domingo, 23 de diciembre de 2018

Entender la Rusia de Putin.

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Pascual Serrano presenta “Entender la Rusia de Putin”

¿Recuerdan qué relajados estábamos cuando al frente de Rusia había un borracho que pellizcaba a las secretarias? Con Yeltsin controlando el botón nuclear, nuestros dirigentes y medios de comunicación sí que estaban tranquilos. Ahora no, ahora hay un presidente en Rusia que es militarista, porque que no tolera que le sigan dando dentelladas alrededor (en Ucrania, en Siria…), que se le ocurre poner en el aire una televisión para contarnos las noticias a su manera y, encima, el muy tunante, ha logrado situar a «uno de los suyos» al frente de la presidencia de Estados Unidos. Y hasta está consiguiendo que se rompa España con su apoyo al procés.
Observando el discurso dominante en Occidente, esta caricatura podría ser la imagen de la situación rusa actual y de su presidente, Vladímir Putin. En la historia de la humanidad, los gobernantes han aplicado frecuentemente la clásica estrategia de señalar a sus ciudadanos que el enemigo estaba fuera para, así, desviar la atención de los problemas
interiores y sus responsabilidades. El agresor, el violador de derechos humanos, quien ponía en peligro la paz e incumplía las promesas y los tratados siempre era el otro. Excepto cuando el otro era una marioneta a nuestro servicio, como Yeltsin. De ahí que la imagen que siempre se nos ha transmitido de Rusia, y de la Unión Soviética anteriormente, estaba muy influida por los intereses occidentales. La realidad es que la evolución y los cambios desarrollados en Rusia en los últimos cincuenta años no los hubiera podido prever el más imaginativo de los escritores de ciencia ficción. De epicentro de una gran potenciamundial que contrapesaba el capitalismo y despertaba pasiones en los movimientos obreros de todo el planeta, pasó en pocos años a ser un Estado fallido y saqueado. De estar bajo el liderazgo de un símbolo del diálogo y de la paz mundial como era Gorbachov a estarlo de un patético borracho al que la comunidad internacional le permitió bombardear el Parlamento. Y cuando parecía que Rusia iba a terminar en el estercolero de la historia, se levanta de sus cenizas y acaba expulsando a Estados Unidos y sus amigos de Osetia del Sur, Crimea y Siria.
Es evidente que no se puede intentar descifrar la geopolítica internacional sin estudiar a Rusia y que no se puede conocer Rusia si nos limitamos a los grandes medios de comunicación. Por ello en la colección «A Fondo» de Akal hemos querido conocer ese país. Y para hacerlo hemos viajado a las raíces de la autocracia rusa, cinco o seis siglos atrás. Hemos recordado el derrumbe de la URSS, sus razones, su proceso y sus consecuencias. Y
así llegamos a la Rusia actual y a su presidente, Vladímir Putin. El hombre que, siendo anticomunista, ha terminado siendo más odiado y temido por los gobernantes occidentales que cualquier líder comunista ruso. Este libro se titula Entender la Rusia de Putin, y nuestro autor fue durante veinte años corresponsal en Moscú y Pekín, y otros nueve en Berlín y Europa del Este. Muchos estudiosos y periodistas nos explicaban en periódicos y libros los acontecimientos de la Rusia moderna, pero muy pocos vivían allí. Y Rafael Poch-de-Feliu era uno de esos pocos.
A lo largo de estas páginas, Poch analiza la geopolítica, pero también la historia de Rusia, porque sin ella no se puede entender nada. Y también nos debemos acercar a las ideologías y los valores que sacudieron a Rusia y a la Unión Soviética, porque tampoco podremos entender los acontecimientos y la actualidad si no desciframos las emociones que despertaron esas ideologías. Por cierto, algún mito sobre el pueblo ruso se nos puede caer leyendo este libro.
También se nos recordará algún dato que la historia ha sepultado. Como que ocho meses antes de que un contubernio palaciego entre los presidentes de Rusia, Ucrania y Bielorrusia disolviera la URSS, en diciembre de 1991, 148 millones de soviéticos de los 185 con derecho a voto habían participado en un referéndum sobre el mantenimiento de una URSS renovada en el que el «sí» obtuvo el 76 por 100 de los votos. La Rusia de hoy nace de un golpe de Estado contra la URSS.
Poch nos dará su valioso testimonio sobre la desilusión de la promesa socialista entre la población soviética. Como dice nuestro autor, es el problema de las religiones laicas, que, a diferencia de las religiones normales que no precisan ni demostración ni verificación, llevan incluidas la promesa de resultados con fecha de cumplimiento. Y el socialismo no la cumplió. Recuerdo la arrogante pregunta que me hizo un líder de Hezbolá en el Líbano hace varios años: «¿Por qué tantos marxistas se están pasando al islam?». Mi respuesta no fue menos arrogante: «Porque el marxismo no puede competir con ustedes en el más allá. Ustedes prometen paraísos y mujeres vírgenes, el marxismo sólo polvo tras la muerte porque sus promesas son aquí y se pueden comprobar o desmentir. Ustedes son una competencia desleal».
Con el derrumbe de la URSS se nos prometió la paz que un mundo dividido en dos bloques y bajo la tensión de la denominada Guerra Fría nunca pudo disfrutar. Nos volvieron a engañar. Sin el contrapeso del socialismo real el neoliberalismo se desbocó, los derechos de los trabajadores (tanto los del Este como los del Oeste) se desplomaron gracias a que se disparó la demanda desesperada de trabajo. En la película Los lunes al sol, del director
Fernando León, un emigrante ruso, recién despedido de una empresa astillera española, cuenta un chiste que circula por su país: «Se ven dos viejos camaradas de partido y uno le dice al otro: “Ves, todo lo que nos contaban del comunismo era mentira”. Y responde el otro: “No, todavía es peor, todo lo que nos contaban del capitalismo era verdad”». Pero, además, como recuerda Poch-de-Feliu, el camino libre hacia las zonas de Oriente Medio que estaban vetadas por el poder de la Unión Soviética desencadenó una serie de intervenciones militares de Occidente en todos los países cuyos Gobiernos no eran del agrado de Estados Unidos (Iraq, Afganistán, Siria, Libia, Yemen) dejando atrás millones de muertos.
Lo señala nuestro autor, el simplismo occidental nos lleva a dividir el mundo entre dictaduras y democracias, olvidando que algunas democracias son responsables de
miles de crímenes fuera de sus fronteras y que algunos Gobiernos, poco o nada democráticos, han logrado con su diplomacia y tolerancia colaborar más por la paz en el
mundo que nuestras democracias.
Este libro se subtitula De la humillación al restablecimiento, y su lectura nos ayudará a comprender esa evolución. Un país donde un día, tras la caída de la Unión Soviética, los ahorros de un profesor de la universidad, que llegaban para un retiro holgado, pasaron a valer lo que un par de zapatos. Donde el primer Parlamento plenamente electo de la historia rusa se disuelve a cañonazos ante el asentimiento de la comunidad internacional. Donde el saqueo de sus recursos naturales fue tal que tres toneladas de petróleo ruso costaban lo que una cajetilla de cigarrillos norteamericanos. Partir de todo ello nos debe servir para comprender cómo recuperar un mínimo de dignidad en el tablero internacional era fundamental para el pueblo ruso, y la garantía de apoyo para quien lo lograra. Pero, ¿qué más hay detrás de Putin? ¿Cuán seguro y firme es su régimen? ¿Cuál es su papel en la tríada con Estados Unidos y China? ¿Cuál es esa relación de amor/odio con Trump? Pongámonos el abrigo y viajemos a Rusia, sólo allí, de la mano de Rafael Poch-de-Feliu,
encontraremos las respuestas.
Pascual Serrano

