miércoles, 2 de julio de 2025

Lucrarse con el genocidio .

                                                                                                                                                                                                             

 




 

Lucrarse con el genocidio

Chris Hedges    

El genocidio requiere de una vasta red y miles de millones de dólares para sostenerse. El régimen sionista no podría llevar a cabo su matanza masiva de palestinos sin este ecosistema

 

La guerra es un negocio. El genocidio también. El último informe presentado por Francesca Albanese, Relatora Especial sobre los Territorios Palestinos Ocupados, enumera 48 empresas e instituciones, entre las que se encuentran Palantir Technologies Inc., Lockheed Martin, Alphabet Inc., Amazon, International Business Machine Corporation (IBM), Caterpillar Inc., Microsoft Corporation, CAF, Sidenor y el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), junto con bancos y empresas financieras como Blackrock, aseguradoras, empresas inmobiliarias y organizaciones benéficas, que, en violación del derecho internacional, están obteniendo miles de millones de dólares gracias a la ocupación y el genocidio de los palestinos.

 

El informe, que incluye una base de datos de más de 1.000 entidades corporativas que colaboran con Israel, exige a estas empresas e instituciones que rompan sus vínculos con el régimen de Netanyahu o que rindan cuentas por su complicidad en crímenes de guerra. Describe la «ocupación eterna» de Israel como «el campo de pruebas ideal para los fabricantes de armas y las grandes empresas tecnológicas, ya que proporciona una oferta y una demanda significativas, poca supervisión y cero responsabilidad, mientras que los inversores y las instituciones públicas y privadas se benefician libremente».

 

Los juicios a los industriales tras el Holocausto y la Comisión de la Verdad y la Reconciliación de Sudáfrica sentaron las bases legales para reconocer la responsabilidad penal de las instituciones y empresas que participan en crímenes internacionales. Este nuevo informe deja claro que las decisiones de la Corte Internacional de Justicia obligan a las entidades a «no participar y/o retirarse total e incondicionalmente de cualquier acuerdo relacionado, y a garantizar que cualquier compromiso con los palestinos permita su autodeterminación».

 

«El genocidio en Gaza no ha cesado porque es lucrativo, porque es rentable para demasiadas personas», me dijo Albanese. «Es un negocio. Hay entidades corporativas, incluso de Estados amigos de Palestina, que durante décadas han hecho negocios y obtenido beneficios de la economía de la ocupación. Israel siempre ha explotado la tierra, los recursos y la vida de los palestinos. Los beneficios han continuado e incluso aumentado a medida que la economía de la ocupación se ha transformado en una economía de genocidio».

 

Además, dijo, los palestinos han proporcionado «campos de entrenamiento ilimitados para probar tecnologías, armas y técnicas de vigilancia que ahora se utilizan contra personas de todo el mundo, desde el Sur Global hasta el Norte Global».

 

El informe critica duramente a las empresas por «proporcionar a Israel las armas y la maquinaria necesarias para destruir hogares, escuelas, hospitales, lugares de ocio y culto, medios de vida y activos productivos, como olivares y huertos».

 

El territorio palestino, señala el informe, es un «mercado cautivo» debido a las restricciones impuestas por Israel al comercio y la inversión, la plantación de árboles, la pesca y el agua para las colonias. Las empresas se han beneficiado de este «mercado cautivo» al «explotar la mano de obra y los recursos palestinos, degradar y desviar los recursos naturales, construir y abastecer de energía a las colonias y vender y comercializar los bienes y servicios derivados en Israel, el territorio palestino ocupado y en todo el mundo».

 

«Israel se beneficia de esta explotación, mientras que a la economía palestina le cuesta al menos el 35 % de su PIB», señala el informe.

 

Los bancos, las empresas de gestión de activos, los fondos de pensiones y las aseguradoras han «canalizado financiación hacia la ocupación ilegal», denuncia el informe. Además, «las universidades, centros de crecimiento intelectual y poder, han sostenido la ideología política que sustenta la colonización de los territorios palestinos, han desarrollado armamento y han pasado por alto o incluso respaldado la violencia sistémica, mientras que las colaboraciones de investigación a nivel mundial han ocultado la desaparición de Palestina tras un velo de neutralidad académica».

 

Las tecnologías de vigilancia y encarcelamiento «han evolucionado hasta convertirse en herramientas para atacar indiscriminadamente a la población palestina», señala el informe. «La maquinaria pesada que antes se utilizaba para demoler casas, destruir infraestructuras y confiscar recursos en Cisjordania se ha reutilizado para arrasar el paisaje urbano de Gaza, impidiendo que las poblaciones desplazadas regresen y se reconstituyan como comunidad».

 

El asalto militar contra los palestinos también ha «proporcionado un campo de pruebas para capacidades militares de vanguardia: plataformas de defensa aérea, drones, herramientas de localización de objetivos impulsadas por inteligencia artificial e incluso el programa F-35 liderado por los Estados Unidos de América. Estas tecnologías se comercializan luego como 'probadas en combate'».

 

Desde 2020, Israel es el octavo mayor exportador de armas del mundo. Sus dos mayores empresas armamentísticas son Elbit Systems Ltd y la empresa estatal Israel Aerospace Industries Ltd (IAI). Cuenta con una serie de asociaciones internacionales con empresas armamentísticas extranjeras, entre ellas «la del avión de combate F-35, liderada por la empresa estadounidense Lockheed Martin».

 

«Los componentes y piezas fabricados a nivel mundial contribuyen a la flota israelí de F-35, que Israel personaliza y mantiene en colaboración con Lockheed Martin y empresas nacionales». Según el informe, desde octubre de 2023, los aviones F-35 y F-16 han sido «fundamentales para dotar a Israel de un poder aéreo sin precedentes para lanzar unas 85.000 toneladas de bombas, en su mayoría no guiadas, con las que han matado y herido a más de 179.411 palestinos y arrasado Gaza».

 

«Los drones, hexacópteros y cuadricópteros también han sido máquinas de matar omnipresentes en los cielos de Gaza», se lee en el informe. «Los drones, desarrollados y suministrados en gran medida por Elbit Systems e Israel Aerospace Industries, llevan mucho tiempo volando junto a los aviones de combate, vigilando a los palestinos y proporcionando información sobre los objetivos. En las últimas dos décadas, con el apoyo de estas empresas y la colaboración de instituciones como el Instituto Tecnológico de Massachusetts, los drones utilizados por Israel han adquirido sistemas de armas automatizados y la capacidad de volar en formación de enjambre».

 

Las empresas japonesas FANUC venden productos de automatización y «suministran maquinaria robótica para líneas de producción de armas, entre otras a IAI, Elbit Systems y Lockheed Martin».

 

«Empresas navieras como la danesa A.P. Moller-Maersk A/S transportan componentes, piezas, armas y materias primas, lo que mantiene un flujo constante de equipo militar suministrado por Estados Unidos desde octubre de 2023».

 

Hubo un «aumento del 65% en el gasto militar israelí entre 2023 y 2024, que ascendió a 46.500 millones de dólares, uno de los más altos per cápita del mundo». Esto «generó un fuerte aumento de sus beneficios anuales», mientras que «las empresas armamentísticas extranjeras, especialmente los fabricantes de municiones y artillería, también se beneficiaron».

 

Al mismo tiempo, las empresas tecnológicas se han beneficiado del genocidio «al proporcionar infraestructura de doble uso para integrar la recopilación y vigilancia masiva de datos, al tiempo que se benefician del singular campo de pruebas para la tecnología militar que ofrece el territorio palestino ocupado». Mejoran «los servicios carcelarios y de vigilancia, desde redes de televisión en circuito cerrado (CCTV), vigilancia biométrica, redes de puestos de control con tecnología avanzada, 'muros inteligentes´y vigilancia con drones, hasta la computación en la nube, la inteligencia artificial y el análisis de datos que dan apoyo al personal militar sobre el terreno».

 

«Las empresas tecnológicas israelíes suelen surgir de la infraestructura y la estrategia militar», se lee en el informe, «como lo hizo el Grupo NSO, fundado por exmiembros de la Unidad 8200. Su software espía Pegasus, diseñado para la vigilancia encubierta de teléfonos inteligentes, se ha utilizado contra activistas palestinos y se ha utilizado a nivel mundial para atacar a líderes, periodistas y defensores de los derechos humanos. Exportada en virtud de la Ley de Control de Exportaciones de Defensa, la tecnología de vigilancia del Grupo NSO permite la 'diplomacia del software espía' al tiempo que refuerza la impunidad del Estado».

 

IBM, cuya tecnología facilitó a la Alemania nazi la generación y tabulación de tarjetas perforadas para los datos del censo nacional, la logística militar, las estadísticas de los guetos, la gestión del tráfico ferroviario y la capacidad de los campos de concentración, vuelve a ser cómplice del genocidio actual.

 

Opera en Israel desde 1972. Imparte formación a las agencias militares y de inteligencia israelíes, especialmente a la Unidad 8200, responsable de operaciones clandestinas, la recopilación de inteligencia de señales y el descifrado de códigos, junto con la contrainteligencia, la guerra cibernética, la inteligencia militar y la vigilancia.

 

«Desde 2019, IBM Israel ha gestionado y actualizado la base de datos central de la Autoridad de Población e Inmigración, lo que ha permitido la recopilación, el almacenamiento y el uso gubernamental de datos biométricos sobre los palestinos, y ha respaldado el régimen discriminatorio de permisos de Israel», señala el informe.

