje de los Reyes servía, también, para que
las dos Casas Reales “forjen sus relaciones personales”, que –siempre en
su opinión- hermanan a sus pueblos, como puede hacerlo también el
fútbol con la candidatura conjunta para el Mundial de 2030, sugerida por
el presidente Pedro Sánchez en su anterior visita a Mohamed VI.
Rebosante de jabón, lisonjas y florituras, el mencionado artículo
eludía y silenciaba –al gusto de Rabat-
una
cuestión crucial, no solo en la relación de España con Marruecos sino
también en el terreno de las relaciones internacionales, el derecho
internacional y la justicia universal, y
que se pretende ocultar a los lectores y al mundo:
la invasión y ocupación militar del territorio saharaui por el ejército
marroquí, 43 años de ignominia colonial, la pertinaz represión del
ocupante,
la sistemática expulsión del Sáhara Occidental
de eurodiputados, juristas, observadores, periodistas y estudiantes
para impedirles constatar la realidad; la culpabilidad de los
gobernantes españoles,
la traición de los ‘socialistas’,
el abandono de los principios anticolonialistas, el permanente chantaje
alauita, la impune violación de la legalidad internacional por un
régimen al que
se le siguen vendiendo armas
con las que se reprime al pueblo saharaui,… y la ejemplar resistencia
de un pueblo que lucha pacíficamente por el respeto de los derechos
humanos, por su legítimo derecho a su propia tierra, a sus recursos
naturales, a su propia vida en paz y libertad, y que ha sido capaz de
construir su propio Estado, la República Árabe Saharaui Democrática
(RASD), de cuya proclamación (Bir Lehlu, 27 de febrero de 1976) se
cumplen ahora 43 años, con el reconocimiento de más de ochenta países, a
pesar de tantas
maniobras rastreras
en su contra. En resumen, un panegírico falaz y una operación
propagandística de un cualificado elenco de aduladores entusiastas del
régimen alauita, que silenciaba también
la gran deuda de la Monarquía española con el pueblo saharaui y que pretendía
vendernos la burra de un Marruecos inocente y sus excelsas relaciones con España.
El
Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) ha fallado
reiteradamente que el Sáhara Occidental es un territorio distinto y
separado de Marruecos, conforme al estatus de territorio no autónomo
–pendiente de descolonización- establecido por la ONU. A pesar de ello,
el
lobby promarroquí también ha trabajado denodadamente
en las instituciones de la Europa comunitaria, con el inestimable apoyo de los funcionarios españoles, llevando a cabo oscuras maniobras para que prosiga el
latrocinio de los recursos nacionales saharauis y la violación del derecho internacional, como señalan
los propios eurodiputados. ¿No decía el Sr.
Felipe González Márquez
que en el Sáhara Occidental no había riqueza ni actividad económica
alguna? A un expresidente del Gobierno se le supone suficientemente
informado, por lo que tales manifestaciones solo pueden calificarse de
mentiras o cinismo. O ambas cosas a la vez.
El panegírico de la Sra. Presidenta del Consejo de Estado
oculta deliberadamente la verdad,
tratando de blanquear así el crimen colonialista de Marruecos, como
quiere el Majzén y como se viene haciendo desde que se diera la orden de
“encapsular el tema del Sáhara Occidental”. Y ahora, ya no sólo
impiden hablar del Sáhara Occidental en el Congreso de los Diputados, ¡en nuestro propio país!, por pavor al rey marroquí, sino que, además,
deportan y entregan al enemigo a
quienes huyen del régimen alauita perseguidos por el mero hecho de ser
saharauis. Un ‘encomiable trabajo’ conjunto de los ministerios de
Interior y Asuntos Exteriores (‘Asuntos Marroquíes”) que ha sido
inmediatamente
denunciado ante la Comisión Europea por la eurodiputada de Izquierda Unida (IU)
Marina Albiol.
Que
hayan tenido que ser nada menos que la presidenta del Consejo de Estado
de España, el expresidente del Gobierno y también consejero estatal,
Sr. Rodríguez Zapatero, y la no menos consejera ‘binacional’, Sra. Ana
Palacio, los principales encargados visibles de poner alfombra roja a la
fanfarria real alauita, puede dar una idea de hasta dónde han llegado
el poder y los manejos del
lobby promarroquí y en qué opacas y
sumisas tareas anda metido el susodicho Consejo de Estado, que todos
sufragamos. Si el Departamento español de Exteriores es conocido
despectivamente como ‘
Ministerio de Asuntos Marroquíes’, nada de extraño tiene que
también el Consejo de Estado se dedique, en sus ratos libres, a hacer
lobby
en beneficio de la monarquía alauita y en contra del pueblo del Sáhara
Occidental, en coherencia con los “intereses estratégicos” clarificados
por la señora Fernández de la Vega y sus compañeros del
lobby.
