"La microeconomía es inútil tal y como se enseña en los manuales". Entrevista
Steve Keen
01/11/2017Andrés Lomeña.
ANDRÉS LOMEÑA: En La economía desenmascarada, usted señala que la mayoría de los errores y sesgos de la escuela neoclásica son falacias de agregación. Explica, por ejemplo, que la curva de la demanda no es necesariamente decreciente, sino que puede adoptar casi cualquier forma. ¿Cuál es la crítica a la economía neoclásica más aceptada? ¿Qué reacciones ha tenido su obra?
STEVE KEEN: Tienes razón en que la mayoría de los errores de la economía neoclásica se reducen a falacias de agregación. Hay dos razones para entender por qué sucede esto. En primer lugar, los neoclásicos lo intentan derivar todo de sus elegantes fundamentos microeconómicos, que son empíricamente falsos. Sabemos por la teoría de sistemas complejos que eso no se puede hacer: “La psicología no es biología aplicada”, por citar al Nobel de Física Philip Anderson. En segundo lugar, incluso si esas inferencias fueran posibles, imposibilitaron las agregaciones al partir de una teoría subjetiva del valor.
Los jóvenes estudiantes de economía parecen estar muy influenciados por La economía desenmascarada, lo cual me halaga, ya que ellos han sido uno de mis dos objetivos principales (el otro público al que me dirigía estaba compuesto por los activistas de áreas como el cambio climático, la lucha contra la pobreza o la justicia social, enterrados con frecuencia por el discurso de los economistas). Hay una aceptación bastante extendida de mis críticas a la economía neoclásica por parte de economistas no neoclásicos, así como de mis críticas a la economía marxista por parte de no marxistas. Los neoclásicos rechazan todas las críticas excepto una que ellos mismos desarrollaron y las banalizan en lugar de tomárselas en serio. Los marxistas se comportan del mismo modo respecto a las críticas de la teoría del valor-trabajo.
Dentro de la economía neoclásica, la única crítica que han aceptado es la del llamado teorema de Sonnenschein-Mantel-Debreu según el cual no podemos derivar una curva de la demanda del mercado descendente simplemente añadiendo curvas de demanda de individuos heterogéneos que consumen bienes heterogéneos. Los neoclásicos tergiversaron la conclusión y sostienen que es válido usar un “agente representativo” o asumir que todos los individuos tienen curvas de Engel lineales y paralelas, lo que significa que se asume que todos los bienes y todos los consumidores son idénticos (curvas de Engel lineales y paralelas quiere decir que el consumo no cambia cuando cambian los ingresos, lo que implicaría que no hay bienes de lujo ni necesidades).
Es irónico que los neoclásicos hayan terminado por evitar la crítica a sus teorías asumiendo una condición que socava sus propios fundamentos. Si todos los bienes son idénticos, entonces no tiene sentido el concepto de “precios relativos”, que es una creencia cuasi religiosa. Además, en sus propios círculos están deseando admitir que algunas críticas importan (como en algunas discusiones sobre el teorema de Sonnenschein-Mantel-Debreu), pero cuando un outsider como yo señala las posibles implicaciones que tienen, simplemente te insultan. Aquí tienes algunos casos representativos que ocurrieron en 2012:
http://www.creditwritedowns.com/2012/04/banks-matter-krugmans-barter-mysticism.html
http://krugman.blogs.nytimes.com/2012/04/02/oh-my-steve-keen-edition/
http://www.debtdeflation.com/blogs/2012/04/04/krugman-apologises/
Los neoclásicos se comportan como trolls con sus críticos y esos ataques solían funcionar antes de la crisis financiera porque el público aceptaría que eran expertos y que los críticos estábamos muy mal informados. Después de la crisis global de 2008 ya no pudieron escabullirse, aunque tienden a comportarse del mismo modo.