 

Microsoft, presente en Israel desde 1989, está «integrada en los servicios penitenciarios, la policía, las universidades y las escuelas, incluidas las colonias. Microsoft lleva desde 2003 integrando sus sistemas y tecnología civil en el ejército israelí, al tiempo que adquiere empresas emergentes israelíes de ciberseguridad y vigilancia».

 

«A medida que los sistemas de apartheid, militares y de control de la población de Israel generan volúmenes cada vez mayores de datos, ha aumentado su dependencia del almacenamiento y la computación en la nube», se lee en el informe. «En 2021, Israel adjudicó a Alphabet Inc. (Google) y Amazon.com, Inc. un contrato de 1.200 millones de dólares (Proyecto Nimbus), financiado en gran parte con fondos del Ministerio de Defensa, para proporcionar infraestructura tecnológica básica».

 

Microsoft, Alphabet Inc. y Amazon «conceden acceso a prácticamente toda la administración pública israelí a sus tecnologías de nube e inteligencia artificial, mejorando el procesamiento de datos, la toma de decisiones y las capacidades de vigilancia y análisis».

 

El ejército israelí, señala el informe, «ha desarrollado sistemas de inteligencia artificial como 'Lavender', 'Gospel' y 'Where's Daddy?' para procesar datos y generar listas de objetivos, remodelando la guerra moderna e ilustrando la naturaleza de doble uso de la inteligencia artificial».

 

Según el informe, hay «motivos razonables» para creer que Palantir Technology Inc., que mantiene una larga relación con Israel, «ha proporcionado tecnología policial predictiva automática, infraestructura de defensa básica para la construcción y el despliegue rápido y a gran escala de software militar, y su plataforma de inteligencia artificial permite la integración de datos del campo de batalla en tiempo real para la toma de decisiones automatizada».

 

El director ejecutivo de Palantir respondió en abril de 2025 a las acusaciones de que Palantir mata palestinos en Gaza diciendo: «En su mayoría son terroristas, eso es así».

 

«Las tecnologías civiles han servido durante mucho tiempo como herramientas de doble uso para la ocupación colonial», se lee en el informe. «Las operaciones militares israelíes dependen en gran medida de equipos de los principales fabricantes mundiales para 'desalojar' a los palestinos de sus tierras, demoler viviendas, edificios públicos, tierras de cultivo, carreteras y otras infraestructuras vitales. Desde octubre de 2023, esta maquinaria ha sido fundamental para dañar y destruir el 70% de las estructuras y el 81% de las tierras de cultivo en Gaza».

 

Caterpillar Inc. lleva décadas proporcionando al ejército israelí equipos utilizados para demoler hogares, mezquitas y hospitales palestinos, así como para «enterrar vivos a palestinos heridos», y ha matado a activistas como Rachel Corrie.

 

«Israel ha convertido la excavadora D9 de Caterpillar en un arma básica automatizada y controlada a distancia del ejército israelí, desplegada en casi todas las actividades militares desde el 2.000, despejando líneas de incursión, 'neutralizando' el territorio y matando palestinos», se lee en el informe. Este año, Caterpillar «consiguió otro contrato multimillonario con Israel».

 

«La empresa coreana HD Hyundai y su filial parcialmente propiedad de Doosan, junto con el grupo sueco Volvo y otros importantes fabricantes de maquinaria pesada, llevan mucho tiempo vinculados a la destrucción de propiedades palestinas, ya que cada uno de ellos suministra equipos a través de distribuidores israelíes con licencia exclusiva», se lee en el informe.

 

«Las empresas han contribuido a la destrucción de la vida palestina en los territorios palestinos ocupados, pero también han ayudado a construir lo que la sustituye: colonias y su infraestructura, extrayendo y comercializando materiales, energía y productos agrícolas, y atrayendo visitantes a las colonias como si se tratara de un destino vacacional normal».

 

«Se han construido más de 371 colonias y asentamientos ilegales, que han sido abastecidos y comercializados por empresas que facilitan la sustitución por parte de Israel de la población indígena en los territorios palestinos ocupados», concluye el informe.

 

Estos proyectos de construcción han utilizado excavadoras y maquinaria pesada de Caterpillar, HD Hyundai y Volvo. Hanson Israel, una filial de la alemana Heidelberg Materials AG, «ha contribuido al saqueo de millones de toneladas de roca dolomítica de la cantera de Nahal Raba, en terrenos confiscados a pueblos palestinos de Cisjordania». La dolomita extraída se utiliza para construir colonias judías en Cisjordania.

 

Empresas extranjeras han «contribuido también al desarrollo de carreteras e infraestructuras de transporte público fundamentales para establecer y ampliar las colonias y conectarlas con Israel, al tiempo que excluyen y segregan a los palestinos».

 

Empresas inmobiliarias internacionales venden propiedades en asentamientos coloniales a compradores israelíes e internacionales. Entre estas empresas inmobiliarias se encuentra Keller Williams Realty LLC, que «ha tenido sucursales en los asentamientos» a través de su franquiciado israelí KW Israel. El año pasado, a través de otro franquiciado llamado Home in Israel, Keller Williams «organizó una gira inmobiliaria en Canadá y Estados Unidos, patrocinada conjuntamente con varias empresas que desarrollan y comercializan miles de apartamentos en los asentamientos».

 

Plataformas de alquiler, como Booking.com y Airbnb, incluyen en sus listados propiedades y habitaciones de hotel en colonias judías ilegales en Cisjordania.

 

La empresa china Bright Dairy & Food es propietaria mayoritaria de Tnuva, el mayor conglomerado alimentario de Israel, que utiliza tierras confiscadas a los palestinos en Cisjordania.

 

En el sector energético, «Chevron Corporation, en consorcio con la israelí NewMedEnergy (una filial del Grupo Delek, que figura en la base de datos de la OACDH), extrae gas natural de los yacimientos de Leviathan y Tamar; en 2023 pagó al Gobierno de Israel 453 millones de dólares en concepto de regalías e impuestos. El consorcio de Chevron suministra más del 70% del consumo energético de Israel. Chevron también se beneficia de su participación en el gasoducto del Mediterráneo Oriental, que atraviesa el territorio marítimo palestino, y de las ventas de gas a Egipto y Jordania».

 

BP y Chevron son también «los mayores contribuyentes a las importaciones israelíes de petróleo crudo, como principales propietarios del estratégico oleoducto Azeri Baku-Tbilisi-Ceyhan y del Consorcio del Oleoducto del Caspio de Kazajistán, respectivamente, y de sus yacimientos petrolíferos asociados. Cada conglomerado suministró efectivamente el 8% del crudo israelí entre octubre de 2023 y julio de 2024, complementado con envíos de crudo procedentes de los yacimientos petrolíferos brasileños, en los que Petrobras tiene la mayor participación, y combustible para aviones militares. El petróleo de estas empresas abastece a dos refinerías en Israel».

 

«Al suministrar carbón, gas, petróleo y combustible a Israel, las empresas están contribuyendo a las infraestructuras civiles que Israel utiliza para afianzar la anexión permanente y que ahora utiliza como arma para destruir la vida de los palestinos en Gaza», se lee en el informe. «Las mismas infraestructuras a las que estas empresas suministran recursos han prestado servicio al ejército israelí y a su destrucción de Gaza, impulsada por un uso intensivo de energía y tecnología».

 

Los bancos y las empresas financieras internacionales también han sostenido el genocidio mediante la compra de bonos del Tesoro israelíes.

 

«Como principal fuente de financiación del presupuesto del Estado israelí, los bonos del Tesoro han desempeñado un papel fundamental en la financiación del actual asalto a Gaza», se lee en el informe. «Entre 2022 y 2024, el presupuesto militar israelí pasó del 4,2% al 8,3% del PIB, lo que provocó un déficit del 6,8% en el presupuesto público. Israel financió este presupuesto cada vez mayor aumentando la emisión de bonos, incluidos 8.000 millones de dólares en marzo de 2024 y 5.000 millones de dólares en febrero de 2025, junto con emisiones en su mercado nacional del nuevo shekel».

 

El informe señala que algunos de los bancos más grandes del mundo, entre ellos BNP Paribas y Barclays, «intervinieron para reforzar la confianza del mercado suscribiendo estos bonos del Tesoro internacionales y nacionales, lo que permitió a Israel contener la prima de interés, a pesar de la rebaja de la calificación crediticia». Las empresas de gestión de activos -entre ellas Blackrock (68 millones de dólares), Vanguard (546 millones de dólares) y la filial de gestión de activos de Allianz, PIMCO (960 millones de dólares)- se encontraban entre los al menos 400 inversores de 36 países que los compraron».

 

Las organizaciones benéficas religiosas «también se han convertido en facilitadores financieros clave de proyectos ilegales, incluidos los del territorio palestino ocupado, y a menudo reciben deducciones fiscales en el extranjero a pesar de los estrictos marcos normativos que regulan dichas organizaciones», se lee en el informe.

 

«El Fondo Nacional Judío (KKL-JNF) y sus más de 20 filiales financian la expansión de los asentamientos y proyectos vinculados al ejército», se lee en el informe. «Desde octubre de 2023, plataformas como Israel Gives han permitido la financiación colectiva deducible de impuestos en 32 países para unidades militares y colonos israelíes. La organización estadounidense Christian Friends of Israeli Communities, Dutch Christians for Israel y sus filiales globales enviaron más de 12,25 millones de dólares en 2023 a diversos proyectos que apoyan a las colonias, incluidos algunos que entrenan a colonos extremistas».

