lunes, 1 de mayo de 2017

Espectros del fascismo. El postfascismo.

Espectros del fascismo. Pensar las derechas radicales en el siglo XXI

 

  Traverso, Enzo

Traverso, Enzo . Historiador italiano. Fue profesor de Ciencias Políticas en la Universidad Jules Verne de Picardía, Francia, y miembro del Centre National de la Recherche Scientifique (CNRS). Es actualmente profesor en la Universidad de Cornell (EE.UU.). Entre sus temas de investigación centrales se encuentran la historia intelectual europea y las ideas políticas durante la primera mitad del siglo XX y en el contexto internacional contemporáneo. Es autor de un brillante libro sobre Kracauer: Siegfried Kracauer. Itinerario de un intelectual nómada (publ. en castellano en 1998). Entre sus libros más recientes aparecidos en castellano se encuentran: La violencia nazi, una genealogía europea (2003), Los judíos y Alemania: ensayos sobre la “simbiosis judío-alemana” (2005), El pasado, instrucciones de uso: historia, memoria, política (2007), A sangre y fuego. De la guerra civil europea (1914 - 1945) (2009), El final de la modernidad judía: historia de un giro conservador (2014).

El fascismo está regreso. A decir verdad, jamás dejó de interesar a los historiadores o de nutrir sus controversias; pero, desde hace algún tiempo, reaparece con insistencia en los debates públicos. Resurge a veces espontáneamente, como una suerte de facilidad semántica, cuando no sabemos cómo denominar realidades nuevas, inesperadas y sobre todo inquietantes. Se designa con ese término ya sea el ascenso de las derechas radicales un poco por todas partes en la Unión Europea, ya la Rusia de Putin y las facciones que se enfrenta en Ucrania, ya el “califato” que Daech intenta edificar en Iraq y en Siria, ya, finalmente, los actos terroristas de comienzos de 2015 en Francia, Túnez o Kenia. En Francia, en particular, todo el mundo denuncia o evoca el “fascismo” de Marine Le Pen a Manuel Valls, hasta a Alain Badiou y otros intelectuales de izquierda, en una cacofonía desconcertante. ¿Estamos seguros de que el uso indiscriminado de un concepto tal nos ayuda en verdad a comprender fenómenos tan obviamente diferentes entre sí? Mucho más que para analizarlos, la apelación a la noción de fascismo sirve para estigmatizarlos, según una tendencia –tan típica de nuestra época– a transformar la moral en categoría cognitiva. Ahora bien, el regreso del “fascismo” vuelve necesario y urgente distinguir bien las realidades que dicha noción abarca.
Aquello que, entretanto, merece una atención muy particular es el ascenso de las derechas radicales, uno de los aspectos más distintivos de la actual crisis europea. A pesar de su heterogeneidad y de sus divisiones, que no han permitido la creación de un grupo parlamentario común en Bruselas, ellas comparten ciertos rasgos –racismo, xenofobia, nacionalismo– que perfilan una tendencia general. En esta vasta nebulosa, una línea divisoria separa a los viejos miembros de la Unión Europea de los nuevos, salidos del antiguo bloque soviético. En estos últimos, el viraje de 1989 creó condiciones favorables para un renacimiento de los nacionalismos de preguerra, fascistoides, anticomunistas y antisemitas. Haciendo alarde de su voluntad de restituir a esos países una conciencia nacional reprimida durante cuatro decenios de hibernación soviética, todos gozan de una cierta legitimidad en el seno de la opinión. En Ucrania, un país atravesado por las nuevas fronteras geopolíticas que separan a Rusia de Occidente, hemos asistido a la reaparición espectacular de formaciones abiertamente neonazis. En el Oeste, entretanto, el epicentro de esta crisis europea se encuentra en Francia, donde el Frente Nacional domina el paisaje político. Como el Viejo Mundo no había conocido un ascenso semejante de las derechas radicales desde la década de 1930, esto despierta en todas partes la memoria de los años oscuros.

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