En cuanto a las demás críticas, aquellas desarrolladas por otros economistas no neoclásicos como Piero Sraffa (más la que yo añadí sobre las falacias lógicas de la competencia perfecta marshalliana), los neoclásicos las rechazan o argumentan que han hecho cambios a la teoría que las tienen en cuenta. Respecto a mi crítica, confunden la teoría de juegos de Cournot (que es matemáticamente válida, aunque sea localmente inestable) con la de Marshall, que era la que yo estaba criticando, y ya de paso me menosprecian. Es frustrante, pero no es diferente a intentar convencer a los mormones de que el libro de los mormones es una fantasía.
A.L.: Conozco a muchos economistas que se han formado con el manual de Mankiw, que usted desaprueba. ¿Qué libro recomendaría a los estudiantes para que aprendan macroeconomía? ¿Y para la microeconomía? Le preguntaría por la mesoeconoía, pero ni siquiera tengo claro que sea un campo relevante para usted.
S.K.: Para llegar a ser economista, primero sugeriría aprender dinámica de sistemas, si es que se imparte en tu universidad, o hacer cursos básicos de matemáticas (cálculo básico y álgebra, así como ecuaciones diferenciales, incluyendo las propiedades básicas de los sistemas no lineales de tercer grado), y también estudiar historia y centrarse en los siglos que van del XVII al XIX, lo que incluirá la evolución del capitalismo (recomendaría un curso en historia económica, pero la mayoría de las universidades ya no los ofrecen). Luego lee un libro sobre la historia del pensamiento económico como el de Bruce Caldwell. Por último, puedes leer mi libro y también el de John Blatt sobre dinámica de sistemas económicos.
La microeconomía es inútil tal y como se enseña en los manuales. Es mejor leer la teoría del precio del postkeynesiano Fred Lee, que abarca setenta años de investigación empírica de las estructuras de costes de las empresas reales, lo que no guarda ninguna relación con los modelos de broma que salen en manuales como el de Mankiw.
El concepto meso es sensato. La interacción de muchas entidades diferentes genera lo que nosotros observamos como macroeconomía y la idea que implica lo meso sobre las relaciones entre los individuos y las dinámicas agregadas es significativa.
A.L.: ¿Los postkeynesianos intentan crear una economía alternativa completa?
S.K: Estamos intentando desarrollar una economía alternativa para reemplazar la neoclásica del mismo modo que Brahe, Kepler, Copérnico, Galileo y Newton desarrollaron una alternativa a la cosmología ptolemaica. El problema para lograr esa finalidad es que los postkeynesianos no comparten una teoría del valor como sí hacen los neoclásicos o, de un modo muy distinto, los marxistas, así que hay muchas disputas entre los postkeynesianos para producir una visión coherente y aceptada de la economía. Lakatos dijo que los programas de investigación científica tenían un núcleo de creencias que los definían: los neoclásicos y los marxistas lo tienen, los postkeynesianos aún no.
A.L.: ¿Cuál es su postura frente a los bienes Giffen? A propósito, no le pregunto por otros conceptos porque se escapan a mi entendimiento, así que igual le conviene publicar una versión abreviada y sencilla de La economía desenmascarada.
S.K.: El concepto de los bienes Giffen fue un intento de explicar la gran hambruna irlandesa desde una perspectiva neoclásica y son un mito: están para que parezca que la regla siempre es la curva de la demanda descendente, pero tal y como sostengo en el libro, los neoclásicos ni siquiera pueden inferirla de su propia teoría.
Tengo presión en dos direcciones opuestas: algunas personas quieren que escriba una versión simplificada y otros que publique una versión con todos los desarrollos matemáticos. Supongo que debería hacer las dos, pero el problema es dónde hallar el tiempo para hacerlas.
A.L.: ¿Qué puede anticiparnos de la tercera edición de su obra?
S.K.: Añadí muchas críticas a la macroeconomía de los neoclásicos en la segunda edición y mostré un poco de la alternativa monetaria postkeynesiana. Desde entonces, como tuve que diseñar el software de Minsky, he aprendido mucho sobre dinero y modelización monetaria, así que cambiaría sustancialmente los capítulos sobre la teoría monetaria.
También reordenaría el libro. Ya no necesito la visión general del mundo que aparece como punto de partida, ya que la crisis volvió a la gente mucho más abierta a aceptar que debían existir sesgos en la teoría económica si apenas advirtió el mayor acontecimiento económico del pasado siglo (tampoco se predijo la Gran Depresión). Empezaría con todas las cosas que son categóricamente verdaderas: las empresas dan con los costes unitarios decrecientes cuando aumentan la producción, los consumidores no maximizan la utilidad, los bancos, el dinero y la deuda son esenciales en el capitalismo, el equilibrio es algo más bien dinámico en el sentido que le dio Keynes, y así sucesivamente. Y luego abordaría las críticas.
También añadiría muchas ideas sobre la energía. He encontrado el modo de incorporarla en los modelos de producción durante el último año, y eso haría más fácil tener secciones en el libro sobre energía y ecología.
A.L.: Recomiéndenos un libro.
S.K.: Los desposeídos de Ursula K. Le Guin. Es una historia de ciencia-ficción, lo que permite a la autora explorar conceptos que serían muy difíciles de imaginar en un plano más realista. La novela es magnífica.
A.L.: Una película.
S.K.: Los héroes del tiempo de Terry Gilliam. Una comedia fantástica y descabellada al estilo Monty Python.
A.L.: ¿Paul Krugman o Stiglitz?
S.K.: Stiglitz. Al menos Joe sabe que hay alternativas al DSGE [equilibrio general dinámico estocástico] y al modelo IS-LM.
A.L.: Díganos algo positivo sobre el euro.
S.K.: El diseño de los billetes está muy bien. Cuando se vuelvan obsoletos y las economías europeas vuelvan a las monedas nacionales que nunca debieron abandonar, los viejos euros serán útiles para decorar o empapelar.
A.L.: ¿Qué le viene a la mente cuando escucha hablar sobre la teoría monetaria moderna?
S.K.: Muchas cosas, aunque sobre todo la importancia de tener una comprensión realista de la creación del dinero. Es absurdo que la escasez sea lo más fácil del mundo para crearlo, pero también es importante tener más de una perspectiva en economía. La TMM te permite entender algunas cosas sobre la creación de dinero y sobre la ausencia de restricciones monetarias en el gasto gubernamental. En cambio, no te permite comprender las complejas dinámicas de una economía capitalista. Para eso necesitas conocimientos en sistemas dinámicos y complejos.
A.L.: ¿Qué opina de una Renta Básica Universal?
S.K.: Estoy a favor por varias razones. La principal es que asumo que la robótica y la inteligencia artificial reemplazarán la mayoría de trabajos productivos actuales, trabajos que estén directamente relacionados con la creación de bienes y servicios reales. Muchos trabajos, por no decir la mayoría, merecen la caracterización que David Graeber acuñó: trabajos de mierda. Alrededor del ochenta por ciento del empleo actual no produce ningún resultado físico y algunas actividades están asociadas a la creación de deuda.
Muchos postkeynesianos apoyan el Trabajo Garantizado antes que una Renta Básica Universal basándose en que sería más eficaz que dar un salario. Creen que los ciudadanos se volverían perezosos si no se les pide que trabajen para vivir. Yo creo que esa visión es tremendamente puritana (veo a gente muy ocupada con el baile, los deportes o la creación artística).
A.L.: ¿A cuál de estos economistas prefiere? Jean Tirole, Oliver Hart y Richard Thaler.
S.K.: Richard Thaler, Oliver Hart y con una puntuación muy negativa, Jean Tirole.
A.L.: ¿Se atreve a pronosticar quién ganará el Nobel de Economía en 2018? ¿Paul Romer?
S.K.: Mi predicción es que será alguien ligeramente a la izquierda del centro del tablero económico que trabaje en el territorio fronterizo del pensamiento neoclásico. Pero sí, Romer si intentaran una especie de redención tras la crisis financiera global, una expiación del estancamiento secular. Si se lo dan a alguien como Summers vomito...
Profesor de economía en la Universidad de Kingston. Le fue concedido
el Premio Rovere de teoría económica por la capacidad de sus modelos
matemáticos dinámicos para predecir la crisis financiera de 2008.
www.sinpermiso.info, 5-11-17
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