jueves, 21 de septiembre de 2017

El independentismo toma las calles .

 

PULSIÓN SOBERANISTA / Fuerte reacción social a las detenciones a miembros del Govern y registros en instituciones catalanas
El independentismo tomas las calles.

SATO DÍAZ  

20/9/2017 
 
   


MANIFESTANTES CORTES CALLES CONSELLERIAS REGISTRADAS
Miles de ciudadanos, partidarios del independentismo, se manifiestan por los registros de la Guardia Civil en la Rambla Catalunya donde se encuentra la Consellería de Economía. / Alejandro García (Efe)
BARCELONA.- “Avui comença la nostra independència (Hoy comienza nuestra independencia)”, uno de los gritos más repetidos en las miles de personas que abarrotan hoy el centro de Barcelona. El independentismo ha tomado las calles de ciudades de toda Catalunya. “Si no podemos llevar a cabo el referéndum hay que proclamar unilateralmente la República Catalana”, asegura con firmeza Lluis, 50 años, ataviado con la camiseta amarilla de la Diada. La intersección entre la Rambla de Catalunya y la Gran Vía de la capital catalana congrega a una multitud. La Consellería de Economía, dirigida por el vicepresident de la Generalitat, Oriol Junqueras, está siendo registrada por la Guardia Civil.
Las 13 detenciones llevadas a cabo esta mañana a miembros del Govern, el núcleo duro de la organización del referéndum del 1-O, han indignado a la sociedad catalana. Líderes políticos de un amplio espectro de organizaciones han condenado las detenciones, los sindicatos llaman a tomar las calles y movilizarse, los estudiantes y profesores de las universidades interrumpen las clases y se unen a la protesta. Es un día histórico. Al Gobierno español se le puede ir de las manos.
“Hoy ya es el 1-O, hoy es el referéndum, tenemos que defender la democracia”, comenta Rosa, que porta la bandera estelada atada a la espalda. “No queremos ser una nación de España, no queremos ser un país ocupado, queremos la independencia, queremos Països Catalans”, traduce Pere, uno de los cánticos, a un compañero suyo. El centro de Barcelona es un caos, está colapsado. Grupos de universitarios han bajado por la Avenida Diagonal en dirección a la Rambla de Catalunya desde la Zona Universitaria cortando el tráfico. CCOO se ha concentrado en las puertas de su sede y corta el tráfico de Vía Laietana. En la Plaza de Sant Jaume, centenares arropan al Govern reunido en el interior del Palau de la Generalitat. Carles Puigdemont no ha dudado en referirse al Gobierno como “autoritario”. Enfrente, en el Ayuntamiento, Ada Colau llama a la movilización y ofrece el Consistorio para todo lo que necesite El Govern.
Si decíamos ayer que la campaña por el 1-O tenía tintes que resuenan a 15M, hoy Barcelona parece haber retornado a la primavera del 2011, concentraciones convocadas por redes sociales surgen, espontáneamente, en distintos puntos de la ciudad. Y de toda Catalunya. Los taxistas explican que tienen que renunciar a servicios y clientes pues el centro de la ciudad es inmanejable. “Queremos votar, y votaremos, la represión del Estado sólo alimenta más nuestras ansias de democracia”, explica Ramón, a cuartopoder.es. Democracia, esa es la pelea, más allá de la independencia. Las entidades independentistas ANC y Òmnium Cultural convocan concentraciones y movilizaciones para los próximos días. Los helicópteros que sobrevuelan la ciudad marcan un solemne compás. El Gobierno atraca un crucero en el Puerto de Barcelona donde alojará a los policías que se desplazarán en los próximos días a Catalunya para parar el referéndum.

sedecup
Concentración en la puerta de la sede nacional de la CUP para evitar el registro policial. / CUP (Twitter)
El Gobierno del PP ha perdido el pulso en Catalunya, ha perdido la disputa del relato, la desconexión catalana es real, es social, con respecto a este Gobierno del PP, a las instituciones del Estado. La desconexión va más allá de las leyes aprobadas en el Parlament hace casi dos semanas, las calles catalanas rugen. Ante la falta de iniciativa política de Mariano Rajoy, ante la incapacidad de afrontar la situación en Catalunya, mano dura. Una lectura represiva de la ley. Y ante la mano dura, el pueblo catalán sale a la calle. Como en tantas ocasiones a lo largo de la historia. La campaña por el ‘sí’ se desplaza a las calles, a las manifestaciones, a las concentraciones. Los partidos independentistas se convierten en objetos que cuidar por la sociedad. La solidaridad les supera. Podem ofrece su sede a los concentrados en la cercana sede de la CUP –que también está rodeada por policías nacionales– por si alguien necesita cargar los móviles, ir al baño, descansar. Los registros van para largo, parece.
Un grupo de jóvenes empapela una pared de carteles que llaman a “votar sin miedo” el próximo 1-O. “Lo único que conozco de España es su represión”, comenta un joven, Adrià, que baja la Rambla de Catalunya a todo trapo. “La Policía Nacional quiere entrar a la sede de la CUP”, explica. Se dirige hacia allá, lleva una bandera estelada de la izquierda independentista. Núria tiene cerca de 70 años: “El comportamiento de España es tan parecido a lo que yo veía en el Franquismo… No nos queda más opción que irnos de este país, te lo dice una andaluza, nunca he sido independentista”. “Unas leyes que no nos permiten algo tan simple como votar no nos representan”, añade Pep, 46 años, que lleva una chapa del PDeCat en la solapa.
En la calle Casp se encuentra la sede nacional de la CUP. La Policía Nacional quiere entrar para registarla. No tiene orden judicial, tienen que esperar, parece que llegará pronto. Los trabajadores de la organización anticapitalista aseguraban esta mañana que si entraban los agentes harían resistencia pasiva, bloquearían el paso de los agentes, a peso muerto se dejarían caer, los policías tendrían que arrastrarles y apartarles si quieren pasar. Pronto centenares de simpatizantes han ido a proteger la sede. Llama la atención la rápida reacción de la ciudadanía catalana que esta mañana se ha movilizado por distintas ciudades.
Los militantes de la CUP han sacado a la calle el material que pretendían requisar los policías. Carteles, folletos… Los han repartido entre los concentrados en las puertas de la sede, los muestran orgullosos a la Policía Nacional. Ahora esperan bailando, resistiendo en la puerta, bloqueando el paso de las fuerzas de seguridad. “Si no se puede bailar, no es nuestra revolución”, aseguran. “Fora les forçes d’ocupació (Fuera las fuerzas de ocupación)”, gritan hacia las lecheras.
El pulso se traslada a las calles. El enfrentamiento entre Gobierno y Govern, entre la Justicia y Policía y los políticos independentistas, cambia de escenario. Quedan 10 días para el 1-O. ¿Podrá el Gobierno silenciar una sociedad tan altamente movilizada como la catalana? ¿Conseguirán los independentistas mantener la movilización pacífica, salvo raras excepciones, durante tanto tiempo? Concentraciones de solidaridad se van convocando en otros puntos del Estado, Madrid, capitales andaluzas, Euskadi… Ya hay concentraciones en más de 40 ciudades. “Queremos votar”, corean los concentrados en la Conselleria de Economía. Esto, cada vez se parece más al 15M. Algunos hablan, con sorna, de que, si se alarga la situación, habrá que acampar…

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