La construcción mediática de los "yihadistas"
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Un nuevo término ha entrado en el vocabulario usual del francés en los últimos meses, el de "
yihadista". Los grandes medios de comunicación abordan diariamente el tema y difunden un marco de interpretación que modela la
opinión pública,
orientando las reacciones y suscitando tomas de posición. Para dar un
aval científico a afirmaciones mediáticas, se acude a la ayuda de
"expertos" y "especialistas" de nombres rimbombantes. Pero,
más allá
de una aparente diversidad de opiniones, se esconde una unidad de
análisis. A pesar de la impresión de objetividad de los artículos y
reportajes, pueden identificarse de forma constante estas cuatro
recurrencias ideológicas: los prejuicios sobre el Islam, las coacciones
hacia los musulmanes para que se justifiquen por su fe, la negación de
las causas internas en los países occidentales, y la justificación de la
guerra. Estos cuatro discursos mediáticos, al ser difundidos sobre un
fondo sensacionalista, no son baladies. Tienen una función social y
política muy concreta. Juntos, ayudan a producir una realidad social y
política con graves consecuencias.
El sensacionalismo
El tono dominante del discurso mediático es el del sensacionalismo. Nos
encontrariamos ante un fenómeno sensacional, no sólo inédito sino
también impredecible. Se repiten cifras y se subrayan las fulgurantes
progresiones de las partidas hacia Siria:
"
Nunca ha sido
tan elevado el número oficial de participantes franceses en la yihad.
En julio, el ministro del Interior estimaba en 800 el número de personas
participantes en operaciones islamistas en Oriente Medio.
Una cifra que ya se había incrementado en un 56% en pocos meses: eran
500 en abril. Un año antes, en marzo de 2013, no eran más que 50
franceses los que habían elegido la yihad. Es un aumento constante del
número de combatientes voluntarios que muestra las dificultades en
detener el flujo de partidas hacia Irak o Siria." (1)
Los titulares angustiosos protagonizan las portadas de nuestra prensa y noticias, o la presentacion de los reportajes de actualidad:
“Y
ihadismo, una Francia mal protegida ", según el diario “Express"; “
La Situación de la amenaza terrorista en Francia ", según el diario “
I-télé” (2), “
los yihadistas se entrenan en la zona de las Ardenas belgas” según el diario L’
Union l’ Ardennais (3), etc.
La fábrica del miedo funciona a todo trapo, con sus dos consecuencias lógicas: la renuncia a la explicación racional, lo
que por
una parte favorecera las reacciones emocionales, y por la otra la
demanda de seguridad, que será aceptada incluso en detrimento de las
libertades esenciales. Ya
no se
trata solo de perseguir los objetivos actuales, sino que la escalada de
una lógica basada en la seguridad se instala profundamente en nuestra
sociedad. Este mecanismo ha sido descrito de la siguiente manera por
Serge Quadrupanni:
"
El antiterrorismo es la punta de
lanza, la vanguardia conceptual y la práctica de una política del miedo
que tiende a infiltrarse en todos los
rincones de la sociedad. Esta política de producción simultánea de
temores y de controles supuestamente justificados para frenarlos y
contenerlos, esta condenada a inventarse constantemente nuevos enemigos:
después del terrorista, serán los jóvenes de barrios populares o
simplemente los jóvenes, los niños, el internauta, el loco, el
inmigrante, el extranjero, el musulman, el gitano (1), ..."
Pero evitemos la critica que nos pueda situar bajo "
la teoría de la conspiración",
ya que ésta aparece constantemente como un “comodín” ante cada
cuestionamiento de los mecanismos de dominación. No hay necesidad de
creer en ninguna "
teoría de la conspiración" para determinar la
existencia de una estrategia por parte de las clases dominantes, en su
pretensión de guiar a la opinión pública para enmascarar la realidad e
imponer decisiones, presentándolas como deseables y necesarias.
Esencialismo
El primer leitmotiv de los discursos mediáticos dominantes, impuesto
por el sensacionalismo, es una construcción esencialista del Islam. El
esencialismo es pues el proceso del pensamiento que consiste en
homogeneizar una realidad plural, en hacer que pierda su carácter
histórico, y en presentarla de forma reconstruida, como una explicación
invariable al conjunto de los acontecimientos y / o de los
comportamientos de las personas de las que se pretende que formen parte
de esa realidad.
Durante muchos años, esta construcción
esencialista (o estereotipada, tergiversada, ndT) del Islam, se difunde a
través de múltiples canales con la consecuencia de un un aumento de la
islamofobia: según esa reconstruccion, se presenta el Islam como incapaz
de concebir la diferencia entre la religión y la política, de lo cual
se deriva lógicamente una alergia de los musulmanes hacia la democracia.
Se basaria en una desigualdad de género con el resultado lógico de un
sexismo exacerbado por parte de los hombres musulmanes, y de una
sumisión igualmente significativa por parte de las mujeres musulmanas.
Todo ello seria incompatible con el racionalismo y por esa misma razon
conduciria a una mayor tendencia al fanatismo, etc.
Una de
las consecuencias del proceso del esencialismo es el uso como sinónimo
de los términos "Islam" y "musulmán". De esta manera, todos los
comportamientos de los musulmanes pueden explicarse por ese Islam
presentado como una esencia, esencializado. El boxeador
Mohammed Ali
respondió de manera fulminante a este tipo de razonamiento en una
famosa entrevista con un periodista sobre los ataques del 11 de
septiembre:
"¿Cómo se siente acerca de la idea de que usted comparta la misma fe con los sospechosos arrestados por el FBI ? -
"Y usted", contestó,
"¿cómo se siente acerca de la idea de que Hitler compartió la suya? (1)".
La frecuente división binaria entre musulmanes "moderados" y
"musulmanes radicales" no cambia nada fundamental en la cuestión de la
esencialización. El musulmán moderado seria el que practica el Islam con
moderación, y el musulmán radical, el que practica el Islam sin
moderación. En definitiva, esta división binaria y esencialista atribuye
a la palabra "radical" un certificado de “islamidad”, ya que si se
necesita moderar el Islam, entonces es porque lleva en él, en su
esencia, tendencias peligrosas. Como destaca Maurice Tarik Maschino "el
musulmán
moderado es una abstracción, un pseudo concepto o concepto de guerra,
cuya función es la de despertar en la imaginación de los lectores, los
estereotipos habituales que estigmatizan a los musulmanes. (2)".
Coacción
La división binaria conlleva una lógica de sospecha. Al mismo tiempo que se aplaude al "
musulmán moderado", a los "
radicales"
se les piden explicaciones, que tomen la palabra, que emitan condenas.
El musulmán es de alguna manera responsable de todos los actos y
declaraciones que se hagan en el nombre del Islam por cualquier persona
en este planeta que se reivindique de esta religión. Sus silencios son
diagnosticados en el mejor de los casos como irresponsabilidad y en el
peor, como complicidad.
Es asi como el periódico francés Le
Figaro, pudo iniciar una encuesta el pasado 25 de septiembre en torno a
la siguiente pregunta, tan significativa: "¿
Manifiestan suficientemente los musulmanes franceses su oposición a la amenaza terrorista?
Por su parte,
La Libre Belgique puede titular uno de sus artículos del 28 de septiembre de la siguiente manera: "¿
Deben los musulmanes disociarse de los yihadistas? "
La campaña "NotInMyName" (No en mi nombre) no solamente protagoniza los
titulares de todos los medios de comunicación durante varios días, sino
que es retomada por el propio presidente Obama, quien declaró en la
Asamblea General de las Naciones Unidas el 24 de septiembre que: "
Es
hora de que el mundo - y en particular las comunidades musulmanas -
rechacen explícitamente con firmeza y de forma sistemática, la ideología
de al Qaeda y el Estado islámico".
Mientras que la acusación de "
comunitarismo"
ha llegado a ser frecuente al abordar las cuestiones referidas al
Islam, ahora se les pide a los musulmanes que se expresen como
comunidad. Que se presten al juego de la condena, o que rechacen la
coacción de tener que justificarse, el resultado es el mismo: la
reproducción del estereotipo que presenta a los "
musulmanes" como totalidad homogénea y vacía de contradicciones.
La coacción de tener que justificarse bajo la misma lógica que la de los "
castigos colectivos"
de la época colonial. Antaño, se podía condenar a grupos enteros por
delitos que no habían cometido, mientras que ahora hay grupos enteros
que deben justificarse por hechos de los cuales no son responsables.
Porque, evidentemente, ¡
ojo con el silencio!: es percibido inmediatamente como sinónimo de complicidad.
La lógica no es nueva y ya se ha utilizado muchas veces en el pasado
respecto a la inmigración y a sus hijos, que son las nuevas generaciones
de franceses. Por tomar sólo un ejemplo, recordemos las revueltas de
los barrios populares de noviembre 2005 en Francia. A las personas de
origen inmigrante se las invitaba a los platós de televisión únicamente
para formularles una pregunta: la que tenia que ver con la condena de
las revueltas. Pero podríamos citar igualmente la coacción (cuando uno
es de origen inmigrante), de tener que demostrar que se está integrado,
que no se es homófobo, ni sexista, ni antisemita, etc…
Negación
La esencialización y la coacción que conduce a justificarse, tienen una
función social y política: la de ocultar las causas que pueden conducir
a unos jóvenes franceses a ser candidatos para irse a Siria. En todos
los procesos sociales, el cuestionamiento únicamente de la "
oferta" (en este caso la oferta de "
yihadismo") conduce a una reducción de la realidad.
El silencio sobre la "demanda" es una negación de las verdaderas causas
del proceso estudiado. Hay mucho en juego, ya que la toma en
consideración de la demanda nos lleva a interesarnos por las condiciones
materiales de la existencia de una parte de nuestra población, cuyo
origen es la inmigración postcolonial.
Ahora bien, esas
condiciones revelan una discriminación masiva y sistémica, haciendo
impensable el porvenir para numerosos jóvenes. Esas condiciones resaltan
una precariedad, haciendo de lo cotidiano algo insoportable. Ponen de
relieve una relación con la policia basada en controles de
identificación de un ritmo de excesiva regularidad, lo cual produce un
sentimiento difuso de inseguridad.
Además sacan a la luz un
estado de sospecha permanente en los medios de comunicación, con una
islamofobia en crecimiento exponencial durante estas ultimas décadas.
Todos estos son los factores que pueden coagularse en trayectorias
individuales que hacen emerger una "
demanda", exactamente como
causas similares pueden llevar a otros jóvenes a comportamientos
suicidas, a necesidad o demanda de una secta, a la violencia contra sí
mismo y contra los suyos.
La explicación mediática en términos de
"auto-radicalización", que
se ha hecho tan común, no rompe con esta negación de las causas de la
demanda. Quienes formulan la “oferta”, se habrían convertido en expertos
del adoctrinamiento informático, y esto sería suficiente para explicar
todo el proceso. Una vez más, se elimina el cuestionamiento acerca de
los factores que hacen a algunos más idóneos para esta oferta. El barniz
de tipo psicológico de numerosos reportajes tienen como objetivo
cubrir, bajo un discurso pretendidamente cientifico, la operación de
negación de las causas reales.
La justificación
La esencialización, la coacción y la negación conducen finalmente a
evitar todo debate sobre los objetivos reales de las guerras. Todo lo
que está en juego a nivel geoestratégico y energético (gas y petróleo)
desaparece por completo del debate, para dejar únicamente cabida a la
urgencia de un consenso
"anti-barbarie".
La
operación ha sido, por ahora, todo un éxito: Las intervenciones en
Siria, en Costa de Marfil y en CentroÁfrica aún no generan grandes
reacciones. Al reunir al conjunto de los actores sociales susceptibles
de oponerse a la guerra, en un clima de pavor y en medio de
explicaciones esencialistas, se consigue destruir el movimiento de “
no a la guerra” y “
anti-imperialista”.
Ese clima y esas explicaciones permiten que no nos cuestionemos las
tácticas y estrategias utilizadas concretamente, como por ejemplo el
apoyo a grupos que mas tarde se pretende combatir, la presentacion de
monarquías oscurantistas (Arabia Saudita, Qatar, etc) como aliados, etc…
Es asi como la construcción mediática de los yihadistas se
inscribe en el marco de una estrategia de guerra. Poco importa que esto
se haga de forma consciente o no, por los actores de los medios de
comunicación: el resultado es el mismo.
Notas:
1) Le Figaro.fr del 14-09-2014.
2) L’Express N° 3300 del 1-10-2014.
3) I-télé del 15 septembre 2014.
4) L’Union l’Ardennais del 3-10-2014.
5) Serge Quadrupanni, La politique de la peur, Seuil, Paris, 2011, p. 24.
6) Para una critica profundizada de la invencion de la teoria de la
conspiracion y su instrumentalizacion (en particular por Taguief et
Boudon) contra cualquier critica del sistema de dominacion capitalista,
vease : "L’invention de la théorie du complot ou les aveux de la
sociologie libérale, in Terreur et Possession, enquête sur la police des
populations à l’ère technologique", éditions de l’échappée, Paris,
2008.
7) Palabras citadas por Sylvain Cypel en Le Monde, el 6 octubre 2001
8) Maurice Tarik Maschino, Qu’est-ce qu’un musulman modéré ?, El Watan du 28 mars 2012.
Traducción: Colectivo Investig'Action
Fuente original:
http://michelcollon.info/La-construction-mediatique-des.html