Entender la Rusia de Putin

La Rusia poscomunista y el particular régimen del presidente Putin, su nacionalismo, su crítico desdén y desconfianza hacia Occidente y su cínico escepticismo hacia los valores reclamados como «occidentales», así como el considerable consenso que todo ello tiene en la sociedad rusa, no se comprenden sin atender a los años noventa, a la forma y los motivos que llevaron a la autodisolución de la URSS por sus propios dirigentes, y al rasgo central que esa década imprimió en la conciencia social y nacional de los rusos: la humillación.
Aquel periodo no sólo supuso una gran y traumática depresión para millones de rusos, sino que ofreció también el medio ambiente idóneo para la reconversión social de una casta administrativa en clase propietaria. Una vez realizada esa crucial operación, en las elites rusas se planteó de nuevo la cuestión del Estado: recuperar su maltrecha función y restablecer su prestigio, tanto dentro como fuera del país.
Vladimir Putin, que, si concluye su actual mandato, habrá gobernado Rusia tanto tiempo como Stalin o Brezhnev, fue el encargado de esa restauración porque reunía tres características idóneas: era una persona «de orden» leal y obediente, no corrupta, con sentido de Estado y, al mismo tiempo, desengañado de las ideologías del antiguo régimen soviético y desmarcado de cualquier tentación de poner en cuestión la turbia privatización que acabó con la nivelación soviética y convirtió a Rusia en una sociedad de grandes desigualdades.
Pero todos estos sorprendentes vaivenes de la Rusia a caballo entre dos siglos se insertan también sobre un entramado histórico concreto, una impronta secular que explica no pocas inercias y regresos al régimen autocrático tradicional en Rusia desde su misma fundación como Estado.
Este libro aborda todos esos aspectos y es, de alguna forma, un epílogo y un regreso a la gran crónica que el autor realizó hace quince años sobre el fin de la URSS y el nacimiento de la Rusia poscomunista, La Gran Transición (Rusia 1985-2002), que Manuel Vázquez Montalbán consideró la mejor síntesis de aquel turbulento periodo.


viernes, 21 de diciembre de 2018

El autoritarismo policial de Macron .

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Francia
La represión de Macron contra el pueblo de los chalecos amarillos, un estado de urgencia encubierto

CADTM

Traducido del francés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos

Según Vincent Brengarth, abogado del Colegio de Abogados de París, estamos asistiendo a una deriva inquietante de la represión policial en Francia en estos últimos años, más concretamente desde noviembre de 2015 cuando se declaró el estado de urgencia y se prolongó varias veces antes de ser integrado en el derecho común. Por consiguiente, nos encontraríamos ahora bajo “un estado de urgencia encubierto”, con detenciones preventivas basadas simplemente en la sospecha, sin que haya ningún elemento concreto de una infracción [1].
Las cifras del ministerio de las fuerzas del orden
El sábado 8 de diciembre el movimiento de los “chalecos amarillos” mantiene su progresión ya que reunió un total de 136.000 manifestantes en todo el territorio francés (de los cuales casi 10.000 en París), un nivel comparable al del sábado 1 de diciembre, mientras que el fin de semana anterior había contabilizado 106.301 personas según las cifras, generalmente a la baja, del ministerio del Interior. Al día siguiente de la manifestación del 1 de diciembre el ministro [francés del Interior] Christophe Castaner se apresuró a revisar a la alza las cifras del 24 de noviembre, ya que volvió a evaluar la cantidad de manifestantes en 166.000 personas en vez de las 106.000 que había anunciado antes. Se apreciará este salto de 60.000 personas aparecidas repentinamente en las estadísticas del ministerio, una manipulación contable para poder afirmar que el movimiento disminuye…
París en estado de alerta insurreccional
Para este cuarto sábado de movilización de los chalecos amarillos se movilizaron 89.000 miembros de las llamadas fuerzas “del orden”, 8.000 de ellos en París, apoyados por catorce “VBRG”, siglas en francés de “vehículos blindados con ruedas de la Gendarmería”. La tensión es palpable. En la capital han cerrado al público 36 estaciones de metro, muchos comercios no han subido la persiana y permanecen cerrados una decena de museos (entre ellos el Louvre, el de Orsay, el Grand Palais, el del Hombre o el de Arte Moderno) así como varios emplazamientos turísticos emblemáticos, como la Torre Eiffel, las Catacumbas o el Arco del Triunfo. Varias salas de espectáculos, desde la Ópera a la Comédie-Française pasando por el Teatro Marigny y el de los Campos Elíseos, han cancelado las representaciones.
1.723 detenciones
El pasado sábado 8 de diciembre, cuarto sábado o Acto IV de la movilización del movimiento de los “chalecos amarillos”, tuvo lugar una oleada masiva de detenciones. En el curso de estas detenciones la policía confiscó frascos de suero fisiológico (que se llevaban para ayudar y aliviar a las personas asfixiadas por los gases lacrimógenos), máscaras de protección, cascos de ciclista, etc., Este robo a los manifestantes del material de protección provoca indignación y echa aceite al fuego. A poco que sean no violentos y tengan la legítima intención de protegerse contra la violencia de las armas utilizadas por la policía, estas intimidaciones acaban por incitarlos a “dejar de ser pacíficos, puesto que no sirve para nada”, como dice Jean-Philippe en una entrevista de Mediapart [2].
En la capital la carrera de las detenciones llega a su punto culminante. Se pasa de 121 detenciones a las 7:30 horas a 575 a las 14:00 horas. Las comisarías se saturan a toda velocidad. Finalmente solo el día 8 de diciembre las fuerzas de policía detuvieron a 1.723 personas que participaban en el movimiento, 1.082 solo en París de las cuales 820 quedaron en detención preventiva. Una joven madre ofrece un testimonio abrumador cuando se encuentra en detención preventiva sin tener nada que reprocharse y sin poder amamantar a su bebé de cuatro meses. “Es un estado de urgencia encubierto, un abuso de poder a beneficio del poder judicial”, se subleva el abogado inscrito en el Colegio de Abogados Vincent Brengarth [3]. Desde que empezó el movimiento de los chalecos amarillos la policía francesa ha detenido a 4.523 personas, 4.099 de las cuales han terminado en detención preventiva [4].
Florent Compain, presidente de Amigos de la Tierra Francia, y Denys Crolotte, del Mouvement pour une alternative non violente [Movimiento para una Alternativa no Violenta], fueron detenidos durante la Marcha por el Clima en Nancy. Su único delito es haber organizado y mantenido una manifestación a pesar de la prohibición de la Prefectura. Sin embargo, la manifestación resultó ser un éxito ya que reunió a entre 1.000 y 1.500 personas. También en este caso parece que ofrecer “una respuesta tanto a los problemas del fin del mundo como a los de fin de mes”, por hacer converger los dos retos nacionales de la movilización, no gustó a la policía que hizo todo lo posible por evitar esta convergencia sobre el terreno. Pero los apoyos se multiplicaron y la centralita de la comisaría se vio desbordada por las llamadas de teléfono. Denys y Florent quedaron finalmente en libertad después de que la policía los mantuviera más de 21 horas en prisión preventiva. Se exponen a una pena de seis meses de cárcel y 7.500 euros de multa [5].
Mientras tanto, las denuncias presentadas se acumulan al mismo tiempo que se celebra, el 10 de diciembre, el setenta aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, cuyo Artículo 9 estipula: “Nadie podrá ser arbitrariamente detenido, preso ni desterrado”.
¡Hablemos de la violencia!
El sábado 1 de diciembre, cuando se celebran manifestaciones en toda Francia, Zineb Redouane, una mujer de 80 años, está en su casa del cuarto piso de la calle des Feuillants 12, junto a la [calle] Canebière en Marsella. Mientras se dispone a cerrar las contraventanas una bomba de gas lacrimógeno, disparada durante los incidentes en la Canebière después de las manifestaciones, le golpea en el rostro. Su vecina Nadjia Takouche recoge su testimonio mientras que la anciana es transportada al hospital de La Timone y después al de la Conception para ser operada. “Pero, ¿cómo pueden disparar a un cuarto piso? Los policías me apuntaron. Tiraron con una pistola, luego subieron a un coche y se marcharon. Quizá pensaban que estaba grabando con un teléfono móvil”, se preguntó antes de morir unas horas después en la sala de operaciones del hospital de la Conception el domingo 2 de diciembre. El fiscal ha confiado la investigación judicial, otra más, a la IGPN [Inspección General de la Policía Nacional], la policía de los policías [6].
Unos días después unos jóvenes del liceo Simone-de-Beauvoir, de Garges-lès-Gonesse, se manifiestan el 5 de diciembre de 2018 contra el Parcoursup* delante de su liceo. Uno de ellos, Issam, un alumno del último curso de bachillerato de 17 años, es alcanzado por un tiro directo de flash-ball** y se desploma delante de su profesor, Mathieu Barraquier, con la mejilla destrozada [7]. El mismo día Oumar, de 16 años, resultó gravemente herido por un disparo de lanzador de bala de defensa (LBD) a la puerta del liceo Jacques-Monod en Saint-Jean-de-Braye, cerca de Orléans [8]. Al día siguiente, el 6 de diciembre, la detención de 151 jóvenes de Mantes-la-Jolie impacta.( foto superior) . 
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6 de diciembre, la detención de 151 jóvenes de Mantes-la-Jolie