Respecto
a la afirmación de la presidenta del Consejo de Estado de que “las
relaciones políticas [España-Marruecos] han estado siempre muy
cuidadas”, mediante “una política de Estado que protege la estabilidad
de nuestra relación”
, lo cierto es que
lo que realmente protegen
esas “muy cuidadas” relaciones políticas es la ocupación ilegal del
Sáhara Occidental, la impunidad frente al genocidio del pueblo saharaui
(con napalm, fósforo blanco, bombas de fragmentación y ametrallamiento
aéreo), la violación del IV Convenio de Ginebra, de las resoluciones de
NN.UU, de la jurisprudencia de la UE, de la legalidad internacional. Y
todo eso, en última instancia, sí que genera inestabilidad, inseguridad,
desafección, odio y descrédito institucional.
Como también es cierto que esas relaciones y esa política han sido de
subordinación y sumisión de España a las exigencias del Majzén (“
la otra rendición de Breda”):
primero, se vendió al pueblo saharaui mediante los ilegales e
ilegítimos “Acuerdos Tripartitos de Madrid” y, después, se le intenta
utilizar descaradamente como moneda de cambio, para hacer buenos
negocios, tapar las vergüenzas y humillaciones de los gobernantes
españoles y procurar superar los chantajes alauitas. En cambio, lo que
sí debiera ser una
honesta ‘política de Estado’
es la definitiva, y de una vez por todas, descolonización del Sáhara
Occidental -vergüenza pendiente de nuestra inacabada Transición-, que
España, como potencia responsable
de iure, debiera liderar, en lugar de mirar para otro lado como si nada hubiera sucedido.
Por su parte, la también muy influyente
lobista, consejera estatal y ¡simultáneamente! también consejera de la empresa pública marroquí de fosfatos, OCP,
Ana Palacio,
parece haber abjurado hoy de su firme posición de antaño: “El Sáhara no
es moneda de cambio. Nuestra postura sobre el Sáhara está fundada en
muchísimas cosas, pero desde luego
en ningún caso será moneda de cambio para mejorar nuestras relaciones con Marruecos” (
El País, 26/09/2002). La carne es débil y el bolsillo también, pero el Sáhara Occidental y el Pueblo Saharaui
no tienen por qué ser moneda de cambio de las intrigas y traiciones de nadie; y mucho menos para calmar las ambiciones expansionistas de la monarquía alauita.
Al
rey marroquí –que siempre quiere más y más ‘pasta’ de la UE- le sobran
dineros, palacios, lujos, propiedades y viajes de placer, que muy bien
podría dedicar a mejorar la vida de su pueblo, en lugar de pedir dinero y
chantajear al vecino
y a Europa con el terrorismo, el narcotráfico y las pateras. Y lo mismo
cabe decir del ingente gasto militar y de seguridad, y de la montaña de
prebendas utilizadas para mantener la ocupación militar de la mayor
parte del Sáhara Occidental usurpado, mientras un 91 por ciento de los
jóvenes marroquíes manifiestan su deseo de abandonar su propio país,
aunque sea jugándose la vida en patera (digital marroquí
LesEco.ma).
Lo dice muy claro
Ignacio Cembrero (
elconfidencial.com): "Ese
pavor a indisponer a Marruecos explica, entre otras muchas cosas, la
doble vara de medir del
Ejecutivo socialista, y también del PP, en relación a su defensa de los
derechos humanos más allá de las fronteras de España. Hasta el 20 de
enero el número de
presos políticos, cerca de 500, según dos ONG
locales, era muy superior en Marruecos al de Venezuela —273 según el
Foro Penal Venezolano—. La gran mayoría de los marroquíes encarcelados
no son islamistas, sino jóvenes activistas rifeños víctimas de la
represión que padece la región desde mayo de 2017." “Desde 2014, la
inmigración, los problemas de Ceuta y Melilla y la fluidez de
la relación política al más alto nivel han ido a peor,…—la
económica va viento en popa—“. “La mayoría relativa (un 22%) de los
[inmigrantes] que llegan por mar son marroquíes, muchos de ellos jóvenes
rifeños. Algunos cuentan al desembarcar a la policía que no tuvieron
ningún impedimento para zarpar de la costa del Rif,
como si las autoridades de Rabat les quisieran facilitar la salida para rebajar así la presión social dentro del país.” “El 80% [de los menores no acompañados, MENA] son marroquíes que no pueden ser repatriados por
la falta de colaboración de Rabat.”
