Estado de excepción permanente
La propuesta de Aznar, secundada por Casado y Rivera, que no
es más que la "declaración de un estado de excepción permanente e
indefinido" en Catalunya, es una manera de resolver la tensión
A partir del momento en que se ponga en práctica esa
"intervención total y sin límite de tiempo", la tensión desaparece.
De momento desaparece. Después ya se verá, pero de momento desaparece
Javier Pérez Royo
El diario .es
Esta es la propuesta que hizo explícitamente José María
Aznar en el día de ayer. Implícitamente es la que viene haciendo desde hace
bastante tiempo. Propuesta que coincide con la reclamación permanente por parte
de Albert Rivera y Pablo Casado de activación de manera inmediata del artículo
155 de la Constitución (CE). (Por cierto, sería preciso que el Tribunal
Constitucional resolviera los dos recursos que se interpusieron contra la
aplicación del artículo 155 por el Gobierno de Mariano Rajoy, a fin de que quedaran
despejadas las dudas de constitucionalidad que en dichos recursos se planteaban
y que pudiéramos saber con la mayor precisión posible qué se puede hacer y qué
no se puede hacer con el 155 CE).
Pero abandonemos el terreno jurídico y centrémonos en el
político, que es en el que habrá que encontrar una respuesta a la forma de
integración de Catalunya dentro del Estado. Está claro que la fórmula de
integración diseñada en la Constitución y desarrollada a través del Estatuto de
Autonomía, el de 1980 en primer lugar y el de 2006 después, revisado por la STC
31/2010, sigue estando vigente desde un
punto de vista formal, pero no resulta aceptable en su aplicación ni para la
mayor parte de la sociedad catalana ni para los partidos de la derecha
española, PP, Ciudadanos y VOX, que representan una parte minoritaria en
Catalunya, pero mayoritaria en lo que a este asunto se refiere, fuera de ella.
Nos encontramos ante un supuesto de tensión entre la norma
jurídica y la realidad social. La norma, el bloque de la Constitucionalidad
integrado por la Constitución y el Estatuto de Autonomía dice una cosa. La
interpretación que de esa norma se hace por parte de los distintos actores que
intervienen en el proceso político de aplicación de la misma son irreconciliables.
Y la autoridad del árbitro, el Tribunal Constitucional, es reconocida por
algunos de los actores, pero no por otros.
Esta es la realidad, complicada toda vía más por la
inminencia de la apertura de un juicio en el Tribunal Supremo por delito de
rebelión contra exconsellers del Govern, la expresidenta del Parlament, los
presidentes de ANC y OMNIUM y algunos otros políticos nacionalistas catalanes.
No cabe duda de que la propuesta de José María Aznar,
secundada por Pablo Casado y Albert Rivera, que no es más que la “declaración
de un estado de excepción permanente e indefinido” en Catalunya, es una manera
de resolver la tensión. A partir del momento en que se ponga en práctica esa
“intervención total y sin límite de tiempo”, la tensión desaparece. De momento
desaparece. Después ya se verá, pero de momento desaparece. Habrá una norma
jurídica, la que apruebe el Senado por mayoría absoluta a propuesta del
Gobierno en aplicación del 155 CE y esa norma jurídica será interpretada y
aplicada unilateral y discrecionalmente por el Gobierno de la Nación hasta el
momento que considere oportuno.
Esta es la propuesta que está encima de la mesa y que exige
para poder aplicarla desalojar a Pedro Sánchez de la presidencia del Gobierno.
El pasado miércoles Pablo Casado lo dejó dicho en el Pleno del Congreso de los
Diputados. Convoque elecciones para que nosotros podamos hacer lo que ustedes
no se atreven a hacer.
Este va a ser el eje en torno al cual va a girar la vida
política española en el futuro inmediato. Nadie puede desconocer los términos
en que se va a producir el enfrentamiento. Desalojar a Pedro Sánchez de la
Moncloa e imponer un "estado de excepción permanente e indefinido" en
Catalunya es la propuesta de la derecha
española menos extrema, ya que la de la más extrema, es la supresión pura y simple
del reconocimiento del derecho a la autonomía con carácter general en todo el
Estado, que es la propuesta de VOX.
Los interrogantes se imponen: ¿Es posible que tras una
“intervención total y sin límite de tiempo” en Catalunya se pueda continuar
ejerciendo el derecho a la autonomía en el resto del Estado como se ha venido
haciendo a lo largo de estos últimos casi cuarenta años? ¿No afecta la
supresión permanente e indefinida del ejercicio del derecho a la autonomía en
Catalunya al ejercicio de tal derecho en el resto de España? ¿Es posible que,
en el supuesto de que el anterior interrogante tuviera una respuesta
afirmativa, se pudiera volver a ejercer en Catalunya el derecho a la autonomía
de una manera que fuera "recognoscible" como tal tras la
"intervención total y sin límite de tiempo"? ¿No sería esa estrategia
de Aznar, Casado y Rivera el caballo de Troya para que se acabe imponiendo la
estrategia de Abascal?
A todos estos interrogantes va a tener que dar respuesta la
sociedad española. Toda la sociedad española. Los tres partidos de la derecha
española los han puesto encima de la mesa y nadie puede no sentirse interpelado
por ellos, porque tienen fuerza suficiente para exigir una respuesta. No son
los demás partidos políticos los que están siendo interpelados por PP,
Ciudadanos y VOX. Somos todos los ciudadanos españoles. Porque es la forma de
Estado de la Democracia española lo que está en juego.
Cada ciudadano tendrá que mirarse a sí mismo y decidir en
conciencia.
Nota.- De hecho los
que propone el trio del PP, C’s y Vox y
su caudillo Aznar ya se aplicó durante décadas a Catalunya durante el régimen
"constitucional" en la España de Isabel II, Alfonso XII y Alfonso
XIII, pero entonces se llamaba "estado de guerra", que permitía al
Capitán General gobernar como en una colonia, sin control alguno y ejecutando a
los enemigos del régimen sin que tuviera que dar explicaciones. También es la
"forma de gobierno" del franquismo, tan añorado y querido por el
citado tripartito, Sobre lo que opina mayoritariamente la sociedad española ya
nos lo podemos imaginar visto el resultado de las elecciones andaluzas, la
"via turca" es la opción preferida, no la "via britànica",
y porque la "via serbia" no hace falta. Ese camino se ve cuando
les vemos calificar a Cataluña de ulsterización, para apretar al
PSOE y se suicide políticamente , cuando es una insurrección pacifica, y no tiene nada que ver con ello, ni con el
País Vasco, donde el franquismo
agónico declaraba estados de excepción. Como se ve
el franquismo no fue una excepción .