En unas imágenes que han circulado profusamente por Internet se ve a los alumnos en fila, arrodillados en el suelo con las manos en la cabeza o esposados con Rilsan (esposas de plástico), vigilados por agentes armados. Se oye claramente a un policía comentar la escena: “Aquí tenemos una clase que se porta bien” [9]. Ese mismo día, el 6 de diciembre, unos 130 antiguos alumnos que habían estado implicados en los movimientos estudiantiles en 1968, 1977, 1986, 1990, 1994, 2000, 2005 o 2013 bajo los diferentes gobiernos del general De Gaulle, Georges Pompidou, Valéry Giscard D’Estaing, François Mitterrand, Jacques Chirac, Nicolas Sarkozy o François Hollande dan la señal de alarma: “Se ha traspasado una etapa” en la represión, afirman preocupados [10].
Dos días después Fiorina, una estudiante de 20 años originaria de Amiens, y Thomas, también de 20 años y estudiante de Nimmes resultan gravemente heridos la cara por balas de caucho en los Campos Elíseos [11]. Acto seguido Le Front de mères [El Frente de Madres], primer sindicato de padres de los barrios populares, publica una tribuna en la que los padres denuncian “la infame represión policial digna de una dictadura” que sufren sus hijos. Le Front de mères expresa su “solidaridad con las reivindicaciones legítimas de nuestros hijos, que rechazan que “reforma” tras “reforma” se restrinjan sus posibilidades y perspectivas de futuro […], solidaridad con sus reivindicaciones contra el Parcoursup, la “reforma” del bachillerato, la supresión de 2.600 puestos desde septiembre y las discriminaciones en el sistema escolar”. Exigen que se respete “el derecho de nuestros hijos a manifestarse y expresarse” y apoyan las demandas presentadas por los abogados de los y las estudiantes víctimas de la violencia policial. Por último, Le Front de mères llama a proteger a sus hijos colocándose como escudos frente a la policía porque “un país en el que se aterroriza a los niños se dirige a la dictadura y al fascismo”.
Durante una concentración en Burdeos el pasado 8 de diciembre Antoine, de 26 años, sufrió la amputación de una mano cuando le explotó una granada [de gas lacrimógeno] que pretendía devolver a “las fuerzas del orden”. Otros 32 manifestantes resultaron heridos. Probablemente Antoine resultó mutilado por una granada explosiva tipo GLI-F4, un arma compuesta de 25 gramos de TNT y una carga lacrimógena que llega casi a los 165 decibelios cuando explota, es decir, más que un avión al despegar, y que solo Francia las utiliza en sus operaciones de “mantenimiento del orden” [12]. “No culpo necesariamente a los policías”, explica Antoine, “sino a este sistema que ha permitido armarse así frente a otras personas que no están preparadas para afrontarlo”. Sin embargo, ya el 30 de noviembre un colectivo de abogados de personas heridas por este tipo de municiones había enviado una carta al ministro del Interior Christophe Castaner en la que pedían que no se utilizara esta granada en la movilización prevista para el día siguiente, 1 de diciembre [13]. “Aunque desde 2016 tanto el Defensor de los Derechos Humanos como la Asociación Cristiana para la Abolición de la Tortura (ACAT) han estado advirtiendo sobre el uso de estas armas de fuego, el Estado persiste en hacer un uso generalizado de estas granadas explosivas con el riesgo asumido de mutilación o muerte”, denunciaban en su carta [14]. Por el momento la única respuesta a esta carta sigue siendo la represión indiscriminada de un gobierno desesperado. El colectivo prevé presentar recursos ante el tribunal administrativo. “En un informe conjunto fechado en 2014 tanto la Inspección General de la Gendarmería Nacional como la Policía Nacional indican que estas granadas son susceptibles de mutilar o herir mortalmente”, recuerda Raphaël Kempf, uno de los abogados del colectivo. “Ya sea en la zona que se está defendiendo en Bure (Meuse) o en Notre-Dame-des-Landes (Loire-Atlantique) esta granada ya ha provocado muchos heridos…”, denuncia Aïnoha Pascual, abogada de Gabriel, otro manifestante al que una granada arrancó la mitad de la mano el 24 de noviembre [15].
 Se confisca el material de protección, se pisotean los derechos de la prensa
Varios foto-reporteros declararon que les habían confiscado su material de trabajo. La fotógrafa Véronique de Viguerie contó a L’Express que la policía le había confiscado las protecciones, lo que la hacía vulnerable en plenas manifestaciones del sábado 8 de diciembre. “Llegué delante del Louvre y había ahí cuatro chicos sentados en una acera. Los acababa de detener la policía. Hice una foto y vinieron los policías. Me controlaron, me dijeron que me marchara. Enseñé mi tarjeta de prensa y les recordé que era periodista. Pero se llevaron mi bolso, en el que tenía dos cascos de snowboard en los que estaba escrito “prensa” con cinta adhesiva, dos máscaras de snowboard y dos máscaras de pintor”.
El lunes 10 de diciembre cuatro sindicatos de periodistas, SNJ, SNJ-CGT, CFDT y FO, pidieron ser recibidos “urgentemente” por Emmanuel Macron tras los “atropellos inadmisibles” de las fuerzas del orden, sobre todo en París, contra los reporteros que estaban sobre el terreno y los fotógrafos al margen de las manifestaciones de los chalecos amarillos. Exigen “explicaciones a la prefectura de policía, al Ministerio del Interior y al gobierno sobre las consignas que se habían dado para llegar a esa situación” [16]. “Desde las 8 de la mañana se confiscó a muchos fotógrafos de prensa, claramente identificados como tales, sus equipos de protección individual (cascos, gafas, máscaras de gas), a veces bajo amenaza de una detención preventiva”, escriben en un comunicado conjunto. Entre los periodistas heridos el sábado 8 de diciembre, dos fotógrafos del parisino recibieron un disparo de Flash-Ball, uno de ellos, Yann Foreix, fue disparado por la espalda desde dos metros de distancia por un oficial de policía. Lo mismo le ocurrió a Boris Kharlamoff, un fotógrafo de la agencia A2PRL, que también recibió por la espalda una bala de caucho disparada por un policía vestido de civil. Un fotógrafo del Journal du Dimanche, Éric Dessons, fue hospitalizado debido a una fractura en la mano tras haber sido golpeado dos veces por un CRS [antidisturbios] [17] y un fotógrafo de Reuters recibió un tiro de flash-ball en Burdeos [28]. En París el sábado 8 de diciembre el periodista del famoso programa de radio Là-bas si j’y suis, Gaylord Van Wymeersch, fue agredido por un agente de la BAC (brigadas anticriminalidad de la Policía Nacional desplegadas masivamente con o sin brazalete) que le dio un porrazo y le rompió el móvil. Su colega, Dillah Teibi, grabó la escena [19].