“Atenazado por la inmigración y la necesidad de contar con Marruecos en
la lucha antiterrorista, el Gobierno español ha multiplicado los gestos
hacia el vecino del sur.
Se ha batido el cobre en Bruselas para
conseguir los 140 millones de euros en ayudas o para que los nuevos
acuerdos de asociación y pesca entre la UE y Marruecos incluyan al
Sáhara Occidental.
Gilles Devers, el abogado francés del
Frente Polisario, ya ha anunciado que recurrirá los nuevos acuerdos y, según fuentes jurídicas, "tiene todas las de ganar".
Ese
testimonio de un muy acreditado profesional de la información –y hay
multitud de tales testimonios- desautoriza de plano las aduladoras
lisonjas de los panegiristas del
lobby, que no dicen ni una sola palabra de todo lo anterior, lo ocultan, silencian, mienten, intoxican o
simplemente desinforman. Como ha señalado
Javier Cercas en otro contexto (“
El triunfo de los mentirosos”),
hay que denunciar una y otra vez las mentiras y los silencios
cómplices, la manipulación mediática e institucional, la ocultación
interesada de la verdad; en nuestro caso,
la responsabilidad de España y Marruecos en la tragedia saharaui. Sería inútil pedir a los cualificados miembros del
lobby que no nos vendan
las pretendidas bondades de Marruecos ni los suculentos negocios basados en ‘intereses mutuos’; pero ya que no tienen
capacidad moral
para defender los legítimos derechos del pueblo saharaui, al menos
podrían limitarse a describir simplemente la realidad, no a ocultarla o
tergiversarla. En palabras del
senador Pablo Rodríguez Cejas: “no es admisible que las relaciones de España con Marruecos sean
un pretexto para encubrir y silenciar
una situación de injusticia, de ocupación por la fuerza, de
intransigencia e impunidad por parte de Marruecos, que incumple
sistemáticamente las normas básicas del derecho internacional”.
Fútbol y elecciones
Marruecos no puede ser admitido por la FIFA como país candidato para el
Mundial de Fútbol 2030.
El Mundial es un importante evento deportivo que representa un
reconocimiento internacional y un honor –además de cuantiosos beneficios
económicos- para el país finalmente designado. Ni Marruecos lo merece
ni el mundo puede permitirlo. Marruecos debe ser excluido de ese honor y
esos beneficios mientras sea un
Estado gamberro que
viola impunemente los derechos humanos y la legalidad internacional, persiste en la ocupación
manu militari del
Sáhara Occidental y en la represión del Pueblo Saharaui, mantiene en
condiciones infrahumanas a los presos políticos, chantajea a los
gobiernos europeos, impide el acceso al territorio no autónomo del
Sáhara Occidental y, en definitiva, constituye un serio obstáculo para
la paz en la región.
Quienes promuevan, permitan o autoricen, en su caso, la inmerecida candidatura de Marruecos,
serían cómplices
de la ilegal e ilegítima ocupación del Sáhara Occidental condenada por
la comunidad internacional, de los crímenes que se perpetran
cotidianamente por causa de dicha ocupación, y de obstaculizar una
verdadera solución a la ilegal ocupación marroquí del territorio
saharaui, la última colonia en África. Adicionalmente, aceptar
arteramente la candidatura de Marruecos para ese evento deportivo, en su
actual condición de
potencia ocupante del Sáhara Occidental, podría suponer el
desprestigio de la FIFA (respaldando la violación de la legalidad internacional por parte de Marruecos) y
el boicot y una campaña mundial de protestas,
como ya sucedió con el boicot internacional a la celebración del
Mundial 1978 en Argentina bajo la dictadura de los generales, hoy
juzgados y condenados.
Hay que seguir trabajando cada día en apoyo de la causa saharaui. Estamos ahora a las puertas de las
elecciones generales en España, el 28 de abril; y de las autonómicas, locales y al Parlamento Europeo, el 26 de mayo.
Podemos contribuir a solucionar el ‘conflicto saharaui’ votando a aquellos partidos y formaciones políticas que han demostrado
su apoyo a la justa causa del pueblo saharaui
y a su derecho a la autodeterminación, incluida la opción de la
independencia, y que así lo lleven en sus respectivos programas
electorales. De esta manera podremos aunar esfuerzos con nuestros
representantes electos y reclamarles que cumplan y trabajen por
lo que han prometido a sus electores:
¡Justicia y Libertad para el Pueblo Saharaui!
Fuente:
http://www.tlaxcala-int.org/article.asp?reference=25500