Llarena como Einstein
Si los hechos relatados en el auto de Llarena no contienen la
violencia necesaria o la intensidad o el tipo de violencia para condenar
a nadie en Alemania, tampoco lo tienen para condenar a nadie y menos a
30 añazos en España
Es lo que tiene ser europeo, que los parámetros de respuesta democrática han de ser homologables
Es lo que tiene ser europeo, que los parámetros de respuesta democrática han de ser homologables
Si
los hechos relatados en su auto no contienen la violencia necesaria o
la intensidad de violencia o el tipo de violencia, o desígnenlo como
prefieran, para condenar a nadie en Alemania, tampoco lo tienen para
condenar a nadie y menos a 30 añazos de prisión en España. Es lo que
tiene ser europeo, que los parámetros de respuesta democrática han de
ser homologables. La OEDE era “un papel sospechoso que ha provocado
dolor de estómago a los jueces alemanes”, según Heribert Prantl,
reputado jurista y redactor jefe de Süddeutsche Zeitung y uno de los
editorialistas más respetados y citados de Alemania. Vendrán los mismos
retortijones para los belgas y los británicos. Tales gastritis están tan
extendidas que también las sufren el 85% de los cátedros y profesores
de Derecho Penal españoles y, me van a perdonar, muchos magistrados
sensatos que se callan y sufren en el silencio de los mensajes privados.
Debería Llarena, y los que le inspiran, reflexionar
sobre ese órdago que ha sido una torpeza jurídica y que les ha situado
en una situación insostenible. Claro que Llarena, y los finos juristas
que le inspiran, y que piensan que lo son tanto que pueden vestir bien
cualquier propuesta dado que su técnica alcanza para hacerlo, se
aproximan en su actitud a las posiciones de Einstein. Ya saben, el padre
de la teoría de la relatividad dejó dicho que la vida es como una
bicicleta en la que hay que pedalear siempre hacia adelante para no
perder el equilibrio. Quede claro que la semejanza tiene que ver con la
huída hacia adelante y no con la relatividad, porque algún malvado
querrá ver el guiño.
Bicicleteando han llegado al
despropósito de anunciar la presentación de una cuestión prejudicial
frente al Tribunal Europeo de Justicia. Les va a ser fácil comprender
por qué es un delirio y más difícil entender cómo unos juristas hechos y
derechos se han metido de hoz y coz en esta vía imposible, aunque
también intentaré aclarárselo. Verán que lo que Llarena -que según los
que le vieron estaba como poco tensito y como mucho histérico el
viernes- anuncia a través de los medios es una cuestión POSTjudicial y
no PREjudicial dado que la resolución alemana ya está tomada.
Por otra parte, tal cuestión está prevista para que un juez pida
aclaración sobre la forma de aplicar las normas de la Unión a SU asunto
que todavía NO ha fallado. Héteme aquí que, bicicleteando, Llarena
quiere pedir al TJUE que se pronuncie a posteriori sobre un
procedimiento que no es suyo sino de unos jueces alemanes. Es delirante.
Tan extravagante resulta que en su nota de semiapoyo, la Fiscalía
General del Estado nos decía el viernes que “estudiará la eventual
posibilidad” de apoyar tal cosa. ¿Han visto más palabras de
incertidumbre en el mismo sintagma? Estudiar no es hacer. Eventual es no
seguro. Posibilidad, es una disposición para hacer o no algo. Vamos,
que lo tienen super claro como verán. Tampoco la Fiscalía tiene mucho
margen de acción. Recuerden que ya intentó reconducir las cosas pidiendo
la libertad con fianza de Forn o alegando que no se podía reclamar o no
reclamar a voluntad y recibió un desprecio por respuesta.
Tras el noqueo producido por la respuesta jurídica alemana que, Dios
sabe por qué, no habían previsto, el viernes todo era un revuelo. Las
reuniones de Marchena, las reuniones de los fiscales del caso, las
llamadas de aquí y de allá. Un terremoto. ¿Y a qué tanta prisa para
estudiar la situación jurídica creada? Para replantear sus actuaciones
en verdad tenían tiempo. Lo que no daba tanta tregua era la situación
política y de opinión pública. Las huestes estaban aplanadas, el
Gobierno en shock, y los más no entendían nada. Es lo que tiene falsear
las expectativas. Creo que lo que se buscaba a toda costa el viernes era
un relato. Algo que ofrecer. Una esperanza que dar para que no decaiga.
Bicicletear, en suma. Así que supongo que en alguna tormenta de ideas,
ante el callejón sin salida, en lugar de proponerse reconsiderar en
términos jurídicos lo que están haciendo, eso ni se plantea, alguien
sugirió: “pues usemos la cuestión prejudicial como una especie de
recurso y así ganamos tiempo”. Entiendo que, a falta de nada más,
recogieron el guante, pero hay que estar muy desesperado para plantear
algo así. Si se presenta, que yo lo dudo, les van a mandar a paseo como
poco y el berenjenal fangoso en el que van a dejar el procedimiento y el
bochorno internacional no va a tener parangón en los anales de la
historia penal española.Eso sí, oiga, han conseguido un relato para
mantener entretenida la fiesta de todo aquel que no sabe mínimamente de
qué va esto o del que está deseando creer lo que le den. Sucede que esa
no es su misión. Es lo que tiene.
Lo que está
haciendo el instructor no es homologable por los viejos estados
democráticos porque supone adobar unos hechos para encajarlos en un tipo
penal sin que sea éste adecuado para recibirlos. Los jueces alemanes le
han aceptado el relato de hechos, es decir no juzgan siquiera si se han
producido o no y los dan por buenos, en eso estriba la confianza entre
estados, y aún dándolos por digamos probados tienen meridianamente claro
que no son delictivos. Lo mismito que opinan todos los juristas que no
dejan que les posea un elemento emocional o mesiánico. Y eso lo han
determinado los alemanes hasta con una traducción bastante curiosa
enviada por España de la que han desaparecido frases como esa de la
página 56 del auto de procesamiento en la que el juez se mete como
parte: "Y termina el relato de la estrategia que SUFRIMOS" que se ha
mudado en alemán a “finalizando el relato”. Los defensores, que hablan
alemán y no tragan, han encargado una nueva traducción jurada.
Todo esto tendrá consecuencias más allá del enturbiamiento procesal y
de derechos a que están sometiendo al procedimiento. Cuesta contemplar
la dilución escénica de partidos como el socialista que, consciente de
su deber de apoyar el 155, no debería sin embargo tener complejos para
hacer visible el descrédito al que se está conduciendo al sistema
judicial español a ojos de toda Europa. También se corre el riesgo, ya
puesto en marcha por algunos medios secuaces, de alentar un sentimiento
antieuropeo que puede resultar algo más que peligroso sólo para salvar
los trastos y colocar un relato en las escaletas.
No
sé avanzarles hasta dónde puede llegar el destrozo, pero parece claro
que la esperanza para enmendar este despropósito reside en Europa y que
de allí llegaran muchas novedades muy pronto.