Finalmente, cuando un policía republicano se dirigen en estos términos a un fotógrafo independiente que cubre las manifestaciones, “¡Si quieres seguir vivo, vete a casa! ¡No tienes una mierda que hacer aquí!”, uno se plantea dudas acerca del mantenimiento del orden republicano [20]. En su discurso del 10 de diciembre Macron habla exclusivamente de la violencia de los “incontrolados”, sin hacer mención alguna a las muchas personas heridas por las armas letales de las fuerzas del orden, a pesar de que el balance provisional del cuarto sábado manifestación, el 8 de diciembre, es muy elevado: 264 heridos, incluidos 39 agentes de policía, más personas incluso que la cifra de 229 heridos de la semana anterior, incluidos 28 agentes de policía. Los hospitales de París atendieron a 170 heridos, frente a los 162 del 1 de diciembre [21]. En total desde el inicio del movimiento a mediados de noviembre casi mil personas han resultado heridas y a veces muy graves. Una lista no exhaustiva de los heridos graves de estas últimas manifestaciones recopilada por el colectivo Désarmons-les! es escalofriante  [22]. Menciona 3 manos arrancadas por granadas GLI F4 y al menos 4 ojos arrancados por disparos de LBD 40.
Por desgracia, para hacer frente a semejante afluencia de heridos, de la que aquí sólo ofrecemos una lista muy parcial, los servicios de salud sufren una falta flagrante de recursos que se podrían volver a movilizar fácilmente si se restableciera, por ejemplo, el impuesto sobre el patrimonio (ISF). Tras la manifestación del 8 de diciembre, la Association des usagers et du personnel de la santé (AUP'S, Asociación de Usuarios y Personal Sanitario) expresaba su indignación en un comunicado por la reducción cada año tanto de efectivos como de recursos humanos, con lo que no se puede prestar una atención digna mientras “las personas mueren en urgencias o duermen en catres de campaña por falta de espacio”. La asociación afirma estar dispuesta a volver a salir a la calle de nuevo y movilizarse con los chalecos amarillos [23].
Notas:[1] Maintien de l’ordre: «C’est un état d’urgence qui ne dit pas son nom»Mediapart, 12 de diciembre de 2018.
[2] Jérôme Hourdeaux, Jade Lindgaard, Dan Israel et Matthieu Suc, «Les “arrestations préventives” ou la fin du droit de manifester»Mediapart, 10 de diciembre de 2018.
[3] Ibidem
[4] «Gilets jaunes: plus de 4500 interpellations depuis le 17 novembre»Libération, 10 de diciembre de 2018.
[5] Franck Depretz et Hervé Kempf (Reporterre), «La garde à vue du président des Amis de la terre : “Les ordres venaient d’en haut”»Reporterre, 8 de diciembre de 2018. https://reporterre.net/La-garde-a-vue-du-president-des-Amis-de-la-terre-Les-ordres-venaient-d-en-haut
[6] Louise Fessard, «Zineb Redouane, blessée par une grenade lacrymo et décédée à l’hôpital à Marseille»Mediapart, 3 de diciembre de 2018.
* Parcoursup es una aplicación web diseñada para recoger y gestionar las preferencias de asignación de los futuros estudiantes en la educación superior públicas francesa, creada por el Ministerio de Educación Superior, Investigación e Innovación en 2018. Parcoursup se presentó como una herramienta para empoderar a los estudiantes, pero ha sido criticado por su lentitud, la ansiedad que genera y su opacidad. (N. de la t.).
** Un flash-ball es un arma de fabricación francesa considerada subletal y diseñada para no poder matar. Sin embargo, es un arma de fuego que sigue siendo potencialmente peligrosa y puede causar lesiones graves. (N. de la t.).
[7] Véase el reportaje de Street Press, de Inès Belgacem y Matthieu Bidan, 7 de diciembre de 2018: «La police lui a tiré dessus, il avait le visage déchiqueté»
[8] Violaine Morin, «Lycéen blessé à la tête à Orléans: “Je ne comprends pas que les policiers aient pu tirer”»Le Monde, 8 de diciembre de 2018.
[9] Faïza Zerouala, «À Mantes-la-Jolie : “Voir la chair de sa chair à genoux, c’est horrible!”»Mediapart, 7 de diciembre de 2018.
[10] «Lycéens d’avant, nous n’avons jamais connu la répression actuelle»Mediapart, 6 de diciembre de 2018.
[11] Karl Laske, «Nombreux blessés par flashball à Paris: la nouvelle 'doctrine' Castaner»Mediapart, 12 de diciembre de 2018.
[12] Thibault Lefèvre, Valeria Emanuele, «Gilets jaunes»: «Le gouvernement envoie des grenades sur des gamins qui lancent des œufs»France Inter, 10 de diciembre de 2018.
[13] «Monsieur le ministre de l’Intérieur, il faut renoncer à l’usage des grenades GLI-F4»Libération, 30 de noviembre de 2018.
[14] «Florilège de violences et blessures policières»Lundi matin, 7 de diciembre de 2018.
[15] Karl Laske, «Deux blessés graves aux Champs-Elysées: l’exécutif en accusation»Mediapart, 27 de noviembre de 2018.
[16] «Des syndicats de journalistes en appellent à Macron après les violences»Reuters, 10 de diciembre de 2018.
[17] «Gilets jaunes: un photographe du JDD blessé sur les Champs-Elysées»Le journal du dimanche, 8 de diciembre de 2018.
[18] Reuters, op. cit.
[19] «Quand les flics de la BAC agressent Là-bas»Là-bas si j’y suis, 11 de diciembre de 2018.
[20] Véase el post de Raymond Macherel, https://blogs.mediapart.fr/raymond-macherel/blog/091218/un-crs-si-vous-voulez-rester-en-vie-vous-rentrez-chez-vous
[21] Karl Laske, «Nombreux blessés par flashball à Paris: la nouvelle 'doctrine' Castaner»Mediapart, 12 de diciembre de 2018.
[22] «Bilan provisoire des blessés graves des manifestations du mois de novembre-décembre 2018»Désarmons-les, 11 de diciembre de 2018.
[23] «Lettre des hospitaliers aux gilets jaunes», L’Association des Usager·e·s et du Personnel de la Santé (AUP’S), 12 de diciembre de 2018.
Jérôme Duval es miembro del CADTM, Comité para la abolición de las deudas ilegítimas (www.cadtm.org) y de la PACD, la Plataforma de Auditoría Ciudadana de la Deuda en el Estado español (http://auditoriaciudadana.net/). Es autor junto con Fátima Martín del libro Construcción europea al servicio de los mercados financieros, Icaria, 2016, y también coautor del libro La Deuda o la vida, (Icaria, 2011), libro colectivo coordinado por Damien Millet y Eric Toussaint, que en 2011 recibió el Premio al libro político en Lieja, Bélgica.
Fuente: http://www.cadtm.org/Repression-macroniste-contre-le-peuple-des-Gilets-jaunes-un-etat-d-urgence-qui