 

El informe critica a las universidades que se asocian con universidades e instituciones israelíes. Señala que los laboratorios del MIT «llevan a cabo investigaciones sobre armas y vigilancia financiadas por el Ministerio de Defensa israelí». Estos proyectos incluyen «el control de enjambres de drones -una característica distintiva del ataque israelí a Gaza desde octubre de 2023-, algoritmos de persecución y vigilancia submarina».

 

El genocidio requiere de una vasta red y miles de millones de dólares para sostenerse. El régimen sionista no podría llevar a cabo su matanza masiva de palestinos sin este ecosistema. Estas entidades, que se benefician de la violencia a escala industrial contra los palestinos y del desplazamiento masivo, son tan culpables de genocidio como las unidades militares israelíes que están diezmando a la población de Gaza. También son criminales de guerra. También deben rendir cuentas.

 

The Chris Hedges Report

 

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Texto completo en: https://www.lahaine.org/mundo.php/lucrarse-con-el-genocidio

 

  y ver   

 https://www.eldiario.es/internacional/son-empresas-senaladas-informe-relatora-onu-colaborar-ocupacion-israel_1_12433414.html

  y  ver  

 https://www.eldiario.es/internacional/vende-exporta-armas-israel-masacres_1_11698072.html


  y ver  

https://insurgente.org/ee-uu-e-israel-exhiben-su-ira-por-lo-detallado-del-informe-de-una-experta-de-la-onu-que-denuncia-sus-negocios-con-el-genocidio-en-gaza/

martes, 1 de julio de 2025

La patética UE y el ataque de Trump contra Irán.

 La patética respuesta de la UE al ataque de Trump contra Irán

Eldar Mamedov

 

27/06/2025

 La respuesta de la Unión Europea a los ataques norteamericanas del sábado [21 de junio] contra Irán ha puesto de manifiesto algo más que hipocresía: ha revelado un vasallaje tan profundo que las capitales europeas ahora socavan voluntariamente tanto el Derecho internacional como sus propios intereses estratégicos.

 La declaración del E3, firmada por el canciller alemán Friedrich Merz, el primer ministro británico Keir Starmer y el presidente francés Emmanuel Macron, tras declaraciones similares de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y de su alta representante para Asuntos Exteriores, Kaja Kallas, resume perfectamente esta rendición.

 El trío europeo afirmó su apoyo a la seguridad de Israel…y sólo de Israel, como si otras naciones de Oriente Medio no tuvieran derecho a la seguridad. Repitieron la retórica de que Irán «no puede llegar a disponer jamás de un arma nuclear» y respaldaron los ataques de los Estados Unidos contra las instalaciones nucleares iraníes a pesar de las numerosas conclusiones tanto del OIEA y la comunidad de inteligencia (CI) de los Estados Unidos de que actualmente Irán, o al menos antes del ataque del sábado, no está trabajando en la militarización de su programa nuclear.

 De manera verdaderamente orwelliana, el E3 instó a Teherán a «entablar negociaciones que conduzcan a un acuerdo que aborde todas las preocupaciones relacionadas con su programa nuclear», a pesar de que Irán estaba literalmente participando en esas mismas negociaciones con los ministros de Asuntos Exteriores del E3 el viernes [20 de junio], el día antes del ataque norteamericano, mientras se preparaba para continuar las negociaciones con los Estados Unidos en Omán antes de que Israel lanzara el ataque contra Irán.

 El momento en que se produjeron los ataques norteamericanos -tras los esfuerzos diplomáticos del E3 e Irán- ridiculiza las afirmaciones del E3 de que es hoy Teherán quien tiene la responsabilidad de reanudar las conversaciones. Esto llevó al ministro de Asuntos Exteriores iraní, Abbas Araghchi, a preguntarse: "¿Cómo puede Irán volver a algo que nunca abandonó, y mucho menos a algo que no ha reventado?

 Aún más condenatoria es la negativa de la UE a reconocer lo que el ex primer ministro sueco Carl Bildt declaró sin rodeos: el ataque norteamericano supuso una clara violación del derecho internacional. La Carta de las Naciones Unidas prohíbe el uso de la fuerza, salvo en legítima defensa ante un ataque inminente o con autorización del Consejo de Seguridad, ninguna de las cuales se aplicó en este caso. Sin embargo, los actuales dirigentes de la UE, que tanto condenan las violaciones de la soberanía ucraniana por parte de Rusia, permanecen llamativamente mudos cuando Washington o Jerusalén hacen lo mismo.

 Esta hipocresía hace algo más que dejar al descubierto la postura moral de la UE: erosiona activamente los cimientos del Derecho internacional y del tan cacareado «orden internacional basado en normas». Al legitimar el «derecho de los poderosos» a librar guerras preventivas, la UE socava fatalmente la causa de Ucrania y sienta un precedente que sus adversarios explotarán a buen seguro. Si los ataques preventivos son permisibles para Estados Unidos e Israel, ¿por qué no para Rusia, China o cualquier otra potencia que alegue ser una «amenaza»? ¿Por qué tendrían que respaldar las naciones del Sur Global las apelaciones de Kiev a la Carta de la ONU cuando la propia Europa excusa las flagrantes violaciones de las potencias occidentales?

 Peor aún, este vasallaje de Europa está demostrando ser estratégicamente inútil. Todavía no ha salido a la luz ninguna prueba de que la administración Trump se molestara siquiera en advertir a sus "aliados" europeos antes de su ataque a Irán, una indicación condenatoria, si se confirma, del desprecio que la administración Trump siente por sus principales aliados europeos de la OTAN, que luego se apresuran a defender a discreción las flagrantes violaciones del Derecho internacional por parte de Washington.

 El momento no podría ser más llamativo. Días antes de una cumbre de la OTAN crucial, este episodio confirma lo que los observadores sobrios ya sabían: el servilismo de Europa no logra ganarse ni el respeto ni la reciprocidad de Washington. El aparente fracaso de la administración Trump a la hora de consultar al E3 -a pesar de su actual compromiso diplomático con Irán- demuestra que los responsables políticos norteamericanos no ven a Europa como socios, sino como lacayos a los que ignorar a voluntad. Esta dinámica envenena el ambiente previo a la reunión de la OTAN, en la que los líderes europeos apelarán una vez más a la «unidad transatlántica» mientras aceptan su papel de subordinados menores de Washington.

 Pero la tragedia más profunda es que los líderes europeos han interiorizado su propia subordinación. Traicionan el Derecho internacional no para obtener beneficios tangibles, sino por obediencia reflexiva, un hábito que debilita la posición mundial de Europa al tiempo que envalentona los peores impulsos de Washington y Jerusalén. Esta es una de las grandes diferencias con el período previo a la última gran guerra por elección de los Estados Unidos. Por aquel entonces, los dirigentes de Francia y Alemania tuvieron la valentía y la previsión de oponerse a la invasión de Irak por parte de George W. Bush en 2003. Avance rápido hasta 2025, y el canciller neoconservador alemán Merz respalda con entusiasmo los ataques ilegales de Israel contra Irán como el «trabajo sucio» necesario realizado en nombre de «Occidente».

 La guerra en expansión en Oriente Próximo debería ser una llamada de atención: si se tiene en cuenta la proximidad geográfica de Europa con Oriente Próximo, están los efectos indirectos en términos de posibles nuevos flujos migratorios, amenazas terroristas y choques energéticos que serían masivamente desestabilizadores para Europa. Dado lo que está en juego, si Europa no hace hoy valer sus intereses, ¿Cuándo lo hará? ¿Cuándo la arrastren Washington y Jerusalén unilateralmente a otra guerra interminable en Oriente Medio? ¿Cuándo el próximo ataque ilegal afecte a un tercer país? El vasallaje no compensa, sólo degrada.

Eldar Mamedov

Experto en política exterior radicado en Bruselas, es licenciado por la Universidad de Letonia y la Escuela Diplomática de Madrid, ha trabajado para el Ministerio de Asuntos Exteriores de Letonia y como diplomático de su país en Washington y Madrid. Ha sido asesor del grupo socialdemócrata en el Comité de Asuntos Exteriores del Parlamento Europeo, encargándose de sus delegaciones en las relaciones interparlamentarias con Irán, Irak, la Península Arábiga y el Mashreq.

Fuente:

https://responsiblestatecraft.org/us-strikes-iran-europe/

 Traductor Lucas Antón

https://www.sinpermiso.info/textos/la-patetica-respuesta-de-la-ue-al-ataque-de-trump-contra-iran


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 Y VER    

Irán gana, Israel pierde, Occidente se suicida, Rusia se tambalea


Alberto Cruz

https://www.nodo50.org/ceprid/spip.php?article2988

 

domingo, 29 de junio de 2025

La guerra, el dólar y la deuda .

 

La guerra, el dólar y la deuda

 

 Domenico Moro

 

  28 junio, 2025

Existe una estrecha conexión entre la guerra, el dólar y la deuda estadounidense. La agresión de Israel contra Irán se produjo en una zona, Oriente Medio y el Golfo Pérsico, que alberga las mayores reservas de petróleo y gas del mundo. En particular, Irán posee la segunda mayor reserva de gas y la tercera mayor de petróleo del mundo. Además, el 30% del petróleo mundial pasa por el Estrecho de Ormuz, controlado por Irán, con destino a Asia Oriental y, en particular, a China, que, a pesar de las sanciones estadounidenses, compra el 90% del petróleo que exporta Irán.

 Pocos días después del inicio del ataque israelí, Il Sole 24 Ore publicó en portada un titular titulado “Comercio internacional, menos dólares y más euros” [i] . Según el prestigioso diario económico, el liderazgo del dólar estadounidense se ve cada vez más cuestionado en las transacciones comerciales internacionales. Una parte cada vez mayor del comercio mundial comienza a liquidarse en divisas distintas del dólar, como el euro, el yuan renminbi chino, el dólar canadiense y otras. Resulta significativo en este sentido lo que dijo el jefe de ventas de US Bancorp: “Muchos de nuestros clientes afirman que los proveedores extranjeros ya no quieren que se les pague en dólares. Antes era casi un dogma. Ahora dicen: «Dennos nuestra moneda, siempre que paguen»”.

 Esta tendencia a cambiar del dólar a otras monedas no solo se debe a la volatilidad del dólar, que subió un 7 % a finales de 2024 y cayó un 8 % en los primeros meses de 2025 debido a las políticas arancelarias vacilantes de Trump. También pesa el efecto de las sanciones que, por ejemplo, han llevado a China, Rusia e Irán a utilizar el yuan renminbi para sus transacciones.

 Pero, más allá de lo contingente, se trata de una tendencia histórica subyacente vinculada al declive del poder económico y militar de Estados Unidos. Según Sole24ore, se está definiendo una arquitectura monetaria global en la que las reservas mundiales de divisas ya no estarán dominadas por una moneda única, sino que se distribuirán entre tres grandes bloques: Estados Unidos, la UE y China.

 El control geopolítico de las reservas de petróleo y sus rutas de transporte por parte de Estados Unidos y su Armada es crucial, ya que, gracias a este control, las transacciones de petróleo (y otras materias primas clave) siempre se han realizado en dólares. Sin embargo, como se mencionó, esto ya no es así; por ejemplo, el petróleo iraní se vende a China en yuanes (renminbi). El hecho de que las materias primas más importantes se negocien en divisas distintas del dólar socava la posición del dólar como moneda de reserva mundial. Hasta ahora, el 58 % de las reservas monetarias mundiales estaban en dólares y el 20 % en euros.

 ¿Por qué es importante para Estados Unidos que su moneda, el dólar, sea la moneda de reserva mundial? Porque los bancos centrales y las instituciones financieras globales, al tener que acumular reservas en dólares, compran activos en dólares, empezando por los bonos del Tesoro estadounidense. Comprar estos últimos es esencial, ya que Estados Unidos necesita financiar una enorme deuda pública. Pero no se trata solo de deuda pública. Como declaró recientemente el exgobernador del Banco de Italia, Ignazio Visco, en una entrevista en Affari & Finanza: «En el mundo solo hay un gran deudor: Estados Unidos» [ii]. La posición neta de activos de Estados Unidos —la diferencia entre los activos financieros en el extranjero de residentes estadounidenses y los pasivos financieros con no residentes— es negativa en más de 26 billones, el 90 % del PIB estadounidense.

 Este pasivo se debe a tres factores. Primero, la acumulación a lo largo del tiempo de los déficits comerciales de Estados Unidos, que durante décadas ha importado más de lo que exporta. Segundo, la apreciación del dólar frente a otras monedas, que también resta competitividad a las exportaciones. Y tercero, el aumento excepcional, superior al 370%, en el precio de las acciones de empresas estadounidenses que pertenecen en una proporción significativa a otros países. Se trata, en particular, de las empresas tecnológicas estadounidenses, las llamadas «7 Magníficas», que por sí solas representan un tercio de la capitalización del mercado estadounidense.

 La situación de la deuda estadounidense se ha visto agravada por el intento de Trump de contrarrestar la deuda comercial mediante aranceles y la devaluación del dólar. Esto ha provocado una tendencia a la salida de una serie de activos estadounidenses, desde el dólar hasta los bonos y las acciones. En particular, el bajo atractivo de los bonos del Estado, que ha provocado una caída de sus precios y un aumento de sus rendimientos, ha llevado a Trump a una rápida retirada de los aranceles. En los últimos días, los precios de los swaps de incumplimiento crediticio (CDS) también se han disparado, lo que constituye un seguro de protección ante una posible quiebra de Estados Unidos, ante el temor a un crecimiento descontrolado de su deuda pública.

 La guerra entre Israel e Irán también debe analizarse en este contexto económico. La creciente deuda obliga a Estados Unidos a colocar sus bonos gubernamentales en el mercado, pero esto es difícil si el dólar pierde su estatus de moneda de reserva, que solo puede mantenerse si se mantiene como moneda de intercambio internacional. Para seguir siendo una moneda de intercambio internacional, el dólar debe utilizarse como medio de transacción para las materias primas más importantes, empezando por el petróleo y el gas. Esto implica el control político y militar por parte de Estados Unidos de las zonas donde se producen petróleo y gas y donde se encuentran la mayor parte de las reservas.

 Como se mencionó, la zona donde se concentran las mayores reservas de materias primas energéticas es el Golfo Pérsico, dominado por Arabia Saudita, Kuwait, Catar, Emiratos Árabes Unidos e Irán. Por lo tanto, el control del Golfo Pérsico es esencial para Estados Unidos tanto desde el punto de vista económico, por las razones expuestas anteriormente, como desde el punto de vista geopolítico, ya que, al controlar el Golfo Pérsico, también controla a países aliados, como Japón, y adversarios, como China, que dependen de esa zona para su abastecimiento de petróleo y otras materias primas estratégicas.

 Para controlar el Golfo y Oriente Medio, el imperialismo occidental se vio inmediatamente obligado, desde el siglo XIX, a controlar Irán, el país más importante de la zona en términos de población, historia y posición geográfica. Gran Bretaña fue la primera en ejercer este control, a la que posteriormente se unió Estados Unidos. Ambos países anglosajones apoyaron el golpe militar que, en 1953, derrocó al primer ministro iraní, Muhammad Mossadeq, gran responsable de haber nacionalizado la producción petrolera, arrebatándosela a Gran Bretaña. Posteriormente, Irán se convirtió en una colonia británica y estadounidense de facto, hasta el derrocamiento del sha, Reza Pahlavi, por la Revolución iraní de 1979.

 Así pues, desde 1979, Irán ha escapado en gran medida al control occidental, convirtiéndose en una piedra en el zapato para Estados Unidos y su política de hegemonía en Oriente Medio. Por ello, para Estados Unidos, el control total de esta zona pasa por la destrucción de Irán como Estado independiente. Por el contrario, Israel representa el brazo armado del imperialismo occidental y estadounidense en la zona. Por lo tanto, la guerra en curso se inscribe en este contexto y, desde esta perspectiva, representa el último episodio del enfrentamiento entre Irán y el imperialismo estadounidense.

 Notas

 [i] Vito Lops, “Comercio exterior, la demanda es menos dólares y más euros”, Il Sole24ore, 18 de junio de 2025.

 [ii] Walter Galbiati, “En el mundo hay un gran y único deudor: Estados Unidos”, Affari & Finanza, la Repubblica, 16 de junio de 2025.

 Fuente: Laboratorio-21

https://www.elviejotopo.com/topoexpress/la-guerra-el-dolar-y-la-deuda/

 

 

sábado, 28 de junio de 2025

La OTAN contra los BRICS y el Sur Global

 


 Cinco tesis sobre la guerra mundial y la cumbre de la OTAN

 

Por Sevim Dagdelen |

28/06/2025  

La autora argumenta que el ataque de Israel contra Irán representa el segundo frente en la estrategia global de guerra en tres frentes de Washington, en la que Alemania lidera la guerra por intermediación de Ucrania contra Rusia para que Estados Unidos pueda atacar a China.

 1. El 13 de junio de 2025 Israel lanzó un ataque contra Irán. Este acto ilegal según el derecho internacional sería inconcebible sin el firme apoyo de Estados Unidos, la OTAN y la Unuón Europea (UE). De hecho, Estados Unidos había estado negociando con Irán sobre su programa nuclear hasta el último momento, aparentemente para crear una falsa sensación de seguridad, aunque ya se había decidido el ataque militar.

 Parece que Washington ha optado por una guerra global en tres frentes para defender la hegemonía estadounidense contra los BRICS y el Sur Global. En Europa la guerra por intermediación de la OTAN contra Rusia, dirigida por Alemania, continúa en Ucrania con el objetivo de infligir una derrota estratégica y quebrar a Rusia como bloque de poder geopolítico. La jefa de la política exterior de la UE, Kaja Kallas, ha mencionado abiertamente que esto era un objetivo de guerra.

 En Oriente Medio Israel libra una guerra por intermediación contra Irán apoyada por EE.UU.

 La meta: neutralizar a Irán como aliado estratégico de Rusia y China, e interrumpir el suministro de petróleo a China, en lo que Irán juega un papel crucial. En el tercer frente de Asia Oriental Estados Unidos está concentrando sus fuerzas para desafiar a China. Como ocurre con Alemania y Ucrania en Europa, Estados y regiones como Japón, Filipinas y Taiwán se están convirtiendo en Estados de primera línea contra China.