 y ver  ..

jueves, 20 de diciembre de 2018

España no cumple su Constitución .


 Trucos para no cumplir la Constitución
El libro 'Fraude o esperanza: 40 años de la Contitución' (Akal, 2018) hace una revisión crítica de cómo se han cumplido los derechos ubicados en la Carta Magna.


Por Sara Montero   


“Una es la Constitución que se aprobó en 1978 y otra bien distinta la que rige hoy, 40 años después”. Es el balance que hacen los profesores Rafael Escudero, de la Carlos III de Madrid, y Sebastián Martín, de la Universidad de Sevilla, en la introducción del libro ‘Fraude o esperanza: 40 años de la Contitución’ (Akal, 2018). Ambos, coordinadores de la edición, describen un texto constitucional que ha envejecido regular y que en 2018 se pasea por su aniversario cojeando de la pierna izquierda, la de los derechos sociales. Para los autores, muchas de las promesas que se incluyeron en la Carta Magna en 1978 no se han desarrollado o, incluso, se han laminado gracias a la acción de los poderes públicos.

“Yo creo que la Constitución cuando nace persigue abrazar todas las sensibilidades“, explica Sebastián Martín, profesor de Historia del Derecho en la Universidad de Sevilla, sobre la convivencia en algunos capítulos de ideas en tensión. Como ejemplo, el artículo 2, que consagra “la indisoluble unidad de la Nación española” y a la vez , el “derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones“. Aunque ahora sea el debate territorial el que protagonice titulares, hay más tiranteces que se han resuelto a favor de los poderes, dejando muchos derechos desprotegidos, algunos de manera flagrante, como en el caso de la vivienda.
 De hecho, Sebastián asegura que si la Constitución define España como un “Estado social y democrático de Derecho”, en la práctica se ha convertido en un estado liberal,  ya sea a través de interpretaciones conservadoras de los tribunales, de reformas legislativas como las laborales de 2010 y 2012 o de modificaciones del propio texto constitucional, como en el artículo 135, cambiado en 2011.
 ¿Cómo se ha producido este desequilibrio? En este recorrido, Martín hace una primera parada: el 23-F: “Aunque el golpe de estado fracasase, creo que sí paró el desarrollo constitucional. Por ejemplo, en determinadas materias territoriales se echó el freno. Tanto en el Tribunal Supremo como en el gobierno socialista comenzaron a predominar tendencias conservadoras”, explica este profesor.

El ingreso en la Unión Europea también fue un paso importante, dejando en “suspenso” algunos efectos de la Constitución interna, una opinión que Martín ejemplifica: “Un Estado ahora no puede decir que va a nacionalizar, por ejemplo, el mercado eléctrico porque esto dejaría a una empresa alemana o francesa fuera de la competencia”.

La crisis, que azota España desde 2011, barrió con el resto de protecciones que emanaban de la Constitución, como en el campo laboral. Para Martín, el artículo más maltratado es el 9.2, que impone a los poderes públicos la obligación de “promover las condiciones para que la libertad y la igualdad del individuo y de los grupos en que se integra sean reales y efectivas“.

En el libro, profesores y catedráticos diseccionan el desarrollo de diez materias, que van desde la memoria histórica hasta el papel del Tribunal Constitucional pasando por la igualdad. Con la ayuda de Martín, apuntamos a los mecanismos que han permitido que la monarquía, el libre mercado o la unidad de España sean intocables, mientras derechos sociales como el trabajo o la vivienda han quedado en papel mojado.

El propio diseño constitucional
La Constitución se configuró como un marco del que deben emanar todas las leyes posteriores. Pero en el propio Título I ya se distingue entre “derechos y libertades” y “principios rectores de la política social y económica”. Éstos últimos deben guiar la acción de los gobiernos, pero son más difíciles de exigir y concretar en los tribunales. Por ejemplo, el derecho a la propiedad privada o la libertad de empresa se encuentran en la parte más protegida del texto, mientras el derecho a la “vivienda digna y adecuada” es un principio.

En el texto también hay contradicciones cuya solución con el paso del tiempo se ha hecho acuciante. Mientras se promulga la igualdad de todos los ciudadanos también prima “el varón a la mujer” en la sucesión a la Corona en el mismo grado de parentesco, motivo por el que es el rey Felipe VI y no su hermana Elena de Borbón el que ocupa hoy el trono.
Las interpretaciones restrictivas de los tribunales
En varias ocasiones, los catedráticos apuntan a que han sido los propios tribunales los que han definido la extensión de los derechos. Un claro caso es se ve en el desarrollo de la Memoria Histórica, un capítulo redactado por Rafael Escudero, coordinador del volumen y profesor titular de Filosofía del Derecho de la Universidad Carlos III. Aunque en la Constitución, todos los españoles tienen derecho a una “tutela judicial efectiva”, la Ley de Amnistía, publicada en 1977, selló toda la posibilidad de juzgar a asesinos y torturadores franquistas. Ni siquiera el artículo 96 de la Constitución que integra “los tratados internacionales” en el derecho español, como el Pacto Internacional de los Derechos Civiles, es capaz de abrir, por el momento, esos casos.

De hecho, Escudero alude a una sentencia del TC (43/82) que reconoce explícitamente “la débil eficacia retroactiva de la Constitución en relación con leyes, disposiciones, resoluciones o actos anteriores a ella”. A pesar de ello, para el experto, la Ley de Amnistía es inconstitucional.

La acción legislativa
La Constitución se diseñó como una Carta Magna para todos los españoles y, por tanto, dejaba un amplio margen para la acción de gobierno de todo color. Un ejemplo de cómo el desarrollo posterior puede dejar un derecho sin efecto es lo acontecido con el “derecho al trabajo”. La profesora  Adoración Guamán, titular de Derecho del Trabajo en la Universidad de Valencia, explica la “débil” constitucionalización de este derecho y cómo se ha convertido en la práctica en el derecho a un trabajo precario. Si en 1978 se consiguió proteger la huelga o a la libertad sindical, el “vaciamiento” del trabajo comenzó en los 80, se agravó en los 90 y se ha acelerado desde el año 2010 empujado por la crisis económica.

“El derecho al trabajo era interpretado como un derecho a la estabilidad en el puesto de trabajo, empleos como los minijobs lo han desnaturalizado complemente”, ratifica el profesor Martín. Las reformas laborales, con 2010 y 2012 como puntilla, han ido laminando el derecho al trabajo digno  y han cercenado la negociación colectiva, uno de los instrumentos más potentes que tenían sindicatos y trabajadores para equilibrar el poder en las empresas. El Tribunal Constitucional avaló en 2015 la reforma laboral de Rajoy. ” En las reformas laborales se ha priorizado un modelo individualista”, asegura Martín.

Además, el profesor de Derecho pone el foco en otro aspecto que va más allá de la Constitución, “el descrédito” y la “crisis de credibilidad” que han sufrido también los sindicatos. Por mucho que el derecho a huelga esté protegido, en España no se hace una huelga general por motivos laborales, exceptuando la huelga feminista de 2017, desde 2012.

Las modificaciones constitucionales
Es el aspecto más explícito y más evidente.  La primera fue en 1992 y se hizo para adaptar el texto a las exigencias de la Unión Europea. El cambio consistió en añadir la expresión “y pasivo” en el articulo 13.2.

Sin embargo, la segunda fue más polémica y rompió el consenso constitucional de 1978 al ser acordada en un mes por PP y PSOE. En 2011, se sustituyó el artículo 135 para incluir “el principio de estabilidad presupuestaria”, primándose el pago de la deuda y garantizando el austericidio

miércoles, 19 de diciembre de 2018

El Merkelato .- El aplauso de los necios .


martes, 18 de diciembre de 2018

Los que menos pagan a Hacienda.- Los bancos .




Los bancos, los que menos pagan a Hacienda por sus beneficios
 Público . Agencias .

Las grandes empresas pagan un tipo efectivo del 7,88% en el Impuesto sobre Sociedades, frente al 18,78% que abonan las pequeñas, según las últimas estadísticas de la Agencia Tributaria .


Los bancos son las sociedades que menos pagan a Hacienda por los beneficios que obtienen: poco más de 5 euros de cada 100 que ganan. Este es uno de los datos más destacados de una nueva estadística publicada este martes por la Agencia Tributaria (Cuentas anuales consolidadas del Impuesto sobre Sociedades), con los datos facilitados por las empresas en sus declaraciones fiscales (los modelos 200 y 220).

Según esta estadística, referida al ejercicio fiscal de 2016, las 208 entidades de crédito (bancos) censadas por la Agencia Tributaria pagaron en el Impuesto de Sociedades un tipo efectivo sobre el resultado contable del 5,24%, frente al 17,84% que abonaron las 289 aseguradoras y el tipo del 10,69% del más de millón y medio de empresas no financieras existentes en España.


El impuesto que los bancos pagan efectivamente por lo que ganan es apenas una sexta parte de lo que, en teoría, le tocaría abonar al fisco de acuerdo con los tipos nominales del tributo que grava los beneficios: el 30% para las entidades de crédito, frente al 25% de gravamen general, ó el 15% para las los sociedades de nueva creación.

Las diferentes deducciones y bonificaciones que contempla el Impuesto sobre Sociedades permiten que empresas y bancos rebajen sustancialmente su factura fiscal.

La estadística de la Agencia Tributaria refleja que el tipo efectivo sobre los beneficios para el total de empresas es del 10,5%, con diferencias significativas entre sociedades , ya que los grupos concentran el 51% de la facturación y el 59% del beneficio, pero solo aportan el 34% de la cuota líquida.

La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, responde a una pregunta de la oposición durante la sesión de control en el Pleno del Congreso. EFE/ Fernando Alvarado

La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, responde a una pregunta de la oposición durante la sesión de control en el Pleno del Congreso. EFE/ Fernando Alvarado
La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, anunció a principios de julio que el Gobierno pretendía "rediseñar" el Impuesto de Sociedades con el fin de que el tipo efectivo de las grandes empresas se acerque al tipo nominal (25%) y fijar una tributación real mínima del 15% para los grandes conglomerados empresariales.

Este mismo martes el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha confirmado durante su comparecencia en el Senado que se fijará un tipo mínimo del 15% a partir del cual no se podrán aplicar deducciones dirigido a "grandes corporaciones" y que no afectará a pequeñas y medianas empresas.

La estadística de la Agencia Tributaria muestra que las grandes empresas tributaron a un tipo efectivo sobre el resultado contable en el Impuesto de Sociedades del 7,88% en el año 2016, mientras que las medianas empresas lo hicieron al 13,65% y las pequeñas al 18,78%, con una media total del 10,46%. Por su parte, las empresas sin asalariados pagan un tipo efectivo del 7,46%.

Este es el tipo que pagaron teniendo en cuenta los beneficios, pero adoptando la base imponible, las grandes empresas pagaron un 19,71%, también por debajo de lo que pagaron las empresas de mediano tamaño (22,05%), las pequeñas empresas (22,96%) y las microempresas (22,85%). Como media, las empresas españolas pagaron un tipo efectivo del 10,46% en el ejercicio 2016 sobre el beneficio, un porcentaje que se eleva al 21,25% si se extrapola a la base imponible

domingo, 16 de diciembre de 2018

Reino Unido y la actual crisis del brexit

Un repaso a 26 años de errores catastróficos: cómo llegó Reino Unido a la actual crisis del brexit

El Economista


Los euroescépticos han sido una fuerza clave entre los conservadores
Cameron convocó el referéndum para intentar silenciarlos... y falló
Las elecciones anticipadas de May dejaron un Parlamento ingobernable


Dos años y medio después del referéndum sobre la permanencia del Reino Unido en la UE, el Gobierno británico se encuentra en una posición de crisis absoluta: incapaz de sacar adelante su acuerdo con la UE en el Parlamento -más de 400 de los 650 diputados han indicado su oposición-, bajo la amenaza de una moción de censura y con el riesgo de una catástrofe sin precedentes si no hay un acuerdo firmado antes del próximo 29 de marzo. Todo lo que podía salir mal ha salido mal.
Pero, ¿de quién es la culpa de la crisis del Gobierno de Theresa May? De todos y de nadie. De hecho, hay que remontarse a 1992 para entender una serie de errores catastróficos que han llevado a Reino Unido a esta situación.
Thatcher y los rebeldes
Fue en 1992 cuando Reino Unido tuvo que ratificar el Tratado de Maastricht por el que se creó la Unión Europea, como evolución de la antigua Comunidad Económica Europea. Margaret Thatcher, que había sido depuesta como primera ministra apenas dos años antes, anunció su oposición al acuerdo y lideró a una serie de jóvenes diputados 'tories' que preferían a la legendaria 'Dama de Hierro' frente a su sustituto, John Major. El entonces 'premier' perdió una serie de votos clave, y apenas logró ratificar el tratado tras varias derrotas y por un escasísimo margen. Su Gobierno nunca se recuperó de aquellas divisiones y acabó en una derrota electoral histórica.
Esos jóvenes rebeldes -entre ellos el actual ministro de Comercio de May, Liam Fox- crecieron en la oposición a las aplastantes mayorías absolutas de Tony Blair. Mientras el bando mayoritario del partido culpaba a los euroescépticos de haber hundido el Gobierno de Major y haberle abierto las puertas a los laboristas, los 'rebeldes de Maastricht' se convencían de que el problema era haber aceptado el tratado de la UE.
Cuando David Cameron se presentó a líder de la oposición tras una derrota 'tory' más, en 2005, los euroescépticos eran todavía una fuerza pequeña pero muy poderosa por su capacidad de movilizar a sus miembros para actuar al unísono. Para conseguir su apoyo, Cameron les ofreció salir del Partido Popular Europeo en Bruselas y unirse a una de las formaciones euroescépticas de derecha en el Parlamento Europeo. A cambio, Cameron obtuvo los votos necesarios para convertirse en nuevo líder del Partido Conservador. Y los euroescépticos tomaron nota de su importancia.
David Cameron estaba convencido de que nunca tendría que convocar el referéndum sobre el Brexit
Y, llegado el momento, se la cobraron. En 2013, con Cameron al frente de un Gobierno de coalición con el (muy europeísta) Partido Liberal-Demócrata, los euroescépticos temían perder el voto anti-europeo a manos del UKIP, el partido abiertamente eurófobo del populista Nigel Farage, que llevaba una década pidiendo la salida del Reino Unido de la UE. De nuevo, volvieron a amenazar con derribar al Gobierno si no se cumplían sus condiciones.
Para calmar a los 70 rebeldes -entre ellos el actual ministro de Hacienda, Phillip Hammond, o el de Agricultura, Michael Gove-, Cameron les ofreció celebrar un referéndum de permanencia si ganaba las siguientes elecciones por mayoría absoluta. El entonces primer ministro estaba convencido de que no lo haría, que tendría que repetir la coalición y de que sus socios le obligarían a abandonar esta promesa. Eso, si no ganaban los laboristas, como pronosticaban algunas encuestas. Pero, contra todo pronóstico, Cameron obtuvo esa mayoría absoluta . El referéndum era una realidad.
Y quizá el referéndum se habría ganado si Cameron hubiera formulado la pregunta en un formato "Sí/no" a permanecer, que suele dar votos extra a la opción positiva. O si no hubiera respetado las normas de neutralidad gubernamental que normalmente solo se aplican a las elecciones generales. O si hubiera obligado a todo su Gobierno a apoyar la permanencia, en vez de dejar que importantes ministros lideraran la opción de salida. Pero quería actuar de la forma más neutra posible para acabar con las divisiones en su partido. Y el tiro le salió por la culata.
Con la victoria del brexit y la dimisión de Cameron, May llegó al poder para implementar el resultado ante la incomparecencia de los 'brexiteros', que se fueron eliminando entre sí en una caótica campaña de primarias para sustituir al líder saliente llena de traiciones. Solo quedaba una candidata seria, pero tenía que granjearse la aceptación del bando vencedor.
Dado que, en el referéndum, May había apoyado la permanencia, la única forma de demostrar su transformación hacia el brexit fue prometer la activación del mecanismo de salida por el Artículo 50 del tratado de la Unión lo antes posible. Ese mecanismo da dos años para negociar una salida ordenada o, de lo contrario, condena al país que solicita su salida a sufrir un caos económico extraordinario.
Todas las cartas, en resumen, las tenía la UE desde el momento en que tomó esta decisión, entre los aplausos de los asistentes al congreso de los 'tories'. Este mes, precisamente, numerosos diputados y medios que habían celebrado la activación del Artículo 50 como certeza de que el brexit se pondría en marcha están criticando a May por haberlo activado, sin darse cuenta de lo que supondría. Pero en aquel entonces el Parlamento votó casi unánimemente por activarlo y cumplir el mandato del referéndum, sin que el Gobierno -ni los laboristas- entendieran lo que estaban haciendo.
Una negociación sin objetivos
Al quedar a merced de las fechas establecidas por la Unión, los Veintisiete pudieron empezar a poner sus condiciones. Y una era garantizar que la frontera de Irlanda no se cerraría bajo ningún escenario , como línea roja irrenunciable para seguir negociando. May cedió, sin que -según explicaron después- sus propios ministros entendieran que ello supondría dividir el país, atando a Irlanda del Norte a la UE de forma permanente, o impedir un brexit duro en el resto del país.
Mientras tanto, ni May ni sus ministros reconocieron públicamente los problemas y las dificultades del brexit: en todos sus discursos en los que anunciabam sus objetivos y líneas rojas nunca llegaron a explicar los riesgos de una salida desordenada ni los efectos del problema de la frontera con Irlanda.
Durante el referéndum, el tema de la división de Irlanda apenas apareció como un tema de debate. Solo un político a nivel nacional -May, precisamente- habló de él como motivo para votar contra el brexit. Una vez iniciadas las negociaciones, la primera ministra pasó meses afirmando que existían alternativas tecnológicas -control remoto de entrada y salida de productos y declaración y pago de aranceles mediante cámaras y códigos QR- que no requerirían del "mecanismo de emergencia" que mantendría atado a Irlanda del Norte a la UE. Bruselas los rechazó de plano.
Por otro lado, el ala euroescéptica de su partido, envalentonada por la victoria en el referéndum, afirmó desde el principio que salir sin acuerdo no supondría ningún problema ni riesgo alguno, y que solo tendría "una considerable ventaja", según el que pronto sería nombrado ministro del brexit, David Davis. Con esa ventaja, el nuevo acuerdo comercial que negociarían con la UE sería "el más fácil de alcanzar de la Historia de la humanidad", y para marzo de 2019, Reino Unido habría completado "un mercado internacional notablemente superior a la UE", según Liam Fox. Todo ello era legalmente imposible, pero nadie les preguntó por los problemas. Es más: les recompensaron con cargos.
Precisamente, May dio las carteras encargadas de negociar la salida a sus principales figuras (Boris Johnson en Exteriores, Davis y Dominic Raab en brexit,Fox en Comercio) con la esperanza de que vieran los problemas reales que supondría una salida sin acuerdo, y las dificultades de negociar uno. Pero cuando llegó la hora de tomar decisiones duras, los 'brexiteros' optaron por abandonar el Gobierno y atacar a la primera ministra por no conseguir el brexit duro que ellos querían, en vez de reconocer que tal cosa no existía. Mejor mantener el sueño vivo y culpar a alguien de su fracaso que reconocer que sus fantasías siempre habían sido irrealizables.
A ello hay que añadir las expectativas erróneas de May sobre cómo funcionaría la negociación. Reino Unido ya tenía grandes excepciones a las normas europeas: no tiene el euro, no está en el Espacio Schengen y contribuye menos al presupuesto europeo, entre otros beneficios negociados por Thatcher y Major durante los años 80 y 90. De hecho, como ministra de Interior de Cameron, May había conseguido adoptar solo parte de las leyes y estructuras de coordinación de seguridad europea.
Así, May tomó la posición de pedir seguir en parte de las estructuras del mercado común y, a la vez, poder cerrar las fronteras y hacer acuerdos con otros países, estrategia que describió como "tener un pastel y comérnoslo a la vez". Cuando la UE insistió en que el mercado común no era divisible, y que Reino Unido no podía estar solo en las partes de la UE que le gustaban, obligando a May a elegir claramente entre estar dentro o fuera, el ala 'brexitera' denunció esas condiciones como "un castigo" de Bruselas.
Además, uno de sus principales eslóganes en ese tiempo ha sido "ningún acuerdo es mejor que un mal acuerdo", minimizando los problemas que podrían derivar de una salida caótica de la UE. Cuando su plan ha cambiado -ahora este acuerdo es mejor que nada-, los diputados más intransigentes solo tienen que citar sus propias palabras para justificar un voto en contra y minimizar los riesgos que ahora sí resalta May.
Las peores elecciones
Pero quizá la puntilla fue el gigantesco error de haber convocado elecciones en mayo de 2017 , con el mecanismo de salida ya activado. May, que había heredado de Cameron su ajustada mayoría absoluta, llamó a las urnas cuando las encuestas le daban una ventaja de 20 puntos sobre los laboristas de Jeremy Corbyn, al que sus propios diputados querían cesar.
Las quinielas del Gobierno pronosticaban una mayoría absoluta aplastante de entre 70 y 100 diputados, o incluso más, lo que le habría dado un colchón para poder ignorar a los 'brexiteros' radicales y a los pro-UE entre sus filas, frente a un laborismo en descomposición. Pero una campaña horrible, que le ganó el mote de "Maybot" por su actitud fría y robótica y resucitó a un Corbyn mucho más telegénico y amable, le hizo perder una docena de diputados . Así, en minoría, May quedó a merced de la oposición y de los extremistas de su partido.
No solo eso, sino que el nuevo Parlamento quedó dividido en grupos irreconciliables con objetivos distintos: unos apoyan el acuerdo de May, otros quieren un nuevo referéndum y otros quieren una salida dura; y cada bando está dividido entre los que quieren provocar nuevas elecciones anticipadas que den una victoria a Corbyn, los que quieren un nuevo primer ministro 'tory' y los que están a gusto con May.
El resultado de esta larga cadena de errores, presiones y decisiones evitables es que May está atrapada entre dividir su partido, llevar al país a su barranco o hundir su Gobierno. No hay nadie que pueda reemplazarla en su partido sin tener los mismos retos. Y no hay mayoría en el Parlamento ni para aprobar ninguna opción, ni para ir a elecciones. Alguien tendrá que ceder, pero las líneas sobre la arena llevan trazadas muchos años ya.
Fuente: https://www.eleconomista.es/economia/noticias/9575566/12/18/Una-serie-de-errores-catastroficos-como-llego-Reino-Unido-a-la-actual-crisis-del-Brexit.html?utm_source=acuerdos&utm_medium=lavanguardia&utm_campaign=20181212_errores_brexit

El móvil del incidente de ‎Kerch



 Ucrania revela el móvil del incidente de ‎Kerch
RED VOLTAIRE 


Ucrania y Rusia concluyeron en 1997 un Tratado de Amistad que entró en vigor en 1999. ‎Ese tratado debía renovarse automáticamente cada 10 años, si ninguna de las partes decidía ‎abrogarlo. ‎

En octubre de este año, Ucrania decidió poner fin a ese tratado y organizó el incidente de Kerch ‎para justificar la ruptura. El presidente de Ucrania, Petro Porochenko, ha ordenado además a su ‎administración hacer un inventario de todos los acuerdos entre Ucrania y Rusia para evaluar las ‎posibilidades de romperlos. ‎

Entre otras disposiciones, el Tratado de Amistad ya mencionado y su extensión de 2003 estipula ‎que el Mar de Azov es un mar interior ucrano-ruso, donde los buques de guerra de otros países ‎no pueden penetrar sin la autorización expresa de Ucrania y Rusia. Por lo tanto, la Convención de ‎la ONU sobre el Derecho del Mar de 1982, no se aplica al Mar de Azov. ‎

Si se abrogan el Tratado de Amistad y su extensión, el Mar de Azov pasaría a regirse por el ‎derecho internacional, con aguas territoriales ucranianas, aguas territoriales rusas y aguas ‎internacionales, de manera que los navíos de la OTAN ya no tendrían que solicitar la ‎autorización de la Federación Rusa para penetrar en ese mar. ‎

Eso explica además la activa participación de la OTAN en la preparación del incidente de Kerch. ‎