 2. Librar una guerra en tres frentes requiere una enorme maquinaria militar. En la próxima cumbre de la OTAN en La Haya se espera que se adopte un nuevo objetivo de gasto en defensa del 5% del PIB, que duplica los gastos actuales hasta llegar a unos 3 billones de euros. Solo Alemania gastaría 225.000 millones de euros anuales en fines militares, casi la mitad de su presupuesto federal.

 A día de hoy los gastos militares combinados de los miembros europeos de la OTAN son más de cuatro veces superiores a los de Rusia. Este rearme no tiene que ver con la defensa, sino con permitir a la OTAN luchar simultáneamente una guerra mundial contra Rusia, China e Irán.

 3. La presión de la OTAN por globalizar y defender la hegemonía estadounidense, el control de los estrechos, las rutas comerciales marítimas y mares enteros juega un papel fundamental. Actualmente estamos siendo testigos de los intentos de convertir el mar Báltico en un Mare Nostrum para la OTAN, una masa de agua donde incluso las rutas marítimas internacionales, así como el acceso al Mar del Norte y al Atlántico, estén sometidos al control de la OTAN.

 Una de las herramienta utilizadas para ello han sido las sanciones de la UE a los petroleros rusos, aplicadas por miembros de la OTAN como Estonia en el mar Báltico. Aunque la OTAN se vio obligada a retroceder un poco debido a las escoltas navales rusas de buques comerciales, el objetivo estratégico sigue estando claro: cortar el acceso de Rusia al Báltico e invertir esencialmente una realidad geopolítica que existe desde los días de Pedro el Grande.

 La ilusión de poder arruinar económicamente a Rusia y fragmentarla en estados más pequeños sigue siendo una fuerza motora de esta estrategia.

 4. La OTAN ha estado construyendo una extensa infraestructura militar alrededor del Báltico, lo cual incluye el nuevo centro de mando en Rostock, que no está catalogado deliberadamente como un cuartel general de la OTAN; hacerlo constituiría una clara violación del tratado de reunificación alemana, que prohíbe estacionar tropas extranjeras en la antigua Alemania Oriental.

 La OTAN está presionando para expandir la zona de guerra contra Rusia al reavivar los conflictos congelados de la era de la Guerra Fría, como la cuestión del acceso marítimo de Rusia. En 1946 la URSS se retiró de la isla danesa de Bornholm con dos condiciones fundamentales: ausencia de presencia de tropas de la OTAN y acceso naval ruso sin restricciones al Atlántico. Ambas condiciones ahora parecen estar en peligro, lo que sienta las bases para una peligrosa escalada marítima de la guerra.

 5. El rearme de la OTAN para una guerra mundial en tres frentes va unido inevitablemente a una guerra social contra su propia población.

 Aunque los líderes políticos lo niegan rotundamente, la realidad es clara: si la mitad del presupuesto federal se destina a gastos militares, no puede cubrirlo únicamente la deuda, se necesitarán profundos recortes de las pensiones, la sanidad pública, la educación e infraestructuras.

 Alemania y otros países de la OTAN se están transformando en Estados militarizados en los que los recursos sociales básicos se canalizan hacia la preparación para la guerra. Los verdaderos ganadores de ello son las empresas de inversión estadounidenses como BlackRock, que tiene acciones significativas en fabricantes alemanes de armas como Rheinmetall. Para ellos, la guerra, y su preparación, es un negocio en auge en medio de un capitalismo plagado de crisis y un descenso de las tasas de ganancias.

 Es hora de luchar contra estos especuladores de la guerra. Lo que necesitamos es una poderosa alianza entre los trabajadores del Norte Global y los movimientos sociales del Sur Global.

 Sevim Dagdelen es exparlamentaria del Bundestag alemán.

 Texto original: https://morningstaronline.co.uk/article/five-theses-world-war-and-nato-summit

Traducido del inglés para Rebelión por Jesica Safa

https://rebelion.org/cinco-tesis-sobre-la-guerra-mundial-y-la-cumbre-de-la-otan/

jueves, 26 de junio de 2025

El mundo después de Gaza .

                              


El mundo después de Gaza 


 Pankaj Mishra

 Dice el autor  en su prólogo :

 " Mi conferencia en la que se basa en parte este libro fue cancelada por la institución que la  iba ofrecer en el Barbican Centre de Londres .También tuve que -dejar de escribir mi columna sobre asuntos de actualidad que llevaba una década en  Bloomberg  de ahí que sentí impulsado  a leer este libro para aliviar la perplejidad y desmoralización que  apoderaron de mi antes de un colapso moral absoluto  para invitar  a los lectores a emprender esa búsqueda de explicaciones   que se revela mucho mas urgente en tiempos oscuros" 
   

 Reseña  de Selma Dabbagh

"Me sentí casi obligado a escribir este libro", revela Pankaj Mishra en su prólogo, "para aliviar mi desmoralizadora perplejidad ante una extensa quiebra moral, y para invitar a los lectores en general a una búsqueda de clarificaciones que se sienten más apremiantes en un tiempo oscuro."  ( Es curioso que el párrafo  no lo cite completo y  que  el origen del libro fue la censura , de todos modos su reseña esta bien  )

 La claridad buscada lleva tiempo buscándose. Más adelante resume así las dos desconcertantes preguntas que se hizo antes de su primera visita a Israel y a los Territorios Palestinos Ocupados en 2008:

¿Cómo ha llegado Israel, un país construido para albergar a un pueblo perseguido y sin hogar, a ejercer un poder tan terrible de vida o muerte sobre otra población de refugiados (muchos de ellos refugiados en su propia tierra) y cómo puede la corriente política y periodística occidental ignorar, incluso justificar, sus crueldades e injusticias claramente sistemáticas?

El mundo después de Gaza no se parece a ninguna otra obra que haya leído sobre Palestina/Israel. El viaje de Mishra en torno al sionismo, la Shoah, el antisemitismo, el filosemitismo y "la línea de color" es personal, histórico, filosófico y revolucionario. Algunos escritores palestinos me han aconsejado que me mantenga alejado del Holocausto, porque no es nuestra historia, porque es un asunto europeo, no palestino. También es un terreno vigilado en lo que se refiere a la libertad de expresión, con disposiciones, por ejemplo en la definición de antisemitismo de la IHRA, que restringen el debate sobre aspectos del mismo. Mishra, sin embargo, aunque no se opone a estos mandatos sobre el debate intelectual, insiste en la centralidad de la Shoah en las últimas décadas. Entre otras cosas, "ha establecido el estándar de la maldad humana. La medida en que la gente lo identifica como tal y promete hacer todo lo que esté en su mano para combatir el antisemitismo sirve, en Occidente, como medida de su civilización". Mishra no sólo analiza sin complejos la ideología sionista, sino también el papel que desempeñaron los intelectuales y escritores del siglo XX en la lucha contra el antisemitismo.a y 21s cuyos horrores viscerales recorren el libro, recordando al lector hasta qué punto nuestras psiques han quedado marcadas por la violencia y la crueldad de los últimos dieciocho meses.

 

Mishra escribe sobre el padre que sostiene el cadáver sin cabeza de su hijo en Rafah, así como sobre la repulsión que sintió ante el "infoentretenimiento" tiktok de civiles y soldados israelíes que se burlan de la matanza y el sufrimiento que han llevado a cabo, o ante los que se ciegan deliberadamente. Incluso ver esto desde lejos, escribe, ha infligido un "calvario psíquico" a millones de personas que se han convertido en "testigos involuntarios" de actos de "maldad política". Enumera la denegación de acceso a alimentos y medicinas; los palos de metal caliente insertados en el recto de prisioneros desnudos; la destrucción de escuelas, universidades, museos, iglesias, mezquitas e incluso cementerios; la puerilidad del mal encarnada por soldados de las IDF que bailan con la lencería de mujeres palestinas muertas o que huyen.

A menudo he pensado que Mishra, como pensador y escritor, ha llenado parte del vacío intelectual que dejó la muerte de Edward Saïd en 2003. Ahí están la textura, la musculatura intelectual y el alcance de las conferencias Reith de Edward Saïd de 1993, publicadas bajo el título, Representaciones del intelectualen El mundo después de Gaza. Ambas contienen investigaciones que son a la vez públicas y privadas, y están impulsadas por la búsqueda de la libertad y la justicia en el mundo. Son meditaciones que se refieren al papel de políticos y dirigentes, pero prestan mayor atención a la escritura de filósofos y novelistas, en sus obras públicas, en sus cartas privadas, en sus marginalia y en sus asides.

Los lectores pueden estar familiarizados con versiones de algunos de los capítulos que han aparecido como ensayos largos en la London Review of Books. En febrero de 2024, el Barbican de Londres se negó a acoger la conferencia de Mishra, "La Shoah después de Gaza". El acto tuvo que trasladarse a la iglesia de St. James, en Clerkenwell. Cuando el diario GuardianMishra comentó que "los poderosos que han apoyado al régimen israelí están redoblando su insostenible posición. Eso genera una sensación generalizada de miedo y pánico que infecta incluso a las instituciones culturales". Conmocionado, pero no sorprendido, afirmó que "el objetivo de la cultura y las artes es acoger la diversidad, los diferentes puntos de vista y proteger la libertad imaginativa".

En El mundo después de Gaza Mishra intenta comprender su propia fascinación temprana por la figura militar del líder israelí Moshe Dayan, a quien había venerado mientras crecía en una familia de nacionalistas hindúes brahmanes en la India. Mishra nos lleva a través de la génesis del pensamiento sionista primitivo, el entrelazamiento de sus raíces con los impulsos etnonacionalistas europeos que en sí mismos dieron lugar al poderoso antisemitismo que propagó los anhelos sentimentales, las justificaciones ideológicas, por no mencionar el respaldo político y financiero que permitió que el sionismo se convirtiera en la fuerza política que se convirtió en Israel -ahora una nación que es, según no sólo Mishra, sino cualquiera que se preocupe de mirar, cometiendo "crímenes de guerra a diario". El apoyo de los pensadores sionistas a los movimientos nacionalistas con objetivos claramente antisemitas se traza desde Vladimir Jabotinsky (1880-1940), que "apoyó sin reservas el nacionalismo ucraniano a principios del siglo XX, incluso cuando se identificó con los pogromos antisemitas", hasta la actualidad, cuando los dirigentes israelíes se acercan a la extrema derecha de Europa del Este.

Las preguntas El mundo después de Gaza que Mishra se planteó en 2008, son mucho más que una descripción de la creciente apropiación de tierras palestinas para uso exclusivo de los judíos, o una documentación de guerras y liderazgos; sondean el marco intelectual de la empresa, los métodos de creación de una narrativa, la cooptación del sufrimiento masivo de la Shoah en una razón de ser autojustificativa para el Estado de Israel, así como la erradicación por la fuerza de cualquier oposición al mismo. El etnonacionalismo y el tipo de la "rectitud belicosa" han definido cada vez más al Estado israelí.

 A mediados del siglo XX, "la tecnología, la división racional del trabajo y la deferencia hacia la autoridad normativa", escribe Mishra, "habían permitido a la gente corriente contribuir a actos de exterminio masivo con la conciencia tranquila, incluso con visos de virtud". Es a esta "autoridad normativa" a la que Mishra presta mayor atención. ¿De qué manera fueron cómplices los escritores e intelectuales a la hora de establecer estas normas y dar la espalda al sufrimiento, en este caso de los palestinos, cuando se trataba de ver la evidencia de en qué se había convertido el proyecto sionista? ¿Qué papel desempeñaron estas mentes eruditas y bien informadas en la deshumanización de los palestinos y otros "pueblos de la periferia demasiado débiles y atrasados para ser consecuentes en la historia del mundo"?La lista de los escritores seducidos por el nuevo proyecto de construcción del Estado de Israel es larga y brillante. Las novelas de Saul Bellow coincidían funcionalmente con la propaganda estatal israelí. Martha Gellhorn se sentía en total libertad para desahogar su desprecio por los palestinos en concreto, y por los árabes en general. Mary McCarthy consideraba "odiosos" a los árabes de Libia, y la lista continúa. Se necesitarían muchos volúmenes para trazar y analizar a esos escritores que sin vacilar relegaron a un pueblo "sin Chagalls ni Freuds", como dijo Saïd, a un destino de desposesión, privación de derechos y genocidio. El análisis que hace Mishra de parte de esta literatura sobre el establecimiento de normas para realzar a un pueblo a expensas de otro, para sentir intensamente el sufrimiento de un pueblo y ser totalmente insensible, cuando no esperar o acoger con satisfacción, el dolor de otros pueblos, es sensible y desgarrador. Hay muchas vías para seguir investigando en El mundo después de Gaza y ésta es una de ellas.En tiempos tan oscuros como estos, para todos los que hemos tenido que soportar el "calvario psíquico" de presenciar el asalto a Gaza y, más aún, para los palestinos, en particular los de Gaza, el ansia de esperanza no sólo es deseable, sino la única opción responsable, o como me escribió un amigo de Gaza, lo único que les queda. Mishra proporciona inspiración desenterrando las poderosas voces de los disidentes, aquellos escritores que no dejaron de ver las conexiones entre el sufrimiento de los pueblos, sin importar cuánta melanina contuviera su piel o en qué herencia religiosa hubieran nacido. Hay muchos que yo personalmente desconocía, otros cuya obra conocía, pero no estaba familiarizado con su postura sobre Palestina/Israel. Aquí, Mishra les da un lugar en la historia: Boaz Evron, Natalia Ginzberg, Ahad Ha'am se unen a las filas de Simone Weil y Hannah Arendt al ser capaces de ver más allá de su herencia religiosa para hablar en contra del sufrimiento de todos los pueblos. También se agradece la mención del periodismo pionero de Dorothy Thompson (1893-1961), cuya trayectoria y memoria merecen ser resucitadas.Mishra trata a cada uno de estos pensadores con cuidado. Rara vez es una compulsión emocional o intelectual monolítica la que mueve a estos pensadores, sino una compulsión dolorosa y a menudo contradictoria. Las emociones del científico, escritor y superviviente de Auschwitz Primo Levi hacia Israel eran complejas y conflictivas. Se dice que se sintió orgulloso cuando la portada de uno de sus libros coincidía con la de la bandera israelí, pero en una carta a un amigo, nos cuenta Mishra, una vez se preguntó si "pertenecía al pueblo judío en absoluto". No fue el único escritor judío que después de 1948 se volvió cada vez más crítico con el Estado israelí tras la ocupación de Cisjordania y Gaza en 1967, las revelaciones de torturas a detenidos palestinos en cárceles israelíes y la invasión de Líbano en 1982, Jean Améry (1912-1978) fue otro escritor al que estos acontecimientos políticos le resultaban demasiado para conciliarlos con el sueño que le había seducido. Se negaron a cerrar los ojos. Ambos comprendían a dónde podía conducir todo aquello y lo que implicaba de violencia, dolor y sufrimiento. Ambos habían sobrevivido a los campos de concentración, Améry había luchado en la resistencia contra la Alemania nazi y había sido torturado.El mundo después de Gaza es un libro de magnitud y gracia. Las dotes de novelista de Mishra le permiten ofrecer vívidos retratos de hombres y mujeres que luchan (y a veces fracasan) por combatir las injusticias de su época. Al hacerlo, encontramos no sólo un lamento por lo que ha ido mal, una advertencia contra la complicidad a que puede dar lugar la comodidad y una elegía por el orden mundial que corremos el riesgo de perder, sino también una guía sobre lo que podemos ser, cada uno de nosotros, individualmente.

 https://themarkaz.org/es/the-world-after-gaza-a-review/

martes, 24 de junio de 2025

Engels y la guerra de los campesinos alemanes .

 

Una lección de materialismo histórico: Engels y la guerra de los campesinos alemanes

Jürgen Pelzer 

17/06/2025                                                  


"Toda la estructura social pesaba sobre el campesino". El "árbol de los estamentos", xilografía de 1532

 

Hace 175 años, Friedrich Engels escribió el estudio «La guerra de los campesinos alemanes». En él, Engels explicó por primera vez el origen y desarrollo de los levantamientos campesinos de la década de 1520 aplicando el materialismo histórico.

 Friedrich Engels volvió repetidamente sobre la guerra de los campesinos alemanes de 1525. Para él, como también, por ejemplo, para Bertolt Brecht o Ernst Bloch, fue un acontecimiento clave de la historia alemana. En el prólogo a la edición de 1870, Engels relató las circunstancias en las que surgió su estudio, escrito en Londres en 1850 «todavía bajo la impresión inmediata de la contrarrevolución recién concluida» (MEW 7, 531). Engels, que inicialmente había permanecido en Suiza y en el norte de Italia, llegó a la metrópoli inglesa a finales de noviembre; Karl Marx ya se había trasladado allí en agosto de 1849. Entre los proyectos en los que ambos trabajaron durante los meses siguientes se encontraba la continuación de la Neue Rheinische Zeitung. Politisch-ökonomische Revue (Nueva gaceta renana. Revista político-económica), en cuyos números 5 y 6 apareció «La guerra de los campesinos alemanes». El recurso a la historia pretendía demostrar que también en Alemania existían tradiciones revolucionarias que merecía la pena recordar. De este modo, Engels quería contrarrestar el temido «infeliz desánimo» tras el fracaso de la revolución de 1848/1849. Además, la guerra de los campesinos permitía estudiar ciertas constelaciones de clases bastante similares a las de la década de 1840. Aunque habían transcurrido más de trescientos años y muchas cosas habían cambiado fundamentalmente durante ese tiempo, la guerra de los campesinos «no está tan lejos de nuestras luchas actuales, y los enemigos a combatir son todavía en gran parte los mismos» (MEW 7, 329), afirmaba en el prólogo.

 En cuanto a la exposición de la guerra de los campesinos o, mejor dicho, de la ininterrumpida serie de levantamientos, a menudo espontáneos, que se extendieron por una amplia zona geográfica, pudo Engels, que no disponía de fuentes originales en Londres, recurrir a la exposición muy detallada en varios volúmenes del teólogo, historiador y diputado de la Asamblea Nacional de Fráncfort Wilhelm Zimmermann. Sin embargo, como Engels señaló en 1870, esta obra carecía de «coherencia interna». Se limitaba a registrar los acontecimientos, pero, al contrastar esquemáticamente a opresores y oprimidos, buenos y malos, no proporcionaba una «visión real de las condiciones sociales», sin la cual no se podía comprender ni el estallido ni el desarrollo de la revuelta. Para comprender el origen y la dinámica de la guerra de los campesinos, Engels quiso por tanto abordar las condiciones de vida de las clases sociales y su interacción, las condiciones políticas generales del conjunto de los territorios del sacro imperio de la época, el estado del desarrollo económico y las teorías y conceptos ideológicos de los partidos. Solo un análisis llevado a cabo desde una posición materialista-histórica del desarrollo prometía arrojar luz sobre los acontecimientos de 1525, que a historiadores como Leopold von Ranke todavía les parecían un “fenómeno natural” que no podía explicarse racionalmente. Marx había analizado de manera similar a Engels la Revolución Francesa de 1848/1849 y el ascenso de Napoleón III. Los artículos de Marx también se publicaron en la Neue Rheinische Zeitung.

 La «masa explotada»

 Engels comienza su análisis con la situación económica y la estructura social estratificada de los territorios alemanes a principios del siglo XVI. La expansión, que ya había comenzado en los siglos XIV y XV, impactó en la formación social en la medida en que la industria local feudal rural fue reemplazada por el sistema gremial urbano, que producía también para mercados más lejanos.

 Esto se aplica, por ejemplo, para la producción y distribución de tejidos de lana y lino. Ciudades como Augsburgo se convirtieron en importantes núcleos. También experimentaron un auge otras ramas de la artesanía. La Liga Hanseática, gracias a su monopolio marítimo, que por otro lado estaba en proceso de declive, había tenido un efecto positivo en el desarrollo del norte de Alemania. La minería y la extracción de materias primas experimentaron un auge. Sin embargo, el hecho de que los territorios alemanes se quedaran atrás con respecto al desarrollo de otros países europeos, como Holanda, Inglaterra o Italia, se debió principalmente a que el país estaba fragmentado, las vías de comunicación entre las ciudades estaban poco desarrolladas y no existía un centro real. A diferencia de Francia o Inglaterra, en el marco político de la estructura confederativa del [Sacro] Imperio alemán no se produjo una centralización política, sino «solo una agrupación de intereses por provincias», lo que finalmente llevó a la exclusión de Alemania del comercio mundial. Con el desmoronamiento del poder feudal del Imperio, se reforzó el poder de los príncipes, que en su día habían surgido de la alta nobleza y ahora poseían la mayoría de los derechos soberanos. La fuerte posición de los príncipes tuvo sobre todo repercusiones negativas internas, ya que recaudaban impuestos de forma arbitraria para mantener sus propios ejércitos y financiar los crecientes gastos de mantenimiento de la corte.

 Mientras que las ciudades pudieron protegerse en cierta medida del constante aumento de los impuestos y la presión fiscal, la mayoría de los campesinos, que constituían la clase social más numerosa, no pudieron hacerlo, independientemente de si eran Hörige [no libres, pero con ciertos derechos], Leibeigene [siervos sin derecho alguno, ligados al señor, no a la tierra], Tagelöhner [jornaleros muy pobres] o Zinsbauern [campesinos arrendatarios]. Otras clases, como la baja nobleza, en particular la Ritterschaft [baja nobleza caballeresca con posesión de feudos], se encaminaban hacia la decadencia, en la que la difícil satisfacción de sus necesidades económicas y la precaria relación con los demás estamentos jugaron un papel. Los cambios económicos también afectaron al clero, que se dividía en dos fracciones: la jerarquía feudal eclesiástica, cuyos representantes —Engels habla principalmente de «prelados»— explotaban a sus subordinados con la misma crueldad que la nobleza y los príncipes, y la fracción plebeya, los predicadores del campo y las ciudades. A la cabeza del clero católico se encontraba el Papa, con residencia en Roma, para quien se recaudaban los impuestos eclesiásticos, destinados principalmente a satisfacer las necesidades de lujo del Vaticano. En las ciudades existía además el patriciado, conocido como la «Ehrbarkeit» (honorabilidad), que se enfrentaba a una oposición cada vez más numerosa, aunque todavía minoritaria. Engels distingue entre una oposición burguesa, una fracción «moderada» que compara con los liberales contemporáneos, y una oposición plebeya, reclutada entre las capas periféricas de la burguesía, que incluía también a aquellos que más tarde se denominaron «lumpenproletariado». Ambas fracciones desempeñarán un papel importante en el transcurso de la Guerra de los Campesinos. En las ciudades de Turingia fue sobre todo el lumpenproletariado el que constituyó la base social de las aspiraciones revolucionarias de Thomas Müntzer.

 Los campesinos eran la gran «masa explotada de la nación»: «Sobre el campesino pesaba toda la estructura de clases y estratos de la sociedad: príncipes, funcionarios, nobles, clérigos, patricios y burgueses (...). En todas partes se le trataba como a una cosa, como a un animal de carga, y aún peor» (MEW 7, 339). El campesino tenía que pagar innumerables impuestos y, en la mayoría de los casos, también prestaba servicios y trabajos obligatorios. Además, los campesinos estaban a merced de la arbitrariedad de sus «señores», que no dudaban en tomar las medidas más brutales ante cualquier delito. Sin embargo, durante mucho tiempo no hubo ninguna resistencia organizada. El campesinado estaba fragmentado y marcado por «la larga costumbre de la opresión transmitida de generación en generación». Solo habría podido defenderse gracias a una alianza con otros estamentos, pero «¿cómo habría de unirse a otros estamentos, si todos lo explotaban por igual?» (MEW 7, 340).

 Bajo un manto religioso

 Si finalmente se produjo en un período relativamente corto una sublevación de los campesinos que se extendió geográficamente a casi toda la zona del sur y centro de Alemania, en la que participaron muchas decenas de miles de personas, fue porque se formaron grandes agrupaciones opositoras, principalmente de carácter religioso, que trascendían las estrechas fronteras regionales.

 El primero en dar el paso fue Martín Lutero, orientado hacia la reforma, al que siguió Thomas Müntzer, mucho más radical. Lo que a menudo se considera una disputa o confrontación puramente teológica, siempre tuvo bases materiales y sociológicas definibles. Las confrontaciones de la década de los años veinte tuvieron sus precursores en los llamados movimientos heréticos de décadas anteriores. Bajo el «manto religioso» siempre se escondían disputas políticas o sociales. La religión o los conceptos relacionados con ella eran el marco de comunicación dentro del cual se negociaban los intereses, las reivindicaciones o las necesidades propias.

 Las «herejías de las ciudades» remiten una y otra vez a la por notoria tensa relación con la Iglesia y sus instituciones, a las que las ciudades contrapusieron desde muy temprano una sencilla constitución eclesiástica. Aún más lejos fueron las «herejías» de la oposición campesino-plebeya, que compartían las críticas burguesas a la Iglesia, pero además exigían una relación de igualdad inspirada en el cristianismo primitivo, lo que tenía implicaciones revolucionarias y a menudo desembocaba en misticismos milenaristas que proclamaban un fin de los tiempos apocalíptico y un reino milenario. Es esta tradición la que se encarna en Thomas Müntzer.

 Según el análisis de Engels, el estallido de la guerra de los campesinos se debe, entre otras cosas, a que entre 1517 y 1525 se formaron tres campos socialmente representativos que traspasaban las fronteras territoriales: además del campo católico conservador, que contaba con el apoyo de los príncipes eclesiásticos, una parte de los príncipes seculares, la nobleza más rica, los prelados y el patriciado urbano, se juntaron los «elementos propietarios de la oposición», la masa de la baja nobleza, la burguesía e incluso una parte de los príncipes seculares bajo la bandera de la reforma luterana burguesa moderada. Los campesinos y los plebeyos se unieron en el «partido revolucionario», cuyas reivindicaciones fueron expresadas con la mayor dureza por Thomas Müntzer.

 Traicionada en favor de los príncipes

 Lutero y Müntzer son, por tanto, los representantes centrales de sus respectivos partidos al estallar la Guerra de los Campesinos. Entre 1517 y 1525, Lutero recorrió una evolución que Engels compara con la de los «constitucionalistas» liberales alemanes que estuvieron a favor de una constitución después de 1846 y asumieron un papel de liderazgo, pero que muy pronto fueron superados por grupos más radicales. Lutero había representado inicialmente a la oposición urbana contra la Iglesia católica en un amplio frente y, en su lucha contra «toda la turba de la Sodoma romana», había utilizado un tono ciertamente marcial. Aunque este «primer fervor revolucionario» no duró mucho, «el rayo que había lanzado Lutero impactó con fuerza»: «Todo el pueblo alemán se puso en movimiento» (MEW 7, 348). A raíz de ello, se formaron dos grupos principales: el «moderado», aquel que quería romper con el poder de Roma y del propio clero, y aquel que entendía los llamamientos de Lutero como una señal de lucha contra toda forma de opresión.

 Lutero tuvo que tomar una decisión y finalmente, en su escrito «A la nobleza de la nación alemana» de 1520, abogó por un transcurso pacífico y la resistencia pasiva. Con ello, se convirtió en el representante declarado de la reforma burguesa, cuyas perspectivas de éxito a nivel nacional eran grandes. Cuando comenzaron las primeras revueltas campesinas, sobre todo en las zonas predominantemente católicas, Lutero intentó primero mediar y, por ejemplo, responsabilizó a los gobiernos respectivos de los «abusos», pero también condenó cualquier forma de rebelión como «impía». Cuando, a pesar de estas bienintencionadas propuestas de mediación, las revueltas continuaron extendiéndose y se propagaron también a las zonas dominadas por príncipes o ciudades luteranas, Lutero cambió de rumbo: Los ataques contra Roma cesaron y Lutero se lanzó contra las «bandas de campesinos asesinos y saqueadores», a las que había que «aplastar, estrangular y apuñalar, igual como se mata a golpes a un perro rabioso». No había lugar para la misericordia. «Roguemos por que obedezcan; si no, no habrá mucha compasión» (MEW 7, 350). Si la traducción de la Biblia de Lutero había servido a los campesinos como herramienta contra la jerarquía feudal eclesiástica y secular, ahora Lutero buscaba utilizar la Biblia para sancionar la autoridad y la servidumbre. La Reforma había sido, como constata Engels, «traicionada en favor de los príncipes».

 El ideal en esta vida

 El adversario de Lutero es el revolucionario plebeyo Thomas Müntzer, cuyo año de nacimiento Engels sitúa en 1498, mientras que hoy día se considera mayormente que fue en 1489. Müntzer mantuvo el tono marcial hacia la jerarquía feudal católica que Lutero había adoptado en su etapa inicial, e incluso reforzó aún más esta tendencia influido por los escritos de místicos medievales y los escritos milenaristas que profetizaban un juicio final contra la Iglesia degenerada. Müntzer, que durante años ejerció como predicador en diferentes ciudades, comenzó a reformar el culto, por ejemplo, suprimiendo el latín en los servicios religiosos y haciendo que se leyera la Biblia en alemán en la mayor medida posible. Esto le valió una amplia aceptación. En lugar de optar por un debate tranquilo o un progreso pacífico, Müntzer continuó con los discursos amenazantes de los primeros tiempos de Lutero y llamó, por ejemplo, a los príncipes sajones a intervenir armados contra el clero romano. Había que «arrancar la mala hierba del viñedo de Dios» y «romper los altares de los idólatras»; había que hacer añicos sus imágenes y quemarlas (MEW 7, 352).

 Müntzer pronto apareció como un agitador político que no solo atacaba el catolicismo, sino también el cristianismo, o lo redefinía, por ejemplo, poniendo en duda la revelación de la Biblia y viendo en su lugar a la razón como la verdadera revelación, la expresión del Espíritu Santo. A través de una fe entendida de esta manera, el ser humano se deifica y alcanza la felicidad. El cielo no era algo del más allá, sino un estado ideal que debía buscarse en esta vida. Cristo había sido un hombre como todos nosotros; la Eucaristía se entendía como una comida conmemorativa sin ningún misticismo. Sin embargo, estas ideas heréticas se seguían expresando todavía en el lenguaje teológico al que su público estaba habituado.

 La concepción religiosa se correspondía finalmente con la política: el reino de Dios debía establecerse devolviendo a la Iglesia a sus orígenes. Müntzer entendía por reino de Dios un estado de la sociedad basado en la igualdad. Para ello era necesario establecer una alianza que garantizara dicha igualdad y, en caso necesario, la impusiera por la fuerza de las armas. Müntzer se centró en su comunidad de Allstedt, pero al mismo tiempo envió numerosas cartas y estableció contactos por toda Alemania. Describió el «poder de la espada» como autodefensa en una sociedad que sancionaba el robo y el pillaje, que consideraba «propiedad suya a todas las criaturas» y al mismo tiempo exigía a los pobres renuncia y abstinencia.

 La ruptura con la reforma de Lutero ya se había consumado hacía tiempo. No se llegó a ninguna disputa entre ambos. Ridiculizado por Müntzer como «la mansa carne que vive en Wittenberg», Lutero se declaró abiertamente enemigo de Müntzer y de su «espíritu insurrecto» en 1524, llegando incluso a demonizarlo como «Satanás». Müntzer, expulsado de Turingia, extendió su influencia a otras zonas, como Núremberg, Franconia y hasta en Alsacia, donde su influencia fue considerable en las revueltas que estallaron en 1525. Engels no vuelve a mencionar a Müntzer hasta el último capítulo de su estudio.

 Que «La guerra de los campesinos alemanes» anteponga el enfrentamiento entre Lutero y Müntzer tiene una buena razón. Engels pone así de manifiesto los frentes ideológicos de aquellos años, que a su vez tenían su causa en los abusos sociales, políticos y clericales, concretamente en la enorme carga que soportaban los campesinos, que, como «animales de carga» de la sociedad, apenas podían hacerse oír, y, por otra parte, en el papel justificador que asumía el cristianismo. La controversia entre Lutero y Müntzer, que muy pronto se extendió a cuestiones fundamentales, también pone de manifiesto la creciente intensidad con la que se luchaba por el futuro de la sociedad y del cristianismo. Al tratarse de posiciones ideológicas, las emociones también se intensificaron. Además, gracias a los panfletos publicados rápidamente y a los contactos personales de los adversarios, casi todos los estratos de la población se vieron involucrados en los debates por primera vez. El segundo capítulo de «La guerra de los campesinos» muestra que ya antes de 1525 hubo intentos de rebelión con un barniz religioso. También participaron en la Guerra de los Campesinos parte de la nobleza, que quería aprovechar la oportunidad para imponerse a los príncipes, pero, como subraya Engels, renunciaron a una posible alianza con los campesinos rebeldes, a quienes habrían tenido que sacrificar sus privilegios.

 Engels dedica dos capítulos a los verdaderos enfrentamientos bélicos del año 1525, basándose en la descripción en tres volúmenes de Wilhelm Zimmermann, dedicados a las luchas en Suabia y Algovia, así como el enfrentamiento decisivo en Turingia. En Suabia, el tono ideológicamente acalorado disminuyó en ocasiones: aquí, los campesinos, que se unieron por miles y establecieron conexiones suprarregionales, a menudo intentaron negociar con los representantes de la jerarquía feudal secular y eclesiástica para obtener alivios concretos, pero una y otra vez se encontraron con que solo se accedía en apariencia a atender sus demandas, que en su mayoría consistían en la retirada de cargas impositivas u otras medidas represivas, para luego, a la primera oportunidad, eliminar militarmente a los campesinos. La crueldad terrorista con la que se procedió tenía como objetivo servir de escarmiento.

 Una derrota de largo alcance

 El sexto capítulo de «La guerra de los campesinos» está dedicado nuevamente a Müntzer, quien desde finales de febrero o principios de marzo se encontraba en la ciudad imperial libre de Mühlhausen, uno de los centros del movimiento, con el fin de influir desde allí en el norte de Alemania. Aquí, aún antes de los levantamientos en el sur de Alemania, se produjo la caída del antiguo consejo patricio y la instauración de un nuevo «consejo eterno», cuyo presidente fue Müntzer. Sin embargo, Engels subraya inmediatamente lo precario y problemático, incluso trágico, de semejante toma del poder. «Lo peor que le puede pasar al líder de un partido extremista es verse obligado a asumir el gobierno cuando el movimiento aún no está maduro para el dominio de la clase a la que representa». A pesar de su considerable influencia, Müntzer solo podía apoyarse en determinados estratos sociales, que además siempre eran minoritarios. Esto limitaba de manera decisiva su margen de maniobra: «Lo que puede hacer no depende de su voluntad, sino de la magnitud a la que se ha llevado el antagonismo entre las diferentes clases. Lo que debe hacer, lo que su propio partido le exige, no depende de él (...) está ligado a las doctrinas y demandas que se deducen de una mayor o menor comprensión de los resultados generales del movimiento social y político» (MEW 7, 400).

 En esta fase, Müntzer solo podía contar con el apoyo de las clases marginales urbanas o plebeyas, que estaban muy lejos de poder provocar una transformación de toda la sociedad. Sin una amplia alianza, Müntzer también era impotente desde el punto de vista militar. Cuando en mayo de 1525 los príncipes se unieron en Turingia para proceder contra Mühlhausen, a Müntzer solo le quedó una desesperada maniobra defensiva contra las tropas que avanzaban con cañones y rompían sin escrúpulos el alto el fuego acordado. Müntzer fue capturado, torturado y decapitado, Mühlhausen fue tomada y perdió su estatus de ciudad libre del imperio.

 Tras amainar los últimos intentos de rebelión, la guerra de los campesinos alemanes terminó con una derrota que tuvo repercusiones durante mucho tiempo, el castigo de los campesinos y un endurecimiento de los impuestos. Las guerras de religión que siguieron y la Guerra de los Treinta Años tendrían consecuencias aún más catastróficas. Los ganadores fueron, en todos los casos, los príncipes, que ampliaron su poder y aseguraron una mayor fragmentación del país. Pero precisamente esta fragmentación o aislamiento —según la enseñanza que Engels aplica a la situación de 1850— debe superarse mediante la formación de alianzas, con el fin de crear así las mayorías necesarias para una transformación de la sociedad.

Jürgen Pelzer

es un académico, filósofo y germanista alemán, estudioso de la cultura y la literatura. Colabora con el diario alemán jungeWelt

Fuente:

https://www.jungewelt.de/artikel/500775.marxismus-lehrst%C3%BCck-bauernkrieg.html

 

 Traducción: Jaume Raventós.

https://sinpermiso.info/textos/una-leccion-de-materialismo-historico-engels-y-la-guerra-de-los-campesinos